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PENAL
MAGISTER: MICHEL ERICK PEÑA VALVERDE
Parricidio
Artículo 107. El que, a sabiendas, mata a su ascendiente, descendiente, natural o adoptivo, o a una persona con quien sostiene
o haya sostenido una relación conyugal o de convivencia, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince años.
La pena privativa de libertad será no menor de veinticinco años, cuando concurra cualquiera de las circunstancias agravantes
previstas en los numerales 1, 2, 3 y 4 del artículo 108.
En caso de que el agente tenga hijos con la víctima, además será reprimido con la pena de inhabilitación prevista en el inciso 5 del
artículo 36.
Asesinato
Artículo 108. Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince años el que mate a otro concurriendo cualquiera de
las circunstancias siguientes:
1. Por ferocidad, codicia, lucro o por placer.
2. Para facilitar u ocultar otro delito.
3. Con gran crueldad o alevosía.
4. Por fuego, explosión o cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas.
Inimputabilidad
Artículo 20.- Está exento de responsabilidad penal:
1. El que, por anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia o por sufrir alteraciones en la percepción, que afectan
gravemente su concepto de la realidad, no posea la facultad de comprender el carácter delictuoso de su acto o para
determinarse según esta comprensión;
Responsabilidad restringida
Artículo 21.- En los casos del artículo 20, cuando no concurra alguno de los requisitos necesarios para hacer desaparecer
totalmente la responsabilidad, el Juez podrá disminuir prudencialmente la pena hasta límites inferiores al mínimo legal.
HOMICIDIO
Casación 853-2018, San Martín
Decimoprimero. El homicidio por envenenamiento y su vinculación con la alevosía. La circunstancia agravante
del homicidio por veneno fue suprimida por la Ley número 30253, del veinticuatro de octubre de dos mil catorce.
Hasta antes de la modificación legislativa, se consideraba el uso del veneno como un medio agravante como un
medio agravante del homicidio por su carácter peligroso. El legislador optó por su supresión como circunstancia
de agravación específica del homicidio, por la forma insidiosa en que podía ser usada para producir la muerte;
esto es, en la medida en que el veneno puede ser usado para la acción homicida sin que el agente pueda evitar
sus efectos nocivos, es una modalidad alevosa. En efecto, el suministro del veneno efectuado por el agente sin
duda se da en un contexto de alevosía, en tato el consumo de este se efectúa en un entorno de
desconocimiento y mediando engaño, lo que genera indefensión en la víctima y produce su muerte sin generar
peligro para el sujeto activo.
Decimosegundo. Para mayor precisión la agravante por alevosía se configura cuando el sujeto activo emplea
medios o formas en la ejecución que tienden, directa y especialmente, a asegurar el homicidio, sin riesgo para
su persona, ante una posible reacción de defensa de la víctima. Esta agravante tiene una naturaleza mixta,
integrada por aspectos objetivos, que se relacionan con los medios y modos utilizados en la ejecución del
hecho, y otro subjetivo, que tiene que ver con el ánimo de aprovecharse, mediante estos procedimientos, de la
indefensión de la víctima. Es pues, un actuar sobre seguro y sin riesgo; en otros términos, la alevosía se presenta
cuando existe indefensión de la víctima (en razón de su estado personal o de las circunstancias particulares en
que actúa el agente), así como cuando el agente explota la relación de confianza que tiene con la víctima
(confianza real o creada astutamente por el delincuente). En este contexto, es factible que, cuando el agente use
veneno para dar muerte a una persona, estemos ante un actuar alevoso, en tanto esta acción, por su forma letal,
imposibilita la generación de riesgo en el agente, por el estado de indefensión en que cae la víctima. De ahí que
resulte correcto encuadrar eta forma de dar muerte en el tipo gravoso por alevosía.
HOMICIDIO
RN 974-2018, Apurímac
DÉCIMO. Que el delito se calificó de homicidio calificado con gran crueldad, que es un delito de
tendencia interna intensificada. El actuar con gran crueldad es causar a la víctima un sufrimiento
deliberado e innecesario, que denota insensibilidad en el agente.
Los encausados, primero, vista la multiplicidad de lesiones que presentó la víctima y el hecho de
que se le ahorcó con una soga, revelaron que se le causó dolores físicos y síquicos innecesarios
–a quien incluso inicialmente se le ató y condujo al vehículo, y acto seguido se metió en la
maletera y se la trasladó a un lugar desconocido para el–: y, segundo, los imputados eligieron
conscientemente el medio más doloroso y deshonroso: ahorcamiento previa agresión masiva –el
ahorcamiento tiende a ser más lento y genera una mayor aflicción en la víctima–.
La calificación de gran crueldad está arreglada a derecho. Por lo demás, bajo esa misma tipicidad
se condenó a los demás encausados. No es del caso disminuir la pena impuesta, vista la
pluralidad de atacantes y la voluntad de castigo y ataque lesivo a un supuesto abigeo
HOMICIDIO
ACUERDO PLENARIO 3-2009/CJ-116: Robo con muerte subsecuente y delito de asesinato.
7. El artículo 189° in fine CP prevé una circunstancia agravante de tercer grado para la figura delictiva del
robo. Ésta se configura cuando el agente como consecuencia de los actos propios del uso de la violencia para
facilitar el apoderamiento o para vencer la resistencia de quien se opone al apoderamiento, le ocasiona o le produce
la muerte. Es obvio, en este caso, que el agente buscaba el desapoderamiento patrimonial de la víctima, pero
como consecuencia del ejercicio de violencia contra ella -de los actos propios de violencia o vis in corpore– le
causa la muerte, resultado que no quiso causar dolosamente pero que pudo prever y evitar.
Se trata, pues, de un típico supuesto de homicidio preterintencional donde el resultado sólo se le puede atribuir
al agente a título de culpa -la responsabilidad objetiva por el simple resultado es inadmisible, está prohibida por el
artículo VII del Título Preliminar del Código Penal-. El citado dispositivo regula, entonces, un caso de tipificación
simultánea, dolosa y culposa, pero de una misma conducta expresamente descrita. Como se advierte en la doctrina
especializada la preterintención es una figura compuesta en la que el resultado sobrepasa el dolo del sujeto.
Así, el agente roba valiéndose del ejercicio de violencia física contra la víctima, esto es, infiere lesiones a una
persona, quien fallece a consecuencia de la agresión, siempre que el agente hubiere podido prever este resultado (la
muerte, en este caso, no fue fortuita) -es una situación de preterintencionalidad heterogénea– [FELIPE
VILLAVICENCIO TERREROS: Derecho Penal Parte General, Editorial Grijley, Lima, 2006, páginas 409/410].
Como se puede inferir del ejemplo planteado, la conducta típica se articula sobre la base de dos elementos: el
apoderamiento del bien mueble y la utilización de violencia en la persona, la cual en el presente caso produce la
muerte de esta última.
HOMICIDIO
ACUERDO PLENARIO 3-2009/CJ-116: Robo con muerte subsecuente y delito de asesinato.
8°. Distinto es el caso del asesinato para facilitar u ocultar otro delito. Aquí el autor mata con el fin
de conseguir un propósito ulterior. En el primer supuesto –para facilitar otro delito-, el asesinato
implica una relación de medio-fin, en que el homicidio es el delito-medio cometido por el agente
con el propósito de hacer posible la ejecución del delito-fin, siempre doloso; situación muy
frecuente, por lo demás, en los delitos contra el patrimonio. Ahora bien, en el segundo supuesto –
para ocultar otro delito-, el delito previamente cometido o el que está ejecutándose -el delito a
ocultar puede ser doloso o culposo- es la causa del comportamiento homicida del agente. Ello
ocurre, por ejemplo, cuando el agente es sorprendido en el acto del robo y para evitar su captura,
dispara contra su perseguidor o contra quien trata de impedir su fuga, que conduciría al
descubrimiento o esclarecimiento de su delito [JOSÉ HURTADO POZO: Manual de Derecho Penal
Parte Especial I Homicidio, 2da. Edición, Ediciones Juris, Lima, 1995, páginas 59/69]. En ambos
supuestos, pues, el elemento subjetivo del tipo legal es determinante. En tal sentido, la referencia
legal al mundo interno del agente, a la finalidad que persigue, es de tal relevancia que será suficiente
para la consumación de la conducta típica que se compruebe la presencia de este factor. Por
consiguiente, el agente, en la circunstancia o en el contexto situacional en que interviene ha de
valorar la perpetración del homicidio como vía para garantizar su objetivo ligado siempre a
otro delito [JOSÉ LUIS CASTILLO ALVA: Derecho Penal Parte Especial I, Editorial Grijley, Lima,
2008, páginas 410/411].
STC. EXP. 00728-2008-HC (CASO LLAMOJA)
Escena del crimen del caso Llamoja: https://www.youtube.com/watch?v=ZwCU3F-yk1Q
12. La ejecutoria suprema señala que “del análisis y valoración de la prueba acopiada en la instrucción como lo debatido
en el juicio oral, se ha llegado a determinar fehacientemente que el 5 de marzo de 2005, después de haber realizado sus
labores cotidianas la acusada en el gimnasio que había contratado, retornó a su domicilio ubicado en la Calle Las
Magnolias N.º 155, Urb. Entel Perú, San Juan de Miraflores, a las 3 de la tarde, ingiriendo un almuerzo ligero,
quedándose dormida después de ver la televisión, despertándose cuando percibió que tocaban la puerta de su casa,
ingresando y saliendo inmediatamente su hermano Luis Augusto después de coger el skate, quedándose sola la acusada
realizando varias actividades al interior, siendo la más resaltante (...), el de probarse la ropa que había adquirido con
anterioridad, sacando el espejo ubicado en el baño y llevarlo a la sala; que, cuando la acusada se estaba probando la ropa,
hace su ingreso la agraviada [María del Carmen Hilares Martínez] como a las 9 de la noche, cerrando con llave la puerta
principal, produciéndose un incidente entre ambas por haber sacado el espejo del lugar, siendo retornado al sitio por la
damnificada, ocasionando que se agredieran verbalmente, así como la occisa cogiendo un objeto cerámico lo avienta, no
impactándole, dando lugar a que la acusada se retire hacia la cocina, siendo seguida por la damnificada, donde
continuaron los insultos mutuos, momentos en que la acusada se percata de la existencia de un cuchillo ubicado encima
[de] la mesa, cogiéndolo, golpea la mesa con el fin de callarla, produciéndose con dicha actitud una reacción de la
agraviada, quien tomando dos cuchillos de mantequilla las arrojó contra su oponente, cayendo uno en la pared y otro en
el suelo, a la vez que le insultaba, para luego agarrar otro cuchillo con el que la atacó [ocasionándole un corte en la región
palmar de la mano derecha (según el voto dirimente del vocal supremo, Javier Román Santisteban)], dando lugar a que la
acusada que portaba un cuchillo de cocina que había cogido anteriormente, comenzó a atacarla, mientras que la
damnificada hacía lo mismo, y en esos momentos de ira de las partes, producto de la pelea con arma blanca, ambas
resultan con lesiones en diversas partes del cuerpo, teniendo mayor cantidad la agraviada, para posteriormente en
el interin de la pelea, la acusada infiere un corte a la altura de la zona carótida izquierda de la agraviada que fue
el causante de la muerte, lo cual se produjo cuando se había apagado la luz de la cocina, cayéndose ambas al piso”.
STC. EXP. 00728-2008-HC (CASO LLAMOJA)
Falta de corrección lógica
16. Del fundamento 14. b) y d), se desprende que el Tribunal penal parte de la sentada premisa de que al existir
desproporcionalidad en las heridas, esto es, supuestamente 4 heridas en la accionante frente a las 60 heridas que presentó la
occisa, la recurrente “es autora del resultado muerte”, y más aún que [estas heridas] fueron ocasionadas “con violencia”. Y es
que el Tribunal penal parte de la premisa de que en un contexto de forcejeo y de lucha entre madre e hija con el uso de
instrumentos cortantes (cuchillos), ambas partes contendientes necesariamente deben presentar igual cantidad de
heridas en el cuerpo; de no ser así, concluye que quien presente menos heridas, será sin duda el sujeto activo del delito
de parricidio, mientras que aquel que presente más heridas será el sujeto pasivo de dicho ilícito.
17. De esta conclusión, se advierte que el razonamiento del Tribunal penal se basa más en criterios cuantitativos antes
que en aspectos cualitativos como sería de esperar [más aún, si se trata de una sentencia condenatoria que incide en la
libertad personal], permitiendo calificar de manera indebida los criterios cuantitativos como supuestos jurídicamente no
infalibles, lo que es manifiestamente arbitrario; pues, en efecto, puede ocurrir todo lo contrario, que quien presente menos
heridas sea en realidad el sujeto pasivo del delito de parricidio (incluso con una sola herida), y que quien presente más
heridas en el cuerpo sea en puridad el autor de dicho ilícito; de lo que se colige que estamos ante una inferencia inmediata
indeterminada o excesivamente abierta, que da lugar a más de un resultado posible como conclusión.
18. Así las cosas, efectuado un examen de suficiencia mínimo, resulta evidente que no estamos ante una sentencia válida y
constitucionalmente legítima, sino, por el contrario, ante una decisión arbitraria e inconstitucional que contiene una solución
revestida de la nota de razonabilidad, y que no responde a las pautas propias de un silogismo jurídico atendible, sino a criterios
de voluntad, y es precisamente aquí donde se ha enfatizado nuestro examen, ya que la balanza de la justicia constitucional no
puede permitir la inclinación hacia una conclusión en un determinado sentido cuando de por medio existen otras conclusiones
como posibles resultados (cuanto mayor es la distancia, y por tanto mayor es el número de probabilidades, menor es el grado
de certeza de la inferencia). En síntesis, toda apariencia de lógica nos conduce a resultados absurdos e injustos. Si ello es así, la
sentencia expedida es irrazonable, y por tanto inconstitucional, porque su ratio decidendi se halla fuera del ámbito del análisis
estrictamente racional.
STC. EXP. 00728-2008-HC (CASO LLAMOJA)
Falta de coherencia narrativa
20. La incoherencia narrativa se presenta cuando existe un discurso confuso, incapaz de trasmitir, de modo coherente,
las razones en las que se apoya la decisión, produciéndose así una manifiesta incoherencia narrativa, y cuya
consecuencia lógica puede ser la inversión o alteración de la realidad de los hechos, lo que la hace incongruente e
inconstitucional.
21. El magistrado Román Santisteban, en su voto dirimente, en un primer momento señala que,
la occisa agarró “otro cuchillo [el tercero] con el que la atacó [a la acusada, ocasionándole un corte en la región palmar de la mano
derecha], dando lugar a que la acusada que portaba un cuchillo de cocina que había cogido anteriormente, comenzó a atacarla,
mientras que la damnificada hacía lo mismo”;
sin embargo, en líneas posteriores, sin mediar fundamentación ni explicación alguna, concluye que
“la occisa privilegió la agresión con un elemento de menor peligrosidad (objeto contundente duro o inclusive sus propios puños), la
encausada utilizó primordialmente el arma cortante que portaba en las manos”.
22. Se ha dicho que toda sentencia debe ser debidamente motivada, clara, contundente, y sobre todo “no contradictoria”;
sin embargo, según se puede apreciar de la propia argumentación efectuada por la Sala Penal, ésta presenta una
gruesa incoherencia en su narración que no permite establecer con claridad la línea de producción de los hechos, y
más arbitrariamente, invierte la realidad de los mismos, los que, según la propia Sala penal estuvieron
“fehacientemente probados”, por lo que este Colegiado Constitucional encuentra que existen suficientes elementos de
juicio que invalidan la decisión cuestionada por ser arbitraria e incoherente. Una motivación ilógica e incongruente
vulnera el principio de prohibición de la arbitrariedad (artículos 3º, 43º y 44º, de la Constitución) y la obligación de la
debida motivación establecida por el artículo 139º, inciso 5, de la Constitución.
STC. EXP. 00728-2008-HC (CASO LLAMOJA)
33. Tal como dijimos supra, la ejecutoria suprema carece de una debida motivación. En primer
lugar, presenta una deficiencia en la motivación interna en su manifestación de falta de
corrección lógica, así como una falta de coherencia narrativa; y, en segundo lugar, presenta una
deficiencia en la justificación externa. Pero además, presenta una indebida motivación respecto
al procedimiento de la prueba indiciaria. Ahora, si bien habría que reconocer a la Primera Sala
Penal Transitoria de la Corte Suprema, que optó por pronunciarse sobre el fondo del asunto antes
que acudir a cualquier vicio procesal y declarar la nulidad, es justamente en ese cometido que
incurrió en similares vicios; sin embargo, por ello no se podría autorizar al Tribunal Supremo a
rebajar el nivel de la racionalidad exigible y, en tal caso, validar dicha actuación; por el contrario,
debe quedar claro que la exigencia constitucional sobre la debida motivación de la resoluciones
judiciales es incondicional e incondicionada, conforme lo señalan los artículos 1º, 3,º 44º y 139º,
inciso 5, de la Constitución Política.
Desde luego que el nivel de dificultad en la elaboración de la motivación (discurso motivador)
puede crecer en el caso de los tribunales colegiados, pero ello responde a la lógica del propio
sistema, toda vez que a estos se les atribuye generalmente la resolución de los casos más complejos
o de mayor trascendencia, así como el reexamen de lo actuado y resuelto por los órganos
judiciales inferiores.
