Está en la página 1de 22

ESTRELLA DISTANTE

Y EL BEBÉ DE ROSEMARY
(o La semilla del diablo)
“¿Qué me contó Bibiano de la casa de Ruiz-Tagle? Habló de su desnudez, sobre todo;
tuvo la impresión de que la casa estaba preparada. En una única ocasión fue solo. Pasaba
por allí y decidió (así es Bibiano) invitar a Ruiz-Tagle al cine. Apenas lo conocía y
decidió invitarlo al cine. Daban una de Bergman, no recuerdo cuál. Bibiano había ido un
par de veces antes a la casa, siempre acompañando a alguna de las Garmendia, y en
ambas ocasiones la visita era, por decirlo de alguna manera, esperada. Entonces, en
aquellas visitas con las Garmendia, la casa le pareció preparada, dispuesta para el ojo de
los que llegaban, demasiado vacía, con espacios en donde claramente faltaba algo. En la
carta donde me explicó estas cosas (carta escrita muchos años después) Bibiano decía
que se había sentido como Mia Farrow en El bebé de Rosemary, cuando va por
primera vez, con John Cassavettes, a la casa de sus vecinos. Faltaba algo. En la casa
de la película de Polanski lo que faltaba eran los cuadros, descolgados
prudentemente para no espantar a Mia y a Cassavettes.
En la casa de Ruiz-Tagle lo que faltaba era algo innombrable (o que Bibiano, años después y
ya al tanto de la historia o de buena parte de la historia, consideró innombrable, pero
presente, tangible), como si el anfitrión hubiera amputado trozos de su vivienda. O como si
ésta fuese un mecano que se adaptaba a las expectativas y particularidades de cada visitante.
(…) En ese momento, probablemente, lo único que sabía era que deseaba marcharse, decirle
adiós a Ruiz-Tagle y no volver nunca más a aquella casa desnuda y sangrante. Son sus
palabras. Aunque, tal como él la describe, la casa no podía ofrecer un aspecto más aséptico.
Las paredes limpias, los libros ordenados en una estantería metálica, los sillones cubiertos
con ponchos sureños. Sobre una banqueta de madera la Leika de Ruiz-Tagle, la misma que
una tarde utilizó para sacarnos fotos a todos los miembros del taller de poesía.”
“Cuando desperté, seis horas después, estaba fresco y descansado y con ganas de seguir
leyendo o releyendo (o adivinando, según fuera el idioma de la revista), cada vez más
involucrado en la historia de Wieder, que era la historia de algo más, aunque entonces no
sabía de qué. Una noche incluso tuve un sueño al respecto. Soñé que iba en un gran
barco de madera, un galeón tal vez, y que atravesábamos el Gran Océano. Yo estaba en
una fiesta en la cubierta de popa y escribía un poema o tal vez la página de un diario
mientras miraba el mar. Entonces alguien, un viejo, se ponía a gritar ¡tornado!,
¡tornado!, pero no a bordo del galeón sino a bordo de un yate o de pie en una
escollera. Exactamente igual que en una escena de El bebé de Rosemary, de Polansky.
En ese instante el galeón comenzaba a hundirse y todos los sobrevivientes nos
convertíamos en náufragos. En el mar, flotando agarrado a un tonel de aguardiente, veía a
Carlos Wieder. Yo flotaba agarrado a un palo de madera podrida. Comprendía en ese
momento, mientras las olas nos alejaban, que Wieder y yo habíamos viajado en el mismo
barco, sólo que él había contribuido a hundirlo y yo había hecho poco o nada por evitarlo.
Así que cuando volvió Romero, al cabo de tres días, lo recibí casi como a un amigo.”
https://www.youtube.com/watch?v=gBmGz161_ME
METÁFORAS DE LA GESTACIÓN DEL MAL

1. Topominia: Proceso de concepción que preludia a la eclosión del monstruo Carlos


Wieder en la muerte de las Garmendia.
“Me dijeron que se iban, pero no al extranjero sino a Nacimiento, un pueblo a pocos
kilómetros de Concepción, a la casa de sus padre […] pero se iban a Nacimiento porque
Concepción se había vuelto imposible” (27).

2. La isotopía de la engendración y del nacer en los primeros capítulos de la novela:


“está a punto de nacer la “nueva poesía chilena” (30)
“éste es el renacimiento de la Blitzkrieg” (38) – Norberto
3. La metáfora de la engendración en el primer acto poético firmado por Carlos Wieder:
“Pensé que giraba en el aire deslumbrado por la desesperación y que luego se estrellaría
contra algún edificio o plaza de la ciudad. Pero acto seguido, como engendradas por el
mismo cielo, en el cielo aparecieron las letras” (35).

AVIÓN se vuelve el instrumento de la moderna hazaña artística del piloto-poeta, es


también, a su vez, el vientre protector y matricial que pronto se desdobla al pasaje bíblico:
“Cuando regresó a Punta Arenas Wieder declaró que el mayor peligro había sido el
silencio. […] explicó que el silencio eran las olas del Cabo de Hornos estirando sus
lenguas hacia el vientre del avión, olas como descomunales ballenas melvilleanas o
como manos cortadas que intentaron tocarlo durante todo el trayecto, pero
silenciosas, amordazadas, como si en aquellas latitudes el sonido fuera materia
exclusiva de los hombres.” (54)
◦  
“Entonces el avión tomó altura y desapareció en la barriga de una inmensa nube gris que
se desplazaba lentamente sobre la ciudad […]. Wieder viajó por el interior de la nube
como Jonás por el interior de la ballena. Durante algún rato los espectadores de la
exhibición aérea esperaron su reaparición tonante.” (88)

JONÁS en la Biblia: Muerte y Renacer “MUERTE ES RESURRECIÓN”

¿CARLOS WIEDER COMO EL ANTICRISTO? Sin madre y con padre incomunicativo.


Otras marcas textuales:

“una [revista] (italiana) abiertamente [dedicada] a la adoración del diablo” (129)”

“El tipo se llamaba Graham Greenwood y creía, a la manera norteamericana, decidida y


militante, en la existencia del mal, el mal absoluto. En su particular teología el infierno era
un entramado o una cadena de casualidades. […] La casa del diablo, decía, era la Ventura, la
Suerte. (111)”

“Ésta es mi última transmisión desde el planeta de los monstruos” (138)

También podría gustarte