Hora Santa Es

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Ven, Espíritu Santo, transforma nuestras vidas.

Jesús que, en tu amor profundo por cada uno de nosotros, quisiste que
tuviéramos al Espíritu Santo para que nos acompañara, condujera, liberara
y muchas cosas más, te pedimos que soples sobre nosotros para que
dejemos actuar en nuestras vidas, al Espíritu de la verdad. Amén.
De pie Del santo Evangelio según san Juan 20, 19-23
Al anochecer del día de la Resurrección, estando cerradas las puertas de la
casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó
Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz este con ustedes” Dicho esto,
les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor,
se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La paz este con ustedes.
Como el Padre me ha enviado, así también los envíos Yo”. Después de
decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A los que
les perdonen los pecados, les quedarán perdonados y a los que se no se
los perdonen, les quedarán sin perdonar”.
Palabra del Señor Gloria a ti, Señor Jesús
Meditemos en silencio el Santo Evangelio (aproximadamente 5
minutos)
Podemos entonar un canto
Escuchemos con atención esta sabiduría divina dictada a María
Valtorta.
Dice el Espíritu Santo: Se les ha dicho: “Sean perfectos como mi Padre y su
Padre es perfecto” Pero no para espantarnos sino para estimularnos a
esforzarse lo más que puedan. Serán juzgados –no me canso de repetirlo-
no por la perfección alcanzada en una medida perfecta, tomando como
base la divina, sino por el amor con el cual han tratado de obrar. En el
mandamiento del amor está escrito “Amaras con todo tu ser” Este “tu ser”
cambia de persona a persona. Hay quien ama como un serafín y hay quien
ama solamente como un niño, muy rudimentariamente.
Pero debido a que la mayoría ama como los niños –muy
rudimentariamente- mientras que los que aman seráficamente son
creaturas excepcionales, el Maestro ha propuesto como modelo a un niño.
No se puso como modelo Él mismo, ni a su Madre, ni a su padre adoptivo.
No, puso a un niño. El modelo que les propuso a sus apóstoles, a Pedro
cabeza de la Iglesia, fue a un niño. Amen con la sencillez de un niño quien
cree sin tantos argumentos científicos para explicarse los misterios, que
espera –ir al Paraíso- sin miedo paralizante consecuencia del demasiado
racionalismo, que ama serenamente a Dios creyendo que es un buen papa,
un buen hermano, buen amigo y protector, como un niño que hace sus
pequeñas acciones buenas para agradar a Jesús. Haciendo así, serán
perfectos en su medida perfecta, perfectos en su bondad relativa, como
perfecto es Dios en su bondad infinita. Permanezcan fieles en el hombre
interior y no teman.
Los ángeles, quieren ver a Dios y conocen su pensamiento les anunciaron
– en la noche del nacimiento del Hijo de Dios y de María- esta gracia- “Paz
a los hombres de buena voluntad”
Dios sabe y ve. Dios es Padre y Amor. Dios es Justicia y Misericordia. Sabe
compadecer y premiar, pero pide “la buena voluntad”. Esta no siempre
permanece como una buena y constante realidad. Tiene debilidades y
también caídas.
Pero la mirada divina que los ve caer y titubear, también ve a quienes los
ataca en la buena voluntad interior, ve su pena por haber caído o haber
sido doblegados en el golpe de un salto imprevisto y perdona porque no ve
en ustedes el consentimiento” “al mal que odian, sino el deseo firme de
hacer el bien”, aunque no siempre logren cumplirlo, ve que no es tu yo
intelectual, sino las consecuencias de la culpa de Adán, es decir las malas
inclinaciones que actúan en ustedes.
De esta lucha entre las dos fuerzas que combaten en ustedes –una movida
por el amor de Dios y hacia Dios, – el Señor extrae las riquezas que les
darán la entrada al Reino de los Cielos.
Esas riquezas son sus vestiduras de bodas, esas vestiduras de las cuales
hablo Jesús en la Parábola del banquete de las nupcias reales. Hay del que
no hila y teje sus vestiduras de bodas en su jornada terrenal, sacando
material para hilar e instrumento para tejer – de la constante voluntad de
cumplir lo que la Ley de Dios propone o Dios presenta y de la lucha
continua entre la voluntad del hombre interior y la ley del pecado que hay
en su cuerpo o entre la voluntad buena y todo lo malo que los rodea: el
mundo y quien los tienta: el demonio.
No se turben pensando que Dios se pueda alejar de ustedes por este hervir
de tentaciones, de este desencadenamiento de asaltos que se forma de
improvisto en ustedes y alrededor de ustedes, para turbarse y hacerles
dudar de su misión de verdaderos hijos de Dios. Solamente si consienten,
alejaran al Señor. Porque es el consentimiento a la inspiración (de Dios).
Tanto en el bien como en el mal, en el amor como en el odio, el
