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La incógnita de

la “paz total”: qué hacer


con los gaitanistas
Informe sobre América Latina N°105 | 19 de marzo de 2024

Traducido del inglés

Headquarters
International Crisis Group
Avenue Louise 235 • 1050 Brussels, Belgium
Tel: +32 2 502 90 38 • brussels@crisisgroup.org

Preventing War. Shaping Peace.


Tabla de contenidos

Resumen ejecutivo .................................................................................................................... i

I. Introducción ..................................................................................................................... 1

II. Orígenes e historia reciente .............................................................................................. 4


A. Contrainsurgentes y narcotraficantes........................................................................ 4
B. Desmovilización y rearme.......................................................................................... 6
C. Primer intento de diálogo .......................................................................................... 10

III. “Paz total” ......................................................................................................................... 12

IV. Los gaitanistas hoy ........................................................................................................... 19


A. Organización interna ................................................................................................. 19
B. Intereses económicos ................................................................................................. 22
1. Empresas, terratenientes e impuestos de protección .......................................... 22
2. Coca y cocaína ...................................................................................................... 25
C. Violencia y control ..................................................................................................... 29
1. Incursionando ...................................................................................................... 29
2. Echar raíces, establecer dependencia .................................................................. 31
3. Consolidar del control .......................................................................................... 33

V. Estrategias para hacer frente a los gaitanistas ................................................................. 35


A. Opciones de diálogos para reducir la violencia ......................................................... 35
B. Hacia el fin del conflicto: conversaciones que conduzcan a la desmovilización ...... 38
C. Recalibrar el enfoque militar ..................................................................................... 40
D. Desmovilizaciones individuales ................................................................................. 42
E. Presencia estatal ........................................................................................................ 43

VI. Conclusión ........................................................................................................................ 45

ANEXOS
A. Mapa de Colombia ............................................................................................................ 46
B. Marco normativo para negociaciones con grupos criminales ......................................... 47
C. Acerca de International Crisis Group ............................................................................... 50
D. Informes e informes breves de Crisis Group sobre América Latina y el Caribe
desde 2021 ....................................................................................................................... 51
E. Consejo directivo de Crisis Group .................................................................................... 53
Conclusiones principales
¿Qué hay de nuevo? Con su política de “paz total”, el gobierno colombiano
pretende dialogar con todos los grupos armados del país, pero no ha entablado
diálogo alguno con el mayor grupo criminal armado del país, las Autodefensas
Gaitanistas. Esta brecha es significativa dados los enormes recursos financieros
de los gaitanistas y su afán de expansión.

¿Por qué importa? Desde su bastión en la costa atlántica, donde controlan


algunas de las principales rutas de narcotráfico del país y las redes de tráfico de
migrantes, los gaitanistas ejercen un control coercitivo sobre numerosas comu-
nidades. Si permanecen al margen de las conversaciones de paz, podrían soca-
var las negociaciones con otros grupos o sacar provecho de su desmovilización.

¿Qué se debe hacer? Bogotá debe iniciar un proceso de conversaciones con


los gaitanistas que se vayan volviendo más sustanciales progresivamente, con el
objetivo, en primer lugar, de reducir la violencia contra la población civil y, en
segundo lugar, de discutir las condiciones legales para la entrega de armas. Al
mismo tiempo, la policía y el ejército deben continuar sus operaciones para pro-
teger a los civiles y presionar al grupo para que entable conversaciones.
International Crisis Group
Informe sobre América Latina N°105 19 de marzo de 2024

Resumen ejecutivo
Aunque el presidente colombiano Gustavo Petro ha hecho de las conversaciones con
grupos armados un objetivo esencial de su gobierno, las poderosas Autodefensas
Gaitanistas de Colombia permanecen en gran medida al margen de su iniciativa de
“paz total”. Las consecuencias de esto pueden tener un gran impacto. Los gaitanistas
(también conocidos como el Clan del Golfo, apelativo que rechazan), integrados ini-
cialmente por combatientes alineados con grupos paramilitares y guerrilleros de Co-
lombia, cuentan ahora con unos 9000 integrantes y son la organización criminal
más rica del país. Controlan gran parte de las zonas rurales del norte del país, mane-
jan la mayor parte del narcotráfico y supervisan un extenso tráfico de inmigrantes.
Petro esperaba que los gaitanistas lograran ser contenidos a través de diálogos, pero
su administración ha tenido dificultades para poner en marcha las negociaciones.
Obstáculos legales, desconfianza y las desmedidas expectativas de los cabecillas gai-
tanistas han frustrado los avances. Las autoridades deben diseñar una estrategia para
convencer al grupo de entablar conversaciones destinadas a reducir de inmediato la
violencia contra la población civil y, en última instancia, desarmar a la mayor canti-
dad posible sus miembros, mientras que los presionan a la vez a través de operacio-
nes militares y policiales continuas.
Los gaitanistas preocupan a las autoridades colombianas no sólo porque sus filas
están creciendo, sino también porque representan una amenaza a la agenda de “paz
total” de Petro. El grupo pone en riesgo todas las negociaciones en curso, incluidos
los diálogos del gobierno con la insurgencia de izquierda del Ejército de Liberación
Nacional y con dos facciones disidentes de las extintas Fuerzas Armadas Revolucio-
narias de Colombia, conocidas por el gobierno como Estado Mayor Central y Segun-
da Marquetalia. Los gaitanistas se enfrentan con los dos primeros grupos por territo-
rio a lo largo de la costa del Pacífico, cerca de la frontera con Venezuela, alrededor de
los principales puertos y en el rico corazón agrícola del país. Es probable que ningún
otro grupo armado contemple la posibilidad de deponer las armas mientras los gai-
tanistas estén asechando para apoderarse de sus antiguos territorios y negocios.
El nuevo estatus de los gaitanistas como potenciales saboteadores de la “paz to-
tal” se produce tras casi dos décadas de evolución que los ha llevado a convertirse en
una organización compleja y jerárquica que gobierna e impone control social. Funda-
da en 2007, fusionó a antiguos comandantes paramilitares de derecha con veteranos
de movimientos guerrilleros de izquierda. Actualmente, decenas de exintegrantes de
las FARC se han unido a los gaitanistas, al igual que cientos de exsoldados. El resul-
tado es una organización con una voluntad de expansión al estilo de los paramilitares,
que aplica un nivel de disciplina típico de los movimientos guerrilleros y que opera
con la precisión de una empresa multinacional. Está estructurada como un ejército
convencional, pero también contrata civiles para desempeñar funciones que inclu-
yen la contabilidad y organización política.
En las zonas que dominan, los gaitanistas son los árbitros de la vida cotidiana y se
calcula que obtienen unos $4400 millones de dólares al año por sus actividades en el
tráfico de drogas, armas y migrantes y la minería ilegal. Sin embargo, en lugar de de-
pender exclusivamente de una actividad ilícita, han perfeccionado su capacidad para
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monetizar el control territorial, sobre todo cerca de la costa atlántica, un punto de


tránsito clave en el tráfico de cocaína. Gravan a los narcotraficantes, pero también a las
compañías mineras multinacionales. Cobran a los grandes terratenientes por “protec-
ción” mientras extorsionan a los campesinos, exigiéndoles parte de su producción.
Del mismo modo que regulan las actividades económicas a beneficio propio, los
gaitanistas intentan cada vez más moldear a las comunidades y al gobierno local a
su imagen. Muchos habitantes de las zonas rurales afirman que ven al grupo, que re-
cluta a gran escala, como la principal y única fuente de empleo en zonas desprovistas
de otras oportunidades. Como parte de su intento por cooptar a la población, ponen
topes a los precios de los alimentos básicos y reparten regalos a los niños. Pero tam-
bién aplican técnicas coercitivas. Construyen extensas redes de inteligencia civil y
castigan, a veces con violencia, las palabras o acciones que consideren reprochables.
Mientras tanto, las juntas de acción comunal electas deben consultar con los gaita-
nistas sus decisiones, en parte porque dependen del grupo para financiar proyectos
como la pavimentación de carreteras o el arreglo de escuelas.
La importancia de los gaitanistas tanto en el crimen como en el conflicto colom-
biano hace que su participación sea esencial para el éxito de la “paz total” y, al mis-
mo tiempo, complica los esfuerzos para incluirlos. El gobierno ha tenido dificultades
para entablar conversaciones con el grupo en medio de protestas del Congreso y la
Fiscalía General sobre la perspectiva de negociar con criminales. Si bien el gobierno
tiene toda la autoridad que necesita para iniciar conversaciones, el Congreso no le ha
dado vía libre para negociar la desmovilización de un grupo criminal ni ofrecerle
incentivos para cooperar. Las reformas legislativas necesarias para este fin han resul-
tado difíciles de conseguir, por lo que el gobierno depende en gran medida de los mi-
litares para contener a los gaitanistas.
Pero una estrategia puramente militar tiene pocas posibilidades frente a un grupo
con los recursos y la experiencia que los gaitanistas han acumulado. Además, el gru-
po se ha ido volviendo cada vez más temible y audaz. Afirma que se ha transformado
en una organización política que representa a los campesinos y a otras personas de
las zonas rurales donde la presencia del Estado es escasa y los servicios inexistentes,
y sus demandas son más amplias que hace siete años, cuando el gobierno del presi-
dente Juan Manuel Santos exploró la posibilidad de negociar con ellos.
En este contexto, el desafío del gobierno será encontrar una manera de incluir
a los gaitanistas (o a la mayoría de ellos) bajo el paraguas de la “paz total”, mientras
trabaja para proteger a las comunidades vulnerables bajo su control. Como primer
paso, la administración de Petro podría establecer un canal de diálogo con el grupo
con la esperanza de desarrollar medidas que generen confianza, como poner fin a las
amenazas de los gaitanistas contra los líderes de las comunidades locales. Si este paso
resulta exitoso, las dos partes podrían poner en marcha iniciativas regionales de
reducción de la violencia. Una vez que se haya creado suficiente confianza entre las
partes, el objetivo debe ser establecer unas conversaciones abiertas dirigidas a des-
movilizar al mayor número posible de gaitanistas. Mientras tanto, la presión militar
continua será vital para proteger a los civiles y persuadir al grupo para que se adhie-
ra a un diálogo de buena fe.
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Atrincherados en sus bastiones rurales y costeros, es probable que los gaitanistas


jueguen un papel central en el crimen y el conflicto colombiano durante los próxi-
mos años. Aunque el gobierno tiene limitado espacio de maniobra, puede convencer
a algunos sectores del grupo para que deserten y ayuden a proteger a las comunida-
des que tienen que soportar la peor parte del su poder coercitivo. No es posible
garantizar que este esfuerzo tendrá siquiera un éxito moderado, pero si el objetivo es
la “paz total”, no queda otra opción más que intentarlo.

Bogotá/Nueva York/Washington/Bruselas, 19 de marzo de 2024


International Crisis Group
Informe sobre América Latina N°105 19 de marzo de 2024

La incógnita de la “paz total”: qué hacer


con los gaitanistas

I. Introducción

Producto de tres décadas de guerra, las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC)


están compuestas por combatientes de al menos cuatro grupos armados ya desa-
parecidos, así como por numerosos exsoldados1. Con miembros provenientes tanto
de las antiguas guerrillas marxistas de Colombia como de las fuerzas paramilitares
de derecha, así como del ejército, el grupo tiene presencia en aproximadamente un
tercio de los municipios del país. Está involucrado en varios tipos de delitos, en parti-
cular el narcotráfico y la extorsión. En términos de número de integrantes y presencia
territorial, los gaitanistas constituyen actualmente la mayor operación armada no
estatal del país2. También son, con casi plena seguridad, el grupo mejor preparado
para convertirse en un imperio criminal, con la ambición declarada de dominar toda
la costa atlántica y la pacífica, así como las zonas agrícolas más productivas de la
Colombia rural3. Se calcula que sus filas crecen aproximadamente un 20 por ciento
cada seis meses4.
Los gaitanistas, también conocidos coloquialmente como el Clan del Golfo (apela-
tivo que rechazan), se han convertido en uno de los principales dolores de cabeza del
Estado en materia de seguridad5. Durante años, bajo sucesivas administraciones,
el ejército y la policía de Colombia realizaron ofensivas destinadas a capturar o dar
de baja a líderes gaitanistas, las cuales no lograron frenar el crecimiento de la orga-
nización. En 2016, el expresidente Juan Manuel Santos los clasificó como un grupo
armado organizado parte en el conflicto interno colombiano6. Al año siguiente, des-
pués de que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmaran un
acuerdo de paz con el Estado, los gaitanistas se acercaron al gobierno de Santos bus-
cando conversaciones sobre su desmovilización7. El diálogo entre los representantes

1
María Teresa Ronderos, Guerras Recicladas (Bogotá, 2014).
2
Estimaciones militares vistas por Crisis Group, abril de 2023.
3
Entrevista de Crisis Group, Daniel Rendón Herrera, Fort Worth, Texas, agosto de 2023.
4
Entrevista de Crisis Group, fuente de seguridad, Bogotá, febrero de 2024.
5
Los colombianos han debatido durante mucho tiempo cuál es el nombre más apropiado para refe-
rirse al grupo. Crisis Group ha optado por llamarlo Autodefensas Gaitanistas de Colombia, el nom-
bre que utiliza con mayor frecuencia. (En febrero, el grupo dijo que comenzaría a referirse a sí mis-
mo como Ejército Gaitanista, aunque el apelativo anterior sigue siendo más común). Las personas
bajo el control del grupo también usan este nombre o se refieren al grupo por su acrónimo AGC. Los
críticos argumentan que usar el nombre Gaitanistas es una falta de respeto hacia Jorge Eliécer Gai-
tán, candidato presidencial asesinado en 1948, y que confiere al grupo un carácter político que en
realidad no tiene. Prefieren referirse al grupo como el Clan del Golfo.
6
“Directiva permanente 015 de 2016”, Ministerio de Defensa de Colombia, 22 de abril de 2016. Esta
clasificación supuso que cualquier acción militar contra los gaitanistas tendría que llevarse a cabo
bajo el derecho internacional humanitario (DIH). El expresidente Santos ahora forma parte del
consejo directivo de International Crisis Group.
7
Entrevista de Crisis Group, ex alto funcionario, Bogotá, septiembre de 2023.
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del grupo y funcionarios estatales finalmente colapsó y los gaitanistas aprovecharon


el momento para ocupar el territorio del que las FARC habían salido, iniciando un
nuevo período de rápida expansión8.
Desde 2017, los gaitanistas se han vuelto más grandes, más fuertes y más ricos.
Actualmente, son el grupo vinculado al narcotráfico más grande de Colombia, expor-
tando unas veinte toneladas de cocaína al mes en 20219. Podría decirse que son los
vencedores en la contienda nacional por hacerse cargo de los negocios criminales
abandonados por las FARC, con poder sobre numerosos territorios que alguna vez
estuvieron en manos de los rebeldes. En las zonas bajo su control, emplean una com-
binación de violencia y cooptación para silenciar y disciplinar a la población civil. Al
mismo tiempo, su retórica ha adquirido un tono político cada vez más pronunciado.
A modo de ejemplo, un exlíder del grupo le dijo a Crisis Group que “algo que la auto-
defensa [gaitanista] tiene muy claro es que mientras no haya quien controle el terri-
torio, y el Estado no sea capaz, ellos se tienen que quedar y controlar”10.
Con su control territorial y su disposición para emplear la violencia, los gaitanis-
tas también se han convertido en uno de los principales obstáculos para los esfuer-
zos del presidente colombiano Gustavo Petro por lograr una “paz total”11. La elección
de Petro en agosto de 2022 marcó la primera vez que un político de izquierda llegara
a la presidencia del país en décadas. Al asumir el cargo, Petro y altos funcionarios
de su gobierno argumentaron que poner fin a años de conflicto dependía de negociar
no sólo con las insurgencias de izquierda sino también con todos los demás grupos
armados y criminales del país. El gobierno también prometió trabajar para remediar
las causas que impulsan los ciclos de violencia (desde la pobreza rural hasta la de-
sigualdad masiva)12.
Sin embargo, a pesar del aparente interés de ambas partes, establecer un diálogo
con los gaitanistas es más fácil de decir que de hacer. El grupo ha expresado repeti-
damente su interés por dialogar con las autoridades. El gobierno de Petro, que está
negociando con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), una facción de las antiguas
FARC conocida como Estado Mayor Central (EMC) y varias bandas urbanas, y que
tiene planes de empezar diálogos con otra disidencia conocida como Segunda Mar-
quetalia, ha demostrado que también está dispuesto a dialogar con los gaitanistas.
Funcionarios del gobierno sostuvieron reuniones exploratorias con el grupo, pero

8
Los gaitanistas rechazaron los términos de una ley de desmovilización que incluía penas de pri-
sión de entre seis y diez años. “Ley 1908 de 2018”, Congreso de Colombia, 9 de julio de 2018.
9
“El Clan del Golfo mueve el 60 % de las drogas que exportan los grupos ilegales desde Colombia”,
Infobae, 8 de mayo de 2022.
10
Entrevista de Crisis Group, Daniel Rendón Herrera, Fort Worth, Texas, agosto de 2023.
11
Para un análisis previo sobre esta iniciativa, ver informe de Crisis Group sobre América Latina
N°98, Proteger a los colombianos más vulnerables en el camino hacia la “paz total”, 24 de febrero
de 2023. Ver también, comentario de Crisis Group, “Colombia: ¿La ‘paz total’ retoma su camino?”,
4 de octubre de 2023; y Elizabeth Dickinson, “La última guerrilla de Colombia da el primer paso
hacia la ‘paz total’”, comentario de Crisis Group, 23 de noviembre de 2022.
12
Ver, por ejemplo, Germán Darío Valencia Agudelo, “La Paz Total como política pública”, Estudios
Políticos, 2022; y “22 grupos buscan sumarse a la paz total”, Indepaz, 16 de septiembre de 2022.
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el esfuerzo se ha estancado debido a obstáculos legales, la hostilidad de la opinión


pública y exigencias específicas de los líderes gaitanistas. Como resultado, los gaita-
nistas son ahora el único de los principales grupos del país que no tiene una línea de
comunicación clara con el gobierno y, por tanto, ningún horizonte para las negocia-
ciones. Esto significa que carecen del incentivo que tienen otros grupos para reducir
la violencia contra la población civil y limitar sus actividades delictivas. De este modo,
este grupo sigue sometiendo a las comunidades, presionando a los grupos rivales y
saboteando las conversaciones de paz entre dichos grupos y el gobierno.
Este informe pretende contribuir a una mejor comprensión de los gaitanistas,
una organización armada que podría determinar en gran medida el curso de la delin-
cuencia y la violencia en Colombia en los próximos años. También explora las razo-
nes para incluirlos en el esfuerzo de “paz total”, una posible estructura para generar
confianza y entablar conversaciones, y los pasos que debe dar el gobierno para prote-
ger a la población civil bajo su control, independientemente de que las conversaciones
avancen o no. El informe se basa en años de trabajo de Crisis Group para poner fin a
los conflictos armados en América Latina, así como en su trabajo sobre Colombia y la
iniciativa de “paz total” en particular13. Se basa en 175 entrevistas, aproximadamente
un tercio de ellas con mujeres; entre las personas entrevistadas se incluyen líderes
gaitanistas actuales y retirados, líderes comunitarios, residentes y autoridades loca-
les, oficiales militares y funcionarios gubernamentales, entre otros, en Antioquia,
Atlántico, Bolívar, Cesar, Chocó, Córdoba y Sucre, así como Bogotá y Medellín.

13
Ver, por ejemplo, informe de Crisis Group, Proteger a los colombianos más vulnerables en el
camino hacia la “paz total”, op. cit.; comentario de Crisis Group, “Colombia: ¿La ‘paz total’ retoma
su camino?”, op. cit.; y Dickinson, “La última guerrilla de Colombia da el primer paso hacia la ‘paz
total’”, op. cit.
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II. Orígenes e historia reciente

Los gaitanistas surgieron después de la desmovilización de las fuerzas paramilitares de


derecha a principios de la década de 2000, aprovechando las oportunidades para ga-
nar dinero que presentaban diversas redes criminales, forjando lazos con funcionarios
públicos y explotando los puntos ciegos de las fuerzas de seguridad colombianas. Ac-
tualmente los gaitanistas son en parte una empresa criminal, en parte un grupo arma-
do y en parte un conglomerado comercial transfronterizo. La organización ha asimi-
lado décadas de lecciones de los conflictos armados colombianos sobre cómo poner
el control del territorio y las comunidades al servicio de los intereses empresariales.

