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279-291
ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEG
Copyright © 1998 Psicothema
LA EVALUACIÓN DE PROGRAMAS DE
TRATAMIENTO PARA DROGODEPENDIENTES
EN ESPAÑA
José Ramón Fernández Hermida y Roberto Secades Villa
Universidad de Oviedo
Para los propósitos de este trabajo, sólo comunidad terapéutica, programas de desin-
se considerarán «estudios de valoración de toxicación ambulatoria y centros de día con
tratamiento» a aquéllos que así lo pretendan tratamientos libres de droga, en un total de
expresamente, y que reúnan unas caracterís- 52 centros públicos. Los resultados de los
ticas metodológicas mínimas, cuya concre- pacientes, que habían finalizado el trata-
ción se ofrecerá más adelante. Consecuente- miento, fueron analizados comparándolos
mente, no se incluirán los estudios de segui- con los obtenidos por aquéllos que habían
miento que sólo buscan conocer la evolu- abandonado. También se analizaron las di-
ción de un grupo de pacientes a lo largo de ferencias entre las distintas modalidades de
un determinado período temporal. También tratamiento. El programa TOPS (Hubbard,
se excluyen los trabajos que evalúan los tra- Marsden, Rachal, Hardwood, Carvanaugh y
tamientos con sustitutivos, ya que este tipo Ginzburg, 1989) inició la recogida de datos
de programas persigue objetivos terapéuti- en 1979 de un total de 11.000 pacientes, a
cos distintos y necesita, por lo tanto, meto- los que se les aplicó un seguimiento con en-
dologías y criterios de evaluación diferen- trevistas a los 3, 6 y 12 meses después del
tes. Por ejemplo, un programa de manteni- alta. Los resultados de los tratamientos, co-
miento con metadona puede carecer de lí- mo en el caso del DARP, fueron compara-
mites temporales definidos y juzgarse fun- dos entre sí y con el grupo control. Tanto en
damentalmente por su consecución de una el TOPS como en el DARP los datos pare-
alta tasa de retención y una disminución cen defender la idea de que los tratamientos,
significativa de los comportamientos delic- todos los tratamientos, funcionan bien, me-
tivos (Roca, Gómez y Paños, 1989). En es- jorando los resultados obtenidos por los que
tas condiciones, es más apropiado afirmar abandonan, siendo los más eficaces aqué-
que el objeto de la evaluación es un curso llos que logran mantener más tiempo al pa-
adictivo con una sustancia legal diferente a ciente dentro del tratamiento.
la heroína que un procedimiento terapéutico En España, se han realizado pocos estu-
con un marco temporal establecido que bus- dios dirigidos a evaluar la eficacia de los
ca, entre otras cosas, un comportamiento tratamientos, a pesar de que, desde los años
«libre de drogas». setenta, el dinero dedicado por las adminis-
traciones públicas a este propósito ha ido
Antecedentes creciendo en una considerable proporción.
Son reveladoras en este sentido, las declara-
Los estudios de evaluación pioneros y de ciones del actual subdirector del Plan Na-
referencia en este ámbito de trabajo son es- cional sobre Drogas, Emiliano Martín, en
tadounidenses. Los programas DARP (Drug una entrevista: «Hemos vivido un ciclo de
Abuse Reporting Program) y TOPS (Treat- puesta en marcha y de crecimiento de pro-
ment Outcome Prospective Study), muy gramas, sobre todo asistenciales, y ahora
costosos y amplios son un claro exponente nos encontramos en un ciclo de consolida-
de ese tipo de trabajos. Financiado en sus ción y de elevación de los niveles de calidad
comienzos por el NIMH (National Institute y eficacia de esos programas» (Matellanes
of Mental Health), el programa DARP Matellanes, 1998, p. 40). Probablemente, la
(Simpson y Sells, 1983) ha recogido datos necesidad de encaminar los recursos dispo-
hasta 1973. Durante su desarrollo, fueron nibles a satisfacer las necesidades crecientes
examinados 44.000 sujetos que habían esta- de tratamiento de una población cada vez
do sometidos a alguno de los siguientes tra- más numerosa y exigente, deja poco espacio
tamientos: mantenimiento con metadona, para la investigación. En todo caso, llama la
atención el reducido número de trabajos re- cientes a los distintos grupos de tratamiento
alizados y las limitaciones que presentan. y de control o placebo al azar. Usualmente,
Escasez de recursos y problemas metodoló- las investigaciones recurren a utilizar como
gicos con insuficiencias graves en el diseño grupo control a los pacientes que habiendo
son sus lacras más comunes. solicitado tratamiento, lo abandonan antes
A continuación, se expondrán las carac- de su finalización.
