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NATURALEZA CONSCIENTE

La voluntad tiene su esencia en el individuo, en conexión con otros


individuos, por tanto el yo se convierte en nosotros. Este Individuo tiene
consciencia de sí mismo y conocimiento pleno del yo que vive en todos los
seres, y siente respeto profundo por lo individual que se esfuerza en
penetrar su propia barrera y trascenderla en una voluntad común.

Un mundo egoísta vive conforme a su individualismo, genera


competencias, apegos, diferencias, prejuicios y somete física y
mentalmente a otros, para que se adapten a la tiranía del yo. En este
mundo lo colectivo es una palabra sin significado real, expresa mentira, y
una necesidad feroz de salir del conjunto, para ser un tirano del yo.

La educación de este mundo, establece los límites del aprendizaje,


bloquea la creatividad y la imaginación natural de los individuos. Conduce
lo colectivo sin capacidad de elección, lo usa como herramienta de un
proceso mecánico en la implementación de la tiranía del yo.

El yo soy, es aquí una palabra sagrada, que vincula la voluntad de unos,


sobre la voluntad de otros. Los individuos no conocen sus derechos, solo
sus deberes. Hablan cuando se les autoriza. Están tan sometidos a la
voluntad del yo, que el deseo es una obsesión, una búsqueda permanente
de fundirse en lo material y satisfacción insaciable de sí mismos. Ignoran
que la voluntad de amor, nace en la voluntad de servir, compartir,
escuchar. Vinculando el amor a toda la creación, como el sol al regalarnos
su calor.

Alienado y desesperanzado, se pierde su vínculo con lo eterno, lo


inmortal, el pensamiento creativo y divino. El pensamiento se vuelve
lineal, a la espera de eventos condicionados por el tiempo y el espacio.
Limitados en la forma de ver, de sentir, y percibir la realidad de los
mundos físicos y sutiles. Desilusionados de sí mismos, caminando presos
de la muerte. Sin la fe y la certeza de crear un mundo justo, verdadero,
real, de amor y paz.

Siente que el mundo se viene abajo, que el caos se torna cada vez más
fuerte y la oscuridad más temible. La vulnerabilidad es ahora un parpadeo
ansioso en el mundo de los individuos, ilusionados con la posesión, se
definen así mismos sin conocer nada de su yo colectivo. Aquí lo natural
pertenece al mundo vegetal, convencidos de su involución.

Ahora vivimos los tiempos del nosotros, un mundo que crea armonía por
toda la tierra, sembrando consciencia, e impregnando los aromas con
infinita luz. El mundo del yo colectivo, es creativo, amable, colorido y
respetuoso. No existen límites para expresar la voluntad del aliento que
lo contiene. Su naturaleza, es armónica con su entorno. No se identifica
con lo material, porque comprende su esencia inmaterial.

Los niños y los padres viven en coherencia consigo mismos, hablan y


expresan sus sentimientos con total naturalidad. Aprenden los unos de los
otros. Su luz se expande en todas las dimensiones, sintiendo la libre
voluntad de vivir en el propósito del uno, Dios y nosotros.

Nuestra naturaleza es individual, consciente, de la misma esencia que son


los copos de nieve, las gotas de agua, las plantas, las flores, los planetas,
las galaxias, los universos y el aliento infinito. Este espíritu inmortal y
eterno que mora en el interior de nuestro ser, puede ser descubierto y
manifiesto, en la unidad consciente de la voluntad absoluta. Ahora lo
invisible se hace visible y lo visible se transforma, en plena armonía con su
verdadera esencia.

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