A. Contrainsurgentes y narcotraficantes

Los orígenes de los gaitanistas se remontan a un movimiento disidente de la antigua


insurgencia de izquierda conocida como el Ejército Popular de Liberación (EPL), que
se negó a hacer parte de un programa de desmovilización en 1991 en Córdoba, un
departamento del norte de Colombia14. Alegando temores por su seguridad personal,
estos guerrilleros permanecieron en armas hasta 1996, cuando llegaron a un acuerdo
con unas nacientes “autodefensas” locales como forma de protegerse15. Los disiden-
tes del EPL depusieron sus armas en un acto público, pero en realidad se unieron a
las filas de una fuerza paramilitar que se estaba gestando bajo los auspicios de una
acaudalada familia de terratenientes, los Castaño. Los hermanos Carlos y Vicente
Castaño, junto con otros autoproclamados líderes, emergieron como jefes de este
grupo paramilitar en la década de 1990, el cual más tarde pasó a ser conocido como
las Autodefensas Unidas de Colombia16. Este matrimonio entre combatientes de iz-
quierda y derecha creó un núcleo de comandantes que años más tarde conformarían
los gaitanistas17.
Durante la década de 1990 y principios de la de 2000, los paramilitares utilizaron
tácticas de tierra arrasada para “limpiar” vastas regiones de Colombia de las guerri-
llas de las FARC. Trabajando directamente con las fuerzas de seguridad del Estado
en algunos casos, perpetraron una serie de abusos contra los derechos humanos y
crímenes de guerra18. Mientras expulsaban a las FARC, fueron consolidando sus

14
En Colombia los estados o provincias se conocen como departamentos.
15
“Lo que le iba a contar Vicente Castaño a la justicia”, Razón Pública, 15 de mayo de 2012.
16
“Informe analítico sobre el paramilitarismo en el Urabá Antioqueño, el sur de Córdoba, el Bajo
Atrato y Darién”, Centro Nacional de Memoria Histórica, 16 de junio de 2022.
17
Entre estas figuras se encontraban los hermanos Castaño y los posteriores líderes de los gaitanis-
tas, Jesús y Dairo Antonio Úsuga (alias Giovanni y alias Otoniel), así como Daniel y Fredy Rendón
Herrera (alias Don Mario y alias El Alemán), entre otros. Entrevistas de Crisis Group, exlíder de alto
rango gaitanista, junio y julio de 2023. Ver también Ronderos, Guerras Recicladas, op. cit.
18
“BASTA YA! Colombia: Memorias de guerra y dignidad”, Grupo de Memoria Histórica de la
Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, junio de 2016; e “Informe Final: Hallazgos y
recomendaciones”, Comisión de la Verdad, vol. 2, 2022. La Comisión de la Verdad concluyó que los
paramilitares fueron responsables de la mayor parte de los homicidios relacionados con el conflicto
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propios intereses comerciales, entre otras mediante la apropiación de tierras, malver-


sación de contratos con las autoridades estatales y “vacunas”, un tipo de extorsión en
la que exigen pagos por protección, que pusieron a prueba la paciencia incluso de sus
partidarios19.
Nominalmente un movimiento contrainsurgente, los paramilitares se aliaron desde
el principio con las redes de narcotráfico como una forma de generar ingresos y am-
pliar su alcance territorial20. La riqueza de la familia Castaño provenía en gran parte
de su alianza en la década de 1980 con el narcotraficante Pablo Escobar. Con el fin
de proteger sus intereses económicos, los hermanos luego cambiaron de bando y
colaboraron con las fuerzas de seguridad, proporcionando información que condujo
a la muerte de Escobar en 199321. Uno de los comandantes de los paramilitares era
Diego Murillo Bejarano, alias Don Berna, quien aspiraba en convertirse en el principal
jefe criminal de la ciudad de Medellín22. Años más tarde, en 2017, cuando los gaita-
nistas y el gobierno colombiano exploraban la posibilidad de entablar conversacio-
nes, intermediarios cercanos a Don Berna sirvieron como portavoces del grupo23.
Aun así, el narcotráfico no era la única fuente de ingresos para los paramilitares,
como tampoco lo ha sido para los gaitanistas. A lo largo de sus diversas fases, estas
organizaciones han sido apoyadas y financiadas por ciertos grandes terratenientes
y ganaderos que buscaban protección de los ataques de la guerrilla, en particular la
apropiación de tierras y los secuestros 24. Estas alianzas entre sectores de la élite
terrateniente y los gaitanistas persisten hoy en algunas partes de Colombia. Como
explicó un exintegrante de alto rango del grupo, “los empresarios buscan que las
de autodefensas nunca se vayan, porque son ellas quienes garantizan que no vayan a
haber atropellos de otros grupos”25.

(45 por ciento) y más de la mitad de todas las desapariciones forzadas, así como de miles de casos
de violencia sexual y de género.
19
Ver, por ejemplo, “‘Paras’ relatan cómo capturaron contratos en el Caribe”, Verdad Abierta, 29 de
septiembre de 2013; y Javier Duque, “Gobernanza criminal: Cogobiernos entre políticos y paramili-
tares en Colombia”, Revista mexicana de ciencias políticas y sociales, 2021.
20
Gustavo Duncan, Más que plata o plomo (Bogotá, 2015).
21
Este grupo de conspiradores, formado por exaliados de Escobar, era conocido como Los Pepes,
abreviatura de Perseguidos por Pablo Escobar. Ver Óscar Naranjo, El derrumbe de Pablo Escobar
(Bogotá, 2023).
22
“Quién es quién: Diego Fernando Murillo Bejarano”, La Silla Vacía, 12 de febrero de 2021.
23
Entrevista de Crisis Group, ex alto funcionario de seguridad, Bogotá, septiembre de 2023.
24
Miriam Álvaro Rodríguez, “De las armas a la desmovilización. El poder paramilitar en Colom-
bia”, Revista Internacional De Sociología, vol. 67, no. 1 (2009).
25
Entrevista de Crisis Group, Daniel Rendón Herrera, Fort Worth, Texas, agosto de 2023. Ver
también Teo Ballvé, “Everyday State Formation: Territory, Decentralization and the Narco Land-
grab in Colombia”, Environment and Planning D: Society and Space, vol. 30, no. 4 (2012).
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B. Desmovilización y rearme
A mediados de la década de 1990, sucesivos gobiernos colombianos respaldaron un
marco jurídico que permitía la creación de grupos paramilitares de autodefensa como
una forma de defenderse de las guerrillas, fomentando la colaboración entre estos
grupos, funcionarios estatales y las fuerzas de seguridad26. Pero a medida que au-
mentaba el rechazo público por los crímenes de estos grupos y una sentencia de la
Corte Constitucional de 1997 puso límites a las transferencias de armas del Estado a
los grupos, los paramilitares comenzaron a perder el respaldo de las autoridades de
Bogotá27. Las fuerzas de autodefensa fueron proscritas durante el gobierno del pre-
sidente conservador Andrés Pastrana, quien asumió el poder en 1998 y comenzó a
atacar a los paramilitares en 200028.
Fue el presidente Álvaro Uribe, cuyo gobierno inició una importante ofensiva res-
paldada por EE. UU. contra la guerrilla en 2002, quien abrió el camino para negociar
la desmovilización de los principales bloques paramilitares29. Para entonces, los pa-
ramilitares habían permeado la élite política, y controlaban aproximadamente el 35
por ciento del Congreso, así como cargos regionales de elección popular30. Como los
paramilitares confiaban en que el apoyo de la legislatura aseguraría un trato judicial
favorable, los principales bloques iniciaron negociaciones para discutir un cese de
hostilidades y los pasos hacia el desarme antes de que existiera un marco legal para
ese fin31. En lo que se conoció como el acuerdo de Santa Fe de Ralito, bloques indivi-
duales comenzaron a deponer las armas32. Mientras tanto, la Ley de Justicia y Paz,

26
“Ley 61 de 1993”, Congreso de Colombia, 12 de agosto de 1993; “Así se gestó un engranaje de
soporte bélico llamado ‘Convivir’”, Verdad Abierta, 14 de mayo de 2023.
27
“Sentencia C-572/97”, Corte Constitucional de Colombia, noviembre de 1997.
28
“Versión de Andrés Pastrana sobre paramilitarismo en su gobierno deja muchas dudas”, Verdad
Abierta, 3 de septiembre de 2023.
29
El Plan Colombia de $12 000 millones de dólares fue concebido como un programa antinarcóti-
cos, pero evolucionó para apoyar al ejército colombiano en sus campañas de contrainsurgencia. Ver,
por ejemplo, “Colombia: Background and U.S. Relations”, Congressional Research Service, diciem-
bre de 2021.
30
Alrededor de 200 senadores y representantes a la Cámara fueron investigados por presuntos
nexos con los paramilitares, y poco menos de una cuarta parte de ellos fueron condenados. “El in-
forme que indica que la parapolítica no es cosa del pasado”, Semana, 17 de abril de 2016. Posterior-
mente, varias destacadas figuras nacionales, incluidos funcionarios de la presidencia, fueron acusa-
das de tener vínculos con grupos paramilitares. Ver, por ejemplo, Miriam Álvaro, “La Parapolítica:
la infiltración paramilitar en la clase política colombiana”, Nuevo Mundo: Mundos Nuevos, 15 de
mayo de 2007.
31
“Acuerdo Santa Fe de Ralito”, 15 de julio de 2003.
32
Las conversaciones iniciales se desarrollaron antes de que existiera un marco legal para la des-
movilización, y cada facción regional obtuvo condiciones ligeramente diferentes. En un intento por
garantizar su propia seguridad, pero también para ayudar a sus aliados históricos, los paramilitares
abrieron sus filas a narcotraficantes que vieron la desmovilización como una oportunidad para
obtener un estatus legal después de años de estar involucrados en actividades ilícitas. Entrevista de
Crisis Group, ex alto funcionario, Bogotá, octubre de 2023. Ver “Desmovilización y reintegración
paramilitar: panorama posacuerdos con las AUC”, Centro Nacional de Memoria Histórica, 2015.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 7

aprobada por el Congreso en 2005, redujo las penas de prisión a cambio de testimo-
nios veraces de miembros de los paramilitares sobre las atrocidades cometidas en
el pasado33.
Más de 30 000 paramilitares se entregaron al Estado, asumiendo que recibirían
los beneficios descritos en la nueva ley. Pero el proceso no fue nada sencillo. La Cor-
te Constitucional anuló varios artículos clave de la ley, insistiendo en que las redes
paramilitares fueran desmanteladas como condición previa para cualquier reducción
de las penas de prisión. El Congreso modificó la ley y la desmovilización pudo conti-
nuar34. La mayoría de los jefes paramilitares permanecieron libres hasta agosto de
2006, cuando catorce fueron capturados simultáneamente, pero de manera inde-
pendiente por presuntamente reanudar las actividades delictivas. Luego, el gobierno
extraditó a los principales líderes a EE. UU., en una medida que sorprendió tanto a
la opinión pública como a los comandantes encarcelados35.
Los mandos medios, incluida la futura cúpula gaitanista, junto con las bases,
tuvieron que conformarse con un limitado programa de reintegración económica y
social. Varios futuros gaitanistas regresaron a la vida civil y sobrevivieron a través de
iniciativas como la piscicultura y el cultivo de cítricos36. Otros combatientes desmo-
vilizados se dedicaron a lo que mejor sabían hacer, formaron empresas de seguridad
privada, para ganarse la vida. Pero, como sugirió la Corte Constitucional que podría
suceder, las redes paramilitares nunca fueron disueltas por completo. En la ciudad
de Barrancabermeja, un oficial militar explicó, “los paramilitares se desmovilizaron,
pero nunca salieron realmente. … En papel la desmovilización se hizo, pero el con-
trol nunca se soltó”37.

33
“Ley de Justicia y Paz, compilación normativa y jurisprudencia”, Fiscalía General de la Nación,
febrero de 2010. Los críticos de la desmovilización paramilitar argumentan que el proceso impuso
penas ligeras y sólo proporcionó información limitada sobre los crímenes cometidos, sin lograr
desmantelar las actividades ilícitas. “Informe sobre la implementación de la Ley de Justicia y Paz:
etapas iniciales del proceso de desmovilización de las AUC y primeras diligencias judiciales”, Comi-
sión Interamericana de Derechos Humanos, 2007.
34
La Corte determinó que los paramilitares no estuvieron involucrados en “sedición”, un delito
que, según la legislación colombiana, sólo pueden cometer los grupos armados con una agenda
política y que los haría elegibles para la justicia transicional. La Corte también consideró que la Ley
de Justicia y Paz, aprobada por el Congreso, no exigía lo suficiente a los paramilitares a cambio de
los beneficios ofrecidos. Ver Rodrigo Uprimny, Luz María Sánchez y Nelson Sánchez, “Justicia para
la paz: Crímenes atroces, derecho a la justicia y paz negociada”, DeJusticia, 2014.
35
“Uribe ordenó captura de máximos jefes paramilitares colombianos”, El Universo, 16 de agosto
de 2006; “Colombia extradita a la cúpula paramilitar a EEUU”, Reuters, 13 de mayo de 2008.
36
Entrevistas de Crisis Group, exgaitanistas de alto rango, junio-agosto de 2023.
37
Entrevista de Crisis Group, mayo de 2023. Los aterrorizados residentes locales se referían a estos
exparamilitares como las Águilas Negras. Entrevistas de Crisis Group, exgaitanistas y exoficiales
militares de alto rango, mayo-junio de 2023. Actualmente muchas amenazas contra líderes sociales
están firmadas por “las Águilas Negras”, un nombre genérico utilizado por una variedad de intere-
ses criminales.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 8

Los miembros gaitanistas dijeron que acabaron volviendo a la delincuencia debi-


do a la inseguridad38. Más de 2000 excombatientes paramilitares han sido asesina-
dos desde su desmovilización, muchos de ellos por represalias de grupos rivales o
porque se rehusaron a volver a la vida criminal39. Varios altos mandos paramilitares
también fueron asesinados durante las primeras fases de las conversaciones con el
gobierno, incluido Carlos Castaño en 200440. En algunos casos, los peligros que
enfrentaron los excombatientes paramilitares provenían de sus conexiones con las
fuerzas de seguridad colombianas. “Cuando el ejército, el DAS [servicio de inteligen-
cia] y policía iban hacer operaciones”, recordó un exparamilitar, “me llamaban a mí
a la fundación porque yo era muy conocedor de las zonas, a pedir recomendaciones
para los operativos, ahí me gane un poco de enemigos otra vez”41.
En medio de estas frustraciones por las dificultades para reiniciar una vida civil
pacífica, así como los temores de ser extraditados a EE. UU., Vicente Castaño, el ex-
líder paramilitar, “nos hizo la llamada a retomar las armas” en 2007, relató un exgai-
tanista42. Castaño destacó la importancia de restablecer “el orden y el control” en el
corazón del paramilitarismo en Urabá y Córdoba, en el norte de Colombia43. Pocos
días después de ponerse en contacto con antiguos compañeros, Castaño desapareció;
se le da por muerto, aunque su cuerpo nunca ha sido encontrado44.
A pesar de esta pérdida, y posiblemente incluso motivados por ella, los gaitanis-
tas comenzaron a formarse bajo el liderazgo de Daniel Rendón Herrera, o Don Mario,
un viejo amigo de Vicente Castaño que había manejado las finanzas de una rama de
los paramilitares en el sur de Colombia45. Un grupo de antiguos líderes paramilitares

38
Entrevistas de Crisis Group, exgaitanistas de alto rango, junio-agosto de 2023.
39
Hasta 2019, 2202 exparamilitares habían sido asesinados. Más de 400 excombatientes de las FARC
han sido asesinados desde la firma del acuerdo de paz de 2016. “El 99% de los desmovilizados de
las Autodefensas que culminó el proceso de reintegración permanece en la legalidad”, Agencia para
la Reincorporación y la Normalización, 25 de julio de 2019. Ver Germán Darío Valencia Agudelo,
“El asesinato de excombatientes en Colombia”, Estudios Políticos, 2021.
40
Aunque hay versiones contradictorias, se cree que Carlos Castaño fue asesinado por orden de su
hermano Vicente, quien se resistía a desmovilizarse y pretendía conservar sus negocios ilícitos. “Lo
último que pidió Carlos Castaño antes de ser asesinado”, Razón Pública, 10 de abril de 2010.
41
Entrevistas de Crisis Group, exgaitanista de alto rango, junio y julio de 2023.
42
Entrevista de Crisis Group, Daniel Rendón Herrera, Fort Worth, Texas, agosto de 2023. Ver tam-
bién “Vicente Castaño (deceased)”, Programa de recompensas por narcóticos del Departamento de
Estado de EE. UU.
43
Ibid. Ver también Aura Windy, Carolina Hernández Cetina, Alejandra Ripoll y Juan Carlos Gar-
cía Perilla, “‘El Clan del golfo’: ¿el nuevo paramilitarismo o delincuencia organizada?”, El Ágora
USB, vol. 18, no. 2 (2018).
44
Las autoridades colombianas y sus socios internacionales coinciden en que Castaño probablemente
fue asesinado por sus propios hombres. Ver “El enigma del exjefe paramilitar Vicente Castaño: ase-
sinado o vivo?”, El Tiempo, 5 de diciembre de 2023.
45
Don Mario, cuyo nombre completo es Daniel Rendón Herrera, había formado parte del Bloque
Centauros de los paramilitares. “Quién es Daniel Rendón, alias Don Mario, el fundador de la banda
criminal más poderosa de Colombia que acaba de ser extraditado a Estados Unidos”, BBC Mundo,
23 de abril de 2018; y “Condenan a ‘Don Mario’ a 36 años de cárcel por actos violentos y de barbarie
en Meta”, RCN Noticias, 12 de julio de 2023.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 9

se dispuso a reconstruir sus fuerzas. Según Rendón Herrera, convocaron a 26 man-


dos medios paramilitares, que a su vez recibieron instrucciones de convocar a sus
antiguos tenientes46. Los comandantes también realizaron un censo en antiguos bas-
tiones paramilitares como los departamentos de Chocó, Antioquia, Córdoba y Bolí-
var, en los que se informó que 12 000 personas entre dieciocho y 25 años expresaron
interés en retomar las armas47.
El nuevo grupo armado se autodenominó Autodefensas Gaitanistas de Colombia,
un nombre que afirmaba la identidad de sus miembros como antiguos paramilitares
y evocaba a Jorge Eliécer Gaitán, candidato presidencial del partido Liberal cuyo
asesinato en 1948 desencadenó una guerra con el partido Conservador48. Los gaita-
nistas adoptaron los antiguos estatutos de las AUC, pero dicen que decidieron modi-
ficar dos elementos. En primer lugar, alegando su decepción por la desmovilización
paramilitar y su desconfianza en el Estado colombiano, afirman haber decidido abs-
tenerse de firmar contratos con el sector público, a pesar de que éstos habían sido una
importante fuente de ingresos para los paramilitares antes de la desmovilización. En
segundo lugar, dicen haberse comprometido a poner fin a la común práctica paramili-
tar de asumir que todos los civiles en áreas controladas por las FARC u otras insurgen-
cias eran simpatizantes del enemigo, “justificando” así la violencia indiscriminada49.
Con el apoyo de terratenientes amigos y grandes comerciantes locales, quienes
adelantaron dinero en efectivo para pagar los salarios mientras los gaitanistas logra-
ban restablecer sus actividades ilícitas, el grupo comenzó a reclutar y rearmarse50.
En las zonas que comenzaron a reocupar, primero en Urabá y Córdoba, los comandan-
tes gaitanistas locales obligaban a un miembro de cada familia a asistir a una sesión
de capacitación sobre “qué hacer si otro grupo armado llega a atropellar”51. Cuando

46
Entrevista de Crisis Group, Daniel Rendón Herrera, Fort Worth, Texas, agosto de 2023.
47
Ibid. En los años posteriores a la desmovilización, también surgieron varios grupos similares que
reclutaban a excombatientes paramilitares, en particular Los Rastrojos, fundado por líderes asocia-
dos con el extinto Cartel de Cali. Aunque este grupo (también llamado Los Costeños) conserva cier-
to poder, particularmente en Barranquilla, las fracturas en su cúpula lo han debilitado. Ver “El nue-
vo mapa de las criminalidades híbridas en Colombia”, Jurisdicción Especial para la Paz, noviembre
de 2023.
48
Si bien los miembros fundadores dijeron a Crisis Group que el nombre Gaitanistas surgió en 2007,
en los primeros años de la organización se le conocía popularmente como los Urabeños, el Clan
Úsuga o el Clan del Golfo, cada apodo hacía referencia a sus líderes o a las áreas bajo su control.
Darío Fajardo, “Estudio sobre los orígenes del conflicto social armado, razones de su persistencia y
sus efectos más profundos en la sociedad colombiana”, Espacio Crítico, 2015.
49
Los gaitanistas enviaron un emisario a la dirigencia de las FARC ubicada en una región llamada
el Nudo de Paramillo para comunicar este cambio. Afirman que la guerrilla acordó de manera simi-
lar abstenerse de estigmatizar a la comunidad. Entrevista de Crisis Group, Daniel Rendón Herrera,
Fort Worth, Texas, agosto de 2023.
50
Entrevistas de Crisis Group, junio-agosto de 2023.
51
Entrevista de Crisis Group, Daniel Rendón Herrera, Fort Worth, Texas, agosto de 2023. Los gai-
tanistas también retomaron prácticas desarrolladas por Freddy Rendón como comandante parami-
litar en Urabá a principios de la década de 2000, donde creó un núcleo civil de “promotores de desa-
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 10

Don Mario fue capturado en San Pedro de Urabá, Antioquia, en 2009, el grupo afir-
maba tener 6000 miembros52.
Tras la detención de Don Mario, Dairo Úsuga, alias Otoniel, se convirtió en el nue-
vo líder y presidió más de una década de expansión continua. Reclutado por primera
vez por el EPL cuando era niño, Otoniel trajo consigo a varios otros exguerrilleros al
núcleo del liderazgo gaitanista. Durante este tiempo, la organización creció en parte
creando alianzas con grupos criminales a lo largo y ancho de la costa atlántica, los cua-
les operaban con cierta autonomía, pero respondían (y casi con seguridad compar-
tían ganancias con) el liderazgo gaitanista53. Este modelo presentaba riesgos para la
cohesión del grupo, de los cuales el principal fue el surgimiento de una facción disi-
dente conocida como los Caparrapos. A partir de 2016, los gaitanistas se enfrentaron
con esta facción en la región del Bajo Cauca, derrotándolo sólo cinco años después54.
Bajo Otoniel, los gaitanistas también intentaron crear una identidad más política,
revisaron los estatutos internos que rigen la estructura y los objetivos del grupo,
diseñaron una bandera, compusieron un himno y una oración, y redactaron un con-
junto de ideales políticos55. El grupo se describió a sí mismo como una fuerza de
autodefensa para “defender las clases media y baja sin atropellar a los ricos”56.

