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CONSTITUCIONALES
DEL DERECHO DEL
TRABAJO
ANTECEDENTES
La Constitución de 1886, en su artículo 39, “toda persona
podrá abrazar cualquier oficio u ocupación honesta sin
necesidad de pertenecer a gremio de maestros o doctores.
Las autoridades inspeccionaran las industrias y profesiones
en lo relativo a la moralidad, salubridad y seguridad pública.
La ley podrá exigir títulos de idoneidad para el ejercicio de
las profesiones médicas y de sus auxiliares.
El artículo 44 se refería a la posibilidad de fundar compañías
y otro tipo de asociaciones, y los artículos 46 y 47
consagraban el derecho de asociación.
Desde la expedición de la Constitución de 1991, el derecho
en general, sufrió una enorme transformación, que se traduce
en una progresiva y vertiginosa constitucionalización del
mismo.
La carta política, desde su preámbulo, consagro el derecho al
trabajo y su protección, como valor fundante del estado
colombiano.
A su vez los siguientes artículos, contenidos en el capítulo de
principios constitucionales hicieron lo propio, ya no como
acciones futuras, sino como imperativos de la nueva carta.
PODER VINCULANTE
El Preámbulo de la Constitución incorpora, mucho más allá de un simple mandato
específico, los fines hacia los cuales tiende el ordenamiento jurídico; los principios que
inspiraron al Constituyente para diseñar de una determinada manera la estructura
fundamental del Estado; la motivación política de toda la normatividad; los valores que
esa Constitución aspira a realizar y que trasciende la pura literalidad de sus artículos. El
Preámbulo da sentido a los preceptos constitucionales y señala al Estado las metas
hacia las cuales debe orientar su acción; el rumbo de las instituciones jurídicas.
Lejos de ser ajeno a la Constitución, el Preámbulo hace parte integrante de ella. Las
normas pertenecientes a las demás jerarquías del sistema jurídico están sujetas a toda la
Constitución y, si no pueden contravenir los mandatos contenidos en su articulado,
menos aún les está permitida la trasgresión de las bases sobre las cuales se soportan y a
cuyas finalidades apuntan. La preceptiva constitucional ha sido enderezada por el
propio Constituyente a la realización de unos fines, al logro de unos cometidos
superiores ambicionados por la sociedad, que cabalmente son los que plasma el
Preámbulo y que justifican la creación y vigencia de las instituciones.
VALORES CONSTITUCIONALES. Son fines a los cuales se quiere llegar y, por ello, determinan el
sentido y finalidad de las demás normas del ordenamiento jurídico. Son definitorios a la hora de resolver un
problema de interpretación en el cual está en juego el sentido del derecho, mas no son normas de aplicación
directa que puedan resolver aisladamente un asunto. Características:
-Pueden tener consagración explícita o no.
-Sobre ellos se construye el fundamento y la finalidad de la organización política.
-La relación entre los fines y los medios adecuados para conseguirlos, depende, por lo general, de una
elección que corresponde preferencialmente al legislador. No obstante su carácter programático, su
enunciación no debe ser entendida como la manifestación de un deseo o un querer sin incidencia normativa,
sino como el conjunto de propósitos a través de los cuales se deben mirar las relaciones entre gobernantes y
gobernados.
-Su condición de valores fundantes les otorga una enorme generalidad y, por ello una textura interpretativa
abierta, dentro del cual caben varias fijaciones del sentido. Corresponde al Legislador, su delimitación. Por
ello sólo tienen una eficacia interpretativa, lo que no impide que la Corte Constitucional pueda o deba valerse
de ellos para resolver una situación específica o para valorar otras normas o instituciones, lo cual sólo será
posible dentro de una interpretación global de los hechos y del derecho y no como normas de aplicación
inmediata suficientes por sí solas para fundamentar la decisión judicial.
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES. (Sentencia de la Corte Constitucional T-406/92.)
Consagran prescripciones jurídicas generales que suponen una delimitación política
reconocida y, por ende, restringen el ámbito de interpretación, por lo cual son normas de
aplicación inmediata, tanto por el legislador como por el juez constitucional. Características :
-Son normas que establecen un deber ser específico del cual se deriva un espacio de
discrecionalidad legal y judicial.
-Se refieren a la naturaleza política y organizativa del Estado y de las relaciones entre los
gobernantes y los gobernados.