STC. EXP. 00728-2008-HC (CASO LLAMOJA)
34. Ahora bien, dado que la Corte Suprema de Justicia de la República tiene completo acceso
al juicio sobre el juicio (juicio sobre la motivación), así como al juicio sobre el hecho (juicio
de mérito), es ésta la instancia que está plenamente habilitada para evaluar cualquier tipo de
razonamiento contenido en la sentencia condenatoria expedida por la Sala Superior Penal, esto
es, para verificar la falta de corrección lógica de las premisas o de las conclusiones, así como
la carencia o incoherencia en la narración de los hechos; pero además para verificar la
deficiencia en la justificación externa, incluso para resolver sobre el fondo del asunto si es que
los medios probatorios o la prueba indiciaria le genera convicción, solo que en este último
caso –como quedó dicho– deberá cumplirse con el imperativo constitucional de la debida
motivación; es por ello que este Colegiado considera que la demanda ha de ser estimada en
parte, declarándose solamente la nulidad de la ejecutoria suprema, debiendo el Tribunal
Supremo emitir nueva resolución, según corresponda.
O.J. Simpson Infamously Trying On Gloves At Trial
https://www.youtube.com/watch?v=lEq4qd-KBsM
Argumento final de Johnnie Cochran (esp. latino) - American Crime Story: The People
vs O.J. Simpson
https://www.youtube.com/watch?v=lEq4qd-KBsM
FEMINICIDIO
Artículo 108-B. Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de veinte años el que mata a una mujer por
su condición de tal, en cualquiera de los siguientes contextos:
1. Violencia familiar.
2. Coacción, hostigamiento o acoso sexual.
3. Abuso de poder, confianza o de cualquier otra posición o relación que le confiera autoridad al agente.
4. Cualquier forma de discriminación contra la mujer, independientemente de que exista o haya existido una relación
conyugal o de convivencia con el agente.
La pena privativa de libertad será no menor de treinta años cuando concurra cualquiera de las siguientes circunstancias
agravantes:
1. Si la víctima era menor de edad o adulta mayor.
2. Si la víctima se encontraba en estado de gestación.
3. Si la víctima se encontraba bajo cuidado o responsabilidad del agente.
4. Si la víctima fue sometida previamente a violación sexual o actos de mutilación.
5. Si al momento de cometerse el delito, la víctima tiene cualquier tipo de discapacidad.
6. Si la víctima fue sometida para fines de trata de personas o cualquier tipo de explotación humana.
7. Cuando hubiera concurrido cualquiera de las circunstancias agravantes establecidas en el artículo 108.
8. Si, en el momento de cometerse el delito, estuviera presente cualquier niña, niño o adolescente.
9. Si el agente actúa en estado de ebriedad, con presencia de alcohol en la sangre en proporción mayor de 0.25 gramos-
litro, o bajo efecto de drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas.
La pena será de cadena perpetua cuando concurran dos o más circunstancias agravantes.
En todas las circunstancias previstas en el presente artículo, se impondrá la pena de inhabilitación conforme a los
numerales 5 y 11 del artículo 36 del presente Código y los artículos 75 y 77 del Código de los Niños y Adolescentes,
según corresponda.
Acuerdo Plenario 1-2016/CJ-116
32. Sujeto activo.- El sujeto activo en los delitos comunes tiene una misma presentación en el Código Penal. En general, el
sujeto activo es identificable, por el uso de la locución pronominal “El que” y designa a la persona que puede realizar el tipo penal.
En los delitos de homicidio se sigue igualmente el mismo estilo gramatical. Ahora bien, por la descripción general de las
conductas homicidas, no existe duda alguna que con esta locución pronominal se alude, como sujeto activo, tanto al hombre
como a la mujer. Cuando en el Código Penal se quiere circunscribir la condición de agente a sujetos cualificados o específicos
(delitos especiales), se les menciona expresamente. Es el caso del delito de auto aborto o de aborto con abuso profesional, en
donde los sujetos activos son “la mujer” o “el médico” respectivamente.
33. Sin embargo, este convencionalismo lingüístico no es del todo claro para delimitar al sujeto activo en el delito de feminicidio.
En el tipo penal vigente, el sujeto activo es también identificable con la locución pronominal “El que”. De manera que una
interpretación literal y aislada de este elemento del tipo objetivo, podría conducir a la conclusión errada que no interesaría si el
agente que causa la muerte de la mujer sea hombre o mujer. Pero la estructura misma del tipo conduce a una lectura restringida.
Solo puede ser sujeto activo de este delito un hombre, en sentido biológico, pues la muerte causada a la mujer es por su
condición de tal. Quien mata lo hace, en el contexto de lo que es la llamada violencia de género; esto es, mediante cualquier
acción contra la mujer, basada en su género, que cause la muerte, Así las cosas, solo un hombre podría actuar contra la
mujer, produciéndole la muerte, por su género o su condición de tal. Esta motivación excluye entonces que una mujer
sea sujeto activo.
34. En este sentido, aun cuando el tipo penal no lo mencione expresamente, el delito de feminicidio es un delito especial. Solo
los hombres pueden cometer este delito, entendiendo por hombre o varón a la persona adulta de sexo masculino. Se trata de un
elemento descriptivo que debe ser interpretado, por tanto, en su sentido natural. No es un elemento de carácter normativo que
autorice a los jueces a asimilar dicho término al de identidad sexual. Tal interpretación sería contraria al principio de legalidad.
35. Sujeto pasivo.- A diferencia del caso anterior, la identificación del sujeto pasivo del feminicidio es más clara. La conducta
homicida del varón recae sobre una mujer. Ella es igualmente la titular del bien jurídico tutelado –vida humana- y objeto material
del delito, pues sobre ella recae la conducta homicida. Tampoco es posible, por exigencia del principio de legalidad, que se la
identifique con la identidad sexual.
36. En el caso del sujeto pasivo puede ser una mujer adulta, menor de edad o adulta mayor. En el primer caso, la muerte de la
víctima configura un feminicidio simple. En los últimos casos, dicha circunstancias, califican la conducta feminicida.
Acuerdo Plenario 1-2016/CJ-116
37. Bien Jurídico.- Para la determinación del bien jurídico, es un criterio referencial de entrada, tanto la ubicación sistemática de los
tipos penales, como la denominación con que han sido rotulados el conglomerado de tipos penales. En este sentido, el feminicidio
ha sido ubicado como un delito contra la vida, el cuerpo y la salud. De esta omnicomprensiva denominación del Título Primero, de la
Parte Especial del Código Penal, ha de delimitarse cuál es el objeto jurídico de protección. La doctrina es conteste en afirmar que el
bien jurídico protegido en el homicidio, en cualquiera de sus formas, es la vida humana. El feminicidio no puede ser la excepción. Es
más, la propia Convención de Belem Do Para prevé implícitamente la norma penal que subyace al tipo penal de feminicidio, cuando
se establece que toda mujer tiene derecho a que se respete su vida. En la medida que para la configuración del feminicidio se
requiere también la supresión de la vida de la mujer, éste es un delito de daño.
38. La vida humana se protege por igual en el sistema penal. No existen razones esenciales o sustentadas en la naturaleza de las
cosas para que se entienda que la vida del hombre o de la mujer deba tener mayor valor y, por ende, ser más protegidas. Como
sostiene con razón Benavides Ortiz, los bienes jurídicos se distinguen por el mayor o menor interés que revisten para el Estado y no
por la frecuencia estadística con que ocurre su vulneración. Por tanto, agregar otro interés jurídico de protección al que sustenta el
feminicidio simple, como la dignidad de la mujer, o la estabilidad de la población femenina, no aporta mayores luces al
esclarecimiento de lo que se quiere proteger. La dignidad es la condición implícita, incondicionada y permanente que tiene toda
persona, por el hecho de serlo. El producirle la muerte, independientemente de que sea varón o mujer, es su negación. La estabilidad
de la población femenina se relaciona con otro delito de lesa humanidad como el genocidio, pero no puede confundirse con un delito
de organización y común como el feminicidio.
39. Distinta es la configuración del bien jurídico en este delito, cuando se revisan las circunstancias agravantes que concurren en
su comisión. En estos casos, se puede verificar que, por el modo de comisión, las conductas previas a la muerte o la condición
misma de la víctima concurren otros intereses jurídicos adicionales o independientes que deben considerarse. En el caso de que la
víctima se haya encontrado gestando, se protege también la vida del feto que también es suprimida. En el caso que la víctima haya
sido violada o mutilada previamente, se vulnera también la libertad (indemnidad) sexual y la integridad física, respectivamente. Si el
sometimiento contextual a la conducta feminicida se realizó con fines de trata de seres humanos o cualquier forma de explotación,
se protege también la libertad personal. Si la conducta feminicida se realiza a sabiendas de la presencia de los hijos de la víctima o
de niños que estén al cuidado del feminicida, se protege la integridad sicológica de dichas personas. En resumen, en estos casos si
se puede sostener que el delito de feminicidio agravado es pluriofensivo.
Acuerdo Plenario 1-2016/CJ-116
40. Comportamiento típico.- La conducta típica del sujeto activo varón es la de matar a una mujer por tal condición. Al igual que en
todos los tipos penales de homicidio, la conducta del sujeto activo es descrita con la locución “El que mata”. En el contexto de un
derecho penal de acto, el feminicidio debe implicar una actividad homicida del agente que produzca la muerte del sujeto pasivo
mujer. Desde esta perspectiva el feminicidio es también un delito de resultado.
41. La muerte puede producirse por acción o por comisión por omisión. Estas dos formas de comportamiento típico están sujetas a
las mismas exigencias que rigen el comportamiento humano. Tratándose de un feminicidio por acción, debe existir un mínimo
control de la voluntad, para que se entienda que la muerte se ha producido por un individuo que actuaba. Si se trata de un
feminicidio por comisión por omisión, el sujeto activo o, mejor dicho, el omitente no impidió la producción de la muerte de la mujer,
habiendo tenido el deber jurídico de impedirlo o si hubiera creado un peligro inminente que haya sido idóneo para producirlo
(posición de garante). En este caso la omisión del hombre corresponde a la realización activa del feminicidio (juicio de equivalencia).
42. Medios.- Los medios que se pueden utilizar para matar son diversos. En los tipos penales de homicidio no se hace mención
expresa a los medios para la perpetración del homicidio, salvo en el asesinato donde el uso de determinados medios califica la
conducta (fuego, explosión o cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o la salud de otras personas). Lo mismo ocurre
en el feminicidio; cualquier medio idóneo para matar es relevante típicamente. Pueden usarse medios directos o inmediatos (puño,
pies, cuchillo, arma de fuego), o indirectos o mediatos (veneno, pastillas). Del mismo modo se acepta que se puede matar con
medios materiales o físicos, o por medios psicológicos.
43. La muerte producida por medios psicológicos es de especial importancia en el delito de feminicidio. No es que este medio sea
utilizado o invocado con frecuencia, en el ámbito judicial, sino porque en el contexto en el que se producen las conductas
feminicidas, pueden hacer pensar que la muerte de la víctima sea un proceso acumulativo de tensiones, degradación psicológica, o
estrés, o la conducta de hostigamiento, acoso, o coacción pueda desembocar en un ataque cardiaco o en un derrame cerebral. Será
ciertamente una ardua cuestión probatoria el determinar que la presión psicológica produjo la muerte de la mujer. Dependerá de
criterios objetivos como la idoneidad del medio psicológico empleado (coacción, acoso, hostigamiento), la vulnerabilidad general de
la mujer (menor de edad o adulta mayor), la vulnerabilidad especial de ésta (depresiva, hipertensa), la intensidad y frecuencia de la
violencia psicológica. Los medios probatorios relevantes serán las pericias médicas, psicológicas y psiquiátricas, pero también los
testimonios que den cuenta de la sistematicidad y características de la agresión. La evaluación que haga el juez debe realizarla en el
contexto de los criterios de imputación objetiva.
Acuerdo Plenario 1-2016/CJ-116
44. Causalidad e Imputación objetiva.- El nexo causal es un elemento indispensable en los delitos de
resultado, como el feminicidio. La imputación objetiva se construye además sobre la base de la
causalidad. En este sentido, en el feminicidio, como en cualquier otra conducta homicida debe
establecerse que hay una vinculación entre la conducta del sujeto activo -hombre- y la muerte de la
mujer. Los jueces deberán establecer conforme a las máximas de la experiencia y los conocimientos
que aporta la ciencia, en el estado en el que se encuentre, los que determinarán si la muerte de la
mujer es una consecuencia de la conducta del sujeto activo.
No se trata de atribuir calidad de causa a cualquier condición presente en el resultado. Solo de
considerar la que sea especialmente relevante para tener la condición de causa.
45. Luego de establecida la base causal, ello no genera automáticamente una imputación objetiva del
resultado, pues la causa, en sentido natural, no coincide con la imputación, en sentido atribución del
resultado muerte de la mujer, como obra del hombre. Al respecto se dice que “un hecho sólo puede
ser imputado a una persona si la conducta ha creado un peligro para el bien jurídico no cubierto para
[por] el riesgo permitido, y dicho peligro se ha realizado en el resultado dentro del alcance del tipo”.
Por tanto, si la conducta del hombre no genera peligro alguno a la vida de la mujer, o el peligro no
produce la muerte de ésta o el resultado es distinto a la muerte, prohibición por la norma penal
subyacente al tipo penal de feminicidio, no podría colegirse la imputación objetiva, en el caso
concreto.
Acuerdo Plenario 1-2016/CJ-116
Tipo Subjetivo
46. El feminicidio es un delito doloso. En el contexto presente, el dolo consiste en el conocimiento actual que la conducta desplegada por el sujeto
activo era idónea para producir la muerte de la mujer, produciendo un riesgo relevante en la vida de ésta y se concretó en su muerte. No se trata de un
conocimiento certero de que producirá el resultado muerte. Es suficiente que el agente se haya representado, como probable, el resultado. Por ende, el
feminicidio puede ser cometido por dolo directo o dolo eventual.
47. Ahora bien, la prueba del dolo en el feminicidio, para distinguirlo de las lesiones (leves o graves), de las vías de hecho o incluso de lesiones con
subsecuente muerte, es una labor compleja. Hurgar en la mente del sujeto activo, los alcances de su plan criminal, es una tarea inconducente. Ha de
recurrirse a indicios objetivos para dilucidar la verdadera intencionalidad del sujeto activo. Deben considerarse como criterios por ejemplo, la
intensidad del ataque, el medio empleado, la vulnerabilidad de la víctima, el lugar en donde se produjo las lesiones, indicios de móvil, el tiempo que
medió entre el ataque a la mujer y su muerte.
48. Pero, el legislador al pretender dotar de contenido material, el delito de feminicidio y, con ello, convertirlo en un tipo penal autónomo, introdujo un
elemento subjetivo distinto al dolo. Para que la conducta del hombre sea feminicidio no basta con que haya conocido los elementos del tipo objetivo
(condición de mujer, idoneidad lesiva de la conducta, probabilidad de la muerte de la mujer, creación directa de un riesgo al bien jurídico), sino que
además haya dado muerte a la mujer “por su condición de tal’. Para la configuración del tipo penal al conocimiento de los elementos del tipo objetivo,
se le agrega un móvil: el agente la mata motivado por el hecho de ser mujer. El feminicidio deviene así en un delito de tendencia interna trascendente.
49. Se advierte que con el propósito de darle especificidad al feminicidio, de poner en relieve esa actitud de minusvaloración, desprecio, discriminación
por parte del hombre hacia la mujer, se ha creado este tipo penal. La función político criminal de los elementos subjetivos del tipo es la de restringir su
ámbito de aplicación, no de ampliarlo. Su función en el presente caso no es, en estricto la autonomía del tipo penal, independizarlo de los demás tipos
penales de homicidio. Así como la ausencia del móvil feroz convierte el homicidio calificado en homicidio simple, así la ausencia del móvil de poder,
control y dominio determina que la conducta homicida se adecúe en la modalidad simple.
50. Ahora bien, el agente no mata a la mujer sabiendo no solo que es mujer, sino precisamente por serlo. Esta doble exigencia -conocimiento y móvil-
complica más la actividad probatoria que bastante tiene ya con la probanza del dolo de matar, que lo diferencie del dolo de lesionar. Joseph Du Puit
piensa que esta fórmula es superflua, redundante, y que pudo bien suprimirse[3]. En realidad, no le falta razón al jurista suizo, este elemento subjetivo,
en lugar de aportar a la especificidad del delito de feminicidio, más bien lo complejiza, y por lo demás, como veremos no lo independiza del homicidio.
51. El móvil solo puede deducirse de otros criterios objetivos que precedieron o acompañaron el acto feminicida. En este sentido, el contexto
situacional en el que se produce el delito es el que puede dar luces de las relaciones de poder, jerarquía, subordinación o de la actitud sub estimatoria
del hombre hacia la mujer. Podría considerarse como indicios contingentes y precedentes del hecho indicado: la muerte de la mujer por su condición de
tal. De la capacidad de rendimiento que tenga la comprensión del contexto puede llegarse a conclusión que este elemento subjetivo del tipo, no es más
que gesto simbólico del legislador para determinar que está legislando sobre la razón de ser del feminicidio.
Acuerdo Plenario 1-2016/CJ-116
Contextos en los que se produce el feminicidio
52. El feminicidio es un acto concreto realizado por un hombre suprimiendo la vida de una mujer. Es ciertamente el
reflejo de un conjunto de condiciones estructurales, que van más allá de la conducta homicida del sujeto activo, y
que expresan una relación asimétrica de poder entre el hombre y la mujer, en desmedro de esta última.