C. Primer intento de diálogo


Gran parte de lo que se conoce sobre las posibles posiciones de negociación de los
gaitanistas proviene de este momento en la historia del grupo y de un intento previo
de diálogo en 2017 y 2018, bajo el expresidente Santos, el cual fracasó porque el gru-
po criminal rechazó los términos judiciales ofrecidos y el gobierno no logró conven-
cer al Congreso y a la Fiscalía General de la Nación para que permitiera condiciones
más favorables57. En ese momento, la cúpula gaitanista estaba bajo una fuerte pre-
sión militar como resultado de la campaña militar Agamenón, que empezó en 2015,
y las conversaciones comenzaron con el entendimiento de que sólo discutirían las

rrollo social” para ampliar los servicios rurales. Ver Ballvé, “Everyday State Formation: Territory,
Decentralization and the Narco Landgrab in Colombia”, op. cit.
52
Entrevista de Crisis Group, Daniel Rendón Herrera, Fort Worth, Texas, agosto de 2023. “‘Don
Mario’ offers to hand over 6,000 paras”, Colombia Reports, 8 de febrero de 2010.
53
Aunque no está claro cómo se reparten los ingresos los gaitanistas, es probable que sigan un
patrón similar al desarrollado por la familia Castaño, en el que la mitad de todas las ganancias de
las facciones regionales aliadas eran enviadas a las arcas centrales.
54
Los Caparrapos también eran conocidos como el Bloque Virgilio Peralta Arena. Ver, por ejemplo,
“Alerta Temprana 045-2020”, Defensoría del Pueblo, 31 de agosto de 2020.
55
“Estatutos de Constitución y Régimen Disciplinario” y “Proyecto Político”, Autodefensas Gaita-
nistas de Colombia, del archivo de Crisis Group. Ver también Reynell Badillo Sarmiento y Luis Fer-
nando Trejos Rosero, “Las Autodefensas Gaitanistas de Colombia como grupo armado politizado:
un nuevo paradigma del crimen Organizado”, Revista Científica General José María Córdova, vol.
21 (2023).
56
Entrevistas de Crisis Group, exgaitanista de alto rango, junio-julio de 2023.
57
“¿Fiscalía frenó desmovilización del Clan del Golfo? Néstor Humberto Martínez le responde a
alias Otoniel”, Semana, 26 de diciembre de 2021
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 11

condiciones para la desmovilización, las cuales posteriormente se plasmarían en una


ley. En el transcurso de 28 reuniones, las partes abordaron la cuestión de las confe-
siones de altos mandos gaitanistas sobre atrocidades y participación en mercados
ilícitos a cambio de una reducción penas58. La administración Santos también buscó
garantías de que el grupo estaba en capacidad de cumplir sus promesas de desmo-
vilizar a su base, así como proporcionar información sobre colaboradores en el go-
bierno, el ejército y otros sectores59.
Citando los altos índices de asesinatos de excombatientes de dos grupos predece-
sores, el EPL y los paramilitares, los gaitanistas insistieron en que la seguridad de
sus miembros tras la desmovilización era su principal prioridad60. Asimismo, argu-
mentaron que muchos de sus miembros habían regresado a las armas debido a las
dificultades económicas en la vida civil. En respuesta, el gobierno de Santos propuso
un proceso de desmovilización regional, comenzando en los bastiones del grupo y
desplazándose gradualmente a otras áreas61. A pesar de los avances, para entonces
el gobierno de Santos había perdido parte de su base de apoyo en el Congreso, y la ley
final de sometimiento a la justicia aprobada en 2018 incluía penas más largas y menos
concesiones de las previstas. Esta oferta no llenó las expectativas gaitanistas y el
proceso fracasó62.
Después de estas negociaciones inconclusas, la administración del presidente Iván
Duque continuó la ofensiva militar y policial iniciada por su predecesor, lo que llevó
al arresto de Otoniel en 2021 y a su extradición a EE. UU. apenas unas semanas des-
pués. Desde entonces, la mayor parte del antiguo círculo de confianza de Otoniel
también ha sido capturado o asesinado. Sin embargo, el grupo también se ha vuelto
más unido y jerárquico, con una clara cadena de mando bajo el liderazgo de Jobanis
Ávila Villadiego, alias Javier o Chiquito Malo63.

58
Entrevista de Crisis Group, ex alto funcionario gubernamental, Bogotá, septiembre de 2023.
59
Entrevistas de Crisis Group, ex alto funcionario involucrado en conversaciones, Bogotá, septiembre-
octubre de 2023.
60
Entrevista de Crisis Group, exgaitanista de alto rango, julio de 2023.
61
Entrevista de Crisis Group, ex alto funcionario involucrado en conversaciones, Bogotá, septiem-
bre-octubre de 2023.
62
“Investigación y judicialización de organizaciones criminales, se adoptan medidas para su suje-
ción a la justicia Ley 1908 de 2018”, Congreso de Colombia, 9 de julio de 2018.
63
Documentos de inteligencia militar consultados por Crisis Group. Javier es el alias utilizado por los
propios gaitanistas, mientras que Chiquito Malo es el más usado por los medios de comunicación.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 12

III. “Paz total”

La elección del presidente Petro en segunda vuelta contra Rodolfo Hernández en


junio de 2022 supuso un drástico cambio en la forma en la que Colombia aborda el
conflicto. Petro obtuvo un gran respaldo en las zonas rurales afectadas por el conflic-
to, en parte gracias a su promesa de iniciar conversaciones con los grupos armados y
criminales que dominan y aterrorizan partes del país. Su promesa contrastaba radi-
calmente con la política de su predecesor, el presidente Iván Duque, quien había cen-
trado su campaña presidencial en las críticas contra el acuerdo de paz de 2016 con
las FARC, firmado dos años antes de que asumiera el cargo. Una vez en la presiden-
cia, Duque se opuso en gran medida a dialogar con grupos armados64.
Tras la victoria de Petro en las urnas, las organizaciones armadas reaccionaron
casi de inmediato ante la perspectiva de diálogo que se les presentaba. La violencia
se disparó en los dos meses transcurridos entre el triunfo de Petro en la segunda
vuelta y su toma de posesión, a medida que los grupos luchaban por fortalecer sus
posiciones de negociación, ganar territorio y purgar de la población civil a presuntos
colaboradores de sus enemigos65.
Los gaitanistas tenían grandes esperanzas puestas en Petro, un excombatiente del
desmovilizado movimiento guerrillero urbano M-19. En algunas zonas, les aconseja-
ron a los habitantes que votaran por Petro, en una mezcla de optimismo y cinismo,
anhelando que llevara a cabo las negociaciones, pero también porque, según explicó
un analista local, “como él es un exguerrillero, [si es elegido] los terratenientes van a
estar más dispuestos a colaborarles [a los gaitanistas]” para proteger sus intereses66.
Según algunos informes, los gaitanistas creían que la administración de Petro
estaba dispuesta a ofrecerles sustanciales incentivos para que depusieran las armas.
Personas cercanas a la campaña de Petro (aunque no oficialmente vinculadas a esta)
ingresaron en varias ocasiones a prisiones colombianas y hablaron con reclusos cer-
canos al grupo. En estas conversaciones, los participantes discutieron la posibilidad
de que los gaitanistas obtuvieran una reducción de penas a través de un sistema de
justicia transicional bajo el nuevo gobierno de Petro67. Los dirigentes gaitanistas se

64
“Elecciones 2022: así votaron a la Presidencia las zonas afectadas por el conflicto”, El Especta-
dor, 20 de junio de 2022. Duque llegó al poder menos de dos años después de la firma del acuerdo
de paz de 2016, impulsado por una campaña de oposición a ese acuerdo. Ver “Colombia: la paz se
marchita en medio de la pandemia”, comentario de Crisis Group, 30 de septiembre de 2020; e in-
forme de Crisis Group sobre América Latina N°67, Reformas arriesgadas: el enfoque del gobierno
de Duque hacia la paz en Colombia, 21 de junio de 2018.
65
Elizabeth Dickinson, “Arauca: la guerra y la paz total”, Razón Pública, 20 de noviembre de 2022.
66
Entrevista de Crisis Group, analista local con contactos gaitanistas, Valledupar, septiembre de
2023.
67
Entrevista de Crisis Group, persona que ingresó a cárceles, Bogotá, junio de 2023. Ver “Roy Ba-
rreras dejó en evidencia la estrategia del Pacto Histórico para reaccionar al escándalo de La Picota”,
El Colombiano, 9 de junio de 2022; “Las sospechas de la Paz Total que la han puesto bajo la lupa de
la Fiscalía”, El País Cali, 3 de marzo de 2023. El acuerdo de paz de 2016 con las antiguas FARC creó
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 13

sintieron atraídos por parte de lo planteado durante estas reuniones privadas y públi-
camente durante la campaña electoral que sentían iba dirigido a ellos. Entre esto se
incluía la idea del “perdón social”, en el que los delincuentes podrían reintegrarse a
la vida civil a cambio de un testimonio veraz sobre sus crímenes y una pena de cárcel
limitada68. Los líderes del grupo asumieron estas conversaciones iniciales eran com-
promisos firmes, y más tarde se quejaron de haber sido “engañados” por el gobierno69.
Los gaitanistas respondieron al llamado inicial de Danilo Rueda, quien en ese
momento se desempeñaba como alto comisionado para la Paz del gobierno de Petro,
en el que les pedía a todos los grupos armados abstenerse de cometer asesinatos, tor-
turas y desapariciones forzadas como gesto de buena voluntad70. Personas cercanas
al grupo explicaron a Crisis Group que, si bien no era realista esperar una desmovili-
zación, reducir la violencia era posible71. Cuando Petro asumió el cargo el 7 de agosto
de 2022, los gaitanistas anunciaron un cese unilateral de acciones ofensivas contra
los militares que, según dicen, sigue vigente hasta el día de hoy72. El gobierno sostuvo
unas pocas reuniones con los gaitanistas a finales de 202273. Poco después, el grupo
nombró a un abogado y a otros dos facilitadores civiles para que los representaran
en las conversaciones con funcionarios del gobierno de Petro74.
Estos gestos iniciales despertaron el optimismo entre los civiles que residen en
los bastiones gaitanistas y, hasta el día de hoy, el apoyo popular a las conversaciones
en estas zonas parece alto. Como lo expresó un líder campesino en una zona produc-
tora de coca, “si negociamos con ellos, no perdemos nada. Es necesario. Es posible,
y es urgente. La salida negociada de las FARC fue una bendición para esta región, pero
aún más sería la salida de este grupo”75. Al mismo tiempo, sin embargo, los residen-
tes reportan que los gaitanistas empezaron a dominarlos de manera más cercana
desde el comienzo de la iniciativa de “paz total”, ya que el grupo intentaba demostrar

un sistema de justicia transicional que contempla “sanciones alternativas” distintas a la cárcel,


determinadas por la Jurisdicción Especial para la Paz.
68
“El ‘Perdón Social: aterriza en el congreso con la ayuda del hermano de Petro”, La Silla Vacía, 15
de septiembre de 2022.
69
Entrevista de Crisis Group, persona con contacto con altos dirigentes gaitanistas, junio de 2023.
70
“Danilo Rueda, el alto comisionado para la paz a los grupos armados: ‘El tiempo está corriendo’”,
El País, 12 de noviembre de 2022.
71
Entrevista de Crisis Group, Bogotá, marzo de 2023.
72
“Comunicado”, Autodefensas Gaitanistas de Colombia, 7 de agosto de 2022. Los gaitanistas reite-
raron su compromiso de cesar operaciones contra el Estado en febrero. “Comunicado a la opinión
pública”, video, TikTok, @Gaitanistas1948, 25 de febrero de 2024. Aunque los ataques directos
contra la policía en zonas rurales por parte del grupo parecen haber disminuido, se han producido
varias bajas entre las fuerzas de seguridad en combates recientes entre el Estado y los gaitanistas.
Ver, por ejemplo, “Combates entre Ejercito y AGC dejan cuatro militares muertos en Segovia,
Antioquia”, Caracol Radio, 16 de febrero de 2024.
73
En las zonas bajo su control, los gaitanistas dijeron a los residentes que estaban buscando conversa-
ciones con el gobierno. Entrevistas de Crisis Group, residentes, Puerto Libertador, junio de 2023.
74
Entrevista de Crisis Group, funcionario gubernamental, Bogotá, noviembre de 2023.
75
Entrevista de Crisis Group, Puerto Libertador, junio de 2023.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
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el alcance de su control territorial y social76. Un líder afrocolombiano en Montes de


María, cerca de la costa atlántica, explicó:

Apenas habló Petro de la paz total, de inmediato hubo un cambio en el territorio.


El grupo siempre estuvo, pero no como después de esa fecha. … El conflicto cam-
bió. Hay más acoso a los liderazgos, más reclutamiento, más política, más pre-
sencia, más presión financiera [extorsión]77.

Las comunicaciones entre el gobierno y los gaitanistas avanzaron lentamente en los


primeros meses del gobierno de Petro, hasta que el Congreso aprobó una legislación
que establecía un marco para conversaciones formales, conocida como la Ley de Paz
Total78. Rueda había argumentado que el Estado debe estar preparado para negociar
con todos los grupos armados y criminales, ya que todos habían surgido de la misma
historia de conflicto violento. Sin embargo, el gobierno encontró una fuerte oposi-
ción en el Congreso a la idea de dialogar con grupos criminales que no fueran consi-
derados insurgencias tradicionales con ideologías definidas79. En un intento por
permitir que dicho diálogo se lleve a cabo, la nueva ley autoriza al gobierno a discutir
una gama limitada de cuestiones sociales y legales con “estructuras armadas organi-
zadas de crimen de alto impacto”, una nueva categoría jurídica que agrupa a una
variedad de grupos, desde los gaitanistas hasta pandillas urbanas. El gobierno pro-
metió apoyar nuevas leyes que permitan la desmovilización masiva de grupos crimi-
nales organizados, entre las que se encuentra la conocida coloquialmente como la
Ley de Sometimiento80.
Al introducir el “crimen de alto impacto” como una nueva clasificación jurídica,
el gobierno de Petro consolidó la antigua diferenciación que establece la ley colom-
biana entre organizaciones políticas y criminales. Desde 2012, la Constitución colom-
biana distingue entre grupos que luchan por causas políticas y otros que persiguen el
enriquecimiento personal, y solo los primeros pueden ser objeto de negociaciones en
materia de reforma política y social (ver Anexo B). Esta distinción es independiente
de la cuestión de si un grupo cumple con los estándares definidos en las normas jurí-
dicas internacionales para ser considerado parte en un conflicto armado interno (lo
que depende del novel de cohesión organizacional y del grado de participación en
combates sostenidos) y, por lo tanto, puede ser objeto de ataques letales con base en

76
Informe de Crisis Group, Proteger a los colombianos más vulnerables en el camino hacia la “paz
total”, op. cit.
77
Entrevista de Crisis Group, Carmen de Bolívar, marzo de 2023.
78
“Ley 2272 de 2022”, Congreso de Colombia, 4 de noviembre de 2022.
79
“Cinco conclusiones del debate constitucional sobre la paz total”, La Silla Vacía, 23 de agosto de
2023. Para más información sobre el debate acerca de qué grupos en Colombia deben considerarse
políticos, ver Luis Fernando Trejos Rosero y Reynell Badillo Sarmiento, “¿Políticos o criminales?
una discusión que no se actualiza”, La Silla Vacía, 26 de septiembre de 2023.
80
“Proyecto de ley por la cual se establecen mecanismos de sujeción a la justicia ordinaria, garan-
tías de no repetición y desmantelamiento de estructuras armadas organizadas de crimen de alto
impacto y se dictan otras disposiciones”, borrador visto por Crisis Group, febrero de 2023.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
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dicho estatus. Los gaitanistas, argumenta la administración de Petro, son parte en


un conflicto armado, pero no pueden ser considerados actores políticos.
El 31 de diciembre de 2022, Petro decretó el cese al fuego con cinco grupos, entre
ellos los gaitanistas, como gesto de confianza para un futuro diálogo81. Sin embargo,
dada la diferenciación entre insurgencias y grupos criminales de alto impacto en
la Ley de Paz Total, la Fiscalía General objetó, diciendo que los decretos para estos
últimos serían ilegales, y se negó a levantar las órdenes de captura contra potenciales
negociadores gaitanistas, lo que sí hizo para representantes de otros grupos arma-
dos82. Los militares, por su parte, recibieron instrucciones contradictorias. La presi-
dencia les dijo que cesaran las hostilidades ante los gaitanistas, pero la Procuraduría
General les dijo que no lo hicieran o podrían enfrentar procesos disciplinarios por
incumplimiento del deber83. Las instrucciones contradictorias básicamente congela-
ban las operaciones contra los gaitanistas y otros grupos criminales, excepto cuando
fueran sorprendidos cometiendo delitos en flagrancia84.
En marzo de 2023, los ministros de Justicia y del Interior presentaron un proyec-
to de Ley de Sometimiento que establecía las disposiciones para regular la desmovi-
lización masiva de grupos criminales. La ley planteaba penas de prisión de seis a ocho
años para miembros de grupos criminales que cumplieran con las condiciones del
proceso y participaran en actividades de justicia restaurativa como servicio comuni-
tario. El proyecto de ley también permitiría la amnistía y legalización de un pequeño
porcentaje del dinero mal habido85. Sin embargo, personas cercanas a los gaitanistas
dicen que la ley no era aceptable para ellos y no ofrecía suficientes incentivos para
que el grupo (o cualquier otra organización criminal) depusiera las armas86. Los
legisladores también encontraron mucho que criticar en el proyecto de ley y lo archi-
varon en junio. Las posibilidades de que se reactive son escasas87.
Incluso antes de que la ley se hundiera en el Congreso, las relaciones con los gaita-
nistas se habían deteriorado notablemente. El gobierno se quejó de que sus facilitado-
res en la contraparte no habían mantenido la confidencialidad en las conversaciones88.
Por su parte, los gaitanistas alegaron que sus interlocutores estatales simpatizaban
más con los movimientos guerrilleros que con ellos. Las tensiones estallaron el 19 de
marzo cuando Petro suspendió el alto al fuego antes mencionado con los gaitanistas,

81
“Decreto 2658 de 2022”, Presidencia de Colombia, 31 de diciembre de 2022.
82
Informe de Crisis Group, Proteger a los colombianos más vulnerables en el camino hacia la
“paz total”, op. cit.
83
“‘La paz no puede estar por encima de la Constitución’: Margarita Cabello”, W Radio, 17 de enero
de 2023.
84
Entrevistas de Crisis Group, altos oficiales militares, Bogotá, enero-marzo de 2023.
85
“Gobierno radicó proyecto de ley de sometimiento a la justicia para bandas criminales”, Congre-
so de Colombia, 15 de marzo de 2023.
86
Entrevistas de Crisis Group, Bogotá, marzo de 2023.
87
El proyecto de ley fue retirado el 20 de junio de 2023. Para obtener más información sobre las
críticas al proyecto de ley, ver “David Luna radica ponencia negativa para archivar ley de someti-
miento del Gobierno”, El Tiempo, 26 de mayo de 2023.
88
Entrevista de Crisis Group, funcionario gubernamental, Bogotá, noviembre de 2023.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 16

diciendo que el grupo estaba detrás del sabotaje de infraestructuras públicas, inclui-
do un ataque contra un acueducto y varios camiones, como parte de una protesta de
mineros informales en la región central del país89. Los gaitanistas cuestionaron esta
afirmación, argumentando que el ELN (también activo en la zona) era el responsa-
ble. Poco después, el ejército reactivó una serie de campañas contra líderes gaitanis-
tas90. Éstas siguen en marcha. En febrero, Petro declaró que “si no son capaces de
desmantelarse, serán destruidos por el Estado”91.
El contacto entre el gobierno y el grupo cesó en los días posteriores a la suspensión
del alto al fuego. La administración Petro también se retractó de las resoluciones le-
gales que habían acreditado a los facilitadores civiles de los gaitanistas para entablar
diálogos con el gobierno92. A finales de 2023, funcionarios dijeron que estaban bus-
cando un canal más directo con el grupo que les permitiera evaluar su posición fren-
te a posibles conversaciones sobre temas como derechos a la tierra, fosas comunes,
migración a través del Tapón del Darién y el medio ambiente, entre otros93.
Varios congresistas cercanos al gobierno han contemplado otras vías legales que
hagan posible la desmovilización masiva de los gaitanistas desde que se archivó el
proyecto de ley de sometimiento en 2023. Una de las propuestas modificaría la Ley
de Justicia y Paz de 2005, que, como se ha señalado, ofrecía penas de prisión redu-
cidas (de cinco a ocho años) a los excombatientes. A pesar de los límites a las penas,
la Ley de Justicia y Paz prevé que la Fiscalía General continúe investigando los deli-
tos de forma indefinida. Los excombatientes bajo la jurisdicción de esta ley se quejan
de que esta cláusula representa una constante desventaja, ya que, por ejemplo, las
personas bajo investigación a menudo no pueden acceder a empleos. El proyecto de
reforma a la ley tendría como objetivo limitar las investigaciones judiciales a diez
años, de modo que los excombatientes puedan tener un horizonte para la finalización
de los procedimientos judiciales en su contra y proceder con su integración social y
económica94.

