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LA LLAMA DEL AMOR

Así como la llama de una vela es invisible frente a la llama del sol,
así se volverá el sol de invisible ante la llama del amor.

Ninguna oscuridad persiste, ninguna pequeña luz es visible, porque


una luz inmensa absorbe todas las luces.

La esperanza colma los corazones, abre la comprensión de todas


las cosas olvidadas.

Ahora no existe ignorancia, nuestra memoria ha sido devuelta,


dejándonos llevar por las aguas del amor.

No existe tradición, familia, ni religión, solo existe el uno, presente


en su inmenso calor, en el canto supremo, en el aliento infinito.

Caminamos con los ojos vendados, los oídos sordos, las manos
vacías, y el corazón despierto, al latir de la luz que aguarda su
morada.

Cada instante es eterno, y en cada sueño se avanza, tras la


invisible mirada de una sonrisa que calla.

Despierto el aliento, con el silencio inmenso, brotan los cantos del


más bello universo.

El calor se hace intenso, en los corazones que aman, más en los


que aun ignoran, el frio se hace atroz.

La naturaleza nos guía camino a casa, a todas las almas, para un


descanso pleno y una armonía absoluta.

El día se levantara con más luz cada vez, con colores brillantes
para el amante fiel.

La luna muy cerca a nuestros ojos estará, y su roció de gozo el ser


nos colmara.

Las montañas más angostas de rodilla se han postrado, al ver


nuestro espíritu elevarse más y más.
En la fe suprema el espíritu descansa, y late muy despacio para
escuchar el canto del corazón que ama.

Estando entre las sombras, el espíritu conversa, se mueve, se agita,


pero en su corazón contempla el amor inagotable.

Estando en su interior, el espíritu revela su sol, su luz, su suprema


calma, y a ella entrega toda su alma.

El perfecto estado de su resplandor, brota en el silencio del tiempo,


de la verdad que se eleva por la fuerza de la paz.

Despojados de sí mismos, del deseo de buscar, de tener, de volar,


permanece inmóvil en su fuerza natural.

Con su secreto aliento, se desliza firme, a mover los ciclos del


tiempo infinito.

Con su luz inmensa surca los cielos, abre los mares, mueve los
astros, las montañas, y calienta el alma de los misericordiosos y
justos.

El calor y el frio a todos nos aguarda, la dualidad se extrema en la


percepción del error, y lo subjetivo nos revela la ausencia de amor.

Nuestra fuerza espiritual es infinita, fuente creativa de un nuevo día,


fuente eterna de luz sanadora.

Permanece en vela la llama eterna, sintiendo los cambios, las


auroras, los vientos, ya pronto estaremos unidos en una sola
voluntad.

Descalza y solitaria como las aguas de un rio, así se viste el amor


en las llamas sin tiempo.

Yendo y viniendo en cada instante eterno, se posa en las flores sin


mirar lo externo.

Sonriente, serena cual dulce néctar, penetra el espacio de las


estrellas, ilumina las esferas, y germina la vida de amor eterno.

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