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Contenido
I. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................ 4
II. CONCEPTOS GENERALES ........................................................................................... 6
III. ANTECEDENTES .............................................................................................................. 10
IV. HISTORIA ............................................................................................................................ 13
1. Origen y Concepto del Estructuralismo .................................................................................................14
2. Aspectos en los que se basa el origen del Estructuralismo de Saussure .............................................16
3. Contexto ...................................................................................................................................................17
4. Idea Clave del Estructuralismo ...............................................................................................................23
4.1. Escuela de Praga ..............................................................................................................................23
4.2. Escuela de Copenhague ...................................................................................................................24
I. INTRODUCCIÓN
ESTRUCTURA
La noción de estructura se relaciona con la forma de las relaciones que mantiene
los elementos del conjunto. La Estructura puede ser simple o compleja, dependiendo del
número y tipo de interrelaciones entre las partes del sistema. Los sistemas complejos
involucran jerarquías que son niveles ordenados, partes, o elementos de subsistemas.
Los sistemas funcionan a largo plazo, y la eficacia con la cual se realiza depende del tipo
y forma de interrelaciones entre los componentes del sistema.
JERARQUÍA
Implica una clasificación ordinal donde los niveles están subordinados entre sí
sobre alguna base definida. Tanto que el origen griego del término se refiere a una
graduación o regla sagrada, el concepto se ha extendido a cualquier orden concertado
entre sujeto u objeto.
ENFOQUE SISTÉMICO
Es una forma de pensamiento, en la filosofía práctica y una metodología de
cambio. El enfoque de sistemas es posiblemente la única forma en la que podamos a
volver a unir las piezas de nuestro mundo fragmentado: la única manera en que
podamos crear coherencia del caos.
SISTEMA
Un sistema es un complejo de elementos en interacción. ―Interacción‖ significa
que un elemento cualquiera se comportará de manera diferente si se relaciona con otro
elemento distinto dentro del mismo sistema. Si los comportamientos en ambas relaciones
no difieren, no hay interacción, y por tanto tampoco hay sistema. Los sistemas pueden
clasificarse de varias maneras diferentes, siendo la más importante aquella que los tipifica
como sistemas cerrados y sistemas abiertos.
POSITIVISMO
Es una corriente o escuela filosófica que afirma que el único conocimiento
auténtico es el conocimiento científico, y que tal conocimiento solamente puede surgir de
la afirmación positiva de las teorías a través del método científico. El positivismo deriva
de epistemología que surge en Francia a inicios del siglo XIX de la mano del pensador
francés Auguste Comte y del británico John Stuart Mill y se extiende y desarrolla por el
resto de Europa en la segunda mitad. Según la misma, todas las actividades filosóficas y
científicas deben efectuarse únicamente en el marco del análisis de los hechos reales
verificados por la experiencia. Esta epistemología surge como manera de legitimar el
estudio científico naturalista del ser humano, tanto individual como colectivamente.
EXISTENCIALISMO
Como concepción psicológica, se trata de una visión totalista del hombre que
incorpora variables como el sentido o el sinsentido de la vida, la autorrealización, etc.,
con lo cual se busca mostrar que la realidad humana es compleja y que el
comportamiento humano no puede ser reducido a una simple satisfacción de impulsos
biológicos, o a intentos por mantener un equilibrio psicológico y social en el restringido
sentido homeostático.
CONTEXTO
Entorno lingüístico, pragmático y social del que depende el significado de una
palabra o un enunciado. Conjunto de circunstancias que rodean o condicionan un
hecho.
NEOGRAMÁTICOS
Son quienes identifican a la lengua como manifestación cultural de un pueblo,
por lo que si el pueblo evoluciona, también la lengua; consideran que la base del
Indoeuropeo es el Sánscrito. Tema elegido por Saussure para su Tesis Doctoral “Sobre
el empleo del Genitivo Absoluto del Sánscrito”.
GLOSEMÁTICA
Teoría del lenguaje desarrollada por Louis Hjelmslev y el Círculo Lingüístico de
Copenhague, a partir de las tesis de Ferdinand de Saussure, que constituye una de las
expresiones más elaboradas del estructuralismo europeo. Desde la inspiración lógica,
persigue la formulación de una teoría lingüística universal a partir de lo que tienen en
común en su estructura distintas lenguas e incluso otros sistemas de comunicación.
ESTRUCTURAS NEGENTRÓPICAS
Se puede definir como la tendencia natural que se establece para los excedentes
de energía de un sistema, de los cuales no usa. Por ejemplo el Sol en su proceso de
fusión nuclear, produce más energía de la que necesita para sostener su estructura, la
sobrante la expulsa en formas diversas de energía.
HOLÍSTICA
Alude a la tendencia que permite entender los eventos desde el punto de vista de
las múltiples interacciones que los caracterizan; corresponde a una actitud integradora
como también a una teoría explicativa que orienta hacia una comprensión contextual de
los procesos, de los protagonistas y de sus contextos. La holística se refiere a la manera
de ver las cosas enteras, en su totalidad, en su conjunto, en su complejidad, pues de esta
forma se pueden apreciar interacciones, particularidades y procesos que por lo regular
no se perciben si se estudian los aspectos que conforman el todo, por separado.
III. ANTECEDENTES
Durante la segunda guerra mundial y los años siguientes, el lingüista ruso Roman
Jakobson, antiguo integrante de la escuela de Praga, trabajó en los Estados Unidos en
estas áreas, sin que la influencia de sus ideas llegara a influenciar otros campos de las
ciencias sociales.
Luego de esto, sus ideas llegan a captar la atención de Louis Althusser, miembro
del Partido Comunista Francés, quien propone una relectura de Marx con el fin de
encontrar detrás de sus palabras, detrás de sus planteamientos, un contenido que nadie
había podido leer porque estaba implícito, oculto detrás del discurso y los conceptos
evidentes: la armadura, la estructura del pensamiento marxista. Su teoría impacta con
fuerza en la sociología y aun en el marxismo. Con este nuevo impulso, que liga el
estructuralismo con la política de izquierda y las ideas revolucionarias, esta corriente
experimenta un fuerte impulso durante los años 60 y 70, hasta abarcar también distintas
ciencias sociales.
IV. HISTORIA
Durante las décadas del 40 y el 50, la escena filosófica francesa se caracterizó por
el existencialismo, fundamentalmente a través de Sartre, apareciendo también la
fenomenología, el retorno a Hegel y la filosofía de la ciencia, con Gastón Bachelard.
París: Escuela humanística que estudia la lengua teniendo en cuenta todos los
factores que rodean el hecho lingüístico. Encontramos lingüistas cómo Meillet,
Bréal, Delacroix.
Saussure está también 10 años en París, conociendo dicha escuela. En 1906 vuelve a
Ginebra. Se dedica a la enseñanza hasta 1913, año en el que muere.
El valor de los signos varía en función del eje que consideremos; así podremos
agrupar signos en presencia (sintagmas) o en ausencia (lengua).
Hemos de distinguir entre un estudio sincrónico y otro diacrónico de la lengua.
Hemos de considerar al signo lingüístico como arbitrario, lineal y discreto. La lingüística
para Saussure ha de ocuparse sobre todo de la descripción de la lengua.
3. CONTEXTO
Marxismo
El marxismo es la teoría de la clase proletaria que busca la transformación de su
realidad social, suprimiendo la alineación o incapacidad del individuo para conocer sus
aportes a una realidad que se le impone y convertir la explotación en las relaciones de
comunidad.
Según los marxistas, se debe estudiar cada estructura significativa como resultado
de una praxis social, de esta forma cada medio de comunicación impone sus propias
características, y la estructura significativa se adapta a cada medio; pero también cada
medio condiciona la función de la estructura o las estructuras significativas que lo
dirigen, de acuerdo con las prácticas sociales a que los emisores se orientan.
Los marxistas dicen que es necesario conocer los fenómenos, observarlos con
claridad y delimitarlos. También se deben comprender ínterdeterminaciones
condicionantes de la producción del sentido y que constituyen a las estructuras
significativas.
La lucha social entre los hombres les permite enriquecer los datos disponibles,
transformar sus estructuras de interpretación, dirigir de un modo nuevo su práctica,
cambiar sus estructuras significativas o sus pautas de información.
Para lograr esto hace uso de los vehículos de transmisión más potentes, haciendo
que su discurso en el ámbito público sea el que más se oye; privando a los dominados
que se alce su voz. En el marxismo la historia de la comunicación es la historia de la
manipulación. De cómo los bloques dominantes han conseguido perpetuar su esquema
y como es aceptado por los dominados, que clase obrera tenga mentalidad burguesa.