89
“Presidente Petro anuncia suspensión de cese al fuego con el Clan del Golfo”, comunicado de
prensa, Presidencia de Colombia, 19 de marzo de 2023.
90
Conocidas como Hefesto, las operaciones en el bastión gaitanista de Urabá tienen como objetivo
capturar a comandantes de alto rango con la ayuda de aproximadamente 1000 efectivos reciente-
mente desplegados y adicionales despliegues aéreos y de otro tipo. Entrevista de Crisis Group, alto
oficial militar, Medellín, agosto de 2023.
91
“Petro al Clan del Golfo: ‘si no son capaces de desmantelarse, serán destruidos por el Estado’”,
Blu Radio, 17 de febrero de 2024.
92
Los gaitanistas afirman que estas resoluciones fueron suspendidas sin notificación y que no reci-
bieron copias de los documentos pertinentes por parte del gobierno. Entrevista de Crisis Group,
persona cercana a los gaitanistas, junio y julio de 2023.
93
Entrevista de Crisis Group, funcionario gubernamental, Bogotá, noviembre de 2023.
94
“Ampliar Justicia y Paz 10 años: así sería la cirugía para someter a narcobandas”, El Espectador,
11 de octubre de 2023. En diciembre se presentó al Congreso otro proyecto legislativo similar para
modificar la Ley de Justicia y Paz, ver “La polémica por proyecto que abriría la puerta de Justicia y
Paz a grupos criminales”, El Tiempo, 26 de febrero de 2024. Al momento de publicación, ninguna
propuesta había tenido avances adicionales.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 17

La enmienda propuesta también permitiría que los beneficios de la ley (incluida


la amnistía para las bases a cambio de testimonios) se apliquen a “terceros” involu-
crados en actividades ilícitas, incluso si no son combatientes, con el fin de ayudar
a desentrañar esas redes y siempre y cuando no hayan estado implicados en graves
abusos de los derechos humanos. Con esto se podría ayudar a garantizar que los
inversores y las empresas involucradas en el narcotráfico no permanezcan activas,
simplemente buscando nuevas fuentes de protección armada una vez que los gaita-
nistas cesen sus actividades.
Sin embargo, una ley no es una condición previa esencial para que se lleven a
cabo conversaciones preliminares. Anteriores gobiernos colombianos iniciaron con-
versaciones con los gaitanistas y sus predecesores sin la legislación necesaria para
proceder con la desmovilización. En enero, el nuevo alto comisionado para la Paz de
Colombia, Otty Patiño, reiteró su disposición a entablar conversaciones limitadas
con el objetivo de acabar con los negocios ilegales del grupo, siempre y cuando el
grupo aceptara no matarlo95. En un comunicado, los gaitanistas respondieron que
el alto comisionado comenzó mal con sus declaraciones96. Desde marzo, dijo un alto
funcionario colombiano, “no tenemos ninguna negociación” entre las dos partes97.
Estos tímidos avances y retrocesos con los gaitanistas contrastan con el empeño
de la administración Petro por avanzar en las conversaciones con los dos grupos que
contempla la Ley de Paz Total, la guerrilla del ELN y el EMC, una facción disidente de
las extintas FARC98. El gobierno mantiene un alto al fuego bilateral con estos dos
grupos. A principios de febrero, el alto comisionado para la paz anunció un plan para
iniciar conversaciones con una segunda facción de las disidencias, conocida como
Segunda Marquetalia99.
Los muy reales obstáculos para entablar un diálogo con los gaitanistas tienen im-
portantes ramificaciones para el gobierno. Mientras se mantengan firmemente al
margen de las conversaciones de “paz total”, los gaitanistas pueden arruinar la pers-
pectiva de acuerdos con otros grupos armados. El temor a que estos se apoderen
de territorios o ataquen a los combatientes de otros grupos permea estas otras nego-
ciaciones, y probablemente sea suficiente para impedir que otras organizaciones se
desarmen100. De hecho, en cada ronda de conversaciones entre el gobierno y el ELN,
la insurgencia ha exhortado al gobierno de Petro a enfrentar a los gaitanistas, en par-
ticular en los departamentos de Bolívar, Antioquia, Chocó, Catatumbo y Cesar101. Las

95
“El alto comisionado para la Paz, dispuesto a hablar con el ‘clan del Golfo’”, El Tiempo, 21 de enero
de 2024.
96
“Comunicado”, Autodefensas Gaitanistas de Colombia, 21 de enero de 2024.
97
Entrevista de Crisis Group, alto funcionario de la presidencia, marzo de 2024.
98
Comentario de Crisis Group, “Colombia: ¿La “paz total” retoma su camino?”, op. cit.
99
“Declaración conjunta del Gobierno Nacional y la organización armada rebelde Segunda Marque-
talia”, comunicado, 9 de febrero de 2024.
100
Los gaitanistas presionan militarmente al ELN en Chocó, Antioquia, Bolívar y La Guajira, y a las
FARC-EMC en Bolívar, Córdoba, Antioquia y alrededores de la ciudad portuaria de Buenaventura.
101
Entrevistas de Crisis Group, funcionarios internacionales presentes en las conversaciones, enero-
febrero de 2024.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 18

autoridades colombianas han desplegado tropas en estas áreas, pero el ejército ha


tenido cuidado de calibrar su respuesta: al no poder atacar al ELN debido a un alto al
fuego bilateral, se muestra reacio a atacar únicamente a los gaitanistas, lo que poten-
cialmente le permitiría a la guerrilla consolidar sus posiciones102. La población civil
paga el precio, ya que esencialmente se deja que los grupos armados luchen entre sí.
Mientras tanto, los gaitanistas dominan la costa norte del país, donde muchos
residentes expresan su exasperación por la aparente exclusión del grupo del proceso
de “paz total”103. La violencia no sólo se deriva de las acciones de los gaitanistas, sino
también de los movimientos de los grupos rivales. Los frentes del ELN han llevado
a cabo varios “paros armados”, en los que confinan a las personas en sus hogares
durante días para evitar incursiones gaitanistas104. Estas acciones tienen consecuen-
cias humanitarias: limitan el suministro de alimentos, cortan el acceso a la atención
médica y, a menudo, cierran escuelas. Como reconoció un funcionario de la adminis-
tración de Petro, “es un gran problema para la paz total tener este actor [los gaitanis-
tas] activo”105.

102
Entrevistas de Crisis Group, altos oficiales militares, enero de 2024.
103
Ver, por ejemplo, “Bandas criminales, otro gran desafío para echar a andar la ‘paz total’ en el
Caribe”, El Tiempo, 12 de febrero de 2024.
104
“Comunicado Público”, Frente de Guerra Occidental Omar Gómez ELN, 8 de febrero de 2024.
105
Entrevista de Crisis Group, funcionario gubernamental, Bogotá, noviembre de 2023.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 19

IV. Los gaitanistas hoy

Al considerar cómo y si se debe intentar incluir a los gaitanistas en el marco de la


“paz total”, es importante tener una visión clara de lo que hace el grupo y de cómo
opera. Según su propia retórica, las Autodefensas Gaitanistas son una “organización
política de resistencia civil armada” que busca el “control territorial, social, econó-
mico y militar” como “base para generar significativos cambios” en las desigualdades
estructurales, la corrupción y la injusticia106. Los elaborados estatutos y la platafor-
ma política del grupo prometen que luchará contra todos los demás grupos armados
“generadores de violencia” (incluidos, según los términos de estos materiales, los mi-
litares), representará a poblaciones olvidadas, controlará espacios cívicos, defenderá
el medio ambiente, vigilará el comportamiento de los funcionarios públicos, erradi-
cará la violencia sexual y mejorará el acceso a la educación, la vivienda y el deporte,
entre otras cosas107.
Sin embargo, los residentes señalan que la vida bajo el control de los gaitanistas
tiene poco que ver con lo que promete su plataforma y, según muchos testimonios,
se ha vuelto más difícil desde que se puso en marcha el esfuerzo de “paz total”.

A. Organización interna
Los gaitanistas abiertamente reclutan para tres tipos de funciones: soldados rasos,
administradores y políticos108. Todos estos puestos reciben un salario, por lo general
igual o mayor al salario mínimo, entre $185 y $275 dólares mensuales para un pues-
to de nivel inicial, incluso si los salarios a veces llegan tarde o incompletos109. En pa-
labras de un excomandante, “la gente ve a la organización también como una fuente
de empleo que les paga para poder sacar a la familia adelante”110.
Los gaitanistas reclutan a muchas personas, pero también son selectivos a la hora
de integrarlas en sus filas. Por regla general, prefieren reclutar “hombres nuevos”
(jóvenes y sin experiencia) que puedan asimilarse fácilmente a su programa cultural
y político111. Pero hay otros dos grupos que también son importantes fuentes de

106
“Proyecto Político”, Autodefensas Gaitanistas de Colombia, documento sin fecha del archivo de
Crisis Group. Ver también Reynill Badillo Sarmiento y Luis Fernando Trejos Rosero, “Entender al
Clan del Golfo para entender la violencia pos AUC en Colombia: reflexiones sobre la transformación
del crimen organizado y sus efectos sobre la paz”, en Alexander Ugalde Zubiri e Iratxe Perea Ozerin
(eds.), Balances y perspectivas del cumplimiento del Acuerdo de Paz en Colombia (2016-2022)
(2022).
107
A mediano plazo, el grupo también afirma tener la intención de formar un partido político.
“Proyecto Político”, op. cit.
108
Entrevistas de Crisis Group, junio-julio de 2023.
109
Entrevistas de Crisis Group, líderes sociales y pobladores de Montes de María, sur de Córdoba,
Bolívar, Chocó y Cesar, enero y octubre de 2022; marzo, mayo y junio de 2023.
110
Entrevista de Crisis Group, exgaitanista de alto rango, julio de 2023.
111
Ibid. Las fuerzas de seguridad afirman haber encontrado varios campos de entrenamiento para
nuevos reclutas. Ver por ejemplo, “La escuela de adoctrinamiento que montó el Clan del Golfo en
Atlántico”, El Heraldo, 9 de enero de 2022.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 20

reclutas. Personas cercanas al grupo dicen que cientos de exmiembros de las FARC
se han unido desde el acuerdo de paz de 2016, muchos de ellos con conocimiento de
las rutas de tráfico, habilidades con armas y explosivos, u otra experiencia útil112.
Los gaitanistas también se acercan a jóvenes que han completado su servicio mi-
litar obligatorio o que han servido como soldados113. Por ejemplo, cerca del 30 por
ciento de las personas capturadas de sus filas en Chocó en 2021, tenían carreras pre-
vias en el ejército114. Según los estatutos internos de este grupo, todos los aspirantes
a reclutas deben tener más de dieciocho años y, en el caso de los indígenas, contar
con la autorización de sus autoridades tradicionales115.
La organización también contrata a otras personas para realizar tareas cotidia-
nas y, de este modo resultan bajo su influencia. A menudo se les paga a mujeres y
mototaxistas para que realicen labores de vigilancia116. Un grupo confiable de vigías,
conocidos como puntos, vigilan los movimientos de los lugareños y actúan como in-
termediarios con la población civil117. Mientras tanto, los políticos que son compen-
sados por su trabajo con el grupo deben tener carisma y experiencia organizando a la
población civil118.
Aunque los gaitanistas activamente reclutan para estas posiciones, los residentes
de las áreas controladas dicen que los jóvenes (atraídos por la esperanza de con-
seguir motocicletas, teléfonos móviles, parejas y dinero fácil) también se acercan al
grupo por su propia cuenta. Según un analista local, en algunas zonas los gaitanistas
son comúnmente descritos como “la única empresa que siempre tiene las puertas
abiertas”119. Ellos suelen prometer no sólo salarios sino también vacaciones pagas,
apoyo a la familia de sus integrantes y protección120. Otro líder social explicó: “ofre-
cen a los muchachos que presten un servicio, que tengan rango, responsabilidad, au-
toridad. Y cuando ya están adentro, encuentran otra realidad, pero una vez adentro,

112
Entrevista de Crisis Group, Bogotá, mayo de 2023. Esta afirmación concuerda con relatos que
Crisis Group ha escuchado sobre regiones particulares, incluidos Chocó, Montes de María y el sur
de Córdoba.
113
Entrevista de Crisis Group, líder de la comunidad afrocolombiana, Carmen del Bolívar, marzo de
2023.
114
Entrevistas de Crisis Group, altos oficiales militares, Quibdó y Medellín, enero de 2022 y agosto
de 2023.
115
Entrevista de Crisis Group, junio de 2023. “Estatutos de Constitución y Régimen Disciplinario”,
op. cit.
116
Entrevistas de Crisis Group, líderes sociales, Montería y María La Baja, octubre de 2022 y marzo
de 2023.
117
Entrevista de Crisis Group, expresidente de junta de acción comunal, Montería, octubre de 2022.
“En cada vereda, ellos tienen un punto, que tiene la familia allá, y si uno quiere ponerse en contacto
o pedir ayuda del grupo, hay que acercarse a esa persona. Igual, es la persona que da órdenes a la
junta de acción comunal”.
118
Entrevistas de Crisis Group, junio-julio de 2023.
119
Entrevista de Crisis Group, analista local, Montería, febrero de 2022.
120
Entrevista de Crisis Group, Daniel Rendón Herrera, Fort Worth, Texas, agosto de 2023.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 21

no hay salida”121. (Líder social es un término amplio que en Colombia connota una
variedad de papeles en la sociedad civil).
El corazón de la organización es el Estado Mayor, actualmente dirigido por alias
Javier o Chiquito Malo122. El Estado Mayor incluye la cúpula regional política y mili-
tar de la organización. Aunque no se suele informar acerca de sus reuniones, el Esta-
do Mayor ha celebrado al menos tres conferencias en las que han participado todos
sus miembros durante la última década. Los miembros suelen comunicarse entre sí
por medios electrónicos. El Estado Mayor crea las políticas para el grupo, establece
prioridades y designa tribunales para imponer medidas disciplinarias a los coman-
dantes123. Los líderes regionales parecen tener un amplio margen de maniobra para
gestionar sus operaciones, siempre y cuando sus acciones se rijan por las directrices
del Estado Mayor.
Desde el arresto de Otoniel en 2021, numerosas fuentes han dado fe de los esfuer-
zos de la dirección central por reforzar su control sobre toda la organización. Según
un informe, el Estado Mayor envió uno o más emisarios a sus diversos frentes de ba-
talla para garantizar su alineación con la nueva dirección124. Los residentes dicen que
han visto cómo los nuevos líderes del grupo gradualmente han ido tomando el con-
trol desde la captura de Otoniel. Inmediatamente después de que el antiguo jefe fue-
ra extraditado, Montería, una ciudad cercana a la costa Caribe, sufrió una oleada de
homicidios que parecían estar relacionados con la violenta competencia entre diferen-
tes frentes de la organización125. Más recientemente, fuentes militares informaron del
asesinato, aparentemente a manos de compañeros gaitanistas, del alto comandante
alias Siopas, un excombatiente de las FARC que había participado en conversaciones
entre los gaitanistas y el gobierno de Petro en 2022126. Aunque hay informes contra-
dictorios sobre su muerte, sus compañeros habían acusado a Siopas de intentar

121
Entrevista de Crisis Group, líder campesino, Montería, octubre de 2022.
122
EE. UU. clasifica al grupo como una Organización Criminal Transnacional desde 2018, y el 26 de
septiembre de 2023, el comandante gaitanista fue sancionado por EE. UU. por su presunto papel
en el tráfico de drogas a ese país. “United States Sanctions Sinaloa Cartel Fentanyl Traffickers and
Colombian Clan del Golfo Leader”, secretario de estado estadounidense Antony Blinken, 26 de sep-
tiembre de 2023.
123
La estructura militar de los gaitanistas refleja la de una fuerza convencional. La unidad más pe-
queña son los escuadrones, compuestos por aproximadamente diez miembros, incluidos un coman-
dante y un subcomandante. Exintegrantes del grupo afirman que la idea de estos pequeños grupos es
que puedan tener contacto directo y personal con la comunidad donde están desplegados. Las sec-
ciones incluyen veinte miembros y los grupos están compuestos por cuatro escuadrones, mientras
que las compañías se componen por dos grupos. Los frentes están formados por al menos dos grupos
y los bloques por al menos dos frentes. Los comandantes de estos dos últimos (frentes y bloques)
hacen parte del Estado Mayor. Entrevista de Crisis Group, Daniel Rendón Herrera, Fort Worth, Texas,
agosto de 2023. Ver también “Estatutos de Constitución y Régimen Disciplinario”, op. cit.
124
Entrevista de Crisis Group, persona con conocimiento de redes criminales, Barranquilla, julio de
2023.
125
Entrevista de Crisis Group, analista local, Montería, febrero de 2022.
126
“La vida criminal de alias ‘Siopas’, segundo al mando del ‘clan del Golfo’”, El Tiempo, 1 de marzo
de 2023. Entrevistas de Crisis Group, participantes en divulgación inicial, Bogotá, marzo de 2023.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 22

organizar una facción disidente127. Éste fue asesinado en marzo de 2023 y su cuerpo
mutilado fue abandonado en una carretera128.
Tras la muerte de Siopas, los residentes informan haber visto esfuerzos aún mayo-
res por establecer un control centralizado sobre las bases. En el Cesar, los gaitanistas
reemplazaron por la fuerza a varios comandantes regionales con individuos de Urabá
como parte de una “estrategia de fortalecimiento de estructuras, fuerzas, hombres y
armas”129. Mientras tanto, personas con conocimiento de las relaciones del gobierno
con el grupo dicen que el Estado Mayor ha sido reestructurado recientemente130.

B. Intereses económicos
En los lugares donde operan, los gaitanistas actúan como regidores y árbitros de la
vida económica cotidiana. Establecen reglas, recaudan impuestos y determinan qué
empresas pueden operar y dónde. Los líderes del grupo dicen que cobran impuestos
a empresas formales, incluidos contratistas del sector público, grandes terratenien-
tes y multinacionales, mientras que las actividades ilícitas del grupo van desde el
narcotráfico hasta la minería y el tráfico de migrantes y armas131. El control y la regu-
lación de la economía local por parte de la organización es tan amplia que en algunas
regiones, los residentes se refieren a la red de influencia gaitanista como “la empre-
sa”132. Fuentes de seguridad estadounidenses estiman los ingresos anuales del grupo
en $4400 millones de dólares133. Esta suma equivale aproximadamente a un mes de
exportaciones de Colombia134.

1. Empresas, terratenientes e impuestos de protección


La relación de los gaitanistas con los terratenientes fue fundamental desde sus inicios
y sigue siendo una fuente importante de vitalidad del grupo. A cambio de que prote-
jan su propiedad privada y mantengan a raya a otras fuerzas amenazantes (ya sean
insurgentes de izquierda o delincuentes urbanos), partes de las élites terratenientes
y empresariales regionales en ciertas áreas han respaldado continuamente al grupo.
También han buscado su ayuda. “Existe una simbiosis con la clase empresarial”,
explicó una persona cercana a la organización135. Estas poderosas figuras consideran

127
Otra versión de la historia sugiere que Siopas pudo haber considerado entregarse para cooperar
con las autoridades. Entrevistas de Crisis Group, oficiales militares, agosto de 2023 y enero de 2024.
Personas cercanas al grupo sugieren que mercenarios son los responsables de algunos asesinatos de
comandantes gaitanistas atribuidos al grupo.
128
Otras dos muertes aparentemente relacionadas con la consolidación del liderazgo del grupo fue-
ron reportadas aproximadamente al mismo tiempo en Sucre. Ver “Autodefensas Gaitanistas de
Colombia y la Paz Total”, Indepaz, enero de 2024.
129
Entrevista telefónica de Crisis Group, analista local, septiembre de 2023.
130
Entrevistas de Crisis Group, Bogotá, septiembre de 2023.
131
Entrevista de Crisis Group, alto líder gaitanista, abril de 2023.
132
Entrevistas de Crisis Group, líderes sociales, Sincelejo, marzo de 2023.
133
Entrevista de Crisis Group, funcionario estadounidense, agosto de 2023.
134
“Exportaciones”, Departamento Administrativo Nacional de Estadística.
135
Entrevista de Crisis Group, Bogotá, mayo de 2023.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 23

que los gaitanistas están mejor equipados que el Estado para controlar la delincuen-
cia común, regular la extorsión e impedir los secuestros y la ocupación de tierras por
parte de la guerrilla136.
Actualmente, la alianza con las élites terratenientes adopta varias formas. Una es
la prestación de “servicios” a empresas que contratan a los gaitanistas para proteger,
por ejemplo, grandes extensiones de plantaciones de palma de aceite o fincas gana-
deras137. Los terratenientes en ciertos entornos han fomentado su presencia y pagan
su impuesto de protección para contrarrestar a otros grupos armados. En el Cesar,
ganaderos y comerciantes denunciaron que la extorsión y los secuestros por parte
del ELN han llegado a tal punto que “algunos se pusieron en contacto con los para-
militares [gaitanistas] en la zona, para garantizar la seguridad”138.
Por supuesto, no todo el mundo está dispuesto a pagar los impuestos de protec-
ción impuestos por los gaitanistas. El propietario de una finca en Antioquia explicó:
“La extorsión es el agobio que tiene la gente. En marzo, pagamos la cuota anual, y en
agosto pidieron plata otra vez, y noviembre otra vez. Volvieron ese marzo otra vez
pidiendo”139. El cobro de protección de los gaitanistas depende de la cantidad de
ganado en las fincas o de las hectáreas cultivadas. A lo largo de las rutas de tráfico de
migrantes en el Tapón del Darién, han establecido reglas e impuestos para quienes
participan en el traslado de personas hacia el norte140. También pueden beneficiarse
de las operaciones de tráfico ya sea como propietarios plenos o parciales141.
En muchos casos, obligan tanto ricos como a campesinos y propietarios de peque-
ñas empresas a pagar extorsiones. Líderes campesinos del Cesar explicaron que el
grupo exige a los productores de leche que paguen una tarifa por cada cantina que
producen, lo que les deja muy pocas ganancias para subsistir142. En La Guajira, una
región en el norte del país donde su población, mayoritariamente indígena, tiene al-
tos niveles de desnutrición, el grupo ha obligado a los campesinos a proporcionarle
alimentos, incluidos productos de sus cultivos y ganado143. Admiten que a menudo
se exige a los contratistas que aporten dinero para poder llevar a cabo la construc-

136
Entrevista de Crisis Group, Daniel Rendón Herrera, Fort Worth, Texas, agosto de 2023. Los mi-
litares están de acuerdo con este análisis. “No es que les gusten [los gaitanistas], sino que son el mal
menor”. Entrevista de Crisis Group, alto oficial militar, enero de 2024.
137
Entrevista de Crisis Group, representante de la Defensoría del Pueblo, septiembre de 2023. “Las
grandes empresas son los aliados antiguos de los AGC. Los AGC son los brazos armados de ellos”.
Entrevista de Crisis Group, líder social, Sincelejo, marzo de 2023.
138
Entrevista de Crisis Group, líder social de la zona rural del Cesar, Valledupar, septiembre de 2023.
139
Entrevista de Crisis Group, Cantagallo, mayo de 2023.
140
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°102, El cuello de botella de las Américas: cri-
men y migración en el tapón del Darién, 3 de noviembre de 2023.
141
Entrevista de Crisis Group, fuente de seguridad, Bogotá, febrero de 2024.
142
Entrevista de Crisis Group, Valledupar, septiembre de 2023. Entrevista telefónica de Crisis
Group, funcionario humanitario, agosto de 2023.
143
Entrevista telefónica de Crisis Group, trabajador humanitario, septiembre de 2023.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 24

ción de carreteras, acueductos u otros proyectos, lo que deja menos fondos disponi-
bles para completar estas obras con el estándar adecuado144.
En ocasiones, la complicidad de los gaitanistas con empresas involucradas en
grandes proyectos de construcción va incluso más allá. Las comunidades denuncian
haber sido amenazadas o incluso desplazadas por la fuerza por personas vinculadas
a la organización, ya sea para permitir el avance de grandes inversiones o para bene-
ficiarse del aumento del precio de la tierra. En el caso de un importante proyecto de
infraestructura, familias de las comunidades pobres de la zona en cuestión dicen que
fueron expulsadas de sus hogares. Un residente dijo:

Un día llegamos a la parcela y había siete hombres armados [gaitanistas], nos tocó
atenderlos, tuvimos que cocinar para ellos y todo. Finalmente, no pudimos regre-
sar. Es una forma de despojarnos145.

Los gaitanistas dicen que una de sus principales fuentes de ingresos es el impuesto
que cobran a las empresas multinacionales, particularmente del sector minero146.
Dicen que cobran este dinero para compensar por el daño ambiental causado por los
grandes proyectos de infraestructura ante los cuales el gobierno no hace nada, aun-
que hay poca evidencia de que hagan algo para mitigar dicho impacto147. Estos pagos,
además, envían el mensaje a las comunidades de que la empresa ha cumplido las
condiciones de operación impuestas por los gaitanistas y que la deben dejar en paz o
podrían enfrentar violentas represalias148.
Las operaciones militares de los gaitanistas revelan que intentan ampliar su par-
ticipación en la minería, tanto legal como ilegal149. En el sur de Bolívar, donde con-
trolan grandes franjas de tierra a lo largo del río Magdalena, han estado presionando
para ingresar a áreas controladas por el ELN y el EMC en la Serranía de San Lucas,
que es rica en yacimientos de oro150. En 2023 también estallaron enfrentamientos
entre el ELN y los gaitanistas a lo largo del corredor rico en carbón del departamento
de Cesar y en Segovia, una ciudad situada en una importante región minera del
departamento de Antioquia151.

