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SUJETOS DEL PROCESO,

LAS PARTES, COMPARECENCIA,


REPRESENTACION

AMERICO HIDALGO GOMEZ


Profesor de Derecho Procesal Civil

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1. CONCEPTO DE PARTE. CAPACIDAD PARA SER PARTE

En un proceso se necesita de la intervención de por lo menos dos categorías de sujetos: Las partes y el juez. Todo
proceso necesita por los menos de dos sujetos parciales (las partes) y de un sujeto imparcial (el juez). Luego, las partes, que
por lo menos son dos, son sujetos procesales parciales, antagónicos e iguales.
Las partes en el proceso(partes procesales), son aquellos sujetos necesarios (pues no se concibe proceso sin partes) que
en nombre propio ( o en nombre de quien) pretenden (demandantes) y contra quienes se pretende (demandados) y como
consecuencia determinan el ámbito subjetivo del proceso.
En cada tipo de proceso las partes se designan con un determinado nombre: demandante y demandado en el proceso de
cognición; ejecutante y ejecutado, en el proceso de ejecución; titular de la medida y afectado con la medida, en proceso
cautelar (embargante y embargado para el caso del embargo); interesados en el proceso no contencioso.
Importante es resaltar que el concepto de parte es eminentemente formal y basta que un sujeto se coloque como
demandante y coloque a otro sujeto como demandado, para que ambos sean las partes de allí que constituya un error hablar
de parte material y de parte procesal, como se infiere del art. 57 del Cpc. Distinto es el caso de quien debe ser la parte (o las
partes) en un concreto proceso, pues con ello no estamos diciendo quién puede ser parte, sino quien debe ser la parte, que
tiene que ver con la legitimación para obrar, a lo que nos hemos referido al tratar del derecho de acción.

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De allí se sigue que primeramente hay que determinar quién puede ser abstractamente parte en el proceso (capacidad),
para luego pasar a determinar quién puede realizar actos procesales (capacidad procesal).
¿Quiénes pueden ser partes ? Pues cualquier sujeto de derecho. Según nuestro Código Civil son sujetos de
derecho las personas naturales, las personas jurídicas, el concebido, y los entes sin personalidad (asociaciones,
fundaciones y comités no inscritos, así como las sociedades irregulares), en suma todos aquellos “entes” que
constituyen centros de imputación de relaciones jurídicas.

El Cpc en su artículo 57 ha agregado que también tiene capacidad para ser parte el “patrimonio autónomo”,
dotándolo de subjetividad jurídico-procesal, mencionando como supuestos típicos a la “sociedad conyugal” y a la
“sucesión indivisa” . Un patrimonio autónomo es en buena cuenta un patrimonio (vale decir un conjunto de
relaciones jurídicas de estimación económica) que se distingue del patrimonio personal de los sujetos - personas
físicas o jurídicas- que contribuyen a su formación.

Todos, pues, podemos ser parte en un proceso. El concepto de capacidad para ser parte coincide, en buena
cuenta, con la denominada en la doctrina clásica “capacidad de goce” del derecho civil (capacidad jurídica a
secas), que todos tenemos por el hecho de ser personas (y los demás entes y “patrimonios” dotados de
“subjetividad” jurídica).

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2. CAPACIDAD PROCESAL.-

Distinto es el concepto de capacidad para estar en el proceso. Nuestro Código se refiere a la capacidad para
“comparecer” al proceso(art58). También es conocida como “capacidad procesal” a secas. Este concepto coincide con el
de capacidad de ejercicio del derecho civil: puede comparecer en el proceso (ya sea en nombre propio o en representación
de otro -la parte propiamente dicha- ) quien tiene la libre disposición de sus derechos(art.58 Cpc), vale decir, quien puede
realizar actos jurídicos por sí mismo. Tal es el concepto clásico de capacidad de ejercicio que se adquiere al cumplirse los
18 años(art. 42 C.C.). También tienen capacidad procesal (por tener capacidad de ejercicio) los mayores de 16 años
casados o que hayan obtenido título oficial que les autorice a ejercer una profesión u oficio, así como las mujeres mayores
de 14 años casadas (art. 46 C.C.).

En principio, por lo que atañe a las personas naturales, tienen capacidad para estar en el proceso todos aquellos
sujetos que han cumplido los 18 años, salvo que medie una declaración de interdicción, vale decir, una sentencia que los
declara incapaces (dependiendo la extensión de su incapacidad de la causal que la motiva : absoluta o relativa: art. 581
c.c.).