Funcionalismo
De ahí sale su teoría del valor: Todos los elementos de la lengua poseen un valor
que les viene dado por oposición al resto de los elementos con los que forma el sistema,
un elemento vale lo que no valen los demás.
Todos los movimientos estructuralista que surgen después tienen en común dos
cosas: la lengua se estudia desde una perspectiva sincrónica y es un sistema, una
estructura.
En la fonética no podemos aplicar las teorías del estructuralismo pues esta tiene
como objeto de estudio los sonidos y estos son innumerables.
Español: 24 fonemas.
Según los fonólogos de dicha escuela los fonemas de una lengua forman una
estructura, un sistema, de tal manera que cada uno de ellos posee un valor que le viene
dado por oposición con el resto de los fonemas con los que forma un sistema.
- En ella, parte de los elementos más pequeños de la lengua. Ahí vemos su división
entre semántica y morfema.
Elabora categorías gramaticales para establecer estas categorías hay que hacerlo
siempre teniendo en cuenta la forma y la función y viendo la correlación entre
ambos (olvidándonos del valor semántico, etc.):
Que la mayoría de los idiomas hicieron lo mismo para crear una macroteoría
general que nos sirviera para explicar los problemas lingüísticos.
V. DESCRIPCIÓN ESPECIALIZADA
1. ESTRUCTURALISMO
Claude Levi Strauss inicia este nuevo movimiento en la etnología al que luego le
seguirán Lacan, en el psicoanálisis, Luis Altuhusser en el estudio del marxismo y
finalmente, Miguel Foucault. Cabe ser desatacado que Althusser y Foucault rechazaron
la clasificación de su pensamiento dentro del estructuralismo, y en rigor, únicamente Levi
Strauss realizó una reflexión explícita sobre el estructuralismo como método. En
cualquier caso, se trata de un alejamiento de perspectivas historicistas o subjetivistas bajo
en intento de hallar una nueva orientación para la investigación.
No puede decirse claramente que el estructuralismo sea una escuela, sino más
bien un enfoque metodológico para las ciencias humanas, como la antropología cultural,
la lingüística, la historia... sin embargo, el método tiene derivaciones filosóficas de
consideración.
2. EL CONCEPTO DE ESTRUCTURA
4. El modelo debe ser construido de tal manera que su funcionamiento pueda dar
cuenta de todos los hechos observados.
3. ESTRUCTURA Y SISTEMA
que cada combinatoria tiene de específico, el del segundo pretende poner de manifiesto
lo que las diversas combinatorias tienen en común. La Teoría General de Sistemas
(TGS) afronta, a través del análisis estructural, la búsqueda de una lógica general del
comportamiento de los contenidos de las diversas ciencias, procediendo mediante la
ligazón de la lógica particular del contenido de cada una de ellas a través de la lógica sin
contenido de las matemáticas (Racine-Reymond, 1973, citando a Boulding).
4. EL MÉTODO ESTRUCTURALISTA
―El postulado principal de este método es afirmar que la estructura tiene una
inteligibilidad intrínseca‖.
intrínseca. Pero se trata de una totalidad que emerge de procesos anteriores; y también
es relacional por el sistema de relaciones que dan las propiedades a los elementos. La
totalidad se presenta como algo dado y como un conjunto de transformaciones
temporales e intemporales.
a) Punto de partida (la observación rigurosa de los hechos, descritos con exactitud,
sin prejuicios.
5.1. ANTIHUMANISMO
5.2. ANTISUBJETIVISMO
5.3. ANTIHISTORICISMO
6.1. LINGÜÍSTICA
lingüística. Y una ciencia que abarca toda la teoría de los signos; la semiótica (Ciencia de
los signos).
La palabra se usó por primera vez en la segunda mitad del siglo XIX para enfatizar
la diferencia entre un enfoque más nuevo hacia el estudio de la lengua que se estaba
desarrollando a la sazón y el enfoque, más tradicional, de la filología. Las diferencias
entre ambas disciplinas fueron y siguen siendo en gran parte cuestiones de actitud,
énfasis y propósito. La filólogía se interesa primordialmente en el desarrollo histórico de
las lenguas tal como está manifiesto en textos escritos y en el contexto de la literatura y la
cultura asociada y es esencialmente descriptiva. La lingüística, aunque pueda interesarse
en textos escritos y en el desarrollo de las lenguas a través del tiempo, trata de explicar
cómo funcionan las lenguas en un punto dado en el tiempo para extrapolar la
explicación al funcionamiento general de las lenguas y es esencialmente explicativa.
son adquiridas por los niños, ni a los mecanismos psicológicos que subyacen a la
producción y a la recepción del habla, ni a la función estética o comunicativa del
lenguaje, etc. En contraste, la macrolinguística abarca todos estos aspectos de la lengua.
Varias áreas de la macrolingüística han tenido un reconocimiento terminológico como
por ejemplo la psicolingüística, la sociolingüística, la lingüística antropológica, la
dialectología, la lingüística matemática, la lingüística computacional y la estilística.
6.2. SEMIOLOGÍA
―Ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social… ella nos
enseñará en qué consisten los signos y cuáles son las leyes que lo gobiernan‖.
6.3. ANTROPOLOGÍA
aunque con un sentido más psicológico. Es una nueva comprensión, que conlleva
normalmente cierta emocionalidad.
Nadie puede comprender una partida de ajedrez si únicamente observa los
movimientos que se verifican en una esquina del tablero (Kohler)
Las diferencias entre ambos estudios fueron subrrayadas con su ironía habitual
por Bertrand Russell (1927) ―Los animales estudiados por los americanos se precipitan
frenéticamente, de forma increíblemente apresurada y vigorosa, y al final alcanzar por
azar el resultado deseado. Los animales observados por los alemanes se sientan
tranquilamente y piensan y por fin obtienen la solución a partir de su conciencia interna‖
Innatismo
Los estructuralistas afirman que los sentidos nos enseñan y que los medios de
comunicación son solo modalidades de transmisión mediante las cuales se reestructuran
determinadas formas que enriquecen su fuerza de expresión; es decir, que son
condicionantes para codificar o reforzar lo que en la sociedad tiene ya un sentido.
3. Con este enfoque, que imita los procedimientos de las ciencias físicas, tratan de
elaborar estrategias investigativas capaces de dilucidar las relaciones sistemáticas
y constantes que existen en el comportamiento humano, individual y colectivo, y
a las que dan el nombre de ―estructuras‖. No son relaciones evidentes, sino que
se trata de relaciones profundas que, en gran parte, no se perciben
conscientemente y que limitan y constringen la acción humana.
9. EL ESTRUCTURALISMO Y EL FUNCIONALISMO
Esos elementos y sus relaciones -dice Althusser en ―Pour Marx‖- determinan ―los
lugares y las funciones desempeñadas por los seres y los objetos reales. Los verdaderos
sujetos de la investigación no son, entonces, los ocupantes de esos lugares o los
funcionarios de tales funciones, sino los definidores y distribuidores de esos lugares y
funciones‖. Esas relaciones, por ser tales, ―no se pueden pensar como sujetos‖ y son
―irreductibles a toda intersubjetividad antropológica‖.
Dentro del funcionalismo hay una gran variedad de criterios sobre aspectos
básicos del enfoque: elección de fenómenos, amplitud de sistemas de base, precisión en
la definición de relaciones. Algunos enfoques son predominantemente sociológicos;
otros, psicológicos; algunos son teleológicos y otros no. También hay diferencias muy
importantes acerca del modo de construir teorías y del papel de la teoría en la
explicación de fenómenos específicos. Esto se aprecia claramente, como veremos
enseguida, al comparar las obras de Robert Merton y de Talcott Parsons.
La tendencia indicaba, fiel a los aportes del historicismo que, en la medida que la
lingüística quisiera ser considerada científica y explicativa (en tanto que descriptiva) era
necesario que fuera histórica. Al respecto, Ferdinand de Saussure argumentará que la
descripción sincrónica de las lenguas en particular, podría considerarse también científica
y además explicativa.
1. Inmaterialidad: Los sistemas lingüísticos sin dejar de ser reales, son diferentes de
los objetos materiales.
Gracias a una mirada liberada de antiguos prejuicios sobre los pueblos llamados
―primitivos‖, el antropólogo Claude Lévi-Strauss transformó por completo la etnología
contemporánea y elaboró un método original, aunando el análisis estructural y la
aportación del psicoanálisis, para interpretar los mitos, descubrir los grandes sistemas de
pensamiento o explicar el funcionamiento social. Su obra le concedió un sentido nuevo
a las nociones de ―raza‖, ―cultura‖ y ―progreso‖.
