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Un perro llevaba un pedazo de carne en la boca y al mirar su reflejo en el agua creyó que otro perro tenía un pedazo más grande, por lo que quiso arrebatarle la suya abriendo la boca pero dejó caer la suya en el proceso. La moraleja es que no hay que ser codiciosos porque al desear lo que otros tienen se puede perder lo propio.
Un perro llevaba un pedazo de carne en la boca y al mirar su reflejo en el agua creyó que otro perro tenía un pedazo más grande, por lo que quiso arrebatarle la suya abriendo la boca pero dejó caer la suya en el proceso. La moraleja es que no hay que ser codiciosos porque al desear lo que otros tienen se puede perder lo propio.
Un perro llevaba un pedazo de carne en la boca y al mirar su reflejo en el agua creyó que otro perro tenía un pedazo más grande, por lo que quiso arrebatarle la suya abriendo la boca pero dejó caer la suya en el proceso. La moraleja es que no hay que ser codiciosos porque al desear lo que otros tienen se puede perder lo propio.
Un perro llevaba entre los dientes un buen pedazo de
carne y, al cruzar un puentecillo de madera, se asom a la barandilla viendo claramente reflejada en el agua su propia figura. El muy simple crey que se trataba de otro perro que tena en la boca un trozo de carne ms grande que el suyo. Con los ojos brillantes de avaricia, pens en apoderarse tambin de la carne del otro y se prepar vidamente para abalanzarse sobre l, abriendo por completo sus poderosas mandbulas. Pero al hacerlo as, su propia carne se le escap de la boca, yendo a caer de golpe en el agua, donde ya slo se vean los crculos que se iban formando en la superficie, tan grandes al fin, como la propia estupidez del perro, quien aqu comprendi que, por codiciar un trozo de carne mayor que el suyo, se qued sin ninguno.
Esopo
Moraleja: No hay que ser codiciosos, pues, por desear lo que otros tienen, podemos perder lo que nos pertenece