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La Universidad como asunto público

Quería agradecer la invitación y destacar el interés y la discusión que propone la


materia y ella es pensar la universidad o las políticas en la universidad o la Universidad
como asunto político también. Política de conocimiento digamos, pensar la universidad
en la universidad. Hacer un ejercicio reflexivo, esa palabra es una vieja palabra de la
filosofía: “reflexión”, que quiere decir flexionar el pensamiento sobre sí mismo. Esa es
una obligación de la universidad. Reflexionar, pensarse a sí misma, pensar cómo
piensa. La gran tradición del pensamiento filosófico moderno, yo diría incluso que la
idea de reflexión, es el parámetro de la idea de la crítica. Cuando uno dice un pensa-
miento crítico (sobre todo lo dice la gran tradición filosófica alemana que nace con Kant
y pasa por Hegel y pasa por Marx y pasa por la escuela de Frankfurt y llega hasta hoy)
no dice solamente un pensamiento crítico del mundo sino un pensamiento al que el
mundo no le gusta y por lo tanto lo critica. Es un pensamiento en condiciones de
desasnar el modo en que él mismo piensa. Es una obligación de todo pensamiento no
positivista digamos. Hay un libro Jürgen Habermas que es extraordinario. Escrito en
sus años relativamente mozos, en
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el año 1968, año de gran movilización de las ideas en torno a la universidad y al
conocimiento en Europa. El año 1968 es el año del gran movimiento universitario
francés que después tuvo eco, rebotes en el 69, en particular en Alemania (Frankfurt) e
Italia. En ese contexto de fuertes movilizaciones estudiantiles, de fuertes preguntas con
los compromisos del conocimiento, de lo que habla se llama los intereses del
conocimiento. Además escribió un libro muy importante que se llama “Conocimiento e
Interés”, un libro extraordinario, esto sí lo digo con mucha convicción .La objetividad
es una mala palabra para Habermas, está bien que el conocimiento esté interesado y
puede estar interesado en distintas cosas. Puede estar interesado en la manipulación de
la naturaleza y eso nos da las grandes ciencias naturales que nos permiten aprehender
el mundo para apropiarnos de él; puede estar interesado en la comunicación entre los
hombres, que nos da las grandes ciencias hermenéuticas que solemos llamar sociales o
puede ser un interés emancipatorio que sirve para liberar a los individuos y a los
pueblos de sus cadenas materiales o simbólicas. Todo es interés, todo es conocimiento
si estoy interesado. Está bueno que lo sepan.
¿Por qué cito este libro de Habermas del que no pensaba en absoluto hablar?
Cuando pensaba de qué hablar en esta clase recordé la primera parte de ese libro va a
haber una cosa muy interesante que dice “este libro está escrito contra el positivismo
porque el positivismo es la negación de la reflexión”. Es una idea muy interesante, que
no quiere decir que los positivistas no piensan, mucho menos que los positivistas son
tontos, los positivistas no son tontos y piensan, lo que no hacen es reflexionar. Es decir
pensar sobre el propio pensamiento. Suponen que el mundo está allí inmediatamente
aprehensible para la razón que es así como los instrumentos de nuestra razón nos lo
muestran. No cree necesario volver para atrás en el pensamiento para estudiar esa
propia razón y esos propios sentidos y preguntarse si acaso esos son los instrumentos
adecuados para entender el mundo.Cuando uno explica Kant, por ejemplo, en
Pensamiento Científico o esas materias con las que uno se agrada la vida dando clases,
suele dar el ejemplo de los colores con que vemos el mundo y no son evi dentemente los
colores del mundo sino los colores con que nosotros a partir de cierto aparato óptico
que es nuestro que no coincide con el de los perros que ven en blanco y negro. Los
perros están convencidos de que el mundo es blanco, negro y gris, nosotros estamos
convencidos de que es del color que lo vemos y lo que sería bueno es que uno y otros
pudiéramos reflexionar, es decir, flexionar el pensamiento so
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bre nuestros propios modos de percibir el mundo para comprender allí la relatividad
de lo que pensamos.
Entonces esa es la reflexión, es un movimiento que empieza en la historia de la
filosofía posiblemente con Descartes que empieza la jornada filosófica de la
modernidad racionalista yendo para atrás, no mirando hacia adelante el mundo sino al
contrario, dudando de todas las cosas diciendo no voy a confiar en la verdad de nada
que no se imponga como evidente a mi razón. Duda de todo, de todo, hasta que llega a
un único punto que no hay duda posible que es la de su propia existencia. Llega a la
conclusión de su propia existencia porque duda. Dudo, dudo, dudo, dudo, es evidente
que hay alguien, llámese a ese alguien como sea, pongámosle Dios, que es el sujeto de
esa duda, no podría estar dudando si no existiera, por lo tanto si yo existo es evi dente.
De la duda de todo: de la duda de que el mundo exista, de la duda de que Dios existe, de
la duda de que la pared sea finita, de la duda de todo llega a una certeza absolutamente
auto fundada que es la certeza de su propia existencia. De allí según un procedimiento
filosófico que todos hemos leído -ahora discúlpenme después lo voy a recordar- vuelve
a salir del yo al mundo pero ahora con seguridad de que lo que conoce del mundo está
bien. Uno puede decir que Descartes empieza la historia de la filosofía racionalista
moderna yendo del mundo al yo para salir después conquistador del yo al mundo.
Quienes venimos después de Descartes, después que Descartes ya hizo eso, estamos
al revés, partimos del supuesto de que los instrumentos con los que contamos para
mirar el mundo están bastante bien entonces es bueno que no seamos necios, y es
bueno entonces que cada tanto vayamos para atrás y miremos si esos instrumentos
están tan bien como creemos. Si las palabras con las que hablamos son las adecuadas
para hablar del mundo tal como es, si las categorías que empleamos para dar cuenta del
movimiento del mundo, es decir estudiar las propias categorías con las que pensamos
al mismo tiempo que las usamos para pensar el mundo. Hegel usaba una metáfora
bastante desagradable, decía: “al mismo tiempo que le hincamos el diente al bocado
del mundo probar la propia dentadura”. Probar los instrumentos del conocimiento al
mismo tiempo que conocemos. No es que primero tenemos que investigar la dentadura
para después morder, tampoco se trata de morder simplemente, ingenuamente,
dogmáticamente sin saber que estamos mordiendo con los dientes adecuados. Se trata
de hacer los dos ejercicios simultáneamente. Eso tiene una influencia muy grande en
aquella primera filosofía de la modernidad, de la modernidad racionalista francesa, la
gran moder
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nidad racionalista alemana.
El problema de la universidad
Kant pensó el asunto de la universidad, el problema de la universidad. Que es, uno
puede decir, un pensamiento inseparable del pensamiento del conocimiento porque la
universidad es la institución de occidente asociada a la tarea de producir conocimiento,
de hacerlo circular, de garantizar su correcta asimilación por parte de unos tipos a los
que después se le da un certificado diciendo “yo juro que este tipo aprendió” y por lo
tanto es competente para ser médico, politólogo.
Entonces la reflexión sobre el conocimiento es inseparable de la reflexión sobre la
universidad, y Kant pensó mucho sobre la universidad. Lo hizo en muchos lugares pero
sobre todo en un librito extraordinario que está publicado en español, y que
recomiendo mucho leer que se llama El Conflicto de las facultades. Es un libro que hoy
sería un tanto antiguo pero que no lo es en absoluto porque los temas que plantea son
temas estrictamente argentinos y netamente contemporáneos. Cualquiera que quiera
zambullirse en los problemas de la ley de Educación Superior, ese famosísimo art. 43:
qué carreras son de interés público, qué carreras el Estado debe controlar o no
controlar, tiene que leer ese texto fundamental de Kant que de alguna manera es
complementario de un texto que todos conocemos bien de Kant que es el famoso texto
sobre la Ilustración, ¿Qué es la Ilustración? donde Kant formula esa importante
distinción entre dos tipos diferentes de usos de la razón: el uso público de la razón y el
uso privado de la razón. Es muy interesante esa distinción que hace ya que hay ciertos
sujetos que en ciertas circunstancias pueden hacer uso de la razón pero pueden hacer
un uso de la razón privado. Ahí la idea de privado no alude tanto a la idea de privacidad
sino a la idea de privación. Cuando Kant dice un uso de la razón privado uno tiene que
preguntarle a Kant ¿privado de qué? y la respuesta de Kant es privado de libertad,
privado de autonomía, privado de independencia de criterios. Si un coronel recibe de
un general en medio de una batalla la orden de replegarse por la derecha, el coronel
puede ser muy inteligente, hasta puede serlo más que el general, puede saber porque
razona que no es una buena idea replegarse por la derecha pero no puede desobedecer
esa orden porque está en medio de una batalla y rigen las jerarquías por lo tanto hay
que obedecer al general. Allí el uso de la razón del coronel es un uso privado, privado de
libertad. El coronel puede pensar, puede
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llegar a pensar que replegarse por la derecha es una mala idea y debe hacerlo. Del
mismo modo un ciudadano obligado a pagar impuestos de ingresos brutos puede llegar
legítimamente a la conclusión de que el impuesto a los ingresos brutos que le toca pagar
este año es muy alto pero debe pagar el impuesto a los ingresos brutos, porque en tan to
ciudadano su uso de la razón es un uso de la razón privado, privado de qué, privado de
libertad. Usa la razón pero obedece -¿se acuerdan de esa famosa frase de Kant?
—“razonad lo que queráis y sobre lo que queráis pero obedeced”. Uno puede decir ah
que vivo Kant ¿Y para qué razonar? porque hay que razonar y no solo hay que razonar,
después de que uno pagó el impuesto o después de que uno se replegó en la batalla por
la derecha a pesar de saber que está mal replegarse por la derecha pero porque uno es
un funcionario público y hace lo que usted me manda y está bien porque hay un estado
que debe velar por un interés público, por un interés común, por una cosa pública. Des-
pués cuando uno vuelve a la noche a la casa tiene el derecho y Kant dice, la obligación
de pasar en limpio los razonamientos que hizo y escribir un muy buen artículo
explicando por qué el general estaba equivocado, de mandarlo a los diarios que lo
deberán publicar al día siguiente para que el público amplio de lectores interesados en
que la razón progrese en la historia y comprenda el argumento de que el coronel en
tanto era coronel no podía acompañar en el campo de batalla. En tanto coronel tiene un
uso de la razón privado, en tanto ciudadano tiene la obligación de hacer público su
razonamiento para que la razón progrese en la historia.
Es muy interesante esa distinción, sobre la que no vamos a extendernos más, sobre
un uso privado de la razón y un uso público de la razón, pero si la recuerdo está
presente en ese articulito de Kant sino revísenlo. Es un artículo muy importante de
Kant, de los pocos artículos filosóficos políticos de Kant. Ese texto está en la base sobre
sus escritos sobre la universidad. En la época de Kant las universidades estaban
compuestas por cuatro facultades, tres de las cuales llamadas facultades superiores y
una de las cuales llamada facultad inferior. Las tres facultades superiores eran
facultades donde enseñaban sobre cuestiones que existían en el mundo y los
conocimientos que tenían por lo tanto eran importantes, esas facultades eran tres: la
Facultad de Derecho donde se enseñaba sobre la ley, la Facultad de Teología donde se
enseñaba sobre Dios y la Facultad de Medicina donde se enseñaba sobre los cuerpos.
Esas tres cosas: las leyes, Dios y los cuerpos existían en el mundo y el Estado tenía un
legítimo interés en que los profesionales que aprendieran en la universidad sobre esas
tres cosas
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no anduvieran diciendo cualquier cosa por ahí. A Kant nadie le podía venir a decir en
nombre del sagrado principio de la libertad de cátedra tengo derecho a enseñar en la
universidad que el riñón es un órgano que se encuentra situado un poquito arriba de la
costilla derecha y sirve para respirar porque un profesional que piense eso después hace
desastres con la salud de la población que es deber del Estado custodiar. En la
Argentina tampoco se puede usar el principio de la libertad de cátedra para enseñar eso
porque las carreras de medicina pueden y deben estar reglamentadas por el Estado y
eso a todos nos parece bien. Nadie va a ser tan autonomista, tan liberal a ultranza de
decir un profesor de medicina puede decir lo que se le ocurra y enseñar cualquier cosa
sobre el riñón. Primero hay que enseñar correctamente cuáles son sus funciones, cuál
es la parte del cuerpo donde está situado, sino el médico que atiende que está en una
camilla que le duele el riñón puede hacer desastre. Todos entendemos que está muy
bien desde el punto de vista de intereses de la república, de la cosa pública que el
profesor te enseña donde está el riñón. Es un uso de la razón privado, ¿de qué? de
libertad. Hay que enseñar bien donde está el riñón y el Estado tiene la obligación de
garantizar que eso sea bien enseñado. Del mismo modo no se puede enseñar cualquier
cosa sobre las leyes, dice Kant, y no se puede enseñar cualquier cosa sobre el culto
puesto que se va al diablo el orden público si yo te enseño cualquier cosa sobre Dios,
distinta de lo que marca el culto oficial. O si yo enseño sobre las leyes cualquier cosa y
digo por ejemplo en una clase de derecho civil y comercial “la propiedad privada es un
robo”. Acá no se puede decir eso, porque el orden de la vieja y querida Prusia se va al
diablo.
Entonces en esas facultades los profesores deben hacer uso de la razón pero el uso de
la razón es un uso privado. Ahora dice Kant “si solo hubiera eso en las universidades, si
solo hubiera facultades donde los profesores hicieran un uso privado de la razón, es
decir, tuvieran una razón privada de libertad” –vuelvo a insistir que privado en Kant
viene de privación–. Cuando Aristóteles decía que la mujer, el niño y el esclavo son
hombres privados, lo que quiere decir es que están privados de una humanidad plena
porque no pueden realizar su naturaleza en la discusión pública como los otros en el
ágora, en la polis. En un modo público quiere decir en Kant confrontado a un espacio
público de interlocutores, de lectores. Si en la universidad solo hubiera usos privados
de la razón, lo digo en el lenguaje argentino y contemporáneo, si todas las carreras
tuvieran el art. 43, es decir si el Estado debiera velar por lo que se enseña en todas las
facultades, en
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todas las universidades, esas universidades correrían el riesgo de volverse
dogmáticas, necias y poco dispuestas a examinarse a sí mismas puesto que sólo
deberían atender lo que el Estado necesita enseñar y eso está mal dice Kant. Está mal
un tipo de conocimiento dogmático que se puede volver cómplice de cualquier tiranía,
de cualquier despotismo, para usar la palabra que usa Kant, y por lo tanto es necesario
que la universidad tenga dentro suyo un lugar en el cual pensar con absoluta libertad y
con absoluta despreocupación por lo que piensa nadie más: Estado, corporación
clerical, nadie. Con absoluta libertad, autonomía, palabrita republicana muy cara a
Kant que significa hombres, instituciones y países autónomos, esto es libres, libres para
darse a sí mismos sus propias normas y sobre todo sus propias normas de pensamiento.
Kant decía es necesario que haya un lugar de radical autonomía, de radical libertad
dentro mismo de la universidad que revise críticamente todo lo que la universidad
piensa. Va a decirlo con la metáfora de Hegel que no haga más que examinar la propia
dentadura. Que se despreocupe un poco por el mundo y que solo piense en
pensamiento. Esa facultad, dice Kant, que es la facultad de filosofía que es la cuarta
facultad de las universidades de la época. Asiste al proceso de creación de la
universidad de Berlín a comienzos del xix con las tres facultades superiores, Teología,
Derecho y Medicina y una facultad inferior. ¿Por qué inferior? porque lo que estudia no
le interesa a nadie, no tiene consecuencias, si alguien hace ejercicio ilegal de la filosofía
no hay ningún cuerpo que va a sufrir un colapso ni hay un sistema legal que esté mal
