Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Él nació y vivió su vida entera en Suiza, el país que no ha conocido ninguna guerra por muchos,
muchos años. Creció como un niño tímido y sensible, con frecuencia en contra de las creencias
de sus padres y las exigencias de sus maestros. Encontró refugio en su personalidad Número
Dos. Esta personalidad fue su auténtico y verdadero “sí mismo”, alcanzando hasta lo profundo
de las raíces de la humanidad en sí misma, quizá antes de que la humanidad existiera.
“En algún lugar profundo del fondo siempre supe que yo era dos personas. Uno era el hijo de
mis padres que fue a la escuela y era menos inteligente, atento, trabajador, decente y limpio que
muchos otros chicos. El otro ya era maduro, -de hecho anciano-, escéptico, desconfiado, alejado
del mundo de los hombres; pero cercano a la naturaleza, la tierra, el sol, la luna, el clima, todas
las criaturas vivientes, y sobretodo, cerca de la noche, de los sueños y de todo aquel trabajo que
“dios” dispusiera en él”.
Mientras que su personalidad Número Uno era brillante, su personalidad Número Dos estaba
sufriendo de dolor, el dolor de la insatisfacción de la totalidad. Él buscó es totalidad toda su
vida.
“En cierto sentido, mi vida ha sido la quintaesencia de lo que he escrito”, dice Jung en la
introducción de su autobiografía. Ningún evento, ningún aspecto externo o interno de su vida es
irrelevante o carece de importancia en su trabajo.
“Mi vida es lo que he hecho, mi trabajo científico. Uno es inseparable del otro. El trabajo es la
expresión de mi desarrollo interno, dado que el compromiso con los contenidos del inconsciente
forma al hombre y produce sus transformaciones. Mis trabajos pueden ser referidos como
estaciones a lo largo del camino de mi vida”.
El período que sigue al rompimiento con Freud fue un tiempo particularmente preñado en la
vida de Jung. Tiempo en el que nuevas ideas estaban germinando. Fue un tiempo de confusión,
torbellino, aislamiento, soledad, de caos interior. Jung fue asediado por sueños confusos,
imágenes, visiones, una oleada de material inconsciente que por momentos le hizo dudar de su
propia sanidad mental. Pero fue también una intersección crucial, la estación más creativa a lo
largo del camino de su vida. Estos fueron los años de confrontación de Jung con el inconsciente.
Jung observó cuidadosamente, anotó y embelleció con dibujos sus sueños, fantasías y visiones.
Todos ellos se convirtieron en parte de su famoso libro Rojo.
Él tenía que mostrar que sus experiencias más personales y subjetivas eran potencialmente
experiencias de toda la humanidad, porque éstas eran una parte inherente de la naturaleza de la
psique. Era un camino revolucionario en la metodología científica, una nueva manera de ver las
cosas. Jung tenía que probar que sus propias experiencias eran reales, que el inconsciente era
una realidad psíquica demostrable.
-3-
La cura de las almas, dice Jung en sus Memorias, Sueños y Reflexiones, es su tarea. A diferencia
de la mayoría de las metodologías de psicoterapia convencionales, cuyas metas fueron
básicamente el ajuste de la personalidad y la curación de los síntomas, y para cuyo fin eran
aplicadas las técnicas terapéuticas de manipulación. El propósito de la psicoterapia de Jung es la
curación del alma, un acercamiento a lo numinoso. La meta no es solamente la curación de la
patología, sino sobretodo, la realización de la totalidad del individuo, o la autorrealización.
Dentro de cada ser humano está escondida la semilla de su futuro desarrollo, que en su
significado último es una semilla de divinidad. Y la tarea profunda de la psicoterapia de Jung es
ayudar a esa semilla a abrirse y madurar hasta su completo potencial.
¿Cuáles son los métodos que Jung desarrolla para alcanzar esta meta?
