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Lorena de la Cruz Mayagoitia Rodríguez.

Número de lista: 9.

Inactividad Procesal.

Para entender la inactividad procesal, debemos saber que son los actos
jurídicos procesales: son todas aquellas manifestaciones de voluntad que
inician, prosiguen o extinguen un proceso de acuerdo a las formalidades
establecidas en la Ley adjetiva.

Proporcionada la definición anterior, se entiende que la inactividad procesal


constituye uno de los presupuestos de la caducidad comprende también el
supuesto de la actuación no idónea, entendida como aquélla que no impulsa o
adelanta el proceso hacia la sentencia en forma arreglada; es decir, no basta
que exista actividad procedimental que denote el propósito de mantener vivo el
proceso, es necesario que aquélla haga avanzar la causa cumpliendo los
diferentes estadios que integran su contenido a fin de que adquieran su
completo desarrollo o también puede verse como la falta de promoción de la
parte interesada.

Término.

Registro No. 169035


Localización:
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXVIII, Agosto de 2008
Página: 1201
Tesis: I.7o.P.12 K
Tesis Aislada
Materia(s): Común

“SOBRESEIMIENTO POR INACTIVIDAD PROCESAL EN EL AMPARO


INDIRECTO. PARA QUE SE ACTUALICE EN TÉRMINOS DEL PRIMER
PÁRRAFO DE LA FRACCIÓN V DEL ARTÍCULO 74 DE LA LEY DE LA
MATERIA, SE REQUIERE DE LA FALTA DE ACTUACIÓN TANTO DEL
JUZGADOR COMO DE LA PARTE INTERESADA EN EL TÉRMINO DE
TRESCIENTOS DÍAS, INCLUIDOS LOS INHÁBILES.

El primer párrafo de la fracción V del artículo 74 de la Ley de Amparo señala


que el sobreseimiento por inactividad procesal respecto de los juicios de
amparo directo e indirecto en trámite, requiere de la concurrencia necesaria de
inactividad procesal (ausencia de actuación del tribunal de amparo) y de falta
de promoción de parte interesada durante trescientos días, incluidos los
inhábiles; de modo que la falta de alguna de esas condiciones impediría
decretarla, pues dicha conjunción queda plasmada expresamente en el
dispositivo en comento, al referir: "... si cualquiera que sea el estado del juicio,
no se ha efectuado ningún acto procesal durante el término de trescientos días,
incluyendo los inhábiles, ni el quejoso ha promovido en ese mismo lapso.";
distinta situación ocurre con el segundo párrafo que señala: "En los amparos
en revisión, la inactividad procesal o la falta de promoción del recurrente
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Número de lista: 9.

durante el término indicado, producirá la caducidad de la instancia. ..."; de lo


que se aprecia, que en este caso se contempló la posibilidad de decretar la
caducidad cuando se actualice cualquiera de las hipótesis, esto es, exista
inactividad procesal "o" falta de promoción del interesado en el plazo que se
fija, pues la letra "o" constituye una conjunción disyuntiva, entendida ésta como
una alternativa entre dos posibilidades por las que puede optarse, sólo en el
caso de los amparos en revisión. En esa tesitura, si el párrafo primero de la
fracción V del artículo 74 de la Ley de Amparo establece en forma expresa que
los juicios de amparo indirecto en trámite caducarán por inactividad procesal,
entendiendo ésta como la falta de actuación por parte de los juzgadores y
promoción de parte interesada, durante el término de trescientos días, incluidos
los inhábiles, es inobjetable que si el juzgador impulsa el procedimiento, pero la
quejosa no promueve en ese lapso, la caducidad no se actualiza.”

SÉPTIMO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER


CIRCUITO.

Amparo en revisión 54/2008. 15 de mayo de 2008. Unanimidad de votos.


Ponente: Ricardo Ojeda Bohórquez. Secretario: Alejandro Gómez Sánchez.

