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El Señor, Pastor y Sanador

Enfermedad, Discapacidad, Sanación, Salvación


Una lectura contextualizada de Ezequiel 34
El propósito de Dios

Dios nos creó para vivir, crecer y cuidarnos en


comunidad. Y la comunidad cristiana debería ser
un modelo de este propósito divino. En las
Escrituras es frecuente la figura del pastor tanto
para ilustrar el cuidado de Dios por su pueblo,
como para referirse a personas que, de manera
oficial o no, cuidan a sus hermanas y hermanos
manifestando de esa forma la presencia
cuidadora y sanadora del Señor en medio de la
congregación.
Dios estableció pastores para cumplir su
propósito, pero éstos no siempre son fieles

«Hijo de hombre, profetiza contra los


pastores de Israel; profetiza, y diles que yo,
su Señor y Dios, he dicho: ¡Ay de ustedes,
los pastores de Israel, que sólo cuidan de sí
mismos! ¿Acaso no son los pastores los que
deben cuidar de los rebaños?» Ezequiel
34.2
El Señor no es indiferente al dolor, la
angustia, y el sufrimiento de la gente
“Sí, así ha dicho Dios el Señor: «Yo
mismo voy a ir en busca de mis ovejas, y
yo mismo las cuidaré, tal y como las
cuida el pastor cuando se halla entre sus
ovejas esparcidas. Yo las rescataré de
todos los lugares por los que fueron
esparcidas aquel día nublado y oscuro».”
Ezequiel 34.11-12
Nuestro Señor y Dios, amoroso y compasivo, asume
él mismo el rol de pastor y sanador de su comunidad

«Buscaré a las ovejas perdidas, y devolveré


al redil a las que perdieron el camino; les
vendaré las patas a las ovejas lastimadas, y
fortaleceré a las ovejas débiles. Seré justo
con mis ovejas...» Ezequiel 34.16
La resposabilidad del cuidado mutuo
Pastorear al pueblo es tarea encomendada a las personas que
predican la palabra y administran los sacramentos, sí. Pero
también lo es de las personas líderes en la política, en las
instituciones, y en nuestra época se pueden incluir a las personas
comunicadoras e de influencia social.
Sin disminuir la relevancia y la responsabilidad de las personas
instituidas de modo particular para guiar, cuidar y proteger a
otras, las relaciones de cuidado mutuo se desarrollan más bien de
modo orgánico, y en eso todas y todos estamos llamados a
cuidarnos unos a otros.
Vayamos a nuestros hogares, lugares de trabajo, e
instituciones a ser signos manifiestos del amor de Dios.
¡Bendiciones!

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