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¡A CASO SOY EL GUARDIAN DE MI HERMANO!

Gén.4:7 Si estás haciendo lo que es bueno, ¿no debías de mantener la frente en alto? Y si no estás
haciendo lo que es bueno, el pecado [14] está tocando la puerta –te quiere a ti, pero debes regir
sobre él."
Gén.4:8 Kayin dijo a Hevel su hermano: "Vamos a salir al campo." [15] Y sucedió cuando ellos
estaban en el campo, Kayin se levantó contra su hermano y lo mató.
Gén.4:9 Y YAHWEH dijo a Kayin: "¿Dónde está Hevel tu hermano?" Y él respondió: "Yo no sé;
¿soy el guarda de mi hermano?"

“Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel, tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso
guarda de mi hermano?” (Génesis 4:9).

El mensaje indiscutible es que todos somos guardas de nuestros hermanos. Esta respuesta va de la
mano con la gran enseñanza del Salvador acerca de nuestras prioridades eternas:

“Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó para tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran
mandamiento de la ley? Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda
tu alma y con toda tu mente. Éste es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es
semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen
toda la ley y los profetas” (Mateo 22:35–40).

No hay escasez de oportunidades para servir, amar y elevar a los demás. Tenemos, por ejemplo,
la maravillosa historia que se compartió recientemente en este sitio web, de una hermana del
barrio Madre Vieja II, de la estaca San Cristóbal, en la República Dominicana (Ver más).  Ella
había dejado de asistir regularmente y tenía serios problemas de salud. A petición del obispo y
del consejo de barrio, los misioneros de tiempo completo la visitaron y le dieron una bendición.
Los resultados fueron maravillosos; además de sentirse mejor, ella dice que ha vuelto plenamente
a la actividad y que se está preparando para entrar en el templo.

Naturalmente, nos referimos realmente al privilegio que tenemos los miembros de la Iglesia del
Señor de tomar parte en uno de los milagros más extraordinarios de todos: ¡el proceso de la
conversión! Este proceso es sagrado y crucial tanto para miembros menos activos, los no
miembros (p. ej., “amigos” e “investigadores”), los miembros necesitados de fortaleza, como para
los integrantes de nuestra familia que han fallecido.

Apresurar el proceso de la conversión es la esencia de lo que quiere decir el Señor al apresurar Su


obra de salvación de los hijos de Dios (véase D. y C. 88:73). Podemos hacer muchas cosas para
traer a nuestros hermanos y hermanas a la Iglesia; a continuación doy algunas sugerencias:

 Los obispos junto con los consejos de barrio pueden fijar metas con fe en cuanto a
activación y conversión, e implementar planes inspirados para alcanzar tales metas ( Ver más).
 Se insta a los obispos, en coordinación con los consejos de barrio, a identificar a
miembros menos activos que puedan ser receptivos a una visita de los misioneros, como se hizo
en el caso del barrio Madre Vieja II. Quizás se pueda proveer a los misioneros continuamente de
nombres para que ellos siempre tengan cinco personas o familias que visitar.

¡Que Dios nos ayude a todos a HACERLO! 

3. (Génesis 4:6-7) La advertencia de Dios a Caín.

Entonces Jehová dijo a Caín: — ¿Por qué te has enojado y por qué ha decaído tu
semblante? Si hicieras lo bueno, ¿no serías enaltecido?; pero si no lo haces, el pecado está a
la puerta, acechando. Con todo, tú lo dominarás.

a. ¿Por qué estás enojado? ¿Y por qué ha decaído tu semblante? Dios trata con Caín en
términos de confrontación amorosa en lugar de la afirmación automática. Dejó en claro que iba a
ser aceptada si lo hacía bien.
i. Por supuesto, Dios sabía las respuestas a esas preguntas, pero quería saberlo de Caín y detener
lo que estaba sucediendo dentro de sí mismo.

b. Si no lo haces bien, el pecado está a la puerta: Dios advirtió a Caín sobre el poder
destructivo del pecado. Caín se puede resistir al pecado y encontrar la bendición o puede ceder a
pecar y ser devorado.
c. Y el deseo es para ti, pero tu debes gobernar sobre él: Debemos prevenir que el pecado nos
domine, al permitir a Dios que nos domine en primer lugar. Sin Dios como nuestro maestro,
vamos a ser esclavos del pecado.
4. (Génesis 4:8) Caín asesina a Abel.

Caín dijo a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el
campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató.

a. Y dijo Caín a su hermano Abel: El sentido es que Caín planea tomar por sorpresa a Abel,
teniendo con él una conversación agradable. Esto demuestra que Caín cometió un asesinato
premeditado y por lo tanto claramente ignoró la salida de escape de Dios.
b. Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató: Ningún ser humano había muerto o
había sido asesinado antes, pero Caín vio cómo los animales fueron matados para el sacrificio. El
extinguió la vida de Abel de la misma manera.
i. El curso descendente del pecado ha progresado rápidamente. Ahora el-esperado redentor es un
asesino y el segundo hijo es la víctima de asesinato. El pecado no fue "cortado de raíz" y no
podía ser contenido.

B. Dios se enfrenta a Caín.


1. (Génesis 4:9) Las preguntas de Dios a Caín.

