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La evaluación de una inversión determina su rentabilidad y si esta satisface la expectativa que, sobre ella, tiene el inversionista.
Invertir consiste en usar adecuadamente un conjunto de recursos (dinero en efectivo, bienes, servicios) con el objeto de alcanzar
dicha rentabilidad
El proceso de evaluación de inversiones consta de tres componentes. El primero consiste en definir el “Modelo de negocio”,
respondiendo a las preguntas qué, a quién y cómo, referidas al producto y/o servicio a ofrecer. En el segundo, se establece, de
acuerdo con dicho modelo de negocio, la escala óptima de inversión (niveles de efectivo, crédito a clientes, niveles de existencias,
activos fijos).
Una vez que se ha hecho lo anterior, en tercer lugar, hay que tener claras las fuentes de financiamiento (aporte propio, préstamos
y/o financiamientos). Muchas veces se omite este tercer componente o se deja al azar: es un grave error. ¿Cuántas veces hemos
visto inmuebles sin acabados completos, porque el dueño “se quedó sin dinero” para comprar los y tuvo que habitarlo en dichas
condiciones?
Evaluar inversiones exige identificar y cuantificar todos los elementos que comprenden las inversiones
iniciales (gastos preoperativos, compra de activos fijos y capital de trabajo), así como los componentes
de ingresos, costos y gastos. Queda claro que el conocimiento del negocio en el cual se quiera
incursionar o la capacidad de contratar a alguien que lo tenga, facilita que la labor mencionada se
lleve a cabo con éxito.
El resultado de la evaluación debe considerar aspectos cuantitativos y cualitativos y puede dar como
resultado tres escenarios: que se decida llevar a cabo la inversión, que se deseche la alternativa o que
quede en espera, con la expectativa de que en el futuro mejoren algunas condiciones que hoy impiden
llevarla a cabo.
¿Qué se entiende por rentabilidad?
Dependiendo del elemento que desea analizar, existen distintas maneras de calcular la rentabilidad. Es
decir, usted puede calcular la rentabilidad de distintos factores, por ejemplo: de un modelo de negocio,
de una inversión, de un bien inmueble, de un producto o servicio, entre otros. A continuación, le
explicamos cómo calcular este indicador dependiendo del elemento que desea estudiar.
¿Cómo se mide la rentabilidad de un negocio?
Para calcular la rentabilidad de un negocio es necesario conocer las ganancias obtenidas y los gastos
incurridos en el periodo de tiempo que desea analizar. Con esta información, debe restar las ganancias
y los gastos. El resultado de esta operación se debe dividir sobre el gasto y se debe multiplicar por 100.
Por ejemplo, si en un año, su empresa generó $100.000.000 de ganancias y gastó $50.000.000, la
rentabilidad sería del 100%.
Esta fórmula para medir la rentabilidad de un negocio, es aplicable a todo tipo de negocios, desde la
tienda de barrio hasta el lanzamiento de una línea de negocio o la puesta en marcha de una nueva
empresa.
¿Cómo se mide la rentabilidad de una inversión?
Para medir la rentabilidad de una inversión se debe tener en cuenta la inversión inicial y la ganancia
que ha generado. Tenga presente que, la ganancia es el resultado de restar los ingresos y los gastos en
los que ha incurrido una empresa en un periodo de tiempo determinado.
Al momento de calcular la rentabilidad de una inversión, se debe realizar la siguiente operación
matemática: se debe dividir las ganancias sobre la inversión inicial. El resultado se debe multiplicar
por 100. Por ejemplo, si un negocio tuvo una inversión de $12.000.000 y, en pocos meses, generó una
ganancia de $3.000.000, la rentabilidad de la inversión inicial habrá sido del 25%.
Se puede decir entonces, que un negocio es rentable, si las ganancias obtenidas son superiores a la
inversión inicial. Si, por el contrario, las ganancias son mucho menores a la inversión inicial, esto es un
indicador de que el negocio no está dando los resultados esperados, es decir, no está generando
ganancias o no es rentable.
¿Cómo se mide la rentabilidad de un inmueble?
Para calcular la rentabilidad de un inmueble se debe tener presente la inversión inicial destinada al
bien y la ganancia que ha generado, bien sea con la venta o arriendo de la propiedad.
En el caso de la venta del inmueble, la ganancia es la diferencia entre el precio de venta y la inversión
realizada. Para calcular la rentabilidad se debe: restar el valor de la venta y la inversión. El resultado
se debe dividir sobre la inversión y multiplicarlo por 100. Por ejemplo: si compró una propiedad por
$300.000.000 y la vendió por $400.000.000, la rentabilidad sería del 33,33%.
En caso de arriendo del inmueble, la ganancia es la diferencia entre el precio de alquiler y los gastos
que generó el inmueble. Para calcular la rentabilidad se debe: restar los ingresos por alquiler y los
gastos. El resultado se debe dividir sobre la inversión y multiplicarlo por 100. Por ejemplo, si compró
una propiedad por $300.000.000, generó ingresos del alquiler por $120.000.000 y los gastos
ascendieron a 24.000.000, la rentabilidad es del 32%.
¿Cómo se mide la rentabilidad de un producto o servicio?
El primer paso para mejorar la rentabilidad de un proyecto o negocio es calcularla, es decir, medir y
analizar este indicador para iniciar una estrategia que permita aumentarla. Con base en los
resultados, puede estudiar los costos o gastos de la empresa y revisar si debe ajustar algunos de ellos.
Por lo general, al evaluar este indicador se suelen encontrar elementos que se pueden reducir. Sin
embargo, es importante que verifique que estos no afecten la operación de la compañía, su
productividad o calidad de los productos.
También, puede evaluar si es conveniente optimizar sus procesos y aumentar la productividad, por
ejemplo, revisando periódicamente sus objetivos y verificando cuáles áreas se pueden mejorar.
Además, puede crear nuevos productos o servicios, innovar y expandirse en el mercado.
Finalmente, recuerde que es importante evaluar de forma periódica las ganancias que está generando
su negocio, pues la tasa de rentabilidad es un importante indicador del éxito del mismo o de la
necesidad de realizar ajustes para lograr esa ganancia esperada.