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Estudio Bíblico

Páginas para la divulgación de la Palabra de Dios • No 1

Sobre la muerte
Mucho se ha hablado y se ha es- bre: Y después, ¿qué? La pluma partícipes de nuestra propia reali-
crito sobre este tema, y un sinnú- de Shakespeare, quien tan bien dad, y nos da a conocer nuestro
mero de opiniones y pensamien- conocía al alma humana, ponía en destino.
tos se han suscitado a raiz del boca de Hamlet, aquel príncipe a * * *
mismo, y con todo, una cosa es quien las amarguras de la vida ha-
innegable, y es que la muerte nos cían desear acabarla, el temor de ¿QUÉ DICE, PUES, LA
afecta a todos. todos los mortales: «¿...quién car-
BIBLIA SOBRE LA
gas soportara, para gemir, sudar
MUERTE?
La muerte nos es a menudo re- bajo una fatigosa vida, no fuera
presentada como una cosa sinies- que el temor del más allá, país
tra, como una figura tenebrosa y por descubrir de cuyo linde nin- Podemos considerar en primer lu-
repulsiva que, con su guadaña, gún viajero vuelve, la voluntad gar el porqué de la muerte. La Pala-
acude a cortar nuestra existencia, confunde, haciéndonos sufrir más bra de Dios nos lo dice muy clara-
a terminar nuestros días. bien las penas que tenemos, que mente: «Porque la paga del peca-
escapar a otras que ignoramos?» do es muerte.» (Romanos 6:23). Es
La mayoría de las personas la (Hamlet, acto 3º, esc. 1a, 76-80). por tanto la muerte la sentencia del
teme, muchos ni tan sólo quieren Dios santo y justo sobre el hombre
oir hablar de ella; otros intentan ¿Estamos, pues, abandonados pecador y culpable; fruto de la re-
darle un cariz natural y amable, en la oscuridad del misterio de la beldía del hombre contra su Crea-
como si la muerte fuese la conclu- muerte? ¿Somos dejados a cami- dor, la muerte es el castigo divino
sión lógica de la vida; ...pero en nar por esta vida con la incerti- sobre una raza caída. «Por tanto,
realidad nadie la quiere, y toda dumbre de qué hallaremos cuando como el pecado entró en el mundo
pretensión de su bondad se ésta llegue a su fin? por un hombre, y por el pecado la
difumina en los rostros de aque- muerte, así la muerte pasó a todos
llos familiares y de aquellos ami- Dios, creador nuestro y de to- los hombres, por cuanto todos pe-
gos que despiden el cuerpo sin das las cosas, no lo ha querido caron.» (Romanos 5:12).
vida al lado de la tumba... así, y se ha complacido en reve-
larnos las respuestas a estas cues- En el libro de Génesis podemos
Al horror del fin de la vida se tiones inquietantes. En la Biblia, ver como al principio Dios puso al
añade el temor de la incertidum- la Palabra de Dios, Él nos hace hombre en el jardín de Edén, y ve-