Entonces Jehová preguntó a Caín: — ¿Dónde está Abel, tu hermano? Y él respondió: —No
sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?

a. ¿Dónde está tu hermano Abel?: Dios sabía la respuesta a esta pregunta. Él le preguntó a


Caín, porque quería darle la oportunidad de confesar su pecado y comenzar a hacer lo correcto
después de hacer el mal.
i. Que inútil era para Caín mentirle a Dios! Era una locura para él pensar que Dios no sabía dónde
estaba Abel o que en realidad podía ocultar su pecado de Dios.

b. Soy yo acaso guarda de mi hermano? Esta respuesta de Caín es famosa. El hecho del asunto
es que se supone que él iba a ser el guardián de su hermano, pero era el asesino de su hermano y
él lo asesino por la más baja de las razones. Abel no había herido a Caín de ninguna manera. La
furia asesina de Caín se inspiró exclusivamente por el celo espiritual.
i. Judas 11 advierte sobre el camino de Caín, que es la incredulidad, la religión vacía que conduce
a los celos, la persecución de los verdaderamente santos y la furia asesina.
ii. No hay mayor maldición sobre la tierra que la religión vacía, vana, aquellos que tienen una
apariencia de piedad, pero niegan el poder de Dios (2 Timoteo 3:5). Muchos están muertos de
miedo de "humanismo secular" o de ateísmo, pero la religión muerta envía a más gente al
infierno que cualquier otra cosa.
La respuesta insolente y arrogante de Caín a la pregunta que le hizo Dios es una señal de que
interiormente reconocía su culpabilidad. Así es cómo funciona siempre la culpabilidad, negando
toda responsabilidad. Caín contesta: “¿Mi hermano? ¿Qué tengo yo que ver con mi hermano?
¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? ¿Es acaso responsabilidad mía saber dónde está mi
hermano?”. La hipocresía resulta aquí perfectamente evidente. A pesar de que Caín podía
rechazar la responsabilidad de saber dónde estaba su hermano, no dudó en asumir la mayor
responsabilidad en cuanto a haber quitado la vida a su hermano.
No hay nada en esta declaración respecto a enfrentarse con la responsabilidad ni en lo que se
refiere a contestar honestamente a esta terrible pregunta de labios de Caín: “¿Soy yo acaso guarda
de mi hermano?”.
Hace dos o tres décadas, el Dr. Carl Henry escribió un libro titulado The Uneasy Conscience of
Fundamentalism (La consciencia inquieta del fundamentalismo), que hizo que muchas personas
sintiesen inquietud. El Dr. Henry apunta en este libro el hecho de que el aislamiento que adoptan
muchos cristianos, que hace que no tengamos contacto con personas que no son cristianas,
también nos ha distanciado, impidiendo que nos enfrentemos con algunas urgentes cuestiones
sociales de nuestro tiempo. Con frecuencia nos hemos sentido perfectamente satisfechos
cantando acerca de ir al cielo, pero hemos mostrado poca preocupación por los enfermos y los
pobres, por los que se encuentran solos, por los ancianos y los desgraciados de nuestro mundo.
Isaías 58 es una poderosa condena de esta actitud por parte de las personas religiosas. Dios se
interesa enormemente por este aspecto de la vida, y aquellos que llevan Su nombre no se atreven
a descuidar este aspecto. Seamos perfectamente sinceros y admitamos que esta es una
manifestación del amor cristiano que nosotros los evangélicos tenemos tendencia a descuidar.
No se pretendió jamás que la iglesia ministrase tan solo a un segmento de la sociedad, sino que
debía incluir a todas las personas, todas las clases, todas las razas, sin distinción alguna. Las
iglesias deben hacer caso omiso a estas distinciones. Es preciso que así sea; de lo contrario, no
estamos siendo fieles a Aquel que nos llamó y que Él mismo fue amigo de pecadores de toda
clase. Debemos ser perfectamente honestos y admitir que este ha sido un punto débil de la vida
evangélica: el no ser capaces de actuar en obediencia al mandamiento de Dios de ofrecer amor,
amistad, perdón y gracia a todas las personas sin distinción de clase, de raza, de posición o de
herencia.
Padre, abre mis ojos para que pueda ver a las personas a mi alrededor como personas que
Tú has creado y que Tú has puesto en mi camino con un propósito determinado. Enséñame
que yo soy guarda de mi hermano.
Aplicación a la vida
La Iglesia debe de ministrar a todos los segmentos de la sociedad sin distinción alguna. ¿Nos
hemos vuelto nosotros satisfechos de nosotros mismos o demasiado cómodos en nuestro círculo
de influencia y con nuestros conocidos?
“Nuestro servicio al prójimo tal vez no sea tan espectacular, pero podemos fortalecer el espíritu
humano, arropar cuerpos fríos, alimentar al hambriento, consolar a los acongojados y elevar
almas preciosas a nuevas alturas.”
En este breve versículo se encuentran capítulos de asesoramiento, lecciones para vivir y dirección
de Dios: “Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y el respondió: No sé. ¿Soy yo
acaso guarda de mi hermano?” (Génesis 4:9.)
Estas dos significativas preguntas se hacen y se contestan en temas que se enseñan en las
Escrituras. Uno de estos ejemplos se encuentra en la vida de José y sus hermanos.
En el emotivo ejemplo del Buen Samaritano, Jesús enseña vívidamente la interpretación del
mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 19:19) y contesta eficazmente la
perturbadora pregunta: “¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?”

