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toria de América (685 páginas) del mexicano Carlos Pereyra. Este texto
está tomado de las páginas 137-153 de ese libro. Las ilustraciones originales,
en blanco y negro y de escasa calidad, se corresponden con las aquı́ inclui-
das, a color y que fueron encontradas en la Web; en algunos casos se incluyen
varias donde habı́a sólo una.
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LA CIVILIZACIÓN INCAICA
...
Toda la parte poblada y rica de la actual república del Ecuador queda incluida
en el area de la civilización prehispánica que vamos a examinar brevemente.
Hay que añadir, pues, el territorio ecuatoriano al peruano, alto y bajo, para
el estudio de la unidad incaica, que constituye el hecho polı́tico culminante
de la América precolombina. En ninguna otra parte del Nuevo Mundo se
vió tan plenamente realizada una idea imperial como en el Perú.
Mientras los aztecas tenian que llamar aliadas y no súbditos a los tezcocanos
y a los tepanecas, y resignarse a considerar como un impossible la debelación
de los totonacos y la obediencia de los zapotecas; mientras los pueblos maya-
quichés se dividı́an en veinte cacicatos; mientras los chibchas no alcanzaban
a tener un solo señorı́o en su limitadı́simo territorio, los Incas lograron ser
acatados a lo largo del continente en una extension de treinta y un grados
geográficos de latitud.
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”La casa de piedra”(Rumihuasi). —Roca tallada en Conchaca.
Escalinatas de Rumihuasi.
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LOS CAMINOS DEL INCA
PÚCARAS
La fortaleza no fué desconocida de los aztecas. Pero la púcara del Perú tiene
proporciones colosales. Formada de piedras enormes que ajustan perfecta-
mente unas con otras, recuerda los edificios mas arrogantes y aun las mu-
rallas de Agrigento. La púcara ofrece otra particularidad, y es que en uno
de los aspectos de esa fortaleza, el constructor supera a griegos, romanos y
medievales. Antes de la invención de la pólvora y de su aplicación a la po-
liorcética, no se habı́a ideado el artificio peruano que permite efectuar un
flanqueo tan comleto del atacante, como en las mejores fortificaciones de la
Europa moderna.
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“El Templo de las Tres Ventanas” —Es el punto legendario de partida de
los fundadores del Imperio Inca.
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EL CLIMA Y EL SUELO
EL GUANO
El Imperio de los Incas es, pues, un don del Océano y de los Andes: del guanay
que fecunda la tierra; de la llama que liga todos los puntos de la cordiilera
y de la costa, prestando ademas el beneficio del abono que producen sus
numerosos rebanos.
Estercolaban las tierras para fertilizarlas —dice Garcilaso de la Vega—, y es de notar que
en todo el valle del Cozco y casi en toda la serranı́a, echaban al maı́z estiércol de gente,
porque dicen que es el mejor, procurando haberlo con gran cuidado y diligencia, y lo tienen
enjuto y hecho polvo para cuando hayan de sembrar el maı́z. En todo el Collao, en más de
ciento y cincuenta leguas de largo, donde por ser tierra muy frı́a no se da el maı́z, echan
en las sementeras de las papas y las demas legumbres, estiércol de ganado. Dicen que es
de más provecho que otro alguno.
En la costa de la mar, desde mas abaxo de Arequipa hasta Tarapacá, que son más de
doscientas leguas de costa, no echan otro estiércol que el de los páxaros marinos, que los
hay en toda la costa del Perú, grandes y chicos, y andan en bandas tan grandes que son
increı́bles si no se veen. Crı́an en unos islotes despoblados que hay por aquella costa, y
es tanto el estiércol que en ellos dexan, que también es increı́ble. De lexos parecen los
montones del estiércol puntas de alguna sierra nevada. En tiempos de los Reyes Incas
habı́a tanta vigilancia en guardar aquellas aves, que al tiempo de la crı́a a nadie era lı́cito
entrar en las islas, so pena de la vida, por que no las asombrasen y echasen de sus nidos.
Tampoco era lı́cito matarlas en ningún tiempo, dentro ni fuera de las islas, so la misma
pena.
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Ruinas de Pisac.
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El trabajo de la piedra en la antigua arquitectura peruana.
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La llama es el mas interesante de los animates domésticos que encontraron
los europeos en América.