terísticas metodológicas de un estudio tipo 4. Comparación de los resultados post-
de valoración de tratamientos en drogode- tratamiento con las medidas pre-tratamiento
pendencias y las limitaciones y problemas y con los datos obtenidos en el seguimiento
metodológicos más comunes que se presen- del grupo control. Se supone que los efectos
tan. Posteriormente se analizan los distintos positivos de la intervención serán tanto más
estudios españoles publicados. estables cuanto más se aleje del alta la fecha
de las medidas post-tratamiento que sirven
Características de los estudios de valoración para el análisis.
de tratamientos en drogodependencias
Problemas y limitaciones metodológicas en
En general, el diseño que se sigue en es- este tipo de estudios
te tipo de trabajos se atiene al siguiente es-
quema: A pesar de la simplicidad aparente del di-
seño, las dificultades para la realización de
1. Seguimiento de una cohorte de pacien- los estudios de valoración de tratamientos,
tes que ha completado un tratamiento en un en el ámbito de las drogodependencias, son
espacio de tiempo dado. La recogida de da- múltiples. Melgarejo, Sanahuja, Masferrer,
tos se hace antes, durante (en algunos casos) Sala, Pérez y Piña (1988, pág. 17) citan al-
y después del tratamiento. El número de ve- gunas de las más relevantes: «a) Utilización
ces que se obtienen datos varía de una in- de diseños retrospectivos en lugar de dise-
vestigación a otra, aunque siempre debe ha- ños prospectivos. Asignación de los usua-
ber medidas pre y post-tratamiento. Los es- rios a los diferentes grupos de tratamiento;
tudios pueden ser unicéntricos o multicén- b) Control de la varianza de los diferentes
tricos y pueden ceñirse a uno o varios tipos grupos de tratamiento; c) Utilización de in-
de tratamiento. dicadores poco sensibles en la evaluación
2. Medición de las variaciones habidas, de resultados; d) Dificultades en la localiza-
al menos, en los siguientes ámbitos: consu- ción de los pacientes; e) Dificultad para
mo de drogas, actividad productiva (trabajo evaluar la fiabilidad y validez de los datos».
y/o estudio) y actividad delictiva. Estas se- Por su parte Sánchez-Carbonell y Camí
rían las variables principales, debido a que, (1986) en un artículo anterior publicado so-
normalmente, se consideran como objetivos bre este particular, apuntaban también a pa-
prioritarios de la intervención terapéutica. recidas dificultades en el diseño de estos
También pueden registrarse datos sociode- trabajos, entre las que se encuentran: a) La
mográficos, salud, situación familiar, rela- falta de grupo control o de comparación; b)
ciones interpersonales, ocupación del tiem- Sesgos en la muestra estudiada, recogiéndo-
po libre y, en algún caso, variables psicoló- se datos sólo de los casos de mejor evolu-
gicas (psicopatológicas). ción; c) Validez y fiabilidad de la informa-
3. Utilización de un grupo control. Este ción; d) Disparidad en los períodos de com-
apartado es especialmente problemático, paración de unos estudios a otros, con inter-
dada la dificultad ética para asignar a los pa- valos temporales muy diferentes que van
Tabla 1
Limitaciones metodológicas más frecuentes en los estudios de evaluación de tratamiento en
drogodependencias
Amenazas a la validez externa 3. Efectos de interacción entre el sesgo de selección y la variable de-
pendiente
4. Efectos reactivos del programa. Efecto de modelado de la respuesta
o de rechazo por algunas de las preguntas que se formulan.