consentimiento es lo que hace que una acción sea merecedora de premio o
de condena.
Meditemos
¿Dios me ama?
¿Yo amo a Dios, amo a mi prójimo?
¿Soy capaz de amar como ama un niño?
¿Realmente estoy preparando mis vestiduras para la fiesta del Señor?
Se puede entonar un canto.
Oremos a María Santísima.
Las siguientes estaciones se leen de manera pausa
Madre del amor misericordioso, ora por nosotros como en Pentecostés para
que recibamos una gran efusión del Espíritu Santo, y así nuestras vidas
cambien y vivamos en santidad. Amén.
1er. Misterio. El divino Paráclito Espíritu de amor, es espíritu vínculo de
unión entre los creyentes de los cuales constituye un solo cuerpo, el
Cuerpo místico de Cristo, la Iglesia.
Pidamos a María que interceda con su oración para recibir efusiones
de Espíritu Santo ofrezcamos un Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
2do. Misterio. Esta obra, comenzada en Pentecostés, esta ordenada a
renovar la faz de la tierra, como un día renovó el corazón de los Apóstoles,
rompiendo su mentalidad todavía ligada al judaísmo, para lanzarlos a la
conquista del mundo entero sin distinción de razas o de religiones.
Pidamos a María que interceda con su oración para recibir efusiones
de Espíritu Santo ofrezcamos un Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
3er. Misterio. Esta sociedad fue provista de manera concreta con el don de
las lenguas que permitió a la Iglesia primitiva difundirse con mayor título y lo
es todavía hoy por otro don no menos poderoso para atraer a los hombres
al Evangelio y unirles entre sí: El Amor.
Pidamos a María que interceda con su oración para recibir efusiones
de Espíritu Santo ofrezcamos un Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
4to. Misterio. El lenguaje del amor es comprendido por todos instruidos e
ignorantes, connacionales y extranjeros, creyentes e incrédulos. Por eso
precisamente tanto la Iglesia entera como cada uno de los fieles tienen
necesidad de que se renueve en ellos Pentecostés. Aunque el Espíritu
Santo este ya presente, hay que continuar pidiendo “Ven Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor”.
Pidamos a María que interceda con su oración para recibir efusiones
de Espíritu Santo ofrezcamos un Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
5to. Misterio. Pentecostés no es un episodio que se cumplió cincuenta
días después de la Pascua y ha quedado ya cerrado y concluido: es una
realidad siempre actual en la Iglesia. El espíritu Santo presente ya en los
creyentes por razón de esta presencia suya en la Iglesia, los hace cada vez
más deseosos de recibirlo con mayor plenitud, dilatando él mismo sus
corazones para que sean capaces de recibirlo con efusiones cada vez más
copiosas.
Pidamos a María que interceda con su oración para recibir efusiones
de Espíritu Santo ofrezcamos un Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Recemos la Coronilla de la Divina Misericordia. De rodillas o de pie.
Ofrezcámosla para recibir una efusión del Espíritu Santo
Recemos un Padre nuestro, Ave María y Credo.
En las cuentas grandes antes de cada decena.
Padre eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu
amantísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros
pecados y los del mundo entero.
En las 10 cuentas pequeñas de cada decena.
Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Jaculatoria para rezarse al final de cada misterio.
Oh Sangre y Agua que brotasteis del Sagrado Corazón de Jesús como una
fuente de Misericordia para nosotros, Confiamos en Ti
Doxología final después de las cinco decenas.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del
mundo entero (3 Veces)
Permanezcamos en silencio unos momentos.
Escuchemos lo que nos dice el Señor:
“Reciban el Espíritu Santo”
Oremos todos Unidos.
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del
pobre, Don, en tus dones esplendido, luz que penetra las almas,
fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de
nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de
fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos. Entra
hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos. Mira el vació del
hombre si tú le faltas por dentro, mira el poder del pecado cuando no
envías Tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo,
lava las manchas, Infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu
indómito, Guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones
según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia, Dale al esfuerzo
su mérito, salva al que busca salvarse y danos tu eterno Gozo. Amen.

Después de un breve silencio se puede entonar un canto, para iniciar


con la siguiente HoraSanta.

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