53. Si bien por exigencias de un derecho penal de acto, se debe castigar únicamente las manifestaciones concretas
del autor, en contra de la norma penal que prohíbe atentar contra la vida de la mujer, el legislador ha considerado
necesario ubicar el ataque a la vida de la mujer, en un contexto situacional determinado. De esta manera ha
estimado que la violencia desencadenante de la muerte de la víctima no es un episodio, no es una eventualidad,
sino el lamentable resultado de un conjunto de circunstancias precedentes, y parte de construcciones
culturales que han alimentado el resultado fatal. Por imperativos del mandato de determinación, es menester
delimitar cada uno de ellos, en concordancia claro está con el ordenamiento jurídico en general.
54. Violencia familiar.- Este contexto es fundamental delimitarlo, porque es el escenario más recurrente en los
casos de feminicidio….
59. Coacción, hostigamiento y acoso sexual.- El segundo contexto es más genérico y, por lo mismo, requiere de
mayor concreción interpretativa…
63. Prevalimiento.- Otro contexto, en el que se puede dar el delito de feminicidio, es el de abuso de poder,
confianza o cualquier posición o relación que le confiera autoridad al agente….
65. Actos de discriminación.- Finalmente, el delito de feminicidio puede realizarse en el contexto de cualquier
forma de discriminación contra la mujer, independientemente de que exista o haya existido una relación conyugal o
de convivencia con el agente…
Polémica sentencia contra ‘La Manada’ | EL TIEMPO
https://www.youtube.com/watch?v=NKuRMdE43AQ
Protestas multitudinarias por el caso de "La Manada"
https://www.youtube.com/watch?v=SyzfmyqBEP0
15 años de prisión para "La manada" por violación en España - Las Noticias
https://www.youtube.com/watch?v=Ko26_o-Z3X8
¿Qué significa la perspectiva de género?
https://www.youtube.com/watch?v=FI53MjNu9wE
Ignacio Subijana: Perspectiva de género en la instrucción de delitos de violencia de
hombre a mujer
https://www.youtube.com/watch?v=pmx0B7bq7q4
SICARIATO
Artículo 108-C. El que mata a otro por orden, encargo o acuerdo, con el propósito de obtener para sí
o para otro un beneficio económico o de cualquier otra índole, será reprimido con pena privativa de
libertad no menor de veinticinco años y con inhabilitación establecida en el numeral 6 del artículo 36,
según corresponda.
Las mismas penas se imponen a quien ordena, encarga, acuerda el sicariato o actúa como
intermediario.
Será reprimido con pena privativa de libertad de cadena perpetua si la conducta descrita en el primer
párrafo se realiza:
1. Valiéndose de un menor de edad o de otro inimputable para ejecutar la conducta
2. Para dar cumplimiento a la orden de una organización criminal
3. Cuando en la ejecución intervienen dos o más personas
4. Cuando las víctimas sean dos o más personas
5. Cuando las víctimas estén comprendidas en los artículos 107 primer párrafo, 108-A y 108-B primer
párrafo.
6. Cuando se utilice armas de guerra.
SICARIATO
RN 1821-2019, Lima (diferencia entre sicariato y homicidio por lucro)
Décimo. Del análisis de ambas normas penales, resulta evidente que estos delitos contemplan elementos y características
similares, tales como la afectación al mismo bien jurídico (vida), la conducta típica objetiva (matar a otro), el sujeto activo
genérico (el agente no requiere una característica especial) y la motivación de carácter económico para la realización de la
conducta.
Sin embargo, el aparente conflicto de normas que origina dicha situación de similitud ha sido resuelto aplicando el principio
de especialidad (lex specialis derogat legi generali), mediante el cual prevalece la norma especial ante la general, y que
“consiste, ante dos normas penales que describen una conducta y un resultado en principio idénticos, en determinar el
elemento especializante o diferenciador, que puede ser el sujeto activo o pasivo, el objeto material o cualquier elemento de la
acción típica o modalidad ejecutiva”.
Undécimo. Así, podemos señalar que el delito de sicariato (conforme a la redacción acogida en el Código Penal) sanciona
una conducta que (antes de su inclusión en el Código Penal como delito independiente) era calificada como homicidio
agravado en su modalidad de comisión por lucro, esto es, se refería al sujeto (sicario) que mata a otra persona por orden de
un tercero para obtener para sí u otro un beneficio económico o de otra índole que es costeado por el mandante (es decir,
intervienen más sujetos en el hecho, pues necesariamente existe una orden, encargo o acuerdo con un tercero).
Así pues, en el delito de sicariato se distinguen hasta cuatro actores intervinientes bien diferenciados: i) El
contratante, ii) El intermediario, iii) El sicario, iv) La víctima.
Desde un punto técnico jurídico se denomina sicariato al homicidio cometido por un precio o por encargo, y se trata de un
crimen que se está ejecutando con elevada frecuencia en nuestro país (según se aprecia cotidianamente en las noticias y
diarios), en el que principalmente las víctimas son personas vinculadas con el crimen organizado, miembros del sindicato de
construcción civil y funcionarios o servidores públicos relacionados con la corrupción, y en cuya ejecución se evidencia la
agresividad y frialdad como elemento detonante de la violencia que ejerce el sujeto activo (sicario) en su acto homicida.
SICARIATO
RN 1821-2019, Lima
Decimotercero. […] 13.4. Así, en la sentencia condenatoria recurrida, en atención a la valoración conjunta
de la prueba actuada y al principio de inmediación, se descartaron las versiones posteriores del procesado
Soriano Basurto (en instrucción y juicio oral), con las que pretendió excluir de responsabilidad a su
coprocesado Salazar Lozada y atribuírsela a una tercera persona conocida como “Harold”, además de
intentar disminuir la gravedad de su propia conducta realizada (alegando que lo contrataron solo para
“asustar” a Suelpres Jerez).
Si bien es cierto que se introdujo como mecanismo de defensa y como argumento de los recurrentes que el
hecho cometido sería un “error en la víctima” (es decir, se mató a una persona distinta a la que se había
ordenado), al respecto, esta Sala Suprema ha señalado en anteriores pronunciamientos que la aberratio
ictus (es decir, la confusión en el objeto de la acción por otro) no excluye el dolo, pues la valoración
jurídica del hecho de homicidio agravado persiste y no varía el fin del resultado de muerte por encargo
(este no fue más ni menos grave debido al alegado error). Por lo tanto, dicho error no es relevante para
cuestionar la materialidad del delito —en atención al resultado ocasionado y la lesión del bien jurídico
protegido independientemente de su origen—.
Por ende, lo alegado de que habría asesinado a la agraviada por “error”, pues el objetivo era el esposo de
esta, Víctor Alipio Suelpres Jerez, no enerva el juicio de tipicidad de la conducta realizada, ya que existe un
resultado concreto (muerte) motivado por el acuerdo y la obtención de un beneficio económico (pago de
una suma de dinero), como exige el tipo penal previsto en el artículo 108-C del Código Penal.
Conspiración y el ofrecimiento para el delito de
sicariato
Artículo 108-D. Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de
ocho años:
1. Quien participa en una conspiración para promover, favorecer o facilitar el delito de
sicariato.
2. Quien solicita u ofrece a otros, cometer el delito de sicariato o actúa como
intermediario.
La pena privativa de libertad será no menor de seis ni mayor de diez años, si las conductas
antes descritas se realizan con la intervención de un menor de edad u otro inimputable.
Conspiración y el ofrecimiento para el delito
de sicariato
RN 1351-2018, Callao
DECIMOTERCERO. Que, en cuanto al ámbito jurídico de la calificación legal de los hechos y del título de
intervención delictiva, se tiene lo siguiente:
A. Los hechos están incursos en el artículo 108-C del Código Penal, según el Decreto Legislativo 1181, de
veintisiete de julio de dos mil quince. El que mató por encargo con el propósito de obtener un beneficio fue
el encausado Restrepo Graciano. Asimismo, fue el encausado Huamán Chalco quien no solo prestó apoyo
al ejecutor material de la muerte del agraviado Noriega Iturrizaga, sino fue el que convenció y acordó, por
dinero, con el encausado Restrepo Graciano la muerte del citado agraviado –el tipo penal incorpora
expresamente esta última conducta y la califica, igualmente, de sicariato–. El título de intervención
delictiva de ambos imputados es el de autores, conforme a los párrafos primero y segundo,
respectivamente, del citado artículo 108-C del Código Penal.
B. No es de recibo aplicar el artículo 108-D del Código Penal como planteó la defensa del encausado
Chumpitaz Uturi porque ese tipo delictivo está referido a la conspiración delictiva de sicariato, que es un
acto preparatorio punible. Como el ataque y muerte al agraviado se produjo, se descarta esta figura penal
y tal hecho se incardina, como se anotó, en el artículo 108-C del Código Penal.
Homicidio por emoción violenta
Artículo 109.- El que mata a otro bajo el imperio de una emoción violenta que las
circunstancias hacen excusable, será reprimido con pena privativa de libertad, no menor de
tres ni mayor de cinco años.
Si concurre algunas de las circunstancias previstas en el artículo 107, la pena será no menor de
cinco ni mayor de diez años.
Homicidio por emoción violenta
RN 1386-2018, Lima Norte
SÉPTIMO. Que, ahora bien, es evidente que el encausado De la Cruz Miranda había sido informado de la supuesta
existencia de una pareja sentimental de su ex conviviente, la agraviada Mendoza Trigoso, porque la había mandado seguir
–así señaló Gricel del Río Aponte Valle–, y que ante la ratificación de la información, luego de dejar a sus hijos en casa de
sus padres, regresó a la vivienda de la agraviada debidamente armado. Es más, disparó cuatro veces contra la chapa de
la puerta principal del predio, ingresó violentamente al mismo y subió al segundo piso. El mismo reconoció –según el acta
fiscal– que tenía el arma de fuego en la mano y fue allí que se produjo el forcejeo.
No aparece de autos que la agraviada se contaminó con restos de pólvora. Además, por los antecedentes previos, es
claro que el imputado tuvo intención homicida, vociferaba incluso que los iba a matar a todos y que él mismo se
dispararía. Ni siquiera puede estimarse que el disparo fue accidental –en un forcejeo, incluso, puede ser factible, pero no
en el caso de autos, un disparo culposo, para lo cual debe examinarse los actos inmediatamente anteriores y determinar
si medió dolo o imprudencia–.
OCTAVO. Que la pericia psicológica de parte de fojas doscientos cincuenta y cinco llega a concluir que el procesado actuó
bajo el impulso de una reacción emotiva violenta al percibir una amenaza de pérdida de la madre de sus hijos, aunque
apuntó que tiende a conductas impulsivas.
No es de recibo este aporte pericial porque no solo rebasa su propia función auxiliar para interpretar hechos de la
causa, sino porque cuando se trata de un delito por emoción violenta deben analizarse los hechos para estimar su
excusabilidad desde un triple punto de vista: causal, subjetivo y objetivo; el citado delito está en función a las
circunstancias que se presentan. Si el imputado tiende a conductas impulsivas, si es policía y como tal se le exige
autocontrol superior al de las demás personas, y si sabía que su ex conviviente posiblemente tenía otra pareja
sentimental para lo cual mandó seguirla, pese a lo cual se presentó armado al lugar de los hechos, no se está ante un
supuesto de emoción violenta disculpable.
Homicidio por emoción violenta
RN 1882-2014, Lima
Décimo. En definitiva, se aprecia que el argumento que alega el recurrente durante el curso del
proceso y en su recurso impugnatorio (esto es, haber actuado bajo los efectos de la emoción
violenta) no tiene asidero; máxime ni no fue corroborado con prueba alguna, puesto que para
que se configure el delito de homicidio por emoción violenta que alega el recurrente (previsto
en el artículo ciento nueve del Código Penal), se requiere de dos presupuestos; estos son:
i) El intervalo de tiempo sucedido entre la provocación y el hecho; es decir, que el delito tiene
que cometerse en un lapso durante el cual el sujeto se encuentra bajo el imperio de la emoción
violenta, por lo que no puede transcurrir un largo espacio temporal entre el hecho provocante y
su reacción.
ii) El conocimiento previo por parte del autor del homicidio emocional; es decir, que la emoción
violenta debe desencadenarse por la aparición súbita de una situación importante para el
sujeto. Así, pues, el agente debe actuar en un estado de conmoción anímica repentina; esto es,
bajo un impulso afectivo desordenado y violento, en el que no se acepta la premeditación.
INFANTICIDIO
Artículo 110. La madre que mata a su hijo durante el parto o bajo la influencia del estado puerperal, será
reprimida con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años, o con prestación de servicio
comunitario de cincuentidós a ciento cuatro jornadas.
El estado puerperal es el lapso de tiempo que se extiende desde que la mujer ha dado a luz hasta los 40 días
aproximadamente después del alumbramiento. Se extiende el tiempo necesario (normalmente 6 a 8 semanas
después del parto) para que el cuerpo materno vuelva a las condiciones pregestacionales.
Artículo 111. El que, por culpa, ocasiona la muerte de una persona, será reprimido con pena
privativa de libertad no mayor de dos años o con prestación de servicios comunitarios de
cincuenta y dos a ciento cuatro jornadas.
La pena privativa de la libertad será no menor de un año ni mayor de cuatro años si el delito
resulta de la inobservancia de reglas de profesión, de ocupación o industria y no menor de un
año ni mayor de seis años cuando sean varias las víctimas del mismo hecho.
La pena privativa de la libertad será no menor de cuatro años ni mayor de ocho años e
inhabilitación, según corresponda, conforme al artículo 36 -incisos 4), 6) y 7)-, si la muerte se
comete utilizando vehículo motorizado o arma de fuego, estando el agente bajo el efecto de
drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas, o con presencia de
alcohol en la sangre en proporción mayor de 0.5 gramos-litro, en el caso de transporte
particular, o mayor de 0.25 gramoslitro en el caso de transporte público de pasajeros,
mercancías o carga en general, o cuando el delito resulte de la inobservancia de reglas
técnicas de tránsito.
HOMICIDIO CULPOSO
RN 4288-1997, Áncash (Autopuesta en peligro de las víctimas)
b) […] que, en efecto, no puede existir violación del deber de cuidado en la conducta de quien
organiza un festival de rock con la autorización de la autoridad competente, asumiendo al mismo
tiempo las precauciones y seguridad a fin de evitar riesgos que posiblemente pueden derivar de
la realización de dicho evento, porque de ese modo el autor se está comportando con diligencia y
de acuerdo al deber de evitar la creación de riegos; que, de otra parte, la experiencia enseña que
un puente colgante es una vía de acceso al tránsito y no una plataforma bailable como
imprudentemente le dieron uso los agraviados creando así sus propios riesgos de lesión; que,
en consecuencia, en el caso de autos la conducta de la gente de organizar un festival de rock no
creó ningún riesgo jurídicamente relevante que se haya realizado en el resultado, existiendo por
el contrario una autopuesta en peligro de la propia víctima, la que debe asumir las consecuencias
de la asunción de su propio riesgo; por lo que conforme a la moderna teoría de conforme a la
moderna teoría de la imputación objetiva en el caso de autos «el obrar a propio riesgo de los
agraviados tiene una eficacia excluyente del tipo penal» (Cfr. Günther Jakobs. Derecho Penal.
Parte General. Madrid, 1995, p. 307), por lo que los hechos subexamine no constituyen delito
de homicidio culposo y consecuentemente tampoco generan responsabilidad penal […].
HOMICIDIO CULPOSO
Casación 2026-2021, San Martín
QUINTO. Que el tipo delictivo de homicidio imprudente es el causar la muerte a alguien (hecho típicamente antijurídico),
no intencionadamente, sino a causa de haber infringido el deber de cuidado que personalmente le era exigible. La norma de
cuidado infringida compelió al imputado un examen completo de la paciente tomando en cuenta la historia clínica que era
del caso consultar. Los protocolos (determinante de una actividad mayormente reglada como es la médica), que el imputado
como médico debía conocer, indicaban una monitorización cada quince minutos, atento a las condiciones de la paciente,
pese a lo cual no lo hizo. El resultado muerte del bebé se debió precisamente a esta infracción del deber de cuidado, que
impidió un control más cercano y preciso del estado de la paciente –el resultado está vinculado a la infracción cometida,
que incrementó o elevó considerable y definitivamente el riesgo de muerte–. Además, atento a lo probado, el encausado
pudo advertir que, si no cumplía con los protocolos, el resultado muerte era previsible (representación anticipadamente de
su eventual concurrencia futura) y evitable por él si daba las indicaciones debidas a las obstetras. El diagnóstico no fue
oportuno.
SEXTO. Que, ahora bien, es de tener presente que el principio de confianza, que se deriva como lógica consecuencia de
intervinientes múltiples en contextos sociales, reglados o no, más aún cuando todos ellos participan en una tarea común –
médicos ginecólogos y obstetras ante una paciente embarazada que ingresa por emergencia frente a malestares específicos,
por ejemplo–, se asienta en que aquellos tienen la legítima expectativa que el resto de los que toman parte se comporten
con arreglo al deber objetivo de cuidado que cada uno tiene a su cargo. Pero, no puede invocar el principio de
confianza quien no haya observado su obrar conforme a derecho en el contexto situacional concreto [CILLERUELO,
ALEJANDRO R.: Derecho Penal Parte General, Editorial Ad Hoc, Buenos Aires, 2018, pp. 239-238], si no cumple con
sus propios deberes [GARCÍA CAVERO, PERCY: Derecho Penal Parte General, 3ra. Edición, Editorial Ideas, Lima,
2019, p. 432]. Esto último es lo que se presenta en el sub lite. Por ello, no es relevante examinar la situación jurídica de las
obstetras, quienes por lo demás han sido excluidas del proceso. Hay un ámbito de responsabilidad en el propio encausado.