En principio, salvo las excepciones que veremos, sólo las personas naturales mayores de edad tienen capacidad
procesal, vale decir, capacidad para realizar actos procesales.

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Esta capacidad es muy importante y su ausencia vicia el proceso (aunque el vicio es convalidable), pues, la capacidad
para estar o comparecer en el proceso (capacidad procesal) es un presupuesto procesal.
IV. REPRESENTACION PROCESAL

Cuando las partes (personas físicas) no gozan de capacidad para estar en el proceso, deben intervenir en él a través
de su representante legal (art.63 Cpc). Lo mismo ocurre en los supuestos de personas jurídicas (art.64 Cpc) y demás entes
dotados de subjetividad jurídica (concebido, organizaciones que no son personas jurídicas). En tales casos hablamos de
representación procesal legal o necesaria.

La regla es que el representante (vale decir, el sujeto, persona física que interviene en el proceso en nombre y en
interés de otra, su representada) deba ser una persona que goza de capacidad procesal, salvo las excepciones que vamos a
ver.

Cuáles supuestos de incapacidad procesal se pueden individualizar:

I.- El concebido. El concebido tiene subjetividad jurídica, pero no tiene, obviamente, capacidad de ejercicio . Quién
lo representará en todo aquello “que le favorece”(art. 1 segundo parrafo Código Civil). Sobre el particular no existe una
norma expresa. Se interpreta de los arts. 598 y 617 Código Civil. Según Juan Espinoza Espinoza serán sus representantes:
1º.- Si tiene padre y madre, ambos lo serán;
2º.- Si no tiene padre, o éste ha sido suspendido de la patria potestad, lo representará la madre;

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3º.- Si la madre ha sido suspendida en su patria potestad, lo representará un curador especial;
4º.- Si existe conflicto entre los padres y el concebido, lo representará un curador especial
II.- El menor.- Representantes legales de lo menores de edad, son, en principio, los padres que ejercitan la patria
potestad (art.423 inc. 6 Código Civil ). Tratándose de hijos matrimoniales la patria potestad corresponde a ambos
padres (art.419 Código Civil), salvo que uno de los padres sea suspendido (art.420 y 446 Código Civil, art. 75 del
Código de los Niños y Adolescentes), o sea privado de ella (art.463 Código Civil y art. 77 del CNA). Tratándose de
filiación extramatrimonial la patria potestad corresponde al padre o madre que lo haya reconocido (art.421 Código
Civil ).
Dijimos que como norma el representante legal debe ser un sujeto capaz. En el caso de menores existe una
excepción: la del art. 561 inc. 2 del Cpc, en materia de alimentos, en virtud del cual “Ejercen la representación
procesal : el padre o la madre del menor alimentista, aunque ellos mismos sean menores de edad”.
Cuando el menor no tenga padres que ejercitan la patria potestad su representante legal será un tutor(art.502
c.c.).
III.- Mayores incapaces.- En principio, sólo podemos hablar de una incapacidad de ejercicio de mayores de edad
cuando medie una declaración judicial de interdicción. El representante legal del mayor incapaz es el curador, cuyas
facultades de representación dependerán de la causal de incapacidad que afecte al interdicto (art.581 Código Civil).
Cabe anotar que el interdicto goza de capacidad procesal, pese a su interdicción, para demandar su rehabilitación
(art.584 Cpc).

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IV. Personas Jurídicas.- Tratándose de personas jurídicas el art. 64 dicta una norma poco clara. Así dispone : “Las
personas jurídicas están representadas en el proceso de acuerdo a lo que dispongan la Constitución (con lo cual se hace
referencia a los organismos estatales), la ley o el respectivo estatuto”. En consecuencia, nada nos dice la propia ley procesal
respecto a quien representa a una persona jurídica. Deberemos remitirnos o a la ley o al estatuto de cada persona jurídica.
Sobre el particular es preciso aclarar que las personas jurídicas por ser sujetos ideales o morales, como los llama la doctrina
francesa, necesitan de las personas físicas para realizar en su nombre actos jurídicos y entre ello actos procesales. Quién
representa a las personas jurídicas.

Tratándose de personas jurídicas de derecho público, y en especial, al propio Estado, el representante es el Procurador
Público, para lo cual requiere de una resolución administrativa que lo designe como tal (defensa del Estado);

Tratándose de personas jurídicas de derecho privado, en ocasiones la propia ley establece quien tiene la representación
procesal. Así la nueva Ley General de Sociedades en su artículo 14 ha expresamente establecido que “El gerente general o
los administradores de la sociedad, según sea el caso, gozan de las facultades generales y especiales de representación
procesal señaladas en el Código de la materia, por el sólo mérito de su nombramiento, salvo estipulación en contrario del
estatuto”. Si bien la norma confunde la representación procesal con el apoderamiento judicial (que veremos) es lo
suficientemente clara al respecto: el representante (legal)procesal es el gerente (para las S.A. y las SRL) y los

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administradores (en las demás sociedades).
En cambio, en las otras personas jurídicas (asociaciones, fundaciones y comités) nada dice el Código Civil.
La ley 26789 del 16/05/97 ha establecido que “El administrador, representante legal o presidente del consejo
directivo, según corresponda... gozan de las facultades generales y especiales de representación procesal
señaladas en los arts. 74 y 75 del Código Procesal Civil..., por el solo mérito de su nombramiento inscrito en el
registro correspondiente, salvo disposición estatutaria en contrario.

V. Entes sin personalidad jurídica.- Las leyes respectivas nos indican quienes son los representantes, en
general, o representantes procesales, en especial, de estos entes: así,

Tratándose de Asociaciones y Comités no inscritos los artículos 124 y 130 del Código Civil,
respectivamente, señalan que tendrá la representación procesal el “Presidente del Consejo Directivo o quien haga
sus veces”;

Tratándose de sociedades irregulares el art.429 de la NLGS señala que “la administración de la sociedad
irregular corresponde a sus administradores y representantes designados en el pacto social o en el estatuto o en
los acuerdos entre los socios”. Para la representación procesal rige la norma citada contenida en el art. 14 NLGS.

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VI. Patrimonio autónomo.- Tratándose del denominado patrimonio autónomo el art. 65 Cpc señala que
si actúa como demandante es representado por cualquiera de los partícipes, en cambio si actúa como demandado
“la representación recae en la totalidad de los que lo conforman”. En realidad sería más correcto no hablar de
representación sino de un supuesto de litisconsorcio necesario pasivo (nótese que la norma remite justamente al
art. que regula el litisconsorcio necesario).

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4. APODERAMIENTO JUDICIAL.-
Distinta de la figura de la representación legal es la figura del apoderamiento judicial. La posibilidad de
nombrar un apoderado, vale decir, un sujeto que actúe en el proceso en nombre y en interés de otro, se desprende de
la capacidad y libertad de disposición de los derechos que estén en juego en un determinado proceso. Para poder
designar un apoderado judicial se necesita:
1º.- Capacidad procesal;
2º.- Tener la libre disposición de los derechos (art.68 Cpc).
El apoderado judicial, a su vez, debe gozar de capacidad procesal(art.70 Cpc).
El acto de apoderamiento (poder procesal) sólo se puede otorgar , en la generalidad de los casos, de dos
formas:
- Por Escritura pública (la que no requiere estar inscrita en el Registro de Poderes);
- Por acta ante el juez(art.72 Cpc.).
Hace excepción el caso de otorgamiento de poder en materia de sociedades que puede hacerse por simple acta
(ya sea de Junta General o de Directorio, según su estatuto: art. 14 LGS).
El sólo ejercicio del poder (apersonamiento del apoderado al proceso) hace presumir su aceptación (art.71
Cpc.) salvo que el poder haya sido otorgado en el extranjero, en cuyo caso, la aceptación debe ser expresa y

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formulada en el escrito de apersonamiento (art.73 Cpc).
Qué facultades puede otorgarse al apoderado: todas las que corresponden a la propia parte. Nuestra ley distingue
entre las facultades que denomina generales y las especiales. Las generales implican que apoderado podrá realizar
todos los actos procesales que por si mismo podría realizar el poderdante (la parte), salvo aquellas que la propia ley
establece que requieren de poder especial. Estas, según el art.75 Cpc. son:
1º.- Demandar, reconvenir, contestar demandas y reconvenciones;
2º.- Desistirse del proceso o de la pretensión;
3º.-Allanarse a la demanda;
4º.-Conciliar o transar;
5º.- Someter a arbitraje la controversia;
6º.- Sustituir o delegar la representación;
7º.- En general cuaquier acto procesal dispositivo del derecho.
8º.- Cualquier otro supuesto previsto en la ley.

