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RICARDO C.

NUÑEZ

MANUAL
DE DERECHO PENAL
Parte Especial

Cuarta Edición
actualizada por el
Dr. VÍCTOR FÉLIX REINALDI

- 2009 -

LERNER
Editora S.R.L
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editor, está facultada para reproducir el todo o parte de esta obra, adap-
tarla, traducirla o disponer su traducción o publicarla, en cualquier
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propiedad establece que el autor es el único que puede disponer de
ella. La infracción a estas disposiciones está penada por lo estableci-
do en el art. 172 y concordantes del Código Penal (art. 2 , 9 , 1 0 , 7 1 y 72
de la Ley N° 11.723.

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Primera edición: Marzo de 1 9 7 6


Segunda edición actualizada
por el Dr. VÍCTOR FÉLIX REINALDO Abril de 1 9 9 9
Tercera edición actualizada
por el Dr. VÍCTOR FÉLIX REINALDO Marzo de 2 0 0 8
Cuarta edición actualizada
por el Dr. VÍCTOR FÉLIX REINALDO Marzo de 2 0 0 9

ISBN: 9 7 8 - 9 8 7 - 1 1 5 3 - 95 - 4

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Córdoba - Argentina
DELITOS CONTRA LAS PERSONAS 69

eximida, es igual a la de la instigación o ayuda al suicidio, por sus simili-


tudes materiales con esa figura tradicional, según se expresa en la Expo-
sición de Motivos.

X V . PARRICIDIO EN ESTADO EMOCIONAL

La ley prevé, como caso de concurrencia de un agravante y de un ate-


nuante en un mismo hecho, el parricidio cometido en estado de emoción
violenta y que las circunstancias hicieren excusable (CP., art. 82).
La ley vigente resuelve esa concurrencia del agravante por el vínculo
parental o matrimonial entre el autor y la víctima y el atenuante emocional,
haciendo prevalecer el valor de aquél sobre el de éste, ya que castiga el
hecho con pena mayor que la del homicidio simple. Los Proyectos de 1960
y de 1979 y las derogadas leyes 17.567 y 21.338, procedieron más razona-
blemente resolviendo el caso al revés.

X V I . HOMICIDIO CULPOSO

No es de hoy que el homicidio también es imputable sin que su autor


haya actuado con la intención directa o indirecta de matar (dolo directo-
dolo indirecto) o aceptando matar frente a la probabilidad de que ello suce-
da (dolo eventual). Una de las formas de imputación del homicidio al mar-
gen de una conducta dolosa, es la atribución de la muerte al agente en ra-
zón de que la ha causado por su comportamiento culposo94.
Para que un homicidio se pueda considerar cometido culposamente,
es necesario que el autor no sólo no haya obrado con dolo respecto de la
muerte que ha causado, sino que tampoco haya querido, directa, indirecta
o eventualmente, lesionar a la víctima. En caso contrario, si la muerte de la
víctima ocurre más allá de la intención o previsión ofensiva del autor, éste
no responde por homicidio culposo, sino por homicidio preterintencional.
Tanto el homicidio cometido por culpa como el preterintencional, son ho-
micidios involuntarios; pero mientras el culposo, desde el punto de vista
subjetivo es totalmente ajeno a la esfera de la delincuencia contra las perso-
nas, el preterintencional no lo es, pero en él, el efecto delictivo causado
excede el ánimo delictivo del autor95.
Cometía un homicidio culposo, mucho más benignamente penado
que el homicidio simple -pena de prisión de seis meses a cinco años e
inhabilitación especial, en su caso, por cinco a diez años (ley 2 1 . 3 3 8 , B . 0 , 1 /

w Véase C A R M I C N A N I , Elementi, §§ 981 y ss.; C A R R A R A , Programa, §§ 1095 y ss.


95 La fórmula del Código Prusiano, § 1845: "Aquél que, involuntariamente haya causado la
muerte de una persona", se prestaba para involucrar ambos conceptos".
8
RICARDO C . NUÑEZ

7/1976)- el que por imprudencia (conducta riesgosa o temeraria), negli-


gencia (conducta desaprensiva), impericia en su arte o profesión (insufi-
ciencia de conocimientos o experiencia exigibles) o inobservancia de los
reglamentos o de los deberes de su cargo (incumplimiento de normas
predeterminadas por la autoridad competente para evitar riesgos), causare
a otro la muerte (CP., art. 84)%.
Por consiguiente, la muerte del "otro" debe pertenecer al ámbito de lo
que el autor no ha querido o aceptado hacer y el resultado mortal debe derivar
de una conducta del autor contraria a una regla de prudencia o diligencia97.
La ley 25.189 (B.O., 28/10/1999) elevó el mínimo de la pena a dos
años si fuesen más de una las víctimas fatales (aunque la culpa sigue
siendo única, se considera más grave el hecho en razón de la pluralidad
de víctimas resultantes por no haber tomado las debidas precauciones) o
si el hecho hubiese sido ocasionado por la conducción imprudente, ne-
gligente, inexperta o antirreglamentaria de un vehículo automotor, es
decir, violatoria de un deber de cuidado.
En materia penal, uno de los criterios para determinar una respon-
sabilidad por la inobservancia del deber de cuidado, consiste en la previ-
sibilidad que de la propia conducta derive un daño para los terceros. Por
ello, si el autor no pudo prever la posibilidad del daño, no se le puede
atribuir una omisión culpable. El referido juicio de previsibilidad se debe
realizar conforme con la naturaleza particular del hecho y las circunstan-
cias de tiempo y lugar98.
Entre el riesgo creado y el efecto dañoso producido debe existir un
nexo causal. El deber de cuidado se encuentra subordinado a que la con-
ducta del sujeto haya creado o afrontado un riesgo fuera del desenvolvi-
miento permitido de la vida individual o social. La vida práctica, con sus
exigencias de distinta índole, impone una serie de actividades que en sí
mismas no pueden realizarse sin riesgos para la persona y bienes de ter-
ceros, como son, por ej., el tránsito en automotores por tierra, agua o aire,
etc. La previsión de estos riesgos, que están implícitamente permitidos al
aceptarse la licitud de las actividades que los llevan inherentes en su modo

96 Sobre esas formas de la culpa, ver N U Ñ E Z , Manual. Parte General, l ' . ed., p. 226.
97 Eso implican en el fondo las distintas formas de culpa mencionadas por el precepto legal:
para probar su arma mata al primero que pasa; o el que juega en una apuesta la vida de
un tercero cualquiera; o el que pudiendo experimentar en un animal, mata a una persona
para hacerlo, que, en resguardo de la incolumidad física de los terceros, estaba obligado
a observar con arreglo a las circunstancias.
* T S J Cba, Sala Penal, sent. N ° 5 3 , 1 9 / 6 / 2 0 0 3 , "Piñol", jurisprudencia Penal del Tribunal Supe-
rior de Justicia de Córdoba, H A I R A B E D I Á N y GORGAS, M.E.L. Editor, Córdoba, 2 0 0 7 , p. 1 2 8 y s.
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DELITOS CONTRA LAS PERSONAS

normal de ejercicio, no puede fundar un deber de cuidado cuya omisión


constituya culpa. Una conducta culpable sólo es admisible en estos ca-
sos, si en el ejercicio de o la pertinente actividad el agente crea o afronta
riesgos distintos de los ordinarios".
Si el resultado era previsible y no lo previo, hay culpa. Si lo previó
pero confió razonablemente en que no se produciría, hay culpa con repre-
sentación. Si lo previó pero actuó despreciando la posibilidad de que ocu-
rriese, hay dolo eventual. Son "vehículos automotores" sólo los automóvi-
les (Ley de tránsito 24.449, art 5o, en el que se los define) También a ellos se
limitaba el decreto-ley 6582/58.

X V I I . HOMICIDIO PRETERINTENCIONAL

Además del homicidio doloso (o simple o intencional) y del homicidio


culposo, el Código Penal prevé el llamado homicidio preterintencional o ultra
intencional.
El art. 81, inc. 1°, letra b, del Código Penal castiga con pena menor
que la del homicidio doloso, pero mayor que la del culposo, al que con el
propósito de causar daño en el cuerpo o en la salud, produjere la muerte
de alguna persona, cuando el medio empleado no debía razonablemente
ocasionarla.
Las legislaciones extranjeras califican de dos maneras distintas este
delito: unas le consideran una especie de homicidio100, otras ven en el he-
cho una lesión con resultado mortal o seguida de muerte101.
CARRARA pensó que el homicidio preterintencional y las lesiones se-
guidas de muerte eran distintos. Según él, respecto del elemento material
del delito, el homicidio preterintencional exigía que el hecho del delincuen-
te hubiera sido causa inmediata de la muerte, en tanto que las lesiones segui-
das de muerte sólo requerían que el hecho del culpable hubiera sido causa
ocasional o mediata de la muerte. El homicidio preterintencional requería
que se demostrara que el agente no quiso y no previó la muerte, sino que sola-
mente tuvo ánimo de dañar, en tanto que las lesiones seguidas de muerte no
exigían esa prueba negativa102.
Esa distinción, que sólo surgió de la comparación entre la figura del

" TSJ Cba. Sala Penal, fallo citado en la nota precedente.


,on Código Toscano, arts. 311 y 312. Código Italiano de 1889, art 368; id. de 1930, art 584.

"" Era la postura del Código Italiano de 1889 y del Uruguayo del mismo ciño, ambos precedentes
del art. 81 inc. 1°, letra b, del CP. También es la tesis del Proyecto Peco, art 126 y del de 1960,
art. 126, aunque ambos las denominan lesiones calificadas por el resultado.
1 0 2 C A R R A R A Programa, § 1909.
11
DELITOS C O N T R A LAS PERSONAS

C A P Í T U L O II
LESIONES1
El CP. protege en este Capítulo el derecho de cada individuo a la
incolumidad de su cuerpo y salud. Las lesiones pueden ser leves o simples
(art. 89), graves (art. 90) y gravísimas (art. 91). Todas pueden cometerse con
circunstancias calificantes (art. 92) o atenuantes (art. 93)2.

I. LESIONES LEVES

Comete el delito de lesión leve -y le corresponderá prisión de un mes


a un año- "al que causare a otro, en el cuerpo o en la salud, un daño que no
esté previsto en otra disposición de este Código". (Este texto es similar al
del art. 102 del Anteproyecto de Código Penal (2006) y aunque no idénti-
co al del art. 89 del Código vigente). La distinta calificación puede prove-
nir de la naturaleza del daño (lesiones graves), del medio con el que se la ha
causado (abuso de armas) o del modo de causarlo (lesiones en riña). El
daño en el cuerpo o en la salud es absorbido por otro delito cuya consuma-
ción o tentativa atiende a un resultado más grave (homicidio) o cuya figura
integra por disposición de la ley (v. gr., el duelo).
El daño debe ser en el cuerpo o en la salud de otra persona viva. La
autolesión no es punible como delito contra las personas.
Es un daño en el cuerpo la alteración, por leve que sea3, de la contextura
física de la persona de modo que afecte su conformación corporal. No cons-
tituye lesión, aunque pueda ser una injuria de hecho, el corte de los cabellos
0 de las uñas, pues su destino natural es ése4.
Sí lo es, en cambio, su daño fisiológico. La alteración corporal puede

1 NUÑEZ, I I I , p. 1 8 5 .
2 Esta división de las lesiones, que estaba en el Código Toscano, art. 326, subsiste en códigos
muy posteriores como el brasileño de 1969, art 131. También, v.gr., en el Uruguayo de
1933, arts. 316, 317 y 318. En el Código Español de 1995, para que el hecho de lesiones
pueda calificarse de delito se exige que, para sanar la lesión, además de una primera asis-
tencia facultativa, se requiera tratamiento médico o quirúrgico (artl47,1). Será sólo la falta
tipificada en el art 617,1, si la lesión no precisare tratamiento médico o quirúrgico o sólo
exigiere la primera asistencia facultativa. M U Ñ O Z CONDE, ob. cit. p. 107. Frente a esas tres
especies de lesiones, que son las causadas dolosamente, están las producidas por culpa
(art 94).
1 La ley 13.569, siguiendo al Proyecto Coll-Gómez, eximió de sanción a la lesión causada sin
arma, que curara espontáneamente y no incapacitara para el trabajo por más de tres días.
El P.E. vetó la ley en este punto, por cuanto esas lesiones "importan la negación del
respeto a la ajena integridad física".
4 En contra, SOLER, SEBASTIÁN, Tratado, III (1970), p. 111.
78 RICARDO C . N U Ñ E Z

presentarse bajo la forma de contusión, excoriación, herida, fractura, muti-


lación, etc.5.
Puede ser un daño externo o interno.
Es un daño en la salud el detrimento funcional, general o parcial, físico
o mental, del organismo de la persona, cualquiera que sea la importancia
del perjuicio causado. El daño en la salud puede consistir en una enferme-
dad corporal o mental, es decir, en un proceso patológico; o puede consistir
en desequilibrios físicos o mentales pasajeros, como son los desmayos, los
vómitos, las lagunas mentales, etc. Puede también, presentarse como un
malestar funcional manifestado por una sensación de dolor, asco, etc.
En el caso de practicarse intervenciones quirúrgicas contrariando la
voluntad del que tenía derecho a oponerse, el obrar de quien las realiza
será típico y antijurídico. Se ha llegado a admitir esta conclusión tras
haberse evolucionado desde una postura paternalista o perfeccionista,
según la cual lo que otros (V.gr.,médicos o familiares) consideran bueno
para un individuo es independiente de la voluntad de éste6, a la acepta-
ción del principio de autonomía que consiste en reconocer al hombre el
derecho a tomar sus propias decisiones 7 .
Será típico 8 por adecuarse al tipo de lesiones porque hubo daño en
el cuerpo aunque no haya habido daño en la salud al haber mejorado.
Hubo daño en el cuerpo porque basta, para que éste se produzca, que se
haya causado la alteración de la estructura corporal de la víctima y ello
ocurre aunque no se afecte el funcionamiento del individuo 9 .
Y será antijurídico si debió mediar el consentimiento, expreso o pre-
sunto del que tenía derecho a oponerse1", si no media un estado de necesi-

5 Véase ROJAS, Mediana Legal, 7" ed., Buenos Aires, p. 69.

' NIÑO, CARIOS S . , Ética y Derechos Humanos, Ed. Astrea, 2' ed., Buenos Aires, 1 9 8 9 , p. 2 0 5 .
7 Lo cual presupone el derecho del paciente a recibir adecuada información previa sobre ries-

gos y beneficios que puedan reportarle la decisión que adopte. R H N A L D I , Responsabilidad


penal por transfusiones e intervenciones quirúrgicas no consentidas, Revista de la Facultad,
Nueva Serie, VoL 2, año 1994, p. 103.
* ZAFFARONIconsidera que en razón de que la actividad médico quirúrgica con fin terapéutico
está fomentada por el orden jurídico y parcialmente sostenida por el Estado, es conglo-
bantemente atípica, lo que no permite que la tipicidad legal ascienda a la tipicidad pe-
nal, cualesquiera sea su resultado Y será antijurídico si debió mediar el consentimiento,
expreso o presunto, del que tenía derecho a oponerse. Tratado, Parte General, t III, Ediar,
Buenos Aires, 1 9 8 1 , ps. 5 3 5 - 5 5 3 .
' N L Ñ E Z , Tratado, III, p. 1 2 6 .
10 En nuestro ordenamiento legal, el consentimiento no es una causa autónoma de justifica-

ción pero constituye, en ciertos casos, una condición que posibilita el ejercicio de una
causa de justificación. N U Ñ E Z , I , p. 4 1 9 . C A B A L L E R O , JOSÉ SEVERO, El consentimiento del ofendi-
do. Cuadernos de los Institutos N° 93, Imprenta de la UNC, Córdoba, 1967, pp. 11 a 113.
DELITOS CONTRA LAS PERSONAS 79

dad, el cual no concurre siempre que la vida corra peligro, máxime cuan-
do se trata de intervenciones quirúrgicas complejas o peligrosas, que pro-
voquen dolores intensos y molestias graves o de resultado incierto11.
La lesión puede causarse usándose un medio, violento o no, que obra
materialmente en la persona de la víctima (medio material); o usándose un
medio que obra moralmente en ella (medio moral), como son las amenazas,
los mensajes falsos, los sustos o cualquier otro medio destinado a perturbar
mentalmente12.
El comportamiento lesivo puede ser una acción o una omisión (comi-
sión por omisión). V.gr., no alimentar a la víctima estando legalmente obli-
gado a hacerlo.
La lesión simple requiere dolo, directo, indirecto o eventual.

I I . LESIONES GRAVES

La lesión se agrava -se impondrá prisión de uno a seis años- si la le-


sión produjere un debilitamiento permanente de la salud, de un sentido, de
un órgano, de un miembro o una dificultad permanente de la palabra o si
hubiera puesto en peligro la vida del ofendido, lo hubiere inutilizado para
el trabajo por más de un mes o le hubiera causado una deformación perma-
nente del rostro. (Se reproduce el art. 90 del Anteproyecto de Reformas
presentado en el 2006, con las ligeras modificaciones gramaticales efec-
tuadas al mismo artículo del Código vigente y la supresión de la pena de
reclusión). En el Anteproyecto de Reformas mencionado se eliminó la
referencia a que la lesión hubiere puesto en peligro la vida del sujeto
pasivo, "para lograr -según dice la Exposición de Motivos- un punto
objetivo de distinción con los supuestos de tentativa de homicidio y por-
que, como se dijo antes, se han tratado de suprimir todas las calificantes
por el resultado, derivando las soluciones cuando correspondiere, a las
reglas del concurso del delito".
Salvo en lo que respecta a la deformación del rostro y al peligro de
vida, las circunstancias agravantes de la lesión presentan la característica
común de significar debilitamientos funcionales permanentes en relación
al estado anterior de que gozaba la persona. La permanencia no equivale a
perpetuidad, sino a larga duración (persistencia). Carece de importancia la
posibilidad de una rápida cura o restauración.
El debilitamiento de la salud es el estado de disminución de la capacidad
orgánico-funcional del individuo, traducida por la pérdida de vigor o de
poder de resistencia. El debilitamiento de un órgano es la disminución de su

11 médicos y el Código Penal, Buenos Aires, Universidad, 1981, p.


LÓPEZ BOLADO, JORGE. LOS 273.

" CARRARA, Programa, §§ 13% y ss.


80 RICARDO C . NUÑEZ

capacidad funcional activa o pasiva, en tanto que el debilitamiento de un sen-


tido es la disminución de la capacidad sensorial del órgano. El órgano no
está tomado aquí en sentido anatómico, sino funcional, vale decir, como el
órgano o el conjunto de ellos que conjuntamente cumplen una función. La
función visual no se cumple sólo por uno de los ojos, sino por los dos.
Son miembros en el concepto legal, las extremidades articuladas con el
tronco del cuerpo humano (los brazos y las piernas). La debilitación de ellos
es la pérdida parcial de su capacidad funcional debida al daño de su anato-
mía o de su capacidad de servicio.
La dificultad de la palabra atiende a los inconvenientes mentales o mecá-
nicos para servirse de la palabra, derivados de la lesión de centros cerebra-
les o del mecanismo de la palabra o de causa síquicas (emocionales).
El peligro de vida es la situación de efectivo e inminente peligro de morir,
corrido por la víctima a causa de la lesión recibida. No se trata del peligro
emergente de lo que hubiera podido ocurrir (si, v. gr., la bala en vez de
pasar entre el cuero y carne hubiera dado en el corazón), sino del peligro
emergente de la lesión producida. No basta que la lesión causada a la vícti-
ma sea en general grave y susceptible de poner en peligro la vida, sino que
es menester que la lesión, tal como es, haya puesto en peligro la vida del
ofendido. Sucede esto si la lesión ha originado la existencia de los síntomas
que médicamente constituyen el peligro de muerte13.
La inutilización para el trabajo consiste en la ineptitud de la víctima para
desempeñar no sólo su trabajo habitual, sino cualquier trabajo14.
El término de un mes no equivale necesariamente a treinta días, sino
que debe contarse de acuerdo con el art. 25 del CC. (CP., art 77).
La deformación del rostro es la desfiguración, aunque no sea repug-
nante o grosera15, del rostro o de una de sus partes, en forma que llame la
atención por el sentido antiestético de la nueva fisonomía. No la constituye
la lesión que "no ha producido una mutación de forma ni rompe la simetría
de las facciones, ni cambia la expresión del rostro" 16 .
Es una deformación del rostro, no sólo la que afecta directamente lo que
anatómicamente lo constituye (parte anterior de la cara desde el comienzo de
la frente hasta la punta de la barba desde una a otra oreja), sino, igualmente,

15 Ver AMEGHINO, Peligro de vida, J.A., 1 1 , p. 538.


14 NUÑEZ, I I I , p . 2 1 2 .
15 En contra, JOFRÉ, El Código Penal de 1 9 2 2 ("Una desfiguración tal que inspire compasión,
horror o desagrado").
16 Cam. en lo Crim. y Corree, de la Capital, 5 - I V - 1 9 4 0 , Fallos, t. 4, p. 454. En contra SOLER,
SEBASTIAN, III, (1970), pp. 126 y 127 (por exigirse mucho); Cámara cit, 3-XI-1925, J.A.,t 18,
p. 736 (basta que la herida sea "aparente, permanente e irreparable"). Pero estas caracte-
rísticas no implican necesariamente una deformación.
DELITOS CONTRA LAS PERSONAS 81

la de las partes situadas fuera de esos límites, pero que trasciendan a la


estética de las facciones (orejas, frontal, parietal).