HOMICIDIO CULPOSO
Artículo 112.- El que, por piedad, mata a un enfermo incurable que le solicita de manera
expresa y consciente para poner fin a sus intolerables dolores, será reprimido con pena
privativa de libertad no mayor de tres años.
HOMICIDIO PIADOSO
Lambert vs. Francia (TEDH: Estado debe considerar los deseos previos del paciente que está imposibilitado de expresarlos)
176. El Tribunal de Justicia observa además que el Conseil d’État, tras subrayar «la especial importancia» que el
médico debe conceder a la voluntad del paciente (véase el apartado 48 supra), trató de averiguar cuál había sido la
voluntad de Vincent Lambert. Como éste no había redactado ninguna voluntad anticipada directivas o designado a una
persona de confianza, el Conseil d’État tomó en consideración el testimonio de su esposa, Rachel Lambert. Señaló que
ella y su marido, ambos enfermeros con experiencia en pacientes en reanimación y con discapacidades múltiples,
habían hablado a menudo de sus experiencias profesionales y que, en varias ocasiones, Vincent Lambert había
expresado su deseo de no ser mantenido con vida artificialmente en un estado de gran dependencia (véase el
apartado 50 supra). El Conseil d’État constató que dichas observaciones —cuyo tenor fue confirmado por uno de los
hermanos de Vincent Lambert— habían sido relatadas por Rachel Lambert con todo detalle y con las fechas
correspondientes. También tuvo en cuenta el hecho de que varios de los otros hermanos de Vincent Lambert habían
declarado que esas observaciones eran acordes con la personalidad, la experiencia pasada y las opiniones de su
hermano, y señaló que los demandantes no alegaban que éste hubiera expresado observaciones en sentido contrario.
El Conseil d’État observó, por último, que la consulta de la familia, prescrita por la ley, había tenido lugar (ibid.).
177. Los demandantes alegaron, basándose en el artículo 8 del Convenio, que el Conseil d’État no debería haber
tomado en consideración las observaciones orales de Vincent Lambert, que consideraron demasiado generales.
178. El Tribunal recuerda, en primer lugar, que el paciente es la parte principal del proceso de toma de decisiones y que
su consentimiento debe seguir siendo el núcleo del mismo; esto es así incluso cuando el paciente no puede expresar
sus deseos. La «Guía sobre el proceso de toma de decisiones relativas al tratamiento médico en situaciones de final
de vida» del Consejo de Europa recomienda que el paciente participe en el proceso de toma de decisiones a través
de los deseos expresados previamente, que pueden haber sido confiados oralmente a un miembro de la familia o a
un amigo íntimo (véase el apartado 63 supra).
HOMICIDIO PIADOSO
Consulta 14442-2021, Lima (caso Ana Estrada)
DÉCIMO OCTAVO. […] Ante esta situación, pese a que el Estado tiene el deber constitucional de protección de la
vida de todas las personas sin excepción, se encuentren sanas o enfermas, padezcan discapacidad o
enfermedades crónicas o terminales; también, el Estado, está obligado a respetar los derechos de dignidad,
libertad, libre desarrollo de la personalidad y a morir con dignidad; en consecuencia, en el caso concreto de Ana
Estrada, que padece una enfermedad rara, incurable, progresiva y terminal, ese deber cede ante su autonomía
individual (libre desarrollo de su personalidad) de no querer sufrir una agonía dolorosa (física y emocionalmente)
y poder morir en forma digna con la ayuda del sistema sanitario y a través de un debido Protocolo, sin que el
personal de salud que intervengan puedan ser sancionados penal, civil o administrativamente por cumplir su
voluntad; y esto es así, porque la persona humana es el soporte del orden político y de la paz social y por ende,
requiere de una especial protección del ordenamiento jurídico, tendente a garantizar el respeto a su dignidad en
todas las etapas de la vida desde el inicio hasta el final.
Siendo esto así, la realización del fin perseguido, es decir, ejercer el derecho a morir con dignidad y la
inaplicación parcial del artículo 112 del Código Penal, para el caso exclusivo de Ana Estrada, por las
consideraciones expuestas, resulta proporcional al grado de afectación del derecho fundamental a la vida, pero
bajo condiciones establecidas por el propio Estado en un protocolo de actuación; en consecuencia, debe
aprobarse en parte la sentencia consultada, precisándose, que la inaplicación del acotado artículo 112 del
Código Penal, es parcial y además, condicionada, porque únicamente eximirá de responsabilidad al médico o
equipo médico que intervenga en el procedimiento para morir con dignidad, mas no así a cualquier persona que
actúe como sujeto activo en el homicidio piadoso.
Caso Ana Estrada
Por el modo o forma como se realiza: activa (acción encaminada a provocar la muerte) o pasiva (omitir el
tratamiento que lleva implícito causar la muerte). Por su intención: directa (realizar un acto en que
deliberadamente se provoca la muerte) e indirecta (la muerte resulta como efecto secundario no pretendido
en sí). Por la voluntad del paciente: voluntaria (cuando él da su consentimiento) o no voluntaria (cuando no
lo da). Aunque la víctima dé su consentimiento, la eutanasia es siempre practicada por otras
personas, por lo que se considera un homicidio con características determinadas.
En la eutanasia directa existe siempre una responsabilidad jurídica penal. En los países occidentales ésta
se considera un homicidio y no está legalizada, aunque se practique con frecuencia.
En el suicidio asistido o con auxilio médico, el médico no mata al enfermo, sino que le facilita los
medios para que el paciente se mate. Debemos distinguir entre el auxilio médico al suicidio y el abandono
al tratamiento médico. Es decir, también está el derecho de los pacientes a rechazar todo tratamiento, pues
se puede presentar la inducción a la muerte en relación con la expectativa que el médico pueda tener y
manipular a su vez al enfermo.
Caso Ana Estrada
Derrotabilidad de las normas y test de Proporcionalidad
Reglas y principios: Las reglas son las normas que obligan, prohíben o permiten algo en forma definitiva, por lo que su
aplicación se circunscribe al proceso de subsunción; los principios, constituyen normas que ordenan que algo sea realizado
en la mayor medida posible, en un contexto de posibilidades fácticas y jurídicas, son mandatos de optimización. Del hecho
de que en determinados casos los principios permiten que se justifique el incumplimiento de las reglas, se deduce
el principio de derrotabilidad.
La derrotabilidad, involucra que el aplicador o interprete del derecho no utiliza una regla por ser valorativamente incorrecta,
pues el resultado de la ponderación es la derrota de la norma de mandato o regla; la cual se origina en la limitada
capacidad humana de prever todas las circunstancias relevantes y, por consiguiente, en la correspondiente
deficiencia estructural de las reglas. Además, las normas son derrotables, pues sus condiciones no son suficientes, sino
contribuyentes.
La norma no es suficiente para dar respuestas categóricas, esta ni su interpretación prima facie bastan; y, los
principios constitucionales e infra constitucionales que avalan un dispositivo pueden estar sujetos a excepciones .
La derrotabilidad se compone de dos ideas: “i) los conceptos jurídicos están sujetos a excepciones que no pueden ser
determinadas ex ante a la aplicación al caso; y ii) el uso de los conceptos jurídicos está condicionado por la
estructura de la toma de decisiones jurídicas”. Así, la derrotabilidad se deriva de la imposibilidad de comprender todas
las condiciones necesarias, existen posibilidades no determinadas donde el enunciado jurídico se satisface, pero no se le
aplican las consecuencias jurídicas.
Caso Ana Estrada
En principio en el presente casto tenemos una regla que sanciona una conducta, el cual se
encuentra tipificado en el artículo 112 del Código Penal, y prescribe “El que, por piedad, mata a
un enfermo incurable que le solicita de manera expresa y consciente para poner fin a sus
intolerables dolores, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de tres años”.
La aplicación de este dispositivo, que constituye una regla, deberá ser examinado en el
contexto de la demanda o de la situación concreta de la demandante, el mismo que
preliminarmente conformaría una excepción al dispositivo, o de manera más concreta, una
condición negativa que deviene en la inaplicación de la regla.
Esto es, la condición positiva seria la norma sancionada en el referido artículo, la condición
negativa, la excepción circunscrita a las condiciones concretas expuestas por al demandante Ana
Estrada. Validada la condición negativa o no, nos traerá como lógica consecuencia la exclusión o
no de las propiedades de las condiciones positivas, esto es la aplicación o no al caso concreto de
la regla; es decir, se procedería con la derrota, si el hecho probado así lo justifica.
Caso Ana Estrada
Ahora, la derrota de una regla devendría de un procedimiento de ponderación entre valores adscritos a la norma en cuestión y la excepción planteada por la
demanda. Al respecto, este procedimiento correspondiente a un test de proporcionalidad ha sido expresada de la siguiente forma:
De ahí, no resulta complejo identificar que el bien jurídico en juego en este dispositivo, es el de la protección de la vida humana como principio sustantivo y en
consecuencia también la reserva de ley para el establecimiento de la política criminal como principio institucional. En el mismo sentido, las circunstancias
concretas de Ana Estrada nos permiten inferir, frente a la regla, una excepción que contrasta con el respeto de su dignidad y libertad. En tanto es su deseo
contar con las posibilidades legales de morir en cuanto lo decida, con la finalidad de poner fin a los dolores que le afligen producto de su enfermedad irreversible,
siempre en un contexto médico. En consecuencia, debemos proceder con la ponderación de la regla y la excepción, condensados en principios básicos como es
el de la vida humana y la reserva de ley, frente a la dignidad y libertad de la demandante. La ponderación conforma una estructura por medio de la cual no se
establece una relación absoluta, sino una relación de precedencia condicionada entre los principios en juego, a la luz de las circunstancias del caso concreto
(Robert Alexy).
Cabe efectuar una breve referencia a los subprincipios de idoneidad y necesidad. Esto, pues desde un análisis de medio a fin, la protección de la vida mediante
la sanción de la conducta a través del sistema punitivo evidentemente devendría en la materialidad de los fines preventivos generales y especiales de la norma,
en el sentido de evitar la muerte por acción humana, ergo, la materialidad del ius puniendi del estado. Igualmente, dicha medida es la única que puede brindar la
protección integra de la vida, con un alto grado de realización de la norma prohibitiva, pues protege la vida conminándola con una pena; en términos objetivos, no
existen otros mecanismos con ese grado de fiabilidad que puedan brindar los mismos resultados, sin que presenten un mayor grado de afectación de los
derechos fundamentales.
En cuanto al ámbito del principio de proporcionalidad en sentido estricto, consideramos que en esta es donde se deber centrar el debate y si correspondiera,
proceder con la derrota de la regla. Así, en cuanto al principio de proporcionalidad en sentido estricto, como optimización relativa a las posibilidades jurídicas, el
caso debe ser sometida a la formula del peso. El cual se desarrolla en 3 pasos, según Robert Alexy (La fórmula del peso, Robert Alexy, p. 13/40), los cuales son:
definir el grado de la no satisfacción o afectación de los principios; definir la importancia de la satisfacción del principio que juega en sentido contrario; y, definir si
la importancia de la satisfacción del principio contrario justifica la restricción o la no satisfacción del otro.
Instigación o ayuda al suicidio
Artículo 113. El que instiga a otro al suicidio o lo ayuda a cometerlo, será reprimido, si el
suicidio se ha consumado o intentado, con pena privativa de libertad no menor de uno ni
mayor de cuatro años.
La pena será no menor de dos ni mayor de cinco años, si el agente actuó por un móvil egoísta.
Instigación o ayuda al suicidio
RN 4158-2011, Junín
4.1. Que, de la revisión de los autos fluye que el Tribunal de Instancia luego de haber seguido el
trámite previsto en el artículo doscientos ochenta y cinco – A del Código de Procedimientos Penales,
modificado por el Decreto Legislativo número novecientos cincuenta y nueve, desvinculándose de la
acusación fiscal en relación al delito de parricidio, en agravio de Rosalía Corichahua Noa, condenó al
encausado Edson Jesús Pérez Romaní por el delito de ayuda al suicidio, previsto en el artículo ciento
trece del Código Penal; que, en efecto, tal calificación jurídica resulta arreglada a ley, en tanto, ayudar
al suicidio es prestar cualquier tipo de colaboración material a un sujeto para que se quite la vida, sin
que los actos de cooperación estén constituidos por acciones lesivas directas sobre su cuerpo —la
acción de ayudar debe ser dolosa, pues quien ayuda debe saber que el otro quiere suicidarse e
igualmente proveerle los medios—. Es importante diferenciar la hipótesis de la ayuda con la de la
instigación, pues mientras que en la instigación el sujeto determina o refuerza la resolución del
suicida, en la ayuda la determinación ya ha sido tomada por el sujeto, por lo que el autor de dicho
ilícito penal sólo facilita los medios realizando actos de cooperación, así la ayuda al suicida
consiste en prestar de modo intencional la colaboración material o auxilio para que otro se suicide,
es decir que coopera —sin haber tomado parte en la decisión suicida— para que la resolución se
lleve a cabo —quién ayuda no debe tomar participación directa sobre el cuerpo de la víctima o del
acto en sí, pues si fuere así ya estaríamos vislumbrando la figura del homicidio—.
CAPITULO II: ABORTO
El grupo de delitos sobre el aborto está regulado en el capítulo II, del título I, del libro segundo, entre los
artículos 114 al 119 del Código Penal. En estas se pueden identificar tres modalidades: 1) El aborto
practicado por la mujer gestante; 2) Tres supuestos de aborto practicado por terceros; y, 3) Un caso de
aborto especial, denominada “aborto preterintencional”.
Para identificar su bien jurídico, debemos remitirnos a la Constitución, que en su artículo 2 inciso 1
establece: “El concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le favorezca”. Como efecto inmediato,
se colige que el bien jurídico protegido o que se pretende proteger, es la vida humana en formación o, la
vida humana dependiente, la que comienza con la anidación del óvulo fecundado en el útero. Esto, está
zanjado por la CIDH en la sentencia del Caso Artavia Murillo y otros vs. Costa Rica, donde precisa:
la “concepción” tiene lugar desde el momento en que el embrión se implanta en el útero, razón
por la cual antes de este evento no habría lugar a la aplicación del artículo 4 de la Convención.
Entonces, el límite del objeto material del aborto está dado por el momento histórico de la anidación,
antes del cual no puede hablarse propiamente de la vida en formación. El comienzo del proceso
fisiológico de la gestación tan solo se produce tras la anidación del óvulo fecundado en el útero. En tanto
no se produzca la fijación del huevo fecundado en la matriz, no existe aborto.
Actuación policial y exención de responsabilidad
penal
Inimputabilidad
Artículo 20.- Está exento de responsabilidad penal:
8. El que obra por disposición de la ley, en cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un
derecho, oficio o cargo;(*)
(*) De conformidad con el Artículo 4 de la Ley N° 27936, publicada el 12 febrero 2003, lo dispuesto en los
Artículos 2 (Evaluación de la legítima defensa) y 3 (Medida cautelar) de la citada Ley, se aplicará para el
presente inciso, dentro de lo que corresponda a este supuesto.
" 11. El personal de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, que en el cumplimiento de su deber y en uso
de sus armas en forma reglamentaria, cause lesiones o muerte.” (1)(2)
(1) Numeral 11) adicionado por el Artículo 1 de la Decreto Legislativo N° 982, publicado el 22 julio 2007.
(2) Inciso 11) modificado por el Artículo Único de la Ley N° 30151, publicada el 13 enero 2014, cuyo texto es el
siguiente:
11. El personal de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional del Perú que, en el cumplimiento de su deber y
en uso de sus armas u otro medio de defensa, cause lesiones o muerte.” (*)
(*) Numeral 11) modificado por el Artículo 5 de la Ley N° 31012, publicada el 28 marzo 2020, cuyo texto es el
siguiente:
11.El personal de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional del Perú que, en el cumplimiento de su
función constitucional y en uso de sus armas u otro medio de defensa, en forma reglamentaria. cause
lesiones o muerte.
Actuación policial y exención de responsabilidad
penal
FASE EXTERNA
Punible Punible
excepcionalmente
TIPICIDAD
1. El tipo objetivo
a) Sujetos
Sujeto activo: Realiza la conducta, según la relevancia será autor o partícipe. Identificado con artículos gramaticales (“el”, “los”, “la”) si es
común; si ostente una característica se menciona (parricidio) o la situación jurídica especial (cónyuge en la bigamia).
Sujeto pasivo: Titular individual o colectivo del bien jurídico lesionado o puesto en peligro. Persona natural (delitos contra la vida) incluido el
feto (aborto), jurídica (delitos societarios), y Estado (delitos contra la administración pública). Lo será también la víctima, la persona sobre el que
recae la acción.
b) Acción y omisión: El principal elemento objetivo es la conducta (verbo rector).