Para todo lo demás el apoderado está facultado, si sólo se le ha otorgado las facultades del artículo 74 Cpc. El
apoderamiento general se extiende, según el propio art.74 Cpc. A “todo el proceso” incluyendo la ejecución de

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sentencia y el cobro de costas y costos. Sin embargo, sólo excepcionalmente se podrá obrar por la parte tratándose de
la declaración de parte, como medio probatorio o asistir a la audiencia de pruebas(art.203, 214 Cpc).
5. PODER DE REPRESENTACIÓN DEL ABOGADO

Interesante es la figura de las facultades de representación del abogado. El art. 80 del Cpc señala que se puede
otorgar al abogado patrocinante las facultades generales de representación del art.74 del Cpc. en el primer escrito
que presente la parte (demanda, interposición de excepciones, contestación, según sea el caso), sin otra formalidad
que designar el domicilio real del representado y la declaración de estar instruido de la representación que otorga.

La Ley Orgánica del Poder Judicial ha superado esta disposición atribuyéndole implícitamente las facultades
generales al Abogado patrocinante aún cuando no se le hayan dado explícitamente. Así el art. 290 LOPJ establece:

“En los procesos, sin necesidad de la intervención de su cliente, el abogado puede presentar, suscribir y
ofrecer todo tipo de escritos, con excepción de aquellos para los que se requiere poder especial con arreglo a ley.

El abogado no requiere poder especial para interponer medios impugnatorios, en representación de su cliente”.

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6. Curador procesal y Procurador oficioso.-

Nuestro código ha introducido dos figuras nuevas que cubren ciertas situaciones excepcionales que se pueden
presentar en el proceso en relación a las partes.

El primero es el curador procesal, cuya función es suplir a la parte cuando se verifican algunos de los supuestos
establecidos en el art.61 de la ley procesal, vale decir:

1º.- Cuando no sea posible emplazar válidamente al demandado por cuanto se ignora su domicilio o porque el
demandado es incierto;
2º.- Cuando no se pueda establecer o se suspenda la relación procesal por haber devenido la parte o su representante
en incapaz (vale decir, se declara su interdicción);
3º.- Cuando un incapaz no tenga representante legal (o bien esté ausente o impedido);
4º.- Cuando el sucesor universal no comparece al proceso.
El Curador procesal hace las veces de la parte y su nombramiento recae en un abogado. Es una situación

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excepcional e interina, pues tan pronto la parte (o bien su representante) comparecen, por haber desaparecido la causa
que les impedía intervenir en el proceso cesa la función del Curador.
El Curador procesal es considerado un órgano de auxilio del Juez (art.55 del Cpc.) y constituye una figura afín a la del
representante (actúa en nombre propio pero en interés de la parte, a diferencia del representante que actúa en nombre y en
interés del representado).

Del procurador oficioso es una suerte de cuasi-apoderado, un gestor procesal, que se comporta como un apoderado sin que
exista un poder. El artículo 81 Cpc señala en cuáles casos procede. Se requiere que quien deba comparecer al proceso esté en
tales circunstancias que no pueda hacerlo (se encuentre impedida, ausente del país, tenga fundado temor o amenaza, esté en una
situación de emergencia o de inminente peligro) y un tercero decide ejercitar las facultades que le corresponden al
“representado”. Es también una situación interina. Tan pronto desaparece la causa que motivó la intervención del “procurador
oficioso” el “procurado” debe intervenir por sí mismo en el proceso y ratificar la actuación del procurador. La ratificación es
tácita si es que no existe un expreso rechazo de la actuación del procurador.

Si no se produce la ratificación deberá declararse la conclusión del proceso.

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LITISCONSORCIO, LA PLURARIDAD DE SUJETOS
PROCESALES PARCIALES

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Litisconsorcio. La pluralidad de sujetos procesales parciales.-

La figura procesal del litisconsorcio implica la existencia de más de un sujeto en la calidad de parte demandante
(litisconsorcio activo), o el la calidad de parte demandada (litisconsorcio pasivo) o más de un sujeto demandante y más de
un sujeto demandado (litisconorcio mixto): proceso con pluralidad de partes o de sujetos como partes.

Litisconsorcio proviene la voz latina “litis con sors” que significa «comunidad de suerte en la litis».

Existen dos tipos totalmente diferenciados de litisconsorcio que no tiene en común nada más que su aspecto externo
de existir una pluralidad de sujetos como partes (activa o pasiva): así, tenemos el litisconsorcio facultativo y el
litisconsorcio necesario.