144
Entrevistas de Crisis Group, alto líder gaitanista, abril de 2023; funcionario en la gobernación,
Montería, noviembre de 2022.
145
Entrevista de Crisis Group, residente de la zona rural del Canal del Dique, Pasacaballos, marzo
de 2023. Crisis Group escuchó numerosos testimonios similares en toda la región.
146
Entrevista de Crisis Group, alto líder gaitanista, abril de 2023. Fuentes militares colombianas
corroboran esta afirmación. Entrevista de Crisis Group, alto oficial militar, Bogotá, marzo de 2023.
147
Entrevista de Crisis Group, alto líder gaitanista, abril de 2023.
148
En una zona de Córdoba, comunidades informaron que los gaitanistas se habían convertido en
intermediarios entre una operación minera internacional y los residentes. Entrevista de Crisis Group,
mujer activista en contra de la minería, Puerto Libertador, agosto de 2021.
149
Entrevista de Crisis Group, alto oficial militar, Bogotá, marzo de 2023.
150
Entrevista de Crisis Group, alto oficial militar, Barrancabermeja, mayo de 2023.
151
Habitantes de la región del Bajo Cauca antioqueño que se vieron obligados a abandonar sus ho-
gares en diciembre de 2023 afirman que el desplazamiento tenía como objetivo dar paso a nuevos
proyectos mineros. Entrevistas de Crisis Group, líderes locales desplazados, Río Negro, enero de
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2. Coca y cocaína
A menudo se describe a los gaitanistas como la mayor organización narcotraficante
de Colombia, una descripción que simplifica en exceso su papel y a la vez deja de
describir de manera precisa la relevancia que tienen en la configuración del comer-
cio global de cocaína. Con operaciones a lo largo de la costa atlántica del país y en
todos sus principales puertos, son los actores más poderosos en una industria que no
podría existir sin sus servicios. Los líderes del grupo insisten en que la organización
no trafica cocaína, sino que grava a las numerosas organizaciones que lo hacen152.
Su papel, sin embargo, tiene un mayor alcance y abarca varias funciones esenciales.
La organización establece las reglas del comercio, garantiza la entrega del producto a
los traficantes internacionales y restringe la participación de otros en el negocio
de las drogas; tiene una participación mayoritaria en el mercado para facilitar las
exportaciones de cocaína de Colombia.
Desde que las extintas FARC abandonaron el mercado de narcóticos, los grupos
armados y criminales de Colombia han preferido en gran medida que traficantes
externos asuman los riesgos de la compra y el transporte de drogas, mientras ellos
actúan como autoridades locales, regulando el negocio y proporcionando seguridad a
los productores. La guerrilla de las FARC en su momento fue pionera en este modelo,
convirtiéndose en la mayor organización con capacidad para garantizar el suministro
de droga a compradores internacionales153. Funcionarios de seguridad coinciden en
que los gaitanistas han adoptado este mismo enfoque154. Un habitante de una ruta
de narcotráfico explicó: “El narco es otro. Las AGC le prestan seguridad, mandan el
producto, aseguran la mercancía, y responden por el dinero”155.
La regulación gaitanista comienza en los cultivos de coca156. La organización im-
parte directrices a los cultivadores sobre cuánta coca deben sembrar y en dónde157.
Al menos en algunas zonas, el grupo controla los insumos para los cultivos, incluidos

2024. Ver también “Antioquia: nuevos enfrentamientos entre ELN, autodefensas y disidencias
generan el desplazamiento de 150 personas en Segovia”, Semana, 2 de julio de 2023; y “Qué hay
detrás de la guerra de Clan del Golfo y ELN que pone en riesgo a Antioquia”, El Espectador, 10 de
julio de 2023.
152
Entrevista de Crisis Group, alto miembro gaitanista, abril de 2023.
153
Los métodos de las FARC variaban: en algunas áreas mantenían el control de la cadena de sumi-
nistro mientras que en otras cobraban impuestos a los traficantes externos. Informe de Crisis Group
sobre América Latina N°87, Raíces profundas: coca, erradicación y violencia en Colombia, 26 de
febrero de 2021.
154
Entrevistas de Crisis Group, residentes y agentes de seguridad, Sincelejo, Medellín, Cartagena,
marzo, abril y septiembre de 2023.
155
Entrevista de Crisis Group, Cartagena, mayo de 2023.
156
Para más información sobre la participación del grupo a lo largo de la cadena de suministro de
coca, ver “Global Report on Cocaine 2023”, Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, marzo de
2023, p. 142.
157
Entrevistas de Crisis Group, excultivadores de coca, Puerto Libertador, junio de 2023; exoficial
de seguridad, Bogotá, septiembre de 2023.
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los fertilizantes (para las plantas) y amoníaco (para la refinación)158. Una vez cose-
chadas las hojas de coca, muchos cultivadores realizan el primer paso en el proceso
para transformar las hojas en pasta de coca, la cual tiene un precio fijo también esta-
blecido por el grupo. Aunque la organización no compra la pasta de coca, según la
mayoría de las fuentes, sí controla qué compradores pueden hacerlo159. El grupo
cobra una tarifa, calculada por gramo, por la venta de pasta160. Los laboratorios que
transforman la pasta en cocaína también gozan de protección de los gaitanistas161.
En este punto, el producto ingresa a un sistema de tráfico resguardado y garanti-
zado por los gaitanistas. En un mercado saturado, la capacidad del grupo para garanti-
zar el transporte del producto desde el interior de Colombia hasta alta mar es lo que
lo diferencia de otros proveedores, según un excomandante:

¿Cuál es la parte más costosa, en cuanto a precio y riesgos, para el narco? Es el


transporte. Entonces, si se puede sacar con seguridad y cerca de la salida, prefie-
ren hacerlo, así sea un poco más costoso162.

Los gaitanistas son los “dueños de las rutas” a lo largo de la costa atlántica, incluidas
las vías fluviales, principales carreteras y rutas marítimas163. Esta región goza de una
infraestructura mucho mejor que la costa pacífica y la Amazonía de Colombia, lo que
reduce sustancialmente los costos de exportación. En los últimos años, también han
obtenido acceso a las rutas marítimas del Pacífico desde el departamento norocci-
dental del Chocó. En estas áreas, el control gaitanista es en gran medida indiscutible,
lo que reduce los riesgos para los compradores externos. (Las circunstancias son di-
ferentes en otros territorios, particularmente a lo largo de la costa sur del Pacífico.)
Las fuerzas gaitanistas ofrecen servicios de protección especializados en cada paso
del proceso. Según un habitante de una zona cercana al Golfo de Morrosquillo, vía cla-
ve de salida al mar, el grupo está “dividido en dos brazos, el brazo militar, los llamados
‘fuera del agua’”, que ejercen control sobre el territorio y la población local, “y el bra-
zo de seguridad al narco, ‘los del agua’”164. Desde costas permeables como ésta,
entregan el producto a compradores en alta mar, donde grupos criminales transnacio-
nales se hacen cargo del tráfico, sobre todo hacia Norteamérica y Europa. Los carte-
les mexicanos son los principales compradores de la ruta estadounidense, mientras
que grupos criminales albaneses y de otros países europeos manejan los envíos hacia
Europa165. En los principales puertos, los gaitanistas también tienen miembros dis-

158
Entrevista de Crisis Group, exadministrador de laboratorio de coca, Montería, octubre de 2022.
159
Entrevista de Crisis Group, exoficial de seguridad, Bogotá, septiembre de 2023.
160
Entrevista de Crisis Group, alto miembro gaitanista, abril de 2023.
161
Entrevista de Crisis Group, funcionario de seguridad internacional, agosto de 2023. Ver también
“Global Report on Cocaine 2023”, op. cit., p. 142.
162
Entrevista de Crisis Group, Daniel Rendón Herrera, Fort Worth, Texas, agosto de 2023.
163
Entrevista de Crisis Group, exoficial de seguridad, Bogotá, septiembre de 2023.
164
Entrevista de Crisis Group, residente del Golfo de Morrosquillo, Cartagena, mayo de 2023.
165
El Cartel de Sinaloa parece ser el principal comprador en la ruta del Atlántico desde zonas gaita-
nistas, según residentes y analistas. Entrevistas de Crisis Group, Cartagena, abril-mayo de 2023;
funcionarios de seguridad internacionales, Oslo, febrero de 2024. Las recientes capturas a lo largo
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ponibles para garantizar que la carga se embarque en buques portacontenedores


para llegar a compradores en el extranjero166.
Las fuerzas de seguridad afirman que los gaitanistas también influyen en el tráfico
de drogas en las zonas urbanas de Colombia167. En la mayoría de los casos, subcon-
tratan a grupos criminales locales para la venta al público, pero garantizan la entrega
segura del producto y se quedan con una parte de las ventas168. En total, se estima
que ganan unos $3300 millones de dólares al año por su papel en el negocio de las
drogas169.
La corrupción en las fuerzas de seguridad colombianas es fundamental para la
capacidad de los gaitanistas de garantizar el tránsito seguro de la coca y la cocaína,
un hecho que los militares y los policías admiten abiertamente170. El ejército tiene
“mucha permeabilidad”, dijo un oficial de alto rango171. Los líderes de la policía re-
conocen desafíos similares y a menudo rotan al personal más rápidamente en áreas
bajo su dominio172. Aunque no hay evidencia de que los gaitanistas tengan influencia
en todo el sistema de estas instituciones de seguridad, según informes, el grupo logra
acuerdos ad hoc con oficiales regionales del ejército y la policía, por ejemplo con los
que supervisan las carreteras y otras rutas de tráfico173. Un exintegrante gaitanista de
alto rango afirmó: “Siempre tenía más miembros de la fuerza pública en la nómina que
integrantes propios. … Siempre, y sin duda, sigue igual”174. De hecho, el grupo pre-
suntamente paga regularmente a un gran número de agentes de seguridad175. Otro
exintegrante gaitanista explicó:

[Las fuerzas de seguridad] cobran por la entrada de la gasolina casi en todas par-
tes, los laboratorios tienen que pagarles. Cobran por el transporte por todas esas
vías principales, les toca [a los narcos] pagar a la policía cuando llegan a los puer-

de la costa atlántica de albaneses requeridos por las autoridades sugieren que desempeñan un papel
en el comercio con Europa. Ver, por ejemplo, “Capturan en Colombia a narcotraficante albanés
requerido en varios países de Europa”, Associated Press, 26 agosto de 2023.
166
Entrevista de Crisis Group, exoficial de seguridad, Bogotá, septiembre de 2023.
167
Entrevista de Crisis Group, alto oficial militar, Bogotá, marzo de 2023.
168
Entrevistas telefónicas de Crisis Group, representantes de la Defensoría del Pueblo, agosto-
septiembre de 2023. Ver, por ejemplo, Luis Fernando Trejos y Reynell Badillo Sarmiento, “Las
jerarquías criminales de Barranquilla: ¿Quiénes delinquen en la ciudad?”, La Silla Vacía, 6 de
octubre de 2023.
169
Entrevista de Crisis Group, funcionario de seguridad internacional, Bogotá, octubre de 2023.
170
Entrevista de Crisis Group, altos oficiales militares y de policía, Quibdó, Medellín, Sincelejo y
Bogotá, enero de 2021; agosto y octubre de 2023; febrero de 2024.
171
Entrevista de Crisis Group, alto oficial militar, Medellín, septiembre de 2023.
172
Entrevista de Crisis Group, alto comandante de policía en una región dominada por los gaitanis-
tas, octubre de 2023.
173
Entrevista de Crisis Group, analista, Barranquilla, julio de 2023.
174
Entrevista de Crisis Group, agosto de 2023.
175
Entrevista de Crisis Group, Daniel Rendón Herrera, Fort Worth, Texas, agosto de 2023. Un co-
mandante regional de la policía confirmó esta versión, explicando que en las zonas gaitanistas las
fuerzas de seguridad tienen que trasladar periódicamente a los oficiales para limitar la cooptación.
Entrevista de Crisis Group, octubre de 2023.
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tos, cobran a los narcos cualquier informe de inteligencia [en el que aparezcan],
les cobran para no investigarlos. A los que menos les interesa acabar con el nar-
cotráfico es a la fuerza pública176.

Además de este tipo de corrupción, los gaitanistas han construido otras defensas
contra las operaciones de seguridad dirigidas contra sus negocios. Las redes de inte-
ligencia civil del grupo sirven como un sistema de alerta temprana, con tenderos,
taxistas y residentes locales preparados para alertar al grupo sobre patrullas milita-
res177. Los negocios ilícitos del grupo también están estratégicamente disgregados,
de modo que la captura de cualquier individuo en la cadena de suministro de drogas
sólo dará una visión limitada de la operación de narcotráfico178.
La capacidad de garantizar el transporte y la carga ha consolidado la relación en-
tre los gaitanistas y los “narcoinversionistas” que proporcionan el capital y el crédito
para asegurar un suministro constante de droga179. Estos inversionistas (residentes
tanto en Colombia como en el exterior) contratan a traficantes externos que compran y
mueven la cocaína por el territorio colombiano y más allá, con protección de la orga-
nización. También deciden cuándo y dónde incentivar el cultivo de coca, por ejemplo
ofreciendo préstamos o pagando por adelantado la primera cosecha180. Exintegrantes
del grupo hablan de estos individuos como personas que ejercen una enorme influen-
cia y, en algunos casos, expresan temor a discutir el tema más detalladamente181.
La dinámica actual del mercado de la coca ofrece una idea de cuán dominantes
se han vuelto los gaitanistas. A partir de la segunda mitad de 2022 y hasta 2023, los
precios de la coca en gran parte de Colombia (excepto en las zonas bajo su control)
se desplomaron, llegando al 30 por ciento de los niveles anteriores182. Una explica-
ción es la sobreoferta: simplemente hay demasiada coca que demanda global de esta

176
Entrevista de Crisis Group, julio de 2023. En la última década, varios altos oficiales militares y
de policía han sido acusados de corrupción relacionada con el narcotráfico. Ver por ejemplo, “Gene-
ral Martínez nuevamente salpicado”, El Espectador, 8 de octubre de 2014; e “Investigan al general
John Jairo Rojas por corrupción, acoso sexual y nexos criminales”, El Espectador, 26 de septiembre
de 2023.
177
Entrevista de Crisis Group, alto oficial militar, Medellín, agosto de 2023.
178
Como dijo un oficial militar, a pesar de las capturas de alto nivel, el grupo sigue siendo “un or-
ganismo vivo”. Entrevista de Crisis Group, Montería, febrero de 2022.
179
Entrevistas de Crisis Group, junio-agosto de 2023.
180
Después del acuerdo de paz de 2016, cuando los compradores se apresuraron a buscar vendedo-
res confiables tras la salida de las FARC, estos inversionistas presuntamente invirtieron grandes
sumas en la expansión de cultivos de coca en todo el país, probablemente como salvaguardia contra
las crisis del mercado. Los cultivadores hablan de extranjeros ofreciendo créditos, insumos y garan-
tizando la compra de cosechas. Entrevistas de Crisis Group, cultivadores, Santander de Quilichao,
Orito, Tierralta y Alto Mira y Frontera, 2021 y 2023.
181
Entrevistas de Crisis Group, junio-agosto de 2023. Durante las negociaciones con la administra-
ción Santos, miembros gaitanistas dijeron a los funcionarios que delatar a los inversionistas, algu-
nos de los cuales son políticos, sería firmar una sentencia de muerte. Entrevista de Crisis Group,
exfuncionario, Bogotá, septiembre de 2023.
182
“El negocio de la coca colapsa y asfixia a la Colombia rural”, El País, 23 de julio de 2023.
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droga. Pero la situación era diferente en las zonas controladas por los gaitanistas. En
esas zonas, el precio pagado a los cultivadores de coca se ha mantenido estable, y las
incautaciones indican que grandes cantidades del producto están saliendo de las cos-
tas colombianas183. Esta estabilidad de precios probablemente sea un reflejo de las
marcadas preferencias de los compradores internacionales. Mientras otros grupos
armados luchan por encontrar compradores para el producto de los territorios que
controlan, los gaitanistas se han convertido en los garantes más confiables de la co-
caína para los clientes internacionales, debido a sus elaborados sistemas regulatorios
y de seguridad, así como al control de las rutas que ejercen.

C. Violencia y control
Aunque dicen representar los intereses de las comunidades pobres que controlan,
los métodos de los gaitanistas son inherentemente coercitivos. Gracias a los años de
experiencia que tienen sus miembros que fueron paramilitares y guerrilleros, dispo-
nen de un sofisticado repertorio de estrategias para incrustarse en las comunidades y
luego usar la violencia y el miedo para garantizar el cumplimiento de sus órdenes. La
mezcla exacta de coerción y cooptación varía según el nivel de control del grupo.

1. Incursionando
Los gaitanistas dicen que buscan controlar las costas atlántica y pacífica, así como
el corazón económico de Colombia, y parecen estar esforzándose para lograr ese ob-
jetivo184. El grupo “está expandiéndose constantemente”, señaló un militar. “Está
llenando vacíos”185. Entre 2019 y 2023, el alcance de la organización creció de 213
municipios a 392186. Más allá de estas áreas, el grupo puede traficar y ejecutar opera-
ciones específicas en muchas de las principales ciudades, incluidas áreas controladas
por grupos rivales187. Están avanzando hacia nuevos territorios en Antioquia, Valle
del Cauca, Chocó, Bolívar, Cesar, La Guajira, Catatumbo, Meta, Casanare y Vichada.

183
Un kilogramo de pasta de coca se vende entre 2 800 000 y 3 200 000 pesos colombianos (entre
$685 y $780 dólares) en las zonas gaitanistas, mientras que en muchas zonas controladas por las
disidencias de las FARC se vende por sólo 1 000 000 ($245 dólares). Entrevistas de Crisis Group,
2020-2023. La caída de los precios de la coca se reportó por primera vez en el Catatumbo justo
después de la captura de Otoniel. A pesar de que la zona estaba controlada por el ELN y disidencias
de las FARC, los traficantes en esa zona vendían sus productos a los gaitanistas. Una primera teoría
sostenía que la relación entre compradores y vendedores había colapsado sin Otoniel.
184
Entrevista de Crisis Group, Daniel Rendón Herrera, Fort Worth, Texas, agosto de 2023.
185
Entrevista de Crisis Group, alto oficial militar, Medellín, agosto de 2023.
186
“Alerta temprana N°030-23 Elecciones Regionales 2023”, Defensoría del Pueblo de Colombia,
23 de agosto de 2023; “La expansión y consolidación de los grupos armados ilegales son la principal
amenaza para el país”, comunicado de prensa, Defensoría del Pueblo de Colombia, 23 de enero de
2024.
187
Entrevistas de Crisis Group, altos oficiales militares y exoficiales, Bogotá, marzo y septiembre de
2023.
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Como dijo un alto funcionario electo, “lo que hoy son los gaitanistas es sólo un ade-
lanto de lo que podrían llegar a ser, por su trayectoria [actual]”188.
En estos frentes, residentes y fuentes militares dicen que los gaitanistas envían a
sus combatientes más experimentados a luchar con sus rivales189. Las tropas gaita-
nistas en estos lugares son competentes y están extremadamente bien armadas, a me-
nudo portando armas de reciente fabricación en EE. UU.190. Las incursiones iniciales
en zonas pobladas a menudo resultan en desplazamientos forzados o confinamien-
tos, ya que los civiles buscan evitar resultar en el medio de enfrentamientos o purgas
de residentes sospechosos de aliarse con grupos enemigos191.
Mientras llevan a cabo estos ataques, los gaitanistas suelen tomar medidas para
ganarse a las comunidades que pretenden controlar. En marcado contraste con los
paramilitares que los precedieron, los cuales a menudo entraban en una zona convo-
cando a los residentes para amenazarlos, ellos prometen apoyar obras públicas, pro-
porcionar empleos remunerados, dar regalos a los niños y entregar mercados a los
necesitados192. “Llegan no como asesinos, sino ofreciendo ayudar, arreglar, regalar.
Hasta que la gente dice, ‘aquí no viene el Estado pero en cambio están los paracos
[paramilitares], haciendo todo lo que debería hacer un Estado’”, explicó un líder
social193. Otras promesas incluyen acabar con los delitos menores y la delincuencia.
“A algunos les parece un paraíso cuando llegan las AGC”, dijo un clérigo en Chocó,
“porque dicen a la comunidad: no vamos a extorsionar, no va a haber más robos”194.
Pero esas primeras impresiones a menudo son desmentidas por una realidad más
sombría que emerge con el tiempo. Los residentes afirman que, a medida que los gai-
tanistas consolidan su control, asesinan o intimidan a personas que consideran inde-
seables: a menudo, consumidores de drogas, ladrones, personas LGBT y líderes so-
ciales que se oponen abiertamente al grupo. En el sur del Cesar varios cadáveres han
sido encontrados con notas firmadas por los gaitanistas ofreciendo razones como “por
ladrón”195.

