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Vida y

Obra de
San Juan
Bautista
De La
Salle
Comienza en Reims, una ciudad del norte de
Francia, célebre por sus viñedos y sus vinos.
El día 30 de abril
de 1651, nace
Juan Bautista De
La Salle, es el
primer hijo del
matrimonio que
forman Luis de
La Salle y
Nicolasa Moët.
Juan Bautista De La
Salle formaba
parte de una de las
familias más
distinguidas de
Reims. Tuvo siete
hermanos y tres
hermanas,
desgraciadamente
4 de ellos murieron
muy jóvenes.
En el corazón
de Reims, se
encuentra su
grandiosa
Catedral y
junto a ella
el palacete
de la familia
De La Salle.
La Catedral de
Reims guardaba
como un tesoro
la historia de
Francia, ya que el
Rey Carlos VII
había sido
coronado allí,
siendo una gran
fiesta que alegró
a toda la ciudad.
Su padre y su
abuela
materna, se
ocupan
especialmente
de su
educación.
En la casa de la
familia De La Salle se
organizaban con
frecuencia fiestas y
banquetes. Al niño
Juan Bautista le
interesaban más las
piadosas historias
que le contaba su
abuela, o los juegos
con sus primos y
hermanos.
Su padre Luis De La
Salle educa a su
hijo mayor en el
arte de la esgrima,
le enseña a montar
a caballo, y lo
aconseja, vela por
su educación, pero
a veces Juan
Bautista no logra
satisfacer los
deseos de su padre.
En esa época
apenas existían
escuelas, y los
maestros estaban
poco preparados,
la mayoría de los
niños se la pasaba
jugando en la
calle. Juan
Bautista aprendía
a leer y a escribir
en su propia casa.
Cuando cumple
diez años ingresa al
“Colegio de los
Niños Buenos” en
donde estudió
latín, griego, poesía
y filosofía. Pero lo
más importante es
que iba oyendo una
voz en su interior
que le animaba a
hacerse sacerdote.
Su abuelo
dedicado
al cultivo
de los
viñedos
deseaba
que su
nieto
siguiera
sus pasos.
La educación
cristiana que recibió
de la familia le iban
descubriendo su
deseo de ser
sacerdote. Un día el
director del colegio,
Pedro Dozet, lo llamó
para que lo
sustituyera en sus
deberes de canónigo
de la Catedral.
El joven Bautista
tenía 15 años
cuando acepta la
canonjía de Pedro
Dozet. Ser
canónigo obligaba
a ir a una misa, a
rezar en el coro y a
asistir a todas las
actividades que se
realizaban en la
catedral.
A los dieciocho
años, termina
sus estudios.
Su padre lo
envía a estudiar
teología a la
célebre
Universidad de
la Sorbona, en
París.
En París reside
en el seminario
de San Sulpicio,
conociendo a
otros
seminaristas,
dedicándose en
su tiempo libre, a
entretener a los
niños
abandonados de
la calle.
Después de
jugar,
impartía
clases de
catecismo a
los niños.
Juan empieza
a gozar
enseñando
las verdades
del Evangelio.
Un día recibe la
triste noticia de la
muerte de su
madre,
poniéndose a
disposición de su
padre para
ayudarlo en la
educación de sus
hermanos. Pero su
padre le dice que
siga adelante con
sus estudios.
Un año
después
muere su
padre, y
regresa a
Reims,
para
hacerse
cargo de
sus
hermanos.
Por ese entonces, Juan
Bautista se hace muy
amigo de otro
canónigo, Nicolás
Roland quien dedicaba
su vida a ayudar a los
niños huérfanos,
muriendo muy joven y
encargando a De La
Salle que ayudara a las
religiosas Hermanas
del Niño Jesús.
A la vez que se
ocupa de sus
hermanos,
decide seguir
preparándose
para el
sacerdocio en
el seminario
de Reims.
Por fin el 9
de abril de
1678, Juan
Bautista De
La Salle es
ordenado
sacerdote
en la
catedral.
Una mañana se encuentra con Adrián Nyel, un
maestro que llega a Reims a abrir una escuela
para niños pobres, contando con el apoyo
económico de la Sra. Maillefer.
La señora
Maillefer era
una gran
dama de la
ciudad de
Ruán, y tenía
una relación
familiar con
los De La
Salle.
Como Adrián
Nyel y su
ayudante
Cristóbal eran
buenos
maestros, la
escuela de San
Mauricio se
llenó
rápidamente
de niños.
Adrián Nyel es
el enviado del
Señor que
sembrará en el
corazón de La
Salle la
preocupación
por la
educación de
los niños.
El Señor le va pidiendo
a De La Salle cada vez
un poco más a favor de
los maestros, y contra
