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Principios de Fe

Creemos que la muerte es la paga del pecado.


 
Durante la muerte el ser humano no sabe nada.
Jesús compara la muerte con un sueño.
Juan 11:11-14.
Todos los seres humanos que han muerto, hayan sido
buenos o malos, se encuentran   en un estado inconsciente.
Eclesiastés 9:5, 6; Job 14:12.
Sólo Dios, el único ser inmortal, regalará la vida
eterna a los redimidos en la resurrección. 1
Timoteo 6:15, 16; 1 Tesalonicenses 4:13-17; 1
Corintios 15:51-55.
“Formó, pues, Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra…”
Génesis 2:7, primera parte. El informe de la creación nos relata que
la materia prima de la estructura física del ser humano es la tierra.
Sin embargo, no se convirtió en un ser vivo hasta que ”…alentó en
su nariz soplo de vida y fue el hombre un alma viviente” Génesis
2:7, segunda parte. El acto divino de soplar su aliento en el
hombre lo convirtió en ’alma viviente’
El calificativo ’alma viviente’ se aplica también a los
animales, como por ejemplo la cita en Apocalipsis 16:3 “y
toda alma viviente fue muerta en el mar”. Este aspecto del
concepto ’alma viviente’ se amplia más en los siguientes
versículos:
“Porque el suceso de los hijos de los hombres, y el suceso del animal,
el mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros; y
una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la
bestia …Todo va a un lugar: todo es hecho del polvo, y todo se
tornará en el mismo polvo” Eclesiastés 3:19, 20. Todo ser viviente,
sea animal o persona depende para su existencia de Dios, ya que ”…
él da a todos vida y respiración, y todas las cosas” Hechos 17:25. De
acuerdo con estas citas es evidente que el modo correcto de
comprender el término ’alma’ se aplica a convertirse y permanecer
en vida, por la respiración que se recibe de Dios, sea hombre o
animal.
“En la creación del hombre resulta manifiesta la
intervención de un Dios personal. Cuando Dios hubo
hecho al hombre a su imagen, el cuerpo humano quedó
perfecto en su forma y organización, pero estaba aún sin
vida. Después, el Dios personal y existente de por sí
infundió en aquella forma el soplo de vida, y el hombre
vino a ser criatura viva e inteligente. Todas las partes del
organismo humano fueron puestas en acción. El corazón,
las arterias, las venas, la lengua, las manos los pies, los
sentidos, las facultades del espíritu, todo ello empezó a
funcionar, y todo quedó sometido a una ley. El hombre
fue hecho alma viviente. Por medio de Cristo el Verbo, el
Dios personal creó al hombre, y lo dotó de inteligencia y
de facultades.” El Ministerio de Curación, 322, 323.
El árbol de la vida que se encontraba
en el centro del Paraíso donde vivían
Adán y Eva antes de la caída, tenía el
propósito de perpetuar la vida de los
seres humanos, pero cuando la
primera pareja desobedeció la orden
divina y comió del fruto del árbol de la
ciencia del bien y del mal, lo cual Dios
había prohibido, fueron expulsados del
hermoso Edén y así se le vetó el acceso
a la vida inmortal: ”Ahora pues, no sea
que extienda la mano y tome también
del árbol de la vida, y coma y viva para
siempre” Génesis 3:22.
El Señor había advertido a los primeros
seres humanos del siguiente modo: ”Y
mandó Jehová Dios al hombre, diciendo:
De todo árbol del huerto comerás; mas
del árbol de ciencia del bien y del mal no
comerás de él; porque el día que de él
comieres morirás” Génesis 2:16, 17. Así
pues, la desobediencia engendra muerte,
tal como Dios anunció: ”En el sudor de tu
rostro comerás el pan hasta que vuelvas a
la tierra, porque de ella fuiste tomado;
pues polvo eres, y al polvo serás tornado”
Génesis 3:19. La caída en el pecado
cambió la naturaleza del ser humano
convirtiéndola en mortal.
Es interesante comprobar
que uno de los engaños
que Satanás presentó en su
tentación fue precisamente
la declaración contraria a la
divina, pues dijo: “Entonces
la serpiente dijo a la mujer: Pero sabemos que está en
No moriréis…” Génesis 3:4 una mentira pues después
de la caída el ser humano
muere y no permanece: “El
hombre nacido de mujer,
corto de días, y hartó de
sinsabores; que sale como
una flor y es cortado, y huye
como la sombra, y no
permanece” Job. 14:2
“El sermón que Satanás predicó a Eva con
referencia a la inmortalidad del alma: ’No moriréis’,
lo han reiterado (los ministros populares) desde el
púlpito, y la gente lo recibe como pura verdad
bíblica. Tal es el fundamento del espiritismo.” 1
Joyas de los Testimonios, 120.
Billy Graham
Es muy importante tomar en consideración los datos
distintivos de un ser humano muerto:
•Cortado de la vida
“Mas el hombre morirá, y será cortado y perecerá el
hombre…” Job. 14:10.

