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Etica Profesional 2 Parte
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DECISIONES
Planteamiento inicial.
Muchos textos con valores ( cuentos, fábulas,
parábolas, poemas, etc.) pueden ser utilizados
como verdaderos dilemas, si nos interrogamos por
el mensaje ético que plantean.
Por ejemplo, el siguiente texto de Berthold Brecht
plantea un dilema centrado en el conflicto entre dos
valores igualmente factibles y defendibles: el valor
de la seguridad y el valor de la solidaridad. La
pregunta clave del texto puede ser : ¿Estás
dispuesto a arriesgar tu seguridad para ayudar a
los demás?
Primero se llevaron a los negros,
pero a mí no me importó, porque yo no lo era...
Enseguida se llevaron a los judíos,
pero a mí no me importó, porque yo tampoco lo era.
Después detuvieron a los curas,
pero como yo no soy religioso, tampoco me importó.
Luego apresaron a los comunistas,
pero como yo no soy comunista, tampoco me importó...
Ahora me llevan a mí, pero ya es tarde.
Los dilemas éticos son un excelente recurso para
formar el criterio ético en los alumnos, a la vez que les
ayudan a tomar conciencia de su jerarquía de valores.
Al proponerles la resolución de un caso práctico, que
con frecuencia podría ocurrirles --o les ha ocurrido-- a
ellos, la discusión de dilemas es más motivadora y
estimulante que la mera exposición de principios éticos
teóricos.
Entre los objetivos del trabajo con dilemas estarían los
siguientes:
Conocer la propia escala de valores, estableciendo una
jerarquía entre ellos.
Desarrollar la habilidad social de la "empatía", que
consiste en saber ponerse en el lugar de otra persona.
Respetar las opiniones y conductas ajenas,
desarrollando la tolerancia ante principios y valores
contrarios a los nuestros.
Favorecer el diálogo razonado, el intercambio de
opiniones sobre distintos puntos de vista.
Formar el juicio moral, motivando el desarrollo de la
lógica discursiva aplicada a la ética de la conducta.
Fomentar el cultivo de lo que viene llamándose
"inteligencia emocional", integrando razonamientos,
sentimientos y emociones en la resolución de conflictos.
Razonar las conductas y opiniones propias, utilizando
la razón para estudiar la complejidad de las conductas
humanas.
En la vida diaria y en la práctica profesional encontramos
con frecuencia dilemas que debemos resolver. Un dilema
es la situación que presenta dos o más alternativas de
actuación. Puede ser una situación tan simple como
decidir qué ropa me pongo o qué preparo para la cena. En
estas situaciones tengo algunos elementos de juicio, por
ejemplo, para decidir el atuendo o vestido, analizo los
compromisos de ese día, el clima, el color que mejor me
va con los zapatos, etc. Para la cena tendré en cuenta, si
tengo invitados, si son de confianza o no, el presupuesto,
qué tengo en la despensa, etc.
Así llegamos al punto de diferenciar una toma de
decisiones frente a un dilema de la vida cotidiana y una
toma de decisiones frente a un dilema ético o moral en
práctica profesional.
Por tanto necesitamos profundizar y clarificar qué es un
dilema ético. En un dilema ético la materia de decisión
es de naturaleza moral, es decir, cómo actuar bien,
cómo evitar hacer daño a otra persona o a nosotros
mismos, cómo valorar las consecuencias para lograr lo
mejor para la mayoría de las personas involucradas en
la situación que presenta el dilema ético.
En este orden de ideas, debemos tener presente que todo análisis y
toma de decisiones clínicas o administrativas que hace el profesional
de la salud, lleva un análisis ético o bioético y una toma de
decisiones éticas.
El fundamento teórico de los modelos de toma decisiones éticas es el
razonamiento moral, es la indagación, el cuestionamiento crítico
dentro de las dimensiones éticas del cuidado o atención de la salud,
lo cual a su vez funciona como base para la argumentación y
confrontación de posiciones.
El análisis de situaciones de la práctica que presentan dilemas éticos
hace crecer y perfeccionar nuestro actuar en el ejercicio profesional.
En la práctica de atención al otro, por lo tanto, es una tarea
permanente y no un mero ejercicio de clase. En la medida que se
practique, se gana habilidad y satisfacción por el crecimiento
personal que se logra y por los aportes que se dan para mejorar la
calidad humana en el verdadero servicio profesional.
CLASES DE DILEMAS
Dilema de análisis: Es aquel dilema en el que el protagonista de la
historia ya ha tomado una decisión y ejecutado una conducta, y se
trata de que el participante emita juicios de valor sobre esa solución
que se le ha dado al caso. Son, pues, dilemas cerrados. Como
ejemplo, transcribimos el siguiente texto de Paulo Coelho:
Un tiempo atrás, mi mujer ayudó a un turista suizo en la zona de
Ipanema, que decía haber sido víctima de ladrones. Hablando un
pésimo portugués con acento extranjero, afirmó estar sin pasaporte,
dinero ni lugar para dormir.
Mi mujer le pagó un almuerzo y le dio el dinero necesario para que
pudiera pasar la noche en un hotel hasta ponerse en contacto con
su embajada, y se fue. Días después, un diario de la ciudad
informaba que el tal “turista suizo” era en realidad un
sinvergüenza muy creativo, que fingía acento extranjero y abusaba
de la buena fe de las personas. Al leer la noticia, mi mujer se limitó
a comentar: «Eso no me impedirá seguir ayudando a quien pueda».
Dilema de solución: El problema se plantea abierto, es
decir, que se limita a exponer el caso y sus circunstancias,
pero sin presentar una solución concreta, para que el
participante sea el que tome la decisión sobre el curso de
acción más correcto a su entender.
Un dilema de este tipo podría ser el siguiente:
Entre los principios éticos que expusimos hasta ahora, la ética personalista
fue una de las primeras metodologías que utilizó el concepto de métodos
ordinarios y extraordinarios aplicados a una persona enferma. De hecho fue
el Papa Pío XIII quien en 1957 hizo la primera distinción entre métodos
ordinarios y extraordinarios en el mantenimiento de la vida.
Así, el paciente puede clasificar un tratamiento propuesto por el médico,
como ordinario o extraordinario.
Posteriormente, la evaluación de los métodos para alcanzar un determinado
objetivo con un paciente fue reemplazada por la calificación de medidas
proporcionadas o desproporcionadas a tal fin. Esta calificación compete a
una elaboración por parte del médico tratante, quien debe responderse
varios interrogantes: ¿Cuál es el diagnóstico preciso de mi paciente?; ¿Qué
se puede esperar de la respuesta a tal tratamiento?; ¿Cuál es mi objetivo con
el Sr. X que padece tal enfermedad en este estadio?, ¿En qué medida se
puede restaurar su salud?, ¿Puede curarse o se trata de un tratamiento
paliativo?, ¿Dispongo del recurso para alcanzar este objetivo?.
Estos conceptos deberían ser considerados como “una suerte de
valoración relativa al paciente”, donde no se puede encontrar una regla
objetiva ya que aquello que resultaría ordinario para una persona,
puede no resultar así para otra. Es por ello que al igual que el concepto
de calidad de vida, el propio paciente es quien tiene que definirlo.