las sesiones dedicatorias elevaron nuestro corazón hacia los cielos e instaron al escuchante a
obedecer los mandamientos de Dios y a emular el ejemplo de rectitud que enseñó Jesús de
Nazaret. Las intenciones egoístas se convirtieron en genuino interés por el prójimo. Uno de los
sermones recalcó el mandamiento del Señor, tal como se encuentra registrado en Mateo:
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y
hurtan;
“sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no
minan ni hurtan.
“Porque donde este vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” (Mateo 6:19-21.)
“Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz,
“y se postró rostro en tierra a sus pies …
“Y [Jesús] le dijo: Levántante, vete; tu fe te ha salvado.” (Lucas 17:1W16, 19.)
El deseo de ayudar a otra persona, la búsqueda de la oveja perdida, tal vez no de resultados
inmediatos. A veces el progreso es lento y hasta indistinguible.
La Familia de Adán y Eva.
Según Gen_1:28, Dios dio su bendición a la primera pareja humana que acababa de crear,
diciendo: “Creced, multiplicaos y llenad la tierra.” Según el relato Deu_2:18-23, Dios dio a Adán
una ayuda semejante a él, a la que éste reconoce por compañera, “carne de su carne y hueso de
sus huesos.” Era el complemento sexual que exigía su naturaleza y la compañía digna que
anhelaba su espíritu, pues en medio de los animales se sentía solo. Según este relato, el hombre y
la mujer están destinados a formar “una sola carne.” Es el origen del matrimonio. En Gen_3:20 se
dice que Adán puso por nombre a su mujer Eva (Jawwah = vida), “porque ella será madre de
todos los vivientes.” Después de leer estos textos, resulta absurda la opinión de ciertos
expositores modernos, que quieren ver en el pecado de los primeros padres la cópula conyugal,
que habría sido un acto prohibido antes de perder el estado de inocencia.
El autor sagrado, después de mostrar cómo el pecado, el mal físico y moral hicieron
irrupción en la historia, empieza relatando las consecuencias trágicas de la nueva situación, ya
que el hombre se va alejando poco a poco de Dios, entregándose al egoísmo y a los vicios. Y el
primer fruto amargo del pecado es el primer homicidio. Por otra parte, el hagiógrafo, al relatar —
de modo popular — los orígenes de la humanidad, destaca cómo la civilización y progreso
material van en proporción inversa al espíritu de religiosidad del hombre.
El capítulo se divide en tres partes: a) asesinato de Abel por su hermano Caín (v.1-16); b)
la descendencia de Caín (17-24); c) la descendencia de Set (25-26).
Caín y Abel (1-16).
1
Conoció Adán a su mujer, que concibió y parió a Caín, diciendo: “He adquirido de Yahvé un
varón.” 2 Volvió a parir y tuvo a Abel, su hermano. Fue Abel pastor, y Caín labrador. 3 Y al cabo
de tiempo hizo Caín ofrenda a Yahvé de los frutos de la tierra, 4 y se lo hizo también Abel de los
primogénitos de sus ganados, de lo mejor de ellos; agradóse Yahvé de Abel y su ofrenda, 5 pero
no de Caín y de la suya. Se enfureció Caín y andaba cabizbajo; 6 y Yahvé le dijo: “¿Por qué estás
enfurecido y por qué andas cabizbajo? 7¿No es verdad que, si obraras bien, andarías erguido,
mientras que, si no obras bien, estará el pecado a la puerta? Y siente apego a ti, y tú debes
dominarle.” 8 Dijo Caín a Abel, su hermano: “Vamos al campo.” Y, cuando estuvieron en el
campo, se alzó Caín contra Abel, su hermano, y le mató. 9 Preguntó Yahvé a Caín: “¿Dónde está
Abel, tu hermano?” Contestóle: “No sé; ¿soy acaso el guardián de mi hermano?” 10“¿Qué has
hecho? — le dijo él —. La voz de la sangre de tu hermano está clamando a mí desde la tierra. 11
Ahora, pues, maldito serás de la tierra, que abrió su boca para recibir de mano tuya la sangre de
tu hermano. 12 Cuando la labres, te negará sus frutos y andarás por ella fugitivo y errante.” 13 Dijo
Caín a Yahvé: “Insoportablemente grande es mi castigo. 14 Ahora me arrojas de esta tierra; oculto
a tu rostro habré de andar fugitivo y errante por la tierra, y cualquiera que me encuentre me
matará,” 15 Pero Yahvé le dijo: “No será así. Si alguien matare a Caín, sería éste siete veces
vengado.” Puso, pues, Yahvé a Caín una señal, para que nadie que le encontrase, le matara. 16
Caín, alejándose de la presencia del Señor, habitó la tierra de Nod, al oriente de Edén.

