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EDIFICARE
MI IGLESIA
Yo también te digo que tú eres
Pedro, y sobre esta roca edificaré
mi iglesia; y las puertas del Hades
no prevalecerán contra ella. Mateo
16:18
La Iglesia Debe Tener Ubicación Y Destino
En el Edén había un río que fluía desde el centro y que se dividía en cuatro
brazos y regaba el jardín (Génesis 2:10). Esa descripción parece estar en
paralelo al río de la vida que fluye del trono de Dios y del Cordero a la Ciudad
Santa (Apocalipsis 22:1, 2).
las piedras valiosas.
En la descripción del jardín, se relata que en él había oro, bedelio y ónice (Génesis 2:12). Piedras
preciosas se mencionan en conexión con el Santuario terrenal. Por ejemplo, el bedelio en el Antiguo
Testamento aparece solo en conexión con el maná (Números 11:7). La piedra ónix aparece sobre el
hombro y el pectoral del Sumo Sacerdote (Éxodo 25:10-40). La Ciudad Santa se describe como hecha de
oro puro y los fundamentos de sus muros están adornados por un conjunto de doce piedras preciosas
(Apocalipsis 21:18-21).
Obra Asignada
Se indica que la obra designada por Dios al hombre en el jardín será restaurada en la Tierra Nueva. “Tomó,
pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase” (Génesis
2:15). La palabra cultivar significa literalmente trabajar, servir, ministrar, Además de esa posible relación que
observamos con el Santuario terrenal, podemos inferir una cierta relación en relación con la obra que harán
los salvos en la Tierra Nueva, pues se declara que los redimidos servirán a la deidad (Apocalipsis 22:3).
Necesitamos entender que, el término le servirán significa “servir, ministrar, adorar”, y que transmite la idea
de servicios sacros/religiosos tales como los vocablos “cultivar” y “guardar” (Génesis 2:15). Por eso,
podemos ver una indicación que la obra dada en el principio a la pareja edénica será restaurada por Dios en
la Nueva Jerusalén.
Noten los contrastes: el hombre rechaza el santuario
hecho por Dios; Dios habita en el santuario hecho por el hombre;
Dios visita al hombre en el “santuario arquetípico” (jardín del Edén)
y el hombre visita/encuentra a Dios en los santuarios/templos
terrenales. Finalmente, en esa concepción de encuentros el
hombre volverá al santuario de Dios y vivirá para siempre con él
(Apocalipsis 21:3).