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Resumen del libro:

“Cuenta Salada”
Autor: Suso De Toro

Taller de Lectura & Redacción


Segundo Semestre
MCES. Antero José Rodríguez Bárcena
Presenta:
Yunuen Citlali Tlapalamatl García

Morelia, Michoacán
Viernes, 4 de marzo de 2011

1
Cuenta saldada está narrada en primera persona por una adolescente de 17 años
llamada Catalina. El padre de Catalina, gestor de profesión, se ha suicidado, al menos eso es lo
que se intuye de las extrañas circunstancias de su muerte;

“(...) Ahora que estaba muerto, había días en los que tenía ganas de verlo y hablarle (…)”

(Toro Suso, 1996, pág. 10)

Mi madre a los cinco días ya había empezado a sacar de casa su ropa y sus cosas y dijo:
Ya no aguanto más, tengo que sacar todo esto de aquí, Yo quise ayudarla a meter y a
empaquetar en cajas de cartón, pero no me dejó. Supongo que tenía más razones ella, así que
la dejé allí guardando ropa con los ojos enrojecidos. Entiendo juntos habían comprado el piso
y el apartamento de la plata y juntos me hicieron a mí y a todas esas cosas. Por eso digo que;

“(…) Tuvo que ser muy duro para ella, sobre todo el asunto de suicidarse y tal. Vaya golpe (…)”

(Suso de Toro, 1996, pág.11).

Pero de igual manera para mí también fue duro, como a todo mundo le puede
llegar a pasar este tipo de cosas. El caso es que;

“(…) Yo acababa de aprender que cualquier persona podría pasar por este tipos de
cosas, y también los padres, se pueden morir a cualquier edad, estas cosas de la vida
son duras que proceden a dolor (…)” (Suso de Toro, 1996, pag.12)

Después fui a la gestoría, entre y subí despacito las escaleras de madera que
desprendían un mal olor. Entre y encendí la luz, todo estaba en silencio, ya estaba
cerrando la puerta cuando se abrió la puerta del piso de arriba y oí una voz. Era el
viejo Don Elías y ya después que se acerca y me dice dile a tu madre que no hemos
podido ir al funeral, porque mi mujer está enferma y me he tenido que quedar con ella
pero sale mi más sentido pésame en este trance dolor. Solo al último me dice:

“(…) Y no estés triste, piensa que tu padre, allá en donde esté, seguirá queriéndote y
velando por ti (…)” (Suso de Toro, 1996, pág.18).

Entre nuevamente en el portal, con miedo empujé la puerta y se abrió sin


resistencia ni ruido, esperé fuera. Nada ni nadie, entre y vi una cara asustada reflejada
en el cristal del título enmarcado de mi padre, dejé la puerta abierta, me asome al
despacho y todo estaba totalmente inmóvil, llegue a la pantalla y estaba escrito, Hola,
Catalina. Soy tu papá. Era cierto no era imaginaciones mías, estaba allí dentro, miré a
mi alrededor. Entonces era dentro del ordenador y apareció en la pantalla;

“(…) No tengas miedo, sigo queriéndote, solo quiero hablar contigo (…)”

(Suso de Toro, 1996, pàg.24)

2
Regrese confusa y avergonzada al despacho, miré la pantalla sin decir nada, y
se volvió a escribir en la pantalla. Yo me reí, aún sentía vergüenza, pero me decía;

“(…) Es normal, a mí me habría pasado lo mismo si se llaga a aparecer el fantasma de


mi padre (…)” (Suso de Toro, 1996, pág. 25)

Ahora vuelvo- dije llorando…

Volví al despacho recomponiendo la figura y me senté de nuevo frente a la


pantalla y empezamos a tener una plática mutua sobre cómo habían sucedido las
cosas y me confesó realmente lo que había pasado y me dijo;

“(…) Unos clientes y compañeros de trabajo me mataron por una pérdida de dinero,
tuvimos unas diferencias acerca de la gestión de unos asuntos. Él perdió el control y
me golpeó con el cenicero (…)” (Suso de Toro, 1996, pág. 26)