Jung nos dice que en el proceso natural de individuación encontró un modelo y un principio
guía para su método de tratamiento. El proceso de individuación es esencialmente un proceso
autónomo e inconsciente, en el que la psique en su impulso natural y espontáneo hacia la
totalidad está esforzándose por armonizar sus contenidos concientes e inconscientes. De esta
manera, explica Jung, el terapeuta debe seguir la naturaleza como su guía. Y su intervención es
menos una cuestión de tratamiento, que de desarrollo de las posibilidades creativas latentes
dentro del mismo paciente.
Jung observó que aquellos de sus pacientes que tenían éxito en liberarse de la esclavitud de los
problemas de su vida y alcanzaron más altos niveles de desarrollo psíquico e integración, en
esencia no hicieron nada más que permitir que las cosas sucedieran. Permitieron que su
subconsciente les hablara en silencio y ellos escucharon sus mensajes pacientemente y les
dieron la más grave y completa atención. En otras palabras, ellos establecieron una relación con
sus procesos inconscientes.
“El arte de dejar que las cosas pasen, acción a través de la inacción, dejarse ir uno mismo como
decía el Maestro Eckhardt, se convirtió para mí en la llave que abría la puerta al camino.
Debemos dejar que las cosas sucedan en nuestra psique. Para nosotros este es un arte del que
-4-
mucha gente no sabe nada. La conciencia siempre está interfiriendo, ayudando, corrigiendo, y
negando, nunca deja que el proceso psíquico crezca en paz”.
Cómo sucede la armonización entre los contenidos concientes e inconscientes; nadie lo sabe,
porque es un proceso de vida irracional. En la psicoterapia de Jung no hay métodos de
tratamiento fijos; los métodos se desarrollan naturalmente, en la medida en que el trabajo
progresa y en respuesta a las necesidades del individuo en particular. Cada individuo es único e
impredecible y por esto Jung disfruta que los terapeutas se liberen ellos mismos de todos los
preconceptos y presunciones teóricas y abandonen todos los métodos y técnicas.
“Es exactamente como si tuviera lugar un diálogo entre dos seres humanos con los mismos
derechos, cada cual de ellos da al otro crédito por un argumento válido y lo considera valedero
para modificar los puntos de vista por medio de una comparación minuciosa y una discusión o
cualquier cosa que pueda distinguirlos claramente uno de otro”.
Finalmente, una vez que el ego y el inconsciente han llegado a un acuerdo el uno con el otro y
uno tiene ahora la capacidad de vivir concientemente, una actitud ética y una obligación tienen
que seguir; uno ya no puede continuar conduciendo su vida ignorante de los trabajos ocultos del
inconciente.
Debe hacerse hincapié en que, los principios de la psicología de Jung no son aplicados como
método de tratamiento médico, sino más bien, de auto-educación. La psicoterapia como dice
Jung: “Trasciende sus orígenes médicos y deja de ser meramente un método para el tratamiento
de la enfermedad. Ahora trata la salud, o tiene tanto un derecho moral para la salud psíquica,
cuya enfermedad es, como mucho, el sufrimiento que nos atormenta a todos. Por esta razón la
psicología analítica puede autoproclamarse como servidora del bien común”.
En su psicoterapia Jung apunta a llevar a sus pacientes hacia un estado de fluidez en el que sus
experiencias cambien y crezcan sin quedar atrapados a ninguna condición fija. Al mismo tiempo
-6-
él procura hacer surgir en ellos un sentido de sus conexiones supra-personales, para ampliar sus
capacidades de conciencia, más allá de la conciencia personal. Esto es particularmente
importante para el hombre moderno, cuya actitud racional ha frustrado y reprimido la dimensión
de su vida espiritual.
