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Ficha Informativa

Valentina Rosendo Cantú: combate a la impunidad militar a partir de una sentencia internacional
Mayo 2018

Valentina Rosendo Cantú es una mujer indígena Me’phaa, originaria de la comunidad de Caxitepec, municipio de Acatepec,
en la región de la Montaña en el estado de Guerrero. Valentina es sobreviviente de tortura sexual cometida por elementos
del Ejército en el 2002. En agosto de 2010 la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió una sentencia en contra
del Estado mexicano en la que señaló que había quedado plenamente probado que había sido víctima de graves
violaciones de derechos humanos – incluida tortura sexual – en un contexto marcado por la pobreza, discriminación y lo
que el tribunal denominó “violencia institucional castrense”.1

No sobra mencionar, que Valentina Rosendo Cantú ha exigido justicia durante dieciséis años de la mano de Inés
Fernández Ortega – mujer indígena Me’phaa sobreviviente de tortura sexual – cuyo caso ha sido igualmente resuelto por la
Corte IDH y en el que, al igual que en el caso de Valentina, elementos del ejército enfrentan cargos en la jurisdicción
ordinaria, la cual aún se encuentra en proceso de integración.

I.
Antecedentes

En el año 2002, Valentina residía en la Comunidad de Barranca Bejuco, municipio de Acatepec, Guerrero; tenía apenas 17
años y una hija de 3 meses de edad y no hablaba español. Valentina fue torturada sexualmente en febrero de 2002 por
elementos del Ejército – en específico del 41 Batallón de Infantería en Guerrero – quienes llevaban detenido a una persona
e interrogaron a Valentina respecto de nombres de personas de la comunidad. Tras ser agredida, Valentina inició un difícil
camino, caracterizado por la negligencia, el encubrimiento y la discriminación por parte de las autoridades estatales y
federales. En el ámbito de la justicia, a pesar de que denunció los hechos inmediatamente, las investigaciones fueron
parciales y poco diligentes. De igual forma, se le negó atención efectiva a servicios integrales de salud, por parte de las
instancias estatales en su condición de mujeres víctimas de violencia, lo que a la postre se tradujo en graves afectaciones
para su salud física y emocional. Valentina tuvo que enfrentarse a la discriminación que las mujeres víctimas de violencia
sexual experimentan, la cual se agravó por su identidad indígena y por ser menor de edad al momento de denunciar: no
contó con servicios de traducción y en todas las ocasiones en las que acudía para exigir justicia se enfrentaba a un proceso
de revictimización en virtud de que era constantemente cuestionada por los hechos que describía. Aunado a ello, las
autoridades civiles permitieron que las indagatorias abiertas fueran derivadas hacia el fuero militar, donde la falta de
independencia e imparcialidad característica de las instancias que lo conforman propició que la impunidad prevaleciera, a
pesar de que se impugnara infructuosamente esa decisión a través del juicio de amparo. Además, Valentina al atreverse a
denunciar lo ocurrido tuvo significativas implicaciones, enfrentando estigmatización y amenazas derivada de hacer públicos
los hechos y los riesgos por alzar la voz contra el Ejército.

II. Proceso ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos y retorno de la competencia al fuero civil

Debido a la falta de avances en la investigación a nivel nacional y dado que ésta se estaba desahogando en un fuero que
no era competente o independiente, Valentina decidió llevar su caso a instancias internacionales.2

1. Corte IDH. Caso Rosendo Cantú y otra Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2010 Serie
C No. 216 (de aquí en adelante Rosendo Cantú y otra Vs. México), párr. 71. La sentencia de la Corte IDH está disponible en: www.corteidh.or.cr
2 La petición individual se presentó ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el 10 de noviembre de 2003. La Comisión rindió su informe
de admisibilidad durante el 2006 y otorgó una audiencia de fondo en octubre de 2007. Después de emitir su informe de fondo, la Comisión decidió
someter los casos al conocimiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos durante el 2009.

