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Psicología Comunitaria

Lic. Nicolás Poliansky


nicopoliansky@gmail.com
Participación
Poder
Comunidad
Psicología
I

Articulaciones e implicancias conceptuales


Introducción
• La idea de participación está muy extendida en el uso corriente de
nuestra vida cotidiana.
• Suele tener una valoración positiva y es una práctica que se supone
deseable.
• Sin embargo, se habla de participación cuando se busca que las
personas hagan algo que es de interés para alguien.
• Ya desde el inicio se puede vislumbrar la compleja relación entre el
ejercicio de poder y las distintas formas de participación.
Introducción
• El conjunto de la sociedad considera a la democracia como la mejor
de las formas posibles de dar respuestas a las tensiones y conflictos
derivados de ejercicio de poder entre las personas y/o comunidades.
• Se presenta a las democracias participativas como las formas más
prometedoras de reemplazo de las ya agotadas y poco eficientes
democracias representativas.
• La participación social es fundamental en los procesos de
transformación de las sociedades.
Introducción
• La relación entre participación y democracia pone de manifiesto la
tensión entre las diferentes formas posibles de gobierno de las
personas, lo que incluye la distribución y redistribución del poder
respecto de la toma de decisiones que las afecta.

• La participación busca redistribuir el poder respecto de la toma de


decisiones para lograr una mayor equidad distributiva de los bienes y
servicios necesarios para la vida.
Introducción
• El concepto de participación es de una gran potencia y su utilización
como herramienta de trabajo en el campo de la psicología es
fundamental, en especial en la Psicología Comunitaria.

• La participación social de las personas se considera un logro que


condiciona la obtención de cualquier resultado, incluso es
condicionante de la posibilidad de realización de intervenciones
comunitarias.
Introducción
• La participación no es un proceso único dado que existen muy
diversos tipos de participación con efectos muy diferentes en las
personas.
• Estos efectos con diferentes tipos de impacto en las personas o
grupos no deben ser ignorados por las personas que participan ni por
aquellos que buscan propiciar la participación.
• Esto quiere decir que distintas modalidades de participación tendrán
distintos tipos de efectos.
Breve reseña del concepto de participación
• La noción de participación surge en la modernidad en concordancia
con los cambios sociohistóricos de la época (finales del siglo XV).
• A partir del S.XV se comienza a pensar al sujeto como “individuo” y
esa esa la base para comenzar a construir la base de lo colectivo y por
ende la participación.
• Este cambio permite comenzar a pensar las formas de lazo y de
relación entre las personas y visibilizar las relaciones de poder
subyacente.
• A partir del siglo XIX la participación empezó a ser visualizada y
sostenida cada vez con mayor énfasis como la herramienta por
excelencia para la construcción, el sostenimiento y la profundización
de las sociedades democráticas.
• Se presentifican de a poco la necesidad de que surjan nuevas
estrategias de regulación del poder.
• Las estrategias participativas suponen una redistribución del poder
que posibilita la inclusión de la mayoría en la toma de decisiones que
los afectan.
• Las diferentes líneas teóricas de la Psicología sostienen que no existe
en la realidad el “individuo” en tanto ser indiviso sino que se trata de
seres sociales en relación constante con el otro/semejante y el
ambiente.
• Aunque aún se use coloquialmente el término “individuo” es sabido
que es imposible ser “uno entero, indivisible, sólo y todo”
• La OMS establece el modelo biopsicosocial de las personas donde las
tres esferas constitutivas se encuentra en interrelación permanente
con cada persona y con otras personas y con el ambiente.
• En el siglo XX, a partir de la década de ‘70 surgen críticas a los modelos de
participación vigentes y también a la psicología social, en especial en América
Latina, respecto de la desconexión con la realidad y sus problemas.
• Y frente a esta crisis de la Psicología Social comienza la búsqueda de
redefiniciones teóricas, metodológicas e ideologías. En este contexto se delinean
los comienzos de la Psicología Comunitaria y las metodologías participativas.
• Se retoma el contacto con la realidad sociohistórica y se comienza a poner un
énfasis creciente en la investigación y en la producción de conocimientos
aplicables y aplicados.
• Se abre camino la investigación-acción-participada como opción al método
experimental.
Participación: diferentes definiciones
• A partir de los ‘70 se pasó de considerar a la participación como una
simple transmisión de información sobre las propias necesidades y
opiniones a relacionarla directamente con un mayor control de las
personas en la toma de decisiones.
• Se concibe la participación como intercambio entre las personas que
puede tener diferentes modalidades y grados de intervención y que
conlleva un poder potencial de influencia sobre los otros y/o sobre las
situaciones.
• Velázquez (1987) se refiere a la participación en términos de:
“[…] proceso social en el que los diferentes agentes sociales,
directamente o por medios de sus representantes, inciden en la marcha
de la vida colectiva.”
• Respecto de la toma de decisiones, Wandersman (1984) refiere que:
“[…] es un proceso mediante el cual los individuos toman parte en la
toma de decisiones de las instituciones, programas y ambientes que los
afecta.”
• Hay consenso en entender a la participación como un proceso
dinámico, multideterminado de manera compleja, que supone
aprendizajes constantes y que contiene diferentes tipos y grados de
participación; todos ellos necesarios para la concreción de cualquier
quehacer comunitario.

