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OBJETIVO DE LA UNIDAD:
Al terminar la sesión el alumno será capaz de comprender el funcionamiento de un
robot usado en cirugía a distancia
RESULTADOS DE APRENDIZAJE:
Una vez que concluya el desarrollo de esta unidad el alumno podrá:
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TEMAS Y SUBTEMAS
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Análisis de caso: Análisis da Vinci
El doctor Luis Feria Bernal dirige los movimientos de Da Vinci, una nueva generación de
cirujanos robóticos; una operación cuesta entre 120 mil y 260 mil pesos Como sus nuevos
“pinceles”, este robot llamado Da Vinci mueve sus tres brazos robóticos para operar a los
pacientes, retirando desde tumores cancerígenos hasta realizar puenteos de estómago que
son útiles para su buen funcionamiento (LAURA BARRIOS) El sistema robótico Da Vinci en
cirugías laparoscópicas, cuyo grado de los movimientos superan a los de la mano humana,
representa el futuro de la cirugía en algunas especialidades Cuando el doctor Luis Feria Bernal
realiza una cirugía no utiliza sus manos.
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De hecho, está cómodamente sentado frente a una consola localizada a unos metros del
paciente, a quien ni siquiera mira directamente mientras trabaja dentro de su cuerpo. Desde ahí
dirige los movimientos de Da Vinci, una nueva generación de cirujanos. Hace dos años, Feria
Bernal obtuvo la certificación como médico especializado en cirugía robótica por el Centro
Médico Nacional 20 de Noviembre del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los
Trabajadores del Estado (ISSSTE) y por la empresa Intuitive Surgical de Bogotá, Colombia.
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Actualmente, la cirugía robótica es practicada en ocho subespecialidades: Ginecología, Cirugía
General, Bariátrica, Urología, Cirugía Cardiovascular, Oncológica, Urología Oncológica y
Ginecología Oncológica. El tiempo estimado para realizar una intervención robótica varía
dependiendo de la patología. Comúnmente su duración es de dos a tres horas, tiempo superior
al de una intervención laparoscópica. Da Vinci representa también comodidad, pues el
cansancio que pudiera experimentar el médico es mínimo: “Trabajar con un paciente obeso
que tenga una gran resistencia en la pared abdominal es agotador para el cirujano. En la
cirugía robótica nadie está luchando con el paciente, sino que la misma máquina hace su
trabajo”. Video Liga de video Mientras el médico permanece sentado en la consola, donde
opera con una imagen tridimensional dentro del afectado, como un director de orquesta sus
manos coordinan los movimientos de Da Vinci: succiona, corta, coagula, disecciona y extrae
órganos. Además, evita los calambres que sufren quienes intervienen a los enfermos por estar
largos periodos de pie. No es autónomo, pero es eficiente: sus brazos giran 520 grados y sus
movimientos son precisos y concretos. Sus instrumentos están diseñados con siete grados de
movimiento —un grado mayor que el movimiento de la muñeca—, así, sus acciones son más
exactas y muchísimo más delicadas, lo que aumenta las posibilidades de que la recuperación
del paciente sea más rápida y menos traumática. Los beneficios son extensos: evita sangrados,
disminuye el dolor, disimula cicatrices, provoca menor daño a los tejidos y reduce la estancia
hospitalaria, dando al paciente una incorporación pronta a sus actividades.
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México: sólo ocho robocirujanos “En cirugías abiertas, la estancia es de tres a cinco días, en
robótica es de 24 horas, mientras que su incorporación es de siete a 14 días después de la
operación”, asegura el doctor; sin embargo, acepta que pese a las ventajas de someterse a una
cirugía robótica, “las condiciones económicas de toda América Latina impiden usar esta
tecnología”, pues a diferencia de Estados Unidos, donde hay cerca de 2 mil robots, en México
sólo hay ocho. La magia de Da Vinci se extiende lentamente por la República Mexicana.
Actualmente se encuentran distribuidos en tres estados: uno en Guadalajara, en el hospital
Puente de Hierro; otro en Monterrey, en el hospital San José, y otro en el Estado de M éxico, en
el hospital de alta especialidad de Zumpango. La Ciudad de México alberga cinco: 2 en hospitales
particulares, entre ellos el Ángeles —primero en contar con Da Vinci— y tres en públicos, entre
ellas el CMN 20 de Noviembre, que fue el primer hospital de América Latina en realizar una
histerectomía radical de útero —operación empleada para tratar algunos cánceres del cuello
uterino— con resultados exitosos.
A dos años de su llegada a tierras mexicanas se han realizado 227 operaciones: 68 en 2015;
146 en 2016, y 13 en el primer mes de 2017, cifra única del CMN 20 de Noviembre. La cirugía
general y ginecológica son las principales operaciones con más casos tratados, 53 y 49,
respectivamente, en especial, el cáncer cervicouterino con metástasis (padecim iento en etapa
avanzada). Pero no todas las patologías son candidatas a una cirugía robótica. Al menos,
institucionalmente, los pacientes son seleccionados a partir de los beneficios que una
intervención pueda aportarle: “Una operación de vesícula no ofrece más ventajas que la
cirugía laparoscópica. Se integran igual, les duele igual. No es una cirugía que deba ser tan
precisa”. A diferencia de la cirugía de próstata, que permite evitar problemas de disfunción
eréctil o algún problema de incontinencia urinaria, puesto que el manejo del robot brinda
mayor precisión y, por lo tanto, menor daño a los tejidos. 9
Los brazos de Da Vinci sólo pueden ser controlados por médicos certificados por la empresa
Intuitive Surgical, empresa creadora del robot, y la institución hospitalaria que es dueña del
aparato. Además de que los cirujanos deben contar con experiencia quirúrgica, propia de su
especialidad, y en cirugía laparoscópica. “Para hacer uso del robot tengo que certificarme y pasar
ciertos exámenes para que vean que soy apto para el manejo de Da Vinci”, afirma Luis Feria,
quien es uno de los primeros doctores capaces de controlar el arte de manipular los pinceles de
este nuevo Da Vinci. Las enfermeras y los asistentes, de igual manera, tienen que estar
entrenados para trabajar a la par con este nuevo compañero eléctrico. Para garantizar el éxito
de Da Vinci, los técnicos le realizan mantenimiento cada seis meses, a la par que permanecen
gran parte del tiempo en el hospital para evitar cualquier contratiempo durante la operación.
Aunque a futuro los costos-beneficio son superiores, el promedio de una cirugía laparoscópica
en instituciones privadas alcanza hasta 177 mil pesos, 30% menos que una operación robótica o
asistida por robot, cuyo precio puede superar los 260 mil pesos.