Cuando el filósofo Claude Lévi-Strauss (influido por Saussure pero también por
los antropólogos y lingüistas estadounidenses y los formalistas rusos) publicó en el
Journal of American Folklore un artículo titulado El estudio estructural del mito: Un mito,
donde afirmaba que el mito ―como el resto del lenguaje, está formado por unidades
constituyentes‖ que deben ser identificadas, aisladas y relacionadas con una amplia red
de significados. Así pues, los fenómenos culturales pueden considerarse como producto
de un sistema de significación que se define sólo en relación con otros elementos dentro
del sistema, como si fuera el propio sistema quien dictase los significados.
Los resultados alcanzados por el análisis estructural tocan muy diferentes campos:
prohibición del incesto, reglas del intercambio matrimonial, organización social,
totemismo, ritual, chamanismo, arte, música, máscaras, etc. Pero sus grandes
demostraciones se hallan centradas en dos subsistemas capitales de la cultura: el
parentesco y la mitología. La mejor plasmación de las indagaciones estructuralistas reside
en las obras de Claude Lévi-Strauss.
Orientación
Ante la pregunta filosófica o científica de ¿qué es la realidad? El estructuralista
responde: se trata de un todo ordenado.
Todo fenómeno es una estructura: tiene un orden que puede revelarse (forma)
mediante operaciones que den cuenta de su cohesión y su funcionamiento.
La totalidad
Ejemplos:
En un equipo de futbol, sus asociaciones están por encima de sus talentos
individuales.
Niveles de pertinencia
Posiciones estructurales
Transformaciones
Orden interno
Cuestionamientos de determinación
Autorregulación
o Las operaciones son reacciones de ajuste ante los cambios que dan origen
a una transformación sin perder el orden.
12. REPRESENTANTES
Para ello, parte de la concepción de que ―las reglas del matrimonio y los sistemas
de parentesco sean considerados como una especie de lenguaje, es decir, un conjunto
de operaciones destinadas a asegurar determinado tipo de comunicación entre los
individuos y los grupos‖, ya que considera que ―el mensaje está aquí representado por
las mujeres del grupo que circulan entre los clanes, las estirpes o las familias‖. Se trata,
en síntesis, de un enfoque observativo sobre las razones por las cuales se amplían las
relaciones de solidaridad, cooperativas y económicas de los grupos sociales a partir de la
formación progresiva de lazos de parentesco entre grupos, su consecuente rechazo del
aislamiento y su progresiva pasificación, atendiendo, principalmente, a la exigüidad de
sus medios de subsistencia.
En suma, a partir de tales concepciones, indaga sobre las reglas por las que se
rigen las conductas sociales, señalando que de la adecuada captación de dichas reglas,
En su obra ―La Arqueología del Saber‖, Foucault redefine este mismo concepto
como sigue: ―por episteme se entiende, de hecho, el conjunto de las relaciones que
pueden unir, en una época determinada, las prácticas discursivas que dan lugar a unas
figuras epistemológicas, a unas ciencias, eventualmente a unos sistemas formalizados; el
modo según el cual en cada una de esas formaciones discursivas se sitúan y se operan
los pasos a la epistemologización, a la cientificidad, a la formalización; la repartición de
esos umbrales, que pueden entrar en coincidencia, estar subordinados los unos a los
otros, o estar desfasados en el tiempo; las relaciones laterales que puedan existir entre
unas figuras epistemológicas o unas ciencias en la medida en que dependen en prácticas
discursivas contiguas pero distintas. La episteme no es una forma de conocimiento o un
tipo de racionalidad que, atravesando las ciencias más diversas, manifestara la unidad
soberana de un sujeto, de un espíritu o de una época; es el conjunto de las relaciones
que se pueden descubrir, para una época dada, entre las ciencias cuando se las analiza al
nivel de las relaciones discursivas.
ocuparse de las transformaciones que por sí mismas representan el cambio y no así que
lo originen.
Para ilustrar sus teorías, Foucault acude a la propia historia del saber occidental.
Destaca sus tres estructuras epistémicas y advierte que se suceden entre sí pero no
manifiestan continuidad alguna: en la primera de ellas, que considera vigente hasta el
renacimiento, ―las palabras tenían la misma realidad que aquello que significaban‖:
cualquier objeto se identificaba que la expresión que lo nominaba; en la segunda, a
finales del siglo XVI y principios del XVII, el saber ya no se detiene en la simple
representación de lo visible, sino que le busca una perspectiva diferente a lo real, incluso
oculta: el objeto ya no se identifica con la expresión que lo describe, sino con un valor
representativo: las plantas se clasifican con base en criterios de identidad y diferencia; los
metales, una vez amonedados, pierden su valor intrínseco y adquieren otro puramente
convencional o representativo, etc.; y en la tercera, a partir de fines del siglo XVIII, se
reemplaza la representación para buscar la estructura oculta únicamente: la estructura
del lenguaje o su gramática son las que le dan sentido a las palabras; el trabajo necesario
para la producción de un bien es lo que le da valor al dinero; etc., es decir, que la
representación es desplazada por la estructura.
Para Lacan, la inconsciente habla porque sufre y, mientras más sufre, más habla.
La tarea del análisis, en consecuencia, no se limita a restablecer una simple relación
entre el paciente y la realidad, sino a que entienda la verdad que desea transmitirle su
inconsciente; y esa verdad se expresa al hacerle comprender el ―ello‖ como ―discurso del
otro‖, es decir, ―siguiendo a Freud, enseñamos que el otro es el lugar de la memoria,
descubierto por él bajo el nombre de inconsciente‖, y ese inconsciente, dice Lacan,
habla. Lo inconsciente está estructurado como un lenguaje... el ―sésamo‖ de lo
inconsciente reside en poseer el efecto de la palabra, en ser estructura de lenguaje. Y de
ello deriva que si el ―ello‖ se manifiesta como un lenguaje estructurado, cabe acudir a la
lingüística estructural como ciencia auxiliar de la psicología.
compara con Champolion, para quien los jeroglíficos adquirieron sentido, pese a que
quienes le antecedieron sólo advirtieron en ellos una lengua incomprensible y hasta
perdida. Sólo mediante la búsqueda de sus claves fundamentales resulta decentrañable
el misterio. Y este mismo resultado lo alcanzó Freud al descifrar ese mensaje del
inconsciente que nos habla a través del sueño, la neurosis y la locura.
Para Althusser, la distinción entre ciencia burguesa y ciencia proletaria debe ser
superada para entenderlas como una distinción entre ciencia e ideología, aunque
aclarando que para él la ideología no es una mera teoría descriptiva, sino una voluntad y
hasta una esperanza o una nostalgia, es, en sus palabras: ―la relación vivida de los
hombres con el mundo‖ y asimila a dicho concepto la idea de que por ideología debe
entenderse la moral, la religión, el arte, la política, etc., es decir, todo cuanto constituye
lo práctico-social.
Lévi-Strauss: Resume sus principales ideas acerca de la distinción entre el mal llamado -
según él- pensamiento ―primitivo‖ y la mente ―civilizada‖. El único medio de que nos
servimos para hallarlos es el estudio minucioso de los canales y formas de
funcionamiento de las ideologías en las distintas culturas. En definitiva, la diversidad y la
riqueza del material bruto proporcionado por el medio ambiente es tan grande que
solamente unos pocos de los innumerables elementos posibles pueden ser retenidos por
el sistema, lo que hace evidente la existencia de un número considerable de sistemas
posibles alternativos, ninguno de ellos predestinado a ser el único elegido por todas las
sociedades y civilizaciones.
Lévi-Strauss afirma que las diferentes culturas de los seres humanos, sus
conductas, esquemas lingüísticos y mitos revelan la existencia de patrones comunes a
toda la vida humana.
Foucault: Dice que la estructura de por sí misma ejerce un poder de dominación que no
necesariamente es activo y con uso de fuerza, sino que en la mayoría de los casos es
pasivo y se caracteriza por manifestarse en forma de consenso entre los individuos
(aceptación de las normas). Foucault plantea que el hombre jamás podrá ser totalmente
libre. El origen está en el conjunto de relaciones de poder que se establecen en cada
sociedad en particular. Su estructuralismo antes de ser universal es particular a cada
objeto de análisis específico.
* Lengua/habla
* Símbolo/signo
* Forma/contenido
* Lineal
* Relaciones paradigmáticas/sintagmáticas
La realización de este trabajo sirve en definitiva para iniciar una reflexión sobre
las contribuciones más significativas que esta corriente ha brindado al campo de la
arqueología y al estudio de las sociedades prehistóricas. Su posición es clave en el
desarrollo de nuevas metodologías de análisis e interpretación del registro que por fin
lograban escapar de los postulados tradicionales que dominaron buena parte de la joven
historia de la disciplina. Su posición pionera le convierte en punto de inflexión de
obligada referencia en el estudio de las corrientes historiográficas que dominan el estudio
de la prehistoria. De ahí parte el especial interés con el que decidí comenzar a estudiar
este tema.
14.2.1. INTRODUCCIÓN
Strauss, “el antropólogo practica la observación íntegra” (Lévi-Strauss, 1990: 20). Esta
labor, por tanto, deja de ser descriptiva para ser enteramente explicativa (Smith, 2000).
El antropólogo se adentra en un terreno desconocido y únicamente reflejado. Se parte
de la idea de que el terreno social se encuentra infinitamente cargado de significado y
simbolismo. El Estructuralismo se presenta como una ciencia no descriptiva, sino capaz
de reconstruir la estructura no visible de la imagen real y visible.
Se establece una barrera entre las ciencias naturales y las sociales. Pero también
se establecen límites al subjetivismo, es decir a entregar todo a las propias experiencias
del sujeto. De ahí el recurso de los modelos. Según Lévi-Strauss era necesario unificar los
dos métodos (el intuitivo y el empírico) en la antropología social:
“…es la única de las ciencias, sin duda, que hace de la subjetividad más íntima un medio
de demostración objetiva.” (Lévi-Strauss, 1990:20)
a los demás incluidos en el sistema. De modo que esa estructura podría definirse como
un sistema de diferencias y analogías (sistema binario de oposiciones). Y es esa relación
lo importante para el mismo, no los signos por sí mismos. La estructura hace que en
definitiva, cualquier discurso sea comprensible.
A partir de todas estas ideas, Lévi-Strauss trata de sacar a la luz la dimensión social y
colectiva que subyace en el lenguaje como compendio de significado, dando por hecho
que las acciones humanas son en sí, signos. El Estructuralismo basa su estudio en los
modelos o estructuras que rigen los fenómenos humanos del mismo modo que existe un
sistema que da coherencia a los signos lingüísticos en la construcción del lenguaje. Lévi-
Strauss va a diferenciar el habla, como el resultado empírico en última instancia del uso
de la lengua con su carácter particular, del concepto de lenguaje. Éste último necesita de
una estructura profunda, un sistema de signos lógico que subyace oculto y que no puede
explicarse como un mero reflejo de la realidad. Enfatiza las características del lenguaje,
como paralelas a las de la cultura y toma como objetivo desentrañar lo que se encuentra
en la superficie (un mito particular), para poder llegar después a una lógica más
profunda de significado (la estructura del pensamiento mítico) (Smith, 2000).
Lo importante será descubrir relaciones básicas entre los elementos y a partir de ahí,
definir una estructura. Lo que traducido al lenguaje antropológico no es más que
estudiar la cultura humana como un conjunto coherente de códigos transmisores de
mensajes. Son sus características y las reglas a las que están sujetos lo que Lévi-Strauss
trata de determinar (Tilley, 1990a). Para ello desarrolla el sistema de oposición binaria
que introdujera Saussure y que utilizó en la interpretación del linaje, los sistemas de
parentesco, el totemismo, la mitología o el arte; de modo que fuera capaz de establecer
esquemas universales de funcionamiento por oposición o equivalencia.
Un aspecto que será modificado en parte por Barthes. La sociedad, por tanto
entra en la esfera de lo abstracto a modo de conciencia colectiva, y la cultura se convierte
en un sistema estructurado internamente como un todo en el que cada parte se relaciona
coherentemente con el resto. De ahí las palabras de Lévi- Strauss en la inauguración de
la cátedra de antropología social del Collège de France en 1960:
“La posibilidad de ensayar en uno mismo la experiencia íntima del otro no es más
que uno de los medios disponibles, a fin de obtener esta última satisfacción empírica
cuya necesidad experimentan por igual las ciencias físicas y las ciencias humanas”.
Este carácter fenomenológico sin duda fue desarrollado con el seguimiento del
trabajo del filósofo y hermenéutico Maurice Merleau-Ponty. Influenciado por uno de los
iniciadores de la fenomenología, Edmund Husserl. De él toma la idea de que el objeto
de conocimiento no puede existir fuera del sujeto (―no hay objeto sin sujeto‖, una idea
muy ligada también al existencialismo alemán de Heidegger); de este modo el objeto se
descubre únicamente mediante la intuición. En su obra Fenomenología de la percepción
(1945), introduce la idea de percepción como categoría para el conocimiento de la
realidad. Un modelo incapaz de ser descrito en términos científicos. En palabras de
Shanks y Tilley (1987):
trabajo de Lévi-Strauss; sería interesante dar un paseo sobre los modos en los que éste
trató de esquematizar la mente humana en busca de estructuras universales. De este
modo podremos comprender el resultado de algunos de los análisis que llevó a cabo
(como la propia interpretación del mito), para después poder incluir sus resultados en
una plataforma para la construcción de una nueva arqueología.
El sistema debe partir de algo tan fundamental como la capacidad innata del ser
humano de relacionarse de algún modo con el mundo que le rodea. Esta característica,
como decíamos en el apartado anterior, es esencial para definir nuestra identidad. La
realidad se presenta ante el ser humano como algo confuso y difícil de explicar; como
algo que es necesario ordenar, y esto sólo es posible en la Mente (Criado, 2000). Dado
que este análisis trata de ser, según Lévi-Strauss, un referente general de sistematización
del pensamiento humano, esa mente será tratada con mayúsculas. Nadie, por tanto,
puede negar que el pensar (fuera de toda acepción filosófica) sea una constante objetiva
de todo ser humano.
generación de analogías o metáforas. Es, por tanto, una lógica que atiende a lo
específico de la realidad y que llegaría según Lévi-Strauss a un entendimiento inmediato
o formal de la realidad. Sería el caso de los mitos, como veremos más adelante. El otro
modo de pensamiento está basado en relaciones metonímicas de significados, dando
lugar a homologías o metonimias. Se trata de una lógica que atiende más a lo abstracto
y a las cualidades intelectuales de la realidad. Es decir, que ahonda sobre los aspectos
puramente formales. Según Lévi-Strauss, ese modo de discurrir no sólo trata de
comprender el mundo, sino que quiere explicarlo; es el caso de la historia o la ciencia.
La historia y la construcción de la misma no son más que reflejo del origen del
―mito contemporáneo‖, con la misma significación en su relación con la realidad que
cualquier mito ancestral. La adscripción de un sentido cronológico para su estructuración
y ordenamiento, no es más que una necesidad que se crea desde mundo Occidental.
Como veremos más adelante, este sentido de temporalidad será rechazado con el fin de
llegar a un conocimiento más puro del pasado y menos mediatizado por el presente.
Por otro lado, y debido sobre todo a la tendencia estructuralista por atender a los
aspectos formales y estilísticos de los objetos del registro, se la ha tachado de demasiado
formalista. En este sentido, también el inicio de la Nueva Arqueología se caracterizó por
prestar más importancia a la forma del objeto sobre el contenido del mismo. No es
posible negar que el Estructuralismo trata con especial interés esas características
concretas de los datos, pero de igual modo, los resultados de la investigación no serán ni
mucho menos similares a los de la Nueva Arqueología.
Del mismo modo que el Estructuralismo parte de bases positivistas, y por tanto
tendentes a una arqueología procesual, no puede olvidarse que una buena parte de la
metodología estructuralista que nació con Lévi-Strauss parte de la fenomenología y la
hemenéutica de Merleau-Ponty, y por tanto es base de posteriores tendencias post-
procesuales. Es decir, que aunque parte de supuestos empíricos como determinadas
prácticas sociales (mitos, sistemas de parentesco, etc.), Lévi-Strauss siempre defendió
que la manera de alcanzar su sentido original, su coherencia interna, era precisamente la
intuición. Pero a diferencia del Estructuralismo, que puede considerarse como posible
solución, ni la arqueología procesual ni la post-procesual han conseguido desvincular la
mentalidad moderna occidental del sujeto investigador del objeto de estudio. Es decir,
siguen proyectando modelos actuales a sociedades del pasado que ni pensaban ni vivían
de la misma manera, a pesar de partir de dos métodos de trabajo totalmente distintos: la
arqueología procesual, como es bien sabido, proyectando leyes universales de
funcionamiento a seres humanos a un mismo nivel de rigurosidad que a cualquier
fenómeno de la naturaleza; mediante la razón. Y la arqueología post-procesual o
cognitiva, proyectando la subjetividad del investigador en la interpretación del registro
arqueológico mediante la empatía. En ambos casos se está utilizando una percepción
actualista de nosotros mismos a unos grupos sociales que de ninguna manera poseen
nuestros mecanismos de razonamiento y por tanto de actuación. En ese sentido, y como
queda anunciado al inicio del párrafo, el Estructuralismo es el primero que establece una
diferencia entre las bases que determinan el pensamiento occidental (el del investigador)
y las de sociedades del pasado (objeto de estudio) con un desarrollo conceptual
totalmente distinto, que no inferior (Hernando, 2002). Un aspecto esencial a la hora de
intentar un acercamiento interpretativo real a los aspectos formales que han quedado y
que son en definitiva el instrumento básico de estudio de la arqueología.