III. LESIONES GRAVÍSIMAS

La lesión gravísima es la que produce una enfermedad mental o cor-


poral, cierta o probablemente incurable, la inutilidad permanente para el
trabajo, la pérdida de un sentido, de un órgano, de un miembro, del uso de
un órgano o miembro, de la palabra o de la capacidad de engendrar o con-
cebir (CP. vigente, art. 91).
La característica común de estas lesiones es la de implicar pérdidas
funcionales de carácter definitivo, sea que se presenten como incurabilidad
de una enfermedad, inutilidad para trabajar o pérdida de un sentido, de un
órgano, de un miembro, de la palabra o de la capacidad de engendrar17.
Por enfermedad se debe entender el estado de alteración activa orgáni-
co-funcional que exige cuidados, curaciones o vigilancias especiales para
no progresar o para no hacerlo más rápidamente18.
La enfermedad es cierta o probablemente incurable si, con certidumbre o
verosímilmente, la medicina no la puede sanar.
La pérdida, como criterio determinante de las lesiones gravísimas, con-
siste en la privación del órgano o miembro correspondiente o en su anula-
ción funcional. El Tribunal Superior de Justicia de Córdoba declaró que
si en el art. 91 se tiene como lesiones gravísimas la pérdida de un órgano
y, por el otro lado, la pérdida del uso de un órgano, se están indicando
dos formas de afectación que no pueden superponerse. Por ello se consi-
deró que el "uso" es funcional y la "pérdida" es anatómica y aunque la
función del órgano resulte sustituida por otros -como ocurre con el bazo-
su pérdida constituye una lesión gravísima 19 .
La ley 26.130 (B.0,29/8/2006) reconoce a toda persona mayor de edad
y capaz a requerir formalmente, con consentimiento informado, la reali-
zación de las prácticas denominadas "ligadura de trompas de Falopio" y
"ligadura de conductos deferentes o vasectomía", sin cargo en los esta-
blecimientos del sistema público de salud y en las entidades de medici-
na prepaga (estas últimas tienen la obligación de incorporar estas inter-
venciones médicas a su cobertura a fin de que resulten totalmente gratui-
tas para sus beneficiarios). La provocación de la esterilidad femenina y mas-

17Sobre la última, ver NUÑEZ, Tratado, III, p. 224.


" Ver MANZINI, Trattato di diritto penóle,vol. VIII (1937), p. 167.
" TSJCba. Sala Penal, sent. N° 95,28/9/2004, "Lemos.", Jurisprudencia Penal del Tribunal
Superior de Justicia de Córdoba, HAIRABEDIÁN Y GORGAS, M.E.L. Editor, Córdoba, 2007,
p. 284.
82 RICARDO C. NUÑEZ

culina que además de típica era antijurídica, dejó de serlo en virtud de


esta ley, siempre que el que sea objeto de la práctica, sea mayor de edad
y capaz y haya mediado su consentimiento después de haber sido debi-
damente informado: a) sobre la naturaleza e implicancias sobre la salud
de la práctica a realizar; b) las alternativas de utilización de otros anticon-
ceptivos no quirúrgicos autorizados y c) las características del procedi-
miento quirúrgico, sus posibilidades de reversión, sus riesgos y conse-
cuencias. De toda la información que se suministre se dejará constancia
en la historia clínica. Para la realización de esta práctica no se requiere el
consentimiento del cónyuge o conviviente.
La ligadura de trompas de Falopio es una operación quirúrgica a la
que se someten las mujeres mediante la cual se cortan o bloquean dichas
trompas de forma que durante la relación sexual los espermatozoides no
pueden desplazarse por la trompa hasta los ovarios y encontrarse con el
óvulo. La ligadura de conductos deferentes en los hombres (comúnmen-
te llamada vasectomía) se logra mediante la realización de una incisión
en el escroto y el corte de los conductos deferentes que llevan el esperma
de cada testículo al pene.
Estas intervenciones tienen un grado de reversibilidad. Sólo cuan-
do se utilizan técnicas quirúrgicas modernas, -tales como la microcirugía
o laparoscopia- será posible la reversión de la práctica con algún cierto
grado de éxito.
No se requiere autorización judicial para las personas capaces que
brindaron su consentimiento, después de haber sido debidamente infor-
mados, salvo para las personas declaradas judicialmente incapaces. La fal-
ta de cumplimiento de los requisitos legales para llevar a cabo la práctica
esterilizante que priva de la capacidad de concebir o engendrar, mantiene
la tipificación del hecho en la figura del art. 91 del CP. Ocurre así cuando el
método de la anticoncepción quirúrgica es instrumentada o impuesta de
manera compulsiva por causas eugenésicas20, induciendo o presionando a
personas de escasos recursos mediante incentivos tales como comida, pla-
nes sociales o dinero, como se ha hecho, según denuncias efectuadas, en
EE.UU., Brasil y Perú, generalmente en el curso de la cesárea21.
Las lesiones, cualquiera que sea su gravedad, se califican si concurre
alguna de las circunstancias enumeradas en el art. 80. La pena varía según
la gravedad de las lesiones (CP., art. 92). Si se prodiijere una de las contem-
pladas en el art. 89, la pena será de seis meses a doi años; en el caso del art.
90, de tres a diez años; y en el caso dél art. tres a quince años. Y se

20 VARSI R O S P I G L I O S I , E N R I Q U E , Derecho Médico Peruano, p. 144, Diario La Razón, 24/7/2002,


Secc. Actualidad, p. 7.
A VARSI R O S P I G U O S I , ENRIQUE, o p . c i t , p . 7 .
DELITOS CONTRA LAS PERSONAS 83

atenúan, cualquiera que sea también su gravedad, si el autor se encontraba,


en el momento de cometerlas, en un estado de emoción violenta que las
circunstancias hicieren excusable (CP., 93, I o ). Las penas son distintas si se
trata de lesiones leves, graves o gravísimas. En el caso del art. 89, la pena
será de quince días a seis meses; en el caso del art. 90, de seis meses a tres
años; y en el caso del art. 91, de uno a cuatro años. Si se diese más de una
circunstancia agravante no hace variar las escalas penales22.
La concurrencia, en una misma lesión, del atenuante de emoción vio-
lenta con algún agravante del art 80, ha sido resuelta con diferentes crite-
rios: considerando que se trataba de un concurso de leyes penales, unos
hicieron prevalecer el atenuante sobre el agravante, y optaron por la pena
menor y otros procedieron al revés. Un tercer grupo, considerando que las
circunstancias se anulaban recíprocamente, decidieron que eran aplicables
la figura de la lesión simple y su pena. No faltó quien, calificando el caso
como un "concurso de leyes coexistentes", lo resolviese aplicando el princi-
pio de la ley más benigna (CP^art^)23.
Se trata, sin lugar a dudas, de un concurso, porque un solo hecho de
lesiones cae bajo más de una sanción penal por la concurrencia en él de una
circunstancia subjetiva, como es la emoción violenta y de una de las cir-
cunstancias agravantes del art 80 (CP., art. 54)24.
En el Anteproyecto de reformas presentado en el 2006 se supera esa
situación: "Si concurriere alguna de las circunstancias enumeradas en el
art. 84 -expresa-, la pena será en el caso del art. 102 (lesiones leves), de
seis meses a dos años de prisión; en el caso del art. 103 (lesiones graves),
de tres a diez años; y en el caso del art. 104 (lesiones gravísimas), de tres
a quince años" (art. 105). Si concurriere la circunstancia enumerada en el
art. 85 (emoción violenta excusable), la pena será en el caso del art. 102,
de quince días a seis meses de prisión; en el caso del art. 103, de seis
meses a tres años; y en el caso del art. 104, de uno a cuatro años (art. 106).

I V . AGRAVANTES INCORPORADAS POR LAS LEYES 2 3 . 0 7 7 ; 2 3 . 5 9 2 ; 2 4 . 1 9 2 ; 2 5 . 2 9 7 Y


2 5 . 7 6 7 AL DELITO DE LESIONES

Según la ley 23.077 (B.O., 27/8/1984) el máximo de la pena estableci-

22 NUÑEZ, Análisis..., p. 2 2 .
23 Véase N U Ñ E Z , Tratado, III, p . 2 3 1 y Cámara en lo Criminal y Correccional de la Capital, en
pleno, 26-V1I-1944, La Ley, t 35, p. 616, con nota de aquél sobre la cuestión.
24 Las leyes 17.567 y 21.338, siguiendo al Proyecto de 1960 (art. 125) resolvieron la cuestión
disponiendo que el mínimo y el máximo de las penas establecidas para las lesiones co-
metidas en estado emocional se aumentará en la mitad cuando concurriera el agravante
por vinculo personal entre el autor y la victima.
84 RICARDO C . NUÑEZ

da para cualquier delito será aumentado en un medio, cuando la acción


contribuya a poner en peligro la vigencia de la Constitución Nacional.
Por la ley 23.592 (B.0,5/9/1988) se agrava la escala penal con la que el
Código represivo o leyes Complementarias reprimen todo delito (están
incluidas las lesiones), en un tercio el mínimo y en un medio el máximo
cuando sea cometido por persecución u odio a una raza, religión o naciona-
lidad, o con el objeto de destruir en todo o en parte a un grupo nacional,
étnico, racial o religioso, sin que, en ningún caso, se pueda exceder del
máximo legal de la especie de pena de que se trate. Cuando al autor de las
lesiones u otro delito lo mueve el odio racial o religioso, al agravante pre-
visto en los arts. 92 y 80 se agrega la establecida en el art. 2 de la ley 23.591
Pero sólo se aplica esta última si el odio determinante es a la nacionalidad,
por ser una circunstancia calificante no prevista en el aquellos artículos.
Por la ley 24.192 (B.O., 26/3/1993) modificatoria de la ley N° 23.184
(B.O., 25/6/1985), las penas mínimas y máximas establecidas para los de-
litos previstos en los Capítulos II (lesiones), III (homicidios y lesiones en
riña) y V (abuso de armas) del Libro II, Título I, del Código Penal, se
incrementarán en un tercio cuando se cometieran con motivo o en oca-
sión de un espectáculo deportivo, en el ámbito de concurrencia pública
en que se realizare o en sus inmediaciones, antes, durante o después de
él. En virtud de la regla de subsidiariedad expresamente prevista en esta
ley, sólo se aplica este agravante genérico si no resultaren delitos más
severamente penados.
La ley 25.297 (B.O., 22/9/2000) incorporó al CP el art. 41 bis por el que
dispuso que "Cuando alguno de los delitos previstos en este Código se
cometiera con violencia o intimidación contra las personas mediante el
empleo de un arma de fuego la escala penal prevista para el delito de que
se trate se elevará en un tercio en su mínimo y en su máximo, sin q u e ésta
pueda exceder el máximo legal de la especie de pena que corresponda (la
pena de reclusión o prisión es de cincuenta años: ley 25.928 (B.O., lty9/
2004). Se trata de un agravamiento genérico por el modo violento o
intimidatorio empleado para cometerlo (un arma de fuego). Dentro del
concepto jurídico de "arma de fuego" están comprendidas las armas que
no lanzan proyectiles, incluidas por la Convención Interamericana con-
tra la Fabricación y el Tráfico Ilícitos de Armas de Fuego, Municiones,
Explosivos y otros Materiales Relacionados y que por su jerarquía supe-
rior a la de las leyes (CN, art. 75 inc. 22) después de su ratificación por el
Congreso Nacional mediante la ley 25.449, se aplica prioritariamente.
La ley 25.767 (B.O., 1/9/2003) agregó al Libro I del Código Penal el art.
41 quáter en el que se contempla otro agravante genérico por la que se
castiga con más rigurosidad -la escala penal correspondiente se incremen-
ta en un tercio del mínimo y del máximo- a los mayores que hubieran come-
DELITOS C O N T R A LAS PERSONAS 85

tido delitos previstos en ese Código en los cuales hubieran participado


menores de dieciocho años, de la que nos hemos ocupado al desarrollar
la figura del homicidio.

V. CONCURSO CON FIGURAS PREVISTAS EN LEYES PENALES COMPLEMENTARIAS

La ley 24.193 (B.O., 26/4/1993) de transplante de órganos y materia-


les anatómicos -nombre que mantuvo la ley N° 25.281 (B.O., 2/8/2000)
que introdujo modificaciones a la ley mencionada en primer término pero
que cambió la ley 26.066 (B.O., 22/12/2005) por el de "Ley de transplantes
y tejidos", y la ley de sangre 22.990 (B.O., ^1^1983) tipifican conductas
delictivas que, aunque consideradas lesivas a la salud pública (razón por
la cual se las trató a continuación del Capítulo que agrupa a esos delitos,
pueden afectar en algunos casos -como suele ocurrir con delitos que le-
sionan a aquel bien jurídico- a bienes de individuos determinados, como
la vida y la integridad física y psíquica, lo que obliga a establecer si entre
los delitos previstos en los arts. 90 y 91 CP. y esas leyes, media un concur-
so delictivo o un concurso aparente de normas. Respondemos: el concluso
entre los delitos de lesiones graves y gravísimas y el tipificado en el art. 30
de la ley 24.193, es sólo aparente, el que se resuelve, dada la relación de
especialidad existente entre aquéllos y éstos, en favor de este último.
Las figuras contempladas en la ley 22.990, en razón de la subsidia-
riedad expresa de los tipos penales que establece, ceden siempre su apli-
cación ante cualquier otro delito reprimido con pena más grave.

V I . LESIONES CULPOSAS

Las mismas conductas que fundamentan la imputación de homicidio


a título de culpa, lo hacen respecto de la lesión. Por consiguiente, ésta es
culposa si el autor por imprudencia, negligencia, impericia en su arte o pro-
fesión o inobservancia de los reglamentos o deberes de su cargo, le causa a
otro un daño en el cuerpo o en la salud, cualquiera que sea su gravedad
(CP., art. 94).
El Código de 1921 las castigaba con pena de multa como pena prin-
cipal y la de inhabilitación especial por uno a cuatro años. La ley 21.338
las reprimió con pena de prisión de un mes a dos años y con multa como
pena alternativa más la de inhabilitación especial por uno a cuatro años. Esa
norma fue mantenida por la ley 23.077 (art 2). La ley 24.286 (B.O., 29/12/1993)
fijó la pena de multa en la suma de mil a quince mil pesos y la ley 25.189
(B.O., 28/1 tyi999), elevó el máximo de la escala penal de dos a tres años,
mantuvo el monto de la multa y la pena de inhabilitación especial. Agregó
que "si las lesiones fueran de las descritas en los artículos 90 y 91 y concu-
rriera alguna de las circunstancias previstas en el segundo párrafo del art.
30
RICARDO C. NUÑEZ

84, el mínimo de la pena prevista en el primer párrafo, será de seis meses o


multa de tres mil pesos e inhabilitación especial por dieciocho meses".
El Anteproyecto de Reformas al Código Penal (2006) prevé el casti-
go de las lesiones culposas con prisión de un mes a un año o pena de
cinco a ciento cincuenta días multa e inhabilitación especial por el doble
de tiempo de la condena (art. 107,1° párrafo). Si las lesiones fueran de las
descritas en los arts. 103 (graves) o 104 (gravísimas) o las víctimas fueran
más de una se aplicará siempre la escala prevista en el art. 33 segundo
párrafo, última parte). En este párrafo se establece que la culpa será gra-
ve o leve. Se entenderá que concurre culpa grave cuando se ha infringido
temerariamente el deber de cuidado, introduciendo riesgos importantes
para la vida, la integridad física o la libertad, que se concretan en resulta-
dos altamente lesivos. La escala penal en estos casos se elevará en un
tercio del mínimo y la mitad del máximo.

V I L LESIONES AL FETO

La doctrina nacional francamente mayoritaria identificaron al suje-


to pasivo de las lesiones con el del homicidio, lo que equivale a afirmar
que las lesiones inferidas al feto, sin intención de producir su aborto y
que sólo se ponen de manifiesto después del nacimiento, eran impunes25.
Algunos pocos autores, en cambio, las consideran alcanzadas por la
norma del art. 89 CP. 26 .
Esas lesiones, casi imposible de concebir hasta hace algún tiempo,
hoy son factibles. Es conocido el caso alemán ventilado ante el Tribunal
de Aquisgrán -tal vez, el primer caso sobre el particular que se conoció-
de criaturas nacidas con mutilaciones y otras deficiencias físicas por la
ingesta, por parte de la madre durante el embarazo, de Contergán, un
fármaco sedante a base de talidomida y que concluyó con una absolu-
ción por falta de tipicidad.
La posición de NUÑEZ era que el delito de lesiones es el que tiene
por sujeto pasivo a "otra persona viva" (expresión con la que se refería a
una persona naciente -estaba vigente la figura del infanticidio- no naci-
da), entre las que no incluía, por supuesto, al nasciturus en Cuadernos
Jurídicos, n° 43-1996, p. 1327.

35 NUÑEZ, Manual, Parte Especial, 1* ed., p. 7 1 ; SOLER, ob. cit., 2' ed. actualizada, Abeledo
Perrot, Buenos Aires, 1983, i IV, p. 263.
26 LUCERO OFFREDI, G U I L L E R M OA., Lesiones, Estudio de las figuras delictivas, dirigido por
DANIEL P. CARRERA, Advocatus, Córdoba, 1994,1.1, pp. 105 a 110.
27 Esa fue la tesis mantenida por la doctrina mayoritaria española y la doctrina y juris-
prudencia dominante en Alemania. El Tribunal Supremo Federal de ese país, en
TÍTULO III
DELITOS CONTRA LA INTEGRIDAD SEXUAL

El Título III, en el Código de 1921, se denominó "Delitos contra la ho-


nestidad"1.
Los tipos previstos en los cuatro Capítulos que en ese Código prote-
gían la fidelidad, la reserva, la normalidad y la decencia sexuales. El Capí-
tulo V contenía disposiciones comunes a los Capítulos anteriores: una, refe-
rida a la exención de pena para el autor de violación, estupro, rapto y abuso
deshonesto que se casare con la ofendida y, la otra, al agravamiento de la
escala penal establecida para la complicidad no necesaria o secundaria en
el delito contra la honestidad cometido otro personas unidas a la víctima
por un vínculo de familia o que hubieran actuado con abuso de autoridad,
encargo o confianza.

1 El Código Penal español, hasta la reforma de 1989, denominaba también "Delitos contra la
honestidad" al Título IX que regulaba los delitos sexuales. Esa reforma cambió esa rú-
brica por la de "Delitos contra la libertad sexual", la que mantuvo el Código de 1995 para
el Titulo Vni. La Ley Orgánica española N° 11/1999 del 30 de abril de ese año (BOE.
núm. 104, p. 16099) sustituyó aquel epígrafe por el de "Delitos contra la libertad e in-
demnidad sexuales", extendiendo la protección a quienes por ser menores e incapaces,
no tienen la madurez que les permita hacer una razonable elección de su vida, según se
lee en la Exposición de Motivos de esa ley, tiene en cuenta, fuera de la libertad sexual,
"los derechos inherentes a la dignidad de la persona humana, el derecho al libre desa-
rrollo de la personalidad y la indemnidad o integridad sexual de los menores e incapa-
ces cuya voluntad carente de la necesaria formación para poder ser considerada verda-
deramente como libre, no puede ser siempre determinante de la licitud de unas conduc-
tas que, sin embargo, podrían ser lícitas entre adultos".
134 RICARDO C. NUÑEZ

I. LA DEROGACIÓN DEL ADULTERIO POR LA LEY 2 4 . 4 5 3

Esta figura protegía la fidelidad del trato sexual en el matrimonio


celebrado con arreglo a la ley civil, aunque el distinto tratamiento dado
al adulterio del marido en relación al adulterio de la esposa, inexplicable
si el único bien protegido fuera el mencionado, llevaba a concebirlo como
una infracción al buen orden de la familia o contra la filiación legítima.
Este delito fue derogado por la ley 2 4 . 4 5 3 (B.O., 7 / 3 / 1 9 9 5 ) . El Proyec-
to de 1960 lo había suprimido por ser "una figura totalmente carente de
aplicación" 2 .
Por razones parecidas, antes que éste, lo habían suprimido los pro-
yectos Coll-Gómez. y Peco- pero, al decir de NUÑEZ, la falta de aplica-
ción de la figura puede valer para eliminar el adulterio del elenco de
delitos contra la honestidad individual, pues en este carácter la pena del
adulterio representa una protección prácticamente menospreciada por los
propios destinatarios del resguardo. Pero ni esa falta de aplicación, ni la
ineficacia de la pena para restaurar la fidelidad conyugal pueden valer
para no castigar el adulterio como medio contra la institución de la fami-
lia, incluso si, como es necesario que sea, se mantiene el carácter privado
de la persecución penal 3 .

II. LA SANCIÓN DE LA LEY 2 5 . 0 8 7 ( B . 0 . 1 4 / 4 / 1 9 9 9 )

En 1998, las comisiones de Legislación Penal y de Familia, Mujer y


Minoridad de la Cámara de Diputados de la Nación unificaron en un
solo texto los distintos proyectos que habían tenido entrada en ésta, el
cual, en la sesión del 1 0 / 6 / 1 9 9 8 , obtuvo media sanción. La Cámara de Se-
nadores, por unanimidad, en la sesión del 1 ^ 4 / 1 9 9 9 lo convirtió en ley a
la que le correspondió el n° 2 5 . 0 8 7 .
Esta ley sustituyó la rúbrica del Título "Delitos contra la honesti-
dad" por la de "Delitos contra la integridad sexual". El cambio respondió
al convencimiento de que los delitos contemplados no afectan, en reali-
dad, la honestidad de las víctimas, sino su integridad, privacidad e iden-
tidad. La ley también derogó las rúbricas de los Capítulos II a V del Títu-
lo III del Libro II del CP. y, como no fueron sustituidas por otras, queda-
ron sin denominación.