De la Tesis transcrita con anterioridad se concluye que el término para decretar


la inactividad procesal en un juicio de Amparo Indirecto, es de trescientos días,
incluidos los inhábiles, siendo éstos, los sábados y domingos, el 1o. de enero,
5 de febrero, 1o. y 5 de mayo, 14 y 16 de septiembre, 12 de octubre y 20 de
noviembre.

Consecuencias.

Ahora, por cuanto hace a las consecuencias que produce la inactividad


procesal tanto para las partes como para el Órgano Jurisdiccional, se señala lo
siguiente:

En relación a las partes, la inactividad de una o de ambas partes durante el


plazo que ya se señaló para realizar determinado acto procesal, trae como
consecuencia la preclusión o perdida del derecho que tuvieron para llevar
acabo dicho acto, la inactividad procesal de ambas partes durante un periodo
de tiempo prolongado, tiene como consecuencia la caducidad de la instancia,
de tal modo que quedan sin efecto legal todos los actos procesales realizados
en la instancia de que se trate.

Respecto a la inactividad por parte del Órgano Jurisdiccional, me parece que


no existe, toda vez que, si la simple actividad del Juez pudiese producir la
inactividad procesal y por ende la caducidad, sería remitir al arbitrio de los
Órganos del Estado la cesación del derecho; y por esto, debe decirse que la
actividad de los Órganos Jurisdiccionales, basta para mantener en vida el
proceso, pero su inactividad no basta para hacerlo desaparecer, cuando
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durante la inactividad de ese Órgano, las partes no pueden realizar actos del
desarrollo del proceso.

Asimismo, las consecuencias para la parte que promovió, así como, para la
contraparte serían que debido a su conducta omisiva o negligente, en cuanto
hace al cumplimiento de las cargas procesales impuestas, perderían todo
derecho adquirido en el juicio correspondiente.

Doctrina.

Teoría Objetiva de la Inactividad Procesal.

Spota sostiene que el instituto de marras se justifica en la satisfacción de


“exigencias de interés público, ya que el Órgano Jurisdiccional no puede
quedar inerme frente a la ausencia del impulso procesal de ambas partes”.

Para Guasp el fundamento se apoya en dos motivos “uno de orden subjetivo,


que ve en la presunta intención de las partes de abandonar el proceso la razón
íntima de la extinción, y otro de orden objetivo, que se fija, por el contrario, en
la necesidad de evitar la pendencia indefinida de los procesos, por el peligro
que esto lleva consigo para la seguridad jurídica. El fundamento subjetivo se
basa, por lo tanto, en la presunta voluntad de los litigantes; el fundamento
objetivo en la idea supraindividual de que no se prolongue la duración de los
pleitos paralizados. No es dudoso que el fundamento objetivo debe preferirse al
subjetivo”.

Podetti por su parte, si bien coincide con el maestro español, discrepa en


cuanto para él los dos fundamentos son subjetivos y consisten en la presunción
de desistimiento por abandono del litigante que tiene la carga de activar el
procedimiento, y el “interés público”, de que los procesos no se eternicen;
mientras que el fundamento objetivo es la inactividad por un lapso variable,
cuando no responden a disposiciones legales o causas no imputables a los
litigantes.

Siempre dentro de las aceptadas Teorías Mixtas podemos mencionar a Palacio


quien sostiene que desde “un punto de vista subjetivo… el fundamento de la
institución estriba, por un lado, en la presunción de abandono de la instancia
que configura el hecho de la inactividad procesa prolongada y, por otro lado, en
la conveniencia de que, en tales circunstancias, el órgano judicial quede
liberado de los deberes que, eventualmente, le impone la subsistencia
indefinida de la instancia”, y, más adelante agrega que “apreciada la caducidad
de la instancia desde un punto de vista objetivo, que es el que primordialmente
interese, parece claro que su fundamento radica en la necesidad de evitar la
duración indeterminada de los procesos judiciales. Axiológicamente, pues, en
la base de la institución analizada resulta fácil comprobar la prevalencia de los
valores jurídicos de paz y seguridad, ya que, como es obvio, la solución
indefinida del conflicto que motiva el proceso importa la permanencia de dos
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situaciones reñidas con aquéllos, como son, respectivamente, la discordia y la


inseguridad”.