go de la evaluación interna es de muy difí- ningún criterio fiable para afirmar que una
cil control, por lo que se hace aconsejable la pérdida máxima del 20, del 30 o del 40 por
realización de evaluaciones externas, lleva- ciento sea aceptable y permita una interpre-
das a cabo por investigadores ajenos al pro- tación adecuada de los datos.
grama (a su diseño y aplicación), de forma 3. Los estudios de eficacia de los trata-
que se maximicen la objetividad y la credi- mientos deben tener en cuenta el sesgo que
bilidad de sus resultados y conclusiones. se produce si en los análisis sólo se incluyen
2. La pérdida de sujetos, en las muestras aquéllos sujetos que han obtenido resulta-
o poblaciones que se estudian, es uno de los dos más favorables y que han sacado más
principales problemas de las evaluaciones provecho del tratamiento. En el ámbito de
de los tratamientos en drogodependencias. las drogodependencias esto es especialmen-
Los efectos de esta mortalidad estadística te verdad, ya que, por razones éticas, no es
producen un gran sesgo de difícil valora- posible asignar al azar a los sujetos a dife-
ción. Para algunos autores (Gould y Lukoff, rentes grupos de tratamiento o al grupo con-
1977; Apsler y Harding, 1991), la pérdida trol. En la admisión de los programas de tra-
de pacientes a lo largo del seguimiento im- tamiento existen estrictos (que no necesaria-
plica que sólo se evalúa a aquéllos que man- mente explícitos) protocolos que seleccio-
tienen un comportamiento más adaptado, ya nan a los sujetos en función de la expectati-
que son más fáciles de localizar y están más va de éxito que se espera que alcance en el
dispuestos a colaborar. Por el contrario, programa, desechando a aquéllos en los que
Desmond, Maddux, Johnson y Confer el programa «no va a funcionar». Por otra
(1995) opinan que los sujetos recuperados parte, una vez que comienza el tratamiento,
son más difíciles de localizar ya que no los requerimientos del mismo en forma de
mantienen contacto con las instituciones dedicación de tiempo y de recursos supone
que sirven de lugar de captación en los es- también un mecanismo de selección de los
tudios de valoración. En estas condiciones sujetos, expulsando a los que no cumplen
es muy compleja la interpretación de una las condiciones que se marcan o que pre-
mortalidad estadística que en muchos estu- sentan una evolución que no se ajusta al
dios se acercan al 40 o al 50 por ciento. Po- modelo que se maneja. Este sesgo de selec-
lich, Armor y Braiker (1980) afirman que ción y su interacción con la variable depen-
una tasa de pérdidas no superior al 20 por diente, dificulta la generalización de los re-
ciento debe ser el objetivo de cualquier es- sultados, ya que lo que se viene a demostrar
tudio de evaluación, mientras que Gould y es que los programas funcionan con aqué-
Lukoff (1977) establecen claramente que si llos en los que funcionan, una tautología de
se supera esa cifra se deben encaminar los nula utilidad para los evaluadores. En este
esfuerzos a su reducción, ya que no se de- sentido, la cuestión es que salvo los progra-
berían interpretar los resultados dado que no mas que tienen criterios de admisión territo-
se podría conocer el sentido del sesgo. No riales o administrativos de cualquier tipo, y
hay criterio fiable para determinar una cifra, que no vinculan la inclusión en el programa
pero estos autores se inclinan por que, al de tratamiento a las características de buen
menos, un 80 por ciento de los sujetos ini- pronóstico (algo que no es ni lógico ni éti-
cialmente incluidos en el estudio, lo finali- co), no existe ninguna posibilidad deontoló-
cen. Sin embargo, es necesario aclarar que gica de solventar este ataque a la validez ex-
