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LA DONCELLA QUE ERA HERMANA DE 7 DIVES

1) INTRODUCCIÓN

Los dives son seres muy interesantes que pueden encontrarse en varios
países de Oriente. Son seres encantados que no poseen un tamaño o forma
específicos, existen con los más diversos disfraces. Pueden aparecer como
un hombre o una mujer, o pueden ser enormes, monstruosos como
inmensos gigantes, con dientes torcidos y puntiagudos, ojos muy grandes y
feroces y pueden tener garras en lugar de manos y pies.

2) COMIENZA LA HISTORIA

NARRADOR
Érase una vez en lo alto de una montaña, en el antiguo Irán, que moraba
una doncella que fue adoptada por siete dives que la encontraron un día en
la floresta cuando cazaban. La llevaron al castillo donde vivían y allí fue
criada por una vieja ama dive hasta que cumplió 17 años. Era el día de su
décimo séptimo aniversario y estaba tan hermosa como la más adorable
princesa de la tierra.

FÁTIMA
¡Ama, ama!. ¿Qué cosa es esa que viene subiendo por la colina en
dirección al castillo?. Nunca vi nada parecido en toda mi vida.

AMA DIVE
(mira también por la ventana y gritando) ¡Señorita Fátima!. Apártese de
esa ventana. Eso que está usted viendo es un ser humano y no debe hablar
con él porque sus siete hermanos se pondrán furiosos.

FÁTIMA
(decidida, le gustaba hacer las cosas a su manera) ¡Bobadas ama!. Voy a
abrir la ventana y le llamaré porque parece cansado. Tengo la certeza de
que está perdido y hambriento.

AMA DIVE
(aullar y aullar de rabia)
FÁTIMA
(sin prestar atención a la dive y con melodiosa voz) Entre en el castillo ser
humano para que pueda descansar y recuperar fuerzas comiendo y
bebiendo algo. Estoy sola pues mis hermanos estarán todo el día cazando.

NARRADOR
El extranjero era un príncipe llamado Nureddin, que había perdido su
caballo al pasear por los alrededores. Nureddin no pudo evitar quedarse
prendado de aquella hermosa joven que le invitaba desde lo alto del
castillo. La criada abrió las puertas y, media hora después, Nureddin se
encontraba sentado con Fátima comiendo uvas, queso y deliciosa halwa.

3) FÁTIMA Y NUREDDIN

NARRADOR
Fátima estaba encantada con el joven. Le hizo centenares de preguntas y él
le hablo del mundo que había más allá del castillo.

FÁTIMA
Necesito conocer todas esas maravillas. ¡Ah... si mis hermanos me dejasen
partir...!.

AMA DIVE
(reprendiendo) De ninguna forma mi joven ama Fátima. La señorita sabe
que mis señores nunca la dejarán partir del castillo, pues ellos son muy,
muy celosos y darían muerte a este humano si le vieran aquí.

FÁTIMA
(declarando, solemne) Entonces yo misma hallaré la manera de huir del
castillo. Así veré todas las maravillas del mundo descritas por este joven.

NARRADOR
El príncipe no cabía en sí de gozo y prometió a Fátima que la llevaría al
reino de su padre tan pronto él hubiera descansado de la jornada.

4) APARICIÓN DE LOS DIVES

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(se oyen gritos que vienen de la entrada y ladridos de perros mezclados
con relinchos de caballos)

AMA DIVE
(gritando) Oh, ser humano!. Escóndase en este arcón pues mis señores han
vuelto y lo harán pedazos en el momento en que lo vean.

NARRADOR
Aunque ella era un dive y normalmente detestase a los humanos, sabía que
a su joven ama le agradaba aquel joven y por eso quería ayudarlo.
Inmediatamente el príncipe entró en el arcón y Fátima lo cerró con mano
nerviosa. Apenas se hubo escondido, la puerta se abrió y los siete dives
irrumpieron en la sala.

DIVE UNO
(vociferando, barullo, risotadas, se descalzan, se quitan chalecos)
¡Hermana Fátima!, ¡hermana Fátima!, ¿qué tenemos para comer?.

DIVE DOS
¡Ama, tráiganos vino para beber. Estamos ardiendo de sed!.

NARRADOR
La vieja dive salió apresuradamente a cumplir la orden. Entretanto los
siervos conducían los caballos al establo y los perros se disputaban algunos
huesos en la cocina.
(De repente los dives, uno después de otro, comenzaron a olfatear con sus
enormes narices y gritaron enfurecidos):

DIVES TRES, CUATRO, CINCO SEIS Y SIETE


¡Un hombre, un hombre! ¡siento el olor de un hombre!.

NARRADOR
Fátima se puso pálida y su corazón latió violentamente. Dentro del arcón el
príncipe se removió inquieto y se cubrió con algunas ropas para no ser
descubierto.
DIVE UNO
Alguien estuvo aquí hermana Fátima ¿dónde está?.

NARRADOR
Todos los dives se levantaron y comenzaron a gritar furiosamente. Iniciaron
una febril búsqueda de un cuarto a otro, abriendo todas las puertas,
olfateando y bufando como bestias salvajes.