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La Corte Interamericana de Derechos Humanos publicó su sentencia en octubre de 2010 en la que determinó que se
violaron los derechos en de Valentina Rosendo: a una vida libre de violencia; a no ser torturada; a la integridad personal de
los familiares de las víctimas; a la protección de la dignidad y la vida privada; y al debido proceso y las garantías judiciales.
Asimismo, determinó que México incumplió su obligación de adecuar el marco jurídico nacional a los parámetros derivados
de los tratados internacionales. Como consecuencia, la sentencias contiene 16 medidas de reparación del daño ordenadas
por la Corte Interamericana de Derechos Humanos por las violaciones a los derechos humanos cometidas en su agravio, de
carácter individual, familiar, colectivo, estructural y comunitario.

Desde la emisión de la sentencia la Corte IDH ha emitido 3 resoluciones dentro del proceso de supervisión de cumplimiento
en el caso3. Los avances en el cumplimiento de algunas reparaciones ordenadas por el Tribunal, son principalmente
resultado de la participación activa de Valentina Rosendo Cantú y sus representantes para impulsar el diálogo con el Estado
mexicano; ejemplo de ello, son los procesos judiciales en el fuero ordinario contra dos elementos del ejército por los
crímenes cometidos en contra la Señora Rosendo, hecho inédito en el país, sobre el que nos referimos a continuación.

III. El camino a la justicia en México a raíz de una sentencia internacional

En su sentencia, la Corte IDH resolvió4 que el Estado debía conducir las investigaciones de manera eficaz para determinar
dentro de un plazo razonable las correspondientes responsabilidades penales y aplicar efectivamente las sanciones y
consecuencias previstas por la ley, respecto de las autoridades involucradas con las violaciones a derechos humanos
sufridas por la señora Rosendo Cantú. De la misma forma, la Corte estableció que la investigación debía ser efectuada por
la jurisdicción penal ordinaria competente, con la debida perspectiva de género y de diversidad cultural, así como con todas
las condiciones de seguridad que posibiliten una amplia participación de las víctimas.

No obstante, el camino para acceder a la justicia en México no fue acucioso, sino que continuó recayendo en la fortaleza de
Valentina. Por cerca de dos años después de la emisión de la sentencia, el caso continuó en el fuero militar, a pesar de las
múltiples solicitudes formales de la Señora Cantú. Fue hasta el 12 de agosto de 2012, que la Procuraduría General de
Justicia Militar (PGJM) notificó por escrito a Valentina Rosendo que las averiguaciones relacionadas con la violación sexual
y tortura cometida en su contra por miembros del Ejército Mexicano en el año 2002, habían sido remitidas a la Procuraduría
General de la República (PGR). Después de esta notificación, Valentina y sus representantes colaboraron estrechamente
con la PGR para que se consolidara las acusaciones en contra de los perpetradores, incluso teniendo que enfrentarse una
vez más a una serie de peritajes y colaborar en inspecciones de la PGR.

Consecuentemente, en octubre de 2013, la PGR, a través de la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las
Mujeres y Trata de Personas (FEVIMTRA) consignó ante la Justicia Federal la averiguación previa PGR/FEVIMTRA-
C/110/2011 iniciada por los delitos de tortura, violación y abuso de autoridad, cometidos en contra de Valentina Rosendo
Cantú, solicitando las respectivas órdenes de aprehensión de dos personas (un elemento del Ejército en activo y uno fuera
del mismo). Tras la consignación y hasta la fecha la causa penal 62/2013 está radicada en el Juzgado Séptimo de Distrito
del Vigésimo Primer Circuito Judicial, con sede en Chilpancingo, Guerrero.

Entre noviembre diciembre de 2013 los probables responsables fueron aprehendidos y sometidos a procesos. El primer
imputado, responsable de los delitos cometidos contra Valentina Rosendo Cantú, fue detenido el 25 de noviembre de 2013
y se dictó auto de formal prisión en su contra el 28 de noviembre de 2013, dentro de la causa penal 62/2013, por lo que
permanece recluido en un centro reclusión de Chilpancingo desde esas fechas, dado que ya no se encuentra en activo en el
Ejército. Posteriormente, fue aprehendido un segundo imputado en dicha causa, quien por tener calidad de militar en activo
fue recluido en la Prisión Militar 1-A, ubicada dentro del Campo Militar 1, ubicado en el Distrito Federal. Precisamente, por
encontrarse en dicho recinto, el expediente fue enviado al Juzgado Séptimo de Distrito de Procesos Penales Federales en
el Distrito Federal para que este órgano desahogara el término constitucional y determinara la situación jurídica del
acusado. Fue así que el 29 de diciembre de 2013, se dictó auto de formal prisión también en contra de este segundo
probable responsable.

