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Literatura Universal

Lisístrata

El autor

Aristófanes nace en Atenas en el 445 a.C., en el momento de mayor esplendor


de esta ciudad. Tras haber vencido a los persas, Atenas ha conseguido la
hegemonía. El poder económico y cultural sufre un aumento desproporcionado, lo
que conduce a un choque frontal contra Esparta por la supremacía.

La guerra se extiende desde el 431 al 404 a.C., y concluye, con la derrota militar,
política, económica y moral de Atenas.

Aristófanes, presenta su primera comedia a un certamen, pero es tan joven que no


lo hace con su propio nombre por respeto a la tradición. Esta pieza de que
hablamos, se presenta en el 427 a.C. y fue llamada Los Convidados, hoy
desaparecida.

Tras Los Babilonios en el 426 a.C., llegamos en el 425 a.C. a la primera pieza que
aún se conserva, Los Acarnienses. Hay que tener en cuenta que cuando
Aristófanes crea su primera pieza la guerra del Peloponeso, ya había empezado.

Siguiendo con las obras conservadas, en el 424 a.C., pone en escena, y ya con su
propio nombre, Los Caballeros, en la que ataca intensamente a Cleón.

En el 423 a.C. presenta Las Nubes. En ella centra su atención en la corrupción de


costumbres que para la sociedad, y en especial para los jóvenes, suponían ciertos
sofistas, de los que toma como representante a Sócrates.

Las Avispas, del 422 a.C., es una sátira del afán de muchos atenienses por
participar como jurado popular en los tribunales debido a que Cleón había subido
el salario diario de dos a tres óbolos.

En el 421 a.C.se pone en escena La Paz, en la que Trigeo libera a la Paz de la


Guerra, la cual la había encerrado.

Se da un salto en el tiempo, hasta el 414 a.C., para llegar a Las Aves, en la cual
los atenienses, con el deseo de encontrar una ciudad tranquila y en paz, fundan
una ciudad de aves, convertidos ellos mismos en pájaros.
En el 411 a.C. escribe Lisístrata, y Las Tesmoforias, esta última trata el tema, de
unas mujeres en una fiesta que intentan castigar al trágico Eurípides por haber
hablado mal de ellas en sus dramas.

Ya finalizando la guerra del Peloponeso, escribe en el 405 a.C., Las Ranas, donde
describe una especie de concurso entre el arte de Eurípides, que había muerto
recientemente, y Esquilo.

Finalizada la guerra, presenta en el 392 a.C., Las Asambleístas o La asamblea de


las mujeres, que es una sátira sobre la idea de la propiedad comunal; y en el 388
a.C., Pluto, en la que hace una reducción al absurdo del concepto de
redistribución de la riqueza en Atenas.

Aristófanes ataca en sus obras a las instituciones, como por ejemplo su crítica a
los tribunales en Las Avispas. Pero por despectiva que parezca, hay en su crítica
un deseo implícito de que la ciudad se percate de los aspectos negativos del modo
de hacer justicia y de los individuos indeseables que medran en ese entorno, para
de ese modo producir una reacción, una catarsis depuradora.

No hay que olvidar que es un cómico, y que su vehículo de expresión fundamental


es la parodia. Mediante ella, el autor subraya los rasgos más destacados
susceptibles de prestarse al ridículo, y los potencia caricaturizándolos.

Es también un pacifista, como lo demuestra en Los Acarnienses, La Paz y


Lisístrata, haciendo ver a su pueblo la necesidad de una paz prolongada.

En línea con su pacifismo se destaca el sentimiento de solidaridad con los


restantes estados griegos.

No hay duda de que Aristófanes estima los valores tradicionales y critica las
corrientes modernas. Esta crítica se refiere, tanto a las costumbres como en lo que
respecta al pensamiento. Se puede comprobar en Las Ranas, donde Esquilo
vence frente al innovador Eurípides, así como en Las Nubes donde se ataca a la
corriente sofista.

La crítica social tiene un alcance muy amplio, se burla incluso de los tiranos, de la
afición de las mujeres al vino, del afán de pleitear del ateniense. Encuentra
muchos aspectos de los que hacer chanza, como por ejemplo de la calvicie; así no
hay motivo o tema que no pueda ser explotado con fines cómicos.

Pero no hay solo crítica en sus comedias, también hay sitio para el elogio. Por
ejemplo, la exaltación del trabajo, del agricultor especialmente y su vida esforzada.
Resumen de la obra

Una matrona ateniense, la sagaz y enérgica Lisístrata, viendo lo poco que cabe
esperar del buen juicio de los hombres y comprobando que todo marcha hacia la
ruina (cuando la comedia fué estrenada estaba reciente un trágico fracaso en
Sicilia), tiene la convicción de que si se quieren remediar las desgracias que pesan
sobre Grecia corresponde a las mujeres tomar la iniciativa y obligar a los
contendientes a firmar la paz. Con tal fin reúne en una conjura a sus colegas de la
ciudad en guerra y, sin dificultad, las convence para que adopten una actitud
pasiva, negando a los maridos todo trato conyugal: ocupa la Acrópolis y cierra bajo
llave el tesoro del Estado. Se desarrollan entonces una serie de episodios
sazonados con una picante y maliciosa comicidad, en la que el poeta, sin dejarse
dominar por rencores partidistas, asesta valientemente duros golpes contra
amigos o enemigos, en cualquier lugar que descubra debilidades y vicios.