aplicado ni hay ninguna injuria a Dios. De la filosofía no hay ejercicio ilegal. Esas
disciplinas integran lo que Kant llama la facultad de Filosofía que a diferencia de las
otras no estudian objetos existentes del mundo sino que revisan el propio pensamiento,
su tarea es la de flexionar sobre sí mismo el pensamiento de la universidad, es la de
reflexionar para pensar todo el tiempo críticamente y estar a salvo de cualquier
dogmatismo y de cualquier despotismo. Por supuesto dicho así hoy esta idea de Kant
suena bastante ingenua, nadie puede suponer que en la facultad de Filosofía o en las
facultades que conocemos nosotros, en las universidades existe más autonomía más
libertad, más independencia de criterios que en las facultades de Medicina, Derecho o
Teología, posiblemente hoy las de Teología sean bastante más libres. Hoy la profesión
de filósofo está casi tan pautada como la del politólogo que tiene su colegio de
graduados y sus normativas internas y luchan por esgrimir sus incumbencias. Resulta
tan pautada como la carrera del odontólogo o la del nefrólogo. No es allí donde vamos a
buscar la autonomía o el uso
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de la razón absolutamente libre y sin restricciones pero sí en lo que podemos llamar
una actitud filosófica que debe estar presente como pliego interno de todos nuestros
pensamientos: en ciencia política, en filosofía, en medicina, en derecho. Todas esas
disciplinas sino quieren ser dogmáticas deben contener algo de lo que el viejo Kant
llamaba la facultad de Filosofía como pliego interno en sí misma.
¿Por qué nos irritan tanto los abogados que salen de la carrera y saben de memoria
recitar los códigos y no tienen ninguna capacidad crítica frente a esos códigos? por
eso… porque los recitan y no tienen capacidad crítica. Y uno tiene ganas de decirles
zonzos... para decir los códigos los busco en internet no necesito un abogado. Uno le
pide a un abogado que tenga un nivel de reflexión, de vuelta el pensamiento para atrás,
que pueda pensar la ley y no solamente conocerla. Uno le pide lo mismo al politólogo y
le pide lo mismo al filósofo y uno le pide lo mismo al economista.
La filosofía entendida aquí como sinónimo de reflexión, como pliegue interno, como
dimensión constitutiva de cualquier pensamiento que no se quiera dogmático.
Resulta imprescindible que exista un espacio en la universidad que
pueda pensar la propia universidad como problema. No como objeto. Parece
interesante que siendo parte como somos de ese sujeto colectivo que es la universidad.
Decir la universidad como objeto nos pone frente a tantísimos otros objetos que estudia
la universidad, la universidad estudia el cuerpo humano y lo clasifica, hay cátedras de
anatomía; la universidad estudia los coleópteros y los clasifica. La universidad bien
puede ser universidad y hacer clasificación de un objeto de estudio: historia de la
universidad, bueno no es eso lo que a mí me interesa y me parece, por lo que
hablábamos con los compañeros, que es lo que estamos tratando de hacer acá.
No estamos tratando de objetivizar la universidad y ponerla como un objeto más del
mundo. Estamos tratando de, asumiéndonos como somos parte de este colectivo
complejo, que es la universidad que como sujeto es complejo porque es un sujeto hecho
de muchos sujetos: es un sujeto de profesores, estudiantes, administrativos, de poderes
políticos, de tradiciones ideológicas, de edificios. Bueno los sujetos individuales
también somos complejos, ya lo explicó Freud, hace mucho tiempo que no pensamos
que el sujeto es una cosa de una sola pieza. Al igual que ese sujeto complejo, que tiene
sus locuras, que tiene sus neurosis, sus zonas oscuras debe reflexionar para conocerse a
sí mismo y pensar cómo piensa el mundo, ese sujeto colectivo y com
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plejo que es la universidad debe pensarse a sí misma. Ese ejercicio de pensarse a sí
misma no es un ejercicio de pensar la universidad como objeto es el ejercicio reflexivo
de pensar la universidad como sujeto que piensa al mismo tiempo el mundo. Esta
materia es una materia destinada a probar la propia dentadura y a examinarla
críticamente, a preguntarse si estamos mordiendo bien el gran bocado del mundo o si
tenemos que revisar los bocados que estamos haciendo. Por supuesto este ejercicio de
reflexión me parece que se hace de distintos modos y distintas situaciones, distintos
momentos históricos no es un ejercicio abstracto idéntico a sí mismo a lo largo de los
siglos.
Lo que quería hacer hoy –ahora sí entrando un poco en tema– es comentarles lo que
me parece a mí muy novedoso de este tiempo histórico que protagonizamos en este
específico país y en esta específica región que es América Latina donde surgió, hace
ahora 6 años, uno de los documentos más importantes en la historia de los modos en
los que se ha concebido la universidad. Ese documento surgió en América Latina, sólo
podría haber surgido en América Latina y es un documento absolutamente
fundamental. Lo que pasa que algunas transformaciones que están ocurriendo en
América Latina y en nuestro país en particular, tampoco voy a decir que las
transformaciones son mayores en nuestro país, un conjunto de transformaciones nos
están permitiendo pensar la universidad de un modo bastante distinto al que la
universidad se pensó a sí misma tradicionalmente. El documento al que me refiero es la
Declaración Final de la Conferencia Regional de Educación Superior que se desarrolló
en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias en el año 2008. Una conferencia del
Instituto para la Educación Superior de América Latina y el Caribe que es un instituto
de la UNESCO. ¿Qué es lo que dice ese documento? ¿qué es lo tan importante de ese
documento? que para mí realmente, si nos lo tomamos en serio, que en realidad la
sensatez invita a no tomar en serio los documentos de las Naciones Unidas -aparte
ustedes van a decir :un documento de Naciones Unidas por qué te emociona tanto y es
cierto, tendrían razón, no hay motivo para emocionarse-. De hecho les yo quiero decir
es lo muy lejos que estamos en nuestras prácticas cotidianas en nuestros modos de
pensar, de vivir y de habitar la universidad. E incluso en la Argentina en nuestra propia
normativa, puesto que la ley de Educación en la Argentina está mucho más atrás que
esta declaración, sin embargo fue promovida por la delegación argentina en Cartagena
de Indias. ¿Qué dice esa declaración? dice muchas cosas y en otros contextos he
subrayado otras cosas que dice, porque por ejemplo aboga por un sistema uni
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versitario latinoamericano y caribeño que es una cosa muy importante pero no es el
tema de la charla de hoy. En otro momento podemos charlas de eso incluso contarles
algunos pasos dados por el Consejo Interuniversitario Nacional en los últimos años en
el sentido de tratar de acercarnos a algo parecido a una estructura latinoamericana de
Educación Superior hoy inexistente. Es mucho más fácil hacer un doctorado en la
Universidad de París y volverme en 2 años de París y que aquí ese doctorado sea
reconocido y que las materias que uno estudió en París sean reconocidas que hacerlo en
Paraguay. Ese es un verdadero disparate. La desintegración de los sistemas univer-
sitarios de la región es muy grande y es muy difícil para cualquiera de nuestros jóvenes
irse a algún país cercano: a México, a Colombia, Ecuador, Brasil, Chile, cursar 3
materias y que después el secretario académico de su facultad se las reconozca como
equivalencias. Es más fácil hacer la revolución socialista que lograr un reconocimiento,
una homologación. Eso vuelve muy difícil favorecer un sistema más integrado,
hermano latinoamericano pero se vuelve muy complicado hacer efectiva esa integración
en el plano universitario.
Lo que si vamos a hablar es de lo que empieza diciendo la declaración. Empieza
definiendo a la educación universitaria, a la universidad, “como un bien público y
social, un derecho humano universal y una responsabilidad de los
Estados”. Todo eso es extraordinario y novedosísimo en la historia de las
universidades. Empieza por lo primero que es algo que le voy a dedicar menos atención
porque significados hay veinte y estamos todos de acuerdo pero no deja de ser
importante señalarlo. Todo en un contexto de fuerte vocación de los mercados de
apropiarse de la educación superior. En muchos países, incluido el nuestro, es
comercializada por un bien transable y exige declarar que la educación superior no es
un bien del mercado, es un bien público parte de la cosa pública, de la res pública. Es
muy importante, es un telefonazo a la Organización Mundial del Comercio. Es otra cosa
porque es, segunda parte de la definición “un derecho humano universal”, esto es
absolutamente revolucionario. Ahora voy a decir algo sobre la cuestión de los derechos
y de los Derechos Humanos en particular que los pensamos en muchas partes del
mundo y sobre todo en la Argentina donde yo creo que ha habido transformaciones
muy importantes en nuestro modo de pensar estos asuntos.
Pero por ahora lo que quiero decir es que nunca en cerca de 1000 años de historia –
las universidades tienen menos de 2000 años de historia, 950-1000 años si uno cuenta
Salamanca y alguna que otra
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italiana del comienzo de los tiempos, de las primeras que uno puede llamar
universidades, los chinos, los árabes tenían pero en occidente más o menos 1000 años–
y a lo largo de esos 1000 años la verdad que nunca las universidades, nunca hasta hoy,
las universidades se pensaron a sí mismas como responsables de garantizar algo que
pudiera ser pensado como un derecho universal.
Acceso, permanencia y egreso: entre el derecho y el hecho
Las universidades siempre se pensaron a sí mismas como lo que siempre fueron:
máquinas de formar élites. Esto no está ni bien ni mal… es distintivo, para eso
nacieron, para eso estuvieron para eso están: élites clericales, élites burocráticas, élites
profesionales. Para eso nacieron las universidades y a nadie se le ocurrió jamás que las
universidades debieran garantizar algo que pudiera ser tematizado como un derecho
universal, un derecho humano universal. Ni siquiera los grandes movimientos de
renovación de la vida universitaria del siglo xx y entre los cuales menciono dos muy
importantes: el ‘18 cordobés y ‘68 parisino que son muy parecidos entre sí. Ni siquiera
ellos se propusieron hacer de la universidad un lugar como diríamos en la terminología
de hoy más inclusivo o por lo menos radicalmente más inclusivo, universalmente
inclusivo. Básicamente se trata de movimientos de democratización de la vida interna
de la universidad, de lucha en el interior de las aulas universitarias contra las
corporaciones más reaccionarias: la corporación de los profesores, la corporación
clerical; luchas por el autogobierno. Pero no luchas porque todo el mundo pudiera ir a
la universidad. Eso por un lado hasta hace muy poco tiempo era absolutamente
imposible y aún lo es en un sentido estricto pero va potencialmente dejando de serlo.
Por eso lo primero yo quería decir es qué es lo que me parece que hace hoy verosímil
en la Argentina, a pesar de que la legislación argentina que tendríamos que cambiar no
ha cambiado, y sigue pensando la educación como un bien transable en el mercado y no
como derecho humano universal. Y si ustedes me preguntan ¿por qué tiene ganas de
que cambie la ley? yo les respondo no por lo que dice su articulado interno, o sí alguna
cosita, pero en realidad mi punto en relación con la Ley de Educación Superior es
mucho más simbólico y político que normativo. No me parece bien que en un país que
mandó a Cartagena de Indias una delegación gracias a la cual la Declaración Final de
Cartagenas de Indias dice que la univer
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sidad es un derecho humano universal, tenga una ley que no piensa a la universidad
como un derecho humano universal. Tenemos que poner en la ley lo que yo estoy
convencido que tenemos que practicar además en nuestra vida cotidiana en las
universidades: la comprensión de la universidad como un derecho.
¿Qué es lo que vuelve verosímil esa idea? yo creo que dos cosas, una más general y
otra más particular -como esta es una clase bien ordenada vamos a ir de lo general a lo
particular. Lo general me parece a mí es cierto cambio en el clima de época que vivimos
y estos últimos años han sido, más allá de cualquier otra consideración, años inte-
resantes y años de cambio. Si uno mira para atrás, no a los ‘90, que es un lugar común
comparar los años que siguieron con los ‘90, sino a los ‘80 los años que siguieron la
dictadura militar. A mí me parece interesante esa comparación, los años de lo que se
llamó la transición a la democracia en su momento y los años que corren. Pensar los
modos distintos en que pensamos algunas cosas por ejemplo en la propia democracia.
En los años 80 cuando salíamos de la dictadura militar y empezábamos a transitar el
camino que se llamaba la transición, esa palabrita bien sociológica que viene de las
viejas teorías marxistas de la transición del medioevo a la modernidad, del capitalismo
al socialismo. Muchos libros marxistas que se llaman la transición de esto a aquello,
porque el marxismo es un pensamiento de las transiciones y después es un
pensamiento de la sociología de la modernización y el desarrollo, política y sociedad en
una época de transición. La transición es una palabra que en los ‘80 la incorporó el
pensamiento político para eludir al pasaje, el pasamiento, el tránsito de una sociedad
autoritaria a una sociedad que se llamaba democrática. Entonces la democracia era el
nombre de una utopía, era el nombre de un puerto de arribo, de un punto denominado
de un proceso, caminábamos, transitábamos una cosa que se llamaba democracia y que
estaba al final del camino. Segunda consideración, los rasgos de esa utopía que estaba
al final del camino y que le damos el nombre de democracia era la plena vigencia que de
aquello que de modo más flagrante nos había sido retaceado en la dictadura que era la
libertad. En los ‘80 pensábamos que una sociedad democrática era una sociedad con
libertad.
En general, pensábamos también –bastante comprensible, veníamos de una
dictadura atroz– que la libertad estaba de la vereda de enfrente del Estado, es decir que
la libertad era algo que teníamos que conquistar frente al Estado. Era algo que
teníamos que arrancarle al Estado, que en principio el Estado era enemigo de la
libertad y que
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por ese lado estaba casi necesariamente del lado de las cosas malas de la vida. De ahí
se derivan dos conclusiones importantes, incluso para la historia de nuestras
disciplinas, por ejemplo las ciencias políticas. Cuando uno revisa nuestras bibliografías,
nuestras literatura de los años ‘80 en el campo de las ciencias políticas, advierte que
pensamos mucho en aquellos años del problema de la libertad y que recuperamos los
clásicos de la tradición liberal y que recuperamos a John Stuart Mills y a Benjamín
Constant; la libertad positiva, la libertad negativa, la libertad de lo moderno y libertad
igualitaria, libertad democrática, la libertad así, libertad asá.
El pensamiento de los ‘80 era un pensamiento sobre la libertad y nuestras ciencias
sociales estuvieron a la altura de los desafíos que planteaba la república. Uno hoy puede
mirar para atrás a los años 80 y sentirse muy disconforme con lo que decía nuestras
teorías de la transición democrática pero no hay duda de que tomaron el tema
fundamental de la agenda pública del tema de la libertad. Digo esto para contrastarlo
con las actuales ciencias sociales que no me parece que hayan tomado el problema
fundamental de la agenda pública de estos años, que ahora voy a decir cuál es.
La otra consecuencia para pensar en la ciencia política de los años 80 es que
pensamos poco y nada el problema del Estado, tanto queríamos olvidarnos de él, tanto
lo poníamos casi automáticamente del lado de las cosas malas de la historia que ni
siquiera lo pusimos en nuestra agenda de preocupaciones. Esto lo decía mucho en sus
últimos años Guillermo O’ Donnell que había escrito varias décadas atrás un libro muy
importante sobre el Estado en América Latina, un gran teórico del Estado, pero que en
los años previos a su muerte solía decir –a mí me interesaba mucho– que en los años
80 de tanto preocuparnos por el sistema político nos habíamos despreocupado del
Estado, que equivocadamente habíamos pensado que la tarea la transición a la
democracia era una tarea de democratización de nuestro sistema político y de nuestra