Pertenece al género Auchenia, de la familia de los camélidos. Se sostiene por
algunos naturalistas que no hay sino la especie que se conoce como Auchenia
huanacus, y que la llama, la alpaca y la vicuña son variedades. Otros las ven
como especies.
Las diferencias no son muy grandes. La alpaca (auchenia paca) tiene la ca-
beza más pequeña, el cuello más largo y el cuerpo mayor que la llama. La
vicuña (auchenia vicunna) es más graciosa que la llama y de un tamaño que
está entre el de ésta y el de la alpaca, ası́ como por el pelo más fino, más
corto y crespo, y por el color amarillo rojo (color vicuña) de la cabeza, cuello,
tronco y ancas, y el resto de ocre claro. La vicuña da pelos blancos, de 14
centı́metros de largo, que tienen mucha estimación. La alpaca vale también
mucho por su producto de esquileo.
La Llama, además de proporcionar carne y lana, es animal de carga y tiro,
principalmente de carga, con una resistencia de 55 kilos. El cronista Francisco
de Jerez da esta descripcion:
. . . a seis leguas de Caxamalca, y alrededor de un lago cercano de arboles, habitan
pastores indios. Tienen carneros de diversas especies, los unos pequeños como los nuestros,
y los otros bastante grandes para que se puedan utilizar como animales de carga.
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traen a la boca y lo escupen al que más cerca hallan, y procuran echárselo en el rostro
antes que en otra parte. . . Para que no lleguen a cansarse, llevan en sus recuas cuarenta
o cincuenta carneros vacı́os, y en sintiendo enflaquecer a alguno con la carga, se la quitan
luego y la pasan o otro, antes que se eche, porque en echándose no hay otro remedio sino
matarlo. La carne deste ganado mayor es mejor de cuantas hoy se comen en el mundo. . .
Del ganado menor que llaman pacollama, no hay tanto qué decir, porque no son para
carga, ni para otro servicio alguno sino para carne, que es poco menos buena que la de el
ganado mayor, y para lana, que es bonı́sima y muy larga, de que hacen su ropa de vestir
de las tres estofas (para la gente común, para los nobles y para los prı́ncipes de sangre
real) con colores finı́simas, que los indios las saben dar muy bien, que nunca desdicen. . .
A semejanza del ganado menor, que llaman paco, hay otro ganado bravo que llaman
vicuña. Es animal delicado, de pocas cames. Tiene mucha lana, y muy fina. . . La vicuña
es más alta de cuerpo que una cabra, por grande que sea. El color de su lana tira a castaño
muy claro, que por otro nombre llaman leonado. Son ligerisimas. . . Apaciéntanse en los
desiertos más altos, cerca de la nieve. La carne es de comer, aunque no tan buena como
la del huanacu. Los indios la estimaban, porque eran pobres de carne.
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Pero de cualquier modo, quechuas y aimaráes eran de la misma cepa, y sus
lenguas estaban emparentadas también.
Después de luchar por el predominio en la Sierra, los vencedores prosiguieron
su avance, sometiendo a las yuncas de la costa.
El imperio que iban a encontrar los españoles habı́a nacido.
Este imperio era tan reciente, que en el norte del Perú y en el Ecuador vivı́an
los que lo vieron nacer con las campañas del padre de Atahualpa y morir con
la ejecución del prisionero de los españoles.
Sin embargo, como la unidad lingüı́stica se habı́a firmado, persuade el razona-
miento de D. José de la Riva Agüero, los incas sólo renovaban polı́ticamente
la dominación, acaso milenaria, de la cultura tiahuanaquense. En efecto: una
malla dialectal que cubre desde el norte del Ecuador hasta el centro de la
Argentina, no se improvisa durante la existencia de trece reyes, algunos de
ellos fabulosos, y lo que es más, encerrados en un teatro local diminuto.
Todo parece indicar que las luchas de dominación se reproducen. Los pue-
blos yuncas de la costa, con sus centros —Nazca, Ica y Trujillo— difieren
de los de la Sierra. ¿Son parientes de los chibchas? Su cerámica, sus tejidos,
sus pinturas y sus bajorrelieves dejan tales recuerdos, que cuando llegan los
españoles se les habla del Gran Chimu y de su capital Chachán, cuya domi-
nación alcanzaba por una parte hasta Nazca, y por la otra hasta Guayaquil.
Pero la Sierra, fuerte y audaz, predominaba nuevamente, rehaciendo el im-
perio.