2 Exposición de Motivos n" 58. Los redactores del Proyecto de 1891 invocaron como razo-
nes para suprimir el delito de adulterio entre otras, que los hábitos y costumbres del
país se oponían a su persecución y que la sanción de la pena no puede remediar la
ruptura del vínculo moral (la fidelidad) que constituye el objeto esencial de la prome-
sa matrimonial.
J N U Ñ E Z , R I C A R D O C „ Tratado, I V , p. 2 2 1 - 2 2 2 .
DELITOS CONTRA LA INTEGRIDAD SEXUAL 135

ABUSOS SEXUALES
I. FIGURA BÁSICA. BIEN JURÍDICO PROTEGIDO

El bien de las personas "integridad sexual" al que la ley 25.087 brinda


tutela, puede caracterizarse como el derecho de las personas que tienen
capacidad para expresar válidamente su voluntad, a tener un libre y cons-
ciente trato sexual o a no tenerlo contra su voluntad; y a la intangibilidad
sexual de quienes, por ser menores de trece años de edad o incapaces, no
pueden manifestar válidamente su consentimiento. O de quienes, aunque
hayan cumplido los trece años pero no han superado los dieciséis, no han
alcanzado aquella plena capacidad y pueden, por ello, ser victimas de apro-
vechamiento. O de los que ya han cumplido los dieciséis pero no los die-
ciocho y pueden sufrir una deformación del sentido naturalmente sano de
la sexualidad en virtud de actos de promoción y facilitación de la corrup-
ción o de la prostitución y respecto a esta última y a otras conductas vincu-
ladas a ella, como la rufianería y la trata de personas cuando se promoviere,
facilitare, desarrollare o se obtuviere provecho de cualquier forma de co-
mercio sexual", aún cuando fuesen mayores de dieciocho años.
La misma denominación da, al bien jurídico, el Código Suizo tras la
reforma del 21 de junio de 1991, que entró en vigencia el 1° de octubre de
1992, no obstante lo cual no fue citado como antecedente durante los de-
bates parlamentarios 4 .
En la Exposición de Motivos del Anteproyecto de Ley de Reforma del
Código Penal (2006), expresa la Comisión redactora que "entendió apropia-
do ampliar la rúbrica de manera de reflejar mejor el objeto de tutela procu-
rado, que no se limita a la integridad sino que comprende también la liber-
tad de disponer de la sexualidad de cada persona", con lo cual está diciendo
que a éste no lo considera comprendido en aquel concepto y, en consecuen-
cia, se lo despoja del sentido que le había asignado la doctrina especializada
de nuestro país. Hubiera sido mejor mantener la actual denominación y no
suprimir los Capítulos en los que se dividía el Título V porque el manteni-
miento del sistema permite apreciar la particular objetividad jurídica de cada
una de las clases delictivas que el Título comprende5.
El art 119 del Capítulo H del Libro II del Código Penal (ley 25.087), en su
primer párrafo, contempla la figura básica del abuso sexual en los siguientes
términos: "Será reprimido con reclusión o prisión de seis meses a cuatro años
el que abusare sexuabnente de persona de uno y otro sexo, cuando ésta fuera
menor de trece años o cuando mediare violencia, amenaza, abuso coactivo o

4 REINALDI, V Í C T O R F., LOS delitos sexuales en el Código Penal Argentino, 2* ed. actualizada,
Marcos Lemer Editora Córdoba, 2005, p. 3ty37.
5 N U Ñ E Z , R I C A R D O C , Tratado cit, Parte Especial, III, pp. 1 5 y 1 6 .
136 RICARDO C . N U Ñ E Z

intimidatorio de una relación de dependencia, de autoridad o de poder o apro-


vechándose de que la víctima por cualquier causa no haya podido consentir
libremente la acción". Como se aprecia, el Código actual trata los abusos
sexuales en orden ascendente en cuanto a su gravedad: primero describe el
tipo básico; luego los agravados y por último las circunstancias que a aquél
y a éstos los hacen merecedores de una escala penal más rigurosa.
El abuso sexual, como ocurría con la figura del "abuso deshonesto",
contemplada antes de la reforma en el art. 127 del CP., consiste en un
atentado a la reserva sexual de la víctima sin consumar o intentar la realiza-
ción del acceso camal.
Su materialidad puede consistir en usar impúdicamente cuerpo:
a) sea mediante actos subjetivamente impúdicos de desahogo sexual
distintos de la cópula (actos libidinosos);
b) sea mediante actos objetivamente impúdicos por violar la reserva de
sus partes pudendas, cualquiera que sea la finalidad perseguida por el autor.
El abuso exige tocamientos o contactos corporales del autor o de un
tercero con la víctima. No puede cometerse a distancia ni de palabra. La
materialidad del acto no demuestra siempre su carácter impúdico o inocen-
te, sino que, a veces, ello depende del ánimo del autor, determinable, a su
vez, por las circunstancias, como sucede con el beso, el abrazo y la palpa-
ción, cuya impudicicia o inocencia depende del ánimo impúdico o inocente
del autor. Es un delito doloso. Cuando el corpus del abuso tiene como sus-
tento material una conducta susceptible de una significación no abusiva, el
delito exige un dolo específico, representado por la finalidad impúdica del
autor. Basta el dolo común, por el contrario, cuando el corpus del abuso está
constituido por una conducta material cuya significación es impúdica. En
este caso, el hecho es compatible con el dolo eventual6.
Sujetos activos y pasivos de este delito pueden ser tanto una mujer como
un varón. El delito puede cometerse con aprovechamiento de la condición
de la víctima o mediante modos que dobleguen su voluntad.

I I . A B U S O MEDIANTE APROVECHAMIENTO DE LA CONDICIÓN DE LA VÍCTIMA

1. En razón de la edad del menor:


Comete el delito el que hiciera objeto del abuso a un menor de trece
años de uno y otro sexo, que hubiera o no prestado consentimiento para el
acto. La ley presume/uris et de jure (sin admitir prueba en contrario) que la
persona que en el momento del hecho no ha cumplido esa edad, carece de
la capacidad necesaria para comprender el sentido de la conducta del au-

' NUÑEZ, RICARDO C., Manual, Parle Especial, IA e<±, Lerner E d i t o r a C ó r d o b a , 1976, p. 142.
DELITOS CONTRA LA INTEGRIDAD SEXUAL 137

tor. Su consentimiento, por ello, carece de relevancia. La norma responde


al espíritu de la Convención de los Derechos del Niño adoptada por la
Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 y
que nuestro país, en 1994, elevó a rango constitucional (art. 75 inc. 22).
Acerca del error sobre la edad de la víctima se han dado distintas
soluciones 7 .
Si ese error recae en un menor de trece años se admite el dolo eventual.
La Comisión redactora del Anteproyecto de ley de Reforma del Có-
digo Penal (2006) volvió a restablecer la edad de 12 años como límite de
la incapacidad del menor para prestar un consentimiento válido para todo
tipo de abusos sexuales, incluidos los básicos, sin dar explicación alguna
en la Exposición de Motivos. Ese nuevo cambio no responde a las pres-
cripciones de la Convención de los Derechos del Niño.

2. En razón de la imposibilidad de la víctima, por cualquier causa,


de consentir libremente la acción
La víctima puede ser una persona de uno u otro sexo mayor de trece años.
La imposibilidad de ésta puede deberse al empleo de violencia para
doblegar su voluntad. El abuso es realizado mediante violencia cuando el
autor ejerciere fuerza o intimidación.
La fuerza consiste en la energía física ejercida por el autor, personal-
mente o por medio de un tercero o mecánicamente, sobre la persona de la
víctima. También, por equiparación, en el uso de medios hipnóticos o nar-
cóticos (CP., art 78). La intimidación es la violencia moral, consistente en la
amenaza dirigida a la víctima de inferirle un daño en su persona, bienes,
derechos, intereses o afecciones. El autor puede valerse de la amenaza por
palabras o por hechos significativos8.
La imposibilidad de consentir puede deberse al hecho de hallarse pri-
vada de razón o de sentido o afectada de una enfermedad o impedida por
cualquier otra causa, de expresar su consentimiento o de hacerlo válida-
mente. La presunción de que, por hallarse en esas circunstancias, la víctima
no tenía capacidad para consentir o rechazar una relación sexual, es juris
tantum, por lo que admite prueba en contrario.
La víctima está privada de razón si, en el momento del hecho, sufre un
trastorno o una detención de sus facultades mentales que le impiden com-
prender el significado del acto que realiza el autor. La víctima está privada de
sentido si en ese mismo momento, por causas fisiológicas o patológicas que

7 Ver delitos sexuales, V edición,


R E I N A L D I , VÍCTOR F . , LOS 2 0 0 5 , § 20, §§ 5 2 a 56.

* N U Ñ E Z , RICARDO C., Manual, Parte Especial cit, p. 1 2 6 y s.


138 RICARDO C. NUÑEZ

no afectan la normalidad de sus facultades, no puede discernir lo que le


pasa por falta de conciencia. Es lo que sucede con la persona dormida, ebria,
desmayada, etc.9.
La incapacidad de la víctima por carencia de razón o de sentido, debe
comprobarse en el caso concreto.
El Anteproyecto de Reforma del Código Penal (2006) mantuvo el
empleo de violencia y volvió a utilizar la palabra "intimidación" en vez
de la de "amenazas" (de las que la intimidación es consecuencia) pero
quitó otras circunstancias previstas en la legislación vigente de las que el
autor del abuso sexual puede aprovecharse para cometerlo, por lo que
dejarían de ser típicos algunos abusos, lo que constituye otro error.
La imposibilidad de consentir libremente la acción puede deberse,
también, al error y a la sorpresa.
El error debe recaer sobre la naturaleza sexual del acto cumplido
por el autor, haya sido causado o no por éste. Ejemplo de error sobre la
persona del que efectúa el abuso sexual se encuentra en el hecho previs-
to antes como estupro fraudulento en el art. 121. Durante la vigencia de
esta norma, incurría en este delito sólo el que fingía ser el marido pero no
el que se hacia pasar por el novio o "pareja" de la víctima para lograr
accedería carnalmente, porque estas hipótesis no estaban contempladas
en la norma. Se entendía que no cometía, tampoco, el delito de violación
porque el error causado por el fingimiento de la calidad de marido no
importaba un error acerca de la existencia del acto de acceso.
La sorpresa. El tocamiento impúdico sorpresivamente realizado era,
bajo la vigencia del derogado art. 127, el abuso con significación sexual
más frecuentemente cometido. La sorpresa, respecto de determinados ac-
tos abusivos como los manoseos, los besos o los abrazos, fue tenida como
suficiente para privar a la persona ofendida de toda posibilidad de resis-
tencia o, para ajustarme al texto actual, de expresar libremente su con-
sentimiento al acto o a su rechazo10.

I I I . OTROS MODOS DE FORZAR A LA VÍCTIMA

Otros modos agregados por la ley 25.087 a esas tradicionales formas


de forzar a la víctima. Los modos agregados a los que el autor puede recu-
rrir, como el aprovechamiento de una relación de superioridad (que pue-
de ser de dependencia, de autoridad -que es una relación de derecho- o de

C., Manual, Parte Especial, cit, p. 1 2 6 .


' N U Ñ E Z , RICARDO
10 delitos sexuales en el Código Penal Argentino, 2*ed. actualizada,
R E I N A L D I , V Í C T O R F . , LOS
Marcos Lerner Editora Córdoba, 2005, § 59 y §§ 60 y 61.
DELITOS CONTRA LA INTEGRIDAD SEXUAL 139

poder -que es una relación de hecho-, para solicitar favores de naturaleza


sexual cuyo rechazo puede ser seriamente considerado por la víctima como
un mal relacionado con las legítimas expectativas que pueda tener en el
ámbito de dicha relación.

I V . EL ACOSO SEXUAL

Queda comprendido en esta modalidad de aprovechamiento que


suele darse por parte de personas que están en situación de preeminen-
cia en relación a otras, que son delictivos si importan actos de tocamientos
consumados o tentados. No es delictiva la mera solicitud de favores11,
aunque pueda constituir una injuria laboral capaz de justificar un despi-
do indirecto si reúne las características antes señaladas en los términos
del art. 242 de la ley de contrato de trabajo 12 .
El acoso sexual ha sido objeto de tipificación expresa en el Cap. III del
Título VIÜ del Código Penal español de 1995. MuNoz CONDE estima que ello
no hacía falta porque esos hechos, consistentes en tocamientos y actos sexua-
les realizados al amparo de una situación de superioridad jerárquica resulta-
ban alcanzados por la sanción penal prevista para otras agresiones y abusos
sexuales tipificados en otras disposiciones contenidas en ese mismo Título13.
La reforma efectuada a dicho Código por la Ley Orgánica 11/1999, del
30 de abril de ese mismo año, trasladó aquella figura al segundo párrafo del
art. 184, como tipo calificado e introdujo en el primer párrafo un nuevo tipo
básico por el que se reprime la acción de "solicitar favores sexuales en el
ámbito de una relación laboral, docente o de prestación de servicios, conti-
nuada o habitual", bastando que "con tal comportamiento provocare a la
víctima una situación objetiva y gravemente intimidatoria, hostil o humi-
llante". El tipo básico y el calificado se agravan "cuando la víctima sea espe-
cialmente vulnerable, por razón de su edad, enfermedad o situación".
La ley 25.087 no exige ahora que ninguna de esas modalidades ven-
zan una resistencia material de la víctima opuesta de modo constante, como
lo hacía la ley anterior. No se requiere que ofrezca una resistencia suficien-
te al ataque. Basta que su voluntad haya sido quebrada. Pero también aho-
ra la oposición de la víctima al acto debe ser seria y no pura simulación.

" TSJ de Cba., sent. N" 31, 7/5/2003, "Robles".


12 CNTrabajo, Sala II, sent. del 31/1<V/1991, " M , L.G. (/Antigua S.A,", DT1992-B-1433; Sala

VI, sent. del 15/3/2001, "Dentone c /Seguridad y Custodia SRL", DT-2000-B, 2334, en-
tre otros fallos citados por POSE, CARLOS, en La tipificación del acoso sexual bajo el
régimen de la ley provincial 1Z764, publicado en Derecho del Trabajo, La Ley, año
LXII, n° VI, junio 2002, p. 1164.
13 Autor y ob. cit., p. 197.
140 RICARDO C. NUÑEZ

El delito exige dolo directo. Requiere el conocimiento de que se rea-


liza sin el consentimiento de la víctima un acto de carácter impúdico y la
voluntad de ejecutarlo, sea que lo haga con esa finalidad como con otro
propósito en el que aquella finalidad esté ausente pero sabiendo que
está afectando la libertad sexual de la víctima. El delito es instantáneo.
Cuando la conducta típica que se propuso realizar no se consumare por
circunstancias ajenas a su voluntad (Vgr., si la víctima, mediante un rápi-
do movimiento, evitó el tocamiento impúdico a ella dirigido) el delito
quedará en grado de tentativa.

V. AGRAVAMIENTOS

^1) Por configurar un sometimiento sexual gravemente ultrajante

El § 2° de} art. 119 prescribe: "la pena será de cuatro a diez años de
reclusión o prisión cuando el abuso por su duración o circunstancias de
su rfealizacjóif, hubiere configurado un sometimiento sexual gravemente
ultrajante para la víctima". "Someter" a una persona es dominarla, hu-
millarla. ultrajarla, tratarla con desprecio. Es menoscabar al otro con la
conducta de que lo hace objeto.
El sometimiento sexual será gravemente ultrajante:
2) Por su duración.
Ello ocurre cuando ese tipo de abuso se prolonga más tiempo que el
que debía, razonablemente, demandar la realización del tipo básico, como
es el hecho de encerrar a la víctima "y constituirla prácticamente en pri-
sión durante tres horas" 14 .
Es verdad que ya el atentado a la integridad sexual encuadrable en
la figura básica es, de por sí, ultrajante para la víctima. Pero estas otras
conductas tienen un "plus" de ultraje.
Algunos casos que, conforme a la legalidad anterior, configuraban el
delito de rapto cuando hubiera sido cometido "con miras deshonestas" y
se concursaban materialmente con los otros delitos contra la "honestidad"
que importaban la concreción de esas miras cuando la acción que lo confi-
guraban había sido una sustracción de la mujer o su retención que hubie-
ran excedido el tiempo que estos últimos demandaban para su comisión,
no así cuando ese tiempo hubiera sido el razonablemente necesario para
consumarlos. Bajo la vigencia de la ley 25.087, aún cuando la retención
exceda ese límite temporal, resulta absorbida por la figura más grave con-

14 Ejemplo obtenido del fallo del TSJ de Córdoba, Sala Penal, n" 23,19/6/70. BJC, t. XXIV,
p. 478.
DELITOS C O N T R A LA INTEGRIDAD SEXUAL 141

templada en el § 2o del art. 119 CP el hecho de encerrar a la víctima du-


rante tres horas como ocurrió en el ejemplo citado15.

3) Por las circunstancias de su realización


Ocurre cuando las circunstancias de modo o lugar elegidas por el
autor importan una mayor degradación de la víctima como persona por
utilizársela como objeto. Para determinarla, debe tomarse en considera-
ción "lo que para la normalidad excede el límite del desahogo sexual" 16 .
Pueden ser ejemplos de estos abusos cumplir el acto sexualmente abu-
sivo con trascendencia pública; o actos de bestialidad o introducir los de-
dos u objetos en la vagina o el ano. Para la Sala Penal del Tribunal Supe-
rior de Justicia de Córdoba, también lo es la introducción de la lengua17.
Una interpretación literal del texto "sometimiento gravemente ul-
trajante para la víctima", pudiera hacer pensar que la gravedad del ultra-
je queda reservada a la subjetividad de aquélla. Lo que no es así, porque
el grave ultraje se da cuando el autor, con su conducta para con la misma,
la reduce a una "cosa" y no cuando a la víctima "le parece" que eso ha
ocurrido. El abuso sexual debe ser de gravedad objetivamente ultrajante,
valorada por los jueces y no por la víctima.
La Comisión que proyectó la Reforma al Código Penal (2006) elimi-
nó este tipo calificado porque "el contenido y alcance interpretativo" del
mismo "ha planteado serias dificultades" y porque "los hechos que pu-
dieran tener esas connotaciones se encuentran castigados en el texto pro-
yectado a través de la referencia a las acciones de contenido sexual vio-
lentas o intimidatorias".

4) Por haber acceso carnal por cualquier vía


Dispone el tercer párrafo del art. 119 (ley 25.087) que "la pena será
de seis a quince años de reclusión o prisión cuando mediando las cir-
cunstancias del primer párrafo (figura básica de abuso sexual) hubiera
acceso carnal por cualquier vía".
Antes de la reforma y frente al texto entonces vigente, señalaba
NUÑEZ18 que cometía violación el varón que, sin derecho a exigirlo19.

15 RH.NALDI, V Í C T O R F., LOSdelitos sexuales en el Código Penal Argentino, cit. p. 88 y s.


16 DONNA, EDGARDO A . , Derecho PenaL Parte Especial, Rubinzal- Culzoni Editores. Santa
Fe. 1999, T. I, p. 46.
1 7 TSJ Cba., Sala Penal, sentencia n° 82, "González", 9/9/2004.
18 N U Ñ E Z , R I C A R D O C . , Manual de Derecho Penal, Parte Especial, cit, p. 125.
w La cópula por vía normal está dentro del débito conyugal. Sin embargo, no p u e d e
afirmarse que en ningún caso puede haber violación en el matrimonio. N U Ñ E Z
admite la tipicidad del acceso carnal violento en el matrimonio cuando el a c t o
142 RICARDO C . NUÑEZ

Accede carnalmente a otra persona de uno y otro sexo, abusando de


su inmadurez, estado mental o indefensión o usando violencia (CP., art.
119). Y agregaba: el varón accede carnalmente a la otra persona cuando
introduce, aunque sea parcialmente y sin eyacular, su órgano sexual en el
cuerpo de la víctima: sea según natura, por vía vaginal; sea contra natura,
por vía rectal. La introducción por vía bucal (fellatio in ore) no constituye
acceso carnal en el sentido del art. 119, sino que, realizada violenta o frau-
dulentamente, es un abuso deshonesto, previsto en el art. 127 CP y castiga-
do con pena de prisión de seis meses a cuatro años20.
La boca -agregaba- a diferencia del ano, carece de glándulas de evolu-
ción y proyección erógenas y por esto en su contacto con el órgano mascu-
lino, no cumple una función sexual semejante a la de la vagina. Pero estas
razones fueron desvirtuadas por descubrimientos posteriores que han
demostrado que no sólo la boca no posee esas glándulas sino tampoco, la
vagina y el ano 21 .
Y las últimas legislaciones mencionan las tres vías de modo inequí-
voco. Vgr. la Ley Orgánica española n° 11 del 30 de abril de 1999 lo hace
en estos términos:"cuando la agresión sexual consiste en un acceso car-
nal por vía vaginal, anal o bucal (art. 179)22.

imparta un atentado al pudor de la esposa, cuando se realiza en público o en presencia


de extraños, etc. Autor cit.. Tratado, IV, p. 252. También consideraba típicos los acce-
sos contra natura obtenidos mediante violencia, por no estar impuestos por el débito
conyugal. Para algunos autores, el indiscutible derecho del marido al acceso carnal no
importa la facultad de recurrir a la fuerza para ejercitarlo, frente a la negativa de la
esposa, la cual podrá autorizar el divorcio pero jamás el empleo de la fuerza. O R C A Z ,
A L F R E D O , Violencia y derecho. Nota a fallo. Semanario Jurídico, Í Y I 2/1978; ESTRELLA,
O S C A R A. y G O D O Y L E M O S , R O B E R T O , Código Penal, 1.1, Hammurabi, Buenos Aires, 1995,
p. 328-329, quienes comentan favorablemente el fallo dictado con fecha 2/10/1978 por
la Sala Penal del TSJ de Cba., BJC, t. XXII, p. 622. En el voto que emití como Vocal de
esa Sala, llegué a la conclusión de que el esposo, al acceder violentamente contra su
voluntad a su cónyuge, de quien estaba separado de hecho sin voluntad de unirse,
cometió el delito de violación. Sostuve que "mientras el juez no ordene a la esposa
restablecer la convivencia, no está legalmente obligada a volver al hogar ni a darse
sexualmente. Recién lo estará cuando se produzca esa intimación, la que no puede
entenderse como que, a partir de ese momento, puede exigírsele la observancia de
esas obligaciones ob torto eolio porque, dada la naturaleza eminentemente personal
de las mismas, no puede ser de ejecución forzosa". Estas conclusiones son válidas
también para casos en los que la separación o el alejamiento de uno de los cónyuges
no se hubiera producida.
20 En contra: F O N T Á N BALESTRA, CARLOS. Tratado, Parte Especial, 6 a ed., p. 148.
21 KOLOCNY, ROBERT C.; M A S T E R S , W I L L A M H . y J O H N S O N , VIRGINIA E , Tratado de medicina
sexual, Salvat, Barcelona, 1983, pp. 1 , 2 , 7 y 8.
22 La jurisprudencia, al igual que la doctrina, se hallaba dividida sobre el particular.

