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SEGUNDA ACTIVIDAD.
Nombre de la actividad: “Tendedero Literario”
Propósitos: Se propone iniciar al alumno en la lectura de textos literarios e
informativos breves, que sean de su agrado.
Tiempo: 05 Sesiones
Día de la semana en que se desarrollará: viernes.
Periodo de realización: Del 17 y 24 de septiembre; 01, 08 y 15 de octubre del
2010.
Metas esperadas: Se espera que el alumno logre disfrutar y encontrar
información interesante en textos literarios e informativos cortos, con la finalidad
de generar el gusto por la lectura y enriquecer su cultura general.
Materiales: Textos literarios e informativos breves (cuentos, poemas, fábulas,
mitos, leyendas, adivinanzas, juegos o canciones populares, artículos de
divulgación, noticias, etc.), tendedero, pinzas, diccionarios.
Acciones a desarrollar:
1. Traerán a clase textos literario e informativos cortos en fotocopia.
2. Colocarán el tendedero de extremo a extremo del salón y colocarán en el
los textos que hayan traído sujetos con pinzas.
3. Podrán levantarse a elegir, cuantas veces lo deseen, textos y procederán a
realizar su lectura en su lugar.
4. Si lo creen pertinente comentarán con algún compañero el contenido con el
fin de recomendar su lectura.
5. En la última sesión, en plenaria comentarán lo que aprendieron. La
actividad se llamará “Sabías que…”
6. Se propone la realización de un periódico mural o trípticos donde difunda a
la comunidad educativa, la importancia y los beneficios que tiene este tipo
de textos.
Fábulas para leer en familia con los niños
El congreso de los ratones
Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa. Eran felices, pero
vivían con miedo de ser atacados por un enorme gato, de manera que nunca se atrevían a salir ya
que sin importar que fuera de día o de noche ese terrible enemigo siempre les vigilaba.
Un buen día decidieron poner fin al problema, por lo que celebraron una asamblea a petición del
jefe de los ratones, que era el más viejo de todos. El jefe de los ratones dijo a los presentes: – “Os
he mandado reunir para que entre todos encontremos una solución. ¡No podemos vivir así!” –
“¡Pido la palabra!”, dijo un ratoncillo muy atento. – “Atemos un cascabel al gato, y así sabremos en
todo momento por dónde anda”.
Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes aplausos y felicidad.
Con el cascabel estarían salvados, porque su campanilleo avisaría de la llegada del enemigo con
el tiempo para ponerse a salvo. – “¡Silencio!”, gritó el ratón jefe, para luego decir: – “Queda
pendiente una cuestión importante: ¿Quién de todos le pone el cascabel al gato?” Al oír esto, los
ratoncitos se quedaron repentinamente callados, porque no podían contestar a aquella pregunta. Y
corrieron de nuevo a sus cuevas, hambrientos y tristes.
– “Oye amiga, ¿no crees que es suficiente paga el haber sacado tu cabeza sana y salva de mi
boca?
Moraleja: Nunca hagas favores a malvados, traficantes o corruptos, pues mucha paga tendrías si
te dejan sano y salvo.
El caballo viejo
Un caballo que ya estaba muy mayor fue vendido por su amo a un molinero que lo empleó para
que diera vueltas a la piedra de un viejo molino. El caballo no hacía otra cosa desde la mañana
hasta la noche que girar y girar alrededor de aquella rueda, lo cual no solo le cansaba mucho sino
que lo ponía muy triste. Y es que el viejo caballo recordaba lo veloz y famoso que había sido en
sus años de juventud, en los que había vivido infinidad de aventuras y también cómo se burlaba de
los otros caballos que eran más viejos y lentos que él.
Ahora viéndose en esta situación en la que pasaba sus días atado y dando vueltas a dicho molino,
se arrepentía de aquella actitud que había tenido cuando era poderoso: “Después de las
grandiosas vueltas que di en las carreras durante mi juventud, mira las vueltas que tengo que dar
ahora. Este es un justo castigo por burlarme de aquellos a los que veía más débiles e inferiores”.
Moraleja: Mejor ser humilde cuando tienes poder, porque un día u otro lo has de perder.
El lobo con piel de oveja
Un lobo pensó un día cambiar su apariencia para así obtener comida de forma más fácil. Ni corto ni
perezoso, se metió dentro de una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando
totalmente al pastor.
Al atardecer, fue llevado junto con todo el rebaño al granjero, donde le cerraron la puerta para que
ningún lobo entrara a comerse a las ovejas. Sin embargo, en la noche, el pastor entró buscando la
cena para el día siguiente, tomó al lobo y creyendo que era un cordero, lo sacrificó al instante.
