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MAESTRÍA EN
CORPORATIVO
PONDERACIÓN DE DERECHOS
Principio de Proporcionalidad
El Principio de Proporcionalidad es un concepto
fundamental en el ámbito del derecho y se utiliza para
evaluar y equilibrar la relación entre los medios
utilizados por el Estado u otra autoridad y los objetivos
perseguidos en situaciones en las que se restringen los
derechos o intereses de los individuos.
Necesidad: Aquí se analiza si la medida propuesta es la opción menos intrusiva disponible para
lograr el objetivo buscado. Se considera si existen alternativas menos restrictivas que puedan
alcanzar el mismo objetivo sin imponer una carga innecesaria a los derechos individuales.
Proporcionalidad en sentido estricto: En esta etapa, se realiza un balance entre los beneficios
de la medida y los posibles perjuicios o restricciones a los derechos individuales. Se trata de
determinar si los beneficios justifican las restricciones impuestas.
Son tres componentes de acuerdo a la fórmula alemana, para efectos didácticos incluimos el
siguiente:
Balance de intereses: Se ponderan los intereses en conflicto para asegurarse de que los
beneficios generales superen los costos o las restricciones impuestas a los derechos
individuales.
Alexy y Atienza analizado por Rubén Sánchez
La ponderación consiste en sopesar la importancia de las posiciones
jurídicas en conflicto, para "establecer cuál de los intereses, que tienen el
mismo rango en abstracto, posee mayor peso en el caso concreto",
mediante la elaboración de una "regla de precedencia condicionada", es
decir una norma que indique las circunstancias en que ha de preferirse o no
una posición sobre otra.
De los criterios emitidos por la Suprema Corte de Justicia de la Nación se advierte que
el cumplimiento de los principios de razonabilidad y proporcionalidad implica que al
fijar el alcance de una garantía individual por parte del legislador debe: a) perseguir
una finalidad constitucionalmente legítima; b) ser adecuada, idónea, apta y susceptible
de alcanzar el fin perseguido; c) ser necesaria, es decir, suficiente para lograr dicha
finalidad, de tal forma que no implique una carga desmedida, excesiva o injustificada
para el gobernado; y, d) estar justificada en razones constitucionales. Lo anterior
conforme al principio de legalidad, de acuerdo con el cual el legislador no puede actuar
en exceso de poder ni arbitrariamente en perjuicio de los gobernados.
Casos prácticos parte 3
Registro digital: 2004712 Instancia: Primera Sala Décima Época Materias(s): Constitucional Tesis: 1a. CCCXII/2013 (10a.) Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Libro
XXV, Octubre de 2013, Tomo 2, página 1052 Tipo: Aislada
INTENSIDAD DEL ANÁLISIS DE CONSTITUCIONALIDAD Y USO DEL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD. SU APLICACIÓN EN RELACIÓN CON LOS DERECHOS HUMANOS.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido reiteradamente que existen dos niveles de análisis de la
constitucionalidad, uno de carácter ordinario y otro de nivel intenso. El primero debe realizarlo el juez
constitucional en los asuntos que no incidan directamente sobre los derechos humanos y exista un amplio
margen de acción y apreciación para la autoridad desde el punto de vista normativo, como ocurre en la materia
económica o financiera. En cambio, el escrutinio estricto se actualiza cuando el caso que se tenga que resolver
involucre categorías sospechosas detalladas en el artículo 1o., párrafo quinto, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos; se afecten derechos humanos reconocidos por el propio texto constitucional y/o por
los tratados internacionales, o se incida directamente sobre la configuración legislativa que la Constitución
prevé de manera específica para la actuación de las autoridades de los distintos niveles de gobierno. En este
sentido, si bien las diferencias en la intensidad del control constitucional y el uso del principio de
proporcionalidad han derivado de precedentes relacionados sólo con el principio de igualdad, ello no es
impedimento para utilizar esta clasificación jurisprudencial y el respectivo test de proporcionalidad (fin
legítimo, idoneidad, necesidad y proporcionalidad en estricto sentido) para casos que no estén estricta y
únicamente vinculados con el aludido principio constitucional. Lo anterior, porque el juzgador realiza indirecta y