El Tribunal Oral en lo Crim. n° 14, por m a y o r í a , en sentencia dictada el 1 0 / 1 1 /


DELITOS C O N T R A LA INTEGRIDAD S E X U A L 143

El miembro informante ante la Cámara de Diputados de la Nación,


Dr. CAFFERATA ÑORES, afirmó en una publicación23, que la utilización de la
palabra "vía" no es casual: ella fue escogida en el sentido siguiente: "cual-
quiera de los conductos por donde pasan, en el cuerpo... los humores"
(líquidos), "el aire, los alimentos y los residuos de la digestión". Incluye,
sin dudas, a la fellatio iti ore. "Así lo quisieron quienes lo sancionaron",
asevera el entonces legislador.
No es ilógico pensar así, porque si la reforma se efectuó con la fina-
lidad de que la fellatio fuera considerara uno de los accesos carnales y
que mantuvo la declaración de que el delito podía ser cometido en "per-
sona de uno y otro sexo" que hacía la norma sustituida, la cual permitía
aceptar la vía vaginal y la rectal, se haya agregado la expresión "por cual-
quier vía" y se considere, no obstante ello, que este último agregado ca-
rece de sentido.
La ley 25.087 sustituyó la expresión "el que tuviere acceso camal" de
la anterior fórmula por la de "hubiere acceso carnal por cualquier vía". Y
ambas fórmulas difieren. Porque la primera hace referencia a la actividad
que debe cumplir el sujeto activo, que es la de "penetrar" mientras que la
actual se satisface con que exista un acceso de esa índole, lo que ocurre
tanto cuando el sujeto activo del delito es el sujeto que cumple un rol acti-
vo en la relación sexual, como cuando aquel sujeto desempeña en ella un
papel pasivo. Es este último el caso de la mujer o del varón homosexual
que se hacen penetrar aprovechándose de la edad del otro (varón menor de
trece años, que asiente aunque resulte jurídicamente irrelevante) o que
obligan al varón a hacerlo contra su voluntad valiéndose de violencias o
amenazas (aunque no es fácil admitir que, en ese caso, sea factible lograr
la necesaria erección) o del empleo de medios hipnóticos o narcóticos, equi-
parado a la violencia física (CP, art, 78) o abusando coactiva o intimidato-
riamente de una relación de dependencia, de autoridad o de poder. En
todos esos casos, no hubo consentimiento de quien resultó víctima.

1997, declaró que "el concepto de acceso c a m a l del art. 119 comprende toda penetra-
ción del órgano masculino en orificio corporal de la víctima, de m o d o de posibilitar la
cópula o una equivalente de la misma, por eso la fellatio in ore configura el delito de
violación. ED, 11/2/1999. En ese mismo sentido se pronunció, por unanimidad, la Cá-
mara Nacional de Casación Penal, Sala III, en sentencia del 19/11/1998, ED, 31/1 gñ998.
La Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba, en el fallo dictado en la
causa "Lazo" (sentencia n° 88, 11/10,2002, Foro de Córdoba, Año XIII - N° Z79-2002,
pp. 146 a 152), adhirió a esa misma conclusión y volvió a hacerlo en la sentencia N° 21
dictada el 14/2/2005 in re "Baigonia".
23 CAFFERATA Ñ O R E S , J O S É I . , El avenimiento en los delitos contra la integridad sexual, en
Temas de Derecho Procesal Penal (Contemporáneos). Ed. Mediterránea, Córdoba, 2001,
p. 19, nota 9.
144 RICARDO C . NUÑEZ

Configura violación la penetración en el cuerpo de la víctima del


miembro viril, no la realizada con los dedos u otra partes del cuerpo ni -
a diferencia de lo que admite la ley española- con algún objeto.
La violación, que admite tentativa, se consuma con el acceso carnal
aunque física y fisiológicamente no alcance su perfección24.
Basta un mínimo de penetración del pene (inmissio penis) en la va-
gina, el ano o boca de la víctima aunque no se llegue a eyacular en ellos
(inmissio seminis).
Cuando el delito se perpetra mediante una de las acciones contem-
pladas en el primer párrafo del art. 119, el que emplea violencia contra la
víctima (por ej.: sujetándola) o la coacciona o intimida, aunque no sea él
sino un tercero el que realiza el acceso carnal, responde como coautor.
Cuando los accesos carnales fuesen por distintas vías pero entre los
mismos sujetos activo y pasivo, bajo la misma situación intimidatoria o de
violencia, en las mismas circunstancias de tiempo y lugar y respondiendo
al mismo deseo erótico, el delito será único. En cambio, cuando se trata de
conductas espacio temporales totalmente dif erenciables, fruto de activida-
des psicológicas también distintas, hay una pluralidad de acciones inde-
pendientes entre sí concursables realmente (CP., art. 75). La violación
subsume las acciones sexuales que constituyen el preludio del acto sexual.
No ocurre lo mismo si después de la penetración realiza nuevas ac-
ciones que afectan la integridad sexual incompatibles con la subsunción.

V I . AGRAVAMIENTOS DEL TIPO BÁSICO POR EL RESULTADO

El párrafo 5° del art. 119 de la ley 25.087) establece los agravantes


del tipo básico en los siguientes términos: "En el supuesto del primer pá-
rrafo, la pena será de tres a diez años de reclusión o prisión si concurren las
circunstancias de los incisos a), b), d), e) ofi del art. 119 § 4o".
El art 124 reformado por la ley 25.893 (B.O., 26/5/2004), dispone, a la
vez, que "se impondrá reclusión o prisión perpetua, cuando en los casos de
los arts. 119 y 120 resultare la muerte de la persona ofendida". Esta ley modi-
ficó la ley 24.660 (BO., 16/7/1996), que reprimía el delito con pena de reclu-
sión o prisión de quince a veinticinco años y agregó a ésta el art. 56 bis, en el
que se establecen excepciones a las modalidades básicas de la ejecución y,
entre ellas, la de que "No podrán otorgarse los beneficios comprendidos en
el período de prueba a los condenados" por este delito agravado.
El agravamiento atiende a las circunstancias que se agregan al tipo
básico.

24 NUÑEZ, RICARDO C., Manual cit., p. 127.


DELITOS CONTRA LA INTEGRIDAD SEXUAL 145

1) Muerte de la víctima
La muerte -enseña NUÑEZ25- debe resultar del abuso sexual cometido
o de la violencia empleada para consumarlo pero no de la desplegada antes
del hecho para prepararlo o después de cometido. Entre este abuso y aquel
resultado tiene que existir una relación objetiva de causalidad y otra subje-
tiva. Para SOLER debe tratarse de un resultado preterintencional, que no haya
formado parte de los designios del autor, porque si así fuera, el homicidio
concurriría materialmente con el abuso sexual26.
Para NUÑEZ comete también este tipo calificado el que obra con dolo
eventual. No encuadra en él, sin embargo, sino en el del art 119 párrafo 3o
y en el del homicidio (CP., art. 79), en concurso real, la conducta de quien
ultraja la integridad sexual de otro y luego lo mata.

2) Grave daño
Según el art. 119, párrafo 4o, inc. a) el abuso sexual se agrava cuando
del acceso carnal en sí mismo o de la violencia ejercida para cometerla,
resulta, sin interferencia de otra fuente causal independiente y preponde-
rante, un grave daño en la salud física o mental de la víctima, el cual, como
advirtió NUÑEZ27, debe producirse en el funcionamiento del organismo de
la víctima28, y no simplemente en su estructura corporal29, salvo que tenga
influencia fisiológica30.
No sólo las lesiones graves y gravísimas que afectan la salud de la
víctima constituyen ese grave daño, sino, también cualquier otro perjui-
cio de cierta entidad no comprendido en aquéllas, como las lesiones que
imposibiliten para el trabajo sin exceder el mes o el contagio de una en-
fermedad de transmisión sexual que el autor ignoraba padecer31 o una
conmoción cerebral32.
Las lesiones leves resultantes del acceso o de las violencias quedan
absorbidas por el acceso. Las lesiones graves y gravísimas pueden estar
comprendas en la intención del autor pues, de otra manera, la intención
más grave conduciría a la pena menor de aquéllas.

35 N U Ñ E Z , RICARDO C , Tratado, I V , 2 6 9 )
26 SOLER, SEBASTIÁN, Derecho Penal Argentino, cit, t III, XL, p. 350.
2 2 N U Ñ E Z , RICARDO C , Tratado cit, t TV, p. 268.

2 8 N U Ñ E Z , RICARDO C , Tratado, t III, p. 187.

2 8 N U Ñ E Z , RICARDO C., Tratado, t. III, p. 186.

3 0 C R E U S , C A R L O S , Derecho Penal, Parte Especial cit., § 416, p. 185.

31 Cám. Apel. Bahía Blanca, 3 1 / 5 / 1 9 3 2 , J. A., 38-542.

32 Cámara Federal de Bahía Blanca, 22/12/1952, J.A., 1 9 5 3 - 1 1 1 - 8 7 .


146 RICARDO C. NUÑEZ

Desde el punto de vista subjetivo, la mayoría de los autores entien-


den que se trata de resultados no comprendidos en el dolo del autor33.
Pero si la regla se aplicara en el caso de resultar una lesión grave (CP,
art, 90), el dolo del autor llevaría a castigar más severamente el resultado
preterintencional que el doloso. NUÑEZ, rechazó esa incongruencia34.

V I I . POR EL PARENTESCO U OTRA VINCULACIÓN DEL AUTOR CON LA VÍCTIMA ( a r t .


119, § 4 ° , INC. B).

Se agrava el delito cuando autor y víctima fuesen parientes consan-


guíneos, matrimoniales o extramatrimoniales (CC., art. 240, texto según la
ley 23.264 (B.O., 23/10/1985). Ellos son los ascendientes o descendientes
(CC., arts. 350 y 351). El vínculo debe acreditarse con la correspondiente
partida de nacimiento (CC., arts. 79 y 80)35.
También son los hermanos, bilaterales o unilaterales (CC., art. 360).
Igualmente se agrava cuando el autor fuese afín en línea recta (suegro,
yerno) sin límite en su grado (CC., art. 363). La ley 25.087 agregó al tutor
(CC., art. 377) y al curador (CC., art. 468). El agravante se funda en la
violación del deber de respetar sexualmente a la víctima impuesto por la
ley en razón del parentesco. Y como ya lo hacía el Código de 1921, se
agrava el delito cuando es cometido por el encargado de la educación o
de la guarda de la víctima.
El agravamiento atiende a la violación del deber de resguardar al edu-
cando o pupilo que esa calidad impone. Tiene la calidad mencionada no
sólo el tutor, curador o guardador de la víctima, sino también la persona
que, siendo aquélla menor o incapaz, le enseña, corrige o cuida36.
El autor debe obrar con dolo, directo o eventual, vale decir, cono-
ciendo las relaciones que lo vinculan con la víctima o representándose la
posibilidad de que ellas se den. El error sobre las mismas constituye un
error de tipo el cual excusa la responsabilidad.

V I I I . POR LA CALIDAD MINISTERIAL DE ALGÚN CULTO RELIGIOSO (ART. 1 1 9 , § 4 ° ,


INC. D, PENÚLTIMA PARTE)

Este agravamiento en razón de la calidad ministerial de algún culto

33 S O L E R , SEBASTIÁN, o b . c i t . , I I I , § 9 7 , X , p . 3 4 9 .
31 NUÑEZ, RICARDO C , Tratado, t IV, p. 270.
35 La libreta de familia no es idónea para probar el vínculo de ascendencia o descendencia.
TSJ de Córdoba, Sala Penal, sent. del 2 6 / 1 0 / 1 9 7 0 . "R. A.N.", Derecho y Procedimientos
Penales, Comercio y Justicia, 3 0 / 3 5 / 1 9 7 1 , p. 2.
36 Más detalles en N U Ñ E Z , Tratado, L IV, p. 2 7 4 .
DELITOS CONTRA LA INTEGRIDAD SEXUAL 147

religioso reconocido o no por la Secretaría de Cultos del Ministerio de Rela-


ciones Exteriores y Cultos de la Nación, se debe a que el delito implica, a la
vez que la lesión a la dignidad de la víctima, una infracción al deber de no
lesionar la integridad sexual de terceros. Es irrelevante, para NUÑEZ, que
la víctima conozca o no la calidad ministerial religiosa del autor, contra-
riamente a lo que sostiene CREUS 37 .
No es necesario, empero, que entre el autor y su víctima medie una
especial relación a causa del carácter ministerial del autor, sino que basta
que el primero revista la calidad requerida por la ley, porque el agrava-
miento no atiende al aprovechamiento o abuso de la situación por el autor,
sino a la violación del deber ya señalado38.

I X . POR EL MODO DE COMISIÓN DEL HECHO

1) Por dos o más personas, (art. 119, § 4°, I a parte)


El agravante del abuso sexual por la pluralidad de autores, actual-
mente contemplada, se diferencia de la disposición derogada porque no
exige -como ésta hacía- que el hecho se cometa con el concurso de dos o
más personas sino que sus autores sean dos o más. La nueva y mejorada
redacción del texto legal ha venido a poner término a la disputa existente
frente al texto anterior que decía: "...cuando en los casos del artículo 119...
se cometiere el hecho... con el concurso de dos o más personas", el que
daba lugar a que se discutiera si la fórmula exigía que las personas inter-
vinientes en la comisión, vale decir, en la fase ejecutiva del hecho, de-
bían ser tres por lo menos, lo que disminuía las posibilidades de defensa
de la víctima39.

2) Con armas (Art. 119, § 4 o , inc. d, 2' parte)


El abuso sexual se agrava cuando se cometiere con armas40.
El empleo de armas (pese a la utilización del plural no necesaria-
mente deben serlo; basta con una sola) califica el delito por el peligro que
para la vida e integridad física importa su uso y por el franco poder intimi-
dante que ellas tienen aunque no resulten operativas.

37 CREUS, siguiendo a SOLER y a FONTÁN BALESTRA, en Derecho Penal, Parte Especial, ciL, 1.1,
§ 408, p. 181.
53 La opinión no es unánime (NUÑEZ, RICARDO C., Tratado, L IV, p. 248).
W NUÑEZ, RICARDO C, ob. c i t , p. 277.
40 Según la doctrina y jurisprudencia mayoritaria, "arma es para la ley todo objeto capaz de
aumentar el poder ofensivo del hombre, tanto del construido específicamente para el ata-
que o defensa de las personas, al que se denomina arma propia, como el transformado en
armas por el empleo que de él se ha hecho y que recibe el nombre de impropia".
148 RICARDO C . N U Ñ E Z

X. P O R COMETERLO APROVECHANDO LA SITUACIÓN DE CONVIVENCIA PREEXISTENTE


CON UN MENOR DE DIECIOCHO AÑOS. (ART. 1 1 9 , § 4 O , INC. F ) .

Es un abuso sexual con un sujeto pasivo calificado en razón de la


edad, la cual el sujeto activo debe conocer. Se da la situación de convi-
vencia cuando el autor y víctima viven bajo un mismo techo41.
No cuando -como lo expresaba el derogado art. 125 CP en su último
párrafo- cuando aquél haga con ésta "vida marital", entendida como una
relación concubinaria más o menos estable, de modo que quedaban fuera
del agravante las relaciones sexuales que eventualmente pudieran tener42.
La convivencia es facilitadora del hecho. La ley impone al convi-
viente un mayor deber de abstenerse de abusar sexualmente de una víc-
tima más vulnerable en razón de su situación.

X I . P O R HABER SIDO COMETIDO POR PERSONAL PERTENECIENTE A LAS FUERZAS


POLICIALES O DE SEGURIDAD, EN OCASIÓN DE SUS FUNCIONES ( A R T . 1 1 9 , E)

Igualmente se agrava si el hecho fuere cometido por personal perte-


neciente a las fuerzas policiales (policía federal o provincial) o de seguri-
dad (Gendarmería, Prefectura o policía aeronáutica), mientras desarro-
llaba sus funciones (art. 119, párrafo 4 o , inc. e). La calificante toma en
consideración la mayor criminalidad del autor que, teniendo la función
de resguardar a las personas, comete este delito contra ellas, faltando gra-
vemente a sus deberes.

X I I . AGRAVAMIENTOS D E ABUSOS SEXUALES D E LOS § § 2 O Y 3 O DEL ART. 1 1 9

1) La escala penal será de ocho a veinte años de reclusión o prisión si


concurrieran las circunstancias agravantes previstas en el art. 119 (ley 25.087),
§ 4 o , inc. a): por el resultado: grave daño en la salud física o mental de la
víctima; inc. b) por el parentesco u otra calidad del autor; inc. d) por el
número de personas que participan en su comisión y por el empleo de
armas; inc. e) por el carácter funcional del autor f) por el aprovechamiento
de la situación de convivencia preexistente con un menor de dieciocho años.
La ley no ha establecido un agravante mayor para los supuestos en
los que concurran dos o más circunstancias agravantes, pero el juzgador
deberá tomarlas en consideración al establecer la pena a imponer en el
caso concreto como lo prescribe el art. 40 CP.

41 C á m a r a 6 ' e n l o C r i m . C ó r d o b a , sent. d e l 2 3 / 8 / 2 0 0 2 , i n r e " L i n g a " .


42 D O N N A , EDGARDO A-, Derecho Penal, Parte Especial, R u b i n z a l C u l z o n i , S a n t a Fe, 1 9 9 9 , 1 1 ,
X , f, p. 4 7 2 .
DELITOS CONTRA LA INTEGRIDAD SEXUAL 149

2) Corresponde aplicar la misma escala si existiera, a causa del abu-


so sexual, peligro de contagio de una enfermedad de transmisión sexual
grave de la que el autor se sabe portador.
La ley n° 7.714 (B.0.18/11/1988) de la Provincia de Córdoba destina-
da a la prevención, control o asistencia integral de las enfermedades de
transmisión sexual en el ámbito de esta Provincia, hace una enumeración
de esas enfermedades, la que no es exhaustiva desde que admite la in-
clusión de "toda otra existente o que apareciere y cuya transmisión se
realice a través de la vía sexual"43.
El autor debe estar afectado de una de esas enfermedades de mane-
ra capaz de crear el peligro de contagio. Este peligro tiene que haberse
dado a raíz del abuso sexual cometido por el enfermo. La ley no exige, sin
embargo, que se pruebe que el sujeto pasivo estuvo en un peligro concre-
to de contagio debido a la acción efectiva del germen de la enfermedad
en su organismo. Basta que el autor, que además debe tener conocimien-
to cierto de que está afectado por uno de esos males (no basta la duda),
haya cometido un abuso sexual capaz de originarlo. La ley exige que la
enfermedad que padece el autor sea "grave" lo que no debe entenderse
que deben ser sólo las lesiones de los arts. 90 y 91 CP.
Los contactos sexuales realizados sin protección entre homosexuales
mayores de edad -uno de los cuales se sabía portador del virus del HTV
pero que lo ignoraba el otro que, sin embargo, no desconocía los riesgos a
los que voluntariamente se exponía, no configura delito alguno.
Por ser los abusos sexuales delitos de resultado, se consuman con el
abuso y admiten tentativa. La cometió quien, a causa de una eyaculación
precoz, no llegó a penetrar a la víctima por imposibilidad de lograr otra
erección44.
Las exigencias requeridas por el tipo objetivo deben ser cumplidas
con dolo.
El Anteproyecto de Reforma del Código Penal (2006) define la vio-
lación, aunque sin darle esa denominación -pese a que ese "nometi juris"
había sido asumido por el grupo social- como la acción de obligar a otro
a tolerar "una relación sexual contra su voluntad" mediante el empleo de

43 A los efectos de esa ley "se entiende por tales: sífilis, secreciones masculinas y femeni-
nas genitales gonocóccidas y no gonocóccidas, herpes genital, papilomatosis venéreo,
molusco contagioso, chancro blando, linfogranuioma venéreo, hepatitis B, síndrome
de inmuno deficiencia adquirida (SIDA) y toda otra existente o que apareciere y cuya
transmisión se realice a través de la vía sexual". R E I N A L D I , V Í C T O R F . , LOS delitos sexua-
les, Lerner Editora, 1 9 9 5 , p. 1 3 7 - 1 3 8 .
44 N U Ñ E Z , RICARDO C . , Tratado, t IV, p. 309.
150 RICARDO C . N U Ñ E Z

violencia o intimidación". Se agrega la siguiente norma interpretativa: "se


considerará relación sexual la penetración por la vagina o el ano (se exclu-
ye la boca por estimarse, equivocadamente, que el acceso por esa vía no
tiene la misma gravedad que la violación) practicada con el pene o con otro
cualquier objeto" (no puede considerarse cualquier tipo de objeto, como
una cucharita). No todos estarán de acuerdo en que esa fórmula admite la
"violación inversa"que se da cuando una mujer o un varón homosexual se
hacen acceder por otro varón (el caso más posible es si éste es menor de
trece años, cuyo consentimiento es absolutamente irrelevante). Algunas
legislaciones modernas, como la de Costa Rica (ley 7.899) del 3/8/99 admi-
ten la violación inversa en términos que no dejan resquicio para la duda,
al admitir como sujeto activo de una violación a quien penetre sexualmente
a la víctima o "se haga penetrar" por ella". En el Anteproyecto, también, se
suprimen o modifican algunas de las actuales circunstancias agravantes.
Desaparece, entre ellas, la prevista en el art. 124 del CP que, de ese modo,
corre la misma suerte de todos los delitos calificados por el resultado, que
"han sido fuente de diversas interpretaciones, algunas de ellas, de dudosa
constitucionalidad" y, también, el agravante por el empleo de armas que
aumenta el poder vulnerante o intimidatorio y anula o disminuye sensi-
blemente toda posibilidad defensiva.

