El día de hoy leí la introducción y el primer apartado de la tesis de la Dra.
Briseída Lopez, quien
actualmente trabaja en el Colegio de San Luis dentro de la temática del agua subterránea. Con base a lo leído, entendí que el sistema acuífero del Valle de SLP actualmente tiene problemas de disponibilidad de agua en términos de cantidad y calidad, debido a una larga tradición de extracción que va desde su fundación en el siglo XVI, el desarrollo de la minería, y recientemente, a lo largo de la segunda mitad del siglo 20, por el vertiginoso desarrollo urbano de la ciudad. Los puntos de interés de la doctora se centran en primera instancia explicar el origen, la condición y el funcionamiento del sistema acuífero desde un punto de vista hidrogeológico, es decir, interpretando los factores físico-geográficos que son responsables de los procesos de recarga y almacenamiento del agua subterránea en el valle (precipitación, evapotranspiración, cobertura vegetal, marco geológico y regional, estratigrafía, permeabilidad, tipos de acuífero, usos de suelo); después, intenta encontrar la relación entre el bienestar de la población con la disponibilidad del agua a través del índice de pobreza del agua, en este sentido, analizar los efectos de la escasez en el medio social. Finalmente, el tercer punto que aborda la doctora, es la evaluación de los efectos del cambio de uso de suelo y el esquema de extracción de pozos sobre el sistema acuífero, esto lo hace mediante un modelo numérico. Todavía no termino de leer por completo esta tesis, pero ya concluí al menos el primer capítulo, en el cual describe el sistema acuífero de SLP, lo más relevante que puedo rescatar es de que este valle representa una fosa tectónica que está delimitada por una serie de fallas geológicas. Las unidades geológicas que conforman este sistema acuífero van desde el cretácico hasta el cuaternario, por lo tanto, hay presencia de rocas calizas arcillosas de estratificación delgada (formación Indidura y cuesta del cura), un basamento de rocas volcánicas como ignimbritas, derrames basálticos, latitas, así como materiales aluviales granulares correspondientes a gravas, arenas, arcillas y limos. En este sentido, hay tres acuíferos, uno colgado de 40 m, cuya extensión está enmarcado dentro del área urbana, de flujo local, baja potencialidad y que se encuentra altamente contaminado por los riegos por retorno de aguas negras que no han sido tratadas. El acuífero somero ha sido el más sobreexplotado. El segundo es un acuífero profundo, en un medio fracturado volcánico, que no ha sido muy contaminado antropogénicamente pero contiene cantidades elevadas de fluor, un contaminante natural asociado a rocas riolíticas.