las discusiones sobre cuál es la tasa máxima terna de los programas de evaluación. De
de pérdidas soportable puede convertirse en todas formas, debería ser aconsejable que
una discusión bizantina, ya que no existe los programas evaluados explicitaran clara-
mente cuáles son los requisitos necesarios dia Serecigni y González, 1983; Sánchez-
para entrar y mantenerse en el programa, de Carbonell, Brigos y Camí, 1989; GID,
forma que pudieran evaluarse los efectos 1992; García Martín, Roldán y Comas,
sobre la validez externa de los resultados. 1995; Melús Moreno y Gutiérrez, 1996;
4. No es frecuente que en los estudios so- Marina, Vázquez, Jiménez y Erkoreka,
bre la metodología seguida en los trabajos 1996; Comas, García y Roldán, 1996) que
de valoración de programas de tratamiento usualmente aparecen reflejados en los epí-
en drogodependencias se controle el sesgo grafes relacionados con la valoración de tra-
que se produce por la reacción de los suje- tamientos, pero que no van ser incluidos en
tos ante el propio estudio de valoración. Es- esta revisión por dos razones. En primer lu-
te es un efecto no despreciable que hemos gar, porque se considera que los estudios de
podido constatar en nuestra propia investi- seguimiento tienen objetivos diferentes a
gación sobre los resultados del programa de los de valoración de tratamientos. En los
tratamiento de Proyecto Hombre en Astu- primeros, prima el conocimiento de la evo-
rias, aún en fase de realización (Fernández lución de los pacientes y su relación con di-
Hermida, Secades, Magdalena y Riestra, ferentes variables pre, intra o post-trata-
1998). Uno de los instrumentos que íbamos miento. En los segundos, de lo que se trata
a utilizar para validar las respuestas al cues- es de determinar si el tratamiento objeto de
tionario era los análisis de orina. Cuando se estudio es mejor que el no-tratamiento (aun-
comunicaba a los sujetos que se iba a reali- que también pueden hacerse comparaciones
zar dicho análisis, éstos mostraban un re- con otros tratamientos, incluido, en teoría,
chazo que hizo aconsejable desistir de lle- el placebo), en lo que hace a la modificación
varlos a cabo, ya que podía perjudicar la, ya de ciertas variables que ya se han mencio-
de por sí, complicada obtención de la mues- nado más arriba. La segunda razón es que
tra. Otros aspectos de la investigación, co- los propósitos diferentes reclaman metodo-
mo la indagación de la existencia de VIH logías diferenciadas, tales como la exigen-
seropositivos, se difundieron rápidamente cia de, al menos, un grupo control o compa-
entre los sujetos a entrevistar, lo que pudo rativo. Tales diferencias hacen que cual-
producir algún efecto de pérdida de sujetos quier valoración conjunta de ambos tipos de
de difícil interpretación. Este es un aspecto estudio sea confusa y poco informativa.
poco estudiado que requiere más atención, Así pues, si cribamos y eliminamos los
ya que puede afectar, en gran medida, a las estudios de seguimiento, los trabajos de los
posibilidades de generalización de los resul- que tenemos noticia son realmente escasos,
tados obtenidos. concretamente sólo dos. El primero sobre el
programa Dross en Cataluña (Melgarejo et
Los estudios españoles al., 1988) y el segundo sobre un programa
de tratamiento que se sigue en un Centro
En este apartado se pasará revista a los Provincial de Drogodependencias de Cádiz
estudios españoles que hay publicados, (Girón García, 1997; Girón García y Martí-
mencionando sus principales características nez, 1998). Algunas de las características de
y limitaciones, a la luz de lo que ya ha sido ambos estudios se detallan en la Tabla 2.