\ X I I I . A B U S O SEXUAL DE UN MENOR DE TRECE A DIECISÉIS AÑOS COMETIDO APROVE-


1 CHÁNDOSE DE SU INMADUREZ SEXUAL

1) El tipo básico
La ley 25.087 sustituyó el texto del art. 120 que definía el delito de
estupro por el siguiente "Será reprimido con prisión o reclusión de tres a
seis años el que realizare alguna de las acciones previstas en el segundo o
en el tercer párrafo del art. 119 con una persona menor de dieciséis años,
aprovechándose de su inmadurez sexual, en razón de la mayoría de edad
del autor, su relación de preeminencia respecto de la víctima, u otra cir-
cunstancia equivalente siempre que no resultare un delito más severamente
penado". En el § 2° se prevén los agravantes.
Es el abuso sexual cometido en perjuicio de un menor de edad, mayor
de trece años y menor de dieciséis, de uno u otro sexo, aprovechándose de su
inmadurez sexual para obtener su consentimiento, en razón de darse las
circunstancias a las que se refiere expresamente la disposición legal, por lo
que la tipicidad no se elimina. El abuso tiene que consistir en un someti-
miento gravemente ultrajante para la víctima, por su duración o por las ca-
racterísticas de su realización o por haber acceso camal por cualquier vía.
La nueva fórmula tiene muy poco en común con el delito de estupro
antes previsto en el art. 120 CP. Se asemejan ambas fórmulas en cuanto a
DELITOS CONTRA LA INTEGRIDAD SEXUAL 151

que el autor cuenta con el consentimiento del menor para la realización


del acto practicado, el que puede ser dado en forma expresa o tácita. Si ese
consentimiento no se dio de ningún modo, el hecho encuadra en la figura
del abuso sexual previsto en el art. 119 § I o , calificado por las circunstan-
cias contempladas en los §§ 2° o 3 o . También se asemejan por la escala
penal con la que se reprimía el estupro y se castiga el actual delito. Pero
difieren: a) en que el estupro se daba si se realizaba el acceso camal por vía
vaginal. Se discutía si era apta la vía anal. Lo negaba FONTÁN BALESTRA45.
Lo admitía NUÑEZ46.
Actualmente, el delito se da si hubiere acceso carnal por cualquier
vía e, incluso, aunque no lo hubiere cuando el acto consista en un some-
timiento gravemente ultrajante para la víctima. El sujeto activo del estu-
pro sólo podía ser un varón, "que tuviere acceso carnal"con la víctima,
por ser el único anatómicamente capacitado para penetrarla sexualmente.
Ahora, tanto puede ser varón o mujer. Sujeto pasivo del estupro sólo po-
día ser una mujer honesta, mayor de doce años y menor de quince, que
en el momento del hecho no estuviera privada de razón o de sentido y
que hubiera podido resistirse al acto. La honestidad que se requería no
equivalía a virginidad, a la indemnidad del himen. Por el contrario, era
un estado moral compatible con la falta del estado físico de virginidad.
Incluso, con la pérdida de ella debida a un desfloramiento copular no
consentido por la víctima47, pero se la consideró equivalente a inexpe-
riencia sexual que, sin importar una ignorancia de lo relativo a las rela-
ciones sexuales entre las personas 43 , resultaba incompatible con la mali-
cia sexual innata o adquirida por la práctica sexual o por la ligereza o
corrupción de las costumbres. El CP. no requería el empleo de seducción
para cometer el estupro (seducción real), exigido por el Código de 1886,
sino que bastaba su seducción presunta49.
La víctima del delito actual puede ser mujer o varón de trece a dieci-
séis años relativamente inmadura, lo que no equivale a inexperiencia 50
sino a "falta de capacidad de la víctima para la libertad sexual", como
expresa la ley alemana (StGB, § 182, II) que, persiguiendo el mismo pro-
pósito protector que procura brindar nuestra ley a los menores, castiga,
entre otras hipótesis que contempla, a la "persona mayor de veintiún años
que abuse de una persona menor de dieciséis años de manera que realice
con el menor actos sexuales o permita a éste realizarlos con él y, con ello, se

45 FONTÁN BALESTRA, CARLOS. Tratado, t. V, § 3, p. 102.


46 NUÑEZ, RICARDO C , Tratado, t. IV, p. 2 8 8 .
47 N U Ñ E Z , R I C A R D O C . , Tratado, cit, t. IV, p. 294.
4" N U Ñ E Z , R I C A R D O C , Tratado, t. IV, p. 292.
45 N U Ñ E Z , R I C A R D O C . , Tratado, t. IV, p. 2 9 2 .
50 RELNALDI, V Í C T O R F . , Los delitos sexuales, cit. 2 * ed., 2005, § 53, p. 149.
152 RICARDO C. NUÑEZ

aproveche de la falta de capacidad de la víctima para la libertad sexual".


Pero ni en Alemania ni en nuestro país se comete este delito cuando no
concurren las circunstancias legalmente mencionadas, como ocurre con
los actos sexuales realizados inter aequo, entre iguales, sin preeminencia
de uno sobre el otro51.
La ley brinda pautas para determinar si hubo aprovechamiento por
parte del autor. Ellas son: a) la mayoría de edad del autor. Éste debe contar
con 21 años cumplidos, por lo que en ese caso, debe existir una diferencia
de cinco años entre la máxima del menor y la mínima del mayor; b) la
relación de preeminencia respecto de la víctima que puede darse tanto en
un mayor de 21 años o, a mi juicio, en un menor de esa edad siempre que
tenga una relación de superioridad sobre el menor, sea de índole laboral,
funcional, educativa o de otra naturaleza; c) otra circunstancia equivalente
a las anteriores, expresión que revela que las circunstancias primeramente
mencionadas no son taxativas sino meramente ejemplificativas. Puede ser
el especial afecto o el temor reverencial que la víctima sienta por el otro.

2) El bien jurídico específicamente protegido


A través de esta figura es el libre desarrollo de la sexualidad como as-
pecto integrante de la personalidad del menor de dieciséis años, a fin de que
pueda disfrutar plenamente de la libertad sexual en el futuro para lo cual es
preciso asegurarle la posibilidad de hacerlo con responsabilidad, porque no
hay libertad -particularmente la sexual- si no se la ejerce de ese modo.
La ley supone sin admitir prueba en contrario, que el menor que no
alcanzó la edad de trece años carece en absoluto de capacidad para consen-
tir cualquier acto de significación sexual; -si superó esa edad pero no los
dieciséis -sea mujer o varón- y el acto sexual importa un sometimiento
gravemente ultrajante o consista en un acceso carnal por cualquier vía, es
también inválido su consentimiento y, en consecuencia delinque el autor
de esos hechos -persona mayor de edad (la que alcanza a la medianoche
del día en el que cumplió 21 años, CC., ley 17.711, arts. 126,24 y 25), o que
se halla en relación de preeminencia aún sin tener 21 años o por concurrir
otra circunstancia equivalente con el menor- porque la ley considera que
mediando esas preeminencias, el consentimiento ha sido obtenido con apro-
vechamiento de su inmadurez sexual. Estas pautas dadas por la ley para
determinar la existencia de aprovechamiento de esa inmadurez son alter-
nativas. No son forzosamente acumulativas. Puede concurrir una u otra.
La aceptación del acto por estos menores no se debe a su inmadurez

51 L, Temas de Derecho procesal penal (contemporáneos). Ed. Medite-


CAFFERATA Ñ O R E S , J O S É
rránea, Córdoba, 2001, p. 19, nota 10.
D E L I T O S CONTRA LA INTEGRIDAD SEXUAL 153

absoluta sino relativa, por lo que su consentimiento es insuficiente para


tenerlo por válido ya que "no saben decidir sobre su conducta, sobre sus
deseos o sobre sus apetencias y, sobre todo, no saben afrontar mentalmen-
te situaciones adversas inesperadas" como lo ha declarado el TS español52.
El paso de la inmadurez absoluta (hasta los trece años) a la madurez
plena no se produce en un instante (a la medianoche del día en el que
cumplió trece años) sino gradualmente, y su inmadurez relativa interme-
dia se suele traducir en actos como los de mantener relaciones sexuales,
promiscuas o no, sin tomar las precauciones necesarias para no contraer
enfermedades de transmisión sexual o causar o sufrir embarazos no de-
seados, por lo que requiere protección legal.
El delito es doloso. El autor debe tener conciencia de que se aprove-
cha de la madurez relativa de la víctima en razón de su edad (menor de
dieciséis años). Dada la subsidiariedad establecida en la norma de modo
expreso, el tipo y la pena ceden siempre ante un delito previsto con una
sanción más grave.
El delito, que admite tentativa, se consuma con el sometimiento
sexual gravemente ultrajante o con acceso carnal, aún cuando la pene-
tración sea parcial.

3) Agravantes
Se agrava el delito por las circunstancias previstas en los incs. a), b),
e), o f) del art. 119 §§ 2o y 3°, excepto las contempladas en el inc. d, porque
la pluralidad de agentes o el empleo de armas es incompatible con un
hecho cometido con el consentimiento de la víctima, aunque obtenido
aprovechándose de su inmadurez relativa. La pena, en todos aquellos
supuestos, será la de seis a diez años de reclusión o prisión (CP. 120, pá-
rrafo 2 o ), salvo cuando resultare la muerte de la persona ofendida, por-
que en tal caso será la de reclusión o prisión perpetua (CP. 124, ley 25.893).
En el Anteproyecto de Reforma del Código Penal (2006) se suprime
el abuso sexual del art. 120, tipo básico y calificado, lo que estimo des-
acertado por más que admita que debe perfeccionarse la fórmula. Ade-
más, porque importa un claro incumplimiento al compromiso contraído
por nuestro país de proteger al niño al aprobar la Convención de los De-
rechos de éste por ley 23.849, elevada a rango constitucional en 1994.

4) Acción penal

La acción penal emergente de los abusos sexuales previstos en los

52 S T S , s e n t e n c i a del 1 0 / 3 / 1 9 9 2 .
154 RICARDO C . N U Ñ E Z

distintos párrafos del art. 119 y en el art. 120 CP es dependiente de ins-


tancia privada, si no resulta la muerte de la persona ofendida o lesiones
de las mencionadas en el art. 91, casos en los que, por excepción, es de
oficio. No se procederá a formar causa por el delito sino por acusación o
denuncia del agraviado o de su tutor, guardador o representantes legales,
salvo que el delito fuere cometido contra un menor que no tenga padres,
tutor ni guardador o que lo fuere por uno de sus ascendientes, tutor o
guardado, o existieran intereses gravemente contrapuestos entre alguno
de éstos y el menor. En estos casos también se procederá de oficio (CP. 72,
ley 25.087). Esta última fórmula había sido introducida por la ley 17.567,
dejada sin efecto por la ley 20.509, repuesta por la ley 21.338 y derogada
por la ley 23.077. Es concordante con la del art. 61 del CG
DELITOS CONTRA LA LIBERTAD 241

de a la parte de la Inteligencia referida a las actividades criminales espe-


cíficas que por su naturaleza, magnitud, consecuencias previsibles, peli-
grosidad o modalidades, afecten la libertad, la vida, el patrimonio de los
habitantes, sus derechos y garantías y las instituciones del sistema repre-
sentativo, republicano y federal que establece la Constitución Nacional"
(Ley cit., art. 2 incs. 1 y 3).
El art. 42 de la misma ley reprime "con prisión de un mes a dos años
e inhabilitación especial por doble tiempo, si no resultare otro delito más
severamente penado, el que participando en forma permanente o transi-
toria de las tareas reguladas" en esa ley, "indebidamente interceptare,
captare o desviare comunicaciones telefónicas, postales, de telégrafo o
facsímil, o cualquier otro sistema de envío de objetos o transmisión de
imágenes, voces o paquetes de datos, así como cualquier otro tipo de in-
formación, archivo, registros y/o documentos privados o de entrada o lec-
tura no autorizada o no accesible al público que no le estuvieren dirigi-
dos". En el art. 43 dispone que "Será reprimido con prisión de tres meses
a un año y medio e inhabilitación especial por doble tiempo, si no resultare
otro delito más severamente penado, el que con orden judicial y estando
obligado a hacerlo, omitiere destruir o borrar los soportes de las graba-
ciones, las copias de las intervenciones postales, cablegráficas, de facsí-
mil o de cualquier otro elemento que permita acreditar el resultado de
las interceptaciones, captaciones o desviaciones".
Son figuras subsidiarias que resultan desplazadas por otras de ma-
yor castigo. Son dolosas y se consuman al realizarse alguna de las accio-
nes típicas. Son alternativas las acciones previstas en el primero de los
artículos citados y, también lo son, las legisladas en el segundo de esos
artículos. Admiten la tentativa.

X V I . VIOLACIÓN DE SECRETOS

1) Violación de Secreto Particular24


Incurre en este delito y será reprimido con multa de mil quinientos a
noventa mil pesos (multa actualizada por el art. 1° de la ley 24.286) e in-
habilitación especial, en su caso, por seis meses a tres años, el que, tenien-
do noticia, por razón de su estado, oficio, profesión o arte, de un secreto
cuya divulgación pueda causar daño, lo revelare sin justa causa (CP. 156).
La denominación de "violación de secreto profesional" que comúnmente
se le da a este delito, restringe su alcance, porque lo que se protege es el
secreto particular, aunque no sea un secreto violado por un profesional. Los

24 Si, por ej., la revelación es indispensable para defender el buen nombre y crédito profesio-
nal (Cám. Civil 2a de la Capital, 1 4 / 6 / 1 9 3 7 , ¡.A., t. 58. p. 857.
242 RICARDO C . NUÑEZ

secretos vinculados al ejercicio de la función pública estaban protegidos por


el art. 157 de la Ley 16.648 y a partir de los seis meses del 24/6/2008, fecha de
la promulgación de la Ley 26.388, por el mismo art. 157 de esta Ley.
Es un secreto en el sentido del art. 156, no sólo lo que los interesados
tienen reservado y oculto para sí o para un determinado círculo de perso-
nas, sino, igualmente, lo que estando en esas condiciones, es ignorado por
el interesado como es la enfermedad conocida por el profesional, pero ig-
norada por el paciente. Objeto del secreto pueden ser hechos, ideas, conoci-
mientos y sentimientos, propios o ajenos, relativos a una persona, institu-
ción, objeto o situación.
El autor tiene noticia del secreto por razón de su estado (ministerio),
oficio (ocupación habitual que no es empleo, ni profesión ni arte), empleo
(trabajo en relación de dependencia, a las órdenes de un patrón público o
privado), profesión ("profesión liberal" o actividad cuyo ejercicio requiere
título o autorización y matrícula oficial) o arte (actividad que supone la
posesión de conocimientos o técnicas especiales o superiores) si, en el ejer-
cicio de ellas, conoce un secreto vinculado a ese ejercicio. El secreto ajeno al
ejercicio del estado, oficio, etc., conocido por el autor en ocasión de ese ejer-
cicio, no obliga a su reserva y su revelación no es punible de acuerdo con el
art. 156. No es necesario, sin embargo, que el secreto le haya sido confiado
por el interesado al autor, sino que basta que éste lo hubiere descubierto o
advertido al prestar sus servicios al primero.
El autor revela el secreto si lo descubre o manifiesta a un tercero que no
pertenece al círculo de los obligados a guardarlo. No es necesario que el
autor divulgue el secreto. La revelación puede hacerse mediante la comu-
nicación del secreto o dejando que el tercero se entere de él.
La revelación del secreto consuma el delito si fuere hecha por el autor
sin justa causa y la divulgación del secreto pudiera causar perjuicio. Constituye
una justa causa para revelar el secreto, el consentimiento del interesado, la
defensa del propio interés o de un tercero25 el ejercicio del propio derecho26 o
el deber legal de comunicar o denunciar el hecho a la autoridad, por ej., el
deber de denunciar enfermedades infecto-contagiosas, impuesto a los pro-
fesionales del arte de curar; o el deber de denunciar delitos perseguibles

23 El art. 6 ° de la ley 1 3 . 9 8 5 , que tipificaba la conducta del que "sin autorización para ello,
enUegue, remita, comunique, publique o difunda datos económicos, políticos, militares,
financieros o industriales que sin ser secretos o reservados, no estén destinados a su pu-
blicación o divulgación, y de los cuales haya tenido conocimiento o se le hubieren confia-
do en razón de su empleo, función, estado o misión" fue derogado por la ley 2 4 . 1 9 8 ( 3 /
6/1993).

* V. gr, el cobro de los honorarios en forma que no implique un abuso (CC., art. 1971, § 2°).
Ver diferentes opiniones en N U Ñ E Z , RICARDO C . , V, p. 1 2 8 .
DELITOS CONTRA LA LIBERTAD 243

cíe oficio conocidos en el ejercicio de sus funciones por los funcionarios pú-
blicos (C. de P. en lo Criminal para la Capital, art. 164)27.
La doctrina considera que el art. 156 CP "privilegia el mantenimien-
to del secreto médico, aun frente a la obligación de denunciar delitos
perseguibles de oficio, puesto que de lo contrario se sacrificaría la salud
o la vida de las personas incursas en delitos de acción pública que nece-
sitaran asistencia médica" 28 .
Para NUÑEZ, la regla es el secreto del art. 156 del CP29.
Otros autores30, llegan a la misma conclusión pero fundándose en la
interpretación de normas procesales. La ley hace prevalecer el interés de
la salud de un ser humano, aunque sea un delincuente, sobre el interés
social en la persecución y castigo delictivo. Recalca NUÑEZ31 que "cual-
quiera que sea el espíritu que en esos momentos esté aflorando en el país
que pueda ver esa prevalecencia como objetable y peligrosa, esa razona-
ble determinación legal debe pevalecer".
El art. 156 no castiga la revelación del secreto sino su divulgación si la
misma puede causar daño; que su divulgación, esto es, su propalación pueda
tener ese efecto. "Divulgar un secreto es la acción de publicarlo o extender-
lo al público en general". La divulgación puede causar daño si implica un
perjuicio potencial para un interés material o moral, económico o no para el
interesado, un tercero, una institución o sociedad o para el Estado.
El delito, que es de acción privada (CP., ley 24.453, BO, 7/3/1995, art.
73 inc 2°), sólo es imputable a título de dolo. Este requiere la conciencia de
la ilegitimidad de la revelación. El delito admite tentativa.

2) Revelación de Hechos, Actuaciones, Documentos o datos secretos


Incurre en el delito y será reprimido con prisión de un mes a dos años

17 La obligación de denunciar los atentados personales en los que hubieren prestado los soco-
rros de su profesión, impuesta a los profesionales en el arte de curar, rige siempre que no
se viole el secreto profesional (C.de P en lo Crim. para la Justicia Federal; art. 177; CPP de
Córdoba, art. 3 1 7 , inc. 2 ° ) . La cuestión ha traído problemas: Ver N U Ñ E Z , RICARDO C , V, p.
1 2 9 ; SOLER, SEBASTIÁN, El secreto profesional, Juris, 1 . 1 , Rosario, 1 9 5 3 , p. 6 7 1 ; F O N T Á N BALESTRA,
V, p. 383.
CARRERA, DANIELP., Sida y Derecho Penal Argentino, Revista de la Facultad, Marcos Lerner
Editora Córdoba, 1994, Vol 2, n° 1, pp 79 y 8".
23 N U Ñ E Z , RICARDO G , V , p . 1 3 1 .

10 Tratado ( 1 9 7 0 ) , t. IV, p. 1 3 8 ; B E R C E L , S A L V A D O R D A R Í O , Secreto médico y


S O L E R , SEBASTIÁN,
encubrimiento, J . A . 1 9 6 5 , V, pp, 3 3 8 a 3 4 3 ; L Ó P E Z B O L A D O , J O R G E , El secreto profesional de
los médicos y el deber de denunciar delitos. La Ley, 1 7 / 7 / 1 9 7 9 , pp 1 a 3 .
31 N U Ñ E Z , RICARDO C , Violación de secreto profesional y denuncia de aborto, La Ley 1 9 8 0 , p.
4 7 3 y ss.
244 RICARDO C . N U Ñ E Z

e inhabilitación especial de uno a cuatro anos, el funcionario público


que revelare hechos, actuaciones, documentos o datos, que por ley deben
ser secretos CP., Ley 26.388, art. 157).
El objeto de la protección represiva no es, en este caso, algo que necesa-
riamente interesa ai ámbito de los secretos particulares. El art. 157 guarda la
función pública, en cuanto está interesada en mantener el secreto de ciertos
hechos (acontecimientos, conductas funcionales, manifestaciones, etc.), actua-
ciones (diligencias, resoluciones, etc.), documentos (instrumentos públicos o
privados, informes, comunicaciones, despachos, etc.) y datos (la ley 25.326
define a los "datos personales" como toda "información de cualquier tipo
referida a personas físicas o de existencia ideal determinadas o determina-
bles" (art. 2 o , § I o ). Se trata, en realidad, de un atentado contra la adminis-
tración pública que puede o no involucrar un secreto particular.
Es un delito especial porque sólo lo puede cometer un funcionario pú-
blico (art 77) que, por su vinculación, permanente o accidental, principal o
secundaria, con el servicio o función pública, hubiere tenido conocimiento
del hecho, actuación o documento o dato. Un particular no puede cometer el
delito aunque esté obligado a guardar el secreto (C. de P.P., art. 312, § 5o).
La acción no consiste, como en el texto originario del art 157, en divulgar32
sino en revelar el objeto del secreto, lo que equivale a decir, descubrirlo o manifes-
tarlo a una persona que no está en el círculo de los obligados a guardarlo33.
Por ley se entiende aquí no sólo la que formalmente lo es, por haber
sido sancionada por los órganos legislativos pertinentes sino, igualmente,
los reglamentos que son su consecuencia.
El delito es doloso y se consuma con el hecho de la revelación. El art.
157, que es una figura general de violación de secretos oficiales, es excluida
por las figuras referidas a violaciones de determinados secretos oficiales.

