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El ideal del sabio es conseguir no necesitar nada ni a nadie para alcanzar la felicidad en la
vida. ¿Y cómo se alcanza esa felicidad? Viviendo conforme a nuestra naturaleza racional,
es decir, viviendo virtuosamente.
Puesto que el sabio vive en comunión con el universo y este está perfectamente
determinado, el ideal estoico es el que nos transmitió Epicteto: soporta y renuncia.
Soporta, porque tu destino va a ser el mismo te guste o no. Es un plan establecido por la
divinidad del que no puedes escapar, así que no tenemos más elección que seguirlo
dócilmente o dejar que nos arrastre.
Y renuncia, porque siempre nos será más fácil alcanzar la paz, y con ella la ansiada
felicidad, si no estamos dominados por nuestros deseos y apetitos. Si tenemos pocas
necesidades y sabemos controlar nuestras emociones, vivir felizmente será muy sencillo,
de ahí la importancia de seguir ambas reglas
Principios del estoicismo
Todo interior, nada exterior
El punto de partida de la ética estoica es que la verdadera felicidad depende
únicamente de nosotros mismos. Estas ideas son las que convierten al estoico en un
personaje apático. Nada de lo que hay en el exterior le importa, puesto que todo su
esfuerzo está en alcanzar la virtud, en lo que de él depende, en lo que nadie puede
arrebatarle… en su interior. Esa es la clave de su fortaleza.
Por mal que le vayan las cosas, el estoico nada teme, pues ha alcanzado la ataraxia, la
imperturbabilidad de ánimo. Este concepto es su objetivo final, de la misma manera que
el budista persigue alcanzar la iluminación. De este modo el estoico logra vivir en
completa paz conforme a su naturaleza. Ante un hombre que acepta su destino y solo se
preocupa por vivir de manera virtuosa, ni las emociones, ni el placer, ni el dolor o las
riquezas tienen poder. Centrándose en su vida interior, el estoico se posiciona por encima
de las cosas materiales y se hace completamente independiente.
Las 3 disciplinas estoicas
Percepción, acción y deseo
La Disciplina de la Percepción (o Disciplina del Juicio). Que
comprende cómo vemos y percibimos el mundo (el interno y el
externo que nos rodea).
La Disciplina de la Acción. Que comprende las decisiones y
acciones que tomamos, así como el fin pretendido o nuestra
intención.
La Disciplina del Deseo (o Disciplina de las Emociones). Que
comprende cómo nos manejamos ante aquello que no podemos
cambiar; así como lo que es adecuado desear y no desear.
Las 4 virtudes estoicas
Sabiduría, coraje, autodominio, justicia o integridad
Sabiduría. Es la primera virtud esencial del estoicismo, pues ayuda a mejorar la vida
utilizando nuestra capacidad para elegir bien, tanto nuestros juicios, nuestras acciones
como nuestras emociones. Consiste en ver las cosas tal como realmente son, sin pasarlas
por los filtros de nuestros modelos mentales. Se trata de ver el mundo con ojos frescos, de
aprendiz. El sabio estoico analiza cualquier situación relevante desde diferentes
perspectivas. La Sabiduría constituye la habilidad de juzgar adecuadamente y de discernir
cuándo y cómo actuar. Y su fundamente es el autoconocimiento (que no por casualidad es
también la base de la moderna inteligencia emocional). Además, para los estoicos este
autoconocimiento es dinámico e infinito: cada día es una oportunidad para aprender y
sacar todo lo que puedas de cada experiencia.
Las 4 virtudes estoicas
Sabiduría, coraje, autodominio, justicia o integridad
Coraje. O fortaleza para la moderación de la conducta ante los reveses de la vida. Coraje
también ante el peligro, el dolor, el miedo o las dificultades. Se manifiesta en los planos
físico y mental. El primero permite enfrentarnos a la dureza de los elementos externos,
mientras que el segundo se refiere a desarrollar la fuerza de voluntad que nos permite
afrontar con entereza las situaciones difíciles de la vida.
Autocontrol o Autodisciplina. También llamada templanza, moderación o mesura. Se
refiere al equilibrio de la mente, a la ecuanimidad frente al exceso. Una mente centrada
que desarrolla la autoconfianza y la autonomía ante los reveses del destino. También
incluye el buscar dentro de nosotros la satisfacción anhelada. Y el evitar lo que nos afecta
negativamente, lo que nos daña, debilita y nos aleja de poder desarrollar todo nuestro
potencial para alcanzar la citada fortaleza física y mental.
Las 4 virtudes estoicas
Sabiduría, coraje, autodominio, justicia o integridad