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Dones Y Frutos Del Espíritu Santo - Pecados Capitales
Dones Y Frutos Del Espíritu Santo - Pecados Capitales
Continencia y Castidad
El padre Fernández Carbajal explica estos frutos relacionados con la pureza del alma, en una misma
frase: Como por instinto, el alma está extremadamente vigilante para para evitar lo que pueda dañar la
pureza interior y exterior, tan grata al Señor. Estos frutos, que embellecen la vida cristiana y disponen al
alma para entender lo que a Dios se refiere, pueden recogerse aún en grandes tentaciones, si se quita la
ocasión y se lucha con decisión, sabiendo que nunca fallará la gracia del Señor.
Mansedumbre
El alma que posee este fruto del Espíritu Santo no se impacienta, ni alberga sentimientos de rencor
ante las ofensas o injurias que recibe de otras personas, aunque sienta –y a veces muy vivamente
por la mayor finura que adquiera en el trato con Dios- las asperezas de los demás, los desaires, las
humillaciones.
Fidelidad y Fe
Una persona fiel es la que cumple sus deberes, aún los más pequeños, y en quien los demás pueden
depositar su confianza. Nada hay comparable a un amigo fiel –dice la Sagrada Escritura-; su precio
es incalculable. Ser fieles es una forma de vivir la justicia y la caridad
Bondad
Es una disposición estable de la voluntad que nos inclina querer toda clase de bienes para otros,
sin distinción alguna: amigos o enemigos, parientes o desconocidos, vecinos o lejanos.
Longanimidad
Este fruto del Espíritu Santo da al alma la certeza de que –si pone los medios, si hay lucha
ascética, si recomienza siempre- se realizarán esos propósitos, a pesar de los obstáculos objetivos
que se pueden encontrar, a pesar de las flaquezas y de los errores y pecados, si los hubiera.
Castidad
frutos relacionados con la pureza del alma, en una misma frase: Como por instinto, el alma
está extremadamente vigilante para para evitar lo que pueda dañar la pureza interior y exterior,
tan grata al Señor. Estos frutos, que embellecen la vida cristiana y disponen al alma para
entender lo que a Dios se refiere, pueden recogerse aún en grandes tentaciones, si se quita la
ocasión y se lucha con decisión, sabiendo que nunca fallará la gracia del Señor.
Guerra espiritual
Efesios 6 10-18
10. "Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en la fuerza de su poder.
11.Revestíos de las armas de Dios para poder resistir a las acechanzas del Diablo.
12.Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados,
contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los
Espíritus del Mal que están en las alturas.
13.Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y
después de haber vencido todo, manteneros firmes.
14.¡En pie!, pues; ceñida vuestra cintura con la Verdad y revestidos de la Justicia como
coraza,
15.calzados los pies con el Celo por el Evangelio de la paz,
16.embrazando siempre el escudo de la Fe, para que podáis apagar con él todos los
encendidos dardos del Maligno.
17.Tomad, también, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la
Palabra de Dios;
18.siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos
con perseverancia e intercediendo por todos los santos,"
Pecados capitales
Soberbia Humildad
Avaricia Generosidad
Lujuria Castidad
Envidia Caridad
Pereza Diligencia
Ira Paciencia
Gula Templanza
1. Soberbia u Orgullo
Consiste en una estima de sí mismo, o amor propio indebido, que busca la atención y el honor
y se pone uno en antagonismo con Dios (Catecismo Iglesia Católica 1866)
Virtud a vencer: Humildad
La virtud moral por la que el hombre reconoce que de si mismo solo tiene la nada y el pecado.
Todo es un don de Dios de quien todos dependemos y a quien se debe toda la gloria. El hombre
humilde no aspira a la grandeza personal que el mundo admira porque ha descubierto que ser
hijo de Dios es un valor muy superior. Va tras otros tesoros. No está en competencia. Se ve a sí
mismo y al prójimo ante Dios. Es así libre para estimar y dedicarse al amor y al servicio.
La humildad no solo se opone al orgullo sino también a la auto abyección (auto humillación)
en la que se dejaría de reconocer los dones de Dios y la responsabilidad de ejercitarlos según
su voluntad.
2. La Avaricia
Inclinación o deseo desordenado de placeres o de posesiones. Es
uno de los pecados capitales, está prohibido por el noveno y décimo
mandamiento. (CIC 2514, 2534)