Empieza a cumplirse el dicho anterior de que Eva será la madre de los vivientes. En el Génesis es
ordinario que la madre ponga el nombre a sus hijos3. Eva reconoce aquí que el hijo es un don de
Dios (v.1). El verbo empleado en la Biblia para designar las relaciones íntimas sexuales es
conocer, en el sentido de experimentar y gustar. La exclamación de Eva: “he adquirido de Yahvé
un varón,” está en relación con la etimología popular de Caín (de qanah, adquirir, comprar). En
realidad parece que el nombre de Caín hay que relacionarlo con el Qain árabe, que significa
herrero. Veremos cómo se atribuye a los descendientes de Caín la industria de los metales. Y se
ha relacionado la tribu de los Qenitas — especialistas en la forja de los metales — con su
epónimo Caín.
Del segundo hijo, Abel, no se da etimología alguna. Se le ha relacionado con el asirio ablû
o aplû (hijo), o con el hebreo Hebel, que evocaría la idea de soplo o existencia precaria del
segundo hijo de Adán. El hagiógrafo no menciona más que estos dos hijos de Adán y después a
Set. En realidad, sabemos que “engendró hijos e hijas” después de haber engendrado a éste 4. Pero
el hagiógrafo sólo señala los personajes que le interesan para su esquema histórico, que prepara la
historia de Israel, que a su vez es presentada como “historia de salvación” para la humanidad.
Hemos de tener en cuenta, pues, que la historia es fragmentaria y que el autor sagrado no
pretende dar una lección completa de historia primitiva, sino recoger las tradiciones relativas a
personajes que constituyen los primeros jalones de la historia de la salvación. Nos hallamos en
plena prehistoria y, por tanto, las tradiciones históricas están diluidas en una masa nebulosa no
pocas veces legendaria. Las leyendas etiológicas y populares abundan para dar explicación del
origen de los pueblos. Por otra parte, el redactor que ha recopilado estas tradiciones antiguas, por
falta de sentido estricto histórico, traslada formas de vida de su tiempo a las primeras etapas
prehistóricas de la humanidad. Así, presenta a los dos primeros hijos de Adán como encarnando
los dos modos de vida de su época: la agrícola y la pastoril (v.2). De hecho, sabemos que la
agricultura no aparece en la prehistoria hasta los tiempos del neolítico, pues en los tiempos
paleolíticos el hombre vivía de la caza. El hagiógrafo, al presentar a los dos hijos de Adán como
representantes de la vida agrícola y de la vida pastoril, parece que tiene preferencias por esta
última, sin duda porque la vida nómada, por su sencillez, se presta más a vivir de la Providencia
divina. Las poblaciones sedentarias de Canaán eran más corrompidas, y los profetas siempre han
añorado los tiempos nomádicos del desierto5. El autor sagrado hace notar que las ofrendas de
Caín, hechas a base de productos agrícolas, no agradaron a Yahvé, mientras que la ofrenda de los
ganados de Abel fue de sumo agrado a Dios. En el culto mosaico, los sacrificios de animales
eran la parte central, mientras que las ofrendas de frutos o productos agrícolas tenían el carácter
de complemento6. Quizá en la narración haya un eco de esta apreciación. No debemos perder de
vista que en las narraciones bíblicas se quiere ante todo destacar ideas religiosas, morales o
cultuales. Esto tiene aplicación sobre todo en estos primeros capítulos, relativos a la historia
primitiva de la humanidad. Los orígenes de la humanidad quedaban muy lejos cuando se
redactaron las tradiciones orales recibidas desde antiguo. Dios, que reveló a los hombres las
verdades fundamentales tocantes al origen de las cosas y del género humano desde el punto
de vista religioso — como criaturas de Dios, no ha querido darnos a conocer las incidencias de
la historia de la humanidad.
Según los datos de la paleoantropología y de la prehistoria, el hombre vivió al principio de la
caza, de la pesca y de las frutas de los árboles y productos que el campo espontáneamente
producía. Es el género de vida de las tribus actuales aborígenes. Sólo en la edad neolítica, cuando
el hombre ya había progresado y la alimentación empezó a escasear, surgió la agricultura y la cría
organizada de animales o pastoreo, que supone la domesticación de los animales. El autor
sagrado traslada a la aurora de la humanidad estas dos formas de dominar la tierra y los animales,
que son las que estaban en uso en el pueblo israelita, ya establecido en Canaán. El sacrificio, por
el que el hombre reconoce la soberanía de Dios e invoca su bondad, es una forma espontánea
de culto 7, y ha debido de ser practicado desde los orígenes, ofrendando a Dios las cosas mismas
de que vivía y que le eran más caras, es decir, parte de su caza, de su pesca o de los frutos de la
tierra, como hacen hoy día las tribus aborígenes.
Además, como hemos indicado antes, al presentarnos a Caín y Abel, como labrador uno y
pastor el otro, tal vez nos quiera poner la vida de los patriarcas-pastores por encima, en el orden
moral, de la vida de los agricultores. Así dice que las ofrendas de Caín no agradaron a Dios,
mientras que las de Abel fueron particularmente bien recibidas. San Pablo da testimonio de la fe
de Abel, con que agradó a Dios 8; pero el autor sagrado no declara por qué unas ofrendas fueron
gratas a Dios y otras no, y cómo manifestó su benevolencia especial hacia Abel. La Ley repite
con frecuencia que Dios bendecirá los trabajos de los que le sirvan, y, al contrario, negará su
bendición a los que no se cuidan de su servicio 9. Sin duda que Caín, al ver la prosperidad de los
ganados de su hermano y compararla con la penuria de sus productos, sintió la envidia en su
corazón, que se declaró en el amargor y tristeza reflejada en su rostro; actitud que le llevó a
perpetrar el primer homicidio. En este proceso, Dios le habló al corazón; el hagiógrafo finge un
hermoso coloquio íntimo de Dios con Caín, invitándole a cambiar de sentimientos y a no dejarse
llevar de pensamientos siniestros criminales. Las palabras puestas en boca de Dios por el
hagiógrafo reflejan sentimientos de benevolencia y comprensión para con el hombre abatido y
reflejan la lucha psicológica de la tentación en un ánimo especialmente preparado para caer:
¿Por qué andas cabizbajo? ¿No es verdad que, si obraras bien, andarías erguido, mientras que,
si no obras bien, estará el pecado a la puerta, pues él siente apego a ti, y tú debes dominarle a
él? 10 Esta hermosa observación psicológica, puesta en boca de Dios, es la voz de la conciencia
del hombre, que a su vez es la voz de Dios. Cuando el hombre se halla preparando algo contra la
ley de Dios, oye la voz preventiva de la conciencia enseñándole el buen camino que debe seguir.
Si obra bien, puede estar orgulloso de sus acciones, mientras que, en caso contrario, si tiene
malas disposiciones, el “pecado está a su puerta,” es decir, se halla como una fiera dispuesta a