•Conversión en polvo
“Si él pusiese sobre el hombre su corazón, y recogiese
así su espíritu y su aliento, toda cerne perecería
juntamente y el hombre se tornaría en polvo” Job.
34:14, 15.

•Carencia de pensamientos
“Saldrá su espíritu, tornaráse en su tierra; en aquel día
perecerán sus pensamientos” Salmo 146:4.
•Carencia de consciencia
“Porque los que viven saben que han de morir: mas
los muertos nada saben…” Eclesiastes 9:5.

•Carencia de sentimientos
“También su amor, y su odio y su envidia, feneció
ya…” Eclesiastes 9:6.

•Carencia de memoria
“…su memoria es puesta en olvido” Eclesiastés 9:5.

•Carencia de cualquier tipo de existencia


“… ni tiene ya más parte en el siglo, en todo lo que se
hace debajo del sol” Eclesiastés 9:6.
“Para el creyente, la muerte es
asunto trivial. Cristo habla de ella
como si fuera de poca importancia.
’El que guardare mi palabra, no
verá muerte para siempre, no
gustará muerte para siempre.’ Para
el cristiano, la muerte es tan sólo
un sueño, un momento de silencio
y tinieblas. La vida está oculta con
Cristo en Dios y ’cuando Cristo,
vuestra vida, se manifestare,
entonces vosotros también seréis
manifestados con él en gloria’.” El
Deseado de Todas las Gentes, 731.
Ya que el ser humano posee una naturaleza mortal ha
consecuencia de la caída en el pecado, es esperanzador
saber que Dios promete, de nuevo, una vida sin muerte
ni pecado, pues a través de él se nos hace alcanzable
esta posibilidad.
•Inmortalidad
“Quien sólo tiene inmortalidad, …” 1 Timoteo
6:16. Sólo Dios es inmortal, por lo tanto sólo a
través de El se puede obtener.

•Vida eterna
“Y este es el testimonio: Que Dios nos ha dado
vida eterna; y esta vida está en su Hijo” 1 Juan
5:11.

•Participantes de la vida en Cristo


“El que tiene al Hijo, tiene la vida …” 1 Juan 5:12.
•Vida abundante
“ yo he venido para que tengan vida, y para
que la tengan en abundancia” Juan 10:10.

