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Actualmente, la violencia es uno de los problemas sociales que más afecta a los
seres humanos sin distinción de país, de raza, de sexo, de edad, de capas o clases
sociales y se constituye en un escollo de significativa trascendencia que tiene que ser
considerado en cualquier intento serio de mejoramiento de la sociedad y, ello atañe,
en primera instancia, a la labor de las instituciones que tienen el encargo social de
conducir y materializar las acciones encaminadas a garantizar la preparación de los
ciudadanos para vivir y colaborar con sus congéneres en un clima psicológico
distendido, de respeto mutuo, donde no encuentren espacio los comportamientos que
resulten lesivos para el otro o el entorno.
La importancia del maltrato es tal que todas las sociedades tienen explícitamente
consignado en sus respectivos códigos penales la definición y tipificación del delito de
violencia en sus dos formas habituales de manifestación entre las personas: la física y
la psicológica.
Desde tiempos remotos, los hechos de crueldad para con los menores han suscitado
el repudio de las diferentes sociedades hacia los victimarios vinculados con esta
repudiable acción. Se cita que ya en el Código de los Hammurabi (2000 años antes
de Cristo) se sancionaba a la nodriza que dejaba morir en sus brazos a un lactante, y
dicha sanción consistía en la pena de muerte.
Por su parte las acciones de índole objetiva están relacionadas con la forma de
"educar" a los hijos, especialmente las que se refieren a la forma de mantener la
disciplina, la manera de sancionar las faltas, el modo de expresar el afecto, hasta
donde se permite la independencia y la aceptación de la individualidad, pues la
cultura va a influir en los niños a través de la familia, la cual puede contribuir de
manera importante al bienestar, la felicidad y la salud de ellos.
Se dice que un porcentaje muy alto de padres maltratadores fueron a su vez niños
maltratados pero cuando se profundizan en estos adultos en su niñez el maltrato no
les gustó y quedan huellas y daños en muchos casos profundos y dolorosos difíciles
de sanar, aunque también puede ocurrir que la consideren una forma lastimosa de
corregir y no necesariamente maltraten.
Se puede afirmar y tener la seguridad de que lo egresados de esas escuelas, los hijos
de ese hogar , luego de incorporarse como trabajadores activos a cada uno de sus
diferentes oficios y / o profesiones, sabrán manifestar las convicciones formadas y
pondrán en práctica los conocimientos, aptitudes y actitudes adquiridos sobre el
manejo de la violencia y así tendremos hogares, vecindarios, escuelas y un país mas
seguro Julio 2006.