entrar y caer sobre la presa. Sin duda que aquí el pecado alude al homicidio que va a perpetrar.
Las disposiciones actuales de Caín, con su complejo de amargor y derrotado, son el campo más
abonado para que el crimen tenga acceso a su alma.
Pero Caín no quiso oír la voz de Dios, reflejada en la de su conciencia, que le prevenía
contra el pecado o crimen, y se decide a lo peor. Llama a su hermano para salir juntos al campo.
Pero ¿es que habitaban ya en ciudades cuando no existían más que ellos solos y sus padres? De
nuevo vemos aquí reflejado el ambiente de la época del redactor trasladada inconscientemente a
la vida prehistórica. Esto mismo se refleja en la frase del v.14: Cualquiera que me encuentre, me
matará. En los días de Caín aún no existían los prójimos vengadores (goel) encargados de vengar
la sangre de Abel. Así, pues, vemos cómo el ambiente social de la época del redactor se desplaza
a los tiempos prediluvianos. Es una falta de perspectiva histórica muy corriente en los escritores
de la antigüedad, cuando para la historia no existía el criterio de exigencia en materia de exactitud
de los hechos. Como los artistas del Quatrocento pintan las escenas de la vida de Jesús teniendo
en cuenta las indumentarias y módulos arquitectónicos del tiempo del artista, así los hagiógrafos,
al redactar tradiciones antiguas nebulosas sin contornos claros históricos, trasladan su
Weltanschaung a los tiempos de los personajes de sus relatos.
Caín, por fin, perpetró el temible crimen. Es el primer homicidio de la historia, y el autor
sagrado ha querido encarecer su gravedad apelando al llamamiento de la conciencia al bien antes
de que se perpetrara tal enormidad. Dios no puede ahora dejar impune tal acción, y por eso
pide cuentas al propio Caín. Es sentencia divina de que quien “derramare la sangre del hombre,
su sangre será derramada, porque a imagen de Dios ha sido hecho el hombre.” 11 Por esto la
sangre de Abel clama al cielo desde la tierra en que fue derramada, y pide justicia a la venganza
divina. El homicida, atormentado por su propia conciencia, se ve forzado a huir de aquellos
lugares, que le recuerdan a su hermano y el crimen en él cometido. Y huye, sin poder detenerse,
perseguido por la sombra de su víctima y la acusación de su conciencia, temiendo que una mano
vengadora descargue sobre él un golpe mortal. Pero ¿de quién podía temer la venganza, si no
existía más que Caín? Pero el autor sagrado, al describir a Caín errante, piensa en la suerte del
homicida de su tiempo que tiene que andar errante huyendo de su go'el, o vengador de la sangre.
Entre las tribus beduínas, donde no existe policía organizada, cuando hay un homicidio, un
pariente de la víctima debe comprometerse a buscar al asesino y a darle muerte. Esta concepción
es la que aparece reflejada en el caso de Caín. La sangre de la víctima inocente clama venganza al
cielo. Por eso se solía cubrir con tierra, como esperando ahogar su grito mudo ante Dios 12. La
sangre es el símbolo de la vida, y sólo Dios puede quitarla. Según el texto bíblico, Caín en
adelante será como maldito de la misma tierra que ha recibido la sangre del inocente. En adelante
tendrá que luchar contra ella, pues ésta le negará sus frutos; es el castigo divino al homicida. Por
ello, Caín es condenado a andar vagabundo por el mundo, huyendo del vengador de su hermano y
de los lugares que le recuerdan a Abel. En todos estos detalles hay observaciones psicológicas
muy finas. El estilo es descriptivo. Es el capítulo anterior, en el que abundan los diálogos para
expresar ideas teológicas y observaciones psicológicas. El homicida reconoce su crimen:
insoportablemente grande es mi castigo13. Por ello llega a desear la muerte de manos del primero
que le encuentre (v.14). Y así quiere huir hacia la estepa, donde no hay protección familiar
alguna. Pero Dios no quiere que la venganza se ejerza ciegamente, y por eso dice que el que se
vengue de Caín será siete veces vengado. Es la condenación de la práctica de la ley de venganza
de la sangre llevada a cabo sin control. Y para destacar esta idea de protección sobre Caín, el
hagiógrafo dice que le puso a éste una señal para que se le distinguiera y no se le matara. Según
San Jerónimo, esa señal impuesta por Dios a Caín es el temblor de su cuerpo y la agitación de su
mente. En realidad no sabemos en qué consistió. Pero lo que el autor sagrado quiere destacar es la
protección de Dios sobre él para que no se ejerza la venganza, que pudiera ser principio de una
cadena interminable de crímenes, como lo denuncia el fiero hijo de Caín, Lamec: “Si Caín sería
vengado siete veces, Lamec lo será setenta veces siete.”14
Parece que el hagiógrafo quiere condenar aquí los abusos del derecho de venganza que se
daban en su tiempo. Dios se encargará de hacer justicia, y, en el caso de Caín, el castigo será el
remordimiento y el verse obligado a andar errante sin encontrar tranquilidad. Por otra parte, el
autor sagrado destaca la misericordia y benevolencia divinas, que invitan al pecador al
arrepentimiento. Vemos aquí “una noción muy elevada de Dios y de la religión y altas lecciones
morales: primero el horror de Yahvé por el pecado, señalado por el castigo infligido al culpable,
y, sin embargo, a pesar de la severidad del castigo, hay lugar junto a la justicia para la piedad y la
misericordia, que tienden una mano al pecador, intentando llevarle a mejores sentimientos.
Igualmente, de la aceptación diversa hecha a la ofrenda de los dos hermanos se deduce que las
oblaciones y los sacrificios no bastan por sí mismos para captar la benevolencia divina; ésta
dependerá de las disposiciones del corazón, y si Yahvé no vuelve sus miradas hacia Caín como
hacia Abel, es porque el estado del alma de Caín no es de la calidad de la de Abel. Es la idea que
los profetas intentarán inculcar al pueblo de Israel, siempre inclinado a darse por satisfecho con
un culto externo, sin preocuparse de los sentimientos internos del alma, que deben ser los de una
vida justa o de sincero arrepentimiento.”15
Después el hagiógrafo consigna que Caín se apartó de Yahvé, que habitaba en Edén, y se
marchó a habitar a la tierra de Nod, al oriente de Edén. No podemos localizar el lugar de morada
de Caín, pero nod en hebreo significa “andar errante”; así que el nombre de esa región parece
buscado para expresar que Caín se dirigió hacia tierras deshabitadas para continuar su vida
errante y fugitiva. No pocos autores consideran a Caín como el antepasado epónimo de la tribu de
los qenitas, tribu nómada de las estepas del Sinaí, que se agregó al pueblo hebreo 16; y la señal de
Caín sería una explicación popular de los tatuajes (wasm) de estas gentes despreciadas de la
estepa. En 5:12 se habla de un nieto de Set llamado Cainán, cuyo nombre puede relacionarse
también con la tribu de los qenitas o cineos.
Génesis 4