•Búsqueda de la vida eterna


“A los que perseverando en bien hacer,
buscan gloria y honra e inmortalidad, la
vida eterna” Romanos 2:7.
•Transformación: Mortalidad – Inmortalidad
“En un momento, en un abrir de ojo, a la final
trompeta; porque será tocada la trompeta, y los
muertos serán levantados sin corrupción, y nosotros
seremos transformados: Porque es menester que esto
corruptible sea vestido de incorruptible, y esto mortal
sea vestido de inmortalidad.” 1 Cor. 15:52, 53.
“Para el creyente, Cristo es la resurrección y la vida.
En nuestro Salvador, la vida que se había perdido por
el pecado es restaurada; porque él tiene vida en sí
mismo para vivificar a quienes él quiera. Está
investido con el derecho de dar la inmortalidad. La
vida que él depuso en la humanidad, la vuelve a
tomar y la da a la humanidad.” El Deseado de Todas
las Gentes, 730, 731.
Un error
“En el error fundamental de la inmortalidad natural,
descansa la doctrina del estado consciente de los
muertos, doctrina que, como la de los tormentos
eternos, está en pugna con las enseñanzas de las
Sagradas Escrituras, con los dictados de la razón y con
nuestros sentimientos de humanidad. Según la creencia
popular, los redimidos en el cielo están al cabo de todo
lo que pasa en la tierra, y especialmente de lo que les
pasa a los amigos que dejaron atrás. ¿Pero cómo podría
ser fuente de dicha para los muertos el tener
conocimiento de las aflicciones y congojas de los vivos,
el ver los pecados cometidos por aquellos a quienes
aman y verlos sufrir todas las penas, desilusiones y
angustias de la vida?
¿Cuánto podrían gozar de la bienaventuranza del cielo los que
revolotean alrededor de sus amigos en la tierra? ¡Y cuán repulsiva
es la creencia de que, apenas exhalado el último suspiro, el alma
del impenitente es arrojada a las llamas del infierno! ¡En qué
abismos de dolor no deben sumirse los que ven a sus amigos
bajar a la tumba sin preparación para entrar en una eternidad de
pecado y de dolor! Muchos han sido arrastrados a la locura por
este horrible pensamiento que los atormentara. ¿Qué dicen las
Sagradas Escrituras a este respecto? David declara que el hombre
no es consciente en la muerte: "Saldrá su espíritu, tornaráse en
su tierra: en aquel día perecerán sus pensamientos." (Salmo 146:
4.) Salomón da el mismo testimonio: "Porque los que viven saben
que han de morir: mas los muertos nada saben." "También su
amor, y su odio y su envidia, feneció ya: ni tiene ya más parte en
el siglo, en todo lo que se hace debajo del sol." "Adonde tú vas
no hay obra, ni industria, ni ciencia, ni sabiduría.” (Eclesiastés 9:
5, 6, 10.)
La teoría de la inmortalidad del alma fue una de aquellas
falsas doctrinas que Roma recibió del paganismo para
incorporarla en el cristianismo. Martín Lutero la clasificó
entre “las fábulas monstruosas que forman parte del
estercolero romano” de las decretales. (E. Petavel, Le
Probleme de l'Immortalité, tomo 2, pág. 77.)
Comentando las palabras de Salomón, en el Eclesiastés,
de que los muertos no saben nada, el reformador dice:
"Otra prueba de que los muertos son ... insensibles....
Salomón piensa que los muertos están dormidos y no
sienten absolutamente nada. Pues los muertos
descansan, sin contar ni los días ni los años; pero cuando
se despierten les parecerá como si apenas hubiesen
dormido un momento.” -Lutero, Exposition of Solomon's
Book Called Ecclesiastes, pág. 152.
En ningún pasaje de las Santas Escrituras se encuentra
declaración alguna de que los justos reciban su
recompensa y los malos su castigo en el momento de
la muerte. Los patriarcas y los profetas no dieron tal
seguridad. Cristo y sus apóstoles no la mencionaron
siquiera. La Biblia enseña a las claras que los muertos
no van inmediatamente al cielo. Se les representa
como si estuvieran durmiendo hasta el día de la
resurrección. (1 Tesalonicenses 4:14; Job 14:10-12.)
El día mismo en que se corta el cordón de plata y se quiebra el tazón
de oro (Eclesiastés 12:6), perecen los pensamientos de los hombres.
Los que bajan a la tumba permanecen en el silencio. Nada saben de
lo que se hace bajo el sol. (Job 14:21.) ¡Descanso bendito para los
exhaustos justos! Largo o corto, el tiempo no les parecerá más que
un momento. Duermen hasta que la trompeta de Dios los despierte
para entrar en una gloriosa inmortalidad. "Porque sonará la
trompeta, y los muertos resucitarán incorruptibles.... Porque es
necesario que este cuerpo corruptible se revista de incorrupción, y
que este cuerpo mortal se revista de inmortalidad.
Y cuando este cuerpo corruptible se haya
revestido de incorrupción, y este cuerpo mortal
se haya revestido de inmortalidad, entonces
será verificado el dicho que está escrito:
¡Tragada ha sido la muerte victoriosamente!"
(1 Corintios 15: 52-54, V.M.) En el momento en
que sean despertados de su profundo sueño,
reanudarán el curso de sus pensamientos
interrumpidos por la muerte. La última
sensación fue la angustia de la muerte. El
último pensamiento era el de que caían bajo el
poder del sepulcro. Cuando se levanten de la
tumba, su primer alegre pensamiento se
expresará en el hermoso grito de triunfo:
"¿Dónde está, oh Muerte, tu aguijón? ¿dónde
está, oh Sepulcro, tu victoria?" (Vers. 55.)” El
Conflicto de los Siglos, 605 - 607

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