cultura política y no una tarea de constitución de nuestro Estado. Es cierto, durante los
80 no pensamos mucho el Estado, el Estado era un sinónimo de pérdida de la libertad,
de enemigo de la libertad. La representación dominante del Estado en los años 80 es
una representación que aparece en la película del cine argentino más vista de los años
80 que fue la película Camila. Ese es el Estado contra el cual pensábamos en los años
80.
Me parece que hoy 30 años después se ha producido una serie de desplazamientos
interesantes, uno en la propia idea de libertad, me parece que hay que puntearlo más,
los puntos posibles para una agen
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da política de hoy, porque me parece que la ciencia política de hoy no está atenta a
las transformaciones políticas que han ocurrido en la Argentina. Esto es bastante
evidente, miran lo que está pasando la Argentina en general una mezcla de
desconcierto y de rechazo sin entender como tantas veces me pasó en la historia
argentina que es bien esto que está pasando, para que tenga un arsenal de categorías
antiguas más prejuiciosas de los populismos en América Latina. Hay un conjunto de
cosas que se disparan rápido, populismos, feos, malos pero nada allí que deba ser
pensado teóricamente. Yo creo que hay un conjunto de cosas importantes para ser
pensadas teóricamente, uno es que me parece que si uno presta un poco de atención a
los discursos públicos, a la discusión pública, a la discusión periodística, a la discusión
mediática hoy en la Argentina, a la discusión de los actores políticos más activos de las
organizaciones políticas más novedosas y representativas del espíritu de época, uno
advierte que nos hemos ido desplazando en los últimos años de las ideas de libertad
que dominaban en los años 80, yo recién decía rápido la libertad negativa o de los
liberales o la libertad positiva o de los demócratas, como se decía en aquellos años la
libertad de o la libertad para, la libertad de autonomía frente al autoritarismo del
Estado o la libertad del individuo para participar en la cosa pública pero que son
ambas, así como son distintas, libertades del individuo. Me parece que nos vamos
desplazando de esa idea a la idea que yo llamaría republicana, –para no regalarles tan
fácil esta palabra república a esta manga de conservadores que se han apropiado de ella
y la usan horriblemente mal–, Aristóteles llamaba la república de pocos, lo que
Montesquieu llamaba la república aristocrática con la idea de república sin más. La
gran tradición de la república es la de Aristóteles, Cicerón, la de Maquiavelo, la de
Jefferson, la de Mariano Moreno, la de Hegel, la del joven Marx, la gran tradición
republicana pensó la otra república que no es la república de los pocos sino la república
de los muchos, la república democrática, no la república veneciana, la florentina, no la
república de los menos, la de los más. El modo en que hoy algunos formadores de
opinión en la Argentina, por ejemplo La Nación, que sistemáticamente reclama más
república frente a este horrible populismo que nos gobierna, esa confrontación
república versus populismo es una discusión perfectamente ideológica entre dos formas
distintas de la república. Los que se llaman a sí mismo republicanos, que son
republicanos de una república de pocos, llaman populistas a los defensores de una
república popular, de una república democrática, de una república de muchos. Es una
discusión entre el interior del republicanismo, no entre el re
La UES presidencia 41
publicanismo y otra cosa que no sería republicana. Pues bien para no dejarlos
solamente a los conservadores la palabra república, la recupera en el sentido que lo
hace ese historiador inglés que es Skinner en un librito precioso que tiene por ahí. Para
llamar libertad republicana a la idea sobre la libertad que tenemos cuando entendemos
que nadie puede ser libre en un país que no es libre. Los liberales conciben
perfectamente la libertad en un país esclavo. Entonces la libertad es la libertad de los
individuos frente al Estado no importa si ese Estado está por ejemplo dominado por
otro Estado o dominado por un tirano o dominado por el capital internacional. Los
demócratas también pueden concebir la libertad en un Estado oprimido por otro
Estado por un invasor extranjero o por un invasor internacional porque la libertad de
los demócratas es la libertad del individuo para participar en la cosa pública. En
cambio, la idea que Skinner llama republicana es la idea de que la que es o deja de ser
libre es la comunidad y que nadie puede ser libre en una comunidad que no lo es, a una
comunidad que está sometida a un déspota, a un ejército invasor.
Me parece que el discurso público de los últimos años ha incorporado un nivel
interesante al que deberíamos darle un estatuto teórico mayor del que le damos, al que
deberíamos discutir en la universidad la idea de libertad como cosa pública, como parte
de la res pública que nos interesa a todos.
El otro desplazamiento en los años 80 es el desplazamiento que se ha operado en
dirección a otro problema, a otra categoría de los clásicos del pensamiento político que
es el pensamiento y la categoría de los derechos. Nosotros hoy no pensamos tanto la
democracia como el puerto de arribo de un proceso de conquista de libertades sino que
pensamos la democratización como un proceso de conquista de derechos. Y eso plantea
un tema fundamental para la teoría política al que me parece que tenemos que darle
mucho atención porque además me parece que plantea debates teóricos fundamentales
que no sé si estamos estudiando en el campo de las ciencias sociales, en el campo de las
ciencias políticas con entusiasmo como hace 30 años estudiábamos el problema de la
libertad. Voy a decir para mis algunos asuntos que acarrea la idea de derecho para
preguntarme después la universidad como derecho. Pero quiero decir que la idea
misma de derecho plantea un conjunto de discusiones teóricas de las más interesantes,
primer asunto que para mí es fundamental ¿qué quiere decir que algo es un derecho?
¿qué quiere decir tener un derecho? a mí esta pregunta me parece fundamental para
ver hasta qué punto estamos ante un problema filosófico serio que hay que estudiar
más
La UES presidencia 42
que lo que hemos estudiado hasta aquí.
Entonces acá hay algo para pensar una teoría que cavile la centralidad del derecho
de un momento histórico como este en un discurso político como este en la que el
gobierno todo el tiempo está diciendo estamos ampliando derechos, nuestros viejos
tienen más derechos, nuestros niños tienen más derechos, todo el mundo tiene más
derecho, pero los contreras al gobierno incorporan también el lenguaje de los derechos
para reclamar por lo que nosotros entendemos que son sus privilegios. Ellos reclaman
un derecho inalienable. Me pasó y me ha pasado charlando de cosas parecidas a estas
con un grupo de maestras del derecho a la educación y yo decía que tenemos que en-
tender que nuestros estudiantes son sujetos de un derecho a aprender y ahora voy a
preguntarme qué implicancias tiene esto para nuestra propia práctica universitaria.
Que nuestros estudiantes tienen un derecho a aprender y nosotros somos los
responsables de garantizarles el ejercicio efectivo de nuestro derecho. Una maestra me
respondió: “sí pero yo tengo derecho a dar clases para un aula donde no haya
vagos”–me pareció muy interesante, la señora me pareció horriblemente odiosa– es
interesante incluso para decir algo tan reaccionario que en el fondo estaba diciendo esa
señora, que la asignación universal, conectar igualdad que los derechos estaban todos
mal, porque ella tiene el derecho a darles clases a los poquitos pibes que les daba antes
de que viniera toda esta cosa populista horrible con el discurso de los derechos porque
ella también tiene derecho a que no la incomoden unos chicos absolutamente
inadecuados. Es interesante como incluso para decir algo tan horrible como que estaba
en contra de pensar como de un derecho la posibilidad de los pibes de aprender igual
que sus conciudadanos de las clases medias y altas. La señora invocaba que tenía
derechos “yo también tengo derecho a enseñar sin vagos en el aula”. Entonces la
categoría de derechos no solamente en el discurso oficial está ocupando un lugar muy
central en esta época y tenemos que pensarlo teóricamente. Un segundo problema
después que acabo de plantear es el problema de cómo definimos el derecho, un
segundo problema es qué pasa cuando dos derechos, sobre todo en un contexto de
ampliación general de derechos en el que todos vamos teniendo más derechos, pueda
ocurrir que dos derechos colisionen y allí se plantea una pregunta importante desde el
punto de vista de la moral pública y desde el punto de vista de la política pública ¿cuál
de esos dos derechos deben ser privilegiados? Por nosotros como ciudadanos o tanto
por el Estado como garante de derechos. Cuántas veces hemos discutido y cuántas
veces tenemos que discutir
La UES presidencia 43
aún en todos los lugares de nuestra querida República Argentina si tienen más
derechos los pobres trabajadores mal pagos o los pobres empleados, desempleados del
no sé qué a cortar la calle para hacer escuchar sus reclamos o el honesto trabajador que
tiene que llegar a horario a su trabajo porque si no le descuentan el presentismo. Eso lo
vamos a seguir discutiendo durante décadas, vamos a tener 80 años y vamos a seguir
discutiendo cuál de los dos tiene derecho porque no tiene solución a priori. Tiene
solución es que una contingencia, son circunstanciales, que tiene que ver con
coyunturas, con momentos. Uno más o menos podría decir que si un grupo de gerentes
de personal de las grandes multinacionales de la Argentina que se quejan porque ganan
poco interrumpen la llegada al trabajo del obrero que le descuentan el presentismo uno
va a decir es correcto. Ahora no suele ser ese el caso. Suele ser difícil solucionar cuál
uno debe privilegiar. El expresidente Lula tiene una frase que repite mucho sobre eso:
“el Estado debe siempre privilegiar los derechos del más débil sobre los derechos del
más fuerte que se defienden solos” pero el asunto es que en esa posición es difícil saber
cuál es el más débil. Porque uno tiende a victimizarse y suponer que la parte fuerte es la
otra. Ahí tenemos un problema y yo digo es muy bueno que tengamos un problema, qué
bueno que una sociedad deba estar discutiendo cuál de los dos derechos privilegiar
cuando hace nada más que 15 ó 20 años discutíamos cómo hacer para conservar hasta
los últimos derechos más mínimos que teníamos. Es una buena noticia que tengamos
que elegir en algunas coyunturas entre derechos. Eso no quiere decir que no sea un
problema teórico de importancia que hay que pensar.
Tercer problema ¿qué pasa con los derechos de los que no están ahí para
defenderlos? me parece muy interesante teóricamente, filosóficamente y moralmente,
¿qué pasa con los derechos de los que ya no están o con los derechos de los que todavía
no están? luego uno puede decir una perspectiva del positivismo jurídico más o menos
estrecho uno puede decir esos derechos no existen, los muertos no tienen dere chos. Los
muertos no son sujeto de derechos, cualquier abogado por progresista que sea se
enfrenta al momento que tiene que admitir que los muertos no tienen derechos. Sin
embargo todos entendemos íntimamente, todos sabemos que el derecho a la memoria,
a la verdad, a la justicia no es solamente un derecho de los deudos. No es un derecho
solamente de los sobrevivientes, es un derecho que los vivos les debemos a los muertos
que justo por estar muertos lo tienen. Cuando los muertos están muertos por el poder
público que debe garantizar los derechos de los ciudadanos ese poder público y los
ciudadanos so
La UES presidencia 44
brevivientes cargan con la responsabilidad de garantizarles a esos que han muerto
un derecho que justo por haber muerto los asiste. Otro tanto pasa con los que aún no ha
nacido y este es un problema de filosofía jurídica de lo más interesante. Están pensando
muchos juristas sobre todo europeos ¿qué pasa con los derechos de nuestros biznietos?
que aún no nacieron, que probablemente no conoceremos pero que son sujetos de
derechos, que tienen ya antes de haber nacido el derecho a recibir un planeta habitable,
un planeta no contaminado. Si nos tomamos en serio esos derechos de nuestros
biznietos deben cambiar necesariamente nuestras prácticas políticas, nuestras prácticas
económicas. Ni les cuento si nos animamos a dar un pasito más que es el paso que se
animan a dar los constitucionalismos andinos contemporáneos e incluso tampoco
andinos pero tan contemporáneos como nuestro querido juez Zaffaroni que escribió un
libro precioso que se llama La Pachamama y el Humano. Más o menos los que
tenemos una formación occidental nos cuesta tomarlo en serio pero Zaffaroni se lo
toma muy en serio los derechos de la Pachamama, los derechos de la tierra, los
derechos de la naturaleza. No es fácil tomar la tierra como un sujeto de derecho. La
naturaleza tampoco puede ir a un tribunal, siguiendo ese criterio no tienen derecho los
muertos, no tienen derechos los muertos y no tiene derecho la naturaleza. Ninguno de
los tres puede hacer una demanda judicial sin embargo culturas muy importantes
piensan que hay algo allí como un sujeto. En relación con el pueblo nosotros tenemos
obligaciones, o sea hablamos como hablan algunos filósofos contemporáneos
interesantísimos, –el verano pasado me leí un libro interesantísimo sobre Marta
Nussbaum sobre derecho de los animales, increíble, muy interesante, el libro se llama
Las fronteras de la justicia, es un libro fantástico, una de sus 3 partes habla sobre el
derecho de los animales que dice Marta Nussbaum son sujetos de derecho, no de
compasión. No se trata de no patear perros porque a los perros hay que tenerles
lástima. El perro tiene derecho a que no lo pateemos, ¿y si nosotros lo pateamos qué
hace el perro? ¿Un juicio por agresiones?– todo esto que estoy diciendo un poco en
broma pero en el fondo en serio es que es un problema filosófico grande de los
derechos. No es fácil y una discursividad política como la de los oficialismos
latinoamericanos actuales, la mayor parte de las organizaciones políticas que
acompañan la experiencia de democratización de la sociedad que está teniendo lugar en
América Latina muy sostenido sobre la idea de los derechos y que los derechos se
amplían y eso está bien porque nos gusta, y que nos entusiasma. Bueno, tienen la
obligación de plantearse eso como un problema teórico y filosófico
La UES presidencia 45
serio porque si no corremos el riesgo de que algunas cosas que nos parecen muy bien
las aprobemos casi como consignas sin reflexionar teórica y filosóficamente sobre sus
muy importantes consecuencias. Yo creo que en este contexto de centralidad de la idea
de derechos en toda América Latina, y en la Argentina de manera muy visible -para leer
que algún funcionario del oficialismo dijo que ayer hemos conquistado un derecho más
y para leer que algún opositor indica que no le toquen sus derechos que nosotros
consideramos privilegios- la palabra derecho está en los diarios todos los días, entonces
tomarla filosóficamente un poquito más en serio, sobre todo los problemas filosóficos
que plantean son apasionantes.
Hago una pequeña nota a pie de página y enseguida voy a la cuestión de derecho de
la universidad, a la universidad como un derecho y como un derecho humano
específicamente. Hago un pie de página para decir dos palabras sobre ese específico
derecho que objetivamos como humanos, eso es muy interesante también porque
sacando los derechos de la tierra, los derechos de los animales de Marta Nussbaum y
ningún otro porque todos los demás que dije son humanos: algunos muertos, otros por
nacer, otros vivos. Todo derecho es un derecho humano, el derecho que tiene un
acreedor a cobrar un pagaré es un derecho, el derecho que tenemos a no ser torturados
también es un derecho ¿porqué sin embargo a unos los llamamos humanos y a otros no
le ponemos ese adjetivo? ¿Qué es un derecho humano? esa es una pregunta que nos
hacemos mucho. Yo me acuerdo en mis años de militancia universitaria que era en los
80, a la salida de la dictadura y al comienzo de la democracia, años de entusiasmo, de
militancia pro derechos humanos. En realidad el discurso de los derechos humanos era
un discurso político oficial. Nos preguntamos mucho ¿por qué a algunos derechos les
ponemos el calificativo de humanos? y teníamos una respuesta que había que calificar
como humano aquellos derechos que el Estado excediéndose en sus funciones había
violado. Es decir, lo que definía como humano a un derecho era la circunstancia de que
el Estado lo había violado. Está bien esa definición de derecho humano, es una buena