(…)
4. SÍMBOLOS ARQUETÍPICOS
“Lo abstracto de los conceptos filosóficos y las conclusiones requiere ser constantemente
corregido por la experiencia directa, por la práctica de la meditación y por las contingencias de
la vida diaria. El elemento antropomórfico en el Vajrayana no nace pues, de una carencia de
entendimiento intelectual (como en el caso del hombre primitivo), sino por el contrario, del
deseo conciente de penetrar desde una actitud meramente teórica e intelectual, hacia la
conciencia directa de la realidad. Esto no puede ser logrado mediante la edificación de
convicciones, ideales y objetivos basados en el razonamiento, sino únicamente a través de la
-7-
penetración conciente en esas capas de la mente que no pueden ser alcanzadas o influenciadas
por los argumentos lógicos y el pensamiento discursivo.
De manera similar, Jung nos dice que inicialmente los arquetipos son formas vacías, pero que
contienen la posibilidad de ciertas percepciones y acciones; y cuando estos son activados se
convierten en una fuerza poderosa en la vida y en el comportamiento de un individuo. Sin duda,
el arquetipo puede tomar una realidad autónoma propia y tomar control sobre toda la
personalidad. La visión puede guiar hacia la creación artística o los descubrimientos científicos,
como el famoso caso del descubrimiento del anillo de benceno de Kelule. Pero las visiones
también pueden guiar hacia la demencia si no son integradas en la conciencia.
La línea divisoria entre estos dos caminos es frecuentemente muy fina. Los budistas Tibetanos,
al igual que Jung son concientes del daño que implica y, por tanto, exhortan a que se tomen las
salvaguardas apropiadas. La visualización tántrica y la, de algún modo comparable, técnica de
la imaginación activa de Jung, ambas requieren la guía de un maestro calificado o un analista.
Además, en la práctica Vajrayana cada visualización va precedida y terminada mediante la
meditación en la vacuidad y en la disolución de las imágenes, lo cual actúa como una protección
en contra de la identificación continua con los símbolos: el meditador se hace conciente de que
las deidades son productos de su imaginación.
Una de las más importantes (y en el Tíbet, una de las más populares) deidades es Tara. Ella es el
aspecto femenino del Buda. En el Tíbet ella es reverenciada como la madre de todos los Budas.
-8-
En esencia, Tara simboliza la sabiduría que trasciende la razón, totalmente desarrollada. Ella es
la buda de la actividad iluminada, la liberadora; quien, a través de la autoliberación de la
esclavitud de las pasiones egocéntricas guía desde la orilla de la implicación mundana en lo
profano (samsara) hasta la otra orilla de la iluminación (nirvana).
Tara aparece en una variedad de aspectos: la Tara verde, la Tara roja, la Tara blanca, etc.,
veintiuna de ellas y cada una corresponden a una imagen arquetípica ligeramente diferente de la
psique. En la terminología junguiana ella representa el arquetipo de la Madre. De cualquier
forma, ella es la imagen de la madre que ha integrado en sí misma todos los opuestos, lo
positivo y lo negativo. De este modo, para Eric Fromm, discípulo de Jung, Tara simboliza “la
forma más elevada, la culminación del arquetipo de lo femenino. Ella es la gran Diosa, quien,
en la totalidad de su despliegue, llena el mundo, desde su fase primordial más baja hacia su
suprema transformación espiritual”.
Además, las deidades pacíficas y airadas, otra categoría de seres, juegan un importante papel en
el Budismo Tibetano. Son las denominadas dakinis, que poseen cualidades divinas o
demoníacas, y pueden representar el impulso inspirador humano. Ellas son la encarnación del
conocimiento y los poderes mágicos, y son descritas como “genios de la meditación y ayudantes
espirituales”, capaces de despertar las fuerzas ocultas en la oscuridad del inconsciente.
Uno obtiene el sentimiento de la naturaleza fluida de la dakini; ella mueve la psique y causa la
fluidez de todo lo que es rígido y concreto, cualquier cosa que esté encapsulada en
pensamientos y dogmas conceptuales, cualquier formulación fija. En este sentido ella simboliza
el principio del movimiento y refleja las fuerzas dinámicas, que son las mismas en el cosmos
que en la psique del individuo.