Críticas al Estructuralismo
trabajo enmarcado en un contexto histórico y social delimitado, las críticas que aquí
deben tomarse como esenciales pretenden pasar por alto su persona y llegar al
Estructuralismo como teoría y método en sí mismo.
Muchos de los puntos que aquí se presentan ya han sido introducidos en otros
epígrafes, así que se tratará de no incidir demasiado en ellos. Por un lado la
preeminencia que se otorga a los pensamientos e ideas, por encima de la materia o el
objeto. Un aspecto que será inmediatamente recogido y adaptado por la arqueología
estructuralista, superando así los límites que ello pudiera suponer. De este modo la
ideología se convierte en base o infraestructura de la cultura material que maneja el
arqueólogo desde el registro. Otro de los aspectos que la arqueología o que el desarrollo
del propio del Estructuralismo tuvo que superar, fue el de la atención a aquellas
estructuras universales que introdujo Lévi-Strauss, y que no parecían más que simples
construcciones vacías incapaces atender a detalles históricos o contextuales de los
objetos. Un ejemplo de ello, es el dualismo simplista con el que de alguna manera se
quiso sintetizar los modelos de racionalidad que imperaban en el funcionamiento de la
mente humana.
Bajo estos supuestos, el trabajo de Roland Barthes es esencial para entender los
primeros cambios que llevan a una reconsideración de los supuestos estructuralistas.
Barthes, como buen estructuralista basa su trabajo en la captación de los significados que
yacen bajo la cultura a partir de métodos similares al lingüístico. Pero da un paso más
allá y trata de superar esa barrera logocéntrica para incidir en otros contextos de
significado (ibidem). De este modo se abandona el método universalista de Lévi-Strauss
y se extrapola a otros múltiples aspectos de la cultura; algo fundamental para el análisis
arqueológico de la cultura material. En este sentido, Derrida, uno de los representantes
más distinguidos del Post-estructuralismo, elaborará una severa crítica dirigida
especialmente a este ―logocentrismo‖ a través de su Teoría de la Deconstrucción (Bapty
& Yates, 1990). Un uso excesivo de esta práctica tenderá a universalizar la propia
subjetividad del investigador en cada análisis de prácticas sociales o discursos, lo que
significa elevar esa subjetividad a la categoría de razón universal (Criado, 1999). Derrida
enfatiza, por un lado, la necesidad de reconstruir el valor de la escritura, minusvalorada
por el habla y la palabra, y por el otro, y termina por hacer desaparecer el concepto de
significado bajo la sucesión de infinitos significantes. De este modo ―no hay nada fuera
del texto‖ (cita en Fernández Martínez, 1991: 209).
Después de este inciso, seguiré con el trabajo de Barthes, que además realiza una
novedosa aproximación entre el significado (concepto representado) y el significante (el
objeto de representación). Inicia un estudio sobre las relaciones de arbitrariedad entre
ambos, que Lévi-Strauss había recogido de los trabajos de Saussure, de modo que se
pudieran construir sistemas de análisis más coherentes y menos sujetos a volubilidad
(Smith, 2000). En su obra Mitologías (1973) trata el tema de la ideología muy en
relación con el lenguaje, del que diferencia un primer nivel donde se expresa el
contenido formal del mismo (denotation), y un segundo nivel que contiene el significado
ideológico (connotation). Pero en trabajos posteriores, esta diferenciación que podría
considerarse de algún modo estructuralista será modificada por trabajos posteriores en
los que el segundo nivel ya no aparece como secundario sino que tiene un papel activo
desde un primer momento, naturalizándose en el primero de los niveles. De esta manera
el texto deja de tratarse de la misma manera porque se diluye la diferencia entre la
superficie y lo que se encuentra en profundidad.
la elaboración del proceso histórico y por tanto como agente de su propia identidad (el
sentido más humano de la ―muerte del sujeto‖ post-estructuralista).
Según Barthes, la cultura debe ser en todo momento considerada como un reflejo
vivo de la ideología (Smith, 2000). Esta idea es fundamental en el Post-estructuralismo y
será ampliamente desarrollada por Foucault, tal y como se tendrá ocasión de ver en la
sexta parte del trabajo. Es cierto que Lévi- Strauss nunca adoptó un talante crítico sobre
la situación real en la que vivía, más bien prefirió permanecer cómodamente protegido
bajo ideas cientificistas y objetivas que le hicieron mantenerse al margen de cualquier
acción de compromiso. Fue un aspecto ampliamente criticado por los posestructuralistas
y por todos los posmodernos en general, que en el caso de los arqueólogos,
consideraban su trabajo como políticamente relevante dado el fortísimo componente
ideológico que encerraba tras de sí la cultura material. En ese sentido es fácil
comprender que pasara por alto el incluir en su análisis una referencia de poder que
determinase de algún modo la construcción de una determinada cultura o un
determinado horizonte colectivo (en forma de mito, por ejemplo). Según Barthes, ese
mito tendría necesariamente que haber sido institucionalizado como tal a raíz de unos
intereses concretos. Estas ideas fueron quizá influencia de la situación política reinante en
Europa en torno a los años 60 y 70; en esos momentos la mente colectiva (de la que ya
había hablado Lévi-Strauss) deja de considerarse como determinante en la creación de
sistemas de significado sociales o culturales, y se deja diluir por la preeminencia que las
instituciones o leyes emanadas de estructuras de poder estaban desarrollando en la
realización de esa misma función.
En sus últimos trabajos Barthes se va acercando cada vez con mayor intensidad a
postulados esencialmente post-estructuralistas. Volviendo a la lectura de los textos,
Barthes comienza a argumentar que después de todo, un texto cobra significado
dependiendo de la propia habilidad del lector para descifrar los códigos en los que está
escrito; en palabras de Barthes: ―Nace el lector a costa de la muerte del autor‖ (cita en
Bapty & Yates, 1990: 9-10). Y establece la diferencia entre readerly (legible), donde el
lector aparece como un consumidor pasivo del significado final del texto, y, donde el
lector es ahora forzado a adoptar un papel activo a la hora de abordar el texto. Todavía
14.3. EL POST-ESTRUCTURALISMO
14.3.1. INTRODUCCIÓN
cultura, situada en su contexto particular, estará a su vez mediada por agentes de poder
regidos por intereses particulares en un determinado momento histórico (ibidem).
Los primeros pasos hacia la desconfianza en una ciencia positiva, parten sobre
todo de filósofos de la ciencia. Muchos de los presupuestos que se establecen son la base
del pensamiento posmoderno y por lo tanto, también de los principios teóricos que
construyen el Post-estructuralismo. El primero en introducir una crítica aunque
moderada del positivismo, fue Karl Popper (1902-1994). Partiendo del método
hipotético-deductivo que caracterizaba a las ciencias del Positivismo Lógico, introduce el
llamado principio de demarcación que obliga a someter a falsación cualquier hipótesis
que sea planteada. Según Popper, si la teoría inicial no es falsada el método de análisis
no puede considerarse como científico (Fernández Martínez, 1991). De este modo se
introduce cierto grado de relativización en la Ciencia desde las posiciones más ortodoxas
del positivismo, lo que no deja de ser significativo.
Pero sin duda el filósofo que más ha influido en la construcción de una crítica al
racionalismo es Nietzsche. Y muchas de sus ideas son fundamentales en la epistemología
post-estructuralista. Por ejemplo, el perspectivismo que defiende la posibilidad de extraer
muy diferentes puntos de vista sobre una misma realidad estará ya presente en Barthes
como vimos, y será también influyente en la Teoría de la Deconstrucción de Derrida. De
esta idea parte la desconfianza de poder llegar a construir una teoría coherente que
pueda aproximarse a la realidad de un modo sistemático y contrastable, si no es a través
de observaciones puntuales y particulares. Del vitalismo de Nietzsche se toma también la
participación de la emoción y la libertad a la hora de analizar la realidad en
contraposición de los métodos lógicos y racionales imperantes desde la Ilustración. Se
abandonan, por tanto, las cualidades matemáticas con las que el Estructuralismo
intentaba teñir su metodología de trabajo.
