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Introducción A La Hamartologia
Introducción A La Hamartologia
Hamartiología
Profesor Joel Rivera
La Realidad del pecado
No se necesita argumentar la cuestión relativa a la realidad del pecado. Tanto la historia como la propia conciencia del
hombre atestiguan con abundancia la citada verdad. Pero se han propuesto teorías que niegan, o presentan erróneamente
o restan importancia al pecado y a su naturaleza.
1.1. Ateísmo
Al negar la existencia de Dios, el ateísmo niega también el pecado, puesto que en sentido estricto, podemos pecar sólo
contra Dios. El hombre puede ser culpable de hacer lo malo con relación a los demás; quizá practique el vicio con relación a
sí mismo; pero sólo con relación a Dios estas cosas constituyen pecado. En el análisis final de las cosas, toda mala acción
está dirigida contra Dios, pues el hacer mal es desobedecer la ley del bien, y el bien es la ley de Dios. “He pecado contra el
cielo, y contra ti”, exclamó el Pródigo. El hombre, por lo tanto, necesita perdón basado en la provisión divina de la expiación.
1.2. Determinismo
Se trata de la teoría que afirma que el libre albedrío es un engaño y no realidad. Nos imaginamos que somos libres para
escoger, cuando en realidad nuestra elección es dictada por estímulos internos y por circunstancias fuera de nuestro
dominio. El humo que sale por la chimenea quizá piense que es libre, pero asciende en virtud de leyes inexorables. Siendo
así, una persona no puede comportarse de una manera distinta a la que lo hace, y hablando en términos precisos, no se le
debe elogiar por lo bueno que hace, ni censurársele por lo malo. El hombre es simplemente un esclavo de las
circunstancias. Eso es lo que afirma la teoría.
Pero las Sagradas Escrituras afirman en forma consecuente que el hombre es libre para escoger entre el bien y el mal, una
libertad insinuada en toda exhortación o mandamiento. Lejos de ser una víctima de la suerte o de la casualidad, se dice que
el hombre es árbitro de su propio destino.
Durante una discusión de la cuestión del libre albedrío, el doctor Johnson, notable erudito y autor británico declaró lo
siguiente: “¡Señor, sabemos que nuestras voluntades son libres, y no hay más que decir!” Ese gramo de sentido común
pesaba más que una tonelada de filosofía.
Una de las consecuencias prácticas del determinismo es considerar al pecado como una enfermedad por la cual debe
considerarse al pecador como un ser digno de lástima, y no como a alguien a quien se debe castigar. Pero el perentorio
sentido del deber implantado en la conciencia del hombre refuta esta teoría. Recientemente un asesino de diecisiete años
de edad se negó a presentar un alegato que lo hiciera aparecer como demente, afirmando que su crimen no tenía excusa,
pues había sido cometido a pesar de la iluminación que le habían proporcionado los padres y la Escuela Dominical. Insistió
por lo tanto en pagar toda la pena que le correspondía. Aunque joven, y frente a la muerte, se negó a dejarse engañar.
1.3. Hedonismo
La palabra hedonismo procede de una raíz etimológica griega que significa “placer”. Se trata
de una teoría que mantiene que el mayor bien de la vida es el disfrutar los placeres y evitar el
dolor, de manera que lo primero que uno debe preguntarse es “¿me proporcionará placer?”, y
no “¿es justo?” No todos los hedonistas viven una vida viciosa, pero la tendencia general del
hedonismo es pasar por alto el pecado y dorar la píldora con designaciones como las
siguientes: “debilidad inocente”, “un tropezón”, “un capricho” y “entusiasmo juvenil”.
Disculpan el pecado con dichos como los siguientes: “El errar es humano”, “lo que es natural
es hermoso, y lo que es hermoso es bueno”.
Esta teoría se oculta tras el sistema moderno de enseñanza que aboga por la “expresión libré
de la individualidad”. En lenguaje técnico, significa despojarse de las inhibiciones o
complejos; en lenguaje común, “ceden a la tentación puesto que la represión no es saludable”.
Naturalmente que esto representa con frecuencia un intento de justificar la inmoralidad. Pero
los que propugnan estas teorías no estarían de acuerdo con las personas que no reprimen la ira,
el odio criminal, la envidia, la borrachera, y cualquier otra tendencia mala.
Subraya esta teoría el deseo de restar importancia a la gravedad del pecado, y hacer borrosa la
línea que separa el bien del mal, lo justo de lo injusto. Representa una variación moderna de la
antigua mentira que dice: “No morirás.” Y muchos de los descendientes de Adán se han
tragado la amarga píldora del pecado, dorada de la tranquilizadora afirmación: “No lo
dañará.” Dios ha hecho lo bueno blanco, y negro el pecado, pero algunos quisieran mezclarlos
para obtener un gris neutro. “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo!”
constituye la advertencia divina a los que tratan de confundir las distinciones morales.
1.4. Ciencia Cristiana
La Ciencia Cristiana niega la realidad del pecado. El pecado, dice, no es algo positivo, sino
simplemente la ausencia de lo bueno. El hecho de que el pecado tenía existencia verdadera es
un “error de la mente mortal”. El hombre piensa que el pecado es verdadero, real, y por lo
tanto su pensamiento necesita corregirse. Pero después de observar que el pecado y la ruina
son muy reales en el mundo, parece que “este error de la mente mortal” es casi tan malo como
lo que las personas chapadas a la antigua denominaban “pecado”. Las Sagradas Escrituras
denuncian el pecado como violación positiva de la ley de Dios, una ofensa real que merece
verdadero castigo en un infierno verdadero.
Pearlman, M. (1992). Teología Bíblica y Sistemática (pp. 88-90). Editorial Vida.
