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cuarto de estudio

el fondo importa

¿Qué quiso decir Fellini?


A diferencia de los surrealistas, Federico Fellini prefería apar-
tar la realidad de los sueños, dice el autor del siguiente en-
sayo, a 15 años de la muerte del director italiano. Cuando se
mezclan una y otra, ocurre lo fellinesco. texto: heriberto yépez

U sualmente se entiende lo
fellinesco como la forma en
que el director italiano Federico
en que lo femenino lo persegui-
rá durante su vida. Para bien o
para mal.
Fellini (20 de enero de 1920-31 En 8½ (1963) es donde su
de octubre de 1993) hacía apa- exploración del ánima está mejor
recer en sus películas elementos lograda. Pero La voce della luna
alucinantes, oníricos o estrambó- (1990), su último filme, todavía
ticos en una vida, por lo demás, se ocupa de la caza de una mu-
ordinaria. Lo fellinesco, se dice, jer que, asimismo, aparece en el
es la invasión de esta realidad deseo de los hermanos enloque-
por una realidad extraña. cidos ¡de capturar a la luna!
La dolce vita (1960), por Fellini se reía de la cultu-
ejemplo, abre con la imagen de ra italiana. Para él, Italia era un
una estatua de Cristo transpor- país estancado en la niñez y por
tada por un helicóptero. Pero lo eso rinde culto a la madre y ve a
fellinesco no es tan simple. Hay la mujer de modo cuarteado, ca-
algo en Fellini que no hemos ricaturizándola, ya sea como san-
aún comprendido. ta o diablesa. En su filmografía,
A Fellini no se le entien- Fellini atribuye este estancamien-
de sin el influjo que tuvo del to de los italianos a la influencia
psicoanálisis. Fellini gustaba de determinante que ha tenido la
decir que el psicoanálisis debe- Iglesia Católica.
ría enseñarse desde el kinder. Cualquier semejanza de Méxi-
La noción psicoanalítica que más co con Italia es Fellini.
influyó consciente (e inconscien- Fellini sabía de esta simili-
temente) en él es la de ánima. tud. Tanto que en Noches de
Jung la define como aquella par- Cabiria (1957), cada vez que la
te del inconsciente de un varón protagonista –una prostituta in-
en que se guarda su visión de lo terpretada por Giulietta Masi-
femenino y, por ende, la manera na, su esposa– se hunde en la

