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SEXULIDAD
¿QUE ES?
• La sexualidad tiene que ver prácticamente con todo. Con el género, con la
manera como nos relacionamos día a día, con nuestra participación política,
con la vivencia y el disfrute del cuerpo propio y de las demás personas, con los
proyectos de vida, con la sensación de bienestar y de potencia para producir
ideas, desarrollar proyectos, buscar nuevos derroteros, vivir la vida, construir el
mundo.
• Con todo eso está relacionada, pese a que la vivimos de manera dividida, como
si estuviera separada o limitada a ciertas experiencias. La teoría de los holones
sexuales contribuye a organizar y estudiar como un todo eso que llamamos
sexualidad.
Un modelo clave
• El modelo de los holones sexuales es un modelo teórico y epistemológico que se
refiere a la presencia de sistemas completos que, a su vez, conforman un todo, un
sistema más complejo, y que son interdependientes entre sí
• Los holones son partes (o subsistemas) que integran el todo, pero que no están
separadas, que se afectan entre sí y se relacionan en múltiples formas. La palabra
holón proviene del griego holós, que significa “completo”. El modelo plantea que
hay cuatro holones de la sexualidad humana: el erotismo, la afectividad (o la
vinculación afectiva), el género y la reproductividad; estos serían los cuatro
‘subsistemas’ del gran sistema de la sexualidad humana, que, asimismo, se
relaciona con todos los demás sistemas en los que se desarrolla la vida (lo político,
lo económico, lo social)
• Cada holón impacta a los demás, y cada uno tiene la potencialidad de
desarrollarse y reflejarse de manera propositiva para el bienestar y la dignidad
de la persona humana. La complejidad y riqueza de la sexualidad humana se
manifiesta a través de la interacción de los cuatro holones sexuales. Eso sí: esa
potencialidad de desarrollo requiere –por supuesto- de procesos formativos y
entornos que propicien el cuidado de las personas, para su bienestar individual
íntegro y la convivencia solidaria y constructiva
• El modelo holónico permite explicar, analizar, distinguir y graduar cómo se van
presentando durante las diferentes fases y momentos a lo largo de la vida. Por
ejemplo, se puede hablar de tres relaciones elementales que a través del modelo se
establecen: la relación del todo y la parte, la relación de la sexualidad con otros
sistemas, como clave de apertura para la construcción hacia adentro (individual) y
hacia afuera (social), y la relación con los derechos humanos, como principios
fundamentales que rigen el actuar
• Lo que casi todos los seres humanos experimentamos es algo que podemos denominar
mejor como vínculo afectivo. Voy a explicar. Un vínculo es un lazo, una unión. El primer
vínculo de los seres humanos con alguna otra persona es físico, se llama cordón umbilical
y lo tenemos durante más o menos ocho meses; nos une a la mujer que nos lleva en su
vientre. Este vínculo (que por cierto es más complejo que solo un cordón), se rompe de
manera más bien brusca al nacer el nuevo ser
• el ser humano nace en tales condiciones que necesita el cuidado de otros seres humanos
durante mucho tiempo sin riesgo de morir. Entre las dos personas interesadas,
usualmente la madre y el bebé, aparece muy pronto otro vínculo, es decir, otra unión,
pero este vínculo ya no es físico, ya no está compuesto de tejidos y células, sino que está
compuesto de lo que cada uno siente: la presencia de ese otro ser no nos es indiferente,
sino que nos provoca sentimientos muy intensos, que llamamos respuestas afectivas
• Lo que cada uno de los dos involucrados siente respecto de la presencia o de
la ausencia de ese otro ser, no de cualquier ser humano, sino de ese en
especial, es el tejido con el que se teje el vínculo afectivo. El vínculo tiene
siempre dos lados cuando menos, hay por lo menos dos seres humanos
conformándolo. En esta primera forma de vínculo, la madre experimenta
respuestas afectivas que son el producto de su madurez y que son muy
complejas, pues expresan casi todos los componentes de su persona.
• El vínculo del lado del bebé es mucho más simple, por lo que sabemos hoy en
día del desarrollo humano aparece de manera muy clara hacia los cuatro/seis
meses después del nacimiento: el bebé empieza a reaccionar con angustia
ante la ausencia y la separación de la madre. La angustia de separación es el
primer componente afectivo de la vinculación humana.
• Los adultos sentimos a veces esa angustia intensa cuando nuestros
amores se tambalean, cuando nuestro ser amado nos abandona. Lo
que sucede con los afectos alrededor de las otras personas
importantes en la vida determina el tipo de vínculos que vamos
estableciendo con los otros y con el otro o la otra que se convierte
en el ser amado. Como se necesita que la capacidad de vincularse
se desarrolle, al igual que los otros componentes de la sexualidad,
de ese desarrollo dependerá su forma durante la vida adulta.
La reproductividad
• Sobre este aspecto ha ido en constante aumento el fenómeno del embarazo
adolescente. Entre tanto, cabe decir que la cuestión con la capacidad
reproductiva tiene que ver con el momento en que las personas están
preparadas para ser madres y padres, con todo lo que ello implica, tanto
fisiológica como psicológica y económicamente En cuanto a la reproductividad,
• …es la dimensión de la sexualidad que tiene que ver con nuestra capacidad
de reproducirnos, característica que compartimos con todos los seres vivos.
[…]en los seres humanos la reproducción implica muchas otras tareas además
de ser padres o madres biológicos; como cuidar a los que se producen por un
largo tiempo, educar a hijos e hijas y enseñarles a vivir mejor. Varias tareas de
la reproducción no dependen de poder tener hijos biológicos, sino de la
efectiva realización de las tareas parentales o de paternaje y maternaje.
(Rubio y Ortiz, 2012: 22)
• La potencialidad de reproducirnos es consecuencia directa del hecho de ser
seres vivos. La sexualidad humana se ha desarrollado con sus múltiples niveles
de manifestación y complejidades de organización e integración, como
resultado de la necesidad de la especie humana de reproducirse
eficientemente. Parece paradójico, pero la necesidad actual de los
grupos sociales por desarrollar patrones reproductivos menos azarosos, es
resultado precisamente de que nos es indispensable optimizar nuestras
estrategias de permanencia, de reproductividad
•
A los hombres, en cambio, se les vincula más directamente con la fuerza física
y psicológica, el control, el poder, la autoridad, la manutención de una
familia, el dominio, el espacio de lo público, y se les limita la expresión de sus
sentimientos, pues se espera que muestren valientes, seguros, proveedores,
“machos”, invencibles, guerreros.
• Con base en esta serie de imágenes y estereotipos se van construyendo –y
transmitiendo- valores, creencias, prácticas, sobre la manera de ser de hombres
y de mujeres, que afectan, necesariamente, los modos de relación y pesan
sobre el descubrimiento y el ejercicio de la sexualidad en cada cultura y grupo
humanos.