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Litisconsorcio facultativo.-

El litisconsorcio facultativo, como su propio nombre nos lo indica, implica que sólo por razones de mera oportunidad
varios sujetos demandan juntos o varios sujetos son demandados juntos. Nada obliga ni a litigar juntos ni a ser demandados
juntos. Se hace así porque es oportuno por economía procesal o para evitar decisiones contradictorias. En todo
litisconsorcio facultativo hay una acumulación subjetiva de pretensiones, vale decir, una acumulación de varias (más de
una)pretensiones ejercitadas por o contra varios sujetos. Tal es el caso de quienes demandan contra una misma persona una
pretensión indemnizatoria autónoma derivada de un mismo hecho ilícito. A y B demandan a C por ser víctimas de un mismo
accidente de tránsito. Cada una ejercita su propia pretensión indemnizatoria derivada del daño que han sufrido. Nada
impediria que cada uno demande por separado, todo aconseja que demanden juntos. Lo mismo puede ocurrir en el lado
pasivo. Un solo sujeto demanda a más de uno (pueden ser dos o más) ejercitando contra ellas sendas pretensiones.

Lo que hace viable el litisconsorcio es:


1º.- la conexión en el título (la causa petendi= los fundamentos de hecho);
2º.- la conexión en el objeto (el petitum: lo que se pide al juez que declare).

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Siendo facultativo este litisconsorcio cada litisconsorte es autónomo en su actuación procesal, por lo cual, “los actos de
cada uno de ellos no favorecen ni perjudican a los demás” (art.93 Cpc.).
Litisconsorcio necesario

La figura del litisconsorcio necesario es totalmente distinta. Ella implica que efectivamente haya varios sujetos en
el proceso en la posición de demandante o demandado pero cada conjunto de sujetos son una parte compleja. Implica,
siempre el ejercicio de una única pretensión con pluralidad de sujetos en la posición de parte (por cierto puede haber
una acumulación de pretensiones objetiva, pero ellas son interpuestas o por una parte compleja (más de un sujeto) o
contra una parte compleja. Se dice necesario, porque necesariamente la relación procesal tiene que establecerse con
todos los integrantes de esa parte compleja, caso contrario la relación procesal estaría viciada y viciada sería la
resolución que pusiera fin a ese proceso, la cual sería inválida (inutiliter data). Así lo dispone el art. 93 del Cpc. Tal es
el supuesto en el cual se demande una partición de un bien en co-propiedad que debe dirigirse contra todos los co-
propietarios, tal el de la terceria que debe dirigirse contra embargante y embargado; tal el supuesto de la pretensión
contestatoria de la paternidad que debe dirigirse contra la madre y el hijo; tal el supuesto de una demanda de nulidad
de contrato por simulación ejercitada por un tercero la cual debe dirigirse contra ambas partes contratantes, etc.

El que la relación procesal deba establecerse necesariamente entre determinados sujetos es tan importante que el
Código ha facultado al juez para integrar la relación procesal cuando advierta un supuesto de litisconsorcio
necesario(art.95 Cpc.).

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TERCEROS Y SUCESIÓN
PROCESAL

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1. INTERVENCIÓN DE TERCEROS. CONCEPTO DE TERCERO.

Parece obvio pero tercero procesal es aquel sujeto que no es parte (inicial) en un proceso ( ya iniciado) sino que
interviene en él posteriormente. Más que de tercero, es más propio hablar de interviniente, pues tras la intervención, a los
efectos procesales ya no es tercero (que es aquél que no es parte).

2. Categorías de intervinientes:
La doctrina suele distinguir entre dos formas de intervención:
a). Intervención voluntaria;
b). Intervención provocada (algunos prefieren llamarla obligatoria o coactiva).

En realidad si bien es cierto que se puede intervenir en un proceso inter alios voluntariamente o bien porque se es
llamado a él, sea en uno o en otro caso la intervención puede agruparse en cualquiera de las siguientes categorías de
terceros intervinientes.