expuesto. En ambos casos se hace una declaración
Una primera constatación que tiene el in- expresa de que el estudio pretende valorar
vestigador en este campo es la extrema es- un programa de tratamiento y se utilizan
casez de trabajos españoles. Hay un buen grupos de control de no tratamiento o que
número de estudios de seguimiento (Guar- han recibido atención por un tiempo insufi-
ciente para que pueda ser considerado como En el trabajo de Melgarejo et al. (1988),
una intervención efectiva. El tiempo de se- la recogida de datos se confía a un grupo de
guimiento es muy diferente, ya que mientras investigadores que deben cumplimentar una
en el caso de Melgarejo et al. (1988) es de encuesta extensa que se pasa al paciente,
un año, en el estudio de Girón García (1997) bien en persona o telefónicamente, sin que
es de seis años, algo que parece reflejarse en exista ningún tipo de medida de validación
el porcentaje de sujetos con evolución favo- cruzada (análisis de orina, uso de registros
rable, que es mucho mayor un año después externos, información familiar, etc.). En el
del tratamiento. En los dos casos destaca la trabajo de Girón García (1997) el instru-
considerable diferencia en el número de su- mento para la recogida de información en
jetos incluidos en los grupos control, muy las entrevistas fue construido a partir de al-
exiguos, frente a los que forman los grupos gunos ítems de pruebas como el ASI (Ad-
de pacientes dados de alta (ver Tabla 2), lo diction Severity Index), siendo contrastados
que puede acarrear ciertas dificultades de los resultados referentes al consumo recien-
interpretación de los resultados. En ambos te con un análisis de orina que se le hacía al
estudios parece encontrarse un efecto dife- sujeto al finalizar la entrevista. Ninguna otra
rencial del tratamiento sobre las diversas de las variables que se analizaron (situación
variables objeto de análisis, frente al no tra- familiar, laboral, sociolegal, etc.) se contras-
tamiento, un dato que indicaría la efectivi- tó con alguna información externa al sujeto.
dad de los servicios terapéuticos que se so- La mortalidad estadística en ambos casos
meten a investigación. no es muy elevada, si tenemos en cuenta los
resultados de investigaciones de referencia
Tabla 2 como las norteamericanas DARP (Simpson,
Características de los estudios españoles de 1993) con un 39% de pacientes perdidos y
evaluación de tratamientos en
TOPS (Hubbard et al., 1989) con pérdidas
drogodependencias
que oscilan desde el 42 al 29%. Aún así se
Estudio DROSS CPD-Cádiz mantienen por encima de las recomendacio-
nes de autores como Gould y Lukoff (1977)
% de entrevistas sobre el total que estiman que una cifra límite de pérdidas
de la muestra inicial 74,7 75,3
aceptables se encuentra en el 20%.
N de la muestra de alta 136 65
En ninguno de los dos casos se hace
N del grupo control 23 7
mención alguna al posible efecto sobre los
Tiempo de seguimiento 1 año 6 años
resultados de los mecanismos de selección y
% de evolución favorable en
de entrada a los procedimientos terapéuti-
la muestra de alta 77,8 55,1
cos. No se habla tampoco sobre el efecto
% de evolución favorable en el
grupo control 47,8 29,6 que el procedimiento de valoración haya
podido tener en la muestra estudiada y có-
Sin embargo, los dos estudios tienen al- mo este efecto haya podido incidir en los re-
gunas carencias importantes. Si analizamos sultados de la valoración.