Según Maurino para la institución tiene dos fundamentos uno de carácter


objetivo (“la inactividad procesal prolongada) y otros dos de carácter subjetivo
(“a) presunción de desistimiento tácito de la instancia; b) internes público de
que no se dilaten in aeternum los procesos”).

Bacre señala que “la finalidad de este instituto procesal no consistente tanto en
la necesidad de sancionar la conducta del litigante que posterga la terminación
del pleito, como en la conveniencia para el interés general de facilitar el más
eficaz y dinámico desarrollo de la actividad judicial, exonerando a los órganos
jurisdiccionales de la obligación de custodiar y dirimir juicios que, por la
pasividad y negligencia de las partes, devienen tales sólo en apariencia y
perturban indebidamente la tarea tribunalicia, desvirtuando de esa suerte la
verdadera función del proceso y de la propia justicia”.

Finalmente, es Peyrano quien recuerda que a la caducidad de la instancia


“unánimemente, doctrina y jurisprudencia le confieren rango de orden público”
aunque para Eisner “sin que sea menester invocar el nebuloso concepto de
orden público, queda claro que concurren a sustentar la solución cruenta de la
ley –elimina el proceso, el recurso o el incidente- tanto razones objetivas
implantadas en el interés general de la comunidad y el particular litigante
liberado de la litispendencia, como subjetivas enfocadas desde el abandono,
deserción o desistimiento tácito del contendiente inactivo que desatendió su
carga de impulsar el procedimiento nacido por su propia iniciativa”.

Jurisprudencia.

Registro No. 170010


Localización:
Novena Época
Instancia: Segunda Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXVII, Marzo de 2008
Página: 241
Tesis: 2a./J. 34/2008
Jurisprudencia
Materia(s): Común

SOBRESEIMIENTO POR INACTIVIDAD PROCESAL EN EL JUICIO DE


AMPARO DIRECTO. EL PLAZO PARA DETERMINARLO EMPIEZA A
CONTAR A PARTIR DE QUE EL TRIBUNAL COLEGIADO DE CIRCUITO
ADMITE LA DEMANDA.

De la fracción V del artículo 74 de la Ley de Amparo se advierte que en


cualquier etapa de los juicios de amparo directo, cuando el acto reclamado sea
de naturaleza civil, administrativa o laboral, siempre que lo promueva la parte
patronal, se actualiza el sobreseimiento por inactividad procesal cuando hayan
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transcurrido 300 días naturales sin que las partes insten al procedimiento a
través de promociones idóneas para tal efecto, o el órgano jurisdiccional emita
actos que impulsen el desarrollo del proceso. Sobre esa premisa debe
señalarse que tal plazo debe contarse a partir de que la demanda de amparo
sea admitida por el Tribunal Colegiado de Circuito, y no desde que la autoridad
responsable recibe el escrito inicial, pues la obligación de presentar la
demanda ante la autoridad que emitió el acto reclamado tiene como finalidad
exclusivamente que la responsable decida sobre la suspensión del acto
reclamado, haga constar la fecha de notificación de la resolución reclamada y
remita de inmediato el expediente al órgano colegiado; por lo que sería
incongruente que el incumplimiento a tal disposición genere el sobreseimiento
por inactividad procesal, cuando esta decisión perjudicaría exclusivamente a la
parte quejosa, a pesar de que quien incumple con su obligación de remitir
inmediatamente la demanda al Tribunal Colegiado de Circuito, es la autoridad
responsable. Otra razón para sostener tal decisión radica, en que el lapso que
motiva el sobreseimiento, debe entenderse referido al hecho de que se
promueva la demanda ante la autoridad jurisdiccional de amparo; y, las
actuaciones que en la vía directa llevan a cabo las responsables para integrar y
remitir el expediente al órgano colegiado, no tienen esa característica; por
consiguiente, opera el sobreseimiento por inactividad procesal en juicios de
amparo directo, únicamente si durante el plazo de 300 días naturales en que el
juicio se encuentre en trámite ante la autoridad de amparo, es decir, a partir de
que la demanda se admite, no se realiza acto procesal alguno que impulse el
procedimiento.