-No son ideales o fines jurídicos para el futuro, mas bien expresan normas jurídicas para el
presente, son el inicio del nuevo orden, la mira que jalona el orden del mañana.
-Son pautas de interpretación ineludible por ser parte de la Constitución misma y están
dotados de fuerza normativa. Sin embargo, no siempre son suficientes por sí solos para
determinar la solución necesaria en un caso concreto, por cuanto siguen teniendo un carácter
general y por lo tanto una textura abierta, lo que, en ocasiones, limita la eficacia directa de
los mismos. Es decir, se trata de una eficacia más o menos directa de los principios y no a un
asunto relacionado con su falta de fuerza normativa. Por ello, en ciertos casos, puede
necesitar de otras normas constitucionales para poder fundamentar la decisión judicial.
VALORES Y PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES. Diferencias. Los valores son
normas que establecen fines dirigidos en general a las autoridades creadoras del
derecho y en especial al legislador; los principios son normas que establecen un deber
ser específico del cual se deriva un espacio de discrecionalidad legal y judicial. La
diferencia entre principios y valores no es de naturaleza normativa sino de grado y, por
lo tanto, de eficacia. Los principios, por el hecho de tener una mayor especificidad que
los valores, tienen una mayor eficacia y, por lo tanto, una mayor capacidad para ser
aplicados de manera directa e inmediata. Los valores, en cambio, tienen una eficacia
indirecta, es decir, sólo son aplicables a partir de una concretización casuística y
adecuada de los principios constitucionales. Las normas, como los conceptos, en la
medida en que ganan generalidad aumentan su espacio de influencia pero pierden
concreción y capacidad para iluminar el caso concreto.
Los valores y principios incluidos en el texto constitucional cumplen la función de
asegurar la permanencia y obligatoriedad del contenido material de la Constitución.
Aquí se refleja la voluntad constituyente de hacer obligatorio el respeto de principios
considerados como universales e inherentes a la persona, cuya obligatoriedad va más
allá de las contingencias propias del ordenamiento jurídico nacional. La referencia a
valores y principios constitucionales y supraconstitucionales, se explica como una
pretensión enérgica de los constituyentes acerca de la validez material de la
Constitución que en opinión de Bachof: "implica un orden de valores que ha sido
considerado por la Constitución como anterior a ella misma (...)" .
DIGNIDAD HUMANA
Significado. Como se indicó en Sentencia de esta
Corporación, este término equivale al merecimiento de un
trato especial que tiene toda persona por el hecho de ser tal y
así se convierte en la facultad que tiene toda persona de
exigir de los demás un trato acorde con su condición
humana. De esta manera, la dignidad se erige como un
derecho fundamental, de eficacia directa, cuyo
reconocimiento general compromete el fundamento político
del Estado colombiano. T-572/99.
Al tener como punto de vista el objeto de protección del enunciado
normativo “dignidad humana”, la Sala ha identificado a lo largo de la
jurisprudencia de la Corte, tres lineamientos claros y diferenciables: (i)
La dignidad humana entendida como autonomía o como posibilidad de
diseñar un plan vital y de determinarse según sus características (vivir
como quiera). (ii) La dignidad humana entendida como ciertas
condiciones materiales concretas de existencia (vivir bien). Y (iii) la
dignidad humana entendida como intangibilidad de los bienes no
patrimoniales, integridad física e integridad moral (vivir sin
humillaciones). De otro lado al tener como punto de vista la
funcionalidad, del enunciado normativo “dignidad humana”, la Sala ha
identificado tres lineamientos: (i) la dignidad humana entendida como
principio fundante del ordenamiento jurídico y por tanto del Estado, y
en este sentido la dignidad como valor. (ii) La dignidad humana
entendida como principio constitucional. Y (iii) la dignidad humana
entendida como derecho fundamental autónomo.
PRINCIPIO DEL TRABAJO
El trabajo, en su triple naturaleza constitucional, es un
valor fundante de nuestro régimen democrático y del Estado
Social de Derecho (CP art. 1), un derecho fundamental (CP
art. 25) de desarrollo legal estatutario (CP art. 53) y una
obligación social.