Foucault también toma muchas de las ideas de Nietzsche para estructurar sus
teorías históricas. De él toma el escepticismo o la desconfianza sobre la capacidad de
encontrar alguna forma de conocimiento que consiga fundamentar su visión de la
realidad manteniéndose al margen de las propias circunstancias histórico-sociales de las
que parte. Según Nietzsche el fondo del comportamiento social está guiado por una
―tendencia innata al poder‖ (citado en Smith, 2000:121), de esta manera, la cultura
debe ser analizada como producto de discursos particulares que emergen no sólo de un
determinado contexto histórico y social, sino de un concepto intemporal de poder.
Nietzsche también le ofrece las nociones de inclusión-exclusión-poder que Foucault
incorpora en su idea de la Historia como ámbito cargado de simbología crítica para el
presente desde el pasado. Una Historia Universal que trascienda todos los ámbitos de la
experiencia.
Cambia también la propia concepción de la historia: deja de verse como un
proceso lineal y ordenado a través de diferentes estadios de progreso y complejidad, y
gana coherencia su estudio sincrónico frente al diacrónico clásico. Debe atenderse, por
tanto, cada estadio por sí mismo (estadios de resistencia frente al poder), englobado en
su propia sincronía. La historia deja de buscar un sentido, un objetivo y se vacía del
dinamismo evolutivo al que siempre había estado ligada.
Los avances hacia una ciencia posmoderna son cada vez más significativos; los
fundamentos de una ciencia empírica ya no ofrecen garantía alguna, porque ya no se
pretende alcanzar ninguna certeza, ni siquiera códigos universales de significación. La
teoría se acepta como subjetiva y aunque definida de un modo general, determinada y
localizada en un contexto específico. Los datos y la teoría nacen en contextos histórico-
culturales concretos (Hodder, 1988). Las conclusiones son mucho más ricas, pero por
otro lado relativas y poco sujetas a métodos de contrastación. Se desecha la idea de
llegar a una verdad incontestable, porque se asume que hay tantas verdades como
interpretaciones se puedan dar. Se desdeñan los criterios positivistas, que se consideran
inservibles y poco abarcables; ligados al capitalismo que todo lo invade (Tilley, 1990). A
cambio se desarrollan los métodos de interpretación hermenéuticos para llegar al
significado de los objetos materiales. De este modo pueden conjugarse lo material y lo
ideal mediante la empatía y la intuición. Y el pasado empieza a ser objeto de
interpretaciones políticas de compromiso con el presente. La arqueología acepta un
inconsciente, del mismo modo que el psiquiatra accede directamente a los significantes
que le ofrece su paciente durante su análisis.
De las teorías de Saussure también elabora diversos trabajos sobre el ―yo‖
humano. Para su realización también parte de la relación entre significado y significante,
sobre todo en su consideración como estructuras simbólicas. En este sentido, el sujeto
formará parte de esa estructura como un elemento más. Es decir, el sujeto ya no parte de
sí mismo, se objetiva (al igual que el significado en el significante) en el ―Otro‖, en algo
exterior a él; esto es lo que se ha llamado el ―estadio del espejo‖. Pero no es hasta la
llegada del lenguaje cuando el sujeto entra en un determinado campo de significación
que diferencia el ―yo‖ del ―tú‖. En el sujeto, por tanto, se unen lo simbólico (el ―ideal del
yo‖ respecto a los demás o el ―super yo‖ de Freud), lo imaginario (el ―yo ideal‖, que
parte de los deseos de uno mismo) y lo real (supeditado a lo simbólico e imaginario). Se
sitúa por tanto en la intersección de los ejes de lo real, lo imaginario y lo simbólico
(Shanks & Tilley, 1987). Y esta concepción lleva a una descentralización de la conciencia
individual. El sujeto deja de ser unitario y parte de una estructura de significado ajena a
él que le fundamenta, no sólo en la concepción de sí mismo sino también en sus
acciones y decisiones.
tiempo (es decir, que los significados varían según las circunstancias globales de un
momento concreto). Por ejemplo en los binomios hombre: mujer o naturaleza: cultura,
se considerarán los términos hombre y naturaleza como superiores o positivos a los de
mujer o cultura. Pero esto no se adscribe a una ley universal sino a principios metafísicos
construidos, y es por ello que la deconstrucción trata de invertir los privilegios, al menos
provisionalmente para conseguir el fin de la jerarquía en los significados opuestos. El
texto, por tanto, tendrá múltiples significaciones. El objetivo será adentrarse en las
estructuras más profundas del lenguaje para delimitar los distintos significados. Mediante
una nueva interpretación de las relaciones entre conceptos, se quiere romper con la
reiterada priorización de los fundamentos de la racionalidad moderna, que reconstruye
una y otra vez los mismos modelos que considera universales; eso es el logocentrismo
(Criado, 1999). Para ello, en una de las críticas que recibe Lévi-Strauss de parte de
Derrida, éste trata de desplazar el logocentrismo del habla a favor de la escritura (Tilley,
1990). De este modo los significantes se priorizan sobre los significados hasta que estos
últimos terminan por desaparecer: ―no hay nada fuera del texto‖ (cita en Fernández
Martínez, 1991). Derrida pretende evitar así la imposición de una subjetividad particular
en discursos y prácticas sociales; un hecho que significaría volver a promulgar una nueva
―razón universal‖ (Criado, 1999).
Para un entendimiento ―puro‖ de los distintos términos, defiende la
independencia de cada sistema de signos respecto a cualquier construcción humana de
significado. El lenguaje puede ser mejor entendido a través de la escritura; lo que Derrida
entiende por ―gramatología‖. Los términos pueden adoptar múltiples significados, todo
ellos dependientes del contexto en el que aparezcan. Por eso, en definitiva, el método
reconstructivo llegará a la conclusión de que es imposible acceder a significados
definitivos. Y por tanto la verdad no puede ser descubierta mediante el lenguaje, dada su
implícita ambigüedad. Este estado indefinido traspasa también los límites de la cultura, lo
que en muchos casos ha sido especialmente útil en el desarrollo de teorías queer o
teorías postcoloniales, por lo que tiene de trasgresor y rompedor respecto a los discursos
dominantes (Smith, 2000).
Michel Foucault
subyacen bajo cada etapa concreta determinando aquello que debe pensarse y que debe
decirse. Foucault distingue cuatro periodos: el Renacimiento, el periodo Clásico, el
Moderno y el Postmoderno (Tilley, 1990). Su actitud deconstructiva no deja de ser una
severa crítica de lo que él entiende como episteme moderno, en el que el hombre
(principalmente occidental) se presenta como sujeto central y objeto de conocimiento,
sujeto a bases y supuestos humanistas; y una construcción de un episteme posmoderno,
en el que el hombre ―muere‖ como individuo a causa de las nuevas conclusiones del
estructuralismo de Saussure y el psicoanálisis freudiano y lacaniano que tanto le
influirían (Fernández Martínez, 1991). Aún así esta descentralización del sujeto es aún
más fuerte que la de Barthes o Lacan, que mientras éstos lo desplazan hacia el lenguaje,
Foucault lo diluye en la historia; así elimina la subjetividad y la conciencia (individual o
colectiva) por no tener ningún papel relevante en el cambio histórico o social (Tilley,
1990). Una nueva actitud, por tanto, hacia el pasado pero también hacia el presente. Se
entienden como momentos concretos de análisis, conjuntos de relaciones de las que
desentrañar las afirmaciones que pueden considerarse verdaderas o falsas. Nacen y se
desarrollan a partir de rupturas, por tanto no puede hacerse un análisis horizontal de las
mismas. De este modo cada sociedad posee su propia concepción de verdad y
racionalidad. La Arqueología de Foucault saca a la luz las prácticas discursivas que rigen
esas etapas concretas o epistemes.