La enseñanza del Antiguo Testamento
Las diversas palabras hebreas presentan al pecado operando en las siguiente esferas:
La esfera de la moral
Las siguientes son las palabras empleadas para expresar el pecado en esta esfera. (Para un estudio más amplio,
consulte una concordancia.)
(1) El vocablo empleado con más frecuencia para describir el pecado significa “errar el blanco”. Trasmite o
comunica las siguientes ideas: (a) Errar el blanco, como un arquero errático que arroja la flecha pero yerra. De igual
manera el pecador yerra el verdadero blanco u objetivo de la existencia. (b) Errar el camino, como el viajero que se
ha desviado de la senda o carretera. (c) Ha sido hallado falto cuando ha sido pesado en la balanza de Dios.
En Génesis 4:7 donde el vocablo se emplea por primera vez, el pecado es personificado como bestia salvaje lista
para arrojarse sobre todo aquél que le da oportunidad.
(2) Otra palabra significa literalmente “torcedura” y se traduce con frecuencia “perversidad”. Es así contraria a la
justicia, que significa literalmente, lo que es recto o conforme a un nivel justo.
La Naturaleza (3) Otra palabra común, traducida “mal”, proporciona la idea de violencia o rompimiento, y describe al hombre que
quebranta o viola las leyes de Dios.
del Pecado
La esfera de la conducta fraternal
Para los pecados en esta esfera el vocablo empleado significa violencia o conducta perjudicial (Génesis 6:11;
Ezequiel 7:23; Proverbios 16:29). Arrojando a un lado la influencia morigeradora de la ley, el hombre maltrata y
oprime a sus semejantes.
La esfera de la santidad
Los vocablos empleados para describir al pecado en esta esfera dan a entender que el ofensor ha estado en
relaciones con Dios. La nación israelita toda era una nación constituida de sacerdotes, considerándose a cada uno
en comunión con Dios y en contacto con su Tabernáculo santo. Por lo tanto, todo israelita era santo, es decir,
separado para Dios, y todas las actividades de la esfera de su vida estaban reguladas por la ley de la santidad. Lo
excluido de la ley era profano (lo opuesto de santo) y el que participaba en ello se convertía en inmundo o
contaminado (Levítico 11:24; 27, 31, 33, 39). Si persistía, se le consideraba persona profana o irreligiosa (Levítico
21:14; Hebreos 12:16). Si se rebelaba y deliberadamente repudiaba la jurisdicción de la ley de la santidad, se le
consideraba un “transgresor” (Salmo 37:38; 51:13; Isaías 53:12). Al israelita que seguía la conducta mencionada en
último término, se lo colocaba en la clase “criminal” y a esa clase pertenecían los publicanos, según la opinión de la
generación del Señor.
Las enseñanzas del Nuevo Testamento
El Nuevo Testamento describe al pecado como lo siguiente:
Errar el blanco: Errar el blanco, que significa la misma idea expresada en el Antiguo Testamento.
Deuda: El hombre le debe a Dios el guardar sus mandamientos (Mateo 6:12). Todo pecado cometido equivale
a una deuda contraída. Incapaz de pagarla, su única esperanza es el perdón o remisión de la deuda.
Desenfreno: “El pecado es transgresión de la ley” (1 Juan 3:4). El pecador es un rebelde e idólatra, pues aquél
que deliberadamente quebranta un mandamiento escoge su propia voluntad antes que la de Dios. Peor aún, se
convierte en ley para sí mismo y por lo tanto, hace un dios de sí mismo. El pecado comenzó en el corazón del
ángel enaltecido que dijo “subiré”, en oposición a la voluntad de Dios (Isaías 14:13, 14). El anticristo es el
desenfrenado (traducción literal del inicuo) porque se enaltece sobre toda cosa que es adorada o denominada
Dios (2 Tesalonicenses 2:4). El pecado es esencialmente obstinación, terquedad, y la obstinación es
esencialmente pecado.
El pecado destronaría, si pudiera, a Dios; lo asesinaría. Sobre la cruz del Hijo de Dios podrían haberse escrito las
siguiente palabras: “¡El pecado lo hizo!”
Desobediencia: Desobediencia, literalmente, “oír impropiamente”; escuchar con falta de atención (Hebreos
2:2). “Mirad pues cómo oís” (Lucas 8:18).
Transgresión: Transgresión, o literalmente, “excederse los límites” (Romanos 4:15). Los mandamientos de
Dios son cercas o setos, por así decirlo, que impiden que el hombre penetre en territorio peligroso y sufra así
daño su alma.
Caída: Caída, o falta, o caer junto al camino. (Cf. Efesios 1:7 en el idioma griego.) De ahí la expresión
común de “caer en pecado”. Pecar es caer de un nivel de conducta.
Derrota: Derrota es el significado literal de la palabra “falta” en Romanos 11:12. Al rechazar a Cristo, la
nación judía sufrió una derrota y equivocó el propósito de Dios.
Impiedad
Impiedad, de un vocablo que significa “sin adoración o reverencia” (Romanos 1:18; 2 Timoteo 2:16). El
hombre impío es aquél que presta poca atención o ninguna a lo sagrado. Lo sagrado no produce sentimiento
alguno de temor reverencial. Está sin Dios porque no quiere a Dios.
Error: El error describe esos pecados cometidos por descuido o ignorancia, y se diferencian de aquellos
pecados cometidos con presunción, frente a la luz (Hebreos 9:7). El hombre que obstinadamente se propone
hacer lo malo incurre en mayor grado de culpa que aquél que por debilidad cae en alguna falta.
Pecado original
Conflicto interior