definición de derecho humano, si voy por la calle es evidente que no voy a exigir dame
mi derecho humano. Ahora si estoy en una comisaría y un cabo primero me da una
trompada tengo que decir dame mi derecho humano, ¿cuál es la diferencia? que el que
lo dio es el Estado. Si yo salgo de aquí a caminar y me secuestra un tipo para pedir
rescate no voy a decir está violando mi derecho humano, ahora si el que me secuestra es
un grupo sostenido por el Estado voy a decir está violando un derecho humano. Lo que
define por la
La UES presidencia 46
negativa como humano un derecho es el hecho de haber sido violado por el Estado.
Casi, casi como si entre el Estado y la humanidad hubiera una contradicción en
términos. Eso no dejaba de decir algo respecto a nuestro anti estatismo perfectamente
justificado de aquellos años 80. Hoy no es que hayamos dejado de pensar así los
derechos humanos, los pensamos así y está bien que lo sigamos pensando así porque
por muy democrática que sea la organización del Estado, y lo es, hoy agentes del Estado
siguen torturando a jóvenes en nuestras comisarías, a viejos en los hospitales, a locos
en los loqueros y está muy bien estar atento a esas violaciones contra los derechos
humanos, en los términos clásicos de aquellas teorías liberales entendidos como
aquellos derechos que el Estado viola. Pero al mismo tiempo que está muy bien seguir
atento a eso es necesario entender que hay otros derechos que llamamos humanos no
porque es el Estado el que los viola sino porque el Estado es el único que los puede
defender y esto es algo que los propios organismos de derechos humanos van
incorporando a su doctrina muy visible en los últimos años.
¿Qué decimos cuando decimos hoy que el derecho a la educación es un derecho
humano? o que el derecho a la salud es un derecho humano, o que la vivienda es un
derecho humano, lo que decimos es que el Estado tiene una responsabilidad de
garantizarlo. Que el único que puede garantizar un derecho que calificamos como
humano es el responsable de la cosa pública, de la cosas de todos, del bienestar general,
del bien común. Por eso es importante que la Declaración del 2008 en Cartagena de
Indias diga que la educación superior es un bien público y social, un derecho humano
esencial y una responsabilidad del Estado porque sin esta tercera parte no quiere decir
nada, la segunda es una declaración abstracta. Si uno dice “una responsabilidad del
Estado” uno sabe contra quien debe ir a reclamar ese derecho, porque es un derecho
humano el Estado tiene que estar allí para garantizarlo para ofrecer esa educación para
el caso superior.
Dicho esto me pregunto, voy a tratar de decir por qué me parece a mí que se volvió
pensable en la Argentina que la educación superior pueda ser entendida como un
derecho humano universal ¿por qué hoy eso lo podemos pensar? vuelvo a decir que no
lo habríamos podido pensar, no digo 100 años atrás, sino 20 o 30 años atrás… 20 años
atrás decir que la universidad era un derecho humano universal era decir un delirio, era
inaudible esa frase. ¿Cuáles son las circunstancias que hoy nos hace posible
postular a la universidad como un derecho humano universal? yo creo que
son tres circunstancias, además de la que identifiqué como un cambio general de
La UES presidencia 47
un clima de época. Tenemos que pensar hoy en la política de la democratización de
la sociedad en términos de conquista de derechos humanos. Pero yendo más
específicamente a la educación universitaria me parece que hay tres cuestiones que nos
permiten ver la universidad como un derecho: en primer lugar algo que es
fundamental en la historia educativa de nuestro país, intrínsecamente fundamental
pero además fundamental por su impacto sobre la universidad que es el
establecimiento por una ley de la Nación de la obligatoriedad de la escuela
secundaria. Ese hecho es muy importante, es muy importante que todos los
adolescentes terminen la escuela secundaria, es muy bueno, por supuesto estamos muy
lejos, es evidente que el establecimiento por una ley de la Nación de esa obligatoriedad
no garantiza el cumplimiento por parte de todas las familias argentinas de esa
obligación legal pero que la tenga marca un rumbo decidido. Hasta hace muy pocos
años la única educación obligatoria era la primera, con la reforma esa horrible de los 90
con la primera y esos 3, o 2 primeros años de la secundaria. Hoy los chicos tienen que
terminar la escuela secundaria y esa es la obligación que tienen sus papás, el Es tado
obliga a los padres de los adolescentes argentinos a mandarlos a la escuela secundaria
hasta terminarla. Falta mucho para que esto sea en efecto una obligación de
cumplimiento efectivo por todo el mundo. Ojalá tardemos menos generaciones en que
se verifique la obligación que lo que tardamos que se efectivizara la obligación de la
educación primaria sancionada por la ley 1420 que fue efectivizada más o menos tres
generaciones después, mucho tiempo, ojalá la universalización de la secundaria nos
lleve menos. No es para preocuparnos pero sí que nos lleve menos es deseable y eso
marca un horizonte de política pública sin duda.
Eso está asociado a una segunda cuestión que es la existencia de políticas públicas
activas tendientes a hacerles más fácil a los padres de las familias argentinas el
cumplimiento de esas políticas legales que tienen y se suman a políticas activas
públicas en relación a la educación superior que es el régimen universitario para los
muchachos que deciden hacer ese tránsito en la universidad.
Todo eso se suma a una tercera cuestión que encuentro que es la extraordinaria
expansión del sistema público universitario argentino es un sistema que en los últimos
45 años ha más que quintuplicado su número, hace 45 años había en este país 9
universidades públicas, hoy hay 50 distribuidas en todo el territorio de la nación en
virtud de un movimiento que se produjo en tres grandes oleadas, de estas tres grandes
oleadas la última que se produjo en los últimos 10, 12
La UES presidencia 48
años es la menos importante cuantitativamente. La primera oleada corresponde a
comienzo de los años 70 y es lo que se llamó el plan Taquini que construyó una gran
cantidad de universidad, varias en el interior y otras en el conurbano bonaerense. La
segunda corresponde a los años neoliberales que produjeron una gran cantidad de
universidades sobre todo en el conurbano bonaerense y algunas en el interior y la
tercera oleada corresponde a los años kirchneristas que produjo también la creación de
importante número de universidades, menos de todos modos que en los 90. Es
importante señalar a estar tres oleadas correspondientes a tres gobiernos muy
distintos, con ideologías muy distintas entre sí y que solo tenían un punto de
comunicación entre sí: fueron tres gobiernos peronistas pero tres gobiernos peronistas
muy distintos, el gobierno peronista del 73, el gobierno peronista del 89 y el gobierno
peronista del 2003. Esos tres gobiernos produjeron en tres grandes oleadas, por
distintas razones, con distintas motivaciones, y no es el propósito de esta exposición
pero sería muy interesante saber cuáles fueron esas motivaciones. Por qué el gobierno
de Cámpora, Perón creó estas universidades en los 70, por qué el gobierno de Menem
que no se caracterizó por ser un gobierno de vocación de democratización de las
relaciones sociales creó tantas universidades que de hecho democratiza las relaciones
educativas de un sinfín de universidades. Yo trabajo en una universidad creada en los
90, la capacidad democratizadora que tiene esa universidad en un sector muy
castigado que es el segundo cordón del conurbano bonaerense es extraordinaria,
tanto como lo es la de la universidad creada en esta tercera oleada por otro gobierno
que tiene otras características. Uno puede en un momento poner entre paréntesis las
intenciones políticas o educativas de estos tres gobiernos tan distintos, el resultado
objetivo más allá de las motivaciones que hubieran tenido tres presidentes, tres
ministros de educación, es una multiplicación extraordinaria de los lugares donde los
muchachos y chicas de 18 años hoy pueden iniciar sus estudios universitarios. Una
distribución geográfica muy notable de esas posibilidades y una consecuencia
inmediata de todo eso que es que hoy un montón de muchachos que empiezan a
terminar lentamente un poco más que ayer la escuela secundaria, yo soy muy crítico de
lo despacio que va el proceso de universalización de la secundaria, pero hay que ser
ciego para no ver qué va, tenemos más chicos en nuestras escuelas secundarias y menos
de los que querríamos pero tenemos más chicos que empiezan a terminar la escuela
secundaria, esas son buenas noticias. Ese es un poco la obligatoriedad de la escuela
secundaria, otro poco la
La UES presidencia 49
asignación universal, la combinación de las dos cosas: ley más política pública da
que más chicos están terminando la escuela sin duda. Esos chicos que están
terminando la escuela más que ayer hoy tienen vivan donde vivan, en la provincia del
país donde vivan o en el rincón de los grandes núcleos urbanos donde vivan tienen una
universidad pública, gratuita y buena a no más de un rato razonable de viaje de la casa.
Eso cambia todo en las posibilidades de ese muchacho o de esa chica, en las
posibilidades del papá de ese muchacho o chica de pensar los estudios universitarios
como un derecho que los asiste y no como un lujo que hasta sólo una generación y
media sólo podía darse si no había tenido la mala suerte por ejemplo de nacer en
Choele Choel, aquellos muchachos o esas chicas que tenían un papá que le podía pagar
un departamento en La Plata o en Santa Fe o en Tucumán o en Bahía Blanca o en
alguna de las poquísimas, solo 9 en un país tan extenso, universidades públicas.
Esta suma de factores: primero obligatoriedad de la escuela secundaria, segundo
políticas activas públicas tendientes a hacer más efectivas esa realidad, y tercero
expansión del sistema universitario vuelve hoy posible para muchos muchachos y
chicas representarse la posibilidad de sus estudios superiores como un derecho que
efectivamente los asiste, no como un derecho que nominalmente está en la constitución
porque dice el Estado garantice el derecho a la educación. También el Estado garantiza
el derecho a la vivienda que en efecto si no hay políticas públicas activas o legislaciones
específicas que materialicen esa garantía se vuelve muy difícil de ejercer. Me parece que
la suma de esos tres factores vuelve más verosímil la idea de que la universidad puede y
debe ser entendida como un derecho humano universal. Esa es la tesis final que sigue
de la Declaración de Cartagena de Indias, es una tesis que no está en la legislación
positiva argentina, no está en la ley de educación superior, y está muy mal tenemos que
ponerla ahí porque un país que puede pensar la educación hoy como un derecho no
tenga una ley universitaria que diga que la educación universitaria en un derecho. Pero
debe comprometernos ya a nuestro efectivo hacer en nuestras universidades.
Yo querría decir algunas cositas respecto a qué tipo de derecho es ese derecho
humano a la universidad y qué tipo de modo entender la universidad como un derecho
humano nos compromete a nosotros como universitarios. Lo primero que quiero decir
es que la universidad es un derecho de los individuos y voy a decir algo que escuché
decir muchas veces a nuestro Secretario de Políticas Universitarias, un gran pensador
de estas cuestiones, “que la universidad es un de
La UES presidencia 50
recho de los individuos y un derecho del pueblo” y eso que de entrada suena a
consigna y que a mí me llevó varios discursos del secretario caballero entender es una
idea poderosísima muy importante y voy a tratar de desarrollar la implicancia que tiene
para nosotros. ¿Por qué la universidad es un derecho del pueblo? voy a decir
eso enseguida. Antes quiero decir lo más obvio que la universidad es un derecho de los
individuos, en nuestra concepción liberal individualista de las leyes de la vida. En
general, los derechos tienen como sujetos a individuos y hoy decimos todos los
individuos tienen un derecho a la universidad. Que no es evidentemente el derecho o el
mero derecho a tratar de entrar, si el derecho es el mero derecho por supuesto tiene que
estar garantizado. No lo estuvo siempre en la Argentina, no lo está si no hay una
efectiva Universalización de la escuela secundaria porque es un prerrequisito para
entrar a la universidad.
Haber terminado el nivel educativo superior y está muy bien que así sea de manera
que lo primero es universalizar la escuela secundaria para que después sea una
posibilidad que los asista elegir o no porque hay un derecho a no ir a la universidad
también. Pero hay un derecho a ir a la universidad para el cual primero hay que
universalizar efectivamente la escuela secundaria. Después no tiene que haber como
hubo durante mucho tiempo en este país políticas restrictivas como examen de ingreso,
cupos, cuotas, aranceles, todo eso hubo en la Argentina hasta la última dictadura. Es
evidente que es una precondición para que haya un derecho a la universidad que no
haya ninguna de esas cosas. Lo que digo es que el derecho a la universidad es mucho
más que eso, es una precondición, una partecita de ese derecho. Es evidente que
cuando decimos que todos nuestros jóvenes o ciudadanos tienen un derecho a la
universidad no decimos solamente que tienen un derecho a que en la puerta de la
universidad no haya un señor feo y de bigotes dando paradas para sacarlo. Después de
entrar ese sujeto tiene un derecho a aprender, tiene un derecho a entender, tiene un
derecho a romperse el alma estudiando porque la universidad es y debe ser difícil. Si
propiamente hacen un esfuerzo y se rompen el alma estudiando avanzar en sus
estudios, a recibirse en plazos razonables, que preferentemente no duplique o triplique
los plazos razonables de los planes de estudios. En la Argentina los egresados en
promedio tardan dos veces los plazos teóricos, algunos en promedio, algunos tardan
menos de dos veces y excepcionalmente algunos tardan justo lo que determina el plan
de estudios. Hay otras circunstancias que vuelven esto una opción que los propios
estudiantes pueden hacer y es legítima no debería ser una restricción motivada por es
La UES presidencia 51
casa oferta de cursos. Todos los estudiantes tienen que tener, vuelvo a decir que si
alguien tiene derecho tiene que tener puesto que no lo tiene, porque no lo tiene estamos
acá explicando que no lo tiene, esta clase propone que tenemos un derecho a la
universidad, no es verdad, por eso damos esta clase para que lo sea. Forma parte del
derecho a aprender en la universidad el derecho a que nos enseñen bien, a que el
profesor no nos humille, a que no nos pregunte si lo pensamos bien, si no nos parece
otra cosa que esto no es para nosotros, a que no suponga que el problema somos
nosotros, a que no hable en la sala de profesores de los déficit con los que vienen los
muchachos, de las carencias con los que vienen los muchachos, –“las carencias con las
que vienen los muchachos”, qué carencias, ¿no te viste vos? está claro que no son los
estudiantes que vos querrías tener ¿vos estás seguro que sos el profesor que ellos
querrían tener? “vienen llenos de carencias, no saben acentuar las palabras” ¡Y
enseñales! “no puedo, tengo que enseñarles Historia 2” y enseñá Historia 2 y acentuar
las palabras, “es que ya deberían” ¿quién dijo que ya deberían?–. Hay un automatismo
fácil en la suposición hija de un tiempo en que la universidad no fue entendida como un
derecho humano universal sino como un privilegio de unos poquísimos, que iban a
buenas escuelas, que sabían cómo se acentúan las graves. Hay un perezoso
prejuicio de suponer que el problema son todos los nuevos que llegaron.
Montón de tipos que no saben las cosas que deberían saber para que nosotros
pudiéramos hacer nuestro trabajo. A saber cuál, enseñarles lo menos posible si ya
saben. En el fondo el profesor que quiere que los estudiantes vengan sabiendo es el
profesor que quiere enseñar lo menos posible, no, diría el colega: “enseñar lo que me
corresponde enseñar” pero lo que te corresponde es enseñar todo lo que el otro no
sabe. Si el otro es un sujeto de derecho lo que te corresponde es enseñarle
todo lo que el otro no sabe. Bueno me parece que efectivamente tomarnos en serio
que el sujeto que tenemos frente a nosotros en un pupitre no es un tipo al que le
estamos haciendo el favor de enseñarle sino un sujeto de derecho del cual nosotros
somos garantes de cambiar radicalmente nuestro modo de pensar la universidad y creo
que ese cambio es muy difícil porque hay muchas inercias institucionales, simbólicas,
curriculares que nos llevan a pensar la tarea de enseñanza de un modo distinto de este