188
Entrevista de Crisis Group, gobernador de un departamento con presencia gaitanista, septiem-
bre de 2023.
189
Entrevista de Crisis Group, alto oficial militar, Barrancabermeja, mayo de 2023.
190
Entrevista de Crisis Group, alto oficial militar, Medellín, agosto de 2023. “Llegaron bien equipa-
dos, con armas y en camuflaje”. Entrevista de Crisis Group, líderes sociales desplazados de Briceño,
Antioquia y Río Negro, enero de 2024.
191
“Confinados en Chocó: donde el ELN y el Clan del Golfo son los ‘dueños del mundo’”, La Silla
Vacía, 4 de diciembre de 2022; y “Defensoría alerta situación en el Chocó por presencia del Clan del
Golfo y el Eln”, El Espectador, 30 de diciembre de 2022.
192
Entrevistas de Crisis Group, líderes sociales de Chocó, Sucre, Bolívar y Cesar, enero de 2022;
marzo y mayo de 2023.
193
Entrevista de Crisis Group, líder social, Valledupar, septiembre de 2023.
194
Entrevista de Crisis Group, clérigo, Quibdó, enero de 2022.
195
Fotografías vistas por Crisis Group, compartidas por líderes sociales de zonas rurales del Cesar
rural, septiembre de 2023.
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Los civiles acusados de colaborar con grupos enemigos enfrentan la amenaza


directa de violencia. En una incursión en Briceño, Antioquia, en diciembre de 2023,
combatientes gaitanistas dijeron a los habitantes que no habían venido a atacar a la
población civil, pero agregaron que atacarían a cualquiera acusado de colaborar con
miembros de las disidencias de las FARC; gran parte de la pequeña población del
municipio, que ha vivido bajo control de las disidencias desde 2017, posteriormente
huyó por temor a ser estigmatizada como enemiga196. En el sur de Bolívar, un tende-
ro describió una situación en la que combatientes de un grupo compraron un refres-
co y miembros de los gaitanistas acusaron al comerciante de colaboración 197. En
La Guajira, un departamento del nororiente donde la organización buscan desafiar
el control del ELN, recientemente se han encontrado víctimas de asesinatos desmem-
bradas y exhibidas en público. Según un observador, el grupo busca demostrar su
capacidad para causar terror y al hacerlo “la comunidad va a sentir más terror, y en-
tre más terror hay más control”198.

2. Echar raíces, establecer dependencia


Una vez que los gaitanistas establecen su control militar de una zona, la mayor parte
de su actividad se desplaza hacia la vigilancia de la población civil. Tras haber demos-
trado su capacidad para eliminar a quienes consideren necesario, no hay necesidad
de mucha fuerza adicional. Los habitantes de Montes de María, por ejemplo, expli-
can que los gaitanistas sólo necesitan patrullar ocasionalmente para ejercer su auto-
ridad199. En cambio, el grupo a menudo comienza a construir una red de inteligencia.
Las mujeres y los jóvenes (incluidos niños) son algunos de los reclutados, e incluso
son preferidos por su capacidad para moverse libremente en la comunidad y pasar
información200. Los habitantes saben que pueden ser denunciados ante los coman-
dantes locales por violar cualquiera de las numerosas reglas que llegan a establecer:
repetir chismes, hablar mal del grupo o violar los toques de queda. “Ya no hay ma-
chete, pero si se equivoca uno, pa’ monte arriba [a ver al grupo]”, en palabras de un
líder social201.
Residentes y observadores internacionales describen la estrategia gaitanista
como orientada a destruir las autoridades y lealtades existentes dentro de la comu-
nidad para reconstruirlas de una manera que sirvan a los intereses del grupo202. Sue-
len intentar primero cultivar aliados entre dos grupos: las juntas de acción comunal,
que son órganos cívicos electos responsables de la gobernanza local, y líderes socia-
les reconocidos. Intentan cooptar a esas personas, en algunos casos con la promesa

196
Entrevistas de Crisis Group, líderes sociales desplazados de Briceño, Río Negro, enero de 2024.
197
Entrevista de Crisis Group, San Pablo, mayo de 2023.
198
Entrevista telefónica de Crisis Group, funcionario humanitario, agosto de 2023.
199
Entrevistas de Crisis Group, líderes sociales de seis municipios, Sincelejo, marzo de 2023.
200
Entrevista de Crisis Group, Daniel Rendón Herrera, Fort Worth, Texas, agosto de 2023.
201
Entrevista de Crisis Group, líder de una zona rural, Sincelejo, marzo de 2023.
202
Entrevista de Crisis Group, observador internacional, Valledupar, septiembre de 2023. Los gai-
tanistas niegan presionar a líderes sociales y en sus estatutos se comprometen a no coaccionar ni
actuar contra las autoridades sociales, religiosas o políticas locales.
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de fondos o proyectos compartidos, y en otros casos a través de amenazas de despla-


zamiento o violencia si no acceden203.
Simplemente para sobrevivir, muchos residentes se resignan a colaborar con los
gaitanistas. En zonas rurales de los departamentos de Cesar y Magdalena, explicó un
activista local:

Cuando entran los paramilitares, la comunidad toma partido [se ponen de su lado].
Es la tendencia desde el primer momento, llevados por el miedo. … Y les ponen a
trabajar. Les abren camino, dan provisiones, manejan sus carros, llevan su gente204.

Incluso mientras siembran miedo, se valen del reclutamiento, y la promesa de re-


muneración, para atraer a las familias locales a su lado. Por ejemplo, residentes del
Chocó, donde los gaitanistas se han expandido continuamente desde 2020, afirman
que el grupo a veces paga los salarios mensuales en la plaza del pueblo, a la vista de
la población205. Algunos residentes han expresado agrado por la estricta cultura mili-
tar de los gaitanistas, que incluye requerirle a los reclutas que marchen al amanecer
y exigirles a sus integrantes que eviten el consumo de drogas y las relaciones sexua-
les con personas de su mismo sexo206. El reclutamiento no se limita a los hombres.
Las mujeres jóvenes también son atraídas al grupo y a los círculos que lo rodean,
ya sea directamente como nuevas reclutas o como “novias” de los combatientes. La
línea entre las relaciones consensuales y la coerción es a menudo difusa. Jóvenes del
sur de Córdoba recordaron que miembros del grupo pasaban frecuentemente por
sus localidades y se llevaban a dos o tres niñas, “como si fuera su derecho”207. En otra
zona de Córdoba, algunas mujeres contaron que varias vecinas se fueron del centro de
la ciudad para ejercer el trabajo sexual en zonas rurales donde los gaitanistas tienen
campamentos, como una forma de ganar lo suficiente para mantener a sus hijos208.
Al mismo tiempo, los gaitanistas en ocasiones llevan a cabo mejoras en las comu-
nidades. Han pavimentado tramos de carreteras, instalado redes de energía solar o
proporcionado servicios sanitarios básicos209. En el sur de Córdoba, el grupo comenzó
recientemente a poner topes a los precios de los productos básicos para garantizar que
los alimentos sean asequibles a pesar de la inflación210. En resumen, ya sea usando
garrotes o zanahorias, y a veces usando ambos, el grupo establece su dominio en la
vida de la comunidad211.

203
Entrevista telefónica de Crisis Group, representante de la Defensoría del Pueblo, septiembre de 2023.
204
Entrevista de Crisis Group, Valledupar, septiembre de 2023.
205
Entrevistas de Crisis Group, clérigo local, Quibdó, enero de 2022.
206
Entrevista de Crisis Group, habitante de zona gaitanista, Tierralta, junio de 2023.
207
Entrevistas de Crisis Group, Puerto Libertador, junio de 2023.
208
Entrevistas de Crisis Group, Montelíbano, agosto de 2021.
209
Un exintegrante indicó que los escuadrones locales llevaban consigo pruebas rápidas para en-
fermedades tropicales como el dengue, que es endémico a lo largo de la costa atlántica. Entrevista
de Crisis Group, junio de 2023.
210
Entrevista de Crisis Group, funcionario humanitario, noviembre de 2023.
211
“Empezaron lentamente y, poco a poco, se han tomado los espacios [cívicos] de tal manera que ya
no queda ninguno”. Entrevista de Crisis Group, lideresa afrocolombiana, Sincelejo, marzo de 2023.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 33

3. Consolidar del control


A medida que los gaitanistas consolidan su control en casi todos los aspectos de la
vida cotidiana, destacan dos tipos específicos de juego de poder. En primer lugar,
se convierten en las autoridades judiciales de hecho. Cualquiera puede acercarse al
punto de su barrio, quien comunicará su preocupación o disputa a los comandantes
gaitanistas locales. Estos jefes locales deciden entonces cómo resolver el problema.
La violencia doméstica, por ejemplo, conlleva una multa de unos $125 dólares en
el sur de Córdoba, mientras que una pelea en un lugar público cuesta alrededor de
$250 dólares212. En ocasiones, las multas van acompañadas de trabajo comunitario.
Los habitantes también pueden acercarse al grupo para cobrar préstamos en mora,
con el entendido de que los gaitanistas se quedarán con el 40 por ciento de la suma
recuperada213. Las juntas de acción comunal, los políticos electos y las autoridades
étnicas afirman estar obligados a coordinarse con los gaitanistas para resolver dispu-
tas214. Las poblaciones indígenas, que tienen el derecho constitucional de adminis-
trar su propia justicia, dicen que conservan la libertad de hacerlo, siempre que se les
mantenga informados215.
El segundo tipo de influencia es aún más impactante: buscan infiltrarse, apode-
rarse o, en su defecto, sustituir las organizaciones de la sociedad civil. Los líderes
sociales de Montes de María, por ejemplo, dicen que siempre deben alertar a las auto-
ridades gaitanistas antes de convocar una reunión o corren el riesgo de ser acusados
de trabajar en contra del grupo216. El grupo envía observadores a estas reuniones
cuando se llevan a cabo217. Los líderes comunitarios que sean considerados desleales
al grupo se enfrentan a multas, escrutinio del uso de sus teléfonos móviles o amenazas
directas de violencia218. En Córdoba, los líderes de varias organizaciones campesinas
que se negaron a colaborar con los gaitanistas han sido amenazados por nombre pro-
pio en panfletos, y al menos dos líderes sociales sufrieron atentados durante el últi-
mo año219.
Más allá de la infiltración está la competencia: organizaciones sociales de larga
trayectoria afirman estar perdiendo terreno frente a grupos que gozan del respaldo
gaitanista220. Para empezar, estos últimos cuentan con más financiación para, en

212
Entrevistas de Crisis Group, analista local y cultivador de coca, Montería, febrero y octubre de 2022.
213
Entrevista de Crisis Group, líder social de Montes de María, Cartagena, mayo de 2023.
214
Entrevistas de Crisis Group, representantes de grupos étnicos, Quibdó y Puerto Libertador, enero
de 2022 y junio de 2023.
215
Ibid.
216
Entrevistas de Crisis Group, líderes sociales, Sincelejo, marzo de 2023.
217
“El silencio es lo que más les asusta”, dijo un líder campesino local, refiriéndose a la costumbre de
los gaitanistas a mantenerse informados. Entrevista de Crisis Group, Valledupar, septiembre de 2023.
218
Entrevistas de Crisis Group, líderes sociales, Sincelejo y Puerto Libertador, marzo y junio de 2023.
219
“Amenazan al líder social Andrés Chica y a otros miembros de Cordoberxia”, Caracol Radio, 21
de febrero de 2023; “Defensores de derechos humanos y líderes sociales siguen recibiendo amena-
zas”, Caracol Radio, 24 de agosto de 2023.
220
Uno de esos grupos es la Juventud Gaitanista, que surgió aproximadamente en la época de la pan-
demia de COVID-19. Entrevistas de Crisis Group, exgaitanista de alto rango, junio-julio de 2023.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 34

palabras de un líder social, “resolver los problemas de la gente”221. Por ejemplo, un


grupo de ayuda cuyos líderes celebran la presencia gaitanista en Urabá entrega mer-
cados (donados por supermercados locales a petición de la organización) a pobla-
ciones indígenas remotas222. Según un organizador cívico en Montes de María, “los
eventos culturales están patrocinados por ellos, por las AGC. … A través de la JAC
[junta de acción comunal], a todos los niños les mandaron regalos. Dan mercados,
o matan una vaca y reparten la carne. Nosotros [la sociedad civil independiente]
hemos perdido esta capacidad y el permiso para organizarnos”223. Los gaitanistas
incluso han empezado a convocar a funcionarios de agencias de desarrollo rural a
reuniones como condición para poder operar en la región del Bajo Cauca. Los fun-
cionarios se han negado a asistir a estas reuniones, pero en ocasiones se han visto
obligados a suspender proyectos por la presión gaitanista224.

221
Entrevistas de Crisis Group, líderes de organizaciones campesinas, Montería, octubre de 2022.
222
Entrevista de Crisis Group, coordinador de ayuda Tierralta, Urabá, mayo de 2023.
223
Entrevista de Crisis Group, líder de zona rural, Sincelejo, marzo de 2023.
224
Entrevista de Crisis Group, gerente regional de la Agencia de Desarrollo Rural, Medellín, enero
de 2024.
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Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 35

V. Estrategias para hacer frente a los gaitanistas

A pesar de que el gobierno de Petro ha intentado reducir los niveles de conflicto, desde
que asumió el poder, los gaitanistas han ampliado y consolidado su control en el norte
del país y más allá. Al hacerlo, no sólo han reforzado su control coercitivo sobre las
comunidades, sino que también han ejercido presión sobre otras organizaciones
armadas que están en conversaciones con el gobierno, lo que representa obstáculos
para un fin negociado del conflicto con esos grupos.
Se necesita con urgencia una estrategia para contrarrestar el poder y la influencia
de los gaitanistas, pero idearla no será fácil. En su esfuerzo por detener al grupo y a la
vez hacer realidad sus ambiciones de una “paz total”, el gobierno se topa con la dura
realidad de que el Estado colombiano no tiene mucho que ofrecer para incitar a los
integrantes del grupo a que renuncien a sus lucrativas fuentes de ingresos ilícitos. El
Estado también tiene la responsabilidad de proteger a las comunidades vulnerables
bajo el dominio del grupo.
Una forma de afrontar estos desafíos en cualquier posible diálogo con el grupo
es diseñar un enfoque escalonado, basado en la construcción progresiva de medidas
de confianza y, al mismo tiempo, producir mejoras concretas en las condiciones de
seguridad de las comunidades. Los funcionarios deben comenzar por trabajar con el
grupo para reducir los niveles de conflicto y daño humanitario en las comunidades
afectadas a cambio de detener las operaciones ofensivas. Luego podrían procurar
una desmovilización gradual más completa. La presión militar y policial sobre el gru-
po seguirá siendo indispensable, ya que contribuirá a garantizar que los gaitanistas
sientan la necesidad de ceder, si las fuerzas de seguridad hacen más para garantizar
que sus operaciones protejan a los civiles atrapados en el fuego cruzado.

A. Opciones de diálogos para reducir la violencia


Los argumentos a favor de entablar conversaciones con los gaitanistas se basan prin-
cipalmente en la necesidad: sin un acuerdo, o una serie de acuerdos, es difícil imagi-
nar cómo Bogotá podría responder de forma duradera a las necesidades humanita-
rias de las comunidades bajo el control del grupo o desactivar el desafío que el grupo
representa para los esfuerzos de “paz total”. Esta lógica, a su vez, se basa en la valora-
ción de que, si las partes se sentaran a la mesa, estas conversaciones podrían de hecho
llegar a producir cambios sustanciales. Como el grupo tiene una cadena de mando
disciplinada, y emplea la intimidación de manera modulada e intencional, cualquier
acuerdo que se alcance con sus dirigentes para aflojar el control coercitivo de los gai-
tanistas (algo que pide a gritos la población civil de las regiones más afectadas) tiene
posibilidades de prosperar.
Sin embargo, alcanzar tales acuerdos será un reto. Al tratar de conseguir que el
grupo haga concesiones, la coreografía en torno a las discusiones será importante.
Bogotá debe adoptar un enfoque secuencial en las conversaciones, con avances
basados en reducciones cuantificables de la violencia. El primer paso debe ser esta-
blecer un canal confiable de comunicación. Se podría pedir a los gaitanistas que de-
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 36

signen “portavoces” que los representen en las conversaciones exploratorias. Serían


personas fiables, cercanas al grupo y en quienes la dirigencia gaitanista pueda con-
fiar, pero que no tengan órdenes de captura pendientes225. El gobierno debe aprove-
char estas conversaciones para comprender mejor las expectativas y prioridades del
grupo en relación con los diálogos. Aunque probablemente el principal objetivo del
grupo sea un alto al fuego que proteja sus operaciones de la presión militar, estas “con-
versaciones sobre conversaciones” preliminares serían una oportunidad para que
el gobierno exponga que sólo podrá ofrecer pasos en esta dirección después de que
haya un proceso de creación de confianza exitoso.
En segundo lugar, si tras evaluar las expectativas del grupo parece haber un mar-
gen para avanzar, el gobierno podría pedir a los gaitanistas que den pruebas de su
buena fe mediante gestos que supongan una mejora palpable de las condiciones
de seguridad de los civiles que viven en las zonas bajo su control. Se les podría pedir
que tomen medidas tales como: garantizar el libre acceso de organismos humanita-
rios independientes e instituciones estatales a estos lugares; abstenerse de intimidar
o coaccionar a los líderes sociales; revelar la ubicación de fosas comunes y personas
desaparecidas; y poner fin a las desapariciones forzadas. Correspondería al gobierno
juzgar si el grupo ha satisfecho los criterios acordados, según su valoración de las me-
joras en la seguridad humana en las zonas en cuestión. A cambio de este tipo de medi-
das, el gobierno podría hacer gestos recíprocos, por ejemplo, moderando su discurso
contra el grupo, una exigencia reiterada de los gaitanistas para generar confianza226.
En tercer lugar, y sólo una vez que estos primeros pasos resulten provechosos,
ambas partes deben empezar a trabajar en proyectos piloto regionales para una
reducción integral de la violencia227. Comenzando por las áreas donde la autoridad
de la organización no es disputada por otros grupos ilegales y por lo tanto se siente
más segura, los gaitanistas deben reducir sus medidas de control social coercitivo.
El grupo debe, por ejemplo: eliminar los toques de queda y las restricciones de circu-
lación, dejar de castigar a los habitantes con violencia y retirar a los combatientes
de las zonas pobladas228. A cambio, el gobierno podría suspender los bombardeos
aéreos en estas zonas, reservando para la cuarta fase una mayor reducción de las ope-
raciones militares.

225
Los portavoces se encuentran en una categoría jurídica diferente a la de los facilitadores. Los pri-
meros hablan directamente en nombre de la organización, mientras que los segundos actúan como
intermediarios. En el anterior intento de negociación con los gaitanistas participaron portavoces.
226
Este compromiso sería similar a los que el gobierno ha hecho explícitamente al ELN de utilizar
un “lenguaje respetuoso” al hablar del grupo. Ver “Resolución 194 de 2023”, Presidencia de Colom-
bia, 8 de julio de 2023.
227
Hay precedentes de enfoques regionales. Las conversaciones entre el gobierno y los paramilita-
res bajo el mandato del expresidente Uribe se llevaron a cabo en gran medida con diferentes bloques
armados en regiones específicas, mientras que el gobierno de Santos también propuso desmovilizar
a las fuerzas gaitanistas por etapas de una parte a otra de Colombia.
228
Informe de Crisis Group, El cuello de botella de las Américas: crimen y migración en el tapón
del Darién, op. cit.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 37

En cuarto lugar, y siempre y cuando ambas partes demuestren consistentemente


buena fe, las autoridades y los gaitanistas podrían acordar ceses al fuego adaptados a
cada región, que es probablemente el mayor logro que los gaitanistas quisieran sacar
de unas conversaciones, aparte de un paquete de desmovilización. Los términos de
estos acuerdos deben ser distintos de los que el gobierno acordó con el ELN y el EMC.
En esos casos, los altos al fuego ofrecen un alivio de las operaciones militares ofensi-
vas en todo el país, mientras permiten que las fuerzas de seguridad puedan seguir
arrestando a integrantes del grupo por su participación en actividades criminales229.
Estos ceses al fuego han reducido los enfrentamientos entre los grupos insurgentes y
el ejército, pero no está tan claro si sus medidas para la protección civil (en esencia,
un compromiso mutuo de respetar el derecho internacional humanitario) han redu-
cido la violencia contra la población civil230.
En contraste, en el caso de los gaitanistas, el objetivo central de los ceses al fuego
debe ser garantizar la protección de los civiles. Los términos deben especificar exac-
tamente qué se entiende por protección, en lugar de basarse en normas internacio-
nales generales, que dejan demasiado espacio para distintos tipos de interpretación.
Entre las acciones que deben estar expresamente prohibidas se encuentran el reclu-
tamiento de menores de edad, la extorsión, el secuestro, las amenazas o la violencia
contra líderes sociales, el uso de explosivos o minas terrestres y el confinamiento
forzado de la población civil231. Como incentivo, el gobierno podría ir más allá de la
restricción a los ataques aéreos y limitar otros tipos de operaciones ofensivas, como
los ataques a campamentos o a grupos de combatientes. Sin embargo, debe conser-
var la libertad de atacar las actividades económicas ilícitas a través de sólidas inves-
tigaciones criminales y realizar arrestos por imputaciones penales (ver más en la Sec-
ción V.C), así como proteger a los civiles, incluso mediante patrullajes regulares y
haciendo presencia en las áreas gaitanistas.
Como parte de cualquier posible alto al fuego regional, el gobierno también podría
intentar detener los combates entre los gaitanistas y otros grupos armados con los que

229
Las operaciones militares ofensivas, incluidos bombardeos aéreos, ataques a patrullas o grupos
de combatientes y la destrucción de instalaciones, están suspendidas durante los ceses al fuego
actuales. Las operaciones contra las economías ilegales continúan, pero en general constituyen una
pequeña parte de la actividad militar en el conflicto. Las capturas por cargos judiciales dependen de
un minucioso trabajo de investigación y colaboración con los fiscales para obtener órdenes de cap-
tura, o de la buena suerte, es decir, atrapar a un delincuente en flagrancia. Adicionalmente, los ofi-
ciales militares afirman que muchas tropas desplegadas localmente desconocen por completo los
detalles de los dos altos al fuego activos y las excepciones que contienen. Por lo tanto, por temor a
enfrentar repercusiones judiciales o disciplinarias por actuar contra el grupo armado, los militares
han tendido a ser cautelosos al emprender operaciones. Entrevistas de Crisis Group, altos oficiales
militares, enero-febrero de 2024.
230
Los combates entre el ejército y estos grupos se redujeron un 39 por ciento entre enero y octu-
bre de 2023. Ver “Informe evaluación del impacto del cese al fuego”, Unidad de Investigación y
Acusación de la Jurisdicción Especial para la Paz, noviembre de 2023.
231
Ver informe de Crisis Group, Proteger a los colombianos más vulnerables en el camino hacia la
“paz total”, op. cit.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 38

Bogotá está negociando. Buena parte de la violencia que afecta a los civiles en la
actualidad se deriva de las disputas territoriales entre los gaitanistas y el ELN en
Chocó, sur de Bolívar y Antioquia, así como de los enfrentamientos del grupo con el
EMC en Antioquia. Trabajando en paralelo a través de diálogos independientes con
los grupos armados, el gobierno podría tratar de conseguir treguas, garantizar el acce-
so humanitario y congelar las líneas de batalla232. De manera aún más ambiciosa,
el gobierno podría trabajar para establecer zonas desmilitarizadas entre grupos
armados enfrentados entre sí233.