los resultados a la luz de los sesgos que se Tampoco en este tipo de estudios se ha
pormenorizaron en el apartado anterior, nos realizado un análisis de los principios acti-
encontramos con que tanto en el estudio de vos del tratamiento que explican su efecto
Melgarejo et al. (1988) como en el de Girón diferencial frente al no tratamiento. La sim-
García (1997) se pueden observar algunos de ple constatación de que cuanto más tiempo
los problemas que afectan tanto a la validez ha permanecido el sujeto en el programa
interna como externa de la investigación. más probabilidad existe de que no haya re-
variables, podría dar pistas sobre el sentido ble, se debe considerar el uso de instrumen-
del sesgo en la muestra (Caspar, 1992). tos estandarizados que den cuenta de la va-
lidez y fiabilidad de sus resultados, dos pro-
Validez y fiabilidad de los datos. Instrumentos piedades esenciales en la medición en cien-
de evaluación cias sociales (Muñiz, 1998). En este sentido,
pueden mencionarse, por ejemplo, el BDI
Parece existir un consenso general sobre (Beck Depression Inventory) para la valora-
las principales variables que deben ser estu- ción de la depresión, el GHQ (Goldberg He-
diadas y un cierto disenso en el método y alth Questionnaire) para la valoración del
los instrumentos de medida. Las conductas estado de salud, el AUDIT para el conoci-
de consumo, junto con los datos referentes miento de los problemas asociados con el
a la actividad laboral o delictiva se incluyen alcohol; y otros.
en casi todos los estudios de seguimiento o Los estudios de confiabilidad que com-
de valoración de tratamientos, ya que apun- paran los autoinformes con los resultados de
tan a diversos objetivos que persiguen la los análisis de metabolitos en orina, obser-
mayoría de los programas terapéuticos en van una alta concordancia, por encima del
este campo. No obstante, puede ser muy re- 90% (Maisto, McKay y Connors, 1990). No
comendable que se recojan datos de la evo- obstante, la validez y fiabilidad de los datos
lución del paciente correspondientes al pe- sigue en cuestión. Los estudios que han re-
ríodo de seguimiento y no sólo del momen- lacionado la respuesta del sujeto a las pre-
to en el que se hace la evaluación. De esta guntas de un cuestionario con los resultados
forma, podrían sacarse conclusiones más obtenidos mediante otros indicadores (fun-
fundamentadas acerca de los efectos del damentalmente información sobre consumo
programa evaluado y establecerse relacio- validada con análisis de orina) se han cir-
nes más firmes entre las variables investi- cunscrito a un espacio temporal cercano.
gadas (consumo, actividad laboral, delicti- Sin embargo no está claro que la validez y
va, etc.) y otro tipo de sucesos posteriores fiabilidad de las respuestas del sujeto sea
al programa. idéntica cuando se realiza una investigación
Por lo que respecta a los instrumentos, en la que el sujeto debe dar cuenta de su
los desacuerdos son más evidentes. La utili- conducta (social, laboral, de consumo de
zación de pruebas que aporten resultados drogas, o cualquier otra) dentro de un mar-
que puedan ser comparados de una a otra co temporal largo (un año o más). En este
valoración es un desiderátum en este ámbi- caso, por ejemplo, las afirmaciones del su-
to de investigación. No parece tarea fácil jeto sobre su conducta de consumo no pue-
conseguir este objetivo, dado que cada estu- den ser validadas con un análisis de orina en
dio parece necesitar que se adecuen los ins- el momento de la entrevista. A la luz de es-
trumentos existentes a las peculiaridades del te razonamiento, es necesario que el infor-
tratamiento investigado. Graham (1994), te- me del sujeto sobre su conducta (adictiva,
niendo en cuenta este factor, ha desarrollado delictiva, laboral, etc.) se certifique con un
una serie de recomendaciones generales pa- máximo de validación externa, utilizándose
ra seleccionar medidas e instrumentos que criterios que abarquen el período temporal
debe seguir cualquier estudio de seguimien- que se desea investigar. Dos fuentes de in-
to de tratamiento en adicciones. Sin embar- formación externa importantes son los datos
go, existen ciertos ámbitos particulares, que de procedencia institucional (servicios sani-
son frecuentemente incluidos en las investi- tarios, judiciales, laborales, etc.) y los reco-
gaciones, en los que, siempre que sea posi- gidos en el ámbito familiar.
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