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INTRODUCCIÓN
C.- “En toda religión hay un error o una verdad principal, como primer eslabón de
una cadena, necesariamente lleva consigo todas aquellas partes con las que se encuentra
esencialmente conectado. Este principio importante es el cristianismo. . . es la doctrina de
nuestro estado perdido y corrupto, pues si el hombre no estuviera enemistado con su
Creador, ¿para qué se necesitaría un mediador entre Dios y él? Si no es una criatura
depravaba o indigna, ¿qué necesidad habría de un restaurador y precioso Salvador como el
Hijo de Dios? Si no se encuentra esclavizado por el pecado, ¿por qué fue redimido por
Jesucristo? Si no es inmundo, ¿para qué ha de ser lavado en la sangre del Cordero
inmaculado? Si su alma no está enferma, ¿por qué se le invita constantemente a asegurarse
de la ayuda y consolación del Espíritu Santo? En síntesis, si no es nacido de pecado, ¿por
qué es el nuevo nacimiento tan absolutamente necesario, al grado de que Cristo declara en
una de sus aseveraciones más solemnes que sin este nuevo nacimiento ninguno puede ver el
reino de Dios? Jn. 3: 3”. John Fletcher
Se han propuesto varias teorías para explicar el origen del pecado o del mal moral en
la raza humana. Estas teorías son las de conceptos no bíblicos y los bíblicos.
Éstas, han procurado dar cuenta del origen del mal desde un punto de vista
racionalista, rechazando a la explicación bíblica como mitológica o alegórica. A continuación
desarrollaremos siete de esta explicaciones:
Rosseau, el filósofo francés, afirmó que: “Dios hace todas las cosas buenas, pero el
hombre se inmiscuye en ellas y las vuelve malas”. Afirmó además, que el progreso de las
artes y las ciencias no han agregado nada a la felicidad del hombre, sino que sólo ha servido
para componer la moral. Para Rosseau, el estado primitivo del hombre es lo que más se
acerca a su perfección. Pero a medida que el hombre fue sometiéndose a las costumbres y las
tradiciones, fue perdiendo su virtud y libertad iniciales. Se vio atado por las cadenas que
forja la civilización. La cultura y la civilización proveen el medio donde inevitablemente
surgiría el pecado.
2.- Tentación y caída del hombre.- El hombre fue tentado por un ser
sobrenatural, que en las Escrituras se nos describe como serpiente. Esto indica que el mal ya
existía antes de su primera aparición en la raza humana.
El relato bíblico de la caída del hombre nos revela que, si bien el hombre fue creado
en inocencia y santidad, había en él la posibilidad de pecado. Olin A. Curtis, enumera cuatro
elementos en la caída:
En cuarto lugar, está el elemento de la influenza social, Gn. 3: 6e; porque Eva,
después de haber transgredido ella, dio también a su marido, el cual comió así como ella.
Resulta evidente del relato escritural sobre el origen del pecado que Dios no es, en
sentido posible alguno, el autor del mal. Los dos elementos básicos que dan cuenta del
origen del pecado en la raza humana son la existencia previa de Satanás, que tentó al hombre
para que pecara, junto con la libertad de elección del hombre frente a la alternativas morales.
En un último análisis resulta bien claro que la enseñanza bíblica traza el origen del pecado en
el hombre como abuso de la libertad con que estaba dotado como criatura inteligente y
responsable.
Juan Wesley dijo: “El pecado es la trasgresión voluntaria de una ley conocida”.
Creemos que el pecado original difiere del pecado actual, por cuanto constituye una
propensión heredada al pecado actual de la que nadie es responsable, sino hasta que el
remedio divinamente provisto haya sido menospreciado o rechazado.
Pecado original.- Gn. 3, 6: 5; Job 15: 14; Sal. 51: 5; Jer. 17: 9 – 10; Mr. 7: 21 – 23;
Ro. 1: 18 – 25; 5: 12 – 14; 7: 1 – 8: 9; 1 Co. 3: 1 – 4; Gá. 5: 16 – 25; 1 Jn. 1: 7 – 8.
Pecado personal.- Mt. 26: 36 – 40; 1 Jn. 3: 4; Jn. 8: 34 – 36; 16: 8 – 9; Ro. 3: 23; 6:
15 – 23; 8: 18 – 24; 14: 23; 1 Jn. 1: 9 – 2: 4; 3: 7 – 10.
CONCLUSIÓN
En el presente hemos presentado la situación trágica del hombre. Destinado a ser una
criatura noble, semejante a Dios, se ha convertido en un ser innoble, semejante a los
animales. El fracaso del hombre en no llegar a realizar plenamente su potencial, es conocido
teológicamente con el nombre de pecado.
Se han hecho muchos intentos de explicar el origen del pecado. Entre estas teorías,
algunas son humanistas y racionalistas. Cada una de estas opiniones posee rasgos con
objeciones si nos colocamos en la posición de la teología bíblica, que explica el origen del
pecado a partir de la caída de Adán.
Sin embargo, la última palabra sobre el pecado no lo dice el hombre, sino Dios, en la
gracia redentora que ofrece como remedio para la condición humana perdida.