B. Hacia el fin del conflicto: conversaciones que conduzcan


a la desmovilización
Incluso mientras trabaja para entablar conversaciones que busquen la reducción
de la violencia y ceses al fuego regionales, el gobierno debe continuar presionando
al Congreso para que apruebe una legislación que establezca una ruta legal para el
desarme y la desmovilización criminal a gran escala. Las conversaciones iniciales
con los gaitanistas para explorar sus intereses en la paz tendrán que dar forma a
estos esfuerzos al determinar lo que el grupo requeriría para considerar la desmovi-
lización. Es posible que al menos una parte de las bases del grupo quiera regresar
con sus familias, mientras que los altos mandos que enfrentan graves repercusiones
judiciales podrían estar interesados en deponer las armas a cambio de una reducción
de sus condenas. El gobierno debe encontrar una combinación de incentivos, inclui-
da alguna forma de indulgencia judicial, lo suficientemente atractiva como para des-
vincular a un número significativo de combatientes del grupo y, al mismo tiempo,
garantizar testimonios veraces, reparaciones por parte del grupo y sentencias judi-
ciales aceptables para las víctimas, la opinión pública y el Congreso.
Para que se promulgue una ley que lo permita, el gobierno tendrá casi con toda
seguridad que conseguir hacer una amplia coalición en el Congreso, que debe incluir
fuerzas conservadoras estrechamente ligadas a las elites terratenientes que en el pa-
sado han prestado apoyo (tácito o de otro tipo) a las fuerzas paramilitares, algunos
de cuyos miembros ayudaron más tarde a fundar a los gaitanistas234.
El gobierno tendrá que mantenerse firme en ciertos estándares mínimos para la
desmovilización, aprendiendo de la amplia experiencia del Estado colombiano en
este ámbito. Por un lado, uno de los pilares de cualquier marco de desmovilización
sin duda será requerir que los miembros gaitanistas proporcionen testimonios vera-
ces de sus crímenes para poder acceder a sentencias reducidas, como fue el caso de

232
Comentario de Crisis Group, “Colombia: ¿La ‘paz total’ retoma su camino?”, op. cit.
233
El artículo 3 del derecho internacional humanitario que rige los conflictos internos no interna-
cionales, insta a la celebración de acuerdos parciales para lograr la plena protección de los civiles,
incluidas las treguas parciales y los acuerdos de acceso.
234
Como ha hecho el gobierno en el caso de las negociaciones con el ELN y el EMC, es probable que
la administración de Petro deba buscar el apoyo del expresidente Uribe.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 39

los paramilitares que depusieron las armas bajo la Ley de Justicia y Paz de 2005235.
Por otra parte, ese proceso no logró desmantelar completamente la infraestructura
criminal de estas fuerzas, en particular sus conexiones con negocios formales, rutas
de tráfico e infraestructura de lavado de dinero, lo que permitió a los grupos suceso-
res reanudar sus operaciones ilegales.
Aunque el desmantelamiento total de las redes criminales afiliadas a los gaitanis-
tas probablemente sea una perspectiva remota, es una aspiración necesaria, y el
gobierno debe pensar en cómo puede avanzar lo máximo posible en esta dirección.
Como en el pasado, el proceso de desmovilización alentaría a los comandantes gai-
tanistas a compartir información sobre sus socios comerciales como parte de un
acuerdo para reducir las penas de prisión; en el mismo sentido, los integrantes com-
partirían información sobre rutas, compradores y conexiones internacionales, así
como políticos, empresarios, funcionarios y miembros de las fuerzas de seguridad
involucrados en el comercio de bienes ilícitos. Por supuesto, habría problemas de
seguridad: los miembros que revelen esta información pueden necesitar asistencia
del gobierno para mantener un perfil bajo, así como protección física, dado el alto
riesgo de represalias por parte de los terceros implicados.
El gobierno también necesitaría autoridad para tratar con las empresas e indivi-
duos que operan y son, en última instancia, los beneficiarios del narcotráfico. El pro-
yecto de modificación a la Ley de Justicia y Paz de 2005, mencionado anteriormente,
ofrecería a los empresarios vinculados a la delincuencia la posibilidad de reducir sus
penas de prisión a cambio de información236. Si estos cómplices del sector privado
deciden no participar, el Estado debe intentar reunir las pruebas necesarias para
procesarlos por su papel en la facilitación de los mercados ilegales y la violencia. Los
activos de origen criminal confiscados podrían destinarse a la reparación de las víc-
timas y al desarrollo comunitario para ayudar a las ciudades y municipios que han
sufrido las consecuencias del conflicto armado.
Alinear estas exigencias con las expectativas gaitanistas no será fácil. Aunque los
líderes del grupo hacen especial énfasis en garantizar la seguridad de los combatien-
tes desmovilizados, su lista completa de demandas es mucho más larga. A diferencia
del intento anterior de diálogo en 2017, actualmente el grupo se niega a ser tratado
como una organización criminal, señalando lo que han dicho son sus objetivos polí-
ticos y buscando una negociación sobre temas políticos y sociales que van más allá de
lo que permite la legislación actual237. El grupo insiste en que “no va a haber un ‘some-
timiento’” al sistema judicial ordinario238. En cambio, afirman buscar una “justicia
transicional”, definida a grandes rasgos como una amplia amnistía para los comba-
tientes que no hayan cometido graves violaciones de los derechos humanos, combi-

235
“Ley 975 de 2005”, Congreso de Colombia, 25 de julio de 2005.
236
“Ampliar Justicia y paz 10 Años”, op. cit.
237
Entrevistas de Crisis Group, gaitanistas activos y retirados, abril, julio y agosto de 2023.
238
Entrevista de Crisis Group, persona cercana a los gaitanistas, Bogotá, marzo de 2023.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 40

nada con penas reducidas y alternativas para los comandantes que los mantengan
fuera de prisión239.
La visión maximalista de los gaitanistas sobre lo que podrían generar las conver-
saciones va incluso más allá, buscando que la organización mantenga su estructura
y sus actividades comerciales ilícitas. Una persona cercana al grupo explicó: “El
gobierno tiene que entender que estas economías no van a desaparecer, pero lo que
necesitamos es una mutación para hacerlas menos violentas”240. Según el grupo,
algunas de sus operaciones (aunque no el narcotráfico) podrían salir a la luz y legali-
zarse. Por ejemplo, las minas controladas o reguladas por ellos podrían reestructurarse
formalmente como cooperativas comunitarias. Los primeros acercamientos de la ad-
ministración Petro a los gaitanistas apuntaron en esta dirección, aunque es evidente
que existen límites en cuanto a lo lejos que podría o estaría dispuesta a llegar241.
Incluso si hay avances en la formulación de reglas para la desmovilización gaita-
nista, Bogotá también debe mantener la visión clara sobre los límites de lo que se pue-
de lograr por medio de una negociación. Una desmovilización a gran escala puede
incluir a un gran número de sus miembros, pero los combatientes, empresarios y/o
funcionarios estatales que no deseen renunciar a los medios de vida ilícitos podrían
simplemente continuar con sus actividades, unirse a otras organizaciones criminales
o crear nuevas. Además, la posibilidad de reincidencia es alta. Cualquier desmovili-
zación debe ir acompañada de la judicialización de quienes retomen las armas, así
como de esfuerzos de seguridad para continuar combatiendo las actividades ilícitas y
operaciones militares en respuesta a cualquier amenaza armada.

C. Recalibrar el enfoque militar


Aunque el diálogo puede lograr avances importantes hacia la reducción de la violen-
cia, las operaciones de seguridad siguen siendo esenciales para salvaguardar a las
comunidades, ejercer presión para que los gaitanistas cedan, combatir las activida-
des económicas ilegales y luchar contra la corrupción que la fomenta.
Proteger a las poblaciones vulnerables en zonas que hoy están firmemente bajo
la su influencia debe ser la prioridad. En este sentido, la policía y el ejército pueden
establecer objetivos operativos que se centren directamente en la seguridad pública y

239
El tribunal de justicia de transicional creado en virtud del acuerdo de paz de 2016, la Jurisdic-
ción Especial para la Paz, prevé “penas alternativas” que restringirían la libertad de las personas
condenadas entre cinco y ocho años, pero sin ir a prisión. La Jurisdicción aún no ha dictado senten-
cias, por lo que los modelos exactos de sanciones aún no están claros. Ver “Jurisdicción Especial
para la Paz”, Jurisdicción Especial para la Paz, 2022.
240
Entrevista de Crisis Group, persona cercana a los gaitanistas, Bogotá, marzo de 2023.
241
Entrevistas de Crisis Group, alto funcionario gubernamental, Bogotá, septiembre de 2022; fun-
cionario gubernamental, Bogotá, noviembre de 2023. El gobierno podría apoyarse en las mejores
prácticas internacionales para la formalización de pequeñas empresas, en particular en el sector
minero. Ver, por ejemplo, “Formalizing Artisanal and Small-Scale Mining for Inclusive Sustainable
Development”, Intergovernmental Forum on Mining, Minerals, Metals and Sustainable Develop-
ment, 29 de noviembre de 2018.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 41

el bienestar. Las comunidades en las zonas controladas por los gaitanistas a menudo
se encuentran aisladas de las instituciones estatales y resultan dependiendo de algu-
na forma del grupo armado. Las fuerzas de seguridad deben tratar de poner fin a este
aislamiento; sus objetivos deben incluir crear espacios para que las instituciones
civiles establezcan un punto de apoyo en las áreas gaitanistas y garantizar que la po-
blación tenga una fuente de protección estatal, en línea con lo que se describe a con-
tinuación, de manera que “le arrebate la base social a los gaitanistas”, en las palabras
de un funcionario242.
Sin embargo, crear las condiciones para una mayor protección civil requiere un
cambio en los tipos de operaciones realizadas por el ejército. Desde que el gobierno
suspendió el cese al fuego con el grupo en marzo de 2023, la actividad militar contra
los gaitanistas ha aumentado considerablemente, y es probable que continúe expan-
diéndose bajo un nuevo Comando Conjunto respaldado por 30 000 soldados activos,
capacidades aéreas y apoyo e inteligencia internacional243. El comando parece deci-
dido a atacar al grupo no sólo a lo largo de sus frentes de expansión, sino también al
interior de sus zonas de influencia en los próximos meses244. No hay duda de que es-
tas operaciones puedan desempeñar un papel importante a la hora de empujar a los
gaitanistas a entablar conversaciones con el gobierno. Pero hay que tener cuidado al
realizar operaciones de corta duración, como capturas selectivas, que pueden exponer
a los civiles a acusaciones de filtrar información crítica a los militares. El grupo pue-
de tomar represalias violentas contra los que considere sospechosos una vez que los
soldados hayan abandonado el área. Como ha sugerido Crisis Group en el pasado,
este tipo de operaciones ofensivas de precisión deben emplearse con moderación245.
En cambio, el ejército y la policía deben intentar llevar a cabo despliegues a más
largo plazo en áreas críticas. Además de proteger a la población de posibles daños,
estos despliegues también permitirían la prestación de servicios estatales de forma
más segura. El Ministerio de Defensa, por su parte, podría abrir más canales para
que las comunidades en peligro denuncien delitos de forma anónima, ayudando así a
gestionar el riesgo de represalias de los grupos armados246. A mediano y largo plazo,
Colombia debe considerar ampliar la policía rural con el fin de garantizar una pre-
sencia estable de las fuerzas públicas en estas áreas. La planificación de este tipo de

242
Entrevista de Crisis Group, alto funcionario de la Presidencia de Colombia, marzo de 2024.
243
En octubre de 2023, el Ministerio de Defensa creó un nuevo Comando Conjunto con el objetivo
principal de atacar a los gaitanistas y a otros grupos más pequeños en las mismas regiones. Ver “Ac-
tivación del Comando Conjunto No. 5 con 30.000 efectivos de las Fuerzas Militares”, Ministerio
de Defensa de Colombia, 22 de octubre de 2023. Antes de establecer el nuevo comando, el ejército y
la policía capturaron al menos a dieciséis comandantes y miembros gaitanistas entre julio y sep-
tiembre de 2023. Entrevistas de Crisis Group, funcionarios de seguridad internacional, Bogotá, sep-
tiembre-octubre de 2023. Los gaitanistas dicen sentir una mayor presión militar. Correspondencia
de Crisis Group, persona cercana a los gaitanistas, agosto-septiembre de 2023.
244
Entrevistas de Crisis Group, oficiales militares de alto rango, enero de 2024.
245
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°95, Atrapados por el conflicto: cómo refor-
mar la estrategia militar para salvar vidas en Colombia, 27 de septiembre de 2022.
246
Ibid.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 42

medidas de seguridad a largo plazo será aún más crucial si el gobierno avanza en las
conversaciones para la desmovilización con los gaitanistas y otras organizaciones
armadas.
A la vez que priorizan la protección a la población civil, las fuerzas de seguridad
deben continuar reforzando sus operaciones dirigidas contra los principales intere-
ses ilícitos del grupo. La cúpula militar ha dado indicaciones claras de que la lucha
contra las economías criminales seguirá siendo una prioridad del gobierno247. La
administración de Petro se está centrando, acertadamente, en atacar los niveles más
altos de la cadena de valor ilícita, donde se obtienen los mayores beneficios, median-
te la captura de cabecillas (particularmente aquellos involucrados en las finanzas),
la incautación de armas, drogas y dinero, y el desmantelamiento de laboratorios de
procesamiento de cocaína248. Colombia puede fortalecer estas operaciones aprove-
chando las lecciones históricas de lo que ha funcionado contra los gaitanistas. Por
ejemplo, la campaña Agamenón, que fue fundamental para persuadir al grupo a ex-
plorar la desmovilización durante la administración Santos, se basó exclusivamente
en unidades verificadas internacionalmente y fuerzas de países socios249.
Independientemente de que ese modelo pueda transponerse por completo al pre-
sente o no, resulta esencial prestar mayor atención a los riesgos que plantean la infil-
tración y la corrupción al interior de la policía y el ejército. Dichos esfuerzos mejora-
rían las perspectivas de éxito de las misiones y al mismo tiempo servirían para crear
vínculos de confianza duraderos entre el Estado y las comunidades, que necesitan
saber que las fuerzas de seguridad están de su lado250. Del mismo modo, desplegar
más recursos para el trabajo de contrainteligencia y para judicializar a los corruptos
en el sector de la seguridad sería una inversión útil251.

D. Desmovilizaciones individuales

La presión militar puede llevar a algunos combatientes gaitanistas a querer deponer


las armas de manera individual. Incluso, mientras el Congreso redacta la legislación
necesaria para gestionar un proceso a gran escala, el gobierno aún puede mejorar y
ampliar los programas de desmovilización individual existentes, los cuales han ayu-
dado a miles de excombatientes a abandonar varios grupos y deponer las armas252.

247
A finales de enero, el comandante de las fuerzas armadas instó a redoblar los esfuerzos para
frenar la actividad económica ilícita. “Hemos observado fallas y errores: carta del comandante de
FF.MM. a generales y almirantes”, W Radio, 29 de enero de 2024.
248
Entrevistas de Crisis Group, altos oficiales militares, Bogotá y Medellín, marzo y agosto de 2023.
249
Entrevista de Crisis Group, ex alto oficial de policía, Bogotá, octubre de 2023.
250
Cuando los residentes ven a miembros de las fuerzas de seguridad aparentemente colaborando
con los gaitanistas, eso “les deja mal sabor”. Entrevista de Crisis Group, líder local, María La Baja,
marzo de 2022.
251
Los oficiales militares dicen que están trabajando con este fin, centrándose en investigar a las tro-
pas (por ejemplo, mediante polígrafos periódicos), así como en intentos de levantar la moral en las
filas para prevenir la corrupción. Entrevistas de Crisis Group, altos oficiales militares, enero de 2024.
252
“Decreto 601 de 2020”, Presidencia de Colombia, 28 de abril de 2020.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 43

Los combatientes en este tipo de procesos se entregan a las autoridades a título per-
sonal, desertando del grupo y no como parte de un acuerdo con sus líderes. Hasta
que se establezca un marco legal para el desarme criminal a gran escala, estos pro-
gramas individuales podrían modificarse para hacerlos más adecuados para aquellos
que estén dispuestos a aprovecharlos253.
Los paquetes de desmovilización deben ser diversos, con un amplio abanico de
rutas hacia la vida civil. Las personas que hayan desempeñado funciones políticas o
administrativas en las filas gaitanistas deben ser elegibles para una amnistía si no
han cometido abusos graves contra los derechos humanos, con paquetes de desmo-
vilización que incluyan asistencia para conseguir empleos lícitos u oportunidades
educativas adaptadas a su experiencia254. Ya sean antiguos administradores o com-
batientes, no todos los miembros del grupo radicados en zonas rurales querrán que-
darse en el campo o convertirse en agricultores, una de las opciones que típicamente
ofrecen los programas de reincorporación255. La agencia colombiana encargada de
la reintegración de excombatientes necesita suficientes recursos y flexibilidad para
diseñar una gama más amplia de programas. También podría apoyarse en la expe-
riencia de los paramilitares desmovilizados para construir un programa orientado a
los combatientes gaitanistas.
Mientras tanto, la seguridad física sigue siendo un enorme desafío para los ex-
combatientes de todos los grupos256. Los responsables de las muertes de excomba-
tientes son a menudo, aunque no siempre, los mismos grupos armados y criminales
que abandonaron, o un grupo rival de la misma región. El gobierno debe buscar
compromisos con respecto a la seguridad de los excombatientes en todas las conver-
saciones que se están llevando a cabo actualmente y las que se vayan a realizar en el
futuro con grupos armados y al mismo tiempo reservar recursos para aquellos casos
en los que se necesite asistencia gubernamental para brindar la protección necesaria.

E. Presencia estatal
Los gaitanistas surgieron tras la desmovilización paramilitar y se han expandido me-
diante la coerción armada. Pero gran parte de su éxito radica que llenan los vacíos
dejados por el Estado (desde seguridad hasta justicia y regulación económica y social)
en muchas zonas de Colombia.
A medida que el gobierno avanza con diversos procesos de paz, debe aprovechar
las oportunidades para ampliar la presencia de las instituciones estatales, particu-
larmente en las zonas rurales. Un primer paso vital sería revitalizar la implementa-

253
“Desmovilizaciones colectivas e individuales”, Datos Abiertos Colombia, 18 de julio de 2023.
254
La idea de amnistías amplias que incluyan a los civiles implicados en la guerra podría apoyarse
en las prácticas del derecho internacional humanitario. Ver “DIH consuetudinario: Normas 156-
159”, Comité Internacional de la Cruz Roja.
255
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°92, Otra forma de lucha: defendiendo la paz
con las FARC en Colombia, 30 de noviembre de 2021.
256
“Boletín operativo – UEI Segundo Trimestre 2023”, Fiscalía General de la Nación, 30 de mayo
de 2023.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 44

ción del acuerdo de paz de 2016 con las FARC. El acuerdo incluye compromisos para
ampliar los servicios públicos, reformar las economías rurales y reducir la brecha
entre la Colombia urbana y la rural. Aunque la administración de Petro ha dicho que
apoya plenamente este proceso, un panel multipartidista encontró que el ritmo
parece haberse desacelerado en su primer año, en gran parte debido a problemas de
gestión257. Cumplir con las disposiciones del anterior acuerdo de paz es esencial para
abordar la desigualdad y dar credibilidad a los nuevos acuerdos.

