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10 BABELIA EL PAÍS, SÁBADO 8 DE JULIO DE 2006

POESÍA

ANTOLOGÍA DE BABEL

Poemas de presos
en Guantánamo
Echándote, madre, de menos
Por Imad Abdullah Hassan

Echándote, madre, de menos, mi corazón he consumido.


Juro por la entera Creación que no sé cómo hablarte.
En la noche, en mi sueños sonámbulos, siento tu amor
Llamándome: ¿Dónde está Imad?

Todos aquí han recibido cartas que alivian su corazón.


Pero yo, sufriendo, vivo en mi soledad, más lejos.

Aun si el dolor
Por Daddiq Turkestani

Aun si el dolor de la herida se acrecienta


Habrá un remedio para tratarla.

Aun si los días en prisión se alargan


Habrá un día para dejarla.

La poeta madrileña Amalia Bautista. ¿Es verdad?


Por Usama Abu Kabir

Las cuatro paredes ¿Ha vuelto a crecer la Hierba después de la lluvia?


¿Volverán las Flores a levantarse en la Primavera?
¿Es verdad que los Pájaros regresarán a casa?
¿Ha de volver el Salmón a remontar su corriente?
Amalia Bautista ha reunido en un volumen sus tres libros de poemas y los diversos cua-
dernos de versos que ha publicado. La obra de la autora madrileña responde a una poé- Es verdad. Esto es verdad. Y son verdaderos milagros.
tica de la intimidad y a un confesionalismo diáfano y de extremada sencillez retórica. Pero ¿es verdad que un día dejaremos la Bahía de Guantánamo?
¿Es verdad que ese día habremos de volver a casa?
evitaríamos muchos males si guaje es ceñido y transparente, Soñando con mi casa, me hago a la mar en sueños.
TRES DESEOS nos resignáramos a vivir entre y constituye un alarde de senci-
(poesía reunida) cuatro paredes; pero encasti- llez —paradoja al canto— fren- Para estar con mis hijos, cada uno es parte de mí;
Amalia Bautista llarse en la intimidad y desaten- te a la poesía visionaria, las para estar con mi mujer, y aquellos a quienes amo;
Prólogo de Jorge Valdés der lo que sucede extramuros quiebras vanguardistas, la au- para estar con mis padres, los corazones más tiernos de mi mundo.
Díaz-Vélez del yo no garantiza la dicha. torreferencialidad. Un cultura- Yo sueño que estoy en casa, libre de esta jaula.
Renacimiento. Sevilla, 2006 Desde Cárcel de amor, su pri- lismo tamizado descongestio-
208 páginas. 10 euros mera entrega, la obra de Ama- na apenas el confesionalismo ¿Me escuchas tú, oh Juez, me oyes acaso?
lia Bautista ha ido construyendo de esta poesía, cuyas fabulacio- Somos inocentes, no hemos cometido ningún crimen.
una trinchera donde los traba- nes míticas encierran la des- ¡Déjame libre, déjanos libres, si todavía queda justicia
ÁNGEL L. PRIETO DE PAULA Y alguna compasión en este mundo!
jos y los días discurren, con ventura de una mujer que se de-
Cuatro versos y tres deseos con- más tribulación que gozo, en grada de Penélope a Aracne:
forman el núcleo amoroso de endecasílabos sin rima, con “Pensaron que era la paciente
este volumen titulado, precisa- una homogeneidad rítmica ate- esposa / de un héroe. La que es- La verdad (fragmento)
mente, Tres deseos, recopila- nuada algo en Estoy ausente pera noche y día / tejiendo y Por Imad Abdullah Hassan
ción de los libros de Amalia (el título procede de un soneto destejiendo. La que ignora /
Bautista (Madrid, 1962) publi- en que Garcilaso equipara au- que nunca vuelve el mismo que Inscribe tus cartas del corazón en esta cueva
cados desde 1988: “Ver el alba sencia amorosa con en- ha partido. / Y sólo soy una Que harán camino hasta la Ciudad del Profeta.
contigo, / ver contigo la no- ajenación); y donde las fábulas maldita araña”. El peligro de
che / y ver de nuevo el alba / en blancas de los comienzos anun- esta poesía es la reducción de Fue aquí que el Destino quedó absorto.
la luz de tus ojos”. En otro poe- cian tormentas sordas contra lo lírico a la efusión sentimen- Oh Noche, estas luces que veo, ¿son reales?
ma semejante se mantienen las que no sirven de refugio las tal o al golpe de efecto, cuando
tres deseos, que consisten aho- hijas, el amor, la casa. no a la planicie expresiva. Por ***
ra en “poder querer a alguien, La diafanidad y eficacia líri- fortuna, igual que el Dios tere- Yo soy el Compañero de la Noche.
que nos quieran, / y no morir ca recuerdan a Miguel d’Ors o siano anda entre los pucheros,
después que nuestros hijos”. Enrique García Máiquez; la la poesía siembra de misterio Yo soy quien rehusó la humillación en su propia tierra,
Es ésta una poesía en el boudo- destreza al tramar lo cotidiano las que parecían presentarse Aquel que no haya reposo.
ir donde se acicala el alma, ma- con lo inopinado, a Luis Alber- como sobadas obviedades. Cla-
nifestación de afanes limitados to de Cuenca; el arraigo y pure- ro que para ello hace falta que, Yo soy el que lleva el peso en su nuca,
y de ambiciones literarias re- za, a José Julio Cabanillas o, a despecho de tendencias, ha- Aquel que rehúsa zanjar.
cortadas. Escribió Pascal que más cerca, Rocío Arana. El len- ya, como aquí, una poeta.
Oh Noche, yo soy una luz que brilla
Que no podrás oscurecer.

Oh Noche, mi canción devolverá la dulzura de la Vida:


Los pájaros cantarán otra vez en los árboles.

El pozo de pena se vaciará,


La fuente de felicidad rebosará,

Islam triunfará en los confines de la tierra.


“Allahu Akbar, allahu Akbar”. Alá es nuestro Señor.

Ellos no comprenden
Que todo lo que necesitamos es a Alá, nuestro consuelo.

Versión y nota de Julio Ortega.

Estos poemas han sido publicados como primicia por Book Forum (Nueva York,
junio-septiembre de 2006) y son parte de los pocos que los abogados a cargo de la
defensa de los presos de Guantánamo han podido recuperar. Mark D. Falkoff (del
American Enterprise Institute, profesor y reconocido latinoamericanista) explica
que se trata de una mínima parte de los miles de versos escritos por poetas presos
(como los hermanos Ustad Badruzzam Badr y Adurraheem Muslim Dost, libera-
dos y ya en Pakistán, pero cuyos poemas siguen confiscados). La mayoría de poe-
mas no ha sido desclasificada por el Departamento de Estado estadounidense por-
que si un verso dice, por ejemplo, “perdóname, querida esposa” se lo califica de
intento de comunicación con una tercera persona (sólo pueden escribir a sus abo-
gados) y su publicación queda prohibida.

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