Caín es el principal actor en este capítulo, y su carácter y conducta se revelan en cuatro aspectos
diferentes.

I. El adorador (4:1-5)
Tanto la promesa de Dios en 3:15 como la fe de Adán en 3:20 se ven en 4:1. Eva trajo al
mundo una nueva vida y pensó que su hijo era la simiente prometida. Una posible traducción
sería: «He adquirido varón: ¡el Señor!». «Caín» significa «adquirido», se miraba al niño como un
don de Dios. Abel significa «vanidad, vapor»: Sugiere la futilidad de la vida separados de Dios, o
quizás la desilusión de Eva porque Caín no era la simiente prometida. Desde el mismo principio
vemos una división del trabajo: puesto que a Caín se identifica con la tierra, a Abel con el
ganado. Como Dios ya había maldecido la tierra (3:17), por eso a Caín se le identifica con esa
maldición.
Esta primera familia debe haber conocido un lugar definido de adoración, por cuando ambos
hijos trajeron ofrendas al Señor. Quizás se deba a que la gloria de Dios habitaba en el árbol de la
vida, con el camino guardado por el querubín (3:24). Heb_11:4 indica que Abel trajo su ofrenda
por fe; y Rom_10:17 enseña que «la fe viene por el oír». Esto significa que Dios debe haber
enseñado a Adán y a su familia a cómo acercarse a Él, y 3:21 indica que se incluía el sacrificio de
sangre. Heb_9:22 afirma que debe haber derramamiento de sangre antes de que exista remisión
de pecado, pero Caín trajo de la tierra maldita una ofrenda sin sangre. Su ofrenda tal vez fue
sincera, pero no se aceptó. No tenía fe en la Palabra de Dios, ni dependencia en el sacrificio de un
sustituto. A lo mejor Dios «respondió por fuego» (Lev_9:24) y consumió la ofrenda de Abel,
pero la de Caín se quedó en el altar.
Caín tenía cierta forma de piedad y religión, pero negó el poder (2Ti_3:5). Primera de
Joh_3:12 indica que Caín era hijo del diablo y esto significa que practicaba una falsa justicia de la
carne, no la justicia de Dios por fe. Jesús llamó «hijos del diablo» a los fariseos que se
autojustificaban y culpó a los de su calaña por la muerte de Abel (Luk_11:37-51). Jud_1:11 habla
acerca del «camino de Caín», que es la senda de la religión sin sangre, religión basada en buenas
obras religiosas y justicia propia. Sólo hay dos religiones en el mundo actual: (1) la de Abel, que
depende de la sangre de Cristo y su obra consumada en la cruz; y (2) la de Caín, que depende de
las buenas obras y religión que agrada al hombre. ¡La una conduce al cielo, la otra al infierno!

