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CÓMO FUNCIONAN LOS

SENTIDOS EN LOS BEBÉS.

Los bebés confían en sus sistemas sensoriales, como la


vista, la boca o el tacto, para obtener información acerca de
lo que ven y de lo que oyen. Para obtener esta información
los sentidos de los bebés trabajan en equipo. Por ejemplo,
aprenden a coordinar la vista con el sentido del oído y
cuando oyen un ruido fuerte giran la cabeza para mirar que
ocurre; también aprenden a coordinar el ojo con la mano
creando lo que Piaget llamó “uso de diferentes esquemas”.

Aunque todos los sentidos se están desarrollando, cuando


se estudia cómo perciben los bebés los investigadores se
centran en los sentidos de la vista y el tacto.

Ver es tocar
Si estudiamos la capacidad de seguimiento visual que
tienen los recién nacidos observamos que encuentran
dificultad en seguir el recorrido de objetos móviles.

Buscan los bordes de los objetos con amplios y


entrecortados barridos del campo de visión y una vez que
encuentran el borde se concentran en él. A los 2 meses su
recorrido visual es continuado, pero solo si el objeto se
mueve lentamente, sin embargo comienzan a observar todo
el objeto además de sus bordes y sus esquinas. Ya entre
las 6 y 15 semanas, los bebés efectúan una proporción
cada vez mayor de movimientos oculares anticipados que
indican que han construido unas expectativas que se
acercan al modo en que se mueven los objetos y la gente.

Durante el primer año, los bebés utilizan más su boca para


recopilar información del medio que a través del tacto de
sus manos. Por ello, los bebés de 3 meses utilizan las
manos para llevarse dedos y objetos a la boca y chuparlos,
es más, chupan más los objetos nuevos, que los que ya
conocen.

A los 4 meses, dejan de usar las manos solamente para


llevarse los objetos a la boca y comienzan a palpar los
objetos: los cogen con una mano mientras pasan los dedos
de la otra por encima para reconocerlos, pero toda la
información que reciben de la boca es todavía más
importante que la de los dedos.

Los de 5 meses exploran los objetos con la boca y luego los


miran. El campo visual sigue aumentando, hasta los 7
meses en el que empieza a disminuir y a los 11 meses sólo
supone una tercera parte de la información que reciben.
La percepción transmodal

Durante los primeros meses los bebés aprenden a coordinar


sus sentidos, esto se llama percepción transmodal. A
medida que los bebés chupan, tocan, agarran y alcanzan
objetos desarrollan la percepción transmodal, integrando la
información táctil a lo que entra por los ojos.

Escuchar es reconocer

Sabemos que los recién nacidos oyen, ya que se


sobresaltan con los ruidos y giran la cabeza hacia las voces
que perciben, se apaciguan con los sonidos suaves, como
las canciones de cuna (sonidos de baja frecuencia), y se
agitan con los sonidos fuertes como chirridos o los silbatos
(sonidos de alta frecuencia).

Cuando los bebés nacen poseen ya completa su estructura


auditiva pero su oído medio está lleno de fluido y tejidos
que dificultan la audición perfecta. Sin embargo, estos
obstáculos irán desapareciendo a lo largo de las primeras
semanas.

Al igual que ocurre con la visión, los pequeños tienen


preferencia entre los sonidos que escuchan en especial por
la voz de su madre que por la de otra mujer.

Un aspecto significativo de la audición infantil durante el


primer año es su capacidad para distinguir entre los sonidos
articulados y no articulados, esta sensibilidad le ayuda a
aprender a hablar y junto con la capacidad que tienen de
reconocer las voces familiares fortalece sus vínculos de
apego con sus padres o tutores.

Unos expertos catadores

Con respecto a los sentidos del gusto y el olfato, hay que


decir que los recién nacidos son capaces de discriminar
entre dulce, salado, agrio y amargo y lo demuestran con
respuestas fáciles bien diferenciadas. Así mismo,
reaccionan ante aromas fuertes y sienten una atracción
selectiva por los olores agradables y familiares con el de su
madre.

Cómo captar la atención de los bebés


Los bebés cuando miran prestan más atención a lo que es
complejo y novedoso, de hecho, prefieren cualquier dibujo
a un estímulo simple, independientemente de que el
estímulo sea coloreado y los dibujos no. Esto es debido a
que los primeros les proporcionan mayor cantidad de
información.

A medida que crecen los bebés, las cualidades que atraen


su atención no cambian. Los dibujos, objetos grandes, el
movimiento y los cambios bruscos de iluminación o sonido
captaran su atención a cualquier edad. Pero captar su
atención y mantenerla son dos cosas distintas. Un bebé
prestara atención visual a un objeto siempre que éste le
permita extraer información nueva.

En un estudio, los investigadores colocaron varios juguetes


delante de niños de 8 y 12 meses. La mayoría de los niños
jugaban con los juguetes nuevos, pero si la sesión de juego
finalizaba antes de que hubiera podido explorar el juguete,
los bebés volverían al mismo juguete en la próxima sesión
en vez de coger otro que no habían visto antes.

Por otro lado, el rostro humano es uno de los patrones más


importantes en el campo visual del bebé, y estos exploran
las caras del mismo modo que exploran otros estímulos
visuales al igual que los recién nacidos, los bebés de un
mes, tienden a inspeccionar los bordes de la cara, como la
barbilla o la oreja, donde el contorno es obvio y el contraste
es mayor.

El desarrollo de la mirada
La mirada de los bebés de 2 meses empieza a dirigirse al
interior de la cara y lo que más les llama la atención son los
ojos. A los 5 meses, los bebés pueden distinguir un rostro
de otro en una fotografía, lo que refleja el desarrollo de sus
habilidades cognitivas. A los 7 meses, pueden establecer
diferencias entre dos hombres que no se parezcan, pueden
distinguir la expresión de la tristeza, de ira; además no les
gusta las caras enfadadas.

Sin embargo, hay un aspecto de la preferencia de los bebés


que no cambia después de los 2 meses de edad y es que a
todos les gustan las caras atractivas. Los bebés despliegan
más emociones positivas, juegan más y es menos probable
que se aparten de un rostro atractivo que de un adulto
poco agraciado. Los investigadores piensan que esto se
debe a las simetrías que existen en las caras atractivas.

Por otro lado, a menos que los bebés tengan alguna idea de
profundidad, no podrían localizar los objetos en el espacio.
Desde un principio, los bebés se comportan como si fueran
conscientes de que a medida que los objetos se mueven
delante de otros, el objeto más cercano tapa parte del otro
más lejano. Estas percepciones se convertirán en estímulos
monoculares que implican el movimiento. Sin embargo, la
percepción depende de los movimientos binoculares, que
requiere que el cerebro perciba la disparidad entre las
imágenes de cada ojo y en algunos bebés empieza a
aparecer a los 3 meses y alrededor de los 6 meses la
mayoría ya utiliza estos estímulos.

La percepción sensorial del bebé es un tema apasionante.


Aquí, sólo se han descrito algunas de las características de
la misma, pero los investigadores descubren cada día más
y más secretos de cómo acceden los bebés a la
información. Lo que es seguro es que el bebé es una
esponja y que toda estimulación sensorial es poca para
facilitar el desarrollo del niño.

Jenny Guerra Hernández

www.facilmente.org

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