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2.1. Intervención adhesiva simple o coadyuvante

Es la forma mas simple de intervención. Un tercero está interesado en el resultado de un proceso inter-alios, en
cuanto la sentencia que en él se dicte puede provocarle efectos reflejos, por lo cual decide intervenir en el proceso para
ayudar a una de las partes. Tal es el caso del acreedor que ve que su deudor ha sido demandado en reivindicación y
decide intervenir para ayudar en su defensa, pues tiene un interés propio: que el deudor demandado no sea vencido
pues si así ocurre se perderá una parte de su patrimonio que le servía (al acreedor interviniente) como garantía de su
crédito; tal el supuesto del accionista que decide intervenir en el el proceso de impugnación de acuerdos sociales en
defensa del acuerdo impugnado ayudando en su defensa a la sociedad demandada (art. 141 de la Ley General de
Sociedades).

Esta intervención procede hasta la expedición de la sentencia en segunda instancia y el interviniente puede
realizar cualquier acto que favorezca a la parte que ayuda(art.97 Cpc.). Podría ofrecer pruebas, si el momento procesal
lo permite, podría interponer recursos, etc.

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2.2.Intervención adhesiva autónoma o litisconsorcial.

En esta forma de intervención el tercero no interviene para ayudar a una de las partes sino para hacer valer un
derecho propio, remediendo la falta de un litisconsorcio inicial. Tal sería el supuesto de un co-propietario que se adhiere
a la posición procesal (de parte demandante) de su co-propietario, para hacer valer los derechos derivados de su quota
contra el demandado o en el caso señalado precentemente del accidente de tránsito, la segunda víctima interviene para
hacer valer sus derechos contra el dañante común. Lo característico es que el tercero interviene y se adhiere no a la
parte, sino a la posición procesal de una de las partes -demandante o demandado- (normalmente demandante).

El régimen de esta forma de intervención es la misma que la reseñada(art. 98 Cpc).

2.3. Intervención excluyente o principal.-

Supuesto totalmente distinto a los precedentes. En este supuesto un tercero hace valer una pretensión contra ambas
partes del proceso volviéndose el proceso de bilateral en trilateral. Así A demanda a B la reivindicación del bien
alegando ser el propietario. C interviende en el proceso planteado una pretensión contra A y B a fin de que se declare
que él es le propietario del bien. Por la complejidad a la que puede dar lugar nuestro Código permite esta forma de

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intervención sólo en primera instancia(art.99 Cpc).
 
3. Intervención provocada

Como señalamos la intervención puede producirse en forma espontánea o provocada (por llamamiento). Nuestro
Código regula cuatro supuestos de intervención provocada (que no es lo mismo que obligatoria, pues nada obliga al
tercero a intervenir, y la única consecuencia del llamamiento será que la sentencia que defina el proceso desplegará sus
efectos también frente al llamado):

3.1. Denuncia de la litis (llamada por el Código “denuncia civil”):

Normalmente prevista para el demandado que, según la ley (art.102) si considera que alguien además de él o en su
lugar tiene alguna obligación o responsabilidad en el derecho discutido, lo puede “denunciar’, es decir, nombrar para que
se le emplace, se le ponga en conocimiento del proceso. Casos típicos se presentan en el caso de que el demandado lo
haya sido por reivindicación y lo que hace (frente a la amenaza de evicción) es pedir que se cite de evicción a su
enajenante, a fin de que intervenga en el proceso para defenderlo (defender el título en virtud del cual enajenó el bien).
Esta denuncia es obligatoria para el demandado, pues de lo contrario pierde su derecho al saneamiento(art.1498, 1499 y
1500 inc.1 Código Civil ). Otro supuesto es el del fiador que se ve demandado en vez del deudor principal. En tales
casos lo que hace es que cite al deudor principal por tener él derecho a la repetición de lo que pague en ejecución de la
sentencia que se dicte(art. 1889 y 1890 Código Civil). Lo mismo puede decirse respecto del co-deudor solidario que pide
se cite a sus demás co-deudores(art.1197 segundo párrafo Código Civil). El efecto que se produce es que el
denunciado(citado) es considerado litisconsorte del demandado y en consecuencia la sentencia produce sus efectos
también respecto de él.
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3.2. La llamada en garantía( denominada impropiamente por el Código como “aseguramiento de
pretensión futura”).

Los supuestos son parecidos (yo diría idénticos) al anterior pero la diferencia estriba en que el demandado no
se limita a denunciar la existencia de la litis sino que lo que hace es ejercitar una pretensión contra el tercero,
pretensión subordinada a a que se declare fundada la demanda contra él planteada. Así, podrá pedir que el juez
condene al enajenante al saneamiento por evicción, a la repetición de lo pagado por el fiador o el co-deudor
solidario (art. 104 cpc.).