Acción.- Causalisrno, todo movimiento externo que lleve consigo algún cambio en el mundo exterior, dejando de lado la valoración subjetiva
(dolo o culpa) a nivel de tipicidad para analizarla a nivel de culpabilidad; tiene problema para explicar la omisión. Finalismo, plantea que todo
comportamiento humano tiene una finalidad, un concepto de acción basada en la dirección del comportamiento a un fin; tiene un criterio unitario
de acción, objetivo y subjetivo, que se analizan en la tipicidad.
Omisión.- Dejar de hacer algo que el tipo establece. Propia e Impropia (equipara una omisión a una acción, ejemplo, el enfermero que omite darle
la medicina a un paciente crítico), para su análisis se debe manejar los conceptos del deber de garante (el sujeto activo está obligado a actuar).
Si el delito exige la realización, sin más, de la acción, es delito de mera actividad (tenencia ilegal de armas); si se exige la producción
de un resultado, es delito de resultado (homicidio).
ELEMENTOS DEL TIPO PENAL
c) Relación de causalidad.-
La equivalencia de condiciones (conditio sine qtta non), señala que es causa toda condición de un resultado concreto que suprimida
mentalmente daría lugar a que ese resultado no se produjese (podría dar una regresión hasta el infinito en la relación causal).
La adecuación señala que es causa sólo aquella que es adecuada para producir un resultado cuando una persona normal colocada en la
misma situación hubiese podido prever que en tal circunstancia el resultado se produciría inevitablemente.
La relación causal debe complementarse con la imputación objetiva, que determina que es imputable la conducta que suponga la
creación de un riesgo no permitido o el aumento de un riesgo más allá de los límites, y el resultado debe darse en el ámbito de
protección de la norma.
d) El objeto del delito.-
Objeto material: Persona o cosa sobre la que se despliega la conducta típica. Así, en las lesiones, el objeto material es también el
sujeto pasivo. Pero puede ser distinto a la entidad corpórea del sujeto pasivo, por ejemplo, en el delito de hurto, el comportamiento
recae sobre un objeto.
Objeto jurídico: Es el bien jurídico. No coincide con el objeto material y las mutaciones o alteraciones que pueda sufrir serán
relevantes solo si son consecuencia de la afectación al bien jurídico. Ejemplo, el patrimonio del propietario disminuye en la misma
cantidad si su vehículo es robado o lo regala, pero solo en el primer caso se afecta el bien jurídico penal.
ELEMENTOS DEL TIPO PENAL
1. El tipo subjetivo
Dolo (acción dirigida por el autor a la producción del resultado) o culpa (acción que no se dirige al resultado).
a) El dolo.- Es la conciencia (de acción u omisión) y voluntad (querer) de realizar el tipo objetivo. Incluye a los
elementos normativos y descriptivos. El desvalor de la acción puede que no se agote con el dolo, sino que a
veces se requiere que se presenten los elementos subjetivos del tipo, por ejemplo, el ánimo de lucro en los delitos
patrimoniales.
i) Directo: La acción típica realizada por el individuo es la que él persigue.
ii) De segundo grado o de consecuencias necesarias: El resultado es consecuencia necesaria de los medios elegidos,
cuando el sujeto activo sabe que para realizar un hecho necesariamente tiene que producir una consecuencia que se
encuentra ligada al resultado. Ejemplo, matar a Manuel, incendiando el tren donde se traslada con otros.
iii) Eventual: El agente no quiere producir un resultado, pero considera que ese resultado es de probable producción. Se
representarse el resultado (teoría la representación), y tiene que darse su voluntad (teoría de la voluntad). Ejemplo,
amordazar a un vigilante para robar, representándose que puede morir asfixiado.
ELEMENTOS DEL TIPO PENAL
b) La culpa.- Sistema de números clausus, el agente de infracción culposa es punible en los casos expresamente
establecidos por la ley. Criterios:
i) Deber objetivo de cuidado: El cuidado es normativo o valorativo, se ve si se fue en contra de las reglas de cuidado normal exigible
a una persona en esa situación.
ii) Previsibilidad: Si con la acción realizada era previsible que se ocasionara el resultado. Es esencial que se haya producido un
resultado: no hay tentativa culposa.
iii) El resultado.- Debe haber una relación de causalidad con la acción. No se prevé el resultado (culpa inconsciente o sin
representación); y se prevé el resultado como posible (culpa consciente o con representación) pero el agente considera que puede
evitarlo..
iv) Parte subjetiva.- En ciertos casos se debe ver si el agente tiene un conocimiento especial, es el caso del médico que somete a un
paciente a una operación; pero, se debe ver si el médico actuó cumpliendo las reglas de conducta que se le impone.
c) Elementos subjetivos adicionales: En algunos casos al dolo se le suman otros elementos subjetivos: i) tendencia
interna intensificada, cuando el agente alcanza la finalidad de su delito, el ánimo lúbrico en los delitos contra la libertad e
indemnidad sexual, que distingue la conducta de otras que, aun revistiendo la formalidad externa de intromisión, no atentan
contra ésta, por ejemplo, si se trata de una exploración médica; y ii) tendencia interna trascendente, buscan una finalidad
que se logra más allá de la conducta delictiva, de ahí la expresión “trascendente”, el ánimo de lucro en el hurto.
ELEMENTOS DEL TIPO PENAL
d) El error de tipo: Se desconoce alguno de los elementos que constituyen el tipo objetivo.
ESENCIAL (excluye el dolo respecto del objeto al que se afecta) y NO ESENCIAL (es irrelevante: error in persona o el
objeto, aberractio ictus, error sobre las circunstancias que modifican la pena).
El error esencial se subdivide en vencible (puede ser eliminado mediante el recurso al esfuerzo de conciencia
exigible), e invencible (que no puede ser eliminado con dicho esfuerzo de conciencia).
Si el error es vencible desaparecería el dolo, pero se sancionaría por culpa. Ejemplo, Miguel que estaba de caza en un
lugar permitido, dispara sobre Juan que estaba vestido como un oso. Por las circunstancias surge un error de tipo
invencible porque en ningún momento Miguel pudo imaginarse que Juan no era un oso. Pero, si la acción se hubiese
producido en un lugar donde no se practica la caza; y se trata de lugar de esparcimiento familiar, Miguel responderá por
homicidio culposo, pues se ha presentado un error vencible, de haber actuado con diligencia no habría matado a Juan.
El error de tipo también alcanza a las circunstancias que modifican la pena, como es el error sobre las agravantes; es el
error invencible sobre un elemento que agrava la pena excluye la agravación; por ejemplo, si el agente comete un delito
de violación contra un descendiente menor de catorce años ignorando dicha condición, no podemos aplicar la agravante
porque no existe dolo con respecto de esa circunstancia.
Sistema de clasificación:
Bien jurídico: El patrimonio (flexible, medible, mutable y transferible): Concepción jurídica: Derechos
patrimoniales reconocidos en el ordenamiento jurídico, irrelevante su valor económico. Concepción
económica: Bienes con valor económico, irrelevante su reconocimiento jurídico. Concepción jurídico-
económica: Bienes con valor que una persona puede disponer bajo el amparo del orden jurídico.
Posición ecléctica (económico-jurídico), relevante en el derecho penal. De ahí que la relación de poder
existe sin importar la causa jurídica (lícita o ilícita). Lo decisivo es que la cosa no pertenezca al agente,
que su propietario no la haya abandonado ni perdido.
Bien sin valor económico. Cadáver, fuera de comercio, conforme al artículo 116 de la Ley general de salud
(Ley N.º 26842).
El cadáver es un objeto especial en cuanto carece de significado económico-patrimonial, no es un bien y, por tanto,
no cae en ninguna de las categorías en que se clasifican los bienes.
Delito de intermediación onerosa de órganos y tejidos (Contra la Tranquilidad Pública), artículo 318-A del
CP, sanciona a quien “por lucro y sin observar la ley de la materia, compra, vende, importa, exporta,
almacena o transporta órganos o tejidos humanos de personas vivas o de cadáveres”.
Faltas contra el patrimonio:
Libro Tercero: Faltas. Título III: Fatas contra el patrimonio. Artículos 444-448.
Artículo 444. Hurto simple y daño
El que realiza cualquiera de las conductas previstas en los artículos 185 y 205, cuando la acción recae sobre un bien
cuyo valor no sobrepase el diez por ciento de una unidad impositiva tributaria (UIT), será reprimido con
prestación de servicios comunitarios de cuarenta a ciento veinte jornadas o con sesenta a ciento ochenta días multa, sin
perjuicio de la obligación de restituir el bien sustraído o dañado.
La misma pena se impone si el agente realiza la conducta prevista en el primer párrafo del artículo 189-A, cuando la
acción recae sobre ganado cuyo valor no sobrepasa el diez por ciento de una unidad impositiva tributaria (UIT).
Artículo modificado por el Artículo Único de la Ley Nº 31787, publicada el 14 junio 2023, cuyo texto es el
siguiente:
Artículo 444-A.- Protección de señales satelitales encriptadas
El que reciba una señal de satélite portadora de un programa originariamente codificada, a sabiendas que fue
decodificada sin la autorización del distribuidor legal de la señal, será reprimido con cuarenta a ochenta jornadas de
prestación de servicios a la comunidad o de diez a sesenta días-multa.
Hurto:
Tipicidad objetiva:
Sustracción; apoderamiento; provecho patrimonial; ajenidad del bien. Dos fases: sustracción y,
apoderamiento. Teorías tradicionales (amotio, illatio, ablatio, contractatio) para determinar cuando el
ladrón tiene el poder de realizar actos dispositivos.
Objeto: Recae sobre bienes muebles, total o parcialmente ajenos (condominio indiviso o copropiedad).
Bienes semovientes o ganado, “delito de abigeato” (art. 189A).
Bienes de propiedad del agente, en legítima posesión o custodia de tercero, “sustracción de cosa propia” (art. 191).
El art. 187 CP regula un delito especial donde no hay apoderamiento pese a que hay sustracción y aprovechamiento.
Hurto de uso, el autor entra en posesión ilegal del bien para servirse de él momentáneamente, pero con la finalidad
de restituir luego el bien. Debe concurrir: animus de obtener un provecho económico indebido; e intención de
devolver o regresar el bien (animus reddendi).
Tipicidad subjetiva:
Dolo y una finalidad de eficacia lucrativa, «obtener provecho».
Robo
Tipicidad objetiva:
Sustracción; apoderamiento; disponibilidad; ilegitimidad; bien total o parcialmente ajeno;
violencia (vis absoluta o corporalis, contra las personas) o amenaza (vis compulsiva, de
peligro inminente).
Delito de apoderamiento mediante sustracción al igual que el hurto; con empleo de
violencia y/o grave amenaza, para anular la voluntad de defensa de las personas y obtener
la sustracción/apoderamiento.
Objeto: Recae sobre bienes muebles.
Tipicidad subjetiva:
Dolo. Además, es necesario un elemento subjetivo adicional, como es el ánimo de lucro,
esto es, que el agente actúa movido por la intención de sacar provecho del bien sustraído.
Circunstancias agravantes específicas.
RN 3936-2013, ICA.
2.3. La denominación expresa del tipo “durante la noche” debe entenderse desde la perspectiva
cronológica-astronómica, y no teleológico-funcional. Por ello, la noche se define como aquel
periodo durante el que una parte del globo terrestre deja de recibir luz solar, por ende, permanece
en oscuridad.
2.4. Al haberse perpetrado el ilícito aproximadamente a las dieciocho horas, que se produjo al final del
segundo periodo del día, es decir, la tarde; cuando el sol se oculta, pero aún permanece, por lo que debe
considerarse que no se instaló la noche y al no haber oscuridad por ausencia total del sol, la agravante no
se configuró. Por ello, el agravio esgrimido en este caso es razonable.
Recurso de Nulidad N.° 2015-2011, Lima.
La agravante durante la noche debe ser entendida en su sentido funcional: la oscuridad producto de la
noche debe contribuir —ser un medio facilitador— a la comisión del delito realizado por el agente;
circunstancia que no se verifica en el presente caso, por lo que no merece aplicarse al encausado.
JURISPRUDENCIA
RN 1591-2017, Lima.
OCTAVO. El Acuerdo Plenario N.° 3-2009/CJ-116[3] establece que la parte in fine, artículo 189 del CP prevé una circunstancia agravante de
tercer grado para la figura delictiva del robo. Esta se configura cuando el agente como consecuencia de los actos propios del uso de la
violencia para facilitar el apoderamiento o para vencer la resistencia de quien se opone al apoderamiento, le ocasiona la muerte. Es obvio, en
este caso, que el agente buscaba el desapoderamiento patrimonial de la víctima, pero como consecuencia del ejercicio de violencia contra ella
—de los actos propios de violencia o vis in corpore— le causa la muerte, resultado que no quiso causar dolosamente pero que pudo prever y
evitar. Se trata, pues, de un típico supuesto de homicidio preterintencional donde el resultado solo se le puede atribuir al agente a
título de culpa —la responsabilidad objetiva por el simple resultado es inadmisible, está prohibida por el artículo VII, del Título Preliminar,
del Código Penal—.
El citado dispositivo regula, entonces, un caso de tipificación simultánea, dolosa y culposa, pero de una misma conducta expresamente
descrita. Como se advierte en la doctrina especializada la preterintención es una figura compuesta en la que el resultado sobrepasa el
dolo del sujeto. Así, el agente roba valiéndose del ejercicio de violencia física contra la víctima, esto es, infiere lesiones a una persona,
quien fallece a consecuencia de la agresión, siempre que el agente hubiere podido prever este resultado (la muerte, en este caso, no fue
fortuita) —es una situación de preterintencionalidad heterogénea—[4]. Como se puede inferir del ejemplo planteado, la conducta típica se
articula sobre la base de dos elementos: el apoderamiento del bien mueble y la utilización de violencia en la persona, la cual en el presente
caso produce la muerte de esta última.
Preterintencionalidad ('más allá de la intención'), el sujeto tiene la intención de cometer un delito menos grave, sin embargo, produce un delito
más grave. Homogénea, el mal pretendido y el producido pertenecen al mismo delito (lesiones leves y se causan graves). Heterogénea, el
delito pretendido y el producido son tipos distintos (lesiones y se causa homicidio).
JURISPRUDENCIA
RN 2515-2016, JUNÍN.
10. El recurrente señala que su grado de intervención es de cómplice secundario, porque no participó en el hecho de la sustracción. La
complicidad secundaria podemos definirla como la persona que realiza cualquier contribución que no sea esencial para la comisión del delito
(Casación 367-2011-Lambayeque). El marco de imputación aceptado por el impugnante en la sentencia de conformidad, es que los
agraviados fueron interceptados por Robinson Jhon Tocas Ayre y Hugo Meléndez Armes Damas, quienes tuvieron como rol la intervención de
los agraviados mediante el uso de arma blanca. El sentenciado Jean Kelvin Tocas Ayre, cumplió el rol de “campana”. Y, el impugnante era
quien esperaba en el vehículo para luego de cometido el delito, como en efecto sucedió. El título de participación fue considerado como
coautor.
11. Es así que, el título de participación de coautoría, desde su aspecto objetivo exige que exista codominio del hecho y desde el
aspecto subjetivo, hay una decisión conjunta que no permita descomponer el cuadro fáctico, a fin de realizar atribuciones delictivas
autónomas y separadas de cada agente que participó en el delito. Rige, en lo particular, el PRINCIPIO DE IMPUTACIÓN
RECÍPROCA “todo lo que haga cada uno de los coautores es imputable (es extensible) a todos los demás. Solo así puede considerarse
a cada autor como autor de la totalidad, contrastándose un “mutuo acuerdo”, que convierte en partes de un plan global unitario, las
distintas contribuciones”.
12. Sobre base de ello, es claro que, en el presente caso, existió reparto de roles siendo que la conducción del vehículo por el recurrente para
la huida, era la función que tenía frente al delito, por lo que no puede descomponerse el cuadro fáctico y dejar de lado la contribución que
tuvieron los otros coautores de cara al éxito del delito. Por ello, el título de participación del impugnante es coautor y el recurrente aceptó en
esos términos el cuadro fáctico formulado por el Ministerio Público. Siendo ello así, no es posible la reducción de la pena impuesta en la
sentencia impugnada.
JURISPRUDENCIA
RN 1645-2018, SANTA.
3.5. Entre estas encontramos a la prohibición de regreso, la cual implica que no se puede
responsabilizar a una persona por un ilícito que causó o favoreció en su comisión mediante un
comportamiento gestado como parte de su rol social (vínculo estereotipado-inocuo, esto es:
conductas neutrales o carentes de relevancia penal), a pesar que el otro sujeto emplee esa conducta
en su beneficio concediéndole un sentido delictivo; en otras palabras, la prohibición de regreso es “una
teoría excluyente de la intervención delictiva de quien obra conforme con un rol estereotipado dentro
de un contexto de intervención plural de personas en un hecho susceptible de imputación”. Con esto se
desprende que la prohibición de regreso se basa en un elemento fundamental: la neutralidad de una
conducta realizada en el seno del ejercicio de un rol social.
4.6. En ese sentido, ha quedado acreditado en autos que el procesado Vera Rodríguez se limitó a
desempeñar su rol de patrón de embarcación, el cual podríamos calificar de inocuo, ya que no es
equivalente por sí mismo, ni siquiera en el plano valorativo, al de un interviniente delictivo en el delito
de robo agravado; esto es, está…
SENTENCIA PLENARIA 1-2005/DJ-301-A: Momento de la
consumación en el delito de robo agravado.