257
“Informe: ¿Hacia dónde va la implementación del Acuerdo de Paz?”, Del Capitolio al Territorio,
27 de septiembre de 2023.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
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VI. Conclusión

Desde su posición dominante en el mundo criminal de Colombia, los gaitanistas


representan una sofisticada amenaza. Están organizados, fuertemente armados y
arraigados, y aprovechan la experiencia de innumerables excombatientes. Ejercen
un control asfixiante sobre la vida cotidiana de las comunidades en los lugares que
dominan, extrayendo rentas de negocios legales e ilegales. El presidente Petro ha
invertido gran parte de su capital político en poder reactivar las negociaciones con
todos los grupos armados de Colombia. Considerados un grupo criminal más que una
insurgencia política, los gaitanistas se han mantenido al margen de las conversacio-
nes. Pero para que la “paz total” pueda tener éxito, será necesario integrarlos a las
conversaciones.
Nada en este proceso será fácil, pero avanzar paso a paso puede ayudar a que el
desafío sea menos intimidante. Eso se traduce en unas medidas iniciales para gene-
rar confianza, que conduzcan a esfuerzos más amplios para negociar ceses al fuego
regionales que llegado el momento permitan abordar el espinoso tema de la desmo-
vilización. El gobierno no puede intentar dar el último paso (desmantelar a los gaita-
nistas y a sus redes) sin una nueva legislación. Si se logra establecer una vía legal, el
Estado aún enfrentaría dificultades para ofrecer incentivos suficientes que conven-
zan a los excombatientes a dejar las actividades criminales de manera permanente y
al mismo tiempo hagan justicia para las víctimas y no ofendan a la opinión pública.
Coordinar estas iniciativas de diálogo con una continua presión militar, policial y judi-
cial probablemente sea fundamental para garantizar que el grupo sienta la necesidad
de dialogar, y para garantizar una mayor protección de los civiles que viven bajo el
violento yugo del grupo.
A pesar de la magnitud de los desafíos en el horizonte, los argumentos para per-
sistir en los esfuerzos de desmovilización del grupo siguen siendo contundentes. Los
grupos armados colombianos han demostrado ser notablemente resistentes frente a
las operaciones militares que buscan destruirlos. Las comunidades rurales en áreas
con una fuerte presencia gaitanista respaldan las conversaciones de forma abruma-
dora. Además, el resultado de las negociaciones de paz con otros grupos armados se
fundamenta en la percepción de que, si abandonan la lucha, los gaitanistas no serán
los principales beneficiarios. El destino de la “paz total” bien puede depender actual-
mente de la posibilidad de un logro con el único de los principales grupos que hasta
ahora se ha pasado por alto.
Bogotá/Nueva York/Washington/Bruselas, 19 de marzo de 2024
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 46

Anexo A: Mapa de Colombia


La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
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Anexo B: Marco normativo para negociaciones con grupos criminales

Los criterios para determinar si una organización armada es parte en uno de los con-
flictos armados internos de Colombia son jurídicamente diferentes a los que se usan
para determinar si un grupo es inherentemente político o criminal y, como tal, puede
beneficiarse de algunos de los incentivos de pacificación que Colombia ha utilizado
para poner fin a insurgencias pasadas. Esta distinción es importante a la hora de con-
siderar acercamientos con los gaitanistas. El grupo está clasificado como parte en el
conflicto interno desde 2017, pero ningún gobierno ha reconocido que tenga objeti-
vos políticos258. Por lo tanto, el gobierno puede combatir al grupo dentro del marco
normativo reservado para enfrentar una guerra, pero sin nueva legislación, cuenta
con un conjunto más limitado de herramientas para buscar la paz que si el grupo
fuera considerado una organización política en lugar de una criminal.
A modo de antecedente, el artículo 22 de la Constitución de Colombia establece
la paz como un derecho fundamental y deber de obligatorio cumplimiento y, por lo
tanto, faculta y obliga al Ejecutivo a trabajar con ese fin. La Ley 418 de 1997, conocida
coloquialmente como Ley de Orden Público, fue la primera en incluir las negociacio-
nes entre los instrumentos disponibles para buscar la paz con insurgencias políticas
bajo la carta de 1991. Delitos como la sedición fueron considerados amnistiables bajo
algunas condiciones en aras de la búsqueda de la paz. Una reforma constitucional de
2012 (artículos transitorios 66 y 67) estableció posteriormente una distinción entre
“delitos políticos” (los cometidos en el curso de un intento de rebelión contra el orden
institucional) y los “delitos comunes” (cometidos únicamente con fines de lucro). La
Constitución restringe el uso de la justicia transicional, definida como externa al sis-
tema de justicia ordinaria, a grupos que han cometido crímenes políticos (versus co-
munes), independientemente de si una organización armada es parte en un conflicto
interno o no.
Durante la desmovilización paramilitar impulsada por el expresidente Álvaro Uri-
be, el Congreso aprobó la Ley 975 de 2005 (Ley de Justicia y Paz). Esta ley estableció
que el gobierno podría entablar negociaciones con cualquier grupo armado organi-
zado al margen de la ley (definido como un grupo guerrillero como las FARC o como
un grupo paramilitar como las AUC, o una parte significativa de estos) para trabajar
hacia su desmovilización mediante la reducción de penas de prisión, a cambio de que
depongan sus armas y confiesen los delitos cometidos. La Corte Constitucional, sin
embargo, aceptó parcialmente una demanda contra la ley con el argumento de que
las acciones de los paramilitares no califican como sedición y, por lo tanto, deben ser
tratadas como delitos comunes. La Corte también declaró inconstitucionales algunas

258
Para información detallada del marco normativo mencionado en este anexo, ver: “Constitución
Política de Colombia: Actualizada con los Actos Legislativos a 2015”, Corte Constitucional de
Colombia, 2015; “Ley 418 de 1997”, Congreso de Colombia, 26 de diciembre de 1997; “Ley 975 de
2005”, op. cit.; “Sentencia C-370/06”, Corte Constitucional de Colombia, 2006; “Directiva perma-
nente 015 de 2016”, op. cit.; “Ley 1908 de 2018”, op. cit.; “Ley 2272 de 2022”, op. cit.; “Comunicado
50”, Corte Constitucional de Colombia, 29 de noviembre de 2023.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 48

secciones de la ley porque concedían a los miembros del grupo paramilitar bene-
ficios que no debían estar al alcance de los responsables de graves violaciones de los
derechos humanos e infracciones del derecho internacional humanitario (DIH). El
fundamento de la decisión era que, mientras los grupos guerrilleros luchaban contra
el Estado, los paramilitares cooperaban con él y, por tanto, su violencia no podía
considerarse rebelión política.
A pesar de que en la práctica Colombia llevaba años inmersa en un conflicto in-
terno, sus autoridades no lo reconocieron expresamente hasta 2016, cuando el Con-
sejo de Seguridad Nacional de la administración Santos lo hizo por primera vez. Esto
confirió una mayor coherencia jurídica a las decisiones relativas al uso de la fuerza.
En virtud del DIH, si el gobierno determinaba que un grupo armado organizado era
parte en un conflicto interno, entonces el uso de la fuerza contra ese grupo se regiría
por el DIH, que ofrece mayor libertad para ciertos tipos de ataques que la legislación
sobre derechos humanos. (En la práctica, los militares han aplicado el DIH a los
actores del conflicto desde mucho antes de la declaración oficial de conflicto armado
interno). Hasta 2022, el Consejo de Seguridad Nacional decidía periódicamente qué
organizaciones armadas eran parte en un conflicto reconocido y, por lo tanto, se con-
sideraban susceptibles de que se les aplicara el DIH.
En este marco, en 2017 el Consejo de Seguridad Nacional designó a los gaitanis-
tas como un grupo armado organizado parte en un conflicto. El Ministerio de Defen-
sa por su parte publicó la Directiva Permanente 015 aclarando que esta designación
por sí sola no le otorgaba estatus político. Para facilitar las conversaciones hacia la
desmovilización con los gaitanistas, la administración Santos aprobó la Ley 1908 de
2018, que establece los términos para el diálogo sobre temas específicos con plazos
limitados.
La administración Petro modificó aún más el marco. Respaldó la Ley de Paz Total
(2272 de 2022), que facultó a una “instancia de alto nivel” (con la participación del
Ministerio de Defensa, el Alto Comisionado para la Paz y la Dirección Nacional de
Inteligencia) para determinar qué grupos armados organizados eran partes en un con-
flicto armado. Esa ley también fue la primera en establecer la categoría jurídica de
“estructuras armadas organizadas de crimen de alto impacto”, una categoría que in-
cluye grupos que, según el Estado, no son políticos, pero constituyen una amenaza
para la paz y, por tanto, justifican el diálogo. Algunas de estas organizaciones, como los
gaitanistas, están clasificadas como partes en conflicto, mientras que la mayoría no.
En una sentencia del 29 de noviembre de 2023, la Corte Constitucional se puso
del lado del ejecutivo al afirmar que la Ley de Paz Total lo facultaba para acercarse
y entablar conversaciones con grupos criminales de alto impacto porque las líneas
entre los grupos criminales y políticos se han vuelto difusas. Pero afirmó que el alto
comisionado para la Paz no puede ser el único tomador de decisiones al respecto,
ordenando que el Congreso defina los términos para cualquier posible discusión
sobre la desmovilización de las estructuras armadas organizadas de crimen de alto
impacto.
Esencialmente, dado que los gaitanistas están clasificados como un grupo crimi-
nal de alto impacto, la Corte reconoció que la presidencia está facultada para abrir
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 49

un canal de comunicación y discutir medidas de construcción de confianza con gru-


pos como éste. Pero la administración tendrá que acatar la decisión de la Corte de
promulgar nueva legislación (o modificar las leyes existentes) que regulen los térmi-
nos de cualquier posible desmovilización.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 50

Anexo C: Acerca de International Crisis Group


El International Crisis Group (Crisis Group) es una organización no gubernamental independiente sin
ánimo de lucro, con cerca de 120 funcionarios en cinco continentes, que combina el análisis sobre el te-
rreno con labores de sensibilización al más alto nivel, con el objetivo de prevenir y solucionar conflictos
letales.
El trabajo de Crisis Group se basa en investigaciones realizadas sobre el terreno. Cuenta con equipos de
analistas políticos con sede en o cerca de los países en riesgo de crisis, escalada o recurrencia de con-
flictos violentos. Con base en la información y las evaluaciones sobre el terreno, produce informes analí-
ticos con recomendaciones prácticas dirigidas a quienes toman decisiones fundamentales en el ámbito
internacional. Crisis Group también publica CrisisWatch, un boletín mensual de alerta temprana, que ac-
tualiza sucintamente y con regularidad la coyuntura en más de 80 situaciones de conflicto o conflicto po-
tencial alrededor del mundo.
Los informes de Crisis Group son ampliamente distribuidos por correo electrónico y se publican simultá-
neamente en su sitio web, www.crisisgroup.org. Crisis Group trabaja en estrecha colaboración con gobier-
nos y con grupos influyentes, incluidos los medios, para llamar la atención sobre sus análisis de crisis y
buscar apoyo para sus recomendaciones en materia de políticas.
El Consejo Directivo de Crisis Group –cuyos miembros incluyen figuras prominentes en las esferas de la
política, la diplomacia, los negocios y los medios de comunicación– participa de forma directa en la promo-
ción de los informes y las recomendaciones de la organización, buscando su consideración por parte de
formuladores de políticas en el mundo. Crisis Group es codirigido por Frank Giustra, presidente y director
ejecutivo de Fiore Group y fundador de Radcliffe Foundation, y por Susana Malcorra, exministra de Relacio-
nes Exteriores de Argentina y jefe de gabinete del Secretario General de las Naciones Unidas.
En diciembre de 2021, Comfort Ero fue designada como presidente y directora ejecutiva de Crisis Group.
Ero se incorporó a Crisis Group en 2001 como directora del proyecto para África occidental y posterior-
mente ascendió a directora del programa para África y vicepresidenta interina. Entre sus dos periodos en
Crisis Group, trabajó en el Centro Internacional para la Justicia Transicional y el Representante Especial
del Secretario General para la Misión de la ONU en Liberia.
La sede internacional de Crisis Group se encuentra en Bruselas, y la organización cuenta con oficinas en
siete localidades: Bogotá, Dakar, Estambul, Nairobi, Londres, Nueva York y Washington, DC. También
tiene representación de personal en las siguientes ciudades: Abuja, Adís Abeba, Bahréin, Bakú, Bangkok,
Beirut, Caracas, Ciudad de Gaza, Ciudad de Guatemala, Ciudad de México, Jerusalén, Johannesburgo,
Juba, Kabul, Kiev, Manila, Moscú, Seúl, Rangún, Tiflis, Toronto, Trípoli y Túnez.
Crisis Group recibe apoyo financiero de una amplia gama de gobiernos, fundaciones y fuentes privadas.
En la actualidad Crisis Group tiene relaciones con los siguientes departamentos y organismos guberna-
mentales: Australia (Departamento para los Asuntos Internacionales y el Comercio), Austria (Agencia
para el Desarrollo), Banco Mundial, Canadá (Ministerio de Asuntos Exteriores), Catar (Ministerio de
Relaciones Exteriores), Dinamarca (Ministerio de Asuntos Exteriores), Eslovenia (Ministerio de Relacio-
nes Exteriores), Finlandia (Ministerio de Relaciones Exteriores), Francia (Ministerio para Europa y las
Relaciones Exteriores, Agencia para el Desarrollo), Fondo para el Análisis de Riesgos Complejos
(CRAF'd), Irlanda (Departamento de Relaciones Exteriores), Japón (Agencia de Cooperación Internacional
y Organización de Comercio Exterior), Luxemburgo (Ministerio de Relaciones Exteriores y Asuntos Euro-
peos), Noruega (Ministerio de Relaciones Exteriores), Nueva Zelanda (Ministerio de Relaciones Exte-
riores y Comercio), Países Bajos (Ministerio de Relaciones Exteriores), Principado de Liechtenstein (Minis-
terio de Relaciones Exteriores), Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA), Reino
Unido (Oficina de Relaciones Exteriores, Commonwealth y Desarrollo), Suecia (Ministerio de Relaciones
Exteriores), Suiza (Ministerio Federal de Relaciones Exteriores) y Unión Europea (Fondo de Emergen-
cia para África, Instrumento para la Estabilidad y la Paz).
Crisis Group mantiene relaciones con las siguientes fundaciones: Carnegie Corporation of New York,
Friedrich Ebert Stiftung, Global Challenges Foundation, Henry Luce Foundation, John D. and Catherine
T. MacArthur Foundation, National Endowment for Democracy, Open Society Foundations, Ploughshares
Fund, Pivotal Foundation, The David and Lucile Packard Foundation, Robert Bosch Stiftung, Rockefeller
Brothers Fund, Stand Together Trust, Stiftung Mercator y Wellspring Philanthropic Fund.

Marzo de 2024
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 51

Anexo D: Informes e informes breves de Crisis Group sobre


América Latina y el Caribe desde 2021

Informes e informes breves especiales Cómo enfrentar un problema combustible: hua-


Ten Challenges for the UN in 2021-2022, Infor- chicoleo y violencia en México, Informe breve
me breve especial N°6, 13 de septiembre de sobre América Latina N°46, 25 de marzo de
2021. 2022
7 Priorities for the G7: Managing the Global Fervientes devotos en Brasil: Bolsonaro y los
Fallout of Russia’s War on Ukraine, Informe riesgos de un año de elecciones, Informe bre-
breve especial N°7, 22 de junio de 2022. ve sobre América Latina N°47, 16 de junio de
2022
Ten Challenges for the UN in 2022-2023, Spe-
cial, Informe breve especial N°8, 14 de sep- Tiempos difíciles en el refugio: cómo proteger a
tiembre de 2022. los migrantes venezolanos en Colombia, In-
forme de sobre América Latina N°94, 9 de
Seven Priorities for Preserving the OSCE in a
agosto de 2022
Time of War, Informe breve especial N°9, 29
de noviembre de 2022. Atrapados por el conflicto: cómo reformar la
Seven Priorities for the G7 in 2023, Informe estrategia militar para salvar vidas en Colom-
breve especial N°10, 15 de mayo de 2023. bia, Informe sobre América Latina N°95, 27
de septiembre de 2022
Ten Challenges for the UN in 2023-2024, Infor-
Un remedio para la fiebre carcelaria en El Sal-
me breve especial N°11, 14 de septiembre de
vador, Informe sobre América Latina N°96, 5
2023.
de octubre de 2022
El efecto exilio: la oposición venezolana en el ¿Lazos incondicionales? Restaurar las relacio-
extranjero y las redes sociales, Informe sobre nes entre Venezuela y Colombia, Informe so-
América Latina N°86, 24 de febrero de 2021. bre América Latina N°97, 1 de diciembre de
Raíces profundas: coca, erradicación y violen- 2022
cia en Colombia, Informe sobre América Lati- El último recurso de Haití: las pandillas y la
na N°87, 26 de febrero de 2021. perspectiva de una intervención extranjera,
Los riesgos de unas elecciones amañadas en Informe breve sobre América Latina y el Cari-
Nicaragua, Informe sobre América Latina be N°48, 14 de diciembre de 2022
N°88, 20 de mayo de 2021. Proteger a los colombianos más vulnerables en
Violencia electoral e influencia ilícita en Tierra el camino hacia la “paz total, Informe sobre
Caliente, Informe sobre América Latina N°89, América Latina N°98, 24 de febrero de 2023
2 de junio de 2021. México y sus alcaldes olvidados: gobierno local
Paro y pandemia: las respuestas a las protestas y la lucha contra el crimen, Informe sobre
masivas en Colombia, Informe sobre América América Latina N°99, 23 de junio de 2023
Latina N°90, 2 de julio de 2021 ¿Nuevo amanecer o viejos hábitos? Resolver
Haití: un camino hacia la estabilidad para una los dilemas de seguridad de Honduras, Infor-
nación en shock, Informe breve sobre Améri- me sobre América Latina N°100, 10 de julio
ca Latina y el Caribe N°44, 30 de septiembre de 2023
de 2021 Navegar la estancada política de Venezuela: el
Bosques caídos: deforestación y conflicto en camino hacia las elecciones, Informe sobre
Colombia, Informe sobre América Latina América Latina N°101, 16 de agosto de 2023
N°91, 4 de noviembre de 2021 El cuello de botella de las Américas: crimen y
Cómo mitigar los riesgos de las reñidas elec- migración en el tapón del Darién, Informe so-
ciones de Honduras, Informe sobre América bre América Latina N°102, 3 de noviembre de
Latina N°45, 23 de noviembre de 2021 2023
Otra forma de lucha: defendiendo la paz con las Socias en el crimen: el ascenso de las mujeres
FARC en Colombia, Informe sobre América en los grupos ilegales mexicanos, Informe
Latina N°92, 30 de noviembre de 2021 sobre América Latina N°103, 28 de noviembre
Cómo superar la fractura global sobre Venezue- de 2023
la, Informe sobre América Latina N°93, 17 de Las pandillas de Haití: ¿Puede una misión ex-
febrero de 2022 tranjera romper su yugo?,Informe breve sobre
América Latina y el Caribe N°49, 5 de enero
de 2024
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 52

Miedo, mentiras y lucro: el uso de redes socia-


les por los grupos criminales en México, In-
forme breve sobre América Latina N°50, 31
de enero de 2024
Conflictividad perpetua: una ruta hacia la estabi-
lidad en el Perú, Informe sobre América Lati-
na N°104, 8 de febrero de 2024
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 53

Anexo E: Consejo directivo de Crisis Group

PRESIDENTE Y Miriam Coronel-Ferrer Lord (Mark) Malloch-Brown


DIRECTORA EJECUTIVA Exasesora senior de mediación, ONU Exsecretario general adjunto de las
Naciones Unidas y administrador del
Comfort Ero Sigmar Gabriel Programa de las Naciones Unidas
Exvicepresidenta interina y directora Exministro de Asuntos Exteriores y para el Desarrollo (PNUD).
del Programa para África de Crisis vicecanciller de Alemania.
Group. William H. McRaven
Fatima Gailani
Almirante retirado de la Marina de
CO-PRESIDENTES DEL Presidenta del Afghanistan Future EE. UU., que sirvió como 9°
Thought Forum y expresidenta de la comandante del Comando de
CONSEJO
Sociedad de la Media Luna Roja Operaciones Especiales de EE. UU.
Frank Giustra afgana.
Shivshankar Menon
Presidente y director ejecutivo, Fiore
Julius Gaudio Exsecretario de Exteriores de India;
Financial Corporation; fundador,
Director general de D. E. Shaw & Co., exasesor de Seguridad. Nacional
Radcliffe Foundation.
L.P.
Naz Modirzadeh
Susana Malcorra
Stephen Heintz Director del programa de Derecho
Exministra de Relaciones Exteriores
Presidente y director ejecutivo, Internacional y Conflicto Armado de la
de Argentina.
Rockefeller Brothers Fund Escuela de Derecho de Harvard.

OTROS MIEMBROS Rima Khalaf-Hunaidi Saad Mohseni


DEL CONSEJO Ex subsecretaria general de la ONU y Presidente y director ejecutivo de
secretaria ejecutiva de UNESCWA MOBY Group.
Fola Adeola
Fundador y presidente, FATE Mo Ibrahim Nadia Murad
Foundation. Fundador y presidente de Mo Ibrahim Presidenta and presidenta del consejo
Foundation; fundador de Celtel de Nadia’s Initiative
Abdulaziz Al Sager International.
Presidente y fundador de Gulf Ayo Obe
Research Center y president de Sager Mahamadou Issoufou Presidente de la junta de Gorée
Group Holding Expresidente de Níger Institute (Senegal); abogada (Nigeria).

Hushang Ansary Kyung-wha Kang Meghan O’Sullivan


Presidente, Parman Capital Group Exministro de Relaciones Exteriores Ex vice asesora de Seguridad
LLC; exembajador de Irán en EE. UU. de la República de Corea Nacional de EE. UU. sobre Irak y
y ministro de Finanzas y Asuntos Afganistán.
Wadah Khanfar
Económicos. Cofundador, Al Sharq Forum; Kerry Propper
Gérard Araud exdirector general, Al Jazeera Socio director de Partner of ATW
Exembajador de Francia en EE. UU. Network. Partners; fundador y presidente del
consejo de Chardan Capital.
Zeinab Badawi Nasser al-Kidwa
Presidente, SOAS University of Presidente de Yasser Arafat Ahmed Rashid
London Foundation; exmediador adjunto de la Escritor y periodista de política
ONU sobre Siria. exterior, Pakistán.
Carl Bildt
Ex primer ministro y ministro de Bert Koenders Nirupama Rao
Relaciones Exteriores de Suecia. Exministro de Relaciones Exteriores Exsecretario de Asuntos Exteriores de
de Holanda y subsecretario general de la India y exembajador de la India en
Sandra Breka Naciones Unidas. China y Estados Unidos
Vicepresidenta y directrora de
Andrey Kortunov Juan Manuel Santos Calderón
operaciones, Open Sociaety
Director general del Consejo Ruso de
Foundations. Expresidente de Colombia, premio
Asuntos Internacionales.
Nobel de Paz 2016.
Maria Livanos Cattaui
Ivan Krastev
Exsecretaria General de la Cámara Ine Eriksen Søreide
Presidente del Centro para Estrategias
Internacional de Comercio. Exministro de Relaciones Exteriores,
Liberales (Sofía); miembro fundador
exministro de Defensa de Noruega, y
Ahmed Charai de la junta del Consejo Europeo de
presidente del Comité de Relaciones
Presidente y director ejecutivo de Relaciones Exteriores.
Exteriores y Defensa
Global Media Holding y editor del
Nancy Lindborg
semanario marroquí L’Observateur. Alexander Soros
Presidenta y directora ejecutiva de
Vicepresidente de la Junta Global,
Nathalie Delapalme Packard Foundation
Open Society Foundations.
Directora ejecutiva y miembro de la
Tzipi Livni
Junta Directiva de Mo Ibrahim George Soros
Excanciller y vice primer ministro de
Foundation. Fundador, Open Society Foundations
Israel.
y presidente, Soros Fund
María Fernanda Espinosa
Helge Lund Management.
Expresidenta de la 73ª sesión de AG
Presidente de BP Plc (Reino Unido) y
de la ONU Darian Swig
Novo Nordisk (Dinamarca).
Fundadora y presidenta, Article 3
Advisors; cofundadora y presidenta del
consejo; Article3.org.
La incógnita de la “paz total”: qué hacer con los gaitanistas
Informe de Crisis Group sobre América Latina N°105, 19 de marzo de 2024 Página 54

C ON S E J O C O R P O R A TI V O G L OBA L
Un distinguido círculo de promotores de Crisis Group, procedentes de altos cargos ejecutivos y empresas
del sector privado.

Líderes mundiales
Aris Mining
Shearman & Sterling LLP
White & Case LLP

Socios mundiales
(2) Anónimo
APCO Worldwide Inc.
BP
Chevron
Eni
Equinor
GardaWorld
Sempra Energy
TotalEnergies

EME RI T OS D E C RI SIS GR O UP
Mort Abramowitz
Fundador y consejero emérito

George Mitchell
Presidente emérito

Gareth Evans
Presidente del consejo emérito

Lord (Mark) Malloch-Brown


Fundador y presidente emérito del consejo

Thomas R. Pickering
Presidente del consejo emérito

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