que yo estoy proponiendo. En general, la tarea de enseñanza es representada
por muchos profesores universitarios argentinos como una cosa horrible,
como una carga. En la universidad pública argentina se habla de la docencia como
una carga ¿cómo puede ser
La UES presidencia 52
esto? “en esta universidad hay mucha carga en la docencia” ¿cómo la docencia como
una carga, como un impuesto? como algo gravoso que tenemos que hacer tratando de
que termine lo antes posible para irnos a nuestra oficina, a nuestra casa para escribir el
mail, para seguir haciendo el curriculum vitae. Y es la parte que consideramos más im-
portante en nuestra condición universitaria. Eso hunde sus raíces en una década
infausta a la que seguimos perteneciendo por mucho que todos digamos no, fueron
ellos, yo no los voté, soy progresista, tengo la colección completa de Pablo Milanés y se
ha hecho carne en nuestra carne ese conjunto de representaciones surgidas de un
conjunto de lineamientos, de sujeción, generado y desarrollado en los años 90 a los que
seguimos presos muchos más de lo que nos gusta sostener.
Dos cosas quiero decir de los 90 que ha penetrado mucho en la subjetividad
universitaria que organiza la vida de nuestras universidades mucho más de lo que
creemos y contra los cuales es necesario que nos animemos a pensar a esto, animarnos
a pensar a pensar sobre lo que constituye eso que al comienzo de esta charla yo llamaba
reflexión. Pensar el modo en que pensamos quiere decir pensar la institución desde la
que pensamos, pensar los intereses corporativos desde los que pensamos. Los
profesores universitarios solemos ser geniales para encontrar intereses
corporativos en los ganaderos, en los militares y en los curas pero
participamos de las corporaciones más conservadoras, más particularistas
y menos reflexivas que yo conozca. Tenemos que poner un poquito de la astucia
que tenemos para declarar que la universidad es una corporación horrible al servicio de
pensar si nosotros no tenemos alguito de eso también.
Los 90 produjeron una serie de visiones a partir de unos diagnósticos que no
necesariamente estaban mal, yo voy a decir dos esos diagnósticos y hasta qué punto eso
marcó nuestra subjetividad hasta hoy. En primer lugar a comienzo de los 90 se
diagnosticó con razón que en la universidad pública argentina se investigaba poco. Eso
no era falso, era verdad en la universidad pública argentina se había investigado mucho
hasta el año 66, cuando vino Onganía empezó a los palazos fuertes. En algunas
universidades más que en otras pero de manera general allí comenzó un período de
fuertes restricciones incluso económicas, los años 70 no fueron años de fuerte
desarrollo en la investigación, más bien la muchachada estaba en otra cosa y la
investigación fue secundaria. Los años de la dictadura ni hablar y la vuelta de la
democracia trajo consigo una fuerte demanda sobre las universidades de grandes
camadas de jóvenes que en los años de la dictadura en
La UES presidencia 53
razón de restricciones diversas, aranceles, limitaciones políticas. Se habían
suspendido estudios universitarios, en el año 83, 84, 85 son de estallido de la matrícula
universitaria y las universidades en un contexto económico que tampoco ayudaba
tuvieron que ocuparse de hacer primariamente una cosa fundamental que era dar
cuenta de esa enorme masa de ingresantes a sus aulas que entre otras cosas produjo en
la Universidad de Buenos Aires el famoso Ciclo Básico Común y otras estrategias de
contención y enseñanza a esos cientos de miles de estudiantes que llegaban a la
universidad. Con lo cual no mentía nadie quien dijera que a lo largo de los años 80 y los
90 en la Argentina esa tarea de docencia había requerido una parte mayoritaria de los
esfuerzos de los profesores y había dejado mucho lugar a las tareas mucho más
pequeñas, más elitista, más chica de investigación. De ese diagnóstico surgió una
decisión que tampoco estaba mal que era la de promover la investigación para que en la
universidad argentina se investiga más, nada que objetar, tampoco hay nada que
objetar la aparición de una figura que apareció en los años 90 que es la figura del
docente-investigador, que en realidad es una figura muy razonable que sugiere que
nadie puede ser un buen docente si no investiga lo que enseña y que nadie puede ser un
bien investigador si una vez por semana no confronta eso que está investigando con un
público de tipos a los que contribuya a formar. El modelo del docente puro o del
investigador puro parece inadecuado y eso es un poco lo que sufría esa cuestión
docente-investigador. Lo que sí hay algo que objetar es la siguiente definición que
siguió a estas que es la de estimular pecuniariamente, esto es lo que una vez un General
argentino llamó la víscera más sensible del cuerpo humano, la billetera, e incentivar la
investigación. El programa de incentivo a la investigación tendió a hacer que los
propios docentes-investigadores consideraran la investigación la parte que debía ser
más subrayada de su propia actividad. Empezaron a pensar en la docencia como una
creciente actividad que les impedía desarrollar las investigaciones que les impedían
acceder a los benditos premios, incentivos o no sé qué. No pasó mucho tiempo para que
la expresión docente-investigador se convirtiera en la expresión investigador-docente.
Así aparece en muchos de los estatutos de universidades creadas en los años 90, por
ejemplo la mía, y no pasó mucho tiempo después de eso cuando un investigador-
docente de la universidad le preguntaran ¿vos que sos? dijera con la voz bien alta y el
pecho inflado investigador y bajara la voz con asco y con vergüenza para confesar que
también era docente. Cuando se afecta la víscera más sensible del cuerpo humano, se
pone plata, para decir que lo más
La UES presidencia 54
importante es ser investigador, los docentes universitarios que somos tan sensibles a
esos impulsos como el que más y posiblemente más que muchos salimos a dignificar la
tarea que nos da más dinero y a considerar una molesta carga que nos quitaba tiempo
para escribir los absurdos artículos que no lee nadie y que alguien nos convenció que
son importantes porque nos permite decir que somos mejores investigadores.
Los 90 produjeron una fuerte pérdida de dignidad en la representación que los
propios universitarios tienen sobre su propia labor en la actividad de formación y una
dignificación absolutamente desproporcionada de las tareas que los investigadores
docentes tendemos a identificar con la investigación. Una cosa es investigar cosas
importantes otra cosa es saber llenar los formularios que dicen que somos
investigadores ante los sistemas correspondientes que en general nos piden números y
artículos replanteados, números de veces que somos citados por otros y otras cosas
disparatadas fetichistas, cuantitativas y otras cosas tan graciosas que ya casi es tan
antideportivo reírse de ellas, es tan absurdo que ya ni hago ironía sobre esto.
Hubo un segundo diagnóstico en los 90 que tampoco estaba mal y que también dio
como resultado políticas que sí estuvieron mal. Es el diagnóstico que en la universidad
argentina había un escaso número de posgraduados, de especialistas de másters y
doctores. Eso era rigurosamente cierto, la universidad argentina, universidad de masas,
a diferencia de otras universidades mucho menos masivas y más elitistas como la
brasileña donde hace por lo menos dos generaciones para empezar una carrera de
profesor universitario. La universidad argentina nunca tuvo ese tipo de estructura, más
bien justamente porque era universidad de masas y que siempre tuvo como orgullo ser
de masas, requería fuerte cantidad de profesores sobre todo en los cursos iniciales. En
los años 80 cuando yo empecé a dar clases en el Ciclo Básico Común todo tipo que
entrara a clase era doctor, un disparate, gracias que estamos graduados. La verdad no
estaba mal decir: “la verdad que estaría bueno que hubiera niveles de calificación
profesional un poquito superiores, que tengan mejores títulos, sobre todo que tengan
mayores conocimientos, esto último que tengan mayores títulos es consecuencia de
que tengan mayores conocimientos”. El fetichismo como diría Carlitos es ver la cosa
invertida, que alguien es bueno por ser doctor no ser doctor por ser bueno. Entonces se
propuso el desarrollo de cursos diversos y de incentivos diversos a la formación de
posgrados, hubo un creciente número de especializaciones, de maestrías, de posgrados,
en un contexto mer
La UES presidencia 55
cantil de la educación de los años 90 que fue el año de los buenos negocios tanto en
instituciones privadas como en instituciones públicas que a estos efectos funcionaban
como privadas. Las universidades públicas, ésta también, hacen ingresar muchos
recursos a su presupuesto por la vía del dictado de cursos de posgrado, ofertar a un
mercado al cual es absolutamente lo mismo ser la UBA, San Andrés, Torcuato Di Tella,
FLACSO. Hubo un creciente mercado de los posgrados y una fuerte vocación de la
política pública por la formación de un docente especialista, másters y doctores. Eso yo
diría que no se detuvo sino que incluso se profundizó en el 2003, lejos de haberse
revertido se profundizó. Uno diría está en principio bien, está bueno que haya muchos
especialistas, muchos masters, muchos doctores, quién puede decir que no está bueno,
quién puede decir que no es bueno que el Estado incluso financie eso, quien puede
decir que no es excelente que el CONICET esté financiando la cantidad de desarrollo de
especies de maestrías, de doctorados, es impresionante la cantidad de plata que está
poniendo el CONICET y distintos organismos del Estado en la capacitación a nivel de
posgrado de sus jóvenes universitarios. Todo eso está muy bien, es extraordinario, no
tengo nada que decir. Cuando empiezo a tener algo que decir me parece que la cosa se
fetichiza. Eso pasa medio pronto porque hay un problema, hay un problema que dice
más o menos lo siguiente cualquier estudio comparado muestra que en Japón un tanto
por ciento de la población económicamente activa tiene un título de doctor o posdoctor
y que en Alemania cualquier porcentaje de la población económicamente activa
también el título de doctor o posdoctor es muy alto y que en la Argentina el porcentaje
de la población económicamente activa con título de doctor o posdoctor es muy bajo.
Ese es un dato, me preguntás qué política hacemos con ese dato, algunos creyeron y
algunos creen todavía que lo que eso demuestra que la Argentina tiene que tener un
porcentaje de doctores y posdoctores en la población económicamente activa mucho
mayor para poder ser tan rico como Japón o Alemania. Muchos suponen que al
respecto Japón y Alemania son ricos porque tienen mayor porcentaje de la población
económicamente activa con título de doctor o posdoctor. Yo francamente creo que
Japón y Alemania tienen un porcentaje de la población económicamente activa con tí-
tulos de doctor y posdoctor porque son países ricos y no al revés. No me hago tanta
ilusión a lo que un doctor y posdoctor pueda aportar a la riqueza nacional.
Entonces se pusieron a diseñar políticas que gobiernan las políti
La UES presidencia 56
cas públicas hasta la fecha de formación de muchos especialistas más que el doctor o
posdoctor incluso se hizo ejercicio ¿cuántos especialistas, másteres, doctores
necesitamos para equilibrar las cifras sobre la población económicamente activa de los
países más desarrollados? Estamos a cientos de miles, perfecto, ¿en cuántos años los
hacemos? ¿En cuántos años los fabricamos? si los vamos a hacer en 20 años se supone
que una inversión así se va a hacer en 10 años, una inversión asá…El problema es grave
porque formar otro especialista requiere otra especialista: tiene que ser director de
tesis, tiene que corregir los borradores, formar un máster requiere de otro máster.
Formar un doctor requiere de otro doctor, formar un pos doctor requiere de otro pos
doctor y el problema en la Argentina que no tenía especialistas entonces tuvo que hacer
una formación muy rápida de especialistas, másteres y posdoctores para que pudieran
ser los futuros directores de tesis de los especialistas, másteres y posdoctores. No sólo
cada vez los másteres, los doctores y los posdoctores son más chiquitos, tienen menos
años, más acné, sino que cada vez los tutores de tesis de maestría, doctorado y
posdoctorado son más chiquitos. Siempre están corriendo, están más apurados, y
vienen con un formulario entre las manos para decirme que firme rápido “no porque se
me vence el plazo para la posdoc”. Está siempre corriendo con plazos porque aparecen
con plazos, como todo hay que hacerlo rápido, hay que formar rápido doctores,
masters, al fetichismo de los números se suma el fetichismo de los plazos. La
CONEAU tiende a evaluar más a los cursos de maestría que producen un número
grande de doctores o de másteres en un número chico de años, que tienen una alta
productividad. Hay un concepto fetichista de que tenemos que ser muy
productivos en la producción de doctores, de másteres, de posdoctores,
tenemos que producir muchos en muy poco tiempo. Por las becas tienen muy
poco tiempo: 2 años para ser máster, 2 años para ser doctores. Y cada vez más los
muchachos encantadores, estudiosos, meritorios, que tienen la vida por delante y que le
dicen a uno, que les dijo que sí porque tienen el sí fácil, que fuera su director de tesis
que van a tener que acotar “¿y por qué vas a tener que acotar?” “y no porque se me hace
mucho tiempo”. No hay ningún joven que se proponga hacer una buena tesis de
licenciatura porque enseguida llega el turno en que tienen que presentar los papeles
para que el Estado lo financie para hacer la maestría, el verbo que más usa un
becario del CONICET es acotar. Ese acotamiento además es estimulado por sus
propios directores y por sus propias instituciones que quieren producir como salchichas
especialistas, máste
La UES presidencia 57
res y posdoctores. Por eso tienen estudios cortos, acotados, modestos; hemos vuelto
la modestia una virtud como todos los cristianos primitivos, si no somos cristianos
primitivos, somos ambiciosos, queremos tener plata, plasmas ¿por qué justo para la
tesis somos modestos? Por qué no pagamos con los plasmas y decimos vamos a hacer
una gran tesis. Chicos de 27, 28 años que dicen “yo haría una gran tesis pero no me da
el tiempo” “¿por qué no te da el tiempo?” porque se me acaba la beca del CONICET”
“¡pero hay vida después del CONICET!”. Es una cosa que es necesaria decir
muchas veces por día es que hay vida después del CONICET. Pueden vender
helados, pueden hacer cualquier cosa dignamente para ganarse la vida y después a la
noche trabajar para hacer la tesis. No es necesario que la tesis sea un renglón de mi
carrerita ridícula del CONICET. Hay vida después del CONICET y es una vida mejor.
Todo esto lo digo con un enorme reconocimiento al extraordinario aporte que está
haciendo el CONICET en formación de recursos humanos en la Argentina. Está bueno
que el CONICET esté poniendo plata en el futuro de los humanos. Está muy mal que
eso termine produciendo casi como un resultado inevitable y naturalizado con los
propios actores tesis más pobres que las que se podrían producir si no estuviera allí la
dead line del informe que hay que presentar indefectiblemente no sé qué día. Todo esto
lo digo humorísticamente pero es un problema serio, es un problema grande. Yo creo
que no está mal fomentar la investigación en las universidades.
Yo creo que no está mal fomentar las formaciones de posgrado en las universidades,
está bien. Creo que está mal olvidarnos de lo que realmente importa en las
universidades porque juntes ustedes estas dos cosas, junten ustedes el privilegio de la
investigación sobre la docencia que nos lleva a pensar a la docencia universitaria como
una carga con el privilegio de los estudios de posgrado, que cualquier chico de 26 años
que si no es muy tonto ya es master, consiga trabajo en cualquiera de las muchísimas
maestrías que hay que requieren máster como profesores. Hay pocos masters,
necesitamos profesores que sean masters para dar clases en esas maestrías. Esas
maestrías pagan más que en estudios de grado, que los cursos de grado, dan más
puntos en el currículum vitae. Entonces los jóvenes a los 26, 27 años que se recibieron
de masters están dando clases en una maestría muchas veces sin haber dado clases
nunca en un curso de grado. Cuando a los 29 o 30 se reciben de doctores consiguen dar
clases en un montón de cursos de doctorado que da más puntos en el currículum vitae
que la maestría y que todos nos convenci
La UES presidencia 58
mos que es más difícil que la maestría… mentira, mentira. Cuanto más para arriba se