9. Este criterio de la disponibilidad potencial, que no efectiva, sobre la cosa —de realizar materialmente sobre ella actos
dispositivos— permite desestimar de plano teorías clásicas como la aprehensio o contrectatio —que hacen coincidir el
momento consumativo con el de tomar la cosa, la amorío —que considera consumado el hurto cuando la cosa ha sido
trasladada o movida de lugar— y la ilatio —que exige que la cosa haya quedado plenamente fuera del patrimonio del
dueño y a la entera disposición del autor—; y, ubicarse en un criterio intermedio, que podría ser compatible con la teoría
de la ablatio —que importa sacar la cosa de la esfera de custodia, de la vigilancia o de la actividad del tenedor, efectivo
dominio sobre la cosa—. El desplazamiento de la cosa en el espacio no es el criterio definitorio del hurto, sino el
desplazamiento del sujeto que puede realizar actos de disposición.
10. Por consiguiente, la consumación en estos casos viene condicionada por la disponibilidad de la cosa sustraída —de
inicio sólo será tentativa cuando no llega a alcanzarse el apoderamiento de la cosa, realizados desde luego los actos de
ejecución correspondientes—. Disponibilidad que, más que real y efectiva —que supondría la entrada en la fase de
agotamiento del delito— debe ser potencial, esto es, entendida como posibilidad material de disposición o realización de
cualquier acto de dominio de la cosa sustraída. Esta disponibilidad potencial, desde luego, puede ser momentánea, fugaz
o de breve duración. La disponibilidad potencial debe ser sobre la cosa sustraída, por lo que: (a) si hubo
posibilidad de disposición, y pese a ello se detuvo al autor y recuperó en su integridad el botín, la consumación ya
se produjo; (b) si el agente es sorprendido in fraganti o in situ y perseguido inmediatamente y sin interrupción es
capturado con el íntegro del botín, así como si en el curso de la persecución abandona el botín y éste es
recuperado, el delito quedó en grado de tentativa; y, (c) si perseguidos los participantes en el hecho, es detenido
uno o más de ellos pero otro u otros logran escapar con el producto del robo, el delito se consumó para todos.
ACUERDO PLENARIO 8-2007/CJ-116: Diferencias entre las agravantes que en el
delito de robo aluden a la pluralidad de agentes y a la actuación delictiva como
integrante de una organización criminal.
6. La diferenciación sistemática que realiza el artículo 189° del Código Penal, respecto a la intervención de una pluralidad de
agentes en la comisión de un robo, permite sostener que se trata de dos circunstancias agravantes distintas. Por un lado, la
pluralidad de agentes prevista en el inciso 4) del primer párrafo alude a un concierto criminal en el que el proceder
delictivo conjunto es circunstancial y no permanente. Se trata, pues, de un supuesto básico de coautoría o
coparticipación, en el que los agentes no están vinculados con una estructura organizacional y con un proyecto delictivo
de ejecución continua. Por otro lado, la agravante que contempla el párrafo in fine del citado artículo alude a un proceder
singular o plural de integrantes de una organización criminal sea esta de estructura jerárquica —vertical o flexible— horizontal.
7. En consecuencia, no son circunstancias compatibles. En la organización criminal la pluralidad de agentes es un
componente básico de su existencia, mas no de su actuación. Es decir, esta clase de agravante exige mínimamente que el
agente individual o colectivo del robo sea siempre parte de una estructura criminal y actúa en ejecución de los designios de
ésta. Siendo ello así, la circunstancia agravante del inciso 4) del primer párrafo del artículo 189° del Código Sustantivo
se aplicará, únicamente, cuando no exista esa conexión con los agentes —en número mínimo de dos— con una
organización criminal.
8. De otro lado, la imputación paralela de cargos por integración en una organización criminal en estos casos no es
procedente y, de plantearse, se le debe desestimar porque el artículo 317° del Código Penal opera como un tipo subsidiario a
la comisión de uno o más robos por integrantes de dicha estructura delictiva. No se presenta en estos casos un concurso ideal
o real de delitos. Obrar en sentido contrario implicaría una doble valoración del mismo factor agravante.
ACUERDO PLENARIO 3-2009/CJ-116: Robo con muerte
subsecuente y delito de asesinato. Las lesiones como agravantes en el
delito de robo.
8°. Distinto es el caso del asesinato para facilitar u ocultar otro delito. Aquí el autor mata con el fin de
conseguir un propósito ulterior. En el primer supuesto –para facilitar otro delito-, el asesinato implica
una relación de medio-fin, en que el homicidio es el delito-medio cometido por el agente con el
propósito de hacer posible la ejecución del delito-fin, siempre doloso; situación muy frecuente, por
lo demás, en los delitos contra el patrimonio. Ahora bien, en el segundo supuesto –para ocultar otro
delito-, el delito previamente cometido o el que está ejecutándose -el delito a ocultar puede ser
doloso o culposo- es la causa del comportamiento homicida del agente. Ello ocurre, por ejemplo,
cuando el agente es sorprendido en el acto del robo y para evitar su captura, dispara contra su
perseguidor o contra quien trata de impedir su fuga, que conduciría al descubrimiento o esclarecimiento
de su delito [JOSÉ HURTADO POZO: Manual de Derecho Penal Parte Especial I Homicidio, 2da.
Edición, Ediciones Juris, Lima, 1995, páginas 59/69]. En ambos supuestos, pues, el elemento subjetivo
del tipo legal es determinante. En tal sentido, la referencia legal al mundo interno del agente, a la
finalidad que persigue, es de tal relevancia que será suficiente para la consumación de la conducta típica
que se compruebe la presencia de este factor. Por consiguiente, el agente, en la circunstancia o en el
contexto situacional en que interviene ha de valorar la perpetración del homicidio como vía para
garantizar su objetivo ligado siempre a otro delito [JOSÉ LUIS CASTILLO ALVA: Derecho Penal
Parte Especial I, Editorial Grijley, Lima, 2008, páginas 410/411].
ACUERDO PLENARIO 3-2009/CJ-116: Robo con muerte
subsecuente y delito de asesinato. Las lesiones como agravantes en el
delito de robo.
12º. En relación a las lesiones aludidas en el inciso 1º del segundo párrafo del artículo 189º cabe definir si ellas
se corresponden con las referidas en los artículos 441° (lesiones falta) o 122° (lesiones dolosas leves) CP. Es de
mencionar que en estas dos disposiciones, la diferencia en la intensidad del daño a la salud de sujeto pasivo se
establece en base a indicadores cuantitativos relacionados con la incapacidad generada por la lesión o con el
tiempo de asistencia facultativa que demanda. Así, (i) si éstas requieren hasta 10 días de asistencia o descanso,
según prescripción facultativa, siempre que no concurran medios que den gravedad al hecho, se estará ante una
falta de lesiones; (ii) si las lesiones requieren más de diez y menos de treinta días de asistencia o descanso, según
prescripción facultativa, se estará ante un delito de lesiones leves. Esta distinción sistemática debe servir para
establecer cuando, con motivo de la comisión del acto de desapoderamiento, el ejercicio de violencia física con
la producción subsecuente de lesiones configure el agravante que se examina. En tal sentido, es pertinente
destacar que como el delito de robo, según se tiene expuesto, requiere para su tipificación el ejercicio de
violencia física sobre la persona, los daños personales que ésta pueda ocasionar forman parte necesariamente de
esa figura delictiva. Entender, por tanto, que el supuesto agravado del inciso 1) de la segunda parte del artículo
189° CP comprende toda clase de lesiones, con excepción de las graves por estar referida taxativamente al último
párrafo del citado artículo 189° CP, no resulta coherente con el tipo básico, ya que lo vaciaría de contenido.
En consecuencia, si las lesiones causadas no son superiores a 10 días de asistencia o descanso el hecho ha
de ser calificado como robo simple o básico, siempre que no concurran medios que den gravedad a las
lesiones ocasionadas. Si, en cambio, las lesiones causadas son superiores a 10 días y menores de 30 días, su
producción en el robo configura el agravante del inciso 1) de la segunda parte del artículo 189° CP.
ACUERDO PLENARIO 4-2011/CJ-116. Asunto: Relevancia del
valor del bien mueble objeto de hurto para la configuración de las
agravantes del artículo 186º CP.
9°. Las agravantes del delito de hurto agravado se encuentran descritas en el artículo 186º CP. Ellas requieren la
presencia de la totalidad de elementos típicos del hurto básico, a excepción del elemento “valor pecuniario”, pues
conservan, en relación al tipo penal básico, un específico margen de autonomía operativa [Cfr. RAMIRO SALINAS
SICCHA: Derecho Penal - Parte Especial, 2da Edición, Editorial Grijley, Lima, 2007, p. 867]. El criterio cuantitativo
es una exigencia que se encuentra expresa, inequívoca y taxativamente establecida sólo para el hurto simple
(artículo 185º CP) y daños (artículo 205º CP), conforme lo estipula el artículo 444º CP; esta exigencia no afecta a
los supuestos agravados.
Con ello, además, se pone de manifiesto el carácter residual de la falta de hurto. Por tanto, el hurto agravado no
requiere del requisito del quantum del valor del bien para su configuración. Así entendida esta infracción penal,
respeta el principio de legalidad, previsto en el artículo 2º, inciso 24), literal d), de la Constitución; principio que
comprende los requisitos de lex praevia -prohibición de retroactividad de las leyes que agravan la punición o prevean
nuevas formas delictuales-, lex scripta -se excluye la costumbre como fuente de delitos y penas, e implica al principio
de reserva de ley, que significa que el Congreso es el legitimado para normar las conductas ilícitas con sus respectivas
sanciones, por ser el representante de la voluntad popular), y lex stricta -determinación de la ley penal, esto es, el
cumplimiento del principio de taxatividad o mandato de certeza, que implica que los conceptos que utilice el legislador
no pueden ser vagos porque atentaría contra la seguridad jurídica [Cfr. MARÍA DEL CARMEN GARCÍA
CANTIZANO: Algunos alcances del principio de legalidad en el ámbito del ordenamiento jurídico peruano. En
Revista Institucional N° 7. Aporte al Derecho Penal Peruano desde la perspectiva Constitucional, Lima, 2006. p. 89].
ACUERDO PLENARIO 5-2015/CIJ-116. Asunto: El concepto de
arma como componente de la circunstancia agravante “a mano
armada” en el delito de robo.
16°. A mayor abundamiento, en el artículo 189°.C del Código Penal, relativo al robo de ganado, se agrava la responsabilidad, entre
otros supuestos, cuando el agente “hubiere portado cualquier clase de arma o de instrumento que pudiere servir como tal”, con lo
que el legislador asumió el sentido amplio de “arma” y consideró la alevosía contra la víctima en el proceder del agente que sustrae
ganado, valiéndose de tales elementos.
Resultaría paradójico que se pudiera entender como “arma” en general o, “arma de fuego” en particular, únicamente al arma
auténtica y funcional para el supuesto de asalto a las personas para despojar a las víctimas de cualquier bien que no sea ganado;
pero cuando se configurare un supuesto de abigeato, se tuviera que entender que cualquier instrumento que pudiere servir como
arma (útil para configurar la alevosía del agente) deberá ser considerado como tal y calificar la conducta como delito agravado. Se
generaría así un doble estándar de aplicación de la propia ley en materia de robo, diferenciada sin motivo atendible por la
naturaleza del bien material sustraído. Se generaría por interpretación una protección especial al patrimonio ganadero, diferente
a la que corresponde a la persona (de cualquier edad o condición) que no lo es.
17°. Esa especial facilidad para la perpetración y aseguramiento de impunidad con que se broquela quien utiliza el arma
aun cuando esta no sea apta para disparar por deterioro falsedad, sea simulada o de juguete; genera un ámbito de diferencia
con el delito de robo simple, en el cual el sujeto pasivo puede ejercer efectivamente resistencia ante un riesgo que no tiene la
misma magnitud de la amenaza, que cuando se porta un arma.
Por tanto, el sentido interpretativo del término “a mano armada” como agravante del delito de robo del artículo 189.3° del
Código Penal, en relación a las armas en general y las armas de fuego en particular, abarca a las de fuego inoperativas,
aparentes, las armas de utilería, los juguetes con forma de arma, las réplicas de arma o cualquier elemento que por su
similitud con un arma o una de fuego verdadera o funcional, al no ser sencillamente distinguible de las auténticas,
produzca los mismos efectos disuasivos de autodefensa activa en la víctima, ante la alevosía con que obra el agente delictivo
STC. EXP. N.° 00413-2021-PHC/TC
PIURA
12. Las penas previstas para el delito de robo agravado han tenido seis modificaciones a lo largo de los casi
treinta años de vigencia del Código Penal. Pocas normas penales sustantivas han tenido tanta falta de continuidad
y una vida tan abrupta. Tanto cambio puede haber hecho perder de vista su necesario ajuste con la Constitución.
14. La tendencia general de estas modificaciones ha sido incrementar las penas correspondientes al delito de
robo agravado. En 1998, la pena mínima original llegó a multiplicarse cinco veces. Luego, el 2001, se redujo en
un tercio, para volver a aumentar el año 2009.
15. Actualmente, la pena mínima, para el delito de robo agravado, es cuatro veces más que la establecida en el
texto original del Código Penal. Al comparar esta pena con las fijadas para delitos que afectan bienes jurídicos
como la vida o la libertad, es claro que no guardan proporción.
16. El robo agravado tiene una sanción significativamente mayor que la prevista para el homicidio simple,
el aborto sin consentimiento, la trata de personas y el trabajo forzoso.
17. Por ello, la pena privativa de la libertad de doce años que le fue impuesta al favorecido resulta contraria a los
principios de razonabilidad y proporcionalidad, más aún si, conforme se señala en la sentencia de vista (f. 363),
el favorecido no registra antecedentes penales.
GRACIAS
CASUÍSTICA Y
JURISPRUDENCIA EN
MATERIA CIVIL –
INTERDICCION
Causales de extinción
Artículo 1801.- El mandato se extingue por:
1.- Ejecución total del mandato.
2.- Vencimiento del plazo del contrato.
3.- Muerte, interdicción o inhabilitación del mandante o del mandatario.
Tercer Juzgado Unipersonal de Arequipa, declaró fundada en parte la demanda y ordenó a la emplazada
acondicionar una habitación en el segundo piso de la vivienda para Juan José Guillén Domínguez,
sustituyendo los vidrios por otro material que no constituya peligro para el favorecido. Asimismo, dispuso
implementar medidas de seguridad como alejar o guardar objetos o materiales que pudieran causarle algún
daño, así como poner vallas de seguridad en las escaleras. Se señaló también que, en caso el recurrente no
pueda dormir en la misma habitación, se implemente una puerta de madera que sea cerrada sólo en horas de
la noche, pero que le permita una supervisión permanente.
Primera Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de quipa, revocó la apelada declarándola
infundada por considerar que el favorecido es una persona que requiere atención especial, por lo que
las medidas de seguridad establecidas para su seguridad y la de su entorno familiar resultan
razonables y no afectan los derechos invocados, habiéndose acreditado en autos que el favorecido no se
encuentra privado de su libertad y que por su estado de dependencia, puede ser contraproducente que viva
en el segundo piso.
Ante esto se interpone el RAC.
EL TC efectúa una inspección ocular a fin de verificar la situación actual del favorecido.
STC. EXP. 00194-2014-PHC/TC
Tiene por finalidad reunir los elementos de convicción, de cargo y de descargo, que permitan al
Fiscal decidir si formula acusación o no. En ese sentido, el titular del Ministerio Público busca
determinar si la conducta incriminada es delictiva, así como las circunstancias o móviles de la
perpetración, la identidad del autor, partícipes y de la víctima y la existencia del daño causado.
La Investigación Preparatoria es dirigida por el Fiscal quien, por sí mismo o encomendando a la
Policía, puede realizar las diligencias de investigación que conlleven al esclarecimiento de los
hechos. Estas puede realizarse por iniciativa del Fiscal o a solicitud de alguna de las partes y siempre
y cuando no requieran autorización judicial ni tengan contenido jurisdiccional.
Esta etapa se inicia con el conocimiento o sospecha de la comisión de un hecho presuntamente
delictivo y puede ser promovida por los denunciantes o hacerse de oficio, cuando se trate de un delito
de persecución pública.
Durante esta etapa le corresponde al Juez de la Investigación Preparatoria autorizar la constitución de
las partes; pronunciarse sobre las medidas limitativas de derechos y medidas de protección; resolver
excepciones, cuestiones previas y prejudiciales; realizar los actos de prueba anticipada y controlar el
cumplimiento del plazo de esta etapa.
Comprende dos partes.
La Investigación Preliminar
Implican realizar los actos urgentes o inaplazables para verificar si han tenido lugar los actos conocidos y
su delictuosidad, así como asegurar los elementos materiales de su comisión, individualizar a las personas
involucradas y asegurarlas debidamente.
Cuando la Policía tenga noticia sobre la comisión de un delito, debe comunicarlo al Ministerio Público,
pudiendo realizar y continuar las investigaciones que haya iniciado y practicar aquellas que le sean delegadas
una vez que intervenga el Fiscal. En todos los casos, la institución policial debe entregar el correspondiente
informe policial al Fiscal.
