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Reparar bomba de freno

La estructura mecánica de una bomba de frenos es relativamente


sencilla. Todo estriba en la precisión de las tolerancias que hacen
posible la retención de la presión.

Actualmente la práctica totalidad de las motocicletas, tanto de


carretera como de campo, e incluso un gran número de ciclomotores,
emplean frenos hidráulicos de disco. Estos, superan en casi todas las
ocasiones a los antiguos frenos a expansión, cuyo mantenimiento era
superior y con graves problemas de calentamiento en uso continuado,
además de falta de eficacia en mojado.

Presión hidráulica de la pinza

Los frenos de disco funcionan a base de comprimir una o varias


parejas de pastillas contra la superficie del disco. Para realizar esta
operación, se emplea generalmente un circuito hidráulico accionado
desde el manillar o en el pedal del freno. En muy raras ocasiones, y
siempre en motocicletas de bajas prestaciones, el accionamiento
puede tener lugar por medio de un cable.

Generalmente, los problemas de estos sistemas suelen estar


localizados en la zona de accionamiento, principalmente en las
pastillas de freno y en el propio disco, pera no son éstos los únicos
componentes sometidos a esfuerzos y desgastes. En el sistema

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hidráulico, también hay elementos que tarde o temprano precisan la
atención del usuario.

La bomba de freno, bien asociada con manija o a pedal, consta


normalmente de varios elementos. Por un lado, el cilindro maestro
donde se comprime el líquido hidráulico, por otro, el pistón de
accionamiento que se encarga de realizar esta operación, y
finalmente, el depósito de fluido hidráulico que mantiene siempre
cebado el sistema y se encarga de equilibrar los cambios de volumen.

Todo el esfuerzo para el bombín

Entre estos elementos, el que mayor esfuerzo realiza es el pistón o


bombín, que recorre el cilindro de la bomba al ser accionado por la
manija que hace posible la compresión del líquido. Lógicamente, es
necesario contar con una gran hermeticidad entre el pistón y el
cilindro para evitar fugas laterales de líquido hidráulico, que
impedirían que éste alcanzase la presión suficiente para realizar una
frenada adecuada. Por ello el pistón dispone de varios retenes,
normalmente juntas tóricas de alta calidad, capaces de dar la
adecuada estanqueidad a la unión pistón-cilindro.

Si por algún motivo los retenes pierden eficacia, es fácil adivinar que
la frenada se resiente de manera preocupante. Si un reten no es
capaz de mantener la estanqueidad, cuando el líquido es comprimido
pasa por el lateral del pistón, por la zona entre éste y el cilindro, y
puede volver al depósito de modo que la presión ejercida no se
traduce en la pinza de freno en un empuje sobre las pastillas de
freno. La manija o el pedal se hunden, pero el tacto de la bomba y la
frenada carece de consistencia. En casos extremos, esta sensación se

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puede ver acompañada de fugas de líquido. Si el estado de los
retenes es tan malo que el fluido se filtra por la parte posterior del
pistón, hasta la zona de accionamiento exterior.

Para remediar el problema, es necesario sustituir los retenes del


pistón de accionamiento. Hay que comprobar, de todos modos, que
tanto el cilindro como el pistón se encuentren en buen estado, ya que
si existe una ovalización, es necesario realizar también su sustitución.

Cambio meticuloso de los elementos

El cambio de los retenes conlleva desmontar por completo la bomba


de freno; para ello, lo primero es separarla del circuito con cuidado
de que el líquido derramado no caiga sobre ninguna superficie
pintada, ya que es altamente corrosivo. Una vez colocada sobre una
bandeja en la que pueda caer el líquido, se desmonta el depósito y el
diafragma de vacío.

Para extraer el pistón hay que desmontar la manija y, en ocasiones,


el sistema de interruptor de luces, que suele estar instalado en el
accionamiento de la manija, sobre todo en el caso de los frenos
delanteros, mientras que en los posteriores suele ser exterior. Una
vez que la manija o el pedal han sido extraídos, hay que desmontar
el frenillo que impide el retroceso del pistón más allá de un cierto
límite, que probablemente estará protegido por una funda.
Según la clase de bomba y de la marca, el pistón puede ser de un
tipo o de otro. Desde los integrales con un par de retenes, hasta los
desmontables de uso en la actualidad, que disponen de varias piezas
independientes, son de fácil sustitución. En cualquier caso, conviene
cambiar todos los retenes, aunque normalmente no aparecen en los
despieces de los catálogos como piezas independientes. Todos ellos,
suelen conseguirse sin dificultad en comercios especializados en
elementos de retención.

En caso de no disponer de los retenes adecuados, es mejor cambiar


todo el sistema del pistón, ya que una junta que no ajuste
correctamente, no solucionaría el problema.
Para volver a montar la bomba, no hay más que seguir los pasos
inversos, teniendo cuidado con la posición de los diferentes
elementos, que no suelen ser simétricos y, en muchos casos, no
guardan una lógica.

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Cambio de retenes

Para cambiar los retenes de la bomba de freno, conviene separarla de


su anclaje y desmontar el sistema hidráulico. En esta operación hay
que tener cuidado con no derramar líquido, ya que es bastante
corrosivo.

A continuación se desmonta la manija o el empujador, operación que


dará acceso al fuelle de protección del bombín. Bajo ningún concepto
se emplearán herramientas punzantes o de corte.

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Para extraer el bombín, es necesario quitar el frenillo de sujeción con
unos alicates de punta. Hay casos en los que el frenillo es una
arandela de presión, que se saca pisando el bombín y dejándolo
retornar de golpe.

Una vez quitados los componentes internos de la bomba, y ordenados


sobre un papel absorbente, se procede a medir el diámetro del
interior del cuerpo de la bomba. Posteriormente se hace lo mismo con
el exterior del bombín. No debe existir el más mínimo desgaste.

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Antes de la introducción de los nuevos elementos, se limpian todos
los componentes con alcohol o tetraetilo, y se secan con aire a
presión. En algunos casos, los fabricantes suministran equipos de
reparación con todos los elementos internos de la bomba.

Para la colocación de los nuevos retenes, se lubrica con vaselina el


cuerpo del bombín, y con sumo cuidado se hacen deslizar los nuevos
componentes. Antes del montaje es conveniente medir la longitud del
muelle, que puede haber perdido su capacidad de presión.

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En la fase de montaje, se lubricará el cilindro de la bomba y, en el
preciso momento de introducir el bombín, hay que procurar no volver
al revés el retén principal, cuya forma cónica asegura la presión de la
bomba.

Si la reparación se ha llevado a cabo con limpieza, y las medidas de


los elementos móviles son las correctas, se puede asegurar que el
estado de la bomba es tan perfecto como en su estado primitivo.

Recogido de la web: http://www.repuestosmotos.com.ar

Rebollas 27 de marzo de 2005.

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