va en esa escala de jerarquías con los estudiantes más fácil es dar clases. Es mucho
más difícil dar Sociología 1 para 150 chicos de 19 años que dar el último
número de mi propia investigación sobre un libro de Richard Sennett en
un aula alfombrada que a uno le traen agua mineral en un posgrado. Sin
embargo, todos fingimos que no, todos somos tan hipócritas y tan mentirosos que
fingimos que no y estamos dispuestos a pagar más y a cobrar más por dar clases en un
posdoctorado y es inevitable que lleguemos a pensar que es más importante y más
meritorio dar clases en un posdoctorado que en el grado. Eso es falso, es más difícil,
más meritorio y muchísimo más importante dar clase en el grado que en el posgrado
pero como estamos muy ocupados corriendo la carrera loca en el curriculum vitae,
como da más puntos y más plata el posdoctorado tenemos a nuestros mejores profeso-
res o por lo menos a los más titulados dando clases en los cursos de doctorado,
maestría, etc., y cuando de casualidad tienen que dar una clase de grado la llaman carga
“dos horas en Historia Social no los aguanto, no los aguanto, son tremendos”. Cada
vez que pueden, que tienen un congreso internacional o que tienen la excusa que tienen
que terminar un paper o el propio informe al CONICET mandan la JTP. Una frase que
se escucha en los salones de profesores de todas las universidades públicas argentinas
de todos los profesores titulares es mandar al JTP, “no, el miércoles mando al JTP”,
¡menos mal que tenemos buenos JTP! que tenemos excelentes profesores jóvenes
porque si es por los viejos, si es por los más doctorados que creen que tener un
doctorado es mejor y más prestigioso estamos fritos. Menos mal que tenemos muy
buenos profesores jóvenes en la universidad pública argentina porque si es por los
viejos mandan al jtp al grado, la palabra grado no sé si es la G o la R pero hay algo de
asco ahí. Mandan al JTP o al ayudante de primera, o al ayudante de segunda que es un
pibe bárbaro que tiene que pagar derecho de piso y al que solemos decir “le gusta
enseñar”. Con esto tenemos un problema, yo estas cosas las digo medio en broma
porque me dan mucha bronca, pero hay un asunto fundamental para pensar. Hoy la
universidad pública argentina tiene un nivel extraordinario, es verdad, estamos
metiendo camadas de pibes cuyos papás no fueron a la universidad. Que no tienen
bibliotecas familiares importantes, que por supuesto si uno dice Max Weber preguntan
si Weber va con B o V porque no leyeron en la biblioteca del papá que va con W, no
porque sean tarados sino porque son pobres. Eso plantea un conjunto de problemas
lógicos nuevos,
La UES presidencia 59
tenemos que tener al frente de ellos a nuestros mejores profesores, a los más
capacitados como los tuvimos una o dos generaciones atrás. Lo mencioné a Juan Carlos
Portatilla hace un rato, cuando dio clase dio clase en el grado, Gino Germani cuando
dio clase dio clase en el grado. Todos los excelentes profesores que tuve yo en mi curso
de grado en la República Argentina eran excelentes profesores. Si José Luis Romero lo
hubiera llamado a Gino Germani y le hubiera dicho “ya está sos Gino Germani, ya está
buscate un cursito de doctorado, dedicate a investigar, escribí tus artículos y mandá al
JTP” Gino Germani estoy seguro se habría ofendido, estás loco, ¿cómo me vas a sacar
del grado? no sabés que yo soy lo mejor que tenés ¡cómo me voy a ir al posdoctorado y
mandar a JTP!
Eso es un importante desafío para que no se nos caigan los pibes porque los pibes se
nos caen muchísimo y cada pibe que se nos cae, y por supuesto que se nos caen más los
pobres que los ricos. Es necesario que los profesores entendamos que cada pibe que se
nos cae sobre todo si es pobre no es una ley sociológica que se verifica es un crimen que
nosotros cometemos. Si de verdad pensamos a esos muchachos o a esas chicas como
sujetos de derecho, si los pensamos como objetos no, si de algún modo los pensamos
como objetos de nuestra sociedad, como objetos de nuestra filantropía, cada uno que se
cae es una ley sociológica que se verifica. Se sabe muy bien que los pobres se caen más
que los de clase media. Ahora si yo pienso que esos sujetos
son sujetos de derecho cada uno que se va, no digo el que se va porque con toda
razonalidad hay cosas en la vida que son más interesantes que ser universitario, ese
está bien que se vaya y solo puedo festejarlo por supuesto que hay destinos más
importantes que ser universitarios: ser corredor de autos, ser bailarín clásico si lo
descubre está bárbaro; el tema que los que no descubren eso quieren ser universitarios
y no los dejamos, los bochamos, les corregimos la ortografía y no les enseñamos a
escribir. Nos creemos que escribimos bien y hay que leer los papers de los colegas.
Sujeto, coma, predicado dicen los mismos tipos que después bochan a los estudiantes.
Cada alumno de grado que se nos cae es algo que hicimos mal, no podemos
jugarnos al posdoctorado mientras se nos siguen cayendo chicos.
Tenemos que tener los mejores recursos humanos de la universidad en el grado,
sobre todo en los cursos más difíciles del grado. Tenemos que bajar nuestras tasas de
fracaso, tenemos que entender que ese fracaso es nuestro y no de los pibes. Los pibes
no fracasan cuando se van, es la universidad la que fracasa con ellos.
La UES presidencia 60
Tenemos que abolir la palabra deserción, pobres pibes se van a su casa humillados,
desertores de una película de guerra norteamericana, los usamos, los humillamos, le
decimos en la cara vos no servís para esto y naturalmente se va, le decimos “ah,
desertor”. Yo no sé cómo nos aguantan tanto, yo no sé cómo no se van antes. Es
necesario que entendamos que tenemos sujetos de un derecho del cual nosotros somos
garantes. Si un garante de un pagaré no paga su garantía lo llevamos a tribunales, a
Comodoro Py, no sé a dónde. Si el garante de un derecho mucho más importante que
cobrar un pagaré que es el derecho a aprender no cumple satisfactoriamente, nosotros
decimos que es un buen profesor exigente. Yo creo que ahí tenemos un asunto
fundamental: tenemos que revalorizar la docencia porque hoy es lo más
importante que tenemos. Lo más importante que tenemos que hacer es en
efecto, si estamos dispuestos a hacernos cargo de algo a lo que insisto hoy
la ley argentina no nos obliga, no comete ningún delito el profesor después
de no enseñarle a sus alumnos los bocha. Para eso deberíamos tener una
ley que diga la educación es un derecho y vos sos un garante. A lo mejor ahí
elegiríamos profesores en el concurso no tanto por cuantos artículos en
chino mandarín sino por otras cosas. Eso me parece un compromiso
efectivo por la garantía del derecho que tienen los universitarios. Ahí
tenemos un asunto muy importante para pensar y obstáculos con nuestros propios
hábitos. Porque en efecto hay algo del modo en que nosotros mismos vivimos nuestra
vida universitaria que atenta mucho contra el cumplimiento de esta tarea radicalmente
nueva que tenemos hoy en nuestras universidades de garantizar lo que nunca antes
existió, de un derecho a ellas por parte de una enorme cantidad de estudiantes. Pero
además de eso quiero decir para contestar lo que habíamos iniciado, la universidad
además de ser un derecho de los individuos es un derecho del pueblo. Eso como dije
hace un rato se dice fácil, suena a consigna y puede serlo si no lo desmenuzamos un
poquito ¿qué quiere decir que la universidad es un derecho del pueblo? Siempre es un
problema decir cosas de los derechos del pueblo porque los individuos seremos todo lo
complejos que seremos pero cuando no se sabe lo que somos, el pueblo no sabe bien
qué es y ahí tenemos un problema. El pueblo es un sujeto colectivo de límites
imprecisos -recomiendo la lectura de los textos de Ernesto Laclau sobre la cuestión del
pueblo y el populismo- en esa permanente tensión entre el pueblo entendido como el
todo social y el pueblo entendido como la parte pobre de un todo. Por eso que popu
La UES presidencia 61
lismo es una parte tan incierta e imprecisa porque se sostiene con esa incertidumbre
de pueblo. Pero no voy a hablar de Ernesto Laclau un autor bien conocido por ustedes.
Cuando decimos derecho del pueblo nos estamos metiendo en problemas, no es fácil
saberlo. Por supuesto uno podría ser un poquito más liberal que eso y no decir pueblo
sino ciudadanía entendido como la suma aritmética de todos los ciudadanos. Nos
interesa esa ambivalencia porque pueblo somos todos pero también son los pobres y a
veces nos interesa el derecho de los pobres y a veces nos interesa el derecho de todos y
esa tensión me parece que es interesante sostenerla.
¿Qué quiere decir que el pueblo tiene un derecho a la universidad? quiere decir
básicamente lo siguiente: que hay un derecho a no ir a la universidad. No es admisible
que alguien quiera ir a la universidad y no pueda ir. No es admisible alguien que haya
ido a la universidad pero no haya podido terminar porque no le alcanzó la plata, que al-
guien quiera ir a la universidad pero no pueda porque no tiene plata para pagarse el
colectivo a la universidad más cercana. Garantizar el derecho a la universidad es
garantizar que todos los que quieren ir a la universidad puedan hacerlo y
dicho eso agrego el que no quiere ir a la universidad no va. La universidad
es un derecho no una obligación pero aquel hijo del pueblo que no va a la
universidad no por eso pierde el derecho a la universidad, que no es el
derecho solamente a estudiar en ella sino el derecho a apropiarse de sus
frutos, a usufructuar el resultado de sus investigaciones, de sus trabajos,
de la enorme inversión que el mismo pueblo a través de sus impuestos
hace para poder sostenerla. Las universidades le salen mucha plata al pueblo, las
universidades investigan cosas muy importantes, el pueblo tiene derecho a usufructuar
esos conocimientos, a apropiarse de esas investigaciones. Eso es una parte del derecho
a la universidad cuya otra parte es el derecho de cada uno a estudiar en ella.
Ahora si uno trata de esto no convertirlo en una consigna sino materializarlo un
poquito me parece que uno no puede negar que el derecho del pueblo a la universidad
se materializa en tres cosas que son importantes que son tres obligaciones de la
universidad. Voy a presentar estas tres obligaciones de la universidad ante el pueblo y
me voy a ir. En primer lugar, habiendo dicho que la palabra pueblo es una palabra
complicada que designa un sujeto incierto, me parece que hay una forma bastante
material tangible, cercana del pueblo con el que las universidades deben trabajar y para
las que las universi
La UES presidencia 62
dades deben trabajar que son las organizaciones sociales, políticas, culturales,
religiosas, que desarrollan su tarea en el territorio en que lo hace la universidad. Me
parece que una primera forma de relación entre la universidad y el pueblo es la relación
entre la universidad y las organizaciones de su territorio que es importante entender
que no es una posibilidad que tienen las universidades sino una obligación. Por
supuesto que hay que establecer distintas distinciones. Es evidente que la relación entre
la universidad y su territorio como se dice mucho y crecientemente es mucho más fácil
en las universidades pequeñas que en las grandes, es mucho más fácil en las
universidades que tienen una inscripción territorial muy precisa dadas por su nombre o
por su desplazamiento que por las universidades que tienen una inscripción territorial
más imprecisa. ¿Cuál es el territorio de la Universidad de Buenos Aires? es difícil
describirlo, una universidad donde viene gente a estudiar de todo el país. La
Universidad de Rosario donde yo estudié éramos un 30% de rosarinos y un 70% de
tipos de todas partes ¿cuál es el territorio de esa universidad? no el territorio del que
veníamos nosotros los estudiantes, tampoco el territorio del barrio en que está situada
la universidad que tiene como 8 facultades ubicadas en distintos edificios ¿cuál es el
territorio de la UBA que tiene sedes del CBC en el tercer cordón del conurbano?”. La
universidad de Buenos Aires es anterior a la federalización de la Capital, desde el punto
de vista de la normativa de la UBA no tiene problemas en poner una sede del CBC en
Bahía Blanca, la UBA piensa que su propio territorio es la Provincia de Buenos Aires a
la que pertenece puesto que la ley de Federalización de la Capital es anterior. ¿Cuál es el
territorio de la Universidad Nacional de Córdoba? es el mundo. En cambio es fácil decir
cuál es el territorio de la Universidad Nacional Sarmiento, cuál es el territorio del Chaco
Austral, cuál es el de Villa Mercedes. Ahí el territorio está claro, está circunscripto,
viene definido en el nombre de la universidad. Donde suelen ser muy activas
organizaciones de todo tipo: sociales, culturales, políticas, religiosas que con mucha
frecuencia y desde mucho antes que la universidad se instalara allí están bregando por
la existencia de la universidad. En todas partes del país está la comisión pro
universidad de acá, está la cámara de comercio de acá, el sindicato, las madres de
familia de acá, entonces cuando se crea la universidad de acá al segundo día el rector
organizador “queremos que nuestros hijos sean abogados, queremos que nuestros hijos
sean contadores” yo ni en pedo que estudié un poquito de estas cosas digo que lo mejor
para nuestros hijos es ser abogado o contador, es difícil la negociación y generalmente
es una negociación
La UES presidencia 63
compleja con organizaciones diversas. Lo que yo quiero decir es que si hay un lugar
en donde el pueblo, sea lo que sea que el pueblo sea está son esas organizaciones
territoriales sociales, políticas, sindicales, culturales a las que la universidad debe
abrirse no sólo al estilo de extensionismo más convencional, incluso esta palabra
extensionismo está muy fuerte impugnada, por ejemplo nosotros no la usamos no
tenemos secretaría de extensión, tenemos un centro de acciones con la comunidad.
Donde la idea de extensión, que las puertas de la universidad se abren hacia afuera para
dejarnos salir, tiene un tintillo filantrópico desagradable, laburamos de lunes a viernes
y los sábados nos extendemos y damos cursos fáciles para los pobres. Esa es la idea del
extensionismo más convencional y más conservador. Yo creo que el desafío es al
contrario, abrir la puerta de la universidad para adentro para que sea el territorio el que
invada la universidad, que no sólo provea los estudiantes que deben ser los hijos de su
territorio. Porque para eso la universidad está allí, en general son los hijos pobres de
esos territorios pobres. El cual cambia la fisonomía del estudiante universitario al cual
sus profesores formados en las grandes universidades de los grandes centros urbanos
están acostumbrados.
Ahí hay problemas muy importantes pedagógicos, filosóficos, conceptuales. El
problema de las posibilidades de los estudiantes “bueno no son iguales” dicen muchos
colegas, progresistas, fotos del Che Guevara en el dormitorio, ¿cómo no son iguales?
“bueno, yo querría que fuesen iguales”. De hecho no son iguales, plantea un problema
eso ¿cómo que de hecho no son iguales?
Hay una cosa que dice un filósofo francés que a mí me gusta mucho que se llama
Jacques Ranciere, lo habrán leído, pero léanlo más, léanse un libro hermoso que se
llama El filósofo y sus pobres que lo editó nuestra universidad y estoy muy contento. Es
un libro sobre la igualdad y lean el hermoso libro de mi gran amigo Federico Galen de,
un gran ensayista argentino que vive hace muchos años en Chile, Ranciere Una
Introducción, una hermosa colección de tapas negras que saca la editorial Quadrata de
la Biblioteca Nacional. Para mí es una de las cosas más lindas que escribió Federico y
una de las cosas más lindas que haya leído sobre Ranciere. Que toma una idea de la
eternidad por los astros de Blanqui el gran filósofo revolucionario francés del siglo xix
que se pasó la mayor parte de su vida preso en una celdita que tenía una ventanita por
la cual podía mirar el cielo. Pasó una parte muy importante de su vida mirando el cielo
y Blanqui dice una cosa a la que Franciere le da una vuelta de tuerca que Federico
presenta muy bien “hace miles y miles de años todos los hombres
La UES presidencia 64
vienen mirando por las noches el cielo estrellado y sospechando que en el lenguaje
cifrado de las estrellas hay un mensaje para ellos. Viejos y jóvenes, letrados, iletrados,
pobres y ricos, varones y mujeres, todos ellos por igual deben mirar el cielo estrellado y
sospechando que en el lenguaje cifrado de las estrellas hay un mensaje para ellos. Y
desde hace miles de años todos los hombres ricos y pobres, varones y mujeres, letrados
e iletrados vienen fracasando en descubrir cuál es ese mensaje”. ¿Me quieren decir al