• También hay conseso en que NO es posible NO Participar, todas las


personas, de una manera u otra, por acción u omisión, participamos.
• Montero (1996) refiere que la participación es un proceso de
cooperación, solidaridad, construcción del objeto por los actores
sociales partícipes. Aunque también aclara que no siempre sucede de
ese modo y en muchas ocasiones la participación sólo tiene caracter
nominal.
• Bajo el nombre de participación pueden introducirse también las más
variadas formas de manipulación, de consulta, de divulgación de
información, hasta la delegación de poder en grupos y el completo
control comunitario.
• A esta altura es importante señalar dos aspectos del concepto de
participación que son poco mencionados: la idealización y la
desmitificación.
• La idealización concierne a todas las posturas que definen a la participación
sólo en términos positivos tomando en cuenta exclusivamente a aquellos
tipos que llevan a los “buenos” efectos buscados.
• Es importante comprender que la participación como todo fenómeno social
tiene efectos deseables y otros no deseables.
• La participación está lejos de ser un proceso armónico de integración de las
partes en un todo, con beneficios mutuos.
• La desmitificación implica que, al diferenciar formas, grados y
condiciones de implementación, quedan marcados sus obstáculos,
límites y alcances.
• Se refieren a condicionamientos que pueden surgir de factores
socioculturales (ej: credibilidad institucional, violencia social, etc.), las
pautas culturales de aprendizaje, y las contradicciones inherentes a
toda circulación de poder, entre otras.
• Los obstáculos, límites y alcances pueden ir de lo micro a lo macro y
varían con la dinámica propia de los procesos de participación.
• Hernández (1994) plantea como meta buscar que las comunidades participen
desde tres perspectivas interrelacionadas entres sí:
• SER PARTE: búsqueda referida a la identidad de las personas, al sentido de
pertenencia de los miembros de la comunidad. Nos remite al lazo social, desde la
inclusión del sujeto humano hasta todos los vínculos posteriores que constituyen esa
trama compleja de relaciones que lo mantienen formando parte de esa comunidad.
• TENER PARTE: se refiere al sentido de responsabilidad respecto de derechos y
obligaciones, de las perdidas y ganancias que se ponen en juego. Provee un lugar
posicional en una estructura social que habilita para actuar. (“tu” lugar, “mi” lugar,
“nuestro” lugar)
• TOMAR PARTE: se refiere al logro de la realización de acciones concretas y nos
remite al rol que ocupa cada persona.
• NO en todo proceso de participación se dan de manera conjunta estas
tres dimensiones. Son más bien metas a alcanzar.
• En las experiencias concretas de participación en la Comunidad se
producen las más diversas combinaciones debido a que nunca es un
proceso armonioso ni libre de obstáculos y limitaciones de la más
diversa índole.
• Se pasó de posiciones extremas que con la participación esperaban
lograr cambios sociales en los máximos niveles a posturas más
flexibles que buscan tener efectos de alcances puntuales y/o locales
• Definición de Comunidad: puede definirse desde múltiples puntos de vista,
según el tipo de relaciones y componentes a los que nos estemos
refiriendo. Lo esencial para definirla es la idea central de que se trata de un
espacio común (tanto físico como psíquico) en el que un conjunto de
grupos y personas conviven a través de reglas, escritas y no escritas,
surgidas de la relación y la costumbre. El concepto de comunidad no puede
ser estático: podemos hablar de comunidades más o menos globales, como
así también de pequeñas comunidades dentro de comunidades más
amplias. Un país puede ser entendido como una comunidad nacional,
dentro del cual conviven diversas comunidades, algunas grandes, otras
medianas, otras pequeñas y otras minúsculas. Hernández (1996)
Diferentes denominaciones de participación y sus alcances
• Algunos autores diferencias participación social, participación
ciudadana, participación comunitaria y participación política. Pero
aún no hay consensos totales con respecto al alcance de estas
diferentes expresiones.
• Sin embargo, puede pensarse que toda participación es política
porque siempre están en juego cuestiones relacionadas al poder.
• El término participación social es la más abarcativa ya que incluye a
todas las demás dado que no existe participación que no sea social.
• Cualquier estudio, trabajo y/o investigación que se realice sobre
participación debe ser contextualizado.
• Todo proceso de participación es producto de un aprendizaje social
que se inscribe en las personas y que puede ser leído, entre muchas
otras alternativas, como matriz de interacciones aprendidas.
• Esta matriz es una construcción sociohistórica concreta y, por tal
motivo, la participación no puede ser investigada al margen del
tiempo y del espacio en que se gestó.
• La participación siempre supone una afectación de las personas a
nivel de su constitución, inclusión, producción y compromiso. Este
nivel de afectación implica dos aspectos: uno interno referido al poder
ser y uno externo referido al poder hacer.
• La característica principal de todo proceso de participación es el
impacto en la toma de decisiones y es lo que determina su grado de
importancia social.
• La mayor atención que se le dedicó al plano social dejó en segundo
plano a las personas y hay que explicitar que no es posible separar los
efectos de la participación según se refieran a lo social o a lo personal.
• La participación social supone una articulación de procesos complejos
donde están presentes sobredeterminaciones psíquicas y
ambientales/contextuales que inciden en la implicación y afectación
de las personas que participan.
• La participación puede ser activa o pasiva, en presencia o en ausencia,
tanto desde el punto de vista objetivo, que pone el acento más en los
efectos sociales (el poder hacer) como desde el punto de vista
subjetivo, que se enfoca en los efectos personales (el poder ser) según
sea el grado de incidencia de las personas en la toma de decisiones.
¡Seguimos la próxima!
Bibliografía:
- Montero M. (2003).Teoría y práctica de la psicología comunitaria: la tensión entre comunidad y
sociedad. Buenos aires: Paidós, 2003.
- Ferullo de Parajón, A. G. (2006). El triángulo de las tres P: psicología, participación y poder. Buenos
Aires: Paidós, 2006.
- Menéndez, E. (1998). “Participación social en salud como realidad técnica y como imaginario social
privado”, Cuadernos médico sociales, n° 73, Rosario.

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