En el contexto de la psicología de Jung, Vajrayoguini sería una imagen primordial, y como tal
puede actuar como mediadora, probando su poder liberador1, un poder que siempre se ha
poseído en varias religiones”.
El símbolo tántrico de la dakini algunas veces ha sido comparado en Occidente con el concepto
de Jung de uno de los mayores arquetipos, denominado anima. El anima se refiere usualmente
al aspecto femenino de la psique masculina. Aparece en muchas formas diferentes, y posee
ambos aspectos, demoníaco y benevolente. Ella puede ser guía y mediadora, guiando al hombre
hacia su transformación o su perdición.
Pero la noción de anima es mucho más compleja. Primero que nada el anima no se aplica
exclusivamente a la psique masculina: como figura arquetípica ella puede funcionar en la psique
de cada género. En el mundo occidental orientado hacia lo masculino, el concepto de anima
como la contraparte femenina y la integración apropiada de ambos aspectos, es crucial para el
equilibrio psicológico…
Introducción
En este capítulo propongo primero discutir los equivalentes conceptuales y metodológicos entre
los dos sistemas e identificar los puntos donde confluyen, donde son similares o paralelos y
donde ellos difieren. En el próximo, examinaré la visión de Jung acerca de las tradiciones
orientales, en términos de su relevancia con respecto al mundo occidental. Y su visión, tanto
como la del budismo tibetano, en relación a los posibles peligros inherentes a la práctica del
Tantra. Finalmente, me gustaría comentar el tema de la ética y su impacto potencial en la
comunidad mundial, el cual es un aspecto importante e integral en ambos sistemas.
Conciencia e Inconsciente
1
Redeeming Power: se puede traducir como redentor o liberador.
- 10 -
“La conciencia necesita un centro, un ego para el que hay algo conciente. No conocemos ningún
otro tipo de conciencia, ni siquiera podemos imaginar una conciencia sin un ego. No puede
haber conciencia donde no hay nadie para decir: yo soy conciente”.
Jung cree que la conciencia, “la más extraordinaria de todas las curiosidades de la naturaleza”,
existe y tiene el impulso de ser ampliada, por la simple razón de que sin ella “las cosas saldrían
menos bien”. Por otra parte, Jung habla acerca de, “una conciencia más elevada”, la cual es una
conciencia más profunda y más receptiva, que se relaciona con el reino transpersonal.
“La conciencia del hombre fue creada hasta el fin, de manera que pueda (I) reconocer… su
descendencia desde una unidad más elevada;… (2) pagar tributo y relacionarse prudentemente
con esta fuente;… (3) ejecutar sus órdenes inteligente y responsablemente;… (4) Y, de este
modo, apoyar a la psique como un todo, en un grado óptimo de vida y de desarrollo”.
De acuerdo con Jung los símbolos de la totalidad, los cuales resuelven y trascienden los
opuestos, podrían ser llamados “conciencia”, también “Sí mismo”, “alto ego”, o cualquier otra
cosa. Para él “todos estos términos son simplemente nombres para hechos que por sí solos
llevan peso”.
- 11 -
“todo lo que sé, pero en lo que no estoy pensando en el momento; todo de lo que una vez fui
conciente pero ahora he olvidado; todo lo que percibo por mis sentidos pero que no nota mi
mente conciente; todo lo que involuntariamente y sin prestar atención yo siento, pienso,
recuerdo, quiero y hago; todas las cosas futuras que están tomando forma en mí y en algún
momento vendrán a la conciencia…”
Así pues, el inconsciente incluye los contenidos del futuro de la psique conciente, y anticipa los
procesos futuros de la conciencia. Pero en suma, el inconsciente contiene depósitos ancestrales
acumulados desde tiempos inmemoriales. De este modo, para Jung el inconsciente tiene una
especia de rostro de Jano: un lado de éste apunta hacia atrás en la prehistoria, el mundo de los
instintos rudos; y su otro lado apunta hacia el destino futuro del hombre. Ésta es una paradoja,
porque el inconsciente “es visto como un factor creativo tanto como un audaz innovador; y aún
es, al mismo tiempo, el fuerte sostenedor del conservadurismo ancestral”. Como mercurio, -la
personificación del inconsciente-, es dualista y contiene todos los aspectos de la naturaleza
humana; la oscuridad y la luz; el mal y el bien; la bestia y el superhombre; lo demoníaco y lo
divino. Uno puede concebir al inconsciente como una especia de Casa del Tesoro, que es la
fuente de toda inspiración, creatividad y sabiduría. Como un sistema psíquico autónomo, el cual
habla en el lenguaje de los símbolos, uno de cuyos roles es corregir las tendencias de la mente
conciente y compensar su rigidez con una percepción más amplia, imaginativa y no racional,
que restaure el equilibrio y muestre un significado más comprensivo. Las motivaciones del
inconsciente son, con frecuencia, más sabias y más objetivas que el pensamiento conciente. Por
esto el inconciente podría ser un valioso guía que apunte el camino hacia nuestro verdadero
destino propio.