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5) LA ESCAPADA

NARRADOR
Estaban tan excitados que no se les ocurrió, en un primer momento, mirar
en el arcón y Fátima, aprovechando que estaban en otro rincón del castillo,
ayudó al príncipe a salir de él.

FÁTIMA
¡Deprisa, deprisa, voy a mostrarte un camino secreto para salir del castillo.
Si no huyes, mis hermanos te harán pedazos!.

NARRADOR
La noche estaba cayendo y se oía a los dives enfurecidos cómo estaban
revisando rincón por rincón todo el castillo. Fátima comenzó a sentir
miedo. Los dos corrieron con las manos cogidas en dirección al fogón y allí
ella le ayudó a entrar en la chimenea. Fátima le descubrió unos pequeños y
oscuros peldaños.

NUREDDIN
(susurrando) ¡Ven conmigo Fátima!, voy a liberarte de este terrible lugar.

NARRADOR
Ella asintió con la cabeza silenciosamente. Y así subieron por los
resbaladizos peldaños de piedra hasta que finalmente los recibió una noche
cargada de estrellas.

NUREDDIN
(con tono de urgencia) ¿Dónde están los caballos?.

NARRADOR
Fátima le condujo al establo. Silenciosamente, como dos sombras, se
deslizaron por detrás del castillo. Los criados de las caballerizas se
repartían los dineros de los robos del día y no vieron como un par de sus
mejores alazanes eran sacados de la cuadra por Nureddin.

Cuando estaban montados, el barullo dentro del castillo aumentó y los siete
dives vieron a la luz de la luna como huían los dos jóvenes galopando a
través de los enormes portalones de la entrada.

DIVE DOS
(rugiendo) ¡Detrás de ellos! ¡hay que traerlos vivos y los asaremos como a
dos pollos!.

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6) LA PERSECUCIÓN

NARRADOR
Los caballos galoparon como el viento, montaña abajo, como animales
encantados que eran. No obstante, muy pronto, vieron a los siete dives
montando caballos igualmente ligeros y fuertes.

DIVE TRES
¡Fátima vuelve. Te perdonaremos, pero déjanos matar a ese ser humano!.

NARRADOR
La joven asustada podía oírles gritando detrás de ellos y sabía que no
pasaría mucho tiempo para que los dives desenfrenados cayeran sobre
ellos. Entonces ella, hurgó en su bolso y encontró una semilla mágica de
enredadera, la arrojó por encima de su hombro izquierdo; en ese mismo
instante una enorme planicie de enredaderas surgió entre los dives y los
fugitivos. Los caballos de los dives ya no pudieron correr como antes, pues
las enredaderas se liaban entre sus patas y los atrasaban, pero al cabo de
media hora ya estaban otra vez muy cerca y Nureddin preguntó:

NUREDDIN
¡Fátima!, ¿qué vamos a hacer? tenemos que detenerlos pues estamos aún a
medio camino del reino de mi padre, al cual llegaremos al amanecer si
antes los dives no nos han alcanzado.

FÁTIMA
(bravura) ¡No tengas miedo!, creo que puedo hacer algo.

NARRADOR
Y arrojó por encima de su hombro una piña. Inmediatamente surgió un
increíble y tupido bosque de pinos y los fugitivos pudieron galopar sin ser
vistos.

Los intrépidos alazanes los llevaban cada vez más próximos a las tierras del
príncipe. Fátima, con los cabellos flotando al viento, comenzaba a sentirse
a salvo cuando el príncipe miró hacia atrás y gritó:

NUREDDIN
¡Ah! Nos alcanzan una vez más. Nos cogerán dentro de poco a menos que
algo los detenga...

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NARRADOR
Fátima rebuscó en su bolso sin preocuparse de las riendas del caballo. Ya
se caía de desesperación cuando sus dedos se cerraron sobre un grano de
sal en un rinconcito de su bolso. Lo arrojó hacia atrás e inmediatamente un
espumoso e inmenso mar surgió detrás de los cascos de su caballo y en él
cayeron los dives y sus caballos ahogándose, pues lo dives no nadan bien
en agua salada.

7) NASHAPUR

NARRADOR
Fátima y Nureddin cabalgaron un poco más y cuando el día estaba
naciendo llegaron a la bella ciudad de Nashapur. Allí el palacio real
brillaba con esplendor de oro y turquesa, con pavos reales en las alamedas
del jardín exhibiendo llenos de pompa sus espléndidas plumas abiertas en
abanico. Entonces los soldados de las murallas, viendo al príncipe
aproximándose, hicieron sonar sus trompetas de plata incrustadas de raras
piedras preciosas.

Fátima fue recibida como una princesa, lo que de hecho fue al casarse con
el príncipe en una espléndida fiesta que duró siete días y siete noches.

8) EPÍLOGO

Los caballos encantados que los llevaron hasta allí desaparecieron cuando
la luna estaba llena. Ellos sabían que su joven ama era, a pesar de todo, un
ser humano, y preferían vivir al servicio de los dives, pues esta es la ley
mágica establecida cuando el mundo comenzó a través de Salomón, rey de
los magos y de las bestias encantadas, sobre quien sea la paz.

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