lado de esa igualdad de hecho entre los hombres qué importancia tiene que algunos de
los estudiantes acentúen bien y otros acentúen mal las palabras graves? Esa
incapacidad de entender los asuntos que de verdad importan no es dónde van las tildes
en las graves sino qué es lo que quieren decir las estrellas. Esa incapacidad es la que nos
iguala, la que nos hace radicalmente iguales. Son absolutamente iguales los estudiantes
como se suele decir a veces hasta el fastidio de primera generación de las universidades
del tercer cordón del conurbano y los estudiantes de quinta generación de
universitarios de los grandes centros urbanos del país. Yo entiendo que lo diga el
gobierno, está bueno, es una gran cosa democratizadora que los alumnos que sus papás
no terminaron la escuela secundaria hoy sean universitarios y puedan hacer carreras
académicas en muchos casos notables. Dejemos de decir estudiantes de primera
generación porque cuando lo decimos tanto yo empiezo a sospechar que lo decimos por
complacencia, que lo decimos con filantropía, que lo decimos “porque no le podemos
exigir lo mismo”.
Una aprecia colega de mi universidad dice en efecto que la materia que da en la UBA
no la da igual en la Universidad Nacional de General Sarmiento porque los estudiantes
son diferentes. Se equivocan, es detestable que diga eso, los estudiantes son iguales: ni
los de la UBA ni los de Gral. Sarmiento saben qué quieren decir las estrellas y eso los
vuelve iguales. A partir de allí todo está para ser enseñado a esos sujetos radicalmente
iguales si es que estamos dispuestos a tomarnos el trabajo de enseñarles. Si estamos
muy ocupados porque tenemos que escribir el paper para explicarles que el segundo
cordón del conurbano tiene muchos problemas sociales evidentemente tenemos poco
tiempo para enseñar. Si de verdad nos importa ser buenos garantes de los derechos que
debemos garantizar ahí verificamos en la práctica a radical igualdad y la enorme
capacidad de los estudiantes que tenemos en cualquier universidad cuando vayamos a
dar clase con verdadero interés por hacerlo.
Los modos de articulación entre la universidad y el territorio son
La UES presidencia 65
múltiples cuando uno acepta el principio que no se trata de salir al territorio, por
supuesto que hay que salir y es bueno salir al territorio mezclarse en la política local, no
sentarse con los colegas en las pizzerías de calle Corrientes sino sentarse con los colegas
en las pizzerías de las inmediaciones de nuestra universidad pero además uno puede
pensar así en muchas otras estrategias.
Una de las estrategias muy interesantes de las universidades es la estrategia de los
Consejos Sociales, es una lindísima institución que muchas universidades hemos
propiciado, que consiste en reunir con cierta periodicidad a los referentes de las
organizaciones sociales del territorio donde trabaja la universidad en un cuerpo
colegiado por supuesto que no resolutivo sino asesor, digo por supuesto porque por el
principio de autonomía universitaria la universidad es gobernada por sus claustros. Es
un principio muy valorable, jamás se me ocurriría postular que la universidad va a ser
gobernada por las organizaciones sociales pero sí esas organizaciones tienen que tener
algo para decir sobre lo que la universidad hace. Por lo tanto esa figura de los consejos
sociales para nosotros es muy interesante, nosotros la creamos hace 2 años y medio,
estamos muy contentos, es extraordinario el trabajo, las discusiones que la universidad
les plantea. No son solamente los temas de la extensión universitaria, los temas del
trabajo social, son los temas académicos de la universidad. Nosotros no queremos que
la organización social del territorio nos diga cómo hacer extensión queremos que la
organización nos diga cómo estamos haciendo nuestro trabajo universitario, queremos
que nos diga si son esas las carreras que el territorio necesita, queremos argumentar
con ellos, discutir si las carreras que ellos creen que necesitan son las que efectivamente
nosotros creemos que necesitan. Discutir, producir debates interesantísimos sobre
líneas de investigación de la universidad, en fin hay mucho para hacer. Así como la
figura de los consejos sociales asesores, así como las figuras que tienen otras
universidades: el consejero superior para la comunidad es muy interesante también. En
general nuestros estatutos no le dan derecho a voto, a voz, pero no a voto con lo cual la
presencia de estos representantes de la comunidad no pasa a ser una testimonial. Pero
no es un testimonio poco interesante. En el Estatuto de nuestra universidad el Consejo
Superior tiene dos miembros plenos con voto y tiene además representantes de la
comunidad que elige el Consejo Superior de una terna que eleva el rector y en general
son dirigentes de organismos de derechos humanos, maestros, directores de escuela,
tipos prestigiosos. Sería muy interesante, de permitir la figura en el estatuto, de darles
voto además
La UES presidencia 66
y convertir a esos representantes de la comunidad en el Consejo Superior en
representantes del Consejo Social Asesor.
Lo que quiero decir es está bueno, es interesante cuando uno les da voz, voto y lugar
a las organizaciones sociales del territorio donde la universidad trabaja y trabaje
también en investigación no investigando solamente a las organizaciones sino
investigando con las organizaciones y aprendiendo mucho de su trabajo; organizando
investigaciones a pedido de las organizaciones, muchas veces son competencias
técnicas, muchas veces no sabemos los problemas de la comunidad. En la universidad
hay ingenieros y está bueno que los llamen en proyectos de investigación así se ven los
problemas reales del territorio al que pertenecen las organizaciones que hablábamos
antes de empezar, las organizaciones empresarias. Es cierto que en general nosotros
tenemos unas organizaciones que dejan mucho que desear y que cuando uno pregunta
¿qué necesitan de la universidad? “es contadores para evadir impuestos, para pagar
menos cargas sociales”, “no, sabés qué…” pero de tanto en tanto uno encuentra algún
empresario que dice me gustaría aumentar la productividad. Este año hemos
presentado unos cuantos proyectos de financiación del ministerio de cooperación de
físicos, de químicos, de biólogos, y empresas que trabajan el tema de reciclaje de
residuos que son de lo más interesante. Puede ser muy bueno para la universidad, para
la empresa y para el desarrollo si uno lo piensa en política de desarrollo nacional
asociado con la universidad.
Hay una segunda obligación que se deriva de comprender que el pueblo tiene un
derecho a la universidad que con organizaciones mediatas del territorio al territorio que
pertenecen deben trabajar con la institución que expresa jurídica y políticamente al
pueblo que es el Estado: municipal, provincial y nacional. Discutiendo con un prejuicio
muy típico de la tradición liberal reformista argentina que siempre ha visto al Estado
como un enemigo de la autonomía y la independencia de criterio. Hay mucho para
charlar, hay mucho para discutir, por supuesto el siglo xx argentino nos ha dado
sobradas muestras de las posibilidades que tiene el Estado sobre todo cuando no es
conocido democráticamente por invadir la colonia universitaria, por afectar la
independencia y la libertad de los investigadores y sabemos que este país ha sufrido y
no sólo las universidades pero también sufrieron los embates autoritarios del Estado.
Pero hoy tenemos un Estado democrático, gobernado democráticamente por
gobernantes que surgen del voto popular, a diferencia de empresarios que gobiernan
las empresas que no surgen del voto popular sino de la fortuna que he
La UES presidencia 67
redaron. Pero el Estado es gobernado por gobernantes que surge del voto popular
sin embargo en general tendemos a ser mucho más resistentes a trabajar junto al
Estado porque tenemos que vaya a violar nuestra autonomía que a trabajar por las
empresas por las que todos los químicos, los físicos, los de exactas, de naturales y
sociales se mueren por trabajar. Ahí no vamos con la bandera del 18, de la autonomía
universitaria. Yo temo mucho por la autonomía universitaria, a mí me preocupa y no es
ninguna ironía yo soy un militante de la autonomía universitaria pero ser un militante
de la autonomía universitaria significa ver entre otras cosas saber dónde ella peligra. Yo
creo que la autonomía universitaria peligra cada vez que uno va caminando por la calle
de cualquier ciudad argentina y pasa por su facultad de medicina y ve grandes
congresos organizados por Roche Foundation, por la Bayer Association, que organizan
los planes de estudio de nuestras carreras, que reparten a nuestros jóvenes
universitarios formularios preimpresos con el veneno que tienen que recetar. Que
compran en el sentido menos metafórico de nuestra palabra a los egresados de nuestras
universidades públicas con interesantes medidas pecuniarias si recetan el veneno que
ellos le indican, regalan relojes, folletos a color y no sé cuántas cosas en los congresos -
en ciencias políticas olvídense nadie regala un reloj-. Ahí hay un peligro real de la
autonomía universitaria. Las corporaciones son demasiado fuertes para meterse en
nuestros programas de investigación, en nuestro esquema de investigación, en nuestros
desarrollos profesionales.
Hace más o menos 20 años con intermitencia que investigo un tema, Hamlet,
investigo Hamlet… me lo sé de memoria. Me la sé de memoria en inglés, en español, sé
un montón sobre Hamlet. Hace 20 años que el Estado argentino me paga por investigar
Hamlet ¿qué peligro en la autonomía universitaria puede haber del Estado argentino?
miren si yo voy a la Parke Davis Corporation y digo vengo a estudiar 20 años Hamlet
¿me financian? “¡ni locos acá no financiamos tipos tarados que estudian poesía!”.
Bueno el Estado sí, es un garante en la Argentina de la más absoluta autonomía e
independencia de criterios. Al Estado argentino en sus diversas reparticiones:
Ministerio de Educación, Ministerio de Ciencia y Técnica se le llevan proyectos sobre
Hamlet y lo financian. ¿Qué riesgos voy a ver allí a la autonomía universitaria?
Me parece que hay que poder identificar dónde están los peligros para la autonomía,
yo creo que peligra en manos de las corporaciones extrauniversitarias, peligra en
manos de las corporaciones universitarias. Autonomía es capacidad para darse a sí
mismo sus propias nor
La UES presidencia 68
mas: de pensamiento, de investigación, de escritura. Me van a decir que afecta la
autonomía nuestros modos de escribir nuestra pertenencia a una corporación que
porque creen en el currículum vitae nos invita cotidianamente a afear nuestro
castellano llenando nuestros textos de expresiones horribles y todos esos ponemos esas
palabras en latín en nuestros textos ¿y en serio que el peligro de la autonomía
radica en otro lugar que en el modo que decidimos colonizar nuestra
consciencia, nuestra cultura y nuestra alma para hacer currículum vitae?
Cuando pongo la primera persona del plural estoy diciendo yo heteronomizo todos los
días mi castellano, lo afeo para que me den puntos en una loca carrerita a la nada en la
que cree la corporación a la que pertenezco. Por lo menos no sean tan hipócritas de
decir que es el autoritarismo que el que nos hace heteronomizar, porque somos
nosotros, las decisiones que nosotros tomamos.
El Estado en cambio es la representación democrática del pueblo y a veces llama la
puerta de la universidad y nos pide algunas cosas: informes, evaluación de políticas
públicas, nos pide que lo ayudemos a enseñar políticas públicas y yo frente a eso tengo
una posición que sostengo y sostuve frente a la universidad en la que creo
profundamente que cuando el Estado llama hay que estar, y si el Estado nos pide que
evaluemos la política pública y nosotros tenemos en nuestra universidad expertos que
pueden evaluar las políticas públicas hay que evaluarla. Si el funcionario que nos los
pide tiene mal aliento, nos resulta desagradable no importa porque es el Estado el que
llama. Si el Estado está circunstancialmente gobernado por un partido político que no
nos simpatiza no importa porque el Estado es el que llama. El Estado es la encarnación
de la comunidad, del pueblo y cuando nos pide “che son expertos evalúen esta política
pública hay que ir y nosotros lo hemos dicho muchas veces”. Nunca en todas las veces
que lo hemos hecho, en todos los años en que lo hemos hecho ningún Secretario de
Estado, ningún Subsecretario de Estado nos dijo que teníamos que poner en el informe
final de evaluación. Es mucho más fácil que los hagan los empresarios por las cuáles las
universidades se desviven que un Estado que democráticamente va a las universidades.
Resumo, hay que trabajar con las organizaciones del territorio y hacerlas entrar a la
universidad y hacerlas hablar de la universidad en la universidad.
Segundo hay que tratar con el Estado y dejarse de matar con que el Estado es un
enemigo a priori de la autonomía, que puede serlo por supuesto, no me chupo el dedo
conozco la historia de autoritarismo
La UES presidencia 69
de este país, para eso hay que estar siempre alerta frente al Estado, frente a los
sindicatos, frente a la corporación que nosotros mismos pertenecemos que es de las
más particularistas que yo conozco. Frente a las mismas fuerzas que pueden
heteronomizar nuestros pensamientos y nuestras vidas.
Tercero con esto termino, la universidad estudia cosas muy importantes, investiga
cosas muy importantes y gasta mucho dinero. No puede ser que el resultado de esas
investigaciones se formule en formatos y en tipos de escrituras tales que sólo los leemos
los universitarios. A veces ni siquiera porque son tan aburridos que no los lee nadie. Es
necesario que las cosas que investiga la universidad sean dirigidas al espacio público de
las grandes discusiones colectivas en las que la ciudadanía de un país debe decidir
democráticamente su futuro. Para eso la universidad tiene que conquistar nuevos
lenguajes, está claro que si mandamos nuestros artículos claro que no los va a leer ni el
loro, es ilegible, a veces no nos damos cuenta no se puede ni leer. Ahora animémonos a
aprender ese lenguaje que no es más fácil como tienden a pensar los investigadores sino
mucho más difícil que el lenguaje de los papers, son cuatro trucos y uno escribe un
paper. Es mucho más difícil, mucho más exigente, moral, conceptual, política,
retóricamente el lenguaje de las grandes discusiones colectivas al servicio de las cuales
tiene que estar la investigación universitaria. Cómo una universidad de nuestros país
está discutiendo asuntos tan importantes en los términos que proponen esa
investigación los ideólogos berretas de los medios masivos de comunicación. La
universidad tiene que estar allí ayudando a iluminar esos debates, ayudando a mejo-
rarlos, a darlos en otros términos. Eso implica un esfuerzo, implica un aprendizaje,
implica aprender otro lenguaje. Yo cada vez que prendo la televisión y me encuentro
con mi amigo Ricardo Donson explicando el resultado de sus muy universitarias
investigaciones de los problemas de la economía argentina me pone muy orgulloso. Ahí
está cumpliendo su papel la universidad, es mucho más importante que Ricardo esté
explicando que las cosas no son como las dibuja Marcelo Bonelli y no esté escribiendo
artículos en inglés para ser posdoctor en Historia que no tiene implicancias ni mejora la
vida de nadie. Es mucho más importante para el país, es mucho más importante para el
pueblo, para la calidad de las discusiones colectivas que debemos tener que nuestros
buenos investigadores sobre política, economía, sobre petróleo, sobre seguridad, cómo
puede ser que se discuta el problema de seguridad en la Argentina en los términos que
proponen los canales de la televisión teniendo en las universidades argentinas
La UES presidencia 70
los expertos extraordinarios que tenemos.
Hay un derecho del pueblo a la universidad y ese es también un derecho del público que es el
pueblo subespecie televisiva, o radial o mediática a contar con los aportes de la universidad
para discutir los problemas sobre lo que quiere discutir. Ahí la universidad tiene un desafío
interesante, me parece que la universidad debe tomarse en serio su condición de garante del
derecho individual de cientos de miles de tipos que están en ella y aprender y tratando de
aprender en ella y no siempre lográndolo por manos propias, que tiene que ser el garante de
los derechos de muchos otros que tienen ingresado y están pensando seriamente en ingresar
en un país que hoy los amerita para pensar en un destino universitario y que tiene que pensar
más ampliamente en la obligación que tiene de garantizar el derecho del pueblo, del Estado, de
las organizaciones públicas a apropiarse del fruto de sus esfuerzos.