II. El homicida (4:6-8)


Jam_1:15 nos advierte que el pecado empieza de una manera pequeña, pero crece y lleva a la
muerte. Así ocurrió con Caín. Vemos desilusión, ira, celos y por último homicidio. El odio en su
corazón le llevó al asesinato con sus manos (Mat_5:21-26). Dios vio el corazón sin fe de Caín y
el semblante decaído y le advirtió que el pecado estaba agazapado como una bestia salvaje,
esperando para destruirlo. Dios le dijo: «Él te desea, pero tú debes regir sobre él».
Lastimosamente Caín alimentó a la bestia salvaje de la tentación, ¡luego abrió la puerta y la invitó
a entrar! Caín invitó a su hermano para hablar con él y después lo mató a sangre fría. Hijo del
diablo (1Jn_3:12), Caín, como su padre, era mentiroso y homicida (Joh_8:44). En el capítulo 3
tenemos a un hombre pecando contra Dios al desobedecer su Palabra; en el capítulo 4 vemos al
hombre pecando contra el hombre.

III. El vagabundo (4:9-16)


Adán, «¿dónde estás tú?» «¿Dónde está Abel tu hermano?» ¡Cuán significativas son estas dos
primeras preguntas en la Biblia! El pecado siempre nos alcanza, aun cuando tratemos (como
Caín) de mentir respecto a nuestro pecado. La sangre de Abel clamaba venganza; la sangre de
Cristo clama paz y perdón (Heb_12:24). Dios maldijo a la serpiente; ahora maldice a Caín.
«Maldito seas tú de la tierra!» (v. 11). En otras palabras, la tierra no rendiría frutos a Caín y
tendría que deambular de lugar en lugar para vivir. Sería un fugitivo, un peregrino.
Caín no se arrepintió de su pecado; en lugar de eso, mostró remordimiento y desesperación.
Como sus padres, le echó la culpa a Dios: «¡Me echas hoy de la tierra!» (v. 14). Fue rechazado
por el cielo y por la tierra. Fue condenado a una intranquilidad que sólo se podía curar con fe.
Nótese también el temor y desesperación de Caín: «Cualquiera que me hallare, me matará»
(v. 14). En gracia Dios prometió proteger a Caín y le puso una señal para verificar su promesa.
(No es probable que haya sido una marca literal en Caín; más bien Dios le dio a Caín una señal
para darle seguridad. ¡Qué gracia!) ¿Por qué Dios dejó en libertad a Caín? Por un lado, Caín llegó
a ser un «sermón andante» de la gracia de Dios y de las trágicas consecuencias del pecado. ¡Qué
cuadro de la humanidad de hoy: inquieta, sin esperanza, errabunda, derrotada!
¿Pasó Caín el resto de su vida peregrinando? ¡No! ¡Se estableció y edificó una ciudad! Aquí
tenemos el origen de la «civilización»: el sustituto humano en lugar de los dones de Dios.

IV. El constructor (4:17-26)


«Nod» significa «descarriarse, andar errante», de modo que la misma tierra que escogió Caín
habla de su peregrinaje alejándose de Dios. Se alejó de la presencia de Dios (4:16); no necesitaba
una religión de sangre. Sin dudas Caín se casó con una de sus hermanas, porque para ese
entonces había muchos descendientes de Adán (5:3 indica que han pasado 130 años). Más tarde
Abraham se casa con su media hermana; ¿por qué no podía Caín hacerlo con su hermana de
sangre, especialmente cuando el pecado aún no había hecho sus estragos en el cuerpo humano?
El nombre de su hijo, Enoc, significa «iniciación» y sugiere un nuevo comienzo, pero era un
comienzo sin Dios.
Evaluados desde el punto de vista humano los descendientes de Caín son un grupo admirable.
Jabal («errante») fundó la ciencia de la agricultura (v. 20). Jubal fundó la «cultura»: música; y
Tubal-caín la industria metalúrgica. Al parecer la «ciudad» de Caín fue un gran éxito, pero Dios
dejó en claro que rechazaba todo eso. En el versículo 25 Dios le dio a Adán y Eva otra simiente:
Set, que significa «el designado, el sustituto» (ocupando el lugar de Abel). Dios no trató de
reformar a los cainitas. Los rechazó y al fin y al cabo los condenó en el diluvio. Así como los
cainitas poco a poco se fueron alejando de la verdadera adoración a Dios, los setitas fueron
regresando a Él (v. 26) y estableciendo de nuevo su adoración al Señor.
La civilización actual tiene su origen en Caín. Tiene elementos tales como la agricultura, la
industria, artes, grandes ciudades y religión sin fe en la sangre de Cristo. También, como la
civilización antigua de Caín, será destruida. Todavía exhibimos con jactancia asesinos como
Lamec y todavía tenemos personas (como Lamec) que violan los sagrados votos del matrimonio.
«Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre» (Mat_24:37). Los
hombres aún rechazan la divina revelación y dependen de sus recursos humanos. El verdadero
cristiano no pertenece a este «sistema mundial» que es pasajero (1Jn_2:15-17) y no debe
enredarse con él (Rom_12:2; 2Co_6:14-18; 2Co_7:1).
Debemos notar especialmente el «mensaje de Lamec» (vv. 23-24). Este pasaje no es claro y
no todos los estudiosos bíblicos lo interpretan de la misma manera. Lamec fue el séptimo desde
Adán, por el lado de Caín, y fue uno que desagradó a Dios, en tanto que Enoc fue el séptimo
desde Adán por el lado de Set (5:3-27) y caminó con Dios y agradó a Dios (Heb_11:5). Nótese
que la línea cainita hasta copió los nombres de los verdaderos creyentes en la línea de Set (Enoc-
Enós; Irad-Jared; Mehujael-Mahalaleel; Lamec-Lamec). Algunos sugieren que un joven hirió a
Lamec, de modo que en defensa propia este mató a su atacante. Si Dios vengó a Caín, quien era
culpable de crudo homicidio, de seguro defendería a Lamec que mató en defensa propia. Otra
sugerencia es que Tubal-caín fue el que diseñó las primeras armas de bronce y hierro y que
Lamec las exhibía con orgullo a sus esposas. Los verbos hebreos pueden traducirse en tiempo
futuro: «Mataré a cualquiera que me hiera, y no necesitaré la protección de Dios, porque con
estas armas puedo vengarme setenta veces siete». Bajo esta perspectiva, es la primera expresión
en la Biblia de desafío arrogante y guerra.

