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Agustín de Iturbide nació en Valladolid (hoy Morelia) en

1783; murió en Padilla, Tamaulipas, en 1824. Fue el hijo


criollo de un inmigrante vasco de ancestros nobles y de
una dama michoacana. A los 17 años ingresó al
regimiento de infantería provincial de su ciudad y a los
22 casó con Ana María de Huarte. Como la mayoría de
los caudillos de la Independencia, sirvió primero al
gobierno real español como oficial del ejército,
adquiriendo notoriedad por la persecución de los
primeros rebeldes entre 1810 y 1816.
En 1813 el virrey Félix María Calleja lo ascendió a
coronel y le dio el mando del regimiento de Celaya, para
después darle el control militar supremo de la
intendencia de Guanajuato, uno de los principales
escenarios de la rebelión.
Ejerciendo esa responsabilidad, Agustín de Iturbide,
puso en práctica el programa realista de la contra-
insurgencia, siendo muy criticado por su arbitrariedad y
por su trato a civiles, incluyendo la detención de
madres, esposas e hijos de rebeldes conocidos, además
de haber fusilado sin escrúpulos a quien se supone se
lo merecía, según era costumbre entre ambos bandos.
Sostuvo frecuentemente a su tropa con sus propios
recursos; logró despertar la iniciativa privada para la
defensa de las localidades en campañas locales y
foráneas; se preocupó para la educación y valorización de
las hazañas de sus soldados.
En 1816 fue retirado del Bajío después de que el virrey le
ordenara responder a varios cargos que incluían el uso
del mando para crear monopolios comerciales, saquear
propiedad privada y malversar fondos, las quejas, sin
embargo, provenían de simpatizantes de la insurgencia. Al
año siguiente fueron retirados los cargos.
Absuelto, Iturbide hubiera podido regresar al mando del
ejército con provisiones para el norte pero resentido lo
rechazó. A fines de 1820, el coronel realista Iturbide, de 37
años de edad
se volvió en contra del régimen al que había servido tan
fielmente y proclamó una nueva rebelión. Plasmó su
programa en el llamado Plan de Iguala el 14 de febrero de
1821 en la población del mismo nombre.
El virrey rechazó el Plan y puso a Iturbide fuera de la ley,
pero la mayoría de las guarniciones y de las ciudades le
manifestaron su adhesión. El victorioso Ejército
Trigarante avanzó sobre la capital con mayor número de
adeptos cada día; el virrey O'Donojú celebró con Iturbide
el Tratado de Córdoba, el 24 de agosto, mediante el cual
legalizó el Plan de Iguala, puso fin a la guerra y consumó
la Independencia. Iturbide entró triunfalmente en la capital
el 27 de septiembre de 1821.
Iturbide presidió la Junta Provisional Gubernativa, que
tenía que cumplir con el Tratado y el Plan, base del
gobierno del naciente Estado mexicano. El partido
iturbidista era el más numeroso pero carecía de
organización; los partidos opositores -borbonistas,
progresistas y republicanos contaban, en cambio, con la
fuerza de las logias masónicas.
Al desconocer España el Tratado de Córdoba, Agustín de
Iturbide advirtió a los gobiernos europeos que el
reconocimiento de la independencia de cualquiera de las
colonias hispanoamericanas se consideraría una
violación a los tratados existentes. Iturbide, entonces,
empezó a preparar su ascenso al poder.
Cuenta la historia que la noche del 18 de mayo de 1822
una multitud dirigida por un contingente del antiguo
regimiento de Celaya marchó a través de las calles de la
capital hasta la residencia de Iturbide y demandó que su
comandante en jefe aceptara ser la cabeza del imperio
mexicano.
La coronación de Iturbide como emperador y de su
esposa Ana María como emperatriz tuvo lugar entre gran
pompa y circunstancia el 21 de julio 1822 con los obispos
de Puebla, Durango y Oaxaca presentes en la ceremonia.
Derrotado por la revolución de Casa Mata, encabezada
por Santa Anna y las logias masónicas, abdicó el 19 de
marzo de 1823 y abandonó el país después de reinstalar
el Congreso.
.
A principios de julio de 1824, acompañado por su esposa
y sus dos hijos menores volvió del destierro, que el
consideraba "voluntario" llegando al puerto de Soto la
Marina en la costa de Nuevo Santander, hoy estado de
Tamaulipas. El ex emperador y su familia fueron
escoltados por el comandante Felipe de la Garza, hasta
el pueblo cercano de Padilla. Iturbide ignoraba que había
un decreto en su contra que lo declaraba “traidor y fuera
de la ley” y una sentencia de ejecución pendiente.
El 19 de julio, el presidente de la legislatura de
Tamaulipas, un cura, le administró los últimos
sacramentos a Iturbide, le confesó tres veces sus
pecados y dijo sus últimas palabras: "¡Mexicanos! Muero
con honor, no como traidor; no quedará a mis hijos y su
posteridad esta mancha, no soy traidor, no".
Tres balas alcanzaron a Agustín de Iturbide: una en
la parte izquierda de la frente; la que lo mató, otra en
el costado izquierdo entre la tercera y cuarta costilla
y otra que se alojó junto a su nariz en el lado
derecho de su cara. El cuerpo fue enterrado en la
iglesia parroquial de Padilla, que no tenía techo y
estaba abandonada

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