El coro se divide en dos secciones, una de viejos hostiles y otra de ancianos que
apoyan la conjura, alcanzando con sus intervenciones un extraordinario
movimiento. La risa suscitada con sus disputas, la debilidad de las mujeres
incapaces de resistir la privación del goce conyugal y la ineptitud del magistrado
que se dispone a hacer fracasar el complot hallan un contrapeso bien calculado en
la íntima justicia de los discursos con que Lisístrata domina la situación. La cima
de la amenidad se alcanza cuando Mirrina, una de las acogidas en la Acrópolis,
finge disponerse a complacer a su marido cuando éste corre a suplicarla, y ella,
con suma gracia, le deja plantado; todas ellas escenas licenciosas, como es
frecuente en Aristófanes, pero sin ninguna concesión lasciva.

Por fin sucede que tanto en Atenas como en Esparta, la concupiscencia erótica
impide atender a otros negocios, y cuando los espartanos envían una embajada
para llegar a un acuerdo y se entablan negociaciones de paz bajo la presidencia
de la graciosa Lisístrata, los contendientes se hallan de acuerdo sobre las
cuestiones más espinosas, con una rapidez y facilidad de concesiones que la
diplomacia griega nunca conoció en la realidad. Se advierte en toda esta historia,
en la que se sustenta una sincera aspiración hacia la concordia y la paz, la sonrisa
irónica del poeta ante las utopías políticas tan abundantes en el mundo griego
cuando la nación, minada por sus incurables discordias, se lanzaba a mayores
aventuras.
Esquema de la obra

Al igual que en la mayoría de las comedias hay una serie de elementos que
aparecen en ésta:

Prólogo: Es un pasaje recitado que tiene por objeto introducir el tema de la pieza,
poner de buen humor al espectador, y llevar la acción al punto requerido para la
entrada del Coro. Su longitud es de 200 ó 300 versos. Se pueden introducir
cantos. Normalmente hay discursos y diálogo.

Párodo: Se inicia con la entrada del Coro, que frecuentemente llega con premura,
bien porque se presencia sea requerida por un personaje, bien por otras razones.
Como sucede en él prologo con los actores, en el párodo se identifica el Coro y se
explica su misión inmediata o la causa de su aparición. El Coro suele reaccionar
contra el planteamiento del prólogo o secundarlo, pero, en cualquier caso, entra en
la acción y le imprime un nuevo rumbo. El párodo está compuesto por partes
cantadas y partes recitadas y se clasifica según la actitud del coro. En nuestro
caso, el Coro entra con el escenario vacío para impedir la acción del otro coro; el
de las mujeres.

Agón: Es él debate formal (el conflicto) entre los dos bandos, presenciado por el
Coro que toma parte en la lucha de los rivales, los anima, valora los resultados del
certamen y se alinea con uno de ellos. Ocasionalmente el propio coro es uno de
los adversarios, como ocurre en Lisístrata. El agón puede ir introducido por una
lucha real que desemboca en una lucha dialéctica. Esto es llamado el proagón.

Escenas yámbicas o episódicas: Constituyen buena parte de la segunda mitad de


la pieza. Hay dos tipos. Una modalidad es la de las escenas emparejadas,
asociadas con un par de estrofas; hay relación de contenido entre las dos
escenas. Otro tipo le constituye las escenas yámbicas sin relación estructural,
separadas una de otra por un canto completo. A veces se suceden escenas
completas independientes entre sí. En las escenas yámbicas sé continua la acción
precedente o bien sirven para añadir matices al resultado del conflicto, concluido
con el agón.

Parábasis: Es un pasaje perteneciente al Coro (no hay actores presentes), que


incluye tanto parte recitada por el corifeo, como cantos interpretados por el coro.
La parte recitada principal va dirigida al público y en ella puede encontrarse el
elogio del autor, alabanzas e invectivas a la ciudad, reproches hacia algún
personaje, o consejos.

Éxodo: La salida del Coro. Carece de forma fija. En él se incluye toda la escena
final, en la que habitualmente encontramos la alegría de la fiesta y la boda
simbólica. Son frecuentes los cantos de victoria y las alusiones obscenas. Suele
formar un cortejo final compuesto por el Coro y los actores. El segmento final de la
pieza puede dar lugar también a una acción inesperada o imprevista, como ocurre
en Lisístrata, en el canto y la danza final.

Reflexión personal

Lisístrata es una obra que se puede interpretar de muchas maneras, pudiendo


parecer tanto una obra a favor de las mujeres como de forma totalmente contraria.

Me ha hecho gracia la interpretación que algún autor hace del nombre de la


protagonista y que traduce como “Suprime-ejército”, (de lio, disolver, suprimir y
stratos, ejército) o sea que ya el nombre de la protagonista, como en muchas
comedias actuales, es un guiño cómico de su papel.

Pero tras todos los temas de la obra, me parece que no está escrita tanto como
crítica social, si no simplemente como una comedia que parodia la organización
social de los sexos de aquella época y que muestra el carácter de la burla de
personajes importantes y la narración cómica de la vida diaria de personas de a
pie, normales.

Lisístrata también puede ser vista como una obra a favor de la paz, que ha servido
de inspiración para algunas personas contra de la guerra y los conflictos, muchas
veces injustificados, ya que Aristófanes sugiere que muchos podrían ser evitados
de modo pacífico, recurriendo a la imaginación.

En definitiva, pienso que Lisístrata, además de ser una gran comedia, es también
un medio para que la gente se pare a pensar, siendo una obra con ideas que, para
el lector de hoy, incluso pueden parecer avanzadas para la época en la que fue
escrita.

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