3 Las resoluciones de cumplimiento de fecha 25 de noviembre del 2010, 21 de noviembre de 2014 y 17 de abril del 2015, emitidas por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos pueden consultarse en: http://www.corteidh.or.cr/cf/jurisprudencia2/casos_en_etapa_de_supervision.cfm
4 Corte IDH- Resolutivo 10.

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Los imputados recurrieron el auto de formal prisión en su contra, a través de un recurso de apelación que se radicó en el
toca penal 57/2014, resolviéndose el 10 de marzo de 2014, por el Primer Tribunal Unitario del Vigésimo Primer Circuito, en
Chilpancingo, Guerrero, que confirmó el mismo. Inconformes, ambos procesados interpusieron un amparo indirecto en
contra de la confirmación del auto de formal prisión el cual recayó en el Segundo Tribunal Unitario, en Acapulco, Guerrero
en el expediente 17/2014.

En diciembre del 2014, el Tribunal Unitario negó el amparo solicitado, por lo que como último recurso contra el auto de
formal prisión, los imputados interpusieron un recurso de revisión en contra de las sentencias de amparo el cual fue turnado
al Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal y Administrativa, radicando en el expediente 223/2014, confirmando la
negativa de amparo, el 9 de julio de 2015, quedando con ello agotado el último recurso legal para impugnar el auto de
formal prisión en su contra.

Al igual que durante la consolidación de las acusaciones ya durante el proceso judicial, Valentina tuvo que enfrentarse a
nuevos procesos revictimizantes, a pesar de que siempre se buscó que Valentina tuviera condiciones de seguridad, dignas
y no revictimizantes. Por ejemplo, en abril del 2014, se sostuvo un careo procesal frente a uno de los inculpados; Valentina
con fortaleza, sostuvo su testimonio en la diligencia procesal; tal y como lo hizo frente a instancias internacionales.

El valor probatorio del testimonio de Valentina continúa siendo la pieza central del proceso, tal y como lo definió la Corte
Interamericana en su sentencia. Así, una vez agotados todos los recursos, el 14 de febrero de 2018 se llevó a cabo la
audiencia de vista, en la que la PGR presentó sus conclusiones acusatorias en contra de los dos procesados por los hechos
cometidos en contra de Valentina Rosendo Cantú.

IV. Histórica sentencia judicial contra militares por tortura sexual.

Hoy nos encontramos frente a una sentencia histórica. El primer caso de tortura sexual cometida por elementos del
Ejército, derivado de una sentencia internacional, se ha resuelto en el fuero ordinario y bajo un encuadre de los delitos
correctos. La Juez de primera instancia ha seguido estándares emitidos por la propia Corte IDH sobre cómo juzgar estos
casos con perspectiva de género y etnicidad, estableciendo un precedente a nivel nacional.

La resolución del proceso judicial por las violaciones graves de derechos humanos cometidas en contra de Valentina
Rosendo Cantú, llega en un momento clave en el que se discute la inconstitucionalidad e inconvencionalidad de la
participación de los elementos del Ejército en actividades de seguridad pública, así como su regulación en un nuevo marco
normativo que ha sido criticado por diversos mecanismos internacionales de derechos humanos.

Por todo lo anterior, a dieciséis años de los hechos y a ocho años de la emisión de las sentencias de la Corte IDH en los
casos de Valentina Rosendo Cantú y de Inés Fernández Ortega, la resolución tiene un significado que va más allá de la
obligación estatal respecto el acceso a la justicia de Valentina, sino que marca un camino para que violaciones a derechos
humanos tan graves como las que ella vivió, no vuelvan a ocurrir.

Para obtener más información, favor de escribir a:


internacional@tlachinollan.org

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