cotidianamente diversos grados de análisis constitucional dependiendo si se trata, por ejemplo, de la afectación
de un derecho humano o del incumplimiento de una norma competencial de contenido delimitado o de libre
configuración, aun cuando la materia del caso no sea la violación estricta del derecho de igualdad. Así, el
principio de proporcionalidad irradia y aplica sobre la totalidad de los derechos humanos con fundamento en el
artículo 1o., párrafo tercero, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Registro digital: 2005811 Instancia: Primera Sala Décima Época Materias(s): Constitucional, Civil
Tesis: 1a. LXXXI/2014 (10a.) Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 4, Marzo
de 2014, Tomo I, página 551 Tipo: Aislada
De los artículos 4o., 27 y 73, fracción XXIX-G, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, deriva la facultad constitucional directa de los órganos Estatales competentes de
establecer modalidades a la propiedad, a fin de garantizar el derecho a un medio ambiente sano,
en atención a las necesidades del interés público. Así, considerando que el legislador está
constitucionalmente facultado para imponer las modalidades al uso de la propiedad que estime
convenientes y que la protección del medio ambiente es una finalidad constitucionalmente
legítima, el análisis de razonabilidad que realice el juzgador a las modalidades que se impongan a
la propiedad privada a fin de preservar y mantener el medio ambiente -en función del fin buscado,
la necesidad y proporcionalidad de la medida-, sólo requiere de una motivación ordinaria.
Registro digital: 2014020 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Décima Época Materias(s): Constitucional, Común Tesis: XI.1o.A.T. J/12
(10a.) Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 40, Marzo de 2017, Tomo IV, página 2368 Tipo: Jurisprudencia
No debe confundirse la oportunidad de ofrecer y desahogar pruebas, atinente a la defensa, con la carga probatoria, si se tiene en cuenta
que la primera constituye un derecho -a probar- y la segunda es un deber procesal; asimismo, el derecho a probar es de naturaleza
constitucional, en tanto el débito procesal es de naturaleza procesal e, incluso, es posterior al derecho fundamental de mérito, o sea, el
derecho a probar es anterior y de entidad superior a la obligación procesal, siendo que derecho y obligación no son sinónimos dado que uno
se ejerce en el procedimiento, tanto postulatorio como probatorio, mientras que la otra es objeto de examen por el juzgador hasta la
sentencia o laudo; sin que deba validarse una decisión jurisdiccional de denegación de pruebas cuando suponga la imposición de un
formulismo obstaculizador, o contrario a la efectividad del derecho a la prueba, ni subordinar la eficacia de ese derecho fundamental a otro
tipo de intereses, como los de economía procesal, expeditez de los juicios, o el prejuzgamiento de la carga probatoria, cuando su decisión
no es propia de la resolución que acepta pruebas sino de la sentencia o laudo, lo que significa que es ilegal anticipar la carga de la prueba a
una de las partes al momento de decidir sobre su admisión o no, ni invocar algún otro formalismo que impida conocer el resultado de una
prueba en detrimento del derecho a probar, que es uno de los que conforman el derecho humano al debido proceso; luego, si el derecho a
probar es un derecho constitucional que atribuye a la persona el poder tanto de ejercerlo, como de reclamar su debida protección,
entonces su constitucionalización obedece a la relevancia procesal que adquiere la actividad probatoria, en la medida en que determina a
las partes cuándo y cómo pueden probar los hechos del debate jurisdiccional, vinculando a todo juzgador a su observancia. Lo anterior,
porque en la interpretación de las normas probatorias también es procedente la que permita la máxima actividad probatoria de las partes,
prefiriendo, inclusive, el exceso en la admisión de pruebas, a la de una interpretación restrictiva, por cuanto en aquélla subyace la idea de
aproximar, y hasta de hacer coincidir la verdad histórica con la verdad que habrá de declararse en la sentencia, partiendo de la base de que
la verdad es un derecho humano cuya restricción necesariamente debe justificarse y, por ende, la norma probatoria ha de interpretarse
conforme al artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en lo concerniente al derecho humano al debido
proceso.