Después tuve de nuevo una pequeña confusión, de las pláticas que habíamos
tenido creo yo que esto que me dijo aunque estuviera lejos de mí lo tengo muy
presente porque quiso estar bien conmigo nunca olvidaré sus palabras y creo que más
esto que me dijo;

“(…) Sigo aquí, Creo que ahora más que antes. Antes me presente yo, pero ahora me
has llamado tú. No me mires con la boca abierta, no sé cuánto durará esto.
Escúchame, deja que te explique, yo no soy un estafador, yo quería devolver el dinero
con los intereses al terminar la operación. No quiero que pienses mal de mí. Lo más
importante para mí es que me recuerdes con cariño. Yo te he querido mucho y he
querido siempre ser un buen padre para ti (…)” (Suso de Toro, 1996, pág.31)

El fantasma de mi padre era extrañamente tranquilo. Se movía poco a y


pausadamente, sin todos aquellos gestos con los que había acompañado en vida sus
ocupaciones, pero aun así me decía que tenía muchas cosas más por contarme, pero
aun así unas no entendía porque las llego hacer y me pregunte ¿Para qué iba a discutir
con él? La muerte no lo había cambiado en eso, no me escuchaba. Al poco rato me
hablo y me dijo: Óyeme. Ya sé que estarás pensando que soy un pesado y que no te
escucho. Pero no he sido en vida el buen padre que tenía que haber sido. Hay cosas
Que no habría hecho o habría dejado resueltas de otro modo. – eso si me quedo muy
claro-… Pero me menciono algo que si me conmovió;

“(…) Tú eres la persona a quien más he querido siempre, mi preferida. Y ahora quiero
compensar eso un poco, del gran cariño que nos teníamos y que quizás alguna vez deje
perder (…)” (Suso de Toro, 1996, pág. 33)

3
Luego el fantasma me explica donde hay una gran cantidad de dinero
escondido, pero que una parte será para mí y otra para Germán, pero yo quiero ir mas
allá pues siento que necesito vengarme de mi padre de todo lo que nos había ocultado
a mí y a mí madre, la verdad es que estoy llena de ira y frustración

“(…) Ira contra los asesinos se mi padre, de la forma en que lo había matado y
frustración por no atreverme hacer nada de lo que me decía él (…)” (Suso de Toro,
1996, pag.35)

Allí estaba el coche de papá. Unas de sus grandes ilusiones infantiles. Mamá ya había
comentado algo de verlo, pero quizá pudiese quedarme yo con él sí la conseguía
convencer, pero de pronto algo camino por mi mente;

“(…) Sentí remordimientos inmediatamente, me sentí una miserable por pensar en


aprovecharme de la muerte de mi padre. Qué boba, me dije después, era normal, no
iba a quedarse allí parado toda la vida (…)” (Suso de Toro, 1996, pág.43)

Llegaron a mencionarme de un hermano que tenía, pues lo conocí, pero al último tuve
una mala impresión de él, lo fui conociendo poco a poco pero al fin de cuentas me
defraudo. Me dijo que no era su hermana, acaso nos parecemos en algo, y si era la
verdad no era de esa forma, en ese instante le conteste por igual a mi tía que fue la
que me mintió, mostraba una mueca cínica que me molestaba, pero al fin yo le
conteste y le dije:

“(…) En esta vida hay que pagar por todo (…) “(Suso de Toro, 1996, pág. 62)

Pues después me puse a investigar sobre el caso de mi padre, ya había pasado por
muchas cosas pero aun no sabía como había ocurrido ese suceso de mi padre. Dentro
de todo esto que había estado pasando me dijeron hay muchas cosas que no acabo de
entender, resulta todo muy raro. ¿Cómo sabes que tu padre no se mató? ¿Cómo sabes
que lo mataron? ¡Hey! Déjame leer ese papel en el que dice que tiene miedo a que lo
maten. Realmente tenía razón, lo raro era que hubiese aceptado llegar hasta allí;