Vers. 1-26. NACIMIENTO DE CAIN Y ABEL.


1. Eva … dijo: Adquirido he varón por Jehová—es decir: “por ayuda de Jehová”,
expresión de gratitud piadosa, y le llamó Caín, “una posesión”, como si lo valorara sobre todas la
cosas; mientras que la llegada de otro hijo, que le recordó la miseria que ella había traído sobre su
descendencia, la llevó a llamarle Abel, “vanidad” (Psa_39:5), o “pesar” “lamentación”. Caín y
Abel eran probalemente mellizos; y se ha creído que, en este primer período de la humanidad, los
hijos nacían en pared (cap. 5:4). (Calvino.) fué Abel pastor de ovejas—literalmente,
“alimentador de rabaño”, que en los países orientales, siempre incluían cabras y ovejas. Aunque
Abel era el menor, se menciona primero, probablemente por la preeminencia de su carácter
religioso.
3. andando el tiempo—Hebreo “al fin de días”, tal vez en día de descanso y culto. trajo …
ofrenda a Jehová—Ambos manifestaron por el mismo acto de ofrendar, su fe en la existencia de
Dios y en el derecho de él su reverencia y culto; y si la clase de ofrenda era dejada a la iniciativa
individual, nada más natural que uno trajera “del fruto de la tierra” y que el otro, “de los
primogénitos de sus ovejas”.
4. Miró Jehová con agrado a Abel … mas no miró propicio a Caín—Las palabras “miró
con agrado” o “miró propicio”, significan en hebreo, mirar una cosa con ojeada penetrante,
ansiosa; que han sido traducidas “inflamar en fuego” de modo que la aprobación divina del
sacrificio de Abel, se vió en que fué consumido en el fuego (véase cap. 15:17; Jdg_13:20).
7. Si bien hicieres, ¿no serás ensalzado?—En el margen (versión inglesa), “¿No tendrás tú
la excelencia?” que es el sentido verdadero de las palabras, refiriéndose al alto privilegio y a la
autoridad pertenecientes al primogénito en tiempos patriarcales. el pecado está a la puerta—
pecado, es decir, ofrenda por el pecado, sentido común de la palabra en las Escrituras, como en
Hos_4:8; 2Co_5:21; Heb_9:28. El intento de la divina reprensión es éste: “¿Por qué te enojas,
como si fueras tratado injustamente? Si bien hicieres—si eres inocente y sin pecado, una ofrenda
de gratitud habría sido acepta como señal de tu sumisión como criatura. Pero como no haces bien,
y eres pecador, una ofrenda por el pecado es necesaría, trayendo la cual tú habrías hallado
aceptación, y conservado los honores de primogénito“. (La interpretación del comentador parece
muy forzada, o aún fantástica. ¿Por qué no entender la palabra “pecado” por “pecado” para
interpretar el pasaje con más logica? (Nota del Trad.). El lenguaje indica que habían sido dadas
instrucciones previas en cuanto al modo de adorar. Abel ofreció por fe (Heb_11:4). a ti será su
deseo—La alta distinción conferida por la prioridad de nacimiento está descrita en el Cap. 27:29;
y fué la convicción de Caín de que este honor le había sido quitado por el rechazo de su
sacrificio, y conferido sobre su hermano. De ahí la secreta llama de celos, que se encendió y llegó
a ser un odio obstinado, y terrible venganza. (Es difícil creer que en sociedad humana tan
primitiva, se hubieran es tablecido normas acerca del derecho de primogenitura. Ni aparece algo
en estos versículos que sugiera tal asunto. El comentador trata de hacer más dificiles las palabras
que parecen sencillas y claras. Nota del Trad.).
8. Y habló Caín a su hermano Abel—Bajo el pretexto de una familiaridad fraternal,
escondió Caín su propósito premeditado, hasta que ocurriese el tiempo y lugar convenientes para
el homicidio (1Jo_3:12);
9. No sé—una mentira. Un pecado conduce a otro.

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