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EL SÍNDROME DEL PRODUCTO TERMINADO

Desgraciadamente, a los seres humanos nos ataca el Síndrome del producto terminado, el
cual consiste en creer que todo lo sabemos y que ya nada tenemos que aprender y, al
igual que un producto terminado, por muy perfecto que este sea, nada más le falta ser
consumido para terminar así su razón de ser.

En forma similar, el ser humano que considera que a sí mismo ya nada se le puede
agregar, está listo para ser empacado en su estuche de lujo y ser despedido en forma
solemne en el cementerio de preferencia.

La gran capacidad para cambiar es la primera lección por aprender, ya que renunciar al
cambio, es renunciar a ser mejores, por lo tanto, tenemos que ser ante todo aprendices
por excelencia, haciendo de nuestro entorno un medio de capacitación permanente, que
nos permita crecer en forma constante hasta el fin de nuestra existencia con la humildad y
la autoestima suficiente, para valorarse a uno mismo y, al mismo tiempo, subordinarse a
fines y principios superiores.

“HAY QUE SER APRENDICES POR EXCELENCIA”.

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