3) Acceso de cualquier forma, a sabiendas e ilegítimamente o vio-


lando sistemas de confidencialidad y seguridad de datos, a un banco de
datos personales
La ley 25.326 (B.O., 2/11/2000) agregó al CP el art. 157 bis, que fue
sustituido por el art. 8o de la ley 26.388. Esta última disposición mantiene
la .pena contemplada en la anterior de "prisión de un mes a dos años",
quedando los textos de sus tres incisos y el párrafo final, redactados del
siguiente modo:

52 SOLER, SEBASTIÁN,IV, (1970), p. 135 continúa refiriéndose a la acción de divulgar.


31 UREy ORCEIRA, La nueva reforma pemil. Ley 16.648. Lemer Ediciones, 1965, p. 35, piensan, sin
embargo, que revelar es propalar o divulgar por cualquier medio y a cualquiera, los
hechos, actuaciones o documentos.
DELITOS CONTRA LA LIBERTAD 245

"Inc. 1. El que "a sabiendas (con dolo directo, con total conciencia
de su accionar ilícito) e ilegítimamente (elemento normativo que implica
que no tiene, en absoluto, permiso ni autorización), o violando sistemas
de confidencialidad y seguridad de datos, accediere, de cualquier forma,
a un banco de datos personales".
"Inc. 2. El que "Ilegítimamente proporcionare o revelare a otro in-
formación registrada en un archivo o en un banco de datos personales
cuyo secreto estuviere obligado a preservar por disposición de la ley".
"Inc. 3. El que "Ilegítimamente insertare o hiciere insertar datos en
un archivo de datos personales".
"Cuando el autor sea funcionario público sufrirá, además, pena de
inhabilitación especial de uno a cuatro años"
La ley, si bien regula el habeas data incluido en la Constitución Na-
cional reformada en 1994, se extiende a un programa de "protección de
datos personales", que es un acopio o conjunto de información o datos, de
diferente materia, que puede ser utilizado por distintos usuarios (ley 2 5 . 3 2 6 ,
art. 2O). Esta ley -como expresa TANÚS- tiene por objeto la protección inte-
gral de cualquier tipo de información referida a personas físicas o jurídi-
cas, determinadas o determinables, que se encuentre asentada en archivos,
registros, bases, bancos de datos u otros medios técnicos de tratamiento de
datos, para garantizar el derecho al honor y a la intimidad de las personas,
así como bien el acceso a la información que sobre las mismas se registre,
de conformidad a lo establecido en el art. 43, § 3O de la C.N."34.
El art. 5o de la misma ley dispone que "1. El tratamiento de datos
personales es ilícito cuando el titular no hubiere prestado su consentimiento
libre, expreso e informado, el que deberá constar por escrito, o por otro
medio que permita se le equipare, de acuerdo a las circunstancias". Se ex-
presa a continuación en qué casos no es necesario el consentimiento.
La acción típica es "acceder", entrar en el sitio donde se almacenan
y copian tales datos", "a sabiendas", que no se haya realizado inadverti-
damente y, además, ilegítimo, sin el consentimiento necesario. Otra for-
ma de acceder a ese sitio es violando los sistemas de confidencialidad y
seguridad del banco de datos. Pero puede, también, ser de "cualquier
otra forma" pero siempre a sabiendas o ilegítimamente.
El sujeto activo puede ser cualquier persona y se produce la consu-
mación del delito cuando se accede ilegítimamente al banco de datos.
La acción típica del delito previsto en el inc. 2O del art. 157 bis es la de
"proporcionar ilegítimamente" o "revelar" la información secreta. Se con-
suma cuando se proporciona o se revela esa información. Es también un

34 TANÚS, GUSTAVO D . , El contrato de prestación de servicios de tratamiento de datos perso-


nales. Lexis Nexis, Suplemento Especial, mayo de 2004.
246 RICARDO C . N U Ñ E Z

delito de dolo directo, que admite la tentativa. La acción típica del delito
tipificado en el inc. 3° consiste en "insertar" o "hacer insertar" en forma
ilegítima cualquier dato, verdadero o falso. En este último caso, se confi-
guraría un falsedad ideológica documental (art. 293 CP) o una injuria o
calumnia (arts. 109 y 110) cuando pudiera afectar el honor del sujeto pasi-
vo. Sólo puede cometerse con dolo directo.

4) Confidencialidad sobre informes comerciales (ley 24.766, B.O.,


30/12/1996)
La ley 24766, establece que las personas físicas y jurídicas podrán
impedir que la información que esté legítimamente bajo su control se di-
vulgue a terceros o sea adquirida o utilizada por terceros sin su consenti-
miento de manera contraria a los usos comerciales honestos, mientras di-
cha información reúna las siguientes condiciones: a) sea secreta en el sen-
tido de que no sea, como cuerpo o en la configuración y reunión precisa de
sus componentes, generalmente conocida ni fácilmente accesible para per-
sonas introducidas en los círculos en que normalmente se utiliza ese tipo
de información; b) tenga un valor comercial por ser secreta; y c) haya sido
objeto de medidas razonables para mantenerla secreta, tomadas por la per-
sona que legítimamente la controla (art. 1°). La tutela contra la divulgación
a terceros o la adquisición o utilización por terceros de esa información
alcanza a la que conste en documentos, medios electrónicos o magnéticos,
discos, ópticos, microfilmes, películas u otros elementos similares (art. 2°).
Toda persona que con motivo de su trabajo, empleo, cargo, puesto,
desempeño de su profesión o relación de negocios, tenga acceso a una
información que reúna las condiciones enumeradas en el art. 1° y sobre
cuya confidencialidad haya sido prevenida, deberá abstenerse de usarla
y de revelarla sin causa justificada o sin consentimiento de la persona
que guarda dicha información o de su usuario autorizado (art. 3°). Si
violare esta prohibición, cometerá el delito de violación de secretos (CP,
art. 156). A los funcionarios de los organismos intervinientes, además del
castigo por ese delito, les corresponderá exoneración y multa (art. 13).

5) Revelación de constancias sobre identificación de las personas


(ley 20.974, B.O., 8/8/1975
La ley 20.974 incorporó a la ley 17.567, en sustitución del "Capítulo
10: Del régimen penal" que había derogado la ley 20.509, un nuevo Capítu-
lo para llenar la laguna legal que la derogación había causado, con figuras
delictivas y contravencionales que representan resguardos para las insti-
tuciones que regula por lo que no todos son delitos comunes. Pero uno de
éstos ha sido previsto en el art. 31 inc. a, que reprime con prisión de uno a
DELITOS C O N T R A LA LIBERTAD 247

cuatro años e inhabilitación especial de cinco a diez años al funcionario o


empleado que ilegítimamente revelare constancias de carácter reservado
o secreto relacionadas con la identificación de las personas.
Se trata de una figura especializada de la contemplada en el art. 157
CP. La especializa el hecho de que el sujeto activo, si bien tiene la cali-
dad de funcionario público, debe desempeñar funciones vinculadas con
la identificación de las personas; el de que la revelación debe ser
ilegítimamente hecha y el de que el objeto de esa revelación es también
específico. El elemento normativo que el tipo presenta, exige que, sub-
jetivamente, el autor tenga conciencia de que su obrar es contrario a de-
recho, además de la voluntad de realizarla, por lo que no basta la duda.
Fuera de esa violación de secretos, el art. 31 inc. b) reprime con la mis-
ma pena de prisión e inhabilitación especial al "funcionario que a sabiendas
entregare indebidamente, total o parcialmente en blanco, un documento
nacional de identidad" y el art. 33, castiga con prisión de uno a cuatro años,
siempre que el hecho no constituya un delito más severamente penado: a) El
que ilegítimamente imprimiere o mandare imprimir documentas o formu-
larios falsos destinados a la identificación de las personas, según las dispo-
siciones del decreto ley 17.671/66 y su reglamentación; b)El que fabricare,
mandare fabricar o tuviere en su poder, bajo su guarda, ilegítimamente, se-
llos del Registro Nacional de las Personas o de las oficinas seccionales: c) El
que tuviera ilegítimamente en su poder documentos nacionales de identi-
dad, en blanco o total o parcialmente llenados, auténticos o falsos; d) La
persona que ilegítimamente hiciere uso de un documento anulado o reem-
plazado o que corresponda a otra persona. El art. 34, a su vez, reprime con
prisión de seis meses a dos años: a) El que a sabiendas se hiciere identificar
más de una vez; b) El que para obtener el documento nacional de identidad
empleare documentación que no corresponde a su verdadera identidad.
Excluyendo la violación de secretos, las restantes son conductas
delictivas ubicadas en el Título XII, "Delitos contra la fe pública". Cap.
III "Falsificación de documentos en general". Prevé también contraven-
ciones que sólo indirectamente protegen la fe pública en relación a docu-
mentos destinados a acreditar la identidad de las personas.

6) Revelación de constancias regístrales penales (ley 23.057, B.O., Ey/4/84)


La ley 23.057, en el art. 51, Ia y 2a parte, atribuye de modo directo o
indirecto el carácter de secreto a las constancias regístrales penales. El párra-
fo final de ese mismo artículo establece que "la violación de la prohibición
de informar será considerada como violación de secreto en los términos del
art. 157 CP, si el hecho no constituye un delito más severamente penado".
La norma incorpora una figura de violación de secretos especializada:
a) por la acción, ya que la revelación del secreto que constituye la acción
248 RICARDO C . N U Ñ E Z

típica del art. 157 consiste, en este caso, en informar, esto es, en comuni-
car a otro las constancias declaradas secretas por la misma ley; y b) por el
sujeto activo. Si bien éste tiene que ser un funcionario público, debe per-
tenecer a uno de los entes oficiales que tiene competencia para informar.
La ley indica cuáles son esos entes. Si el funcionario fuese extraño a ese
organismo y suministra la información vedada, su conducta encuadrará
en la figura genérica del art. 157 CP.
Es imputable a título de dolo, el cual exige el conocimiento del carácter
prohibido de la información y la voluntad de suministrarla. El error lo excluye.

7) Revelación de la identidad de un agente encubierto o de un testi-


go o imputado protegido (ley 24.424, B.O., 9/1/1995)
La ley 24.424 agregó a la ley 23.737 de estupefacientes, el castigo para
el funcionario o empleado público que indebidamente revelare la real o
nueva identidad de un agente incubierto o, en su caso, la nueva identidad
o el domicilio de un testigo o imputado protegido. Se lo reprime con pri-
sión de dos a seis años, multa de diez mil a cien mil pesos e inhabilitación
absoluta perpetua (art. 31 sexies, Io párrafo). A aquella ley también se debe
la incorporación del agente encubierto, la que ha sido considerada una
"seria lesión a la eticidad del estado" 35 (art. 31 bis) o la admisión de testigos
o imputados protegidos (art. 33 bis) en los casos que corresponda. Se trata
de un tipo especializado de la figura del art. 157 CP. No así el castigo al
funcionario o empleado público que por imprudencia negligencia o inob-
servancia de los deberes a su cargo, permitiere o diere ocasión a que otro
conozca dicha información, por no admitir ese delito la forma culposa.

8) Confidencialidad del contenido de los expedientes tramitados con


motivo de la presentación de solicitudes de patentamiento y modelos de
utilidad (ley 24.481, B.O., 20/9/1995)
La ley 24.481, t.o. por decreto 260/96) establece la confidencialidad
de la solicitud de patente de invención y modelo de utilidad y del expe-
diente por el que se tramitan. El personal que integra la Administración
Nacional de Patentes está obligado a no quebrantar esa confidencialidad.
Si lo hace, incurre en el delito del art. 77 inc. c de esa ley, sancionado con
pena de seis meses a tres años y multa aumentada en un tercio.
Se trata de una figura especializada, en primer lugar, por los sujetos
activos -los que sólo pueden ser funcionarios o empleados públicos (CP,
art. 77) pero pertenecientes a un organismo nacional determinado- y, en

35 R., El crimen organizado: lina categorización frustrada, Cuadernos


ZAFFARONI, E U G E N I O
del Departamento de Derecho Penal y Criminología, UNC, Marcos Lerner Editora
Córdoba, Nueva Serie N° 1, año 1995, p. 279.
DELITOS CONTRA LA LIBERTAD 249

segundo lugar, por el objeto del secreto. Es un delito doloso que se con-
suma en el momento en el que se produce la violación de éste.

9) Copiar indebidamente, comunicar o divulgar el contenido de do-


cumentación o información de carácter confidencial, referidas a armas quí-
micas. (Art. 29, ley 26.247, B.O. 22/5/2007, que reglamenta la Convención
sobre la prohibición del Desarrollo, la producción, el almacenamiento y el
empleo de armas químicas y sobre su destrucción), suscripta en París (Fran-
cia) el 19/1/1993 y aprobada por nuestro país por ley 24.534, B.O. 13/10/1995.
El delito puede cometerlo cualquiera que haya tenido acceso a la
documentación o información sobre armas químicas, la haya copiado in-
debidamente (sin derecho ni autorización a hacerlo), comunicado (tras-
mitido a otro) o divulgado (puesto al alcance del público) pese a tener
conciencia de su carácter confidencial (art. 40). La debió obtener de las
declaraciones del artículo III de la Convención, o a consecuencia de las
inspecciones realizadas en el territorio nacional, como toda otra informa-
ción que le fuere entregada, sea por un Estado parte o por la Organiza-
ción. No revisten el carácter de confidenciales cuando concurren algunas
de las situaciones de excepción contempladas en el art. 44 incs. a y b: que
esa revelación fuese necesaria para los fines de la Convención o la Auto-
ridad Nacional determinara que comprometen la seguridad nacional,
entregadas a un inspector nacional o de la Organización, o de la Autori-
dad Nacional, directamente o por intermedio de un Estado extranjero. Es
un delito doloso, reprimido con prisión de uno a cuatro años. Cuando
alguno de los intervinientes en este delito o en otro de los previstos en el
capítulo IV, Sección Ia de la ley 26.247 hubiera actuado en nombre, en
representación, en interés o en beneficio de una persona jurídica, podrá
imponerse a esta última multa de pesos cinco mil a pesos un millón y
disponerse la cancelación de la personería jurídica, sin perjuicio de las
penas que correspondan a los autores y partícipes (art. 30). El Poder Eje-
cutivo Nacional está autorizado a adecuar los montos de las multas cuan-
do circunstancias excepcionales hubieran originado un deterioro signifi-
cativo de tales importes (art. 50).
DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA 577

C A P í T U L O VI'
COHECHO Y TRÁFICO DE INFLUENCIAS2
1) Conductas agrupadas
En este Capítulo se agrupan distintas conductas que se caracterizan
por ser corruptoras de la función pública. El art. 36 párr. 5o de la CN de
1994 establece que "Atentará contra el sistema democrático quien incu-
rriere en grave delito doloso contra el Estado que conlleve enriquecimien-
to, quedando inhabilitado por el tiempo que las leyes determinen para
ocupar cargos o empleos públicos". Esta prescripción puede alcanzar a
los hechos venales cometidos por funcionarios públicos que importen
un enriquecimiento causado por esos delitos y siempre que hayan sido
perpetrados "contra el Estado", es decir, que éste sea el sujeto pasivo o
titular del bien jurídico lesionado como organismo o como representante
de la sociedad, según el caso y no cuando, simplemente, pueda resultar
damnificado3.
Nuestro país aprobó, por ley 24.759 (B.0.17/1/1997), la Convención
Interamericana de la OEA contra la corrupción firmada en la 31 Sesión
Plenaria de esa Organización celebrada en Caracas, Venezuela, el 29/3/
19%, en cuyo Preámbulo se consignaron los motivos que llevaron a sus-
cribirla y que, en síntesis, se centran en las consecuencias nefastas de la
corrupción en cuanto socava la legitimidad de las instituciones públicas
y atenta contra la sociedad, el orden moral y la justicia; la necesidad de
combatirla y de generar conciencia entre la población sobre la existencia
y gravedad del problema, que tiene, en algunos casos, trascendencia in-
ternacional, lo que exige, para combatirla eficazmente, una acción coor-
dinada de los Estados, que tienen la responsabilidad de irradicar la im-
punidad y cooperar entre ellos para que las acciones que se adopten sean
efectivas. Se establece, también, que esa Convención es aplicable a los
actos de corrupción a los que se refiere (art. 6,1) entre los que resultan
comprendidos los previstos en este Capítulo y que configuran los delitos
contemplados en los arts. 256,258,261, 263,268 1,268 2, de nuestro CP. y
a los agregados posteriormente, art. 256 bis, por la ley 25.188 (B.O., 1999)
y 258 bis, por la ley 25.825 (B.O., 11/1^/2003).
El Capítulo resguarda la administración pública frente a los actos
de corrupción venal de sus funcionarios.

1 Tratado, VII, p. 9 7 .
N U Ñ E Z , RICARDO C ,
1 El agregado hecho a la rúbrica originaria de la expresión "y tráfico de influencias", la
efectuó la ley 25.188 (B.O., L/H/1999), art. 30.
5 CREUS, CARLOS, Derecho Penal, Parte Especial, t. N, G 1963, p. 271.
578 RICARDO C. NUÑEZ

2) Los delitos causantes del aumento patrimonial


Los delitos que determinaron el aumento del patrimonio del autor,
del de sus cómplices o de terceras personas, deben ser graves y dolosos.
Serán graves si son importantes los daños económicos producidos. La apre-
ciación de esa importancia queda librada al criterio judicial. Si la norma
penal en la que encuadra el hecho, no prevé la pena de inhabilitación para
ocupar cargos o empleos públicos y aquél configura un abuso en el ejerci-
cio de éstos, podrá imponerse esa pena de conformidad a lo prescripto por
el art. 20 bis CP. Pero si esa pena está prevista en la norma penal que repri-
me el hecho cometido, no podrá superponerse una a la otra4.

3) Cohecho pasivo (art. 256)5 y tráfico de influencias (art. 256 bis)


Conforme al art. 256 agregado por la ley 25.188 llamada de "ética en
el ejercicio de la función pública", "será reprimido con reclusión o prisión
de uno a seis años e inhabilitación especial perpetua, el funcionario pú-
blico que por sí o por persona interpuesta recibiere dinero o cualquier
otra dádiva o aceptare una promesa directa o indirecta, para hacer, retar-
dar o dejar de hacer algo relativo a sus funciones".
"Recibe" el que entra en la tenencia material del objeto. "Acepta" el
que admite obtener lo prometido en el futuro.
La ley 25.188 quitó la expresión contenida en la norma derogada de
la ley 16.648 " para hacer valer la influencia derivada de su cargo ante
otro funcionario público, a fin de que éste haga o deje de hacer algo rela-
tivo a sus funciones" y la incluyó en el art. 256 bis señalando expresa-
mente que el propósito que lo lleva a hacer valer su influencia ante un
funcionario público debe ser indebida, elemento normativo que indica
que tanto la recepción de la dádiva como la aceptación de la promesa son
actos corruptos de los funcionarios públicos (no están incluidos en esta
norma los magistrados del Poder Judicial ni los miembros del Ministerio
Público por resultar atrapados en la norma específica del art. 257). La ley
de "ética" en el desempeño de la función pública agregó a las activida-
des cumplidas por el sujeto activo del cohecho pasivo, de que éste haga o
deje de hacer algo relativo a sus funciones, la acción de retardarlas, ya
incorporada al actual artículo 256, es decir, cumplidas fuera de su debido
tiempo. Además, en el art. 256 bis se agregó al verbo típico "recibir" el de
"solicitar", que es un modo corriente de actuar por parte del cohechador.

4 NUÑEZ, RICARDO G, Las disposiciones generales del Código Penal, p. 6 6 ; ZAFFARONI, R A Ú L E.,
Tratado, t. V, p. 246.
5 N U Ñ E Z , RICARDO G , Tratado, VII, p. 98.
DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA 577

El bien jurídico protegido en la figura del cohecho pasivo del art.


256 "es la moralidad y la corrección que debe imperar en la administra-
ción pública" 6 .

4) Similitud y diferencias entre la norma del art. 256 y 256 bis CP.
Pese a la semejanza existente entre ambas normas, el bien jurídico
protegido por el art. 256 bis (ley 25.188) no es igual al del artículo 256,
porque en esta figura se busca "la imparcialidad o la objetividad como
medio para que la función pública defienda los intereses generales y no
los particulares"7.
Sujeto activo en la figura del art. 256 es un funcionario público. En la
del 256 bis no sólo podrá ser autor del delito un funcionario sino cual-
quier persona. En el art. 256 se trata del pacto, propuesto por un tercero y
aceptado por el funcionario de recibir dinero o cualquier otra dádiva o
aceptar una promesa directa o indirecta, para hacer, retardar o dejar de
hacer algo relativo a sus funciones. En el art. 256 bis la acción es la solici-
tar o recibir dinero o cualquier otra dádiva, por sí o por persona inter-
puesta o aceptar una promesa directa o indirecta para hacer valer indebi-
damente su influencia ante un funcionario público para lograr aquellos
mismos objetivos. Ambos delitos requieren dolo directo.
La solicitud o la exigencia del precio por el funcionario lleva el hecho
a la figura de la exacción (CP., arts. 266 y 268). Pero no implica esa solicitud
o exigencia la entrega o la promesa sugerida o facilitada por el funcionario.
La entrega o la promesa de precio debe ser de dinero o de otro valor
económico (dádiva), cualquiera que sea su monto y cuya entrega o promesa
no corresponde legalmente. Queda excluido de este concepto lo que sólo re-
presenta una satisfacción estética, sentimental, sensual o puramente honorí-
fica o una complacencia de la vanidad. La promesa puede ser explícita (prome-
sa directa) o implícitamente formulada (promesa indirecta). La entrega o pro-
mesa puede ser hecha por el autor, personalmente o de cualquier otro modo,
o por un personero del autor, que es un partícipe necesario en el delito. El
delito no requiere el cumplimiento de la promesa después del pacto que lo
constituye. "Persona interpuesta" es la que actúa como personero o como
falso destinatario de lo ofrecido o prometido. No lo es, sino simple partícipe,
el que se limita a recibir el dinero para entregarlo al funcionario8.
El pacto venal, y de esta manera el delito, se consuma recién cuando el

' CNCrim. y Corree., sala I, "Wowe, Carlos y otros", 18/9/1996, La Ley, 1998-E, 838.
7 D'ALESSIO, o b . c i t , p . 8 2 7 ,

' Cfme. D'ALESSIO, ob. cit, p. 824.