El término ―arqueología‖ se carga de connotaciones metafóricas como método
que logra acceder a las profundidades y a los estratos ocultos del pasado. Este término se
completa con la creación de reglas que expliquen y concreten los aspectos olvidados y
marginados que la historia deja de lado. En este sentido se acerca mucho a la idea de
Nietzsche de elaborar una ―historia universal‖ que también incluya lo marginado y lo
olvidado. Lo que en términos de Foucault puede llamarse una anti-historia, respecto a
todo lo que hasta entonces había tratado la historiografía tradicional. Se deja de lado
cualquier concepción evolutiva, lineal o diacrónica de la historia para pasar a enfatizar
orígenes y discontinuidades; una historia aparentemente inmóvil que incide más en el
cambio en sí mismo, que en la necesidad de reconstruir largos y vastos periodos. El
resultado son ―series‖ que no se ordenan respecto a un marco evolutivo, sino por sí
mismas, distintas a las demás, con leyes e historias separadas que no pueden adscribirse
a modelos generales (Foucault, 1972).
objeto resulta un buen modo interpretativo. El problema está intentar realizar una
―descripción profunda‖ del objeto en términos de la hermenéutica, para llegar a
significados profundos y ocultos que después se presentan como verdades ciertas. Para
entender este razonamiento no hay más que volver a su propia concepción de
significado y verdad; términos que terminan por ser demasiado dispersos como para
intentar tratar de definirlos (menos aún a través de la subjetividad). Para Foucault el
significado correcto de un objeto reside en su superficie, concretizado en pequeños
detalles que hablan del sistema discursivo al que pertenecen. Así el significado profundo
del que trata la hermenéutica deja de ser relevante si no se atiende primeramente a un
análisis superficial que no hace sino negar que cada discurso no guarde un significado
profundo en su interior.
Pero antes de intentar definir algunos de los puntos del Post-estructuralismo que
más pueden haber influenciado al método arqueológico es necesario volver atrás y
conocer de dónde parten y qué es lo que modifican. Sus premisas son también el
lenguaje y su estructura, porque el lenguaje es entendido como una parte fundamental
que define la identidad humana y porque también está cargado de una enorme
significación. El Post-estructuralismo propone cuestionar el significado mismo de la
palabra ―arqueología‖, que parte de arche (origen, comienzo) cuyo adjetivo se convierte
en archaios (antiguo) y se añade a logos (razón, explicación, discurso). Todos esos
elementos conforman una unidad que debe ser analizada; y es por ello que su
significado trascenderá (como se vio con Foucault) y tomará nuevos matices en la
búsqueda de nuevos conceptos de identidad, origen, significado… De nuevo el lenguaje
y de nuevo Saussure (Shanks, 1992). Más que a los trabajos de Lévi-Strauss, los post-
estructuralistas acuden a la base misma del Estructuralismo.
Haciendo una breve recapitulación de la introducción de este trabajo, Saussure
dividió el signo en significado (formal e inteligible), y significante (diferencial y sensible).
En concreto, el significante (casa) no tenía una significación por sí mismo, sino que era
una palabra arbitrariamente ordenada y estructurada respecto a otros significantes que
debían ser ante todo diferentes a él. Es decir, lo que le hacía ser lo que era (casa), era no
ser otra cosa (mesa, lámpara, etc.). Una estructura diferenciada. La relación entre el
signo y aquello que representa, entre el lenguaje y el mundo real al que se refiere, es lo
que el post-estructuralismo tratará de cuestionar. De modo que las relaciones no sean
tan simples (―a este significado le corresponde este significante‖ o ―este significante no es
este otro significante‖…) y que el significado final siempre sea más difícil de alcanzar, es
decir, que no esté directamente contenido en el signo. El post-estructuralismo rompe la
unidad entre el significante (el texto arqueológico) y el significado (el pasado). Pierde la
confianza en encontrar el pasado en el registro y no sólo eso, también pierde la
confianza en el propio arqueólogo. El autor muere (tal y como se vio en Barthes) y deja
paso al Discurso: una serie de valores y conceptos que construyen el conocimiento en un
momento y lugar determinados. También el Discurso será objeto de análisis.
Si todo está mediado, si gana el relativismo, ¿quiere decir eso que es imposible
tener un conocimiento certero? ¿Es posible llegar al pasado? El Post-estructuralismo y
sus representantes ofrecen indudablemente una nueva visión de la realidad, un nuevo
análisis del lenguaje y una nueva problemática para el estudio del pasado. Pero también
construye obstáculos que son difíciles de salvar y que llevarán a una irremediable
reflexión y debate sobre lo que la arqueología ha de ser hoy en día.
Sin detenerse demasiado en ello, es necesario seguir con las referencias al
Estructuralismo. El análisis de Saussure concebía entonces un sistema lingüístico que
funcionaba en razón a relaciones diferenciales que hacían que el significado no fuera
inherente al signo en sí, sino en virtud de la diferencia respecto a otros signos. El estudio
del lenguaje debía, por tanto, ser antes sincrónico que diacrónico. De estos datos se
deriva la reflexión de que la cultura material, como sistema de significación, goza de
cierta autonomía respecto al lenguaje. Saussure no se interesa en el habla (parole), sino
en las estructuras objetivas que la hacen posible, el lenguaje (langue). De modo que el
lenguaje, como un sistema de signos perfectamente conformados, yace en profundidad y
fundamenta lo que en superficie se traduce en el habla del día a día (Shanks & Tilley,
1987; Bapty & Yates, 1990; Shanks, 1992). De ahí que Lévi-Strauss desarrollase
explicaciones de mitos o sistemas de parentesco en función de códigos de significado
ocultos. Esto es lo que hizo del Estructuralismo un buen método de análisis
antropológico pero que sin duda lo alejó de ser un buen método de análisis
arqueológico. Se podían encontrar en el presente, sistemas aparentemente estables o
construcciones siempre atemporales como son los mitos.
El arqueólogo carece de lenguaje, ¿puede compararse la cultura material a un
lenguaje? ¿Pueden construirse sistemas binarios de oposición? El estructuralismo
privilegia al lenguaje, y no reconoce otros métodos de significación no verbales. Por otro
lado, el análisis estructuralista se basa en una investigación sincrónica del orden de
significación, de los códigos que lo determinan y de los resultados que todo ello refleja
en la experiencia. El arqueólogo trata de realizar un análisis formal de las pautas
reflejadas en la cultura material, trata de descubrir su lógica y definir reglas. Pero esta
actitud no hace sino negar la historicidad y la contextualidad del registro arqueológico. El
acercamiento irremediable a la cultura material, ha transformado el modo de entender
los supuestos estructuralistas; las estructuras de significado del lenguaje se convierten
ahora en otras muy distintas. La rigidez del Estructuralismo termina por ser superada.
El trabajo que Felipe Criado Boado está realizando sobre todo en tierras gallegas
ofrece un buen ejemplo de lo que podría considerarse una arqueología estructuralista.
Pero es necesario matizar esta afirmación; debido sobre todo, y tal como se ha podido
observar a lo largo del trabajo, a que el Estructuralismo en sí no puede aplicarse
directamente al estudio de sociedades pasadas. De ahí que existan algunas variaciones,
como esta Arqueología del Paisaje, que tratan de encontrar una solución intermedia
entre lo que puede considerarse puramente estructuralista y otros modelos de análisis
que pueden partir del Post-estructuralismo o de la Hermenéutica. Pero las ideas básicas
parten del Estructuralismo: un desprecio por la aplicación de métodos positivistas a
fenómenos sociales, la incapacidad de acceder al pasado con los presupuestos del
presente, la base de una sistematización del pensamiento humano, y por lo tanto la
existencia de códigos subyacentes de significado que determinan las relaciones sociales
entre sí y con la naturaleza, la recuperación de lo simbólico, la introducción de la
hermenéutica para desentrañar en última instancia esos códigos de significación o la
consideración de la cultura como un elemento autónomo pendiente de descodificación.
La Arqueología del Paisaje pretende, por tanto, desvelar los códigos culturales
que se encuentran en el análisis de las dimensiones del espacio social o espacio
construido. Un programa de análisis que trata de reconstruir los paisajes arqueológicos
en función de los procesos de culturalización del espacio que se han dado a lo largo de
la historia. El problema específico en el que ha estado trabajando la mayor parte del
tiempo, es el de dar una explicación coherente a la arquitectura monumental del
Neolítico atlántico europeo. Entendiendo que en esa fecha concreta, no sólo hay que
tener en cuenta los cambios tecnológicos o económicos, sino todos aquellos que hicieron
variar las relaciones entre los grupos sociales y la Naturaleza.
Los objetivos que esta Arqueología del Paisaje pretende alcanzar serán: hallar
modelos concretos de representación espacial, mediante mecanismos precisos que
consigan ahondar en la materialidad del registro arqueológico y por tanto, encontrar un
método de análisis eficaz que logre encontrar la lógica que se esconde en un espacio
arqueológico concreto y fragmentado, y que corresponde a un único código estructural.