El Trabajo, tiene múltiples formas de expresión dentro del ordenamiento
constitucional vigente, pues no es sólo un derecho a través del cual el individuo
obtiene recursos que le permiten sufragar sus necesidades básicas (artículo 25
C.P.), sino que es, además, una obligación social que se traduce en un
mecanismo de incorporación de la persona a la colectividad como sujeto que se
dignifica a través del aporte que hace al desarrollo de una comunidad así como
en un deber que tiene todo trabajador de contribuir solidariamente a la
construcción de una sociedad más participativa en términos tanto políticos como
económicos y, por esta vía, más democrática y plural. Ahora bien, estos
elementos básicos de la noción y las implicaciones del derecho al trabajo tienen
una materialización concreta en el artículo 53 de la Constitución. Esta norma se
ha encargado de señalar un conjunto de principios mínimos fundamentales, a los
cuales no solamente debe ajustarse el estatuto del trabajo que debe expedir el
Congreso –obligación que a 10 años de la expedición de la Carta Política del 91
no se ha cumplido-, sino todo el orden legal, pues constituyen la base valorativa
que ha hecho posible la aplicación de la Constitución en materia laboral; y que
ha permitido a la Corte Constitucional, acercar el texto de la Carta Política a la
realidad reconociendo la necesidad de fundar a la sociedad colombiana “en el
respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que
la integran y en la prevalencia del interés general” (artículo 1 C.P.).
Ahora bien el derecho al trabajo ha de ser objeto de reglamentación. (art 53 de la
C.P.)
Al respecto, la Corte constata que el legislador no ha expedido el estatuto del
trabajo en desarrollo del artículo 53 de la Constitución relativo, entre otras
materias, al salario mínimo vital y móvil, proporcional a la cantidad y calidad del
trabajo, ni ha adoptado las reformas a la Ley 4 de 1992, ley marco para la fijación
de los salarios de los servidores públicos, con el fin de desarrollar los principios
constitucionales que rigen esta materia. Mientras tales disposiciones legislativas
no sean expedidas por el Congreso de la República, el significado y los alcances
de los derechos y principios constitucionales sobre este tema se deducen directa y
exclusivamente de la interpretación de la Constitución. Y es que no podría ser de
otra forma dado el carácter normativo de la Carta Política (artículo 4 C.P.) y la
primacía de los derechos inalienables de la persona (artículo 5 C.P). La ausencia
de desarrollo legislativo de los derechos constitucionales no puede significar el
aplazamiento o recorte de los derechos que, por su naturaleza, requieren de la
actuación de las autoridades públicas para asegurar su cumplimiento. Tal es el
caso de los derechos constitucionales de los trabajadores que, por el mandato
constitucional del artículo 53, deben estar contenidos en el estatuto del trabajo, así
como en la ley marco que regule la fijación de los emolumentos de los servidores
públicos. C-1064 de 2001.
Así, el principio de inmunidad de los derechos sustrae a éstos
de la libre disposición por parte de las mayorías. Si las
autoridades públicas encargadas de ejecutar el mandato
constitucional de expedir el estatuto del trabajo y de
modificar la ley marco de salarios públicos, no lo hacen, ello
no significa que los derechos constitucionales cuya plena
realización depende de ello, se queden escritos. Por el
contrario, debe la Corte, en aplicación del principio de efecto
útil de las normas constitucionales, interpretar el alcance de
los derechos constitucionales. Así lo dijo esta Corte
específicamente en relación con los principios mínimos
fundamentales enunciados en el artículo 53 dentro de los
cuales se destaca el de la remuneración mínima vital y móvil,
proporcional a la cantidad y a la calidad de trabajo
Estos principios, aunque no se encuentran regulados expresamente por
la Ley, son vinculantes y de especial garantía por parte del Estado.
La Corte ha dicho:
"La Constitución es el orden normativo primario protector del derecho
al trabajo, bien sea que se preste independientemente o bajo
condiciones de subordinación, en las modalidades de contrato de
trabajo o bajo una relación laboral, legal, estatutaria o reglamentaria.
La variedad normativa que aquella contiene propende el
establecimiento de relaciones laborales justas, mediante la eliminación
de factores de desequilibrio, que aseguren la vigencia y efectividad del
principio de igualdad, la protección a ciertos sectores de trabajadores
que se encuentran en situaciones de debilidad manifiesta o carecen de
oportunidades para la capacitación laboral, y la consagración de un
sistema contentivo de una protección jurídica concreta del trabajo que
debe ser desarrollado por el legislador..."(C-521/95).
En cuanto a su protección por vía de tutela, no procede por regla general, a
excepción de las siguientes circunstancias: