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Cuando los jóvenes se reunían en diversos contextos de ocio había una consciencia
de estar en la compañía de iguales de la misma opinión, y de identificar
otros agrupamientos como diferentes.
Se consideraba también que las actividades sociales y los contextos marcaban
a los jóvenes: salir a bailar y a clubes nocturnos o vagar tarde por la noche en
grupos en lugares designados dentro de la comunidad. Sobre este telón de fondo
de actividades sociales y de ocio, se agrupaba a algunos jóvenes como
de “posición social baja”, como aislados o inmaduros socialmente, sirviendo a
menudo como punto de referencia para otros en el grupo de iguales.
en el estudio de
HENDRY y cols. (1998) se consideraban a sí mismos como “normales” en sus
intereses
y actividades y, por comparación, los otros agrupamientos de los que hablaron
eran vistos generalmente como “vulgares”, “malos” o “tristes”.
El rechazo y el aislamiento
A causa de la posición central de los iguales en la vida social del adolescente,
este período es una época en que la soledad constituye una experiencia
común. Es importante percibir qué conductas son ofensivas para evitar el rechazo de
los iguales. Los jóvenes creen que ser sincero y preocupado por los demás contribuye
al éxito en las amistades
JARVINEN Y NICHOLLS, 1996
Estas estrategias sociales requieren la capacidad para reconocer las necesidades
de las personas e interpretar sus claves verbales y no verbales.