- 12 -
Sobre la base de la conciencia individual separada y el inconsciente tras ella hay un inconsciente
colectivo, el legado común de toda la humanidad y la fuente universal de toda la vida conciente.
En lo profundo del inconsciente colectivo no hay diferencias individuales ni culturales, ninguna
separación. Es el reino de la unidad primordial, la no-dualidad, y a través de él cada persona
está conectada con el resto de la humanidad.
El budismo tibetano dice que la mente conciente cuando está clara, sin oscuridades, libre de
proyecciones –la conciencia pura-, es la raíz de la felicidad y la liberación; y se experimenta
como un estado de bendición. Éste es el estado más elevado conocido como luz clara. De
cualquier forma, hay varias clases y grados de conciencia y estos son descritos en diferentes
términos. De manera similar, hay varios niveles de conciencia y del inconsciente en la estructura
de la psique, como los conceptualizados por Jung.
Desde la visión de una de las escuelas acerca de los principios budistas, hay seis clases de
conciencia: aquellas que derivan de la vista, el oído, el olor, el gusto, el tacto y la conciencia
mental. En el tope de estas seis está la conciencia afligida o engañada, responsable de la idea
equivocada del ego. Y subrayando todo esto, está la conciencia de almacén (alaya-vijnaya), la
fuente de toda conciencia; donde están almacenadas todas las experiencias del individuo desde
tiempos sin principio. Sus contenidos latentes aparecen a las otras clases de conciencia cuando
surgieron por medio de las asociaciones y condiciones correspondientes.
6. CONCLUSIÓN
Para perfilar un cierre, debería tocar un par de puntos par resaltar las conclusiones alcanzadas en
mi intento por comprender y encontrar posibles paralelismos entre el budismo y la psicología de
Jung.
Ambos sistemas nacieron y se desarrollaron en dos áreas ampliamente separadas una de otra
geográficamente, históricamente y culturalmente y estaban separadas en el tiempo por un lapso
de dos milenios y medio. Con todo, ambos, a pesar de todas sus diferencias aluden hacia los
- 13 -
mismos problemas humanos y han encontrado que las soluciones están para ser avistadas
únicamente dentro de la psique de cada individuo.
La meta última en ambos sistemas es que nosotros nos convirtamos en lo que somos en realidad.
Para el budismo Mahayana esto significa alcanzar la budeidad; cada ser sin excepción tiene este
potencial. Para Jung esto significa alcanzar la totalidad, realizar el “sí mismo” de uno, el cual es
un impulso inherente de la psique. El camino hacia la budeidad es extremadamente largo, pero
se cree que mediante la práctica de los métodos del Tantra se puede alcanzar en una sola vida.
Para Jung, la realización del Sí Mismo es un proceso sin fin.
Jung no cree que una conciencia pura, descontaminada del inconsciente pueda ser alguna vez
alcanzada. Además la integración del inconsciente en la conciencia, la reconciliación de los
opuestos supone la no eliminación del inconsciente o el control de éste, sino una concesión de
ambos aspectos de la psique.