“(…) El problema era cómo podía contarle que todo arrancaba de que se me había
aparecido mi padre muerto (…)” (Suso de Toro, 1996, pág.77)

Un día me desperté con dificultad, al abrir los ojos me cegó la luz del sol a través del
cristal. Estaba sudando de calor. Estábamos en el coche de mi padre. Después de todo,
había hecho bien en despertarme, pero me puse a pensar y dije;

“(…) Es cierto que tengo mal despertar, como mi madre, pero todo por aquello que
sucedió, siento que fue una experiencia más en vida pero sobre todo una gran
desgracia, que poco a poco aprenderé de ello (…)” (Suso de Toro, 1997, pág. 133

4
Fuimos a nuestro apartamento que por cierto no me gustaba ir, era un lugar
muy caótico en parte porque los habitantes de las ciudades de las ciudades lo
habíamos ocupado, el resto era mérito de los de allí. Me preguntaba ¿Dónde estaría
ahora mi padre? ¿Seguiría estando de algún modo en su despacho? ¿O habría
desaparecido? Por eso;

“(…) Llegue a sentí mucha pena por él, me lo imaginé perdido en alguna inmensidad.
Para siempre. Quién sabe, a lo mejor estaba bien, incluso mejor que antes. La verdad
es que yo ya sabía cómo era, pero no había querido verlo hasta ahora, y no lo niego lo
extraño demasiado (…)” (Suso de Toro, 1997, pág.142)

Llegue abrir un libro, simulando concentración en la lectura y disimulando los


nervios que me retorcían el estómago y las tripas, y después de lo que leí me di cuenta
de muchas las cuales estaban pasando por mi vida y que son verdad. Leí lo que salió al
paso de una hija cualquiera:

“(…) La conciencia nos hace cobardes. Y así, el color original de la decisión de diluye
con la esencia pálida del pensamiento, y las empresas de gran aliento e ímpetu
tuercen así su curso y pierden el nombre de acción (…)” (Suso de Toro, 1997, pág.144)

Un día una persona apareció de repente, quien fue uno de los presuntos
sospechosos oh mejor dicho una de las personas que se consideraba como asesino de
mi padre, pero no negó que él no fue el que le hizo daño. Si acepto estar allí pero
nunca le toco le toco ningún pelo, discutí con él. Me saco de onda lo que me dijo;

“(…) Tu padre no era ningún santo0. Tu padre le echó la mano al dinero que no era
suyo, era un poquito ladrón (…)”

Estaba muerta de miedo esa vez que un hombre apareció de repente y lo


alcance a ver cuando mostro el arma con el que supuestamente había matado a mi
padre. Yo estaba muerta de miedo. Después existió pánico a aquellos hombres, que
con seguridad;

“(…) Eran asesinos con seguridad, se hizo dueño de mi y perdí el control sobre mi
cuerpo, al saber que tenían el arma en sus mano. Se me cortaron las tripas y una
humedad cálida inundó mis bragas y una gran vergüenza me inundó toda (...)

(Suso de Toro, 1997, pág.167)

5
Bueno pues al final de todo Germán acaba matando a uno de los asesinos de
mi padre y ambos serán cómplices de otro asesinato, provocado por la mujer del
mafioso. En los periódicos salió una nota en las páginas locales informando de la
muerte de un conocido gestor de esta ciudad. El peligro que representaban aquellos
cables ya había sido denunciado por los vecinos.

Ayer hablé con mi mamá, quise que viera que yo lo animaba a vivir su vida,
quería liberarla del luto todo lo que pudiese. Mi padre está muerto y eso no tiene
vuelta de hoja. Ahora es un recuerdo que me queda;

“(…) Supongo que eso es la vida, que unos mueren y otros seguimos vivos. Vivir es
sobrevivir, es supervivencia (…)” (Suso de Toro, 1997, pág. 190)

Todo esto influye en la vida de cada quien y de cada persona.

http://es.answers.yahoo.com/question/index?qid=20101128115654AACkD31

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