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INSTITUCION EDUCATIVA AGRO INDUSTRIAL

DE KANA

HIJOS CONSENTIDOS
ADOLESCENTES
SIN SENTIDO
PROF. ANGEL QUISPE PACORI
EL arte de maleducar
a los hijos
¿COMO DARME CUENTA?
La estrategia en esta sesión será de
tipo «inversa directa» para orientar a
los padres y madres sobre cómo
«educar» a sus hijos.
a) Cedan a la mayoría de los
caprichos de sus hijos

Una vez que empiecen


a ceder, cada vez les
resultará más natural.
Cedan cada vez en más
cosas y con la mayor
premura. Comprobarán
que también su hijo se
sentirá con más derecho
a exigirles.
b) Donde manda hijo, no manda
adulto.

Su hijo tendrá siempre prioridad, de modo


que sus necesidades se antepongan a las de
ustedes. Un ejemplo práctico: déjese
interrumpir en cualquier conversación. Si usted
está ocupada y le interrumpe, cese de
inmediato lo que se traiga entre manos y
hágale caso.
La clave es que su hijo interiorice que él es
más importante que los demás.
c) Impida que adquiera las habilidades
necesarias para ser autónomo
Cocínele siempre, recoja las
cosas
que haya puesto en medio,
retire sus platos, hágale los
deberes,
limpie lo que él ensucie... Deje
de ser madre para ser su
sirvienta. Esto tiene una ventaja
añadida: si usted desempeña
mal la tarea, su vástago podrá
echarle toda la culpa.
d) Defiéndalo de sus profesores
Ese grupo de
vividores,
incompetentes y
sin vocación, que
tienen la culpa de
que a sus alumnos
no les dé la gana
hacer sus deberes
en casa.
e) Fomente las rabietas y la rebeldía.

La manera más
eficaz de promover
las rabietas es ceder
ante ellas, ceda a
los chantajes
emocionales y
complázcalo.
f) Quítele importancia y justifique las
pequeñas agresiones ( verbales, físicas
o materiales).
Su hijo debe aprender que los comportamientos
violentos son aceptables y que no le acarrearán
consecuencias negativas.
Siga al pie de la letra estos consejos: en vez de
ponerse serio si insulta a una persona, ríale la
gracia; pisotear los jardines, jugar al fútbol contra
la vivienda del vecino de abajo...; justifique que
agreda a otros chicos, porque «es cosas de
adolescentes»; pero reaccione como un histérico
si algún otro adolescente mira mal al suyo.
Argumentos útiles:
«¿Y si se enfada más
si lo regaño? ¿Y si le
quito la razón y
monta un
espectáculo? ¿Y si lo
TRAUMATIZO por
ponerme firme?».
a) Pronuncie amenazas imposibles de
cumplir.
El mejor procedimiento es
amenazar con castigos
desproporcionados,
lejanos o ilimitados en el
tiempo, agresivos y
cuanto menos creíbles
mejor.
b) Razone con su hijo cuando esté más
enfadado.
c) Pierda los papeles.

Cuando su HIJO esté más rebelde, grítele,


insúltele, dedíquele palabras hirientes.
Esto le dará a usted la posibilidad de
arrepentirse al cabo de un rato. Entonces,
movida por la culpa, levántele el castigo
impuesto, ceda a sus caprichos y razónele
por qué ha llegado usted a ese extremo
de crueldad.
Con el tiempo, estas discusiones le
agotarán cada vez más y acabará por
ceder ante él con mayor facilidad.
d) Aprovecha toda mala conducta
para criticarlo
Dicha crítica debe estar dirigida no al
comportamiento negativo en sí, sino a
descalificar a la persona .
«¡Eres un egoísta. Añada una pequeña
dosis de chantaje emocional: «¡Lograrás
que papá y yo nos peleemos!». Aproveche
incluso una buena conducta para criticarlo:
«¡A buenas horas te portas bien, ahora que
ya nos has aburrido a todos!». Mejor si la
crítica se hace en público.
e) Divídanse y enfréntense los
progenitores por la educación del hijo:
Tomen decisiones sin consultar
el uno con el otro, desautorice
a su cónyuge a sus espaldas,
levante los castigos que haya
impuesto, discutan delante de
él, encubran al HIJO frente a su
pareja, involucren a otros
miembros de la familia (los
abuelos pueden ser unos
buenos aliados del hijo para
desautorizar a los padres)...
Aproveche la adolescencia