Ambos sistemas requieren que cada aspecto del individuo esté envuelto en el proceso, nada es
rechazado. El conocimiento y el entendimiento intelectual son importantes, especialmente en los
estadios iniciales del camino, pero tienen que ser complementados por el sentimiento y la
2
Bliss: bendición.
- 14 -
EPÍLOGO
El mundo pende de un hilo muy delgado, y esa es la psique del hombre. – C.G. Jung
Desde que las guerras comienzan en la mente de los hombres, es en las mentes de los hombres
donde la defensa de la paz debe construirse. –Preámbulo a la constitución de la UNESCO
Jung realizó un salto cuántico en la psicología. Cualquier cosa que se escriba acerca de Jung
sólo puede ser un pálido intento para describir la magnitud de su trabajo, que va mucho más
lejos de los campos de la psiquiatría y la psicología: sus descubrimientos tuvieron un
considerable impacto en el arte, la literatura, la ciencia, la ecología, la teología y en el
entendimiento de la importancia de la religión en nuestras vidas. Mucho de su trabajo es
3
insight
4
Moral duty, o deber moral, no es una visión acertada de “meaningful life”, una de las seis paramitas
que se traduce como “una vida significativa”.
- 15 -
Además, cada vez que leemos a Jung nos sorprendemos con nuevos descubrimientos, algo
escondido se nos revela mientras crecemos, profundiza nuestro entendimiento, y toca los más
sutiles niveles de nuestra conciencia. Esto también es el sello distintivo de las grandes obras de
arte.
Mientras nos acercamos al trabajo de Jung y algunas de sus ideas originales concernientes al
inconsciente colectivo, la alquimia o la psicoterapia, el significado del mandala, o del “Sí
Mismo”, -todos, representaciones del proceso de individuación-; uno descubre lugares
desconocidos en uno mismo, hace nuevas conexiones y alcanza comprensiones frescas. Pero
uno debe pisar lenta y gradualmente, permanezcamos en la superficie y ganaremos meramente
una comprensión intelectual poco profunda. Jung nos recuerda repetidamente, que sólo la
experiencia directa tiene valor.
Todo lo que se puede decir acerca del encuentro con el trabajo de Jung, se aplica igualmente a
las enseñanzas del budismo tibetano. Ambas tradiciones nos dicen que debemos permanecer
tranquilos y en silencio, la mente limpia de la contaminación interna y externa y permitir al
inconsciente hablar mientras nosotros escuchamos nuestra sabiduría interna, que es nuestro
verdadero Guru.
La naturaleza y los trabajos de la mente son tópicos básicos en las enseñanzas budistas, tal y
como lo es la psique/mente en el trabajo de Jung. El entendimiento de la mente está
cercanamente relacionado al entendimiento de la experiencia del sufrimiento. El budismo
tibetano discute en profundidad los varios aspectos del inevitable sufrimiento humano, del que
nadie es inmune, pero que nosotros en occidente preferimos ignorar; acentuando en su lugar, un
entendimiento estrecho de la “persecución de nuestra querida felicidad”. A pesar de esta
persecución millones de personas sufren de depresión, alcoholismo y otras adicciones; el
suicidio y la violencia están ampliamente extendidos entre las personas de todas las edades y
caminos de la vida. Existe una plétora de emociones aflictivas, como los budistas se refieren a
ellas; o, aflicciones del alma, como Jung denomina a tales conflictos internos.
- 16 -
Aquellos individuos cuyas vidas están fragmentadas o carentes de sentido están muy lejos de la
libertad para perseguir la felicidad; ellos sólo pueden buscar escapar del sufrimiento, la soledad
y la desesperación a través de cualquier medio destructivo que tengan a su disposición.
Trágicamente ellos se convierten en la tierra de reproducción de la ira, el odio y la violencia
hacia ellos mismos y los otros.
Aprendemos de Jung que la salud psicológica requiere una vida significativa. (…)