Tratar de escribir una historia que desvele los discursos que dominaron todas las
facetas de la vida de las distintas etapas históricas, es un objetivo difícil pero con el que
sin duda me considero totalmente de acuerdo (quisiera decir comprometido). La
elaboración de reflexiones críticas sobre los trabajos interpretativos que se realizan del
pasado también se presenta como un buen comienzo en lo que de labor proyectada
hacia el presente posee la arqueología.
Seguramente me falte todavía más información para completar o tratar de
responder las preguntas que la reflexión sobre este trabajo me ha planteado. Espero
poder responderlas yo mismo. Hasta entonces considero que la elaboración del mismo
ha sido una excelente lección no solo como aprendizaje sino también como meditación
sobre la situación historiográfica actual en el campo de la Prehistoria y la Arqueología.
Los que aún no hayan leído a Sartre pueden ahorrarse ese trabajo; los que lo
hayan leído, podrán olvidarlo cuanto antes, y así estarán a la última. La última —el
último ismo— se llama estructuralismo.
El movimiento tiene apenas cinco años de vida y puede ser tomado —como el
último tranvía— en marcha. El nuevo profeta se llama Claude Lévi-Strauss. Pero hay
que ser honestos: el estructuralismo no se ha presentado como una moda de
Montmartre, sino como un método de investigación, con resultados concretos,
estrictamente científicos, en varias disciplinas. Lo que sucede es que todo positivismo —
el estructuralismo lo es— corre el peligro de acabar tarde o temprano teniendo un
profeta y hasta una profetisa, como lo fueron, hace un siglo, Auguste Comte y su llorada
Clotilde de Vaux.
Esta base estructural tiene sólo una función formal; al menos, el método
estructuralista no intenta sino describir posiciones. De Saussure ha ilustrado esta función
formal de la estructura con un ejemplo: el método estructuralista se asemeja a una
partida de ajedrez, en la que una determinada posición de las piezas prescinde por
franceses: porque el marxismo queda privado de los postulados más atractivos para una
acción política y social; el marxismo ortodoxo pierde su carácter clásico de profetismo de
la clase oprimida; el humanismo marxista pierde su plataforma común para el diálogo
con el humanismo cristiano.
Tanto en general, como en su aplicación marxista, el estructuralismo, cuando
rebasa el valor de método y se ve ineludiblemente acosado por preguntas
fundamentales, las resuelve en un sentido materialista. Realmente, ni siquiera como
método el estructuralismo ha logrado responder a cuestiones básicas. Así, cuando
después de individuar una serie de estructuras que rigen la sociedad durante siglos, se ve
obligado a individuar otra nueva serie que, paulatinamente, comienza a imponerse, el
estructuralismo no sabe explicar el paso, a no ser recurriendo a «encarnaciones» de un
espíritu objetivo, que recuerda a las mayores elucubraciones de Hegel. En Hegel,
también el individuo quedaba siempre absorbido en la evolución del espíritu absoluto.
Hegel nunca se pronunció, en efecto, sobre la consistencia de la individualidad personal;
no podía hacerlo.
Estas últimas consideraciones llevan a plantear, aunque sea brevemente, el lugar
que ocupa el estructuralismo en el actual panorama filosófico. Describir en pocas líneas
las actuales corrientes filosóficas es una empresa arriesgada; pero, por otra parte, la
multiplicidad no es tanta como para no permitir trazar unas cuantas líneas
fundamentales.
El primer criterio que permite separar las corrientes filosóficas en dos campos es el
materialismo. Según este criterio hay filosofías materialistas (marxismo, positivismo,
algunos existencialismos) y filosofías espiritualistas (todas las que admiten la metafísica
en sentido real: tomismo, algunos existencialismos, espiritualismo de tendencia
agustiniana).
Principales aportaciones
comportamientos sociales y culturales, y por otro lado se acoge a modelos teóricos del
más puro talante positivista. Esta situación intermedia, tomando una posición lo
suficientemente equilibrada, puede ser tremendamente enriquecedora a la hora de
plantear un tema de investigación. Una posible solución de consenso entre una
arqueología positivista y las posteriores corrientes arqueológicas basadas en la
hermenéutica.
3. APLICACIÓN EN EL PSICOANÁLISIS
4. APLICACIÓN EN LA EPISTEMOLOGÍA
Estudió también cómo las prácticas diarias permiten a la gente definir sus
identidades y sistematizar el conocimiento; los hechos pueden ser entendidos como
productos de la naturaleza, del esfuerzo humano o de Dios. Foucault afirmaba que la
concepción de las cosas tiene sus ventajas y sus peligros. El pensamiento de Foucault se
desarrolló en tres etapas. La primera, en Locura y civilización (1960), que escribió
mientras era lector en la Universidad de Uppsala, en Suecia, reflejó cómo en el mundo
occidental la locura —que alguna vez se pensó infundida por inspiración divina— llegó a
ser considerada como enfermedad mental.
En esta obra intentó exponer la fuerza creativa de la locura que había sido
reprimida tradicionalmente por las sociedades occidentales. En su segunda etapa escribió
Las palabras y las cosas (1966), una de sus obras más importantes.
En todos los libros de este último periodo, Foucault intenta mostrar que la
sociedad occidental ha desarrollado un nuevo tipo de poder, al que llamó biopoder, es
decir, un nuevo sistema de control que los conceptos tradicionales de autoridad son
incapaces de entender y criticar. En vez de ser represivo, este nuevo poder realza la vida.
Foucault anima a la gente a resistir ante el Estado del bienestar desarrollando una ética
individual en la que cada uno lleve su vida de tal forma que los demás puedan respetarla
y admirarla.
5. APLICACIÓN EN LA MITOLOGÍA
Crítico y semiólogo francés, autor del Grado cero de la escritura que fue uno de
los primeros en aplicar a la crítica literaria los conceptos surgidos del psicoanálisis, la
lingüística y el estructuralismo.
6. APLICACIÓN EN LA LITERATURA
7. APLICACIÓN EN LA PSICOLOGÍA
Estructura: Son el conjunto de respuestas que tienen lugar luego de que el sujeto de
conocimiento ha adquirido ciertos elementos del exterior. Así pues, el punto central de lo
que podríamos llamar la teoría de la fabricación de la inteligencia es que ésta se
―construye‖ en la cabeza del sujeto, mediante una actividad de las estructuras que se
alimentan de los esquemas de acción, o sea, de regulaciones y coordinaciones de las
actividades del niño. La estructura no es más que una integración equilibrada de
esquemas. Así, para que el niño pase de un estado a otro de mayor nivel en el
desarrollo, tiene que emplear los esquemas que ya posee, pero en el plano de las
estructuras.
Organización: Es un atributo que posee la inteligencia, y está formada por las etapas de
conocimientos que conducen a conductas diferentes en situaciones específicas. Para
Piaget un objeto no puede ser jamás percibido ni aprendido en sí mismo sino a través de
las organizaciones de las acciones del sujeto en cuestión.
La función de la organización permite al sujeto conservar en sistemas coherentes
los flujos de interacción con el medio.
Jean Piaget (1968) define una estructura como ―un sistema de transformaciones
que entraña unas leyes en cuanto sistema (por oposición a las propiedades de los
elementos) y que se conservado se enriquece por el mismo juego de sus
transformaciones, sin que éstas lleguen a un resultado fuera de sus fronteras o reclamen
unos elementos exteriores.‖
De esto, se deduce que una estructura es una totalidad (constituida por
elementos) que se transforma sin salir de ella misma. Este auto ajuste no ―significa de
ningún modo que la estructura considerada no pueda entrar a título de subestructura
dentro de una estructura más amplia... Estos caracteres de conservación con estabilidad
de las fronteras a pesar de la construcción indefinida de nuevos elementos suponen,
pues una autorregulación de las estructuras‖ (Piaget, 1968).
El estructuralismo posee tres componentes inherentes a él (totalidad,
transformación y auto ajuste).
Por último, la autorregulación o auto ajuste se refiere a las normas que rigen la
estructura y sus elementos. Ni la supresión ni la adición de un nuevo elemento afectan a
la estructura.
Piaget (1968) refiriéndose a la importancia del auto ajuste dice que ―cuando se
consigue reducir cierto campo de conocimientos a una estructura autorreguladora, se
tiene la impresión de entrar en posesión del motor íntimo del sistema‖.
VII. RESUMEN
Es un CONCEPTOS
INFLUENCIAS GENERALES
Enfoque de las ciencias humanas que creció
Estructura
Lingüística hasta convertirse en uno de los métodos mas
Sistema
Marxismo utilizados para analiza la cultura y la sociedad.
Positivismo
Funcionalismo
Holística
Antropología
VIII. CONCLUSIONES
IX. BIBLIOGRAFÍA
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