Contradicción de tesis 9/2008-SS. Entre las sustentadas por los Tribunales


Colegiados Noveno y Décimo Tercero, ambos en Materia de Trabajo del Primer
Circuito. 27 de febrero de 2008. Mayoría de cuatro votos. Disidente: Margarita
Beatriz Luna Ramos. Ponente: Margarita Beatriz Luna Ramos. Secretaria:
Claudia Mendoza Polanco.

Tesis de jurisprudencia 34/2008. Aprobada por la Segunda Sala de este Alto


Tribunal, en sesión privada del cinco de marzo de dos mil ocho.

Registro No. 172673


Localización:
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXV, Abril de 2007
Página: 1575
Tesis: III.1o.T. J/71
Jurisprudencia
Materia(s): laboral

SOBRESEIMIENTO O CADUCIDAD POR INACTIVIDAD. EL AUTO DE


RETURNO DEL ASUNTO INTERRUMPE EL PLAZO.
Lorena de la Cruz Mayagoitia Rodríguez.
Número de lista: 9.

La interpretación que debe hacerse a lo dispuesto por el artículo 74, fracción V,


de la Ley de Amparo, tratándose de amparos o recursos en materia laboral
intentados por el patrón, como ocurriría en los asuntos civiles o administrativos,
es en el sentido de que sólo procede declarar el sobreseimiento en el juicio o
caducidad de la instancia, según se trate, cuando durante el periodo de
trescientos días naturales: a) no se realice acto procesal alguno, b) la parte
agraviada o recurrente (siendo el patrón), tampoco presente durante ese lapso,
promoción alguna que muestre su interés en la subsistencia del procedimiento
o c) no se haya listado el asunto para su decisión. De tal modo que, si durante
ese tiempo el justiciable fue returnado alguna o varias veces, en virtud de
cambios ocurridos respecto de quién sería el ponente, cada vez que ocurrió tal
acto, se interrumpió el plazo de inactividad a que se refiere tal precepto legal,
por constituir la determinación relativa, una que debe ser calificada como la de
un acto procesal necesario para lograr el dictado de la sentencia, pues de no
ser así, mientras el asunto no estuviera asignado para que se formulara por
escrito, el proyecto de resolución, redactado en forma de sentencia, en
términos de lo que señala el artículo 184 de la Ley de Amparo, el mismo no se
encontraba en posibilidad jurídica de ser resuelto. Además, de no entenderse
de la forma apuntada, se podría generar una denegación de justicia, con
infracción a la tutela judicial que consagra el artículo 17 de la Carta Magna.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA DE TRABAJO DEL TERCER


CIRCUITO.

Amparo directo 85/2006. Compañía Hulera Euzkadi, S.A. de C.V. 28 de febrero


de 2007. Unanimidad de votos. Ponente: Alfonsina Berta Navarro Hidalgo.
Secretaria: Esperanza Guadalupe Farías Flores.

Amparo directo 193/2006. Ayuntamiento Constitucional de Zapotiltic, Jalisco. 14


de marzo de 2007. Unanimidad de votos. Ponente: Alfonsina Berta Navarro
Hidalgo. Secretario: Omar Espinoza Hoyo.

Amparo directo 239/2006. Óscar Cisneros Vivar y otro. 14 de marzo de 2007.


Unanimidad de votos. Ponente: Alfonsina Berta Navarro Hidalgo. Secretario:
Omar Espinoza Hoyo.

Amparo directo 249/2006. Instituto Mexicano del Seguro Social. 14 de marzo


de 2007. Unanimidad de votos. Ponente: Alfonsina Berta Navarro Hidalgo.
Secretario: Omar Espinoza Hoyo.

Amparo en revisión 53/2006. Farmacias Benavides, S.A. de C.V. 14 de marzo


de 2007. Unanimidad de votos. Ponente: Alfonsina Berta Navarro Hidalgo.
Secretario: Omar Espinoza Hoyo.

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