LA COLONIZACIÓN INCAICA
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Habiendo conquistado el Inca cualquier reino o provincia, y dado asiento en el gobierno
de los pueblos y vida de los moradores, conforme a su idolatrı́a y leyes, mandaba que se
aumentasen las tierras de labor, que se entiende las que llevan maı́z, para lo cual mandaba
traer los ingenieros de acequias de agua, que los hubo famosos, como lo muestran hoy
sus obras, ası́ como las que se han destruido, cuyos restos se ven todavı́a, como las que
viven. Los maestros sacaban las acequias necesarias, conforme a las tierras que habı́a de
provecho, porque es de saber que por la mayor parte, toda aquella tierra es pobre de tierras
de pan, y por esto procuraban aumentarlas todo lo que les era posible, y porque por ser
debaxo de la torrida zona, tienen necesidad de riego. También abrı́an acequias para regar
las dehesas cuando el otoño detenı́a las aguas: que también quisieron asegurar los pastos
como los sembrados, porque tuvieron infinito ganado.
EL AYLLU
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Muros megalı́ticos de Sacsayhuaman 1.
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Muros megalı́ticos de Sacsayhuaman 2.
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Muros megalı́ticos de Sacsayhuaman 3.
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EL SISTEMA POLITICO DECIMAL
LA ORGANIZACIÓN AGRÍCOLA
El ayllu se redujo a chunca, y en la chunca nadie estaba ocioso, pues cada in-
dividuo, debidamente registrado, trabajaba o peleaba mientras podı́a hacerlo.
Gracias también a la organización de la chunca, se aprovechaba ı́ntegramente
la escasa tierra cultivable de un paı́s poco propicio a la agricultura.
El tupu era la superficie asignada a cada jefe de familia. Si nacı́a un hijo, e]
padre recibı́a otro tupu, y la mitad por cada hija.
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Las hornacinas de Machu Picchu.
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sobre si todo el peso de la tributación y del trabajo, ası́ como todas las fatigas
y todos los peligros de la guerra.
El imahuaina, semejante al mozo o casi mozo, de veinte a veinticinco años,
era un auxiliar en las faenas de sus hermanos mayores.
El cocapdllac o cosechero de coca, de dieciseis a veinte años, servı́a en grado
inferior como auxiliar.
El pucllac huambra, muchacho retozón, de ocho a dieciséis años, no estaba
todavı́a en el cuadro.
El etantaraquis o el que pide pan, de seis a ocho años, el mactapúric, de menos
de seis años, el saya huamrac, que ya puede andar, de tres a cinco años, y
el mosoc caparic o niño de brazos o de teta, o recién nacido, completan esta
división.
LA MANO DOMINADORA
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tierras del soberano y de los adoratorios, cuidar de los ganados, esquilarlos,
tejer, extraer metales y beneficiarlos, construir edificios, llevar los productos
a donde se necesitaban y combatir cuando llegase la orden.
LA JERARQUIA OFICIAL
Habı́a funcionarios para reparto general de tierras a las unidades, para fijar
los tributos, para inspeccionar los trabajos y para reclutar la gente que debı́a
pasar al ejercito.
En esta jerarquia se destacaba el Tucuricuc —el que todo lo inspecciona—,
rueda principal del mecanismo.
Santillan explica su funcionamiento.
Este Tocricoc tenı́a a su cargo de escoger y sacar de cada provincia la gente que el Inca
mandaba sacar para la guerra, y de escoger las mujeres que cada provincia le daba para el
Inca y para el Sol, y otras repartı́an a los curacas, y las demás daba a los indios atunlunas,
que es tanto como gente plebeya, y algunas tomaba para sı́, con licencia del Inca. Y
asimismo, este Tocricoc repartı́a entre los curacas e indios las tierras que habı́a en cada
valle, excepto las que se habı́an aplicado al Inca y al Sol, por sus hojas, señalando a cada
uno donde habı́a de sembrar su chácara para su sustentación, y otro año le mudaba en otra
parte, y ası́ no les dejaba cosa conocida más de aquel buen gobierno con que les proveı́a
de lo que les era necesario, conforme a su calidad, sin que les faltase nada, y asimismo
señalaba tierras a los curacas y hacı́a que los indios las sembrasen.
Con lo transcrito basta para que el lector se haga cargo del sistema completo,
cuya descripción serı́a demasiado larga.
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