la opinión de su
familia, aloja a los
maestros en su propia
casa. En pocos días,
sus hermanos
abandonan la casa
paterna y lo dejan solo
con los maestros.
Juan Bautista se
siente
desilusionado de
la reacción de
sus hermanos. Se
pone en oración,
reflexiona y pide
consejo al padre
Barré, quien le
aconseja alojar a
los maestros en
su casa y vivir
con ellos.
De la Salle va
viendo su camino
cada vez más
claro, y el 24 de
junio de 1682,
Juan Bautista
abandona su
lujosa mansión y
alquila una casa
modesta en la
que vive con los
maestros
Juan Bautista De La
Salle sabe que es
Jesús quien habla
por boca de los
maestros y decide
abandonar su
cononjía a favor de
un sacerdote
necesitado,
entregando su
dinero a los pobres
y abandonados.
Juan Bautista De La Salle reúne a sus principales
compañeros. Les propone crear una comunidad
en la que los
maestros se
llamarán
“Hermanos” entre
sí, y serán
Hermanos
mayores de los
niños, no serán
sacerdotes y
vestirán de
manera especial.
Los Hermanos
no sólo tienen
que ser
buenos
maestros para
enseñar las
materias de la
escuela,
además tienen
que ser
excelentes
catequistas.
El éxito de las
escuelas de La Salle
llega hasta París. El
cura de la parroquia
de San Sulpicio les
pide que los
Hermanos se hagan
cargo de la escuela
de dicha parroquia,
y así en Febrero de
1688 llega De La
Salle con otros
Hermanos a París.
Poco después, se abre otra escuela, pero el trabajo
es duro y algunos Hermanos empiezan a fallar y
abandonan la comunidad. De La Salle alquila
cerca de París, una
casa amplia,
destinada a la
formación de los
Hermanos y de los
jóvenes que desean
entrar en la
comunidad de De La
Salle, al que empiezan
a llamar Fundador.
La comunidad de
Hermanos crece y
De La Salle busca
nuevos locales para
sus actividades,
abriendo un
Noviciado donde se
forman los futuros
Hermanos, y una
escuelita para
hacer las prácticas
de enseñanza.
El párroco de San
Sulpicio propone a
De La Salle
aprovechar los
salones de la
escuela los
domingos para dar
clases de
catecismo a los
jóvenes
trabajadores. Así
nació la Escuela
Dominical.
El éxito de
las
escuelas
empieza a
despertar
envidias y a
crear
dificultades.
Los maestros
no aceptan
que las
escuelas de
La Salle sean
gratuitas,
asaltan la
Escuela,
destruyen
todo y
maltratan a
los niños.
Los
hermanos
abandonan
las
escuelas de
París y se
dirigen al
sur
abriendo
cuatro
escuelas en
Ruán.
Después
de estos
días
difíciles,
De La Salle
alquila
una finca
en San Yon
y vuelve a
empezar.
El joven, Juan Carlos Clément, le propone volver a
París para abrir un internado con la herencia que
pronto recibirá.
De La Salle abre el
centro para la
formación de
maestros
cristianos rurales
pero el Padre del
joven Clément lo
acusa de querer
quedarse con la
herencia de su hijo.
Pero De La Salle
no se desanima
y de nuevo se
dirige al sur de
Francia, a visitar
a los demás
Hermanos
llegando a
Marsella, donde
funcionaba una
escuela en el
barrio del
puerto.
Buscando
la voluntad
de Dios,
ante las
dificultades
pasa tres
días en
profunda
oración.
Los Hermanos de
Ruán y de París
escriben una
carta a De La Salle
a quien
consideran su
padre y Fundador
para que regrese.
El comprende que
Dios lo llama
mediante sus
Hermanos.
A los 63
años
vuelve a
París con
sus
Hermanos
que lo
esperaban
felices.
Reúne a los Hermanos para elegir quién lo
sustituya, pues sus fuerzas se van agotando.

Eligen al
Hermano
Bartolomé,
hombre de gran
generosidad,
con alma de
maestro y
capacidad para
animar a la
comunidad.
Un día se declaró un
incendio en la casa de San
Yon, donde se destruye
gran parte de la casa.

De La Salle se
retiró a orar
profundamente
y las llamas
ceden
totalmente.
Llegó la
Semana
Santa y De
La Salle se
va
debilitando
más cada
día.
El viernes Santo,
rodeado de sus
Hermanos,
resume en una
frase todo lo que
había sido su
vida: “Adoro en
todo la voluntad
de Dios para
conmigo”, y
expiró.
Colegio La Salle De
Monclova

Departamento
de Pastoral

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