3.3. Llamamiento posesorio.-

Es el llamado que se hace al poseedor mediato cuando el demandado es el poseedor inmediato. Así se
interpone una reivindicatoria o un interdicto de recobrar contra el ocupante de un bien que resulta ser arrendatario o

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comodatario, o un simple gardián del bien. El no es el poseedor, él posee para otro, luego, el demandado pide se
cite al real poseedor. Si el citado comparece, reemplaza al sujeto originalmente demandado (art.105 Cpc.).
3.4. Llamamiento por orden del juez.-

El juez puede advertir que el proceso está dirigido a dañar a un tercero. Pues si así lo considera el juez manda
citar a las personas que puedan ver afectados sus derechos con ese proceso (aparentemente fraudulento) a fin de que
hagan valer sus derechos(art. 106).
 
4. Trámite de las intervenciones (art.101 Cpc).

Para intervenir se debe invocar el interés para intervenir, se deben cumplir los requisitos de la demanda, en lo
pertinente, y asumen el proceso en el estado en que se encuentra.
El juez decide el pedido de intervención, valorando el interés para intervenir. Sólo la resolución que deniega la
intervención es apelable.

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5. SUCESIÓN PROCESAL

La sucesión procesal implica la sustitución de un sujeto procesal originario por otro en la calidad de parte. En todo
fenómeno de sucesión existe un causante (el que transmite) y un causa-habiente (el que recibe). La sucesión procesal se
presenta cuando pendiente un proceso se verifican algunas de las siguientes circunstancias:

a).Sucesión mortis causa.- El art. 660 del C.C. señala “Desde el momento de la muerte de una persona, los bienes,
derechos y obligaciones que constituyen la herencia se transmiten a sus sucesores”.
Ahora bien la muerte como evento que produce la sucesión puede ser la muerte natural (art. 61 C.C.) o la declaración
judicial de muerte presunta (art.63 C.C.).

Pero la sucesión en la titularidad sobre los “bienes, derechos y obligaciones” mortis causa puede ser a título universal
(herederos) o a título particular (legatarios, que sólo puede ser testamentaria). El art. 108 inc. 1 Cpc no hace distinción
entre sucesores mortis causa a título universal o particular, por lo cual producida la muerte de una de las partes (o declarada
la muerte presunta) el sujeto parte originario será, en principio, asumida por sus herederos (testamentarios o legales), salvo
que, el “bien, derecho u obligación” objeto (mediato) de la pretensión ejercitada en el proceso esté referida al “bien o
derecho” adquirido por el legatario en virtud de testamento, por lo cual será dicho legatario el que deberá sustituir a la parte
originaria (su causante).

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Ello funcionará en todos aquellos supuestos en los cuales el objeto del proceso no se refiera a derechos personalísimos
del fallecido, pues en este último caso, la muerte de la parte determinará la extinción del proceso.
b). Caso de fusión o escisión de una persona jurídica. La fusión implica que o se crea una nueva persona jurídica que
incorpora a dos o más personas jurídicas, o bien otra persona jurídica ya existente absorbe a la fusionada; en ambos casos
la persona jurídica resultante es la sucesora universal de la persona jurídica incorporada o absorbida, la que deja de
existir como tal (ver art. 344 y 357 Ley General de Sociedades: se extinguen sin liquidarse). Siendo la incorporante o la
absorbente la sucesora a título universal de la originaria persona jurídica, pues es también su sucesora procesal: art. 108
inc.2 Cpc.

Lo mismo ocurre en el caso de escisión. En la escisión de una persona jurídica se forman otras en base al
fraccionamiento de su patrimonio (ver art.367 y 389 Ley General de Sociedades). Ello determina una sucesión a título
universal de un bloque patrimonial de una persona jurídica (que podría o no extinguirse, como consecuencia de la
escisión).

Hay que anotar que no debería ser posible hablar de extinción de personas jurídicas como supuesto de sucesión
procesal. Si las personas jurídicas nacen con su inscripción registral (art. 77 C.C. y art. 6: “La sociedad adquiere
personalidad jurídica desde su inscripción en el Registro y la mantiene hasta que se inscribe su extinción”) mueren con
su cancelación registral (inscripción de la extinción), ello presupone la liquidación, y la liquidación implica que los
liquidadores han extinguido todas las relaciones jurídicas (activas y pasivas) de las que era titular la persona jurídica.

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