580 RICARDO C. NUÑEZ

funcionario acepta la dádiva o la promesa. Tal cosa sucede en el momento


en que el autor recibe el precio o acepta su promesa para uno de los fines
señalados en el art. 156, sea éste justo o injusto. Se trata, por consiguiente,
de un delito de dolo específico. No es necesario que el funcionario cumpla
su promesa. El delito no admite tentativa.
En el art. 256 bis, se adelanta el momento de la consumación, ya que
basta, para que ésta se produzca que se tome el dinero o la dádiva o la
promesa con el fin de influir en un funcionario público9.

5) Agravante del segundo párrafo del art. 256 bis


La pena de reclusión o prisión de uno a seis años e inhabilitación
especial perpetua para ejercer la función pública con la que el art. 256
bis, § I o , reprime la conducta en él tipificada a se elevará a doce años "si
aquella conducta estuviera destinada a hacer valer indebidamente una
influencia ante un magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Públi-
co, a fin de obtener la emisión, dictado, demora u omisión de un dicta-
men, resolución o fallo en asuntos sometidos a su competencia.
Los objetos del acuerdo son las resoluciones, fallos o dictámenes
que importen decisiones con respecto a la causa, independientemente de
si son o no ajustados a derecho. Las resoluciones no son sólo los autos
que resuelven incidencias, sino también los decretos de trámite. Fallo es
la sentencia que pone fin a la contienda, esté o no firme. Dictamen es el
informe, oral o escrito, emitido por el funcionario sobre un asunto some-
tido a su consideración 10 .
Al duplicar la pena con la que se reprime la conducta prevista en el
segundo párrafo del art. 256 bis, se está poniendo de manifiesto que la
corrupción de los miembros de la justicia es de mayor gravedad que la de
otros funcionarios públicos por la naturaleza de sus funciones tutelares
de los derechos de los ciudadanos.

6) Cohecho pasivo de magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Fiscal


Antes de la reforma introducida por la ley 25.188 (B.O., 1/11/1999)
cometía cohecho pasivo especializado y agravado por la calidad del autor
y de los actos que tenía en miras el pacto venal, el juez que aceptare pro-
mesa o dádiva para dictar una resolución o fallo, en asunto sometido a su
competencia (CP., art. 257). Salvo estas particularidades, resultaba aplica-
ble lo dicho respecto del art. 256.

' DONNA, ob.cil., p. 229.


10 D'ALESSIO, ob. cit. escrita bajo su dirección, p. 830.

_ !
577
DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

El autor sólo podía ser un juez, esto es, un magistrado judicial, nacio-
nal, provincial o municipal competente para conocer y decidir casos
justiciables. No se consideraban jueces los árbitros y arbitradores amiga-
bles componedores. Si los conjueces.
El precio era el mismo que en el cohecho pasivo. El asunto podía ser
civil, criminal o de otra naturaleza, siempre que el juez tuviese competen-
cia para entender en él. El objeto de la actividad, demora u omisión pacta-
da, debe ser una decisión del juez definitiva sobre el fondo del asunto (fa-
llo) o interlocutoria o de mero trámite (resolución), justa o injusta, dictada
en una causa contenciosa o no.
Pero la ley 25.188 que modificó el art. 257, establece que "Será reprimi-
do con prisión o reclusión de cuatro a doce años e inhabilitación especial
perpetua, el magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público que por
sí o por persona interpuesta, recibiere dinero o cualquier otra dádiva o
aceptare una promesa directa o indirecta, para emitir, dictar, retardar u omi-
tir dictar una resolución, fallo o dictamen, en asuntos sometidos a su compe-
tencia". Con el artículo similar derogado sólo se diferencia en que la dispo-
sición introducida por ley 25.188 agregó como sujetos activos del delito a los
miembros del Ministerio Público que son los mencionados en la ley orgáni-
ca respectiva. Continúan siendo excluidos del tipo los árbitros y amigables
componedores por no pertenecer a ninguno de los órganos a los que la ley se
refiere. Los modos de cometerlos son los previstos en el art. 256.
Es un delito de codelincuencia necesaria porque el autor no puede
recibir dinero u otra dádiva ni aceptar una promesa si otra persona lo dé,
ofrezca o prometa. El intermediario entre el que ofrece o promete y el
magistrado, es un partícipe del delito. Subjetivamente, requiere dolo es-
pecífico. El delito se consuma aunque el magistrado no emita, dicte, re-
tarde u omita el acto judicial. Basta con que el pacto se perfeccione. Es
posible que se incurra en tentativa de recibir una dádiva.

7) Cohecho activo
Comete el delito de cohecho activo y merece prisión de uno a seis años
(el mínimo de la pena supera en seis meses a la prevista en el art. 258 deroga-
do por la ley 25.188), el que directa o indirectamente, diere u ofreciere dádi-
vas a un funcionario público, en procura de alguna de las conductas reprimi-
das por el art. 256 y 256 bis, § I o , Si la dádiva se hiciere u ofreciere con el fin
de obtener alguna de las conductas tipificadas en los artículos 256 bis, se-
gundo párrafo y 257, la pena será de reclusión o prisión de dos a seis años.
Si el culpable fuere funcionario público, sufrirá además inhabilita-
ción especial de dos a seis años en el primer caso y de tres a diez años en
el segundo. Este agravante proveniente de la ley 16.648, ha sido manteni-
do sin alteraciones por la ley 25.188.
582 RICARDO C. NUÑEZ

El cohecho pasivo de los arts. 256, 257 y 257 bis atiende a la corrupción
venal del funcionario público por obra de un tercero (de mayor gravedad si se
trata de un miembro del Poder Judicial o del Ministerio Público). El art. 258
reprime al tercero corruptor. No puede existir cohecho pasivo sin que concurra
el autor de un cohecho activo. Pero éste puede existir sin que se produzca aquél.
Las conductas punibles suponen comportamientos voluntarios. Aquí
no es tal el comportamiento exigido. Pero la voluntariedad del acto no re-
quiere espontaneidad. No deja de ser voluntario el acto consciente resul-
tante de una insinuación o pedido.
La entrega u ofrecimiento de la dádiva debe hacerse "en procura de
alguna de las conductas reprimidas por el art. 256 y 256 bis, § I o ". Esto es,
para que "el funcionario público, por sí o por persona interpuesta, recibiere
dinero o cualquier otra dádiva o aceptare una promesa directa o indirecta
para hacer, retardar o dejar de hacer algo relativo a sus funciones o para el
que por sí o por persona interpuesta solicitare o recibiere dinero o cualquier
otra dádiva o aceptare una promesa directa o indirecta, para hacer valer
indebidamente su influencia ante un funcionario público, a fin de que éste
haga, retarde o deje de hacer algo relativo a sus funciones". Estas finalida-
des no agravan el delito.
El delito, que es de dolo específico y que no admite tentativa, se con-
suma con el acto de dar u ofrecer, sin que interese que el sujeto pasivo reci-
ba o rechace la entrega u oferta.

8) El cohecho a funcionario público extranjero


La ley 25.188 (B.O., 1/11/1999) incorporó el art. 258 bis -a continua-
ción del art. 258 que reprime el cohecho activo- el cual contempla una
especie de cohecho activo que tiene como destinatario al funcionario pú-
blico de otro Estado, reprimiendo con reclusión de uno a seis años e inha-
bilitación especial perpetua para ejercer la función pública al que le
ofreciere a ese funcionario extranjero cualquier beneficio a fin de que el
mismo realice u omita realizar un acto de su función relacionado con una
transacción de naturaleza económica o comercial".
La ley 25.825 (B.O.,11/12/2003) derogó esa norma tipificada por la ley
25.188 y la sustituyó por la siguiente: "Será reprimido con reclusión de uno
a seis años e inhabilitación especial perpetua para ejercer la función pú-
blica el que, directa o indirectamente, ofreciere u otorgare a un funcionario
público de otro Estado o de una organización pública internacional, ya sea

11 La ley 25.825. Precisiones para el artículo 256 bis del Código Penal,
VARACALLI, D A N I E L C . ,

Antecedentes Parlamentarios, Doctrina, Febrero 2004, N° 1, La Ley, p. 377.


577
DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

en su beneficio o de un tercero, sumas de dinero o cualquier objeto de


valor pecuniario u otras compensaciones, tales como dádivas, favores, pro-
mesas o ventajas, a cambio de que dicho funcionario realice u omita reali-
zar un acto relacionado con el ejercicio de sus funciones públicas, o para
que haga valer la influencia derivada de su cargo, en un asunto vinculado
a una transacción de naturaleza económica, financiera o comercial".
Como se advierte, el art. 258 bis fue reformulado por la ley 25.825 en
los aspectos que a continuación se consignan:
Se considera sujeto pasivo del cohecho activo del que aquí se trata
no sólo el funcionario público de otro Estado, sino también "una organi-
zación pública internacional". Según la definición del art. 1, 4, a) de la
Convención de la OCDE (ley 25.319) es "funcionario público extranjero"
cualquier persona que ocupe un cargo legislativo, administrativo o judi-
cial de un país extranjero, ya sea designado o electo; cualquier persona
que ejerza una función pública para un país extranjero, incluido un orga-
nismos público o una empresa pública, y cualquier funcionario o agente
de una organización pública internacional."
a) Precisa la ley que el ofrecimiento u otorgamiento del beneficio puede
ser en provecho de ese funcionario u organización "o de un tercero". Al in-
cluirse a este último, se amplia la conducta punible. No es necesario, por lo
tanto, que la suma de dinero u otra compensación sea en beneficio del autor
consumándose el delito aunque fuera destinada a un tercero ajeno al mismo.
b) Determina que entre estos beneficios pueden estar comprendidas
"sumas de dinero" expresión que no se encontraba en el texto de la ley
25.188- y reemplaza la palabra "beneficio" por "compensaciones", acla-
rándose que puede tratarse de "dádivas, favores, promesas o ventajas".
c) Incorpora el tráfico de influencias al aclarar que el delito puede con-
sistir para el funcionario tanto en realizar u omitir un acto en el ejercicio de
sus funciones, como en hacer valer la influencia derivada del mismo12.
El art. 258 bis respondió a la necesidad de adaptar nuestra ley de
fondo a las exigencias de la Convención sobre la Lucha contra el cohecho
de Funcionarios Públicos Extranjeros en las Transacciones Comerciales
Internacionales incorporada a nuestro ordenamiento interno por la ley
25.319 (B.O., 18/10/2000).
Es un delito doloso, de dolo directo que afecta a la administración
pública y a su recto funcionamiento 13 con grave daño a la seguridad jurí-
dica del país.

12 V A R A C A L U , DANIEL C . , o b . c i t . , p p . 3 7 7 y 3 7 8 .

" LEVENE, RICARDO (h). El cohecho a funcionario público extranjero a propósito de la reforma
del art 258 bis (ley 25.825) del Código Penal, Antecedentes Parlamentarios, Febrero-
2004, N° 1, La Ley, p. 379.
584 RICARDO C . N U Ñ E Z

9) Admisión, presentación u ofrecimiento de dádivas14


Admisión de dádivas
Es autor del delito el funcionario público que admitiere dádivas, que
fueran entregadas en consideración a su oficio, mientras permanezca en el
ejercicio del cargo (CP., ley 16.648, art. 259, § I o ). Le es aplicable la pena de
prisión de un mes a dos años e inhabilitación absoluta de uno a seis.
Sujeto activo del delito sólo puede ser un funcionario público. El fun-
cionario delinque al recibir voluntariamente, encontrándose en el desem-
peño de su cargo, una dádiva que le hubiera sido presentada u ofrecida, no
para que haga o deje de hacer algo relativo o vinculado a sus funciones,
sino porque es titular de ella o en razón de su desempeño funcional (p. ej.,
en agradecimiento).
El delito, que es doloso y no admite tentativa, se consuma con la admi-
sión de la dádiva.

10) Presentación u ofrecimiento de dádivas


Antes de la reforma hecha por la ley 16.648, no era punible el que
presentaba u ofrecía la dádiva al funcionario público. A partir de la sanción
de esta ley lo es con prisión de un mes a un año (CP., art. 259, § 2 0 ) .
El autor es punible por la presentación o el ofrecimiento, aunque el
funcionario no la admita. El delito es imputable a título de dolo. Presenta la
dádiva el que la hace llegar al funcionario y, la ofrece, el que la promete.
El delito, que no admite tentativa, se consuma con la presentación o el
ofrecimiento de la dádiva.

11 N U Ñ E Z , RICARDO C , Tratado, VII, p. 104.


606 RICARDO C . NUÑEZ

C A P Í T U L O XII
FALSO TESTIMONIO
Como delito contra la administración pública, el falso testimonio, que
comprende el soborno, lesiona el derecho de la sociedad a que las autorida-
des públicas, en resguardo del acierto de sus resoluciones, conozcan la ver-
dad en los casos llevados a su juzgamiento1.

1) Figura simple 2
Comete el delito el testigo, perito o intérprete que afirmare una false-
dad o negare o callare la verdad, en todo o en parte, en su deposición, infor-
me, traducción o interpretación, hecha ante la autoridad competente (CP.,
art. 275, § I o ). La pena a aplicar al autor de este delito es la de prisión de un
mes a cuatro años e inhabilitación absoluta por doble tiempo del de la con-
dena (CP, art. 275, § 3 o ).
Son testigos las personas que, en un juicio o procedimiento, deponen
sobre hechos que han caído bajo la acción de sus sentidos. Por regla, el
testigo es una persona que no declara en causa propia, esto es, que es ajena
al juicio o procedimiento de que se trata. Pero las leyes procesales admiten
el testimonio de personas vinculadas al juicio, como es la que demanda en
un juicio criminal la reparación de los perjuicios que le ha causado el delito
(el actor civil, C P P . de Córdoba, art. 97) o el querellante particular que
pidió intervenir en el proceso (CPP., de Cba., art. 7).
Son peritos las personas ajenas al objeto de un juicio o procedimiento,
que informan sobre elementos probatorios cuya verificación o valorización
requiere conocimientos especiales en una ciencia, arte, industria o técnica.
Son intérpretes las personas ajenas al objeto de un juicio o procedimiento,
que explican, en él, el sentido de ciertos hechos, cosas, actos o textos (inter-
pretación ) o que vierten al idioma castellano declaraciones o textos produ-
cidos en un idioma distinto (traducción ).
La deposición (declaración), el informe, la traducción o interpretación,
implica un falso testimonio si el autor, a sabiendas, esto es, mentirosamente,
afirma, niega o calla lo que es la verdad respecto de un hecho, cuestión o mate-
ria comprendidos en el objeto de la deposición, pericia, traducción o interpre-
tación, de una manera suficiente par influir en la valoración de esos actos3.

1 Las leyes 17.567 y 21.338 también preveían en este Capítulo la denuncia o querella calum-
niosa, la calumnia real y la simulación de delito (CP, 276 bis. y 276 ter). La ley 20.509 y
23.077, respectivamente, derogaron esas disposiciones.
2 N U Ñ E Z , RICARDO C , Tratado, V I I , p. 1 6 2
3 En ese sentido debe entenderse la exigencia de que la falsedad sea perjudicial. V.gr., no
577
DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

Por consiguiente, no incurre en falso testimonio el que de buena fe


afirma, niega o calla algo que objetivamente corresponde a la verdad.
El dolo propio de este delito consiste en la conciencia y voluntad del
autor de apartarse de la verdad al deponer, informar, traducir o interpre-
tar. No se requiere, empero, un fin ulterior, como el de desorientar o indu-
cir en error a la autoridad; ni es necesaria la intención de dañar, pues es
punible la falsedad que tiende a favorecer. El error, aunque imputable, ex-
cluye el falso testimonio.
Desde el punto de vista formal, para que exista falso testimonio, la
deposición, el informe, la traducción o interpretación debe rendirse con las
formalidades exigidas por la respectiva ley procesal para que valga como
tal y produzca los efectos que le son propios4.
El falso testimonio, que es un delito formal, se consuma al rendirse la
deposición, el informe, la traducción o la interpretación. La oportuna rectifi-
cación de la falsedad en el mismo acto procesal excluye el falso testimonio5.
Esa idea, que no es la de la regla vigente (NUÑEZ, VII, p. 168), era la
de las leyes 17.567 y 21.338) que, en vez de "causa criminal" pusieron "pro-
ceso penal".No es posible la tentativa.

2) Figuras agravadas
a. Falso testimonio en causa criminal
Con arreglo al art. 275, § 2o, del C.P., el falso testimonio se agrava si se
cometiere en una causa criminal, en perjuicio del inculpado.
Se trata del falso testimonio, cometido por un testigo, perito o intér-
prete, en perjuicio de la persona a la que se le imputa ser autora o partícipe
de un delito6.
El falso testimonio es en perjuicio del inculpado, si la falsedad que lo

existe falso testimonio, si la falsedad no tiene ninguna relación directa o indirecta que
haga a la existencia o inexistencia del hecho investigado (Cám. en lo Criminal y Corree,
de la Capital, 2 3 / 5 / 1 9 5 0 , Fallos, 1 7 , p. 178); o si la circunstancia sobre la que ha recaldo
la falsedad no puede tener influencia sobre el resultado del juicio (ídem, 1 0 / 1 2 / 1 9 3 5 ,
Fallos, 1 4 , p. 342); o si la falsedad se refiere a un hecho o circunstancia que legalmente no
puede ser objeto de un testimonio, sino que debe ser acreditado por otro medio de prue-
ba (ídem, 1 2 / 1 2 / 1 9 4 9 , Fallos, 1 5 , p. 257).
4 No hay falso testimonio, aunque sustancialmente exista la falsedad que lo constituye, si el
acta que la ha receptado carece de las firmas legalmente exigibles; o si el testigo no ha
prestado el juramento que exige la ley; o si el acto es nulo por otra causa.
5 Ver N U Ñ E Z , RICARDO C , Tratado, VII, p. 1 6 7 .
' En contra, pensando que la "causa criminal" comprende las causas criminales, correccionales
o contravencionales. SOLER, SEBASTIÁN, Tratado, V (1963), p. 230.
608 RICARDO C. NUÑEZ

constituye es potencialmente perjudicial para sus intereses en la causa. Ese


perjuicio posible puede llegar a conducir a la injusta condena del imputado
o al injusto agravamiento de ella.
El delito es doloso. El dolo exige la conciencia y voluntad de deponer,
informar, traducir o interpretar falsamente, en una causa criminal, en per-
juicio del imputado. El error o la duda excluyen el delito.

b. Falso testimonio prestado por soborno 7


La pena del testigo, perito o intérprete falso, cuya declaración fuere
prestada mediante cohecho, se agravará con una multa igual al duplo de la
cantidad ofrecida o recibida. El sobornante sufrirá la pena del simple testi-
go falso (CP., art. 276).
La declaración, que comprende lo que el art. 275 llama deposición, in-
forme, traducción e interpretación, es prestada mediante cohecho, si ha sido
determinada por la dádiva dada u ofrecida al autor por un tercero para que
declare falsamente. Esta relación causal entre el cohecho y la falsedad no
sólo existe si el cohechador engendró en el cohechado la idea de deponer,
informar, traducir o interpretar falsamente, sino, también, si impidió que el
segundo abandonara su idea de hacerlo. No existe cohecho si la entrega o la
promesa es posterior a la consumación del falso testimonio.
El sobornante, esto es, el cohechador, sólo es punible si el cohechado ha
cometido el falso testimonio. En caso contrario, el sobornante no es punible,
porque su acto no constituye un tipo delictivo independiente, con existen-
cia propia8; ni representa una instigación al delito de falso testimonio en los
términos del art. 45 del CP., ya que falta, según lo exige este artículo, la
tentativa o consumación del delito instigado. Empero, una vez consumado
el falso testimonio, el castigo del sobornante no es accesorio del castigo del
sobornado. Aquel es punible aunque éste no lo sea por una causa personal.
El sobornante no es punible con la pena correspondiente al soborna-
do, sino con la del simple testigo falso. Esta pena, que también corresponde
al perito y al intérprete cohechador, es la que prevé el art. 275 en sus dos
primeros párrafos.

7 N U Ñ E Z , RICARDO C„ Tratado, VII, p. 169.


* Las leyes 17.567 y 21.338 castigaban el soborno como delito independiente (art. 276, Ia
disposición.
577
DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

C A P Í T U L O XIII
ENCUBRIMIENTO Y LAVADO DE ACTIVOS
DE ORIGEN DELICTIVO
La ley 23.468 (B.O., 2É/1/1987) sustituyó los arts. 277, 278 y 279 del
Código Penal de 1921. Esas disposiciones provenían del Código de 1886
(art. 42), a través del Proyecto de 1891 (art. 323), con modificaciones intro-
ducidas por el Proyecto de 1906 (art. 206). Las cambió la ley 17.567 a la
que privó de validez la ley 20.509, volviéndose a las disposiciones origi-
narias del Código, las que fueron nuevamente cambiadas por la ley 21.338
y otra vez repuestas a raíz de la derogación de ésta por la ley 23.077. Al
texto del anterior art. 277-en el que se contemplaban todas las conductas
encubridoras- lo reemplazó por otro que reprimía el favorecimiento per-
sonal y el real, y como modalidad de este último, la receptación de cosas
con conocimiento de su procedencia delictiva. En el art. 278 se contem-
plaba el castigo de la receptación de cosas de procedencia sospechosa y,
en el art. 279, se establecían una excusa absolutoria y las situaciones que
excluyen su aplicación, las cuales estaban originariamente previstas en
los arts. 278 y 279. Estas tres disposiciones procedían del Proyecto de 1960
y de las leyes 17.567 y 21.338. La originaria rúbrica de "Encubrimiento"
fue sustituida por la ley 25.248 (B.0.,l(y5/2000) por la actual.