El Fiscal califica la denuncia. Si aprecia que el hecho no constituye delito, no es justiciable penalmente o hay
causas de extinción previstas en la Ley, el representante del Ministerio Público debe ordenar el archivo de lo
actuado. En caso de que el hecho sí calificase como delito y la acción penal no hubiere prescrito pero falta
identificar al autor o partícipes, el Fiscal puede ordenar la intervención de la Policía para tal fin. Igualmente
puede disponer la reserva provisional de la investigación si el denunciante hubiera omitido una condición de
procedibilidad que dependa de él.
Finalmente, cuando a partir de la denuncia del informe policial o de las diligencias preliminares aparezcan
indicios reveladores de la existencia de un delito, este no ha prescrito, se ha individualizado al
imputado y se cumplen los requisitos de procedibilidad, el Fiscal debe disponer la formalización y
continuación de la Investigación Preparatoria.
La Investigación Preparatoria
El Fiscal dispone o realiza nuevas diligencias de investigación que considere pertinentes y útiles; no
pudiendo repetir las efectuadas durante las diligencias preliminares. Estas solo pueden ampliarse siempre
que ello sea indispensable, se advierta un grave defecto en su actuación previa o ineludiblemente deba
completarse por la incorporación de nuevos elementos de convicción.
El Fiscal puede exigir información de cualquier particular o funcionario público. Asimismo, cualquiera de
las partes procesales puede solicitarle la realización de diligencias adicionales.
Para realizar las diligencias investigatorias, el Fiscal puede solicitar la intervención de la Policía y hasta el
uso de la fuerza pública de ser necesario para el cumplimiento de sus actuaciones. Cuando el titular del
Ministerio Público requiera la intervención del Juez de la Investigación Preparatoria – como la imposición
de medidas coercitivas o la actuación de prueba anticipada- debe necesariamente formalizar la
investigación, salvo en las excepciones de Ley.
Durante la Investigación Preparatoria se puede autorizar la circulación y entrega de bienes delictivos y la
actuación de agentes encubiertos.
Finalmente, en los casos en que se venza el plazo de la Investigación Preparatoria sin que el Fiscal la
haya concluido, cualquiera de las partes puede solicitar al Juez de la Investigación Preparatoria que
disponga su conclusión.
Etapa Intermedia
Se centra en la decisión adoptada por el Fiscal luego de haber culminado la Investigación Preparatoria
de pedir el sobreseimiento de la causa (se abstiene de la acción penal, evitando el proceso penal y la
imposición de la pena al existir un acuerdo entre imputado y víctima que busca la reparación del daño
causado) o la acusación.
El titular del Ministerio Público puede pedir el sobreseimiento de la causa cuando: El hecho no se
realizó. Este no es atribuible al imputado. No está tipificado. Hay una causa de justificación, de
inculpabilidad o de no punibilidad. La acción penal se ha extinguido. No existe razonablemente la
posibilidad de incorporar nuevos datos a la investigación. No haya elementos de convicción suficientes
para solicitar fundadamente el enjuiciamiento del imputado.
El sobreseimiento puede ser total o parcial. Esta decisión se debate en una audiencia preliminar
convocada por el Juez de la Investigación Preparatoria y, de proceder, tiene carácter definitivo y la
autoridad de cosa juzgada, ordenando el archivo de la causa.
De otro lado, en el caso de que el Fiscal decida formular acusación, el Juez de la Investigación
Preparatoria debe convocar a la audiencia preliminar con la finalidad de debatir sobre la
procedencia o admisibilidad de cada una de las cuestiones planteadas y la pertinencia de la prueba
ofrecida.
Juicio Oral
Es la etapa principal del nuevo proceso penal y se realiza sobre la base de la acusación. Es
regida por los principios de oralidad, publicidad, inmediación y contradicción, además de
la continuidad del juzgamiento, concentración de los actos, identidad física del juzgador y
presencia obligatoria del imputado y su defensor. El Juicio Oral comprende los alegatos
preliminares, la actuación probatoria, los alegatos finales y la deliberación y sentencia.
Una vez instalada la audiencia, esta debe seguir en sesiones continuas e ininterrumpidas –salvo
las excepciones contempladas en la Ley- hasta su conclusión. Esta se realiza oralmente y se
documenta en un acta que debe contener tan solo una síntesis de la misma. Asimismo, debe
quedar registrada en medio técnico de audio o audiovisual, según las facilidades del caso.
En función al principio de oralidad, toda petición o cuestión propuesta debe ser argumentada
oralmente, al igual que la presentación de pruebas y, en general, todas las intervenciones de
quienes participan en ella. Además, las resoluciones, incluyendo la sentencia, son dictadas
y fundamentadas oralmente, quedando registradas conjuntamente con el resto de las
actuaciones de la audiencia en el correspondiente medio audiovisual, sin perjuicio de su
registro en acta cuando corresponda.
ACTOS DE INVESTIGACION Y ACTOS DE PRUEBA
Exp. 00029-2017-50
TERCERO: Los actos de investigación tienen notas características propias que los distinguen de
los actos de prueba, entre ellos, podemos destacar los siguientes: i) el acto de investigación
persigue descubrir o tomar conocimiento de los hechos que se afirman delictivos —y hasta
ese tiempo desconocidos—, mientras el acto de prueba se dirige a constatar o evidenciar la
existencia o veracidad de aquellos; ii) los actos de investigación permiten la obtención de
elementos o fuentes de prueba que sirven de base para sustentar la imputación y adoptar
decisiones acerca del avance del proceso o su finalización, mientras que los actos de prueba
tienden a lograr la convicción del juzgador y son, por ende, los únicos que pueden
fundamentar la sentencia, sea de absolución o de condena; iii) los actos de investigación
tienen lugar durante la investigación y su práctica corresponde al fiscal, mientras que los
actos de prueba son practicados en el acto del juicio oral ante el juez de juzgamiento;
y, iv) los actos de investigación, generalmente, son practicados a instancia de las partes
acusadoras, sin embargo, el sujeto sometido a investigación también puede instar la
práctica de aquellas diligencias o actos de investigación que sirvan a su defensa.
NIVELES DE SOSPECHA: SENTENCIA PLENARIA CASATORIA N.º 1-2017/CIJ-433.
C. La sospecha suficiente, idónea para la acusación y para la emisión del auto de enjuiciamiento –el grado relativamente más
sólido de la sospecha–, en la evaluación provisoria del hecho exige, a partir de los elementos de convicción acopiados hasta el
momento, una probabilidad de condena (juicio de probabilidad positivo) –que ésta sea más probable que una absolución. Esto es,
que consten datos de cargo, desfavorables al imputado y que prevalezcan respecto de los datos que lo favorezcan o de descargo, que
fundan el progreso de la persecución penal [Julio B. J. Maier: Derecho Procesal Penal, Tomo I, 2da. Edición, Editores del Puerto,
Buenos Aires, 1996, p. 496]–. El Fiscal y, en su día, el Juez tienen la responsabilidad de realizar una provisional ponderación de la
verosimilitud de la imputación; probabilidad racionalmente determinada [Francisco Ortego Pérez: Obra citada, p. 54].
Se exige, en aras de garantizar el derecho de defensa y el principio de contradicción, que la imputación sea completa (debe incluir
todos los elementos fácticos que integran el tipo delictivo objeto de acusación y las circunstancias que influyen sobre la
responsabilidad del acusado) y específica (debe permitir conocer con precisión cuáles son las acciones o expresiones que se consideran
delictivas), pero no exhaustivo (no se requiere un relato minucioso y detallado, o pormenorizado, ni la incorporación ineludible
al texto del escrito de acusación de elementos fácticos que obren en las actuaciones de la investigación preparatoria, y a los que
la acusación se refi era con sufi ciente claridad) –estas exigencias son materiales, no formales, destinadas a que el acusado conozca
con claridad y precisión los hechos objeto de acusación– (conforme: STSE de 6 de abril de 1995). Así, los hechos deben delimitarse y
los elementos de convicción deben señalarse en la acusación; y, en lo atinente al delito de lavado de activos, debe mencionarse la
actividad criminal precedente, en los ámbitos y conforme a las acotaciones ya anotadas, de la que proceden los activos cuestionados,
sin perjuicio de enunciarse la concurrencia de los demás elementos del tipo penal.
Se reclama, enseña Ellen Schlüchter, respecto de la probabilidad de condena, como pauta de la sospecha de criminalidad suficiente, el
cumplimiento de tres presupuestos: (i) que la acusación ha de basarse en una descripción de hechos cuya comisión es,
previsiblemente, demostrable a través de los medios de prueba; (ii) que los hechos presentados tienen que ser concluyentes para
uno o varios tipos penales de la parte especial del Código Penal o del Derecho Penal especial; y, (iii) que no existan obstáculos
procesales [Derecho Procesal Penal, Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 1999, p. 98]. No es de descuidar, por cierto, que exista
probabilidad acerca de la existencia de los elementos de imputación que consten en las actuaciones de la investigación preparatoria –
que aparezca como probable una condena– [Julio B.J. Maier: Derecho Procesal Penal, Tomo III, 1ra. Edición, Editores del Puerto,
Buenos Aires, 2011, p. 359].
NIVELES DE SOSPECHA: SENTENCIA PLENARIA CASATORIA N.º 1-2017/CIJ-433.
D. La sospecha grave, propia para dictar mandato de prisión preventiva –el grado más intenso de la
sospecha, más fuerte, en términos de nuestro Código Procesal Penal, que la sospecha suficiente y que resulta
necesaria para la acusación y el enjuiciamiento–, requiere de un alto grado de probabilidad de que el
imputado ha cometido el hecho punible y de que están presentes todos los presupuestos de la
punibilidad y de la perseguibilidad (alto grado de probabilidad de una condena) [Claus Roxin: Obra citada,
p. 259]. Ésta es una conditio sine qua non de la adopción y el mantenimiento de esta medida de coerción
personal. El elemento de convicción ha de ser corroborado por otros elementos de convicción o cuando por sí
mismo es portador de una alta fiabilidad de sus resultados, y además ha de tener un alto poder incriminatorio,
esto es, vincular al imputado con el hecho punible. Esta exigencia probatoria, sin duda, será superior que la
prevista para inicio de actuaciones penales pero inferior al estándar de prueba establecido para la condena:
descarte de duda razonable [Jordi Ferrer Beltrán: Presunción de inocencia y prisión preventiva. En: AA.VV,
Colaboración eficaz, prisión preventiva y prueba, Editorial Ideas. Lima, 2017, pp. 128 y 130].
No se exige, por ello, prueba plena de la autoría ni una definitiva calificación jurídica de la conducta, sino
únicamente la existencia de indicios o elementos de convicción fundados y graves de la comisión de una
actividad delictiva y de los demás presupuestos de punibilidad y perseguibilidad, y a partir de ellos de su
responsabilidad penal. El juicio de imputación judicial para la prisión preventiva exige un plus material
respecto a los dos anteriores niveles de sospecha, pues debe contener un elevado índice de certidumbre
y verosimilitud acerca de la intervención del encausado en el hecho delictivo [Cristina Guerra Pérez: La
decisión judicial de prisión preventiva, Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 2010, p. 138].
(…)
PLAZO DE DILIGENCIAS PRELIMINARES
El inciso 2 del artículo 330 del Código Procesal Penal, establece: “Las Diligencias Preliminares tienen por
finalidad inmediata realizar los actos urgentes o inaplazables destinados a determinar si han tenido lugar los
hechos objeto de conocimiento y su delictuosidad, así como asegurar los elementos materiales de su comisión,
individualizar a las personas involucradas en su comisión, incluyendo a los agraviados, y, dentro de los límites de
la Ley, asegurarlas debidamente”.
El inciso 2 del artículo 334, del Código Procesal Penal, establece: “El plazo de las diligencias preliminares,
conforme al artículo 3, es de sesenta días, salvo que se produzca la detención de una persona. No obstante, el
fiscal podrá fijar un plazo distinto según las características, complejidad y circunstancias de los hechos objeto de
investigación…”.
Al respecto, mediante Casación N.º 2-2008-Huaura, en su fundamento décimo segundo, el Tribunal Supremo
remarco que “El plazo máximo de duración de la investigación preliminar, atendiendo a criterios de orden
cualitativos conforme a los principios de razonabilidad y proporcionalidad, no podría, en la hipótesis más
extrema, ser mayor que el plazo máximo de la Investigación Preparatoria regulado en el artículo 342 de la Ley
Procesal Penal”; criterio que ratificado en el fundamento décimo de la Casación N.º 144-2012-Lambayeque.
El artículo 342.1 de la norma glosada establece que, “El plazo de la Investigación Preparatoria es de ciento
veinte días naturales. Sólo por causas justificadas, dictando la Disposición correspondiente, el Fiscal podrá
prorrogarla por única vez hasta por un máximo de sesenta días naturales”. En consecuencia, de una
interpretación sistemática y conforme a los criterios expuestos, el plazo de la investigación preliminar tiene
un límite máximo de hasta 180 días.
PLAZO DE INVESTIGACION FORMALIZADA
Artículo 342 Plazo.
1. El plazo de la Investigación Preparatoria es de ciento veinte días naturales. Sólo por causas justificadas, dictando la Disposición
correspondiente, el Fiscal podrá prorrogarla por única vez hasta por un máximo de sesenta días naturales.
2. Tratándose de investigaciones complejas, el plazo de la Investigación Preparatoria es de ocho meses. Para el caso de
investigación de delitos perpetrados por imputados integrantes de organizaciones criminales, personas vinculadas a ella o que
actúan por encargo de la misma, el plazo de la investigación preparatoria es de treinta y seis meses. La prórroga por igual plazo
debe concederla el Juez de la Investigación Preparatoria.
3. Corresponde al Fiscal emitir la disposición que declara complejo el proceso cuando: a) requiera de la actuación de una
cantidad significativa de actos de investigación; b) comprenda la investigación de numerosos delitos; c) involucra una cantidad
importante de imputados o agraviados; d) demanda la realización de pericias que comportan la revisión de una nutrida
documentación o de complicados análisis técnicos; e) necesita realizar gestiones de carácter procesal fuera del país; f) involucra
llevar a cabo diligencias en varios distritos judiciales; g) revisa la gestión de personas jurídicas o entidades del Estado; o h)
comprenda la investigación de delitos perpetrados por integrantes de una organización criminal, personas vinculadas a ella o que
actúan por encargo de la misma.
Artículo 343 Control del Plazo.
1. El Fiscal dará por concluida la Investigación Preparatoria cuando considere que ha cumplido su objeto, aun cuando no hubiere
vencido el plazo.
2. Si vencidos los plazos previstos en el artículo anterior el Fiscal no dé por concluida la Investigación Preparatoria, las partes
pueden solicitar su conclusión al Juez de la Investigación Preparatoria. Para estos efectos el Juez citará al Fiscal y a las demás
partes a una audiencia de control del plazo, quien luego de revisar las actuaciones y escuchar a las partes, dictará la resolución que
corresponda.
3. Si el Juez ordena la conclusión de la Investigación Preparatoria, el Fiscal en el plazo de diez días debe pronunciarse solicitando el
sobreseimiento o formulando acusación, según corresponda. Su incumplimiento acarrea responsabilidad disciplinaria en el Fiscal.
PRÓRROGA DEL PLAZO DE LA INVESTIGACIÓN
Ante un requerimiento de sobreseimiento, el juez de la investigación preparatoria puede optar por algunas de las
siguientes opciones que le faculta el Código Procesal Penal: i) Si lo considera fundado, dictar auto de sobreseimiento.
ii) Si no lo considera procedente, expedirá un auto elevando las actuaciones al fiscal superior para que este ratifique o
rectifique la solicitud del fiscal inferior. iii) Disponer la realización de una investigación suplementaria indicando el
plazo y las diligencias que el fiscal debe realizar.
Como vemos, dentro de las opciones, el legislador incorporó la figura de la investigación suplementaria, sin embargo,
el juez no la podrá disponer de oficio, pues, dicha investigación solo podrá darse a solicitud de parte, la que se
materializa mediante la oposición y la solicitud de actos de investigación adicionales.
En caso el juez, opte por elevar las actuaciones al fiscal superior, este último, no podrá disponer una investigación
suplementaria, dado que, como indica el texto procesal, solo podrá, ratificar o rectificar el pedido de sobreseimiento.
Finalmente, si se dispone la investigación suplementaria y se cumple con el trámite, ya no procederá una segunda
oposición por parte de los sujetos procesales, tampoco se podrá disponer la concesión de un nuevo plazo, ergo, no
existe una segunda investigación suplementaria.
INVESTIGACION SUPLEMENTARIA
Técnicas de investigación
Métodos de esclarecimiento o averiguación de los hechos, utilizados para reunir información
aplicados por la autoridad penal con el objetivo de detectar e investigar delitos.
Técnicas tradicionales y técnicas especiales de investigación
1. Técnicas tradicionales de investigación: Son aquellas que visualizan hacia atrás, reconstruyen los
hechos del pasado y ofrecen al investigador los móviles y circunstancias en que se cometió el delito,
así como la determinación de las personas que participaron en su comisión.
2. Técnicas especiales de investigación: Estas técnicas de investigación nacen a raíz de la necesidad
de hacer frente a actividades delictivas complejas desarrolladas por el crimen organizado, debido a los
peligros y dificultades inherentes al logro del acceso a sus operaciones y a la reunión de información y
fuentes de prueba para su utilización en los procesos penales. En ese sentido, las técnicas especiales de
investigación permiten obtener pruebas directas e indiciarias más certeras para comprobar los delitos
de realización compleja o de alta profesionalidad delictiva.
