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1.- Dios toma hombres como Eleazar de lo despreciado del mundo. ( esto es Su Ejército)
1 Samuel 22:1-2 Reina-Valera 1960 (RVR1960)22 Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam; y cuando sus hermanos y toda la casa
de su padre lo supieron, vinieron allí a él. 2 Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban
en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres.
1 Corintios 1:25-29 Reina-Valera 1960 (RVR1960) 25 Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte
que los hombres. 26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos
nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;
28
y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.
¿QUE HIZO QUE ESTOS AFLIGIDOS, ENDEUDADOS, AMARGADOS DE ESPÍRITU Y DESECHADOS DE LA SOCIEDAD SE TRANSFORMARAN DE LOS
VALIENTES DE DAVID? Sin duda alguna la intervención de Dios y su propósito sobre sus vidas cambio sus realidades. Me gusta decir que la cueva
de Adulam es una tipología de la Iglesia de hoy en día; donde llegamos de forma muy parecida a la que llegaron estos hombres para encontrarse
con un destino glorioso haciendo la voluntad de Dios para con nuestras vidas. ¡PORQUE CUANDO DIOS NOS TOMA, SIEMPRE LO HACE DESDE LA
CONDICIÓN MÁS INDIGNA Y NECESITADA PARA LLEVARNOS A UNA TRANSFORMACIÓN SOBRENATURAL
Cuando David comienza a huir de Saúl se le unen a él para formar un ejército los hombres que menos uno iba a pensar. Se le unen los que
tenían deudas y problemas, los deprimidos, los que estaban faltos de hogar y de familia. Este grupo de personas fue el ejército de David, el
ejército al que la Biblia llama “los valientes de David” (“1 Samuel 22:2 Y se juntaron con él TODOS los afligidos, y TODO el que
estaba endeudado, y TODOS los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos
hombres.”). Eran hombres que no tenían esperanza en sus vidas, pero se unieron al rey elegido por Dios. Aquellos DESAHUCIADOS se
convirtieron en ¡LOS VALIENTES DE DAVID! Estando con el rey David ya no fueron los pobres e infelices que habían sido, ahora se les
llamó VALIENTES. Fueron hombres que no le temían a lo que estaba al frente de ellos. Entendamos, nosotros hoy, que lo que está al frente
nuestro es la guerra que tenemos al momento. Dios en su providencia hace de los hombres descartados social y moralmente ¡un ejército de
valientes! Por esta razón, no puede nadie menospreciarse y pensar que Dios no puede tenerlo en su ejército y hacer de su persona un valiente.
2.- Dios demanda constancia, perseverancia y sobre todo obediencia para todo el que desee
Ser como Eleazar es decir militar en Su ejército.
Podemos imaginar este cuadro? hombres del pueblo de Israel amedrentados por la ferocidad del enemigo huyeron de la batalla, dejando a unos
pocos guerreros a merced de su suerte.
Allí emerge Eleazar, desprovisto de temor y lleno de una valentía sobrenatural, hace frente a los filisteos, sin importar lo recio de la batalla, lo
numeroso de las tropas enemigas o el costo de perder su propia vida, permanece en pie, luchando espada en mano y desafiando al más
desalentador pronóstico. Pero como si ese rapto de valentía fuera poco, la Escritura recalca que luchó con tal ferocidad, que su mano,
literalmente quedó pegada a su espada en el enfrentamiento.
Este hombre batió su espada con tal vehemencia, ímpetu y tezón que a lo largo de las horas, sus músculos y tendones llegaron a contraerse de
tal manera que no era capaz de soltar su espada.
En el caso de Eleazar, la batalla era de Dios. El peleó con Dios de su lado. De otra forma hubiera sido imposible. La Biblia dice que “el eterno
otorgó una gran victoria”.
Nuestras peleas son las peleas del Señor. Con él podemos hacer posible lo imposible. Pero la victoria la da el Señor
¿Necesita Dios este mismo tipo de valentía?
Eleazar, entonces, quedó solo. Así que no podía quejarse ni lamentarse, tenía que hacerles la guerra a los filisteos aunque luego desmallara de
sus heridas y dolores. Aquel hombre valiente no se podía cansar, ni mover la lengua, ni sus sentimientos; necesitaba todas sus fuerzas para
vencer al enemigo. No había temor en él, estaba lleno de una valentía sobrenatural.
No está en uno tal valentía, ¡viene de DIOS! Quédate en el terreno de guerra y no huyas. Si huyes ya le diste a ganar al enemigo. Eleazar hizo
frente a los filisteos sin importarle lo desigual y recio de la batalla. No le importaba lo numeroso de las tropas enemigas o el costo de perder su
propia vida. Lo lamentable de hoy en día es que se necesitan valientes como éste en el ejército del Señor y están escasos. Nos amamos tanto a
nosotros mismos que lo que estamos pendientes es a lo que nos ponen a hacer en la iglesia. Pendientes a si me hirieron o me ofendieron, a que
si tengo tales o cuales problemas. La verdad es que no estamos dispuestos a dar nuestras vidas para la guerra espiritual a la que hemos sido
llamados. Muchos creyentes se envuelven en su baño de sentimientos, de sus chismes y ambiciones y por esas causas no quieren ni están
dispuestos a darse a Dios para la batalla. Cuanto más huyen, cuanto más se molestan con la iglesia, cuanto más exigen y hablan es cuando más
pronto dejan de ser guerreros del Señor. Estos que así hacen solo son guerreros para defender su propia causa pero no para luchar a favor de la
obra y el reino de Dios.
Igual que hizo Eleazar, hay que luchar con la espada en la mano desafiando al más desalentador pronóstico.
A través de la historia cristiana del pueblo de Dios, siempre ha habido hombres y mujeres que han dado todo, hasta su propia vida, por
lograr o mantener el sueño de su Rey. Estos hijos e hijas de Dios lo han dado todo por él. Han sido capaces de no retroceder ni un
milímetro en esta batalla espiritual. Han sido capaces de no cede ni un milímetro de terreno a Satanás. Han sido capaces de blandir la
espada de la Palabra de Dios en su mano. Ha peleado la batalla de la fe y de la verdad contra cualquiera o cuantos sean que se levanten
contra Dios.
¿Somos capaces de darlo todo por cumplir el sueño de nuestro Rey?
¿Damos solo lo que no altera lo que tenemos?
¿Avanzamos o retrocedemos?
Como el pueblo de Dios que somos, nosotros no podemos ser tal como este pueblo. Nosotros no podemos correr y huir porque de
hacerlo quiere decir que no confiamos en el Señor de los ejércitos. Quiere decir que nuestra lealtad al Rey de Reyes y Señor de Señores
no es nada fuerte. Jesús nos advirtió que tendríamos problemas, que todo no es un mar de rosas. JUAN 16:33 “Estas cosas os he
hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”. Esto es promesa de Jesús
para su pueblo. Fíjense bien que aquí Jesús nos dice claramente que seremos atacados, que existirán luchas y batallas, pero a través de
todo, y después de todo, Él nos entrega la victoria.
Hebreos 4:12 Reina-Valera 1960 (RVR1960) 12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y
penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.