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• En Alemania esta discusión estalló con la controversia que suscitó la Deutsche Geschichte [Historia
alemana”] de Karl Lamprecht, cuyo primer volumen apareció en 1891”. Lamprecht cuestionaba dos
principios fundamentales de la ciencia histórica establecida: el papel central del estado en la exposición
histórica y la narración referida a las personas. “En la ciencia natural, la época del método de descripción
de los fenómenos que únicamente se distingue por determinadas características llamativas e individuales,
está superada desde hace tiempo”*, afirmaba.
• En sus escritos programáticos, Lamprecht distinguía entre las “viejas tendencias de la ciencia
histórica”, que se dedicaban a la estricta investigación de los hechos, pero que no poseían ningún
método científico para la aprehensión de interrelaciones más amplias, y las “tendencias nuevas”,
que, como cualquier ciencia, se aproximaban al objeto de su investigación conscientemente con
planteamientos teóricos y principios metodológicos”
• Lamprecht era, sin lugar a dudas, cualquier cosa menos un revolucionario. No estaba, en modo
alguno, en contra del orden monárquico establecido ni de los objetivos de política mundial del
Imperio Alemán. Antes bien pretendía, como muchos de sus contemporáneos, reforzar y
modernizar el Imperio como potencia mundialmediante la integración en él de los alienados
obreros. Aún así, en su Deutsche Geschichte [Historia alemana”] se podía observar una
aproximación a una concepción materialista, en algún aspecto incluso marxista”, que cuestionaba
el papel central del estado y, por consiguiente, el orden político y social que reinaba en el
Imperio Alemán.
• Mientras en Alemania la historia social se veía obligada a pasar a la defensiva, en Francia fue la
sociología la que conducía el combate contra la investigación histórica universitaria tradicional.
En su Cours de science sociale [ “Curso de ciencia social”|, Emile Durkheim negó en 1888 a la
historia el rango de ciencia, precisamente porque se ocupaba de lo especial y, por ello, no podía
llegar a las afirmaciones generales, empíricamente comprobables, que constituían el núcleo de un
modo de pensar científico.
• Como opinaba el economista Francois Simiand, fuertemente influenciado por Durkheinn, la
unión de historia y ciencias sociales era posible a lo sumo en la historia económica**.
• Esta subordinación de la historia a la sociología fue aceptada por muy pocos historiadores
incluso en Francia, pero la ampliación del objeto de la historia a la sociedad, la economía y la
cultura, y el acercamiento de la historia a las ciencias sociales empíricas sí fueron tomadas más
en serio que en Alemania.
• Si en la campaña contra Lamprecht en Alemania la defensa contra la temida democratización fue
una idea dominante, en América el interés por una “Nueva historia” (New History) iba unido al
esfuerzo por escribir la historia para una sociedad democrática moderna. De esta unión eran
conscientes los historiadores que se autodenominaban progressive historians [“historiadores
progresistas”] y se identificaban con los objetivos de la “era progresista” de los primeros años
del siglo xx en América*.
• En oposición a la historia política tradicional, que pese a las variantes nacionales
y políticas tenía una idea homogénea de la temática y del método de la historia,
en la nueva historia social habíatendencias muy distintas entre sí. Pero todas
ellas tenían en común la idea procedente del historicismo clásico según la cual la
historia era una ciencia orientada hacia una realidad objetiva que procedía de un
modo estrictamente metódico.
• Sus representantes también seguían creyendo en un tiempo de
progresión lineal, que confiere a la historia su coherencia y hace que
sea posible ocuparse de ella científicamente.
• Quiero resaltar aquí cuatro tendencias: una que aplicaba los métodos tradicionales de crítica de
textos a la historia social, una segunda que pretendía convertir la historia en una sociología
histórica; una tercera —que, bien es cierto, no alcanzó relevancia hasta después de la II Guerra
Mundial—, para la cual los modelos abstractos de la economía se convirtieron en patrones para
una ciencia histórica cuantificable y orientada a la teoría, y, finalmente, la “Escuela de los
Annales”, que hizo saltar el marco establecido al poner radicalmente en duda el concepto de
tiempo con el que trabajaban las demás tendencias al igual que el historicismo clásico.
• [“Revista trimestral de historia social y económica”], fundada en
1893 por científicos vieneses, se convirtió en la revista internacional
para la historia social que trabajaba con el método de la crítica de
fuentes.
• [“El Franco Condado bajo Felipe 11”] (1912) de Lucien Febvre. Fue la primera
gran obra que, diecisiete años antes de la fundación de la revista Annales,
emprendió el intento de escribir una historia exhaustiva de una región basándose
en el análisis cuidadoso de fuentes no sólo políticas, sino también económicas,
religiosas, literarias y artísticas.
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