TÉCNICAS ESPECIALES DE INVESTIGACIÓN
Allanamiento: Tiene por finalidad registrar los lugares cerrados, y, de ser el caso, la detención de personas o realización de
medidas de secuestro e incautación, a fin de asegurar los elementos de convicción necesarios para la investigación y al mismo
tiempo los objetos o efectos provenientes directa o indirectamente de la infracción penal, o los instrumentos o medios con que
se hubiere ejecutado el delito.
Allanamiento en casos de flagrancia o urgencia.
Allanamiento en casos sin flagrancia (solicitud de resolución judicial).
Impedimento de salida: Medida de coerción personal que consiste en una restricción del derecho constitucional de libertad de
transito. Se justifica como modo de facilitar su pronta y segura ubicación cada vez que se requiera la presencia en el proceso
del imputado o testigo, y siempre que la mera fijación del domicilio no sea suficiente a tal fin (solicitud de resolución judicial).
Intervención o grabación de registro de comunicaciones telefónicas o de otras formas de comunicación: Restricción del
derecho fundamental del secreto y la inviolabilidad de las comunicaciones privadas, no consentida por los interesados y
desconocida por ellos.
Procedimiento de intervención en tiempo real/monitoreo remoto/táctico/geolocalización.
Procedimiento de intervención de las comunicaciones históricas.
Procedimiento de intervención e incautación de correspondencia o instrumentos de comunicación.
Levantamiento del secreto bancario reserva tributaria y bursátil: La inviolabilidad del Secreto Bancario es la potestad de
una entidad del sistema financiero de no revelar la información referida a los movimientos de sus clientes acerca de sus
cuentas, lo cual se encuentra amparado en el artículo 2° inciso 5° de nuestra Constitución Política de 1993 (solicitud de
resolución judicial).
TÉCNICAS ESPECIALES DE INVESTIGACIÓN
Clases:
1. Interceptación postal: Interceptar, retener o incautar la correspondencia relacionada al delito.
2. Circulación y entrega vigilada de bienes delictivos: Permitir que bienes y/o mercancías ilícitas sospechosas,
circulen por el territorio nacional, salgan o entren en él, sin interferencia de la autoridad y bajo su vigilancia, con el
fin de descubrir o identificar a los involucrados de la comisión de algún delito vinculado a la criminalidad.
3. Agente encubierto: Es un procedimiento especial, autorizado por el fiscal con la reserva del caso, mediante el cual
el agente policial, ocultando su identidad, se infiltra en una organización criminal con el propósito de determinar su
estructura e identificar a sus dirigentes, integrantes, recursos, modus operandi y conexiones.
4. Agente especial: Es un procedimiento mediante el cual un ciudadano por el rol o situación en que está inmerso
dentro de una organización criminal actúa o realiza acciones para proporcionar las evidencias incriminatorias.
5. Operaciones encubiertas: Es un procedimiento especial, de carácter secreto, autorizado por el fiscal, en la etapa
de diligencias preliminares, con el fin de identificar a personas naturales o jurídicas, así como bienes y actividades
vinculadas a la criminalidad organizada, para lo cual el fiscal autorizará el tráfico jurídico de una empresa ya
existente o crear una ficticia, dándole protección legal a sus bienes en general incluyendo títulos derechos y otras
de naturaleza intangible.
6. Interceptación de las comunicaciones: Consiste en la intervención de las comunicaciones telefónicas, emails u
otros medios análogos, autorizando grabaciones, ubicaciones de celdas, identificación de usuarios, etc. Este
procedimiento requiere para su actuación autorización judicial.
7. Videovigilancia y seguimiento: Es una técnica y un arte, porque utiliza tanto la observación (vigilancia fija) y el
seguimiento (vigilancia móvil). Al que ejerce la vigilancia se le denomina agente de inteligencia y vigilante.
ACUERDO PLENARIO N° 10-2019/CIJ-116.
18.° Desde esta perspectiva, ha de entenderse por técnicas especiales de investigación aquellos métodos de esclarecimiento
o averiguación utilizados para reunir información aplicados por la autoridad penal con el objetivo de detectar e investigar
delitos y sospechosos sin alertar a la persona o personas a la(s) que esta acción va dirigida. Son especialmente convenientes
frente a actividades delictivas complejas para hacer frente a las organizaciones criminales y bandas criminales debido a los
peligros y dificultades inherentes al logro del acceso a sus operaciones y a la reunión de información y fuentes de prueba
para su utilización en los procesos penales [confróntese: UNODC: Aplicación de la Convención de las Naciones Unidas
contra la Delincuencia Organizada: instrucción de evaluación de necesidades, Nueva York, 2016, p. 58].
∞ La técnica de investigación, como se sabe, es la aplicación práctica de un método concreto de investigación, en tanto
camino o medio para llegar a un fin basada en herramientas para la investigación y sanción de delincuentes. Se la clasifica
en técnicas tradicionales de investigación y técnicas especiales de investigación. Las primeras son aquellas que se
visualizan hacia atrás, reconstruyen hechos del pasado y ofrecen al investigador los móviles y circunstancias en que
se cometió el delito, así como la determinación de las personas que participaron en su comisión. Las segundas,
visualizan el presente y hacia adelante, a modo de extraer elementos de una organización criminal en plena
operación; y, comprende toda información relacionada a la agrupación criminal, como el tipo de estructura que
presenta, modo de operar, identificación de miembros y colaboradores de la organización, forma de reclutamiento de
nuevos miembros, forma menos peligrosa para infiltrar la organización, forma de relacionarse con otros grupos criminales,
examen de toma de decisiones y grado de agresividad de la organización [RIVAS GUERRA, ALEJANDRO: Análisis
sistemático de los métodos especiales de investigación en el régimen jurídico guatemalteco, Tesis de Licenciatura,
Asunción de Guatemala, noviembre 2014, pp. 90-91]. Las técnicas especiales de investigación, por lo demás, permiten
obtener pruebas directas e indiciarias más certeras para comprobar los delitos de realización compleja o de alta
profesionalidad delictiva; y, tienen lugar cuando las técnicas de investigación tradicionales son insuficientes [DIBAN,
MICHEL: Técnicas Especiales de Investigación. OAS/SMS/CICAD y Comisión Nacional Antidrogas de El Salvador.
Seminario Taller sobre Lavado de Activos para Jueces, Fiscales y Funcionarios encargados del Cumplimiento de la Ley.
San Salvador – El Salvador, octubre 2013, p. 2].
ACUERDO PLENARIO N° 10-2019/CIJ-116.
20.° Los principios que rigen las técnicas especiales de investigación son ocho [confróntese: UNODC: Manual de Técnicas Especiales
de Investigación, Agente Encubierto y Entrega Vigilada, Septiembre 2005, Bolivia, pp. 13-14]. El entendido básico es que estas
técnicas deben ser utilizadas con especial ponderación y teniendo presente que revisten un carácter subsidiario y excepcional,
debiendo ser sometidas a estrictos y rigurosos controles legales y judiciales [NOGUERA D’ARGENIO, MARÍA LUCÍA: Ob. Cit.,
p. 27].
1. Principio de legalidad. En materia procesal penal, conforme al artículo IV del Título Preliminar del CPP, “Las medidas que limitan
derechos fundamentales, salvo las excepciones previstas en la Constitución, solo podrán dictarse por la autoridad judicial, en el modo,
forma y con las garantías previstas por la Ley. Se impondrán mediante resolución motivada, a instancia de la parte procesal
legitimada [...]”. Sin embargo, la mera existencia de una autorización legal no implica necesariamente que no esté vacía de contenido,
lo que originaría que, en el caso concreto, se “legitimen” medidas de investigación desproporcionadas
2. Principio de excepcionalidad o de subsidiaridad. Ante la insuficiencia de los métodos tradicionales de investigación del hecho
punible, se erigen las técnicas especiales de investigación como la última salida para no dejar impune el delito; por consiguiente, se
aplican en caso de ausencia o insuficiencia de fuentes de investigación o de prueba –la medida intrusiva se adopta cuando no exista
otro medio de investigación del delito que sea de menor incidencia y causación de daños sobre los derechos fundamentales que inciden
primordialmente en el derecho a la intimidad [NOGUEIRA D’ARGENIO, MARÍA LUCÍA: Ob. Cit., p. 17. STC 4750-2007/PHC-TC,
de 9 de enero de 2009]–. Sin embargo, ello no implica agotar previamente todas las medidas de investigación, para que frente a la
insuficiencia de sus resultados recién se proceda a utilizarlas. En el caso concreto, ha de analizarse si efectivamente, por la
naturaleza, complejidad y características de la infracción delictiva, se requieren este tipo de técnicas de investigación. Esta
labor exige un juicio de comparación entre las medidas disponibles y escoger entre aquellas que tengan la misma eficacia, la
menos dañina desde el punto de vista de los derechos fundamentales.
3. Principio de proporcionalidad. Es el más característico en cualquier diligencia que vulnere los derechos fundamentales, e importa
una ponderación, tomadas en consideración todas las circunstancias del caso, entre dos intereses en conflicto: el sacrificio de los
derechos e intereses afectados y el beneficio que resulte para el interés público y de terceros –prohibición del exceso–, de modo que el
sacrificio de los derechos e intereses afectados no sea superior al beneficio que de su adaptación resulte para el interés público y de
terceros [MARCHENA GÓMEZ, MANUEL – GONZÁLEZCUÉLLAR SERRANO, NICOLÁS: Ob. Cit., p. 215]. Se ha de tomar en
cuenta la gravedad del hecho – el más relevante–, su trascendencia social o el ámbito tecnológico de producción, la intensidad de los
indicios existentes en el caso concreto –aunque, más bien, este criterio objetivo está vinculado al principio de intervención indiciaria–,
la vulnerabilidad de la víctima o la alarma social, y la relevancia del resultado perseguido con la restricción de derechos, siempre desde
una valoración ex ante (STSE de 24 de mayo de 2017]. (…)
ACUERDO PLENARIO N° 10-2019/CIJ-116.
4. Principio de celeridad. La aplicación de las técnicas especiales de investigación debe darse con prontitud y diligencia, por la
finalidad de las mismas, y dentro del marco de la oportunidad de sus actuaciones. Incluso es posible que puedan otorgarse
prórrogas, siempre que no vicie de ineficacia las fuentes de investigación o de prueba que puedan recabarse.
5. Principio de reserva. Las técnicas especiales de investigación se dictarán y ejecutarán dentro de la más estricta reserva o sigilo
–una de las características más importantes es no ser detectado y por ello siempre se debe procurar realizarla de forma disimulada o
no detectable, pues de otra forma, de advertirlo el sospechoso, reduciría drásticamente sus actividades ilícitas [MARTÍNEZ
MARTÍNEZ, JOSÉ: Ob. Cit., p. 279]–. Ha de velar por seguridad de los agentes oficiales que las ejecutan, requerirá un férreo
control y supervisión por el Ministerio Público y sus actuaciones, en aras de garantizar la confiabilidad de lo obtenido, deberán ser
protocolizadas con el más estricto apego a las reglas correspondientes –la existencia de salvaguardas en defensa de los derechos de
los afectados es fundamental–.
6. Principio de pertinencia. Autorizada la técnica especial de investigación, su ejecución ha de tener en cuenta la relación costo-
beneficio y la complejidad de la investigación. Solo se recabarán aquellas informaciones relevantes para el debido
esclarecimiento de los hechos investigados. Este principio sirve para definir el ámbito objetivo y subjetivo y la duración de la
medida; y, además, para la elección de la medida pertinente –ésta es la que requiere una justificación desde el punto de vista de este
principio–.
7. Principio de especialidad. Las técnicas especiales tienen que estar relacionadas con la investigación de un hecho delictivo
concreto, las personas, el objeto de la medida planteada y los datos previos con que se cuenta en el momento en que se acuerde
utilizarlas. No se pueden utilizar para investigaciones prospectivas [GARCIMARTÍN MONTERO, REGINA: Los medios de
investigación tecnológicos en el proceso penal, Editorial Aranzadi, Navarra, 2018, pp. 233-34]. Los agentes oficiales –policías,
fiscales y otros intervinientes legalmente autorizados– deberán ser idóneos, es decir, aptos o capaces, así como especializados o
cualificados para lograr los objetivos de estas técnicas especiales, de suyo complejas y peligrosas.
8. Principio de jurisdiccionalidad. El CPP optó por establecer que las autorizaciones para las técnicas especiales de investigación
deben provenir del Ministerio Público, al entender implícitamente que el nivel de afectación a los derechos fundamentales –es
especial a la intimidad y autodeterminación informativa– es de débil o mediana intensidad. Pero, en caso puedan configurar una
intensidad fuerte en el núcleo esencial de los derechos fundamentales se requerirá, siempre, orden de juez competente mediante
una resolución fundada. (…)
TÉCNICAS ESPECIALES DE INVESTIGACIÓN
ACUERDO PLENARIO N° 10-2019/CIJ-116. DRONES:
26.° En orden a lograr su eficacia procesal o probatoria, las grabaciones obtenidas por los drones deben superar un filtro de
constitucionalidad. Por tanto, es imperativo el cumplimiento de los siguientes cuatro requisitos:
A. Principio de legalidad. Esta modalidad de videovigilancia debe tener una previa previsión legal, puesto que de lo
contrario toda la información recabada se tornará ilícita.
B. Principio de proporcionalidad. Ante la eventual afectación de derechos fundamentales, como en su caso los derechos a
la imagen (artículo 2, inciso 7, de la Constitución), a la inviolabilidad de domicilio (artículo 2, inciso 9, de la Constitución),
a la intimidad personal y familiar (artículo 2, inciso 7, de la Constitución), entre otros, es necesario que su utilización
superen el test de proporcionalidad.
C. Autenticidad e inmediatez temporal. Una vez grabada la información que contiene medios de investigación o de
prueba inculpatorios, siempre por mandato del Fiscal debe seguirse el procedimiento de control previsto para la
intervención de comunicaciones (concordancia, en lo pertinente, de los artículos 207, apartado 5, y 231 del CPP).
Recuérdese que la orden de videovigilancia es una atribución del Ministerio Público –salvo cuando se afecte la libertad
domiciliaria (artículo 207, apartado 3, del CPPP– y el procedimiento de ejecución es el contemplado para la intervención de
comunicaciones con arreglo a las reglas del artículo 231 del CPP.
(…)
D. Integridad. El contenido total de la videograbación o de la imagen captada a través de la videovigilancia ha de ser
resguardada por el Ministerio Público, y al finalizar la medida puesta en conocimiento del juez –si la orden tuvo origen
judicial– y al afectado, quien puede instar su reexamen judicial en los términos del artículo 231, apartado 3, del CPP, sin
perjuicio de solicitar la realización de las pericias de autentificación correspondientes. El afectado debe conocer el
conjunto de las actas levantadas, la totalidad de las grabaciones, videograbaciones o fotografías obtenidas, y de las
relevantes. Esto garantiza la vigencia de los principios de igualdad de armas y contradicción.
TÉCNICAS ESPECIALES DE INVESTIGACIÓN
ACUERDO PLENARIO N° 10-2019/CIJ-116. SATELITES:
38.° No obstante las bondades que pueden ofrecer las imágenes satelitales en la persecución del delito, los jueces están poco
familiarizados con esta tecnología compleja. A ello se aúna la falta de precedentes judiciales que orienten la admisión y valoración de
este medio probatorio sofisticado. Para superar estos problemas, se plantean los siguientes criterios de admisibilidad y valoración
probatoria:
A. Las imágenes satelitales deben ser recopiladas con respeto irrestricto del núcleo intangible de los derechos fundamentales,
debiendo realizarse un test de proporcionalidad con el fin de determinar si la injerencia dentro del derecho fundamental conculcado
resulta legítima y proporcional. Las imágenes satelitales poseen capacidad técnica de vulnerar, al menos potencialmente, la vida
privada de las personas.
B. El Satélite PeruSat-1 puede ser utilizado en la investigación de delitos vinculados con la criminalidad organizada, a través
de la videovigilancia (artículo 207, apartado 1, literales ‘a’ y ‘b’ del CPP). Las imágenes satelitales se introducirán al proceso penal a
través de la prueba documental, cumpliéndose además los requisitos de autenticidad, integridad, inmediatez, objetividad y exactitud.
C. Las imágenes satelitales, cumplidos los requisitos antes indicados, tienen entidad para desvirtuar la presunción de inocencia
de los acusados. Desde la perspectiva de la exigencia de corroboración será del caso, en función al contexto del caso, contar –si
correspondiera– con prueba testifical, prueba documental de informes, otras imágenes y/o grabaciones, prueba pericial, etcétera.
D. Necesariamente el procesamiento de las imágenes satelitales implica la manipulación por una serie de personas en orden a
obtener la decodificación de estas. Por lo tanto, ha de seguirse con sumo cuidado el procedimiento de cadena de custodia, conforme
a los parámetros establecidos en el Acuerdo Plenario 06-2012/CJ-116, para su almacenamiento, conservación y ulterior utilización en
el proceso penal. Deberá certificarse las circunstancias en que fueron tomadas las imágenes satelitales y el trayecto que recorrieron,
dada la alta complejidad en su procesamiento. Si, razonablemente, se desconfía de la autenticidad de la imagen satelital, será del caso
acudir a los medios de prueba denominados “prueba sobre prueba”.
GRACIAS