1) Autonomía del delito


En la legislación extranjera y en nuestros precedentes legislativos, el
encubrimiento no ha sido siempre estructurado como un delito autónomo
sino, junto con la autoría y la complicidad, como una de las formas de res-
ponsabilidad por la comisión de un delito1.
Entre nosotros, el encubrimiento pasó a ser un delito contra la admi-
nistración pública a partir del Proyecto de 1891.
La autonomía del encubrimiento tiene su razón de ser en que, mate-
rial y subjetivamente, los hechos que lo constituyen son ajenos al proceso
de comisión del delito, pues suceden con posterioridad a él. Esa autonomía
se traduce, por un lado, en la autonomía de la pena y, por otro lado, en la
autonomía de la reparación de los daños causados por el delito2.

2) Bien protegido

Con arreglo al sistema del CP., el encubrimiento, en todas sus formas,

1 Es el sistema del Proyecto Tejedor, del Proyecto de 1881 y del Código de 1886.
2 Véase Cámara en lo Penal y Correccional de la Capital, 1 9 / 7 / 1 9 4 4 , Fallos, t. 2, p. 164.
610 RICARDO C. NUÑEZ

lesiona la administración de la justicia, porque interfiere, entorpeciéndola o


tendiendo a hacerlo, la acción policial o judicial dirigida a comprobar la
existencia de un delito y la responsabilidad y castigo de los partícipes. Las
modificaciones introducidas por la ley 25.815 a este capítulo no alteran el
bien jurídico tutelado por sus disposiciones.

3) Presupuesto del encubrimiento


Los hechos constitutivos de encubrimiento presuponen, como lo seña-
la el primer párrafo del actual art. 277, la comisión anterior de uno o varios
delitos por otra u otras personas, aunque su autor y partícipes no estén
individualizados o no exista una sentencia condenatoria. El auto-
encubrimiento no es punible. Las normas del CP no se refieren al encubri-
miento de una contravención.
El delito o los delitos anteriores pueden ser de cualquier especie o
gravedad. Pero si se trata de un delito dependiente de instancia privada
(CP., art. 72), la persecución del encubrimiento recién queda expedita una
vez hecha la pertinente instancia. Si el delito es de acción privada (CP., art
73), es necesario que se haya deducido la correspondiente acción3.
Los hechos constitutivos de encubrimiento también presuponen que
el autor no la haya prometido, como ayuda, a alguno de los partícipes en el
delito anterior. Tal promesa caracteriza el hecho como un acto de participa-
ción en este delito (CP., art. 46).

4) Figuras de encubrimiento
a. Favorecimiento personal
Este favorecimiento ilícito consiste en prestar una colaboración a
alguien que intervino en la comisión de un delito en el que él no partici-
pó. Se castiga con prisión de seis meses a tres años.
Autor del mismo puede ser cualquiera. La fórmula actualmente vi-
gente no contiene la expresión "sin promesa anterior al delito" que pre-
senta el art. 46 CP referido a la participación secundaria cuando esa pro-
mesa anterior de ayuda se formuló. Quedan así diferenciados la partici-
pación del encubrimiento.
El tipo penal de encubrimiento se encuentra ahora regulado ínte-
gramente en el art. 277 del CP, tanto la figura básica, como sus agravantes
y excusas absolutorias. La colaboración que puede prestar el encubridor
puede consistir en:

3 Más detalles en N U Ñ E Z , RICARDO C , Tratado, VII, p. 178.


577
DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

a) ayudar a alguien a eludir las investigaciones de la autoridad4, o a


eludir sus investigaciones. Favorece a otro mediante una acción, de cual-
quier modo, a sortear las averiguaciones policiales o judiciales tendientes al
esclarecimiento de un hecho delictivo en el cual se sospecha que participó.
b) o a sustraerse a la acción de la autoridad (inc. a).
La ayuda a otro a escapar del accionar represivo de la autoridad pue-
de prestarse para ocultarlo o facilitar su fuga o impedir u obstaculizar su
identificación personal o su paradero.
Una y otra conducta típica requiere dolo el que es de intención, ya que
el autor debe prestar la ayuda a quien sabe que ha delinquido, para que
eluda las investigaciones o se sustraiga a la persecución de la autoridad. La
consumación se produce con la ayuda prestada, aunque no tenga éxito5.

b. Omisión de denuncia
c) El favorecimiento personal también puede consistir en la omi-
sión de denunciar la perpetración de un delito o no individualizar al au-
tor o partícipe de un delito ya conocido, cuando estuviere obligado a pro-
mover la persecución penal de un delito de esa índole (inc. d). Esta obli-
gación la establece la ley, no de manera general sino especial, a ciertas
personas o en ciertos casos. Por ej.: las leyes procesales imponen a los
funcionarios y empleados públicos y a los profesionales del arte de cu-
rar, el deber de denunciar la comisión de delitos de acción pública que
hayan conocido en el ejercicio de sus funciones, empleo o profesión 6 .
El C d e PP. de Córdoba lo hace en el art. 317. El deber de guardar el
secreto profesional excluye el deber de denunciar (como lo expresa ese
mismo artículo, inc. 2 o in fine) y, por consiguiente, el tipo penal 7 .
Se ha restringido por parte de la ley 25.815 el círculo de posibles
sujetos activos, que ya no son todos los obligados a denunciar el delito
sino únicamente los que tienen la obligación de promover la persecución
penal: los funcionarios del Ministerio Público Fiscal y de la policía.
El delito se consuma en el momento en el que, con arreglo a las cir-
cunstancias, exista un retardo injustificado.

' La fórmula vigente que usa la expresión "alguien" y no "delincuentes" que utilizaba la fór-
mula original es la correcta porque no puede ser considerado tal, aquél contra el cual no ha
recaído una sentencia condenatoria firme, en razón de la presunción de inocencia de que
goza (CN„ art 18).
5 N U Ñ E Z , R I C A R D O C , Análisis..., p. 136.

6 N U Ñ E Z , R I C A R D O G , Análisis..., p. 136.

7 N U Ñ E Z , R I C A R D O G, Manual, 2 * ed, 1988, p. 4 5 9 al comentar el delito de encubrimiento

contemplado en la ley derogada por la n° 23.468.


612 RICARDO C. NUÑEZ

Sólo es imputable a título de dolo. Este no requiere que la omisión


se enderece a trabar, dificultar o impedir el esclarecimiento del delito del
que se tuvo noticia8.

c. Favorecimiento real
Constituyen actos de favorecimiento real los cumplidos por quien:
a) Ocultare, alterare o hiciere desaparecer los rastros, pruebas o ins-
trumentos del delito, o ayudare al autor o partícipe a ocultarlos, alterar-
los o hacerlos desaparecer (inc. b);
Ocultar no implica necesariamente el traslado del objeto, sino su
disimulación. Alterar es cambiarlo, modificarlo, para restarle valor pro-
batorio. Hacerlos desaparecer puede efectuarse mediante la destrucción
del objeto o sacándolo de modo definitivo del ámbito en que pueda ser
utilizado por la autoridad.
b) Adquiriere, recibiere u ocultare dinero, cosas o efectos provenientes
de un delito (inc c). Son acciones típicas de receptación. Adquiere el efecto, la
cosa o el dinero el que los obtiene en propiedad o a cualquier otro título, one-
roso o gratuito. Los recibe el que lo toma de quien se lo da o envía a un título
que no le confiere la propiedad. Los oculta el que los esconde o encubre a la
vista de terceros o de la autoridad para sustraerlo a las investigaciones de ésta
el transportador de los objetos). En los casos a que se refiere este inciso, la
pena mínima será de un mes de prisión si, de acuerdo con las circunstancias,
el autor podía sospechar que provenían de un delito o interviniere en su ad-
quisición, recepción u ocultamiento. Si el autor hiciere de ello una actividad
habitual la pena se elevará al doble. (CP., ley 23.468, art 227, inc 3 o ).
c)Asegurare o ayudare ai autor o partícipe a asegurar el producto o
provecho del delito.
La ley 25.815 ha considerado prevaleciente la ofensa que la recep-
tación le infiere directamente a la administración de justicia sobre la que
indirectamente le causa a la propiedad ajena, porque al resguardar a la
primera, que representa un interés social, constituye una seguridad para
la incolumidad de la propiedad ajena9.

d. Agravamientos
La escala penal será aumentada al doble de su mínimo y máximo,
cuando:
a) El hecho precedente fuera un delito especialmente grave, siendo

• N U Ñ E Z , RICARDO C., Manual, Parte Especial, 1* ed., p. 460.


' N U Ñ E Z , RICARDO C., Análisis..., p. 137.
577
DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

tal aquél cuya pena mínima fuera superior a tres años de prisión. La ley
determina cuales son los delitos "especialmente graves" con un criterio
puramente objetivo cual es el monto de la pena.
b) El autor actuare con ánimo de lucro. Persigue fin de lucro el que obra
movido por el valor económico que en sí mismo o por sus posibilidades de
uso o de cambio representa el objeto para el receptador o para un tercero10.
c) El autor se dedicare con habitualidad a la comisión de hechos de encu-
brimiento, es decir, si el autor hace de ella una actividad permanente o repetida11.
d) El autor fuere funcionario público. La agravación de la escala pe-
nal prevista en este inciso sólo operará una vez, aun cuando concurrieren
más de una de sus circunstancias calificantes. En este caso, el tribunal
podrá tomar en cuenta la pluralidad de causales al individualizar la pena.
Objeto material de la receptación puede ser dinero (nacional o ex-
tranjero), cosas muebles o bienes. La ley excluyó los inmuebles porque
su adquisición no dificulta su búsqueda.

e. Exención de responsabilidad criminal


El inciso 4 del art. 277 según la ley 25.815, al igual que el art. 185 del
CP, exime de responsabilidad criminal a los que hubieren obrado a favor
del cónyuge 12 , de un pariente cuyo vínculo no excediere del cuarto grado
de consaguinidad (V.gr.rprimos)13 o segundo de afinidad14o de un amigo
íntimo15 o persona a la que se debiese especial gratitud16.

10 Por ejemplo, el autor compra o recibe la cosa para que le sirva a un tercero o para que la
tenga éste. N U Ñ E Z , RICARDO G , Análisis..., p. 138, nota 8 5 .
1 1 N U Ñ E Z , R I C A R D O G , Manual Parte Especial, actualizado por REINALDI, V Í C T O R F., abril 1999,

Lemer Editora Córdoba SRL, p. 473.


12 Es cónyuge el consorte de otro con el cual está unido en matrimonio civil mientras ese

vínculo subsista (lo disuelve el divorcio vincular (CC, ley 23.515, a r t 202), pero no la
separación personal (CC, arts. 201 y ss.). En cuanto a los matrimonios celebrados con
algún impedimento, tanto el que cause su nulidad absoluta (CC, ley 23.515, a r t 166)
como el que ocasione su nulidad relativa (CC, art 220), desde que ningún matrimonio
será tenido por nulo sin sentencia que declare esa nulidad dictada en proceso promovido
por parte legitimada para hacerlo (CC, ley 23.515, art 239, último párrafo) son cónyuges
y, por tanto, la excusa absolutoria los ampara, incluso al de mala fe. En contra, por no
advertir que a partir de la sanción de la citada ley 23.515, la nulidades absolutas no son
subsanables pero no producen la nulidad matrimonial de pleno derecho porque ya no
l a s h a y : C R E U S , CARLOS, o b . c i t , t I I , § 2 1 8 5 , p . 3 5 0 ) .
" C C . , arts. 352 y 353).
14CC., a r t 363.
15Las personas que tienen una vinculación afectiva traducida en el trato familiar y constante,
personal o a distancia. Sobre las circunstancias que indican una amistad íntima, véase
M I L L A N , El delito de enmbrimiento, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1 9 7 0 , p. 2 0 6 .
" Puede ser por favores materiales o morales.
614 RICARDO C . N U Ñ E Z

Estas exenciones no rigen respecto de los casos del inciso 1, e) -


adquiriere, recibiere u ocultare dinero, cosas o efectos provenientes de un
delito- y del inciso 3, b) -actuare con ánimo de lucro- y c) -se dedicare con
habitualidad a la comisión de hechos de encubrimiento-, conforme a lo es-
tablecido en el inciso agregado por la ley 26.087 (B.O., 2 4 / 4 / 2 0 0 6 ) en el art.
277 in fine.
Estas excusas absolutorias o exenciones de responsabilidad se fundan
en la necesidad de preservar los vínculos familiares o la amistad, como así
también el parentesco por adopción, sea esa adopción plena o simple.
Se presume que la conducta encubridora del pariente, cónyuge o ami-
go, no responde a un móvil antisocial, sino a un sentimiento de afecto o
gratitud17.
Esa presunción no se da en quien está sospechado de ser también
encubridor del delito. Por esa razón se le ha negado constituirse como
particular damnificado porque no puede considerarse ofendido por un
delito quien lo habría encubierto18.

5) Lavado de activos de origen delictivo


La figura del lavado de activos de origen delictivo no es, en nuestro
país, una innovación de la ley 25.246 (B.O., 10/5/2000). Con antelación la
había incluido la ley 23.975 (B.O., 17/9/1991) que castigó con prisión de
dos a diez años y multa según la ley 23.975 al que sin haber tomado parte
ni cooperado en la ejecución de los hechos previstos en la ley de estupe-
facientes 23.737, interviniere en la inversión, venta, pignoración, transfe-
rencia o cesión de las ganancias, cosas o bienes provenientes de aquellos,
o del beneficio económico obtenido del delito siempre que hubiese co-
nocido ese origen o lo hubiera sospechado (ley 23.737, art. 25, § I o ). Con
la misma pena reprimió al que comprare, guardare, ocultare o receptare
dichas ganancias, cosas, bienes o beneficios conociendo su origen o
habiéndolo sospechado. El creciente lavado de activos que se integran en
el sistema económico según informes actuales del FMI es de un billón y
medio de dólares anuales. Esa realidad ha llevado a organismos como el
Comité de Basilea, integrado por Bancos Centrales de los países más
industrializados; a las Naciones Unidas, a dictar la Convención contra el
tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas del 19 de di-
ciembre de 1988 conocida como Convención de Viena y la Convención

17 C., Manual, Parte Especial, actualizado por REINALDI, VÍCTOR F., abril de 1999,
N U Ñ E Z , RICARDO
p. 474.
" Cám. Garantías Penal. San Isidro, Sala de feria, "Garda Belsunce de Carrascosa", sentencia del
2£/l/2003, en ha Ley BsAs., abril de 2003, p. 370.
577
DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

contra la Delincuencia Organizada Transnacional, la cual, en su artículo


6, tipificó el blanqueo del producto del delito, no ya sólo relacionado con
el narcotráfico como lo había hecho la Convención de Viena, sino con
todos aquellos hechos que son catalogados como de delincuencia trans-
nacional, o al Grupo de Acción financiera sobre Lavado de Activos (2001),
a efectuar recomendaciones sobre la penalización del blanqueo de activos
y las conductas que lo permiten. Nuestro país, aprobó por medio de las
leyes 24.759 de 1997 la Convención Interamericana contra la Corrupción; la
Convención Internacional de las Naciones Unidas contra la Delin-cuencia
Transnacional (ley 25.632 del año 2002); la Convención Interamericana con-
tra el Terrorismo adoptada por la OEA en Barbados (ley 26.023 del año
2005) y la Convención Internacional contra la represión de la financiación
del Terrorismo de Naciones Unidas ratificada por la ley 26.024 del mismo
año 2005. Por la ley 25.246 (B.O., 1Q/5/2000) se reemplazó el art. 278 que
provenía de la ley 23.468, por el siguiente: "1. a) Será reprimido con prisión
de dos a diez años y multa de dos a diez veces del monto de la operación el
que convirtiere, transfiriere, administrare, vendiere, gravare o aplicare de
cualquier otro modo dinero u otra clase de bienes provenientes de un deli-
to en el que no hubiera participado, con la consecuencia posible de que los
bienes originarios o los subrogantes adquieran la apariencia de un origen
lícito y siempre que su valor supere la suma de cincuenta mil pesos, sea en
un solo acto o por la reiteración de hechos diversos vinculados entre sí",
"b) El mínimo de la escala penal será de cinco años de prisión, cuando el
autor realizare el hecho con habitualidad o como miembro de una asocia-
ción o banda formada para la comisión continuada de hechos de esta natu-
raleza". " c) Si el valor de los bienes no superare la suma indicada en este
inciso, letra a, el autor será reprimido, en su caso, conforme a las reglas del
art. 277". El inciso 2, que castigaba esos hechos cometidos con temeridad o
imprudencia grave, fue vetado por el PEN por Decreto 37<y00. Prosigue la
norma expresando: "3. El que recibiere dinero u otros bienes de origen
delictivo, con el fin de hacerlos aplicar en una operación que les dé la apa-
riencia posible de un origen lícito, será reprimido conforme a las reglas del
artículo 277". "4. Los objetos a los que se refiere el delito de los incisos 1 , 2
o 3 de este articulo podrán ser decomisados". La ley 26.087 agregó un últi-
mo inciso, en el que se expresa: "5. La exención establecida en el inciso 4
del artículo 277 no será de aplicación a ninguno de los supuestos contem-
plados por el presente artículo".

La misma ley 25.246 derogó el artículo 279 de la ley 23.468 y lo sustitu-


yó por el siguiente: "Si la escala penal prevista para el delito precedente
fuera menor que la establecida en las disposiciones de esta Capítulo, será
aplicable al caso la escala penal del delito precedente; 2. Si el delito prece-
dente no estuviere amenazado con pena privativa de libertad, se aplicará a
su encubrimiento multa de mil a veinte mil pesos o la escala penal del
616 RICARDO C. NUÑEZ

delito precedente, si ésta fuera menor". "3. Cuando el autor de alguno de


los hechos descriptos en el artículo 277, incisos 1 ó 3, en el artículo 278,
inciso 1, fuera funcionario público que hubiera cometido el hecho en
ejercicio u ocasión de sus funciones sufrirá además pena de inhabilita-
ción especial de tres a diez años. La misma pena sufrirá el que hubiera
actuado en ejercicio u ocasión de una profesión u oficio que requirieran
habilitación especial". Este inciso procedió de la ley 25.815. Por último,
en el inciso 4 se establece: "Las disposiciones de este Capítulo regirán
aun cuando el delito precedente hubiera sido cometido fuera del ámbito
de aplicación espacial de este Código, en tanto el hecho precedente tam-
bién hubiera estado amenazado con pena en el lugar de su comisión".
Sin embargo, los tipos penales incorporados a nuestra legislación
interna no se ajustan a los compromisos internacionales mencionados,
razón por la cual Argentina no ha cumplido debidamente con ellos19.

6) Agravaciones de ciertas hipótesis de encubrimiento de ganado de


origen ilícito
El art. 6 o de la ley 25.890 (B.O., 21/5/2004) introdujo en el Código
Penal el art. 277 bis y 277 ter. Prescribe el primero de ellos: "Se aplicará
prisión de tres a seis años e inhabilitación especial de tres a diez años al
funcionario público que, tras la comisión del delito de abigeato en el que
no hubiera participado, violando los deberes a su cargo o abusando de
sus funciones, intervenga o facilite el transporte, faena, comercialización
o mantenimiento de ganado, sus despojos o los productos obtenidos, co-
nociendo su origen ilícito". Se trata de un encubrimiento específico del
que sólo puede ser autor un funcionario público. Todo caso de encubri-
miento resulta más severamente castigado por la calidad funcional del
autor (El art. 277, inc. 3 o , punto "d" eleva la pena de prisión de seis meses
a tres años al doble de su mínimo y máximo) y, aún más cuando el delito
anterior es un abigeato (se lo reprime, entonces, con prisión de tres a seis
años e inhabilitación especial de tres a diez años). El funcionario encu-
bridor debe actuar en el marco de sus funciones violando los deberes a
su cargo o abusando de sus funciones sea, por ejemplo, interviniendo
(tomando parte) o facilitándolo (haciéndolo posible) el transporte, la fae-
na, la comercialización o el mantenimiento del ganado objeto del abigea-
to (CP., arts. 167 ter y quater) en cuya comisión no hubiera participado,
sus despojos o los productos obtenidos.

El encubrimiento y el lavado de activos: su modificación legal, Ana-


" T A Z Z A , ALEJANDRO O . ,

les de Legislación Argentina, Boletín informativo. Año 2006, N" 12, t. LXVII-A, p. XII.
577
DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

Una de las ayudas encubridoras más usuales es la de otorgar dolosa-


mente la documentación que acredita el origen lícito del animal20.
Subjetivamente debe actuar con dolo directo, esto es, con cabal co-
nocimiento del origen del animal, de sus despojos y subproductos obte-
nidos.
El encubrimiento funcional previsto en el art. 277 ter., a su vez, dis-
pone: "Se impondrá prisión de seis meses a tres años al que reuniendo
las condiciones personales descritas en el artículo 167 quáter inciso 4 o
(persona que se dedique a la crianza, cuidado, faena, elaboración, comer-
cialización o transporte de ganado o de productos o subproductos de ori-
gen animal) o 5o del CP (fuese funcionario público) intervenga en algu-
na de las acciones previstas en el artículo precedente, omitiendo adoptar
las medidas necesarias para cerciorarse de la procedencia legitima del
ganado. La omisión que lleva al autor a actuar en un hecho ilícito, torna
al delito en culposo, al no observar su deber de diligencia. Debe haber
incurrido en esa omisión sin conciencia ni voluntad de hacerlo, porque
en caso contrario su accionar sería doloso. Se admite tanto la culpa in-
consciente como la culpa con representación21.

20 D'ALESSIO, o b . cit., c o m e n t a r i o al a r t 2 7 7 b i s , p. 921.


21 D'ALESSIO, o b . c i t , p. 9 2 3 .

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