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ilustración: león braojos

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bobaliconería, se pone su sué- últimos dos minutos a la caverna aprendida y esperanza genuina–
ter favorito, con una mariachi y ¡comienza a deshacer los frescos! el público se burla, aprovechando
una china poblana en la espalda ¡Arruinándolos para siempre! su trance, y el alma de Cabiria
y que dice “Viva México”. Sátira es usada como espectáculo de
cruel de Fellini. Sin contagios carpa. Cuando Cabiria está en-
Noches de Cabiria es su pe- Lo fellinesco, pues, no es sólo trando aún más hondo en el
lícula más entrañable. Cabiria es que una realidad extraña invada trance y está a punto de sellar
payasita irónica y enamorada de a esta vida, como la obsesión ita- su amor imaginario, el hipnotis-
la vida. Esta obra tiene la ven- liana (y de Fellini) por las nalgas ta –como dándose cuenta de su
taja dramática de ser menos ex- invade la historia oficial romana, bajeza– la despierta. El público
perimental que otras películas o un caballo invade el tráfico la recibe con su cara de bestia.
de Fellini, que solía hacer obras urbano, como ocurre en otra de Cabiria huye.
episódicas o, inclusive, sin trama, sus películas, sino que notemos: Fellini es lo contrario de un
paratácticas: hechas de fragmen- lo fellinesco es también que la surrealista. El surrealismo quie-
tos y saltos en su linealidad. otra realidad –la de la poesía, re que sueño y vida se reúnan.
Lo fellinesco, pues, es también la más allá del orbe popular– sea Fellini quiere que se mantengan
lo episódico y lo paratáctico. Pero invadida por la realidad ordina- disjuntos.
esta estructura no es puro experi- ria, como ocurrió con los frescos.
mentalismo técnico. Los episodios Lo que Fellini parece estar di- Preservar la magia
y lo paratáctico ocurren para que ciendo –lo supiese o no, y ten- La razón por la cual su proyecto
en la trama central no irrumpa un go la sospecha de que lo sabía, sobre México (Viaggio a Tulum)
orden venido de otra parte, desde aunque nunca lo llegó a decir no se filmó fue precisamente
lo ultramundando. Lo fragmen- en entrevista alguna– es que las porque, en el fondo, Fellini prefi-
tario y desordenado asegura que dos realidades deben mantenerse rió no tocar ese mundo mágico.
este mundo no se vuelva otro, no apartadas. Sin contagio. Cuando conoció a Castaneda, su
se conecte con el siguiente. O, al menos, que compren- imagen de él quedó afectada. La
Roma (1972) no tiene trama damos que la realidad superior gente que lo rodeaba le pareció
clara: es una orgía de imágenes –la de los sueños– constante- a Fellini un clan de bufones. Hu-
de Roma. En ese filme existe la mente invade esta vida y de- biera sido mejor no conocerlo.
oportunidad de entender qué es bido a nuestra infancia psicoló- Preservar el misterio.
lo fellinesco más profundamente gica no logramos asimilarla, la Pero Fellini no solamente
de lo acostumbrado. infantilizamos. Y, sobre todo, nos insinúa que desde esta realidad
Hay dos momentos claves advierte que no intentemos in- no debemos meternos a la otra,
de Roma. Uno, cerca del inicio, vadir la realidad suprema con sino tampoco traer la otra ha-
en que en un salón de clases de nuestra vida inferior, porque, cia esta realidad. La cabeza gi-
una escuela religiosa, mientras se de hacerlo, la despoetizamos, la gante de Mussolini paseándo-
muestran unas diapositivas de la denigramos, la destruimos. se en provincia (en Amarcord,
historia de Roma, súbitamente Escena clave de Noches de 1973) es lo que ocurre cuando la
–por la travesura de un alumno– Cabiria: ella, una prostituta tan otra realidad es importada aquí.
aparece la imagen de una mujer ducha de la calle como inocen- La realidad, ya de por sí prosaica,
mostrando las nalgas. te del corazón, y en búsqueda se vuelve terrorífica, grotesca.
En otra escena, los construc- desesperada de ternura y amor, Lo fellinesco es entender
tores del subterráneo se topan un día, en su soledad, acude al que la otra realidad no debe ser
con una caverna y deciden ex- show de un barato hipnotista, invadida por esta realidad vulgar.
plorarla, sospechando que se tra- que la mete, ante el auditorio, Ni tampoco esta realidad hacer
ta de ruinas romanas. Al entrar, en un viaje en que ella conoce a download de la otra. Cuando
acompañamos a los personajes un hombre y a pesar de su re- una de estas invasiones ocurre,
a un espectáculo emocionante: ticencia inicial, ella, hipnotizada, sucede lo felliniano. •
¡frescos romanos vívidos! Esos expresa todo lo que siente –y
personajes pintados parecen mi- lo que siente es bellísimo– por-
rarnos. Avisarnos que llevan ahí, que cree que realmente está co-
en esa caverna, cientos de años. nociendo a ese alguien especial, Heriberto Yépez
Son clandestinos, impresionantes, que, ¡por fin!, la amará. Escritor y psicólogo. Su más
sublimes. Pero de pronto, cuando Como ella expresa eso del reciente novela Al otro lado, publi-
la emoción está a su máximo, modo en que sabe expresarlo cada por Planeta, ya se encuentra
el aire que ha entrado en los –con una mezcla de cursilería en librerías.

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