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mos también que Dios lo puso a En la Bíblia podemos leer una cado, nuestra maldad; Dios debe
prueba; era una prueba muy senci- disertación del rey Salomón, llena castigarlo, de otro modo, ¿dónde
lla, pero llena de significado: «Y de alegorías, acerca del envejeci- estaría Su justicia, Su santidad?
mandó Jehová Dios al hombre, di- miento y el ocaso de la vida del «Muy limpio eres de ojos para
ciendo: De todo árbol del huerto hombre, y en la conclusión dice ver el mal, ni puedes ver el agra-
podrás comer; mas del árbol de la así, de forma llana: «y el polvo vio.» (Habacuc 1:13). «Porque la
ciencia del bien y del mal no come- vuelva a la tierra, como era, y el ira de Dios se revela desde el cie-
rás; porque el día que de él espíritu vuelva a Dios que lo lo contra toda impiedad e injusti-
comieres, ciertamente morirás.» dio.» (Eclesiastés 12:7). cia de los hombres que detienen
(Génesis 2:16,17). Si el hombre con injusticia la verdad.» (Roma-
amaba a Dios de todo corazón, Vemos aquí que el cuerpo se nos 1:18). «Mas sabemos que el
como la criatura debe amar a su destruye, pero no el espíritu: el juicio de Dios contra los que
Creador, confiaría en Él, y le obe- ser continúa existiendo después practican tales cosas es según
decería; si le desobedecía, era por- de la muerte. verdad.» (Romanos 2:2).
que no confiaba en Su palabra, y
por tanto no le amaba. Y el hom- * * * Además, este castigo es algo te-
bre, impelido por el diablo, Satanás rrible, toda la santa ira de Dios con-
el enemigo de Dios, falló. Y tal ¿Y QUÉ PASA, tra nuestra corrupción: «pero ira y
como Dios se lo había advertido, se enojo a los que son contenciosos y
ENTONCES, DESPUÉS DE
hizo acreedor de la maldición: no obedecen a la verdad, sino que
«Con el sudor de tu rostro comerás
LA MUERTE?
obedecen a la injusticia; tribula-
el pan hasta que vuelvas a la tie- ción y angustia sobre todo ser hu-
rra, porque de ella fuiste tomado; «Está establecido para los hom-
mano que hace lo malo.» (Roma-
pues polvo eres, y al polvo volve- bres que mueran una sola vez, y
nos 2:8,9). «Y vi a los muertos,
rás.» (Génesis 3:19). después de esto el juicio.» (He-
grandes y pequeños, de pie ante
breos 9:27). «Porque Dios traerá
Dios; y los libros fueron abiertos, y
No puede ser entonces la muer- toda obra a juicio, juntamente con
otro libro fue abierto, el cual es el
te una cosa agradable, ni el final toda cosa encubierta, sea buena o
libro de la vida; y fueron juzgados
natural de la vida. La muerte no sea mala.» (Eclesiastés 12:14).
los muertos por las cosas que esta-
formaba parte de la Creación. Sa- ban escritas en los libros, según
bemos también que la tendencia Dios nos advierte en Su palabra sus obras. Y el mar entregó los
natural del hombre es vivir; el que después de la muerte habremos muertos que había en él; y la muer-
hombre querría vivir para siempre, de rendirle cuentas de nuestra vida, te y el Hades entregaron los muer-
y no morir, y si se enfrenta al he- ya que habrá un juicio. Pero ade- tos que había en ellos; y fueron
cho de la muerte, es porque no tie- más nos advierte también de que, juzgados cada uno según sus
ne otra opción, pero ciertamente no debido a nuestra condición pecami- obras. Y la muerte y el Hades fue-
porque sea algo natural, ni mucho nosa, estamos perdidos, «por cuan- ron lanzados al lago de fuego. Esta
menos deseable. Dios «todo lo hizo to todos pecaron, y están destitui- es la muerte segunda. Y el que no
hermoso en su tiempo; y ha puesto dos de la gloria de Dios.» (Roma- se halló inscrito en el libro de la
eternidad en el corazón de ellos.» nos 3:23). vida fue lanzado al lago de fuego.»
(Eclesiastés 3:11). (Apocalipsis 20:12-15). «Así será
Si, Dios creó al hombre y éste al fin del siglo: saldrán los ángeles,
* * * le desobedeció, incurriendo en mal- y apartarán a los malos de entre
dición. «He aquí, solamente esto he los justos, y los echarán en el hor-
PERO, ¿EN QUÉ hallado: que Dios hizo al hombre no de fuego; allí será el lloro y el
CONSISTE LA MUERTE? recto, pero ellos buscaron muchas crujir de dientes.» (Mateo
perversiones.» (Eclesiastés 7:29). 13:49,50).
¿Es quizás la aniquilación total
del ser? ¿Se acaba todo con la Dios es santo y justo, y por lo Queda poco espacio, pues,
muerte, como algunos afirman? tanto no puede tolerar nuestro pe- para pensar que la muerte sea un

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sueño apacible, un dulce descanso tros.» (Romanos 5:6-8). «Porque «No os maravilléis de esto;
después de la vida. también Cristo padeció una sola porque vendrá hora cuando todos
vez por los pecados, el justo por los que están en los sepulcros oi-
* * * los injustos, para llevarnos a rán su voz; y los que hicieron lo
Dios.» (1a Pedro 3:18). «La san- bueno, saldrán a resurrección de
ASÍ PUES, ¿NO HAY gre de Jesucristo su Hijo nos lim- vida; mas los que hicieron lo
pia de todo pecado.» (1a Juan malo, a resurrección de condena-
ESPERANZA? ¿ES LA
1:7). ción.» (Juan 5: 28,29). Pero ve-
CONDENACIÓN ETERNA mos también la solemne adverten-
NUESTRO DESTINO? ¡He aquí el amor de Dios! cia de Dios para aquellos que re-
Leamos ahora en su totalidad el Hasta tal punto deseó librarnos de chazan Su gracia, que no aceptan
texto de Romanos 6:23, «Porque la condenación, que, para que el sacrificio de Cristo Su Hijo;
la paga del pecado es muerte, manteniendo Su santidad y cum- para estos también habrá resurrec-
mas la dádiva de Dios es vida pliendo Su justicia, irrenun- ción de entre los muertos, pero
eterna en Cristo Jesús Señor ciables, pudiera perdonarnos, para condenación: «El que en él
nuestro.» Dios es santo y justo, «cargó en él el pecado de todos cree, no es condenado; pero el
«Dios es luz» (1a Juan 1:5), y al nosotros.» (Isaías 53:6). «En esto que no cree, ya ha sido condena-
mismo tiempo «Dios es amor» (1a consiste el amor: no en que noso- do, porque no ha creído en el
Juan 4:8). «Vivo yo, dice Jehová tros hayamos amado a Dios, sino nombre del unigénito Hijo de
el Señor, que no quiero la muerte en que él nos amó a nosotros, y Dios. Y esta es la condenación:
del impío, sino que se vuelva el envió a su Hijo en propiciación que la luz vino al mundo, y los
impío de su camino, y que viva.» por nuestros pecados.» (1a Juan hombres amaron más las tinie-
(Ezequiel 33:11). 4:10). blas que la luz, porque sus obras
eran malas.» (Juan 3:18,19). «El
Dios, si bien odia el mal, si Asimismo, Dios resucitó a Je- que cree en el Hijo tiene vida
bien aborrece el pecado, ama al sucristo, en prueba de aceptación eterna; pero el que rehúsa creer
hombre, y ha provisto un camino de Su sacrificio por nosotros, y en el Hijo no verá la vida, sino
de salvación por medio de Su para que creamos en Él, «el cual que la ira de Dios está sobre él.»
Hijo Jesucristo. «Porque de tal fue entregado por nuestras trans- (Juan 3:36).
manera amó Dios al mundo, que gresiones, y resucitado para
ha dado a su Hijo unigénito, para nuestra justificación.» (Romanos ¿Has aceptado a Cristo como tu
que todo aquel que en él cree, no 4:25); «por cuanto ha establecido Salvador? Es necesario que lo ha-
se pierda, mas tenga vida eter- un día en el cual juzgará al mun- gas, si quieres recibir la vidad eter-
na.» (Juan 3:16). Dios dio a Su do con justicia, por aquel varón a na, si no quieres sufrir la condena-
Hijo para que muriese en nuestro quien designó, dando fe a todos ción por toda la eternidad por tu
lugar en la cruz del Calvario, para con haberle levantado de los pecado. ¿No te acogerás a Su sacri-
que llevase nuestra condenación y muertos.» (Hechos 17:31). Es ficio de amor? Mira a Cristo, col-
pagase nuestra culpa con su san- pues la base de la salvación «que gado en la cruz, muriendo; mira su
gre, derramada allí. Dios se hizo Cristo murió por nuestros peca- sangre derramada, y hallarás paz
hombre en la persona de Cristo, y dos, conforme a las Escrituras; y con Dios. Mira a Cristo Jesús, «a
tomó nuestro lugar de castigo. que fue sepultado, y que resucitó quien Dios puso como propiciación
«Porque Cristo, cuando aún éra- al tercer día, conforme a las Es- por medio de la fe en su sangre.»
mos débiles, a su tiempo murió crituras.» (1a Corintios 15:3,4). Y (Romanos 3:25). Jesucristo te ofre-
por los impíos. Ciertamente, ape- todos los que creen en Cristo, ce la verdadera libertad, ser libera-
nas morirá alguno por un justo; aquellos que depositan su con- do del pecado, de la muerte y de su
con todo, pudiera ser que alguno fianza en Él, serán objeto de la re- horror. «Así que, por cuanto los hi-
osara morir por el bueno. Mas surrección de vida: «Y Dios, que jos participaron de carne y sangre,
Dios muestra su amor para con levantó al Señor, también a noso- él también participó de lo mismo,
nosotros, en que siendo aún peca- tros nos levantará con su poder.» para destruir por medio de la
dores, Cristo murió por noso- (1a Corintios 6:14). muerte al que tenía el imperio de la

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muerte, esto es, al diablo, y librar a gan vida, y para que la tengan en «¿Cómo escaparemos noso-
todos los que por el temor de la abundancia.» tros, si descuidamos una salva-
muerte estaban durante toda la (Juan 10:7,10) ción tan grande?»
vida sujetos a servidumbre.» (He-
breos 2:14,15). «Os rogamos en nombre de (Hebreos 2:3).
Cristo: Reconciliaos con Dios.»
«Volvió, pues, Jesús a decir-
les:... yo he venido para que ten- (2a Corintios 5:20) • • •

Mediante esta publicación nos proponemos tratar, a la luz de las


Sagradas Escrituras, un conjunto de temas de gran trascendencia para
el ser humano. Es en la Palabra de Dios donde hallamos la clave de
la existencia del ser humano y la respuesta a todos sus interrogantes.

Las citas bíblicas han sido tomadas de la versión Reina-Valera, revisión de 1960.

PUBLICACIÓN DE DISTRIBUCIÓN GRATUITA - No. 1, Julio 1993

Redacción y edición: J.-A. Escuain Sanz

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