Zeus, atendiendo su petición, les envió un grueso leño a su charca. Espantadas las ranas por el
ruido que hizo el leño al caer, se escondieron donde mejor pudieron. Por fin, viendo que el leño no
se movía más, fueron saliendo a la superficie y dada la quietud que predominaba, empezaron a
sentir tan grande desprecio por el nuevo rey, que brincaban sobre él y se le sentaban encima,
burlándose sin descanso. Y así, sintiéndose humilladas por tener de monarca a un simple madero,
volvieron donde Zeus, pidiéndole que les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo.
Indignado Zeus, les mandó una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y devoró a
todas sin compasión.
Moraleja: A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno sencillo y honesto, en vez
de a uno muy emprendedor pero malvado o corrupto.
La corneja fugitiva
Tras mucho tiempo intentando cazar a una corneja, un hombre consiguió al fin su premio. Para
evitar que se escapara su tan codiciada pieza, le anudó un filo hilo a una de sus patas y se la llevó
a su hijo como regalo. A pesar de que su pequeño dueño se desvivía por darle los mejores
cuidados del mundo, la corneja no acababa de sentirse cómoda en su nuevo hogar. Una tarde,
mientras el pequeño limpiaba la jaula que le servía como hogar, la corneja aprovecho que nadie la
vigilaba para salir por la ventana y volar hacia el lugar en que estaba construido su nido.
Tan emocionada estaba por recobrar su libertad, que al posarse sobre su árbol, el hilo que colgaba
de una de sus patas se enredó terriblemente en varias ramas. Al darse cuenta de la situación,
comenzó a aletear con todas sus fuerzas, enredándose cada vez más.
Prisionera en el lugar que tanto añoraba, dijo con resignación: – “¡Que tonta he sido! Por culpa de
querer vivir de nuevo en libertad, voy a terminar mis días en el árbol que me vio nacer”.
Moraleja: Cuanto más grande sea lo que deseamos, más grandes son los riesgos.
El perro, el gallo y la zorra
Hace muchísimos años, un perro y un gallo se pusieron de acuerdo para abandonar el triste lugar
en el que vivían y viajar por todos los rincones del mundo. Cansados de caminar llegaron a un gran
árbol, en el cual el gallo se encaramó a lo más alto para dormir más tranquilo y el perro se quedó
recostado a los pies de tan magnífico tronco. Al otro día, como hacen todos los gallos, al ver la
salida del sol, nuestro gallo se puso a cantar enérgicamente para anunciar la llegada de un nuevo
día. Una zorra escuchó su canto y en un abrir y cerrar de ojos se plantó a los mismos pies del
árbol.
Cuando vio al gallo encima, le gritó desde abajo que deseaba poder verle más de cerca y besar la
cabeza del intérprete de tan encantadora melodía. Pero en vez de bajar, el gallo le pidió que le
hiciera antes el favor de despertar al portero que había debajo del árbol. Antes de que la zorra
pudiera decir nada, el perro se lanzó sobre ella y no le dejó nada más que el rabo.
Moraleja: Si no puedes vencer a un enemigo poderoso, busca a alguien más fuerte que quiera
ayudarte.
Las mulas y los ladrones
Dos mulas bien cargadas con paquetes andaban con dificultad por el camino. Una cargaba sacos
con dinero y la otra llevaba granos. La mula que llevaba el dinero andaba con la cabeza erguida,
como si supiera del valor de su carga, y movía de arriba abajo las campanas sonoras sujetadas a
su cuello. Mientras tanto, su compañera seguía con el paso tranquilo y silencioso. De repente unos
ladrones se precipitaron sobre ellas desde sus escondrijos, y en la riña con sus dueños, la mula
que llevaba el dinero fue herida con una espada, y avariciosamente tomaron el dinero sin hacer
caso del grano.
La otra contestó: – “Estoy en efecto muy contenta de que fui despreciada, pues no he perdido nada
y tampoco me hicieron daño”.
El viento del norte empezó primero, sopló con violencia, pero el hombre apretó contra sí sus ropas,
el viento del norte asaltó entonces con más fuerza, pero el hombre, molesto por el frío, se colocó
otro vestido. El viento del norte, vencido, se lo entregó al sol.
Moraleja: Nunca valores tus virtudes por la apariencia con que las ven tus ojos, pues fácilmente te
engañarás.
Los Ratones Revoltosos
y quiere enseñar
Ha formado un coro
¡y una desafina!
al amanecer.
Pero lo importante
es querer saber
y, si lo deseas,
puedes aprender.
Loro, lorito.
Espera, espera,
No te vayas, no te vayas,