Para consolidar a un
auténtico tirano, debe
seguir los siguientes
consejos a lo largo de
toda su adolescencia.
a) Abdique de su responsabilidad de
educar:
Auséntese lo más posible de casa,
no supervise lo que hace, delegue su
educación en el colegio o, mejor, en
las pantallas; no ponga normas y, si
lo hace, procure que no haya
consecuencias si se incumplen.
b) Jamás le pida que colabore en casa:
Logre que todo lo que hace por él lo vea como un
«derecho natural». Si se muestra exigente y
desagradecido es que vamos por buen camino.
Recuerde: es su deber como madre y lo hace para
que se centre en el estudio.
c) Obsesiónese por
controlarlo.
Relaciónese con su hijo
desde la desconfianza.
Que la vigilancia sea
tan asfixiante que
termine reaccionando
de forma agresiva.

d) Pierda la fuerza por la boca, evitando así tomar


cualquier medida correctora. Dedíquese a ser
pesada, sermoneando una y mil veces. Comience
por la fórmula: «Es tu deber...». Láncese a una
dinámica de amenazas, cuanto menos creíbles,
mejor.
Aún podemos empeorar
A estas alturas, si ha aplicado fielmente
mis consejos, usted debe tener un
auténtico indeseable en casa. Tendrá un
chico o una chica que no renunciará a
ningún medio para imponer su voluntad,
que le controla desde la manipulación
sutil o la amenaza descarnada, que no
duda en insultarle y faltarle al respeto,
que tal vez ha llegado a agredirles
dejándola con la palabra en la boca,
empujando o incluso golpeándola.
¡Peligro! Sentirá grandes deseos de poner
fin a la situación. Yo le ayudaré a
mantenerla e incluso a empeorarla:
a) Convénzase de que no es necesario actuar:
minimice («Mejor encerrado en casa con la
computadora, que en la calle dando mal
aspecto».); justifique; espere a que madure
(«Son cosas de la edad».); o asuma que su
hijo es así y que nunca cambiará.

b) Déjese atemorizar. Tómese


sus amenazas en serio. Pero
mientras más amenazado se
sienta, guarde más el secreto.
Recuerde: «Los trapos sucios se
lavan en casa».
c) Aplaque a su hijo con nuevas
concesiones. Compre un poco de paz.
ejm ¡si esatudias más te compro una
tablet !
d) Estalle, cuando no pueda más.
Levántele la voz, insúltele. Si se provoca
una escalada de tensión, aproveche para
acorralarle. Imagine que su hijo quiere
abandonar la casa en ese momento,
póngase delante de la puerta y grítele:
«¡por encima de mi cadáver!».
e) Siga perdiendo la fuerza por la boca: «¡Te vamos a
echar de casa!»; o mejor: «¡Me voy a marchar de casa y te
voy a dejar solo!».

f) Manténganse divididos como


padres: nunca adopten la misma
postura. Y es muy importante que
descuiden su relación de pareja.

j) Sea un mártir a manos de su hijo. Deje que se instale


para toda la vida en el hogar paterno, aunque sea un
infierno para el resto de la familia. Puede
autoconvencerse con los siguientes argumentos:
«Prefiero seguir cocinándole y planchándole a que
termine en la calle como un pordiosero».
k) Rechace toda ayuda
profesional o de su familia.
Niegue los hechos, ignore
los consejos, descalifique a
los consejeros y pídales que
no se metan en lo que no les
importa. Pero, si no le
quedara más remedio que
admitir la evidencia,
escúdese en un: «Es que no
puedo con él».

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