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La Ranita Estrella

Danny Vega Mndez, escritor de Panam.


Reni era la ranita verde ms alegre de todo el valle de Antn. A menudo se le
vea saltar y saltar entre la verde naturaleza del lugar. Su lugar preferido era los
charcos de agua fresca y transparente. Adems, como buena hija, siempre fue
obediente a su mam doa Renata.
- Aljate de los hongos constantemente le ordenaba.
Una noche, antes de dormir, Reni mir hacia arriba y observ las luces que all
titilaban. Eran las estrellas.
- Yo quiero ir all Puedo mam? dijo Reni.
- Claro que no!- le respondi la mam.-Est muy lejos y nosotros nunca
llegaramos.
- Y si salto muy fuerte y mucho?inquieta le pregunt.
- Ja, ja, ja!- Los nicos que hasta all llegan son los que tienen alas. Pero ya
durmete que es tarde.
Y le dio el beso de buenas noches.
Al da siguiente, Reni busc a don Facundo, el orgulloso halcn sabanero.

- Me ayudara usted a llegar hasta las estrellas? le pregunt.


Don Facundo de la risa que le dio, se tir al suelo para rerse con ms fuerza.
- Las ranas no vuelan, saltan le respondi Eres solo una ranita y nunca
pasars de las copas de los rboles.
Abri sus alas y se fue volando.
Doa Olga, la tortuga ms lenta, del valle, encontr a Reni muy triste sobre una
piedra.
- Qu tienes? le pregunt.

- Es que no puedo volar.


La tortuga movi la cabeza lentamente de un lado a otro; y le dijo:
- La imaginacin no necesita alas y con ella puedes ir donde quieras.
Y as, con un paso a la vez se alej de la ranita soadora. Reni se imagin que
estaba tan cerca de las estrellas que las poda tocar. Hasta saltaba de una estrella
a otra.
Esa tarde, con el atardecer, el charco preferido de Reni estaba dorado por el
reflejo del sol. Escuch que alguien peda auxilio. Era un pichn que cay en el
agua.
Reni, sin pensarlo dos veces, se lanz a salvarlo. Doa Plumis, la mam del
pajarito en peligro, lloraba amargamente por su pequeo. Sin embargo, la
valenta de Reni rescat al pajarito.
- Pero qu te pas? Mrate! Todos los presentes le preguntaron.
La ranita era de color dorado y no verde como siempre. Intent lavarse, pero no
pudo.
Doa Olga que all estaba le dijo:
- No llegars hasta las estrellas, pero por tu valenta desde hoy sers como ellas:
dorada.
Desde entonces ya no se habla de Reni, la ranita verde; sino de Reni, la ranita
dorada.
Fin

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