Propuesta para el Desarrollo Comunitario:

Destinatario: La propuesta está dirigida a la comunidad universitaria, incluyendo estudiantes,


docentes, investigadores y personal administrativo, así como a organizaciones sociales y
gubernamentales locales.

Objetivo: El objetivo de la propuesta es fomentar una mayor integración y colaboración entre la


universidad y la comunidad local para promover el desarrollo sostenible y el bienestar de todos
los involucrados. Se busca establecer un diálogo continuo y acciones concretas que beneficien
a ambas partes.

Fundamento de la Propuesta:

Inclusión y Participación: Se fundamenta en la idea de que la universidad, como promotora del


desarrollo, debe abrir sus puertas a la comunidad y fomentar la participación activa de todos
los actores involucrados en la toma de decisiones.

Transferencia de Conocimiento: Se basa en la premisa de que la universidad tiene la


responsabilidad de compartir su conocimiento y recursos con la comunidad, contribuyendo así
al crecimiento y la mejora de la calidad de vida de todos.

Desarrollo Sostenible: La propuesta se sustenta en la noción de que el desarrollo debe ser


sostenible, equitativo y respetuoso con el medio ambiente, promoviendo prácticas y proyectos
que beneficien a las generaciones presentes y futuras.

En resumen, esta propuesta busca fortalecer los lazos entre la universidad y la comunidad,
promoviendo un enfoque colaborativo y orientado al desarrollo sostenible. Al fomentar la
participación, la transferencia de conocimiento y el respeto por el entorno, se espera generar
un impacto positivo y duradero en la comunidad, contribuyendo al bienestar y al progreso de
todos los involucrados.

Propuesta para el Desarrollo Comunitario en la Comunidad Jujeña a través de la Carrera de


Abogacía
Destinatario: Esta propuesta estára dirigida a la comunidad universitaria de la Universidad de
Jujuy, incluyendo estudiantes, docentes, investigadores y personal administrativo, así como a
organizaciones sociales, gubernamentales locales y la comunidad jujeña en general.

Objetivo: El objetivo de la propuesta es establecer una carrera de Abogacía en la Universidad


de Jujuy, diseñada para responder a las necesidades específicas de la comunidad jujeña. Se
buscara fomentar la justicia social, el desarrollo económico y la protección de los derechos
humanos, promoviendo una mayor integración entre la universidad y la comunidad local.

Fundamento de la Propuesta constara de estos pilares:

Inclusión y Participación: La implementación de la carrera de Abogacía fundamentara un


enfoque participativo, que incluirá a la comunidad local en el diseño del plan de estudios de la
carrera Abogacía y en la toma de decisiones académicas. Esto asegurará que la formación de
los futuros abogados esté alineada con las necesidades y valores de la comunidad jujeña,
respetando su idiosincrasia y tradiciones.

Transferencia de Conocimiento: Se crearán programas de extensión universitaria que permitan


a los estudiantes y docentes de la carrera de Abogacía trabajar en conjunto con la comunidad
en la resolución de problemas legales cotidianos. Esto incluirá clínicas jurídicas gratuitas,
talleres de educación legal y asesoramiento en derechos humanos, contribuyendo a mejorar la
calidad de vida y el acceso a la justicia en la región.

Desarrollo Sostenible: La propuesta se sustentará en un modelo de desarrollo sostenible,


promoviendo prácticas legales que respeten el medio ambiente y los recursos naturales de la
región. Además, se impulsarán proyectos de investigación y desarrollo que aborden
problemáticas locales, como el acceso a la tierra, el derecho ambiental y la protección de los
derechos de las comunidades indígenas.

Impacto Esperado:

La creación de una carrera de Abogacía en la Universidad de Jujuy fortalecerá los lazos entre la
universidad y la comunidad, promoviendo la justicia social y el desarrollo sostenible. Al
fomentar la inclusión, la participación activa y la transferencia de conocimiento, se espera
generar un impacto positivo y duradero en la comunidad jujeña, contribuyendo a su bienestar
y progreso. Esta propuesta no solo educará a futuros abogados, sino que también empoderará
a la comunidad a través del acceso a recursos legales y educativos, promoviendo un desarrollo
equitativo y sostenible para las generaciones presentes y futuras.
Propuesta para el Desarrollo Comunitario en la Comunidad Jujeña a través de la Carrera de
Abogacía

Destinatario: Esta propuesta está dirigida a la comunidad universitaria de la Universidad de


Jujuy, incluyendo estudiantes, docentes, investigadores y personal administrativo, así como a
organizaciones sociales, gubernamentales locales y la comunidad jujeña en general.

Objetivo: El objetivo de la propuesta es establecer una carrera de Abogacía en la Universidad


de Jujuy, diseñada para responder a las necesidades específicas de la comunidad jujeña. Se
busca fomentar la justicia social, el desarrollo económico y la protección de los derechos
humanos, promoviendo una mayor integración entre la universidad y la comunidad local.

Fundamento de la Propuesta:

Inclusión y Participación: La implementación de la carrera de Abogacía se fundamentará en un


enfoque participativo, que incluirá a la comunidad local en el diseño del plan de estudios y en
la toma de decisiones académicas. Esto asegurará que la formación de los futuros abogados
esté alineada con las necesidades y valores de la comunidad jujeña, respetando su idiosincrasia
y tradiciones.

Transferencia de Conocimiento: Se crearán programas de extensión universitaria que permitan


a los estudiantes y docentes de la carrera de Abogacía trabajar en conjunto con la comunidad
en la resolución de problemas legales cotidianos. Esto incluirá clínicas jurídicas gratuitas,
talleres de educación legal y asesoramiento en derechos humanos, contribuyendo a mejorar la
calidad de vida y el acceso a la justicia en la región.

Desarrollo Sostenible: La propuesta se sustentará en un modelo de desarrollo sostenible,


promoviendo prácticas legales que respeten el medio ambiente y los recursos naturales de la
región. Además, se impulsarán proyectos de investigación y desarrollo que aborden
problemáticas locales, como el acceso a la tierra, el derecho ambiental y la protección de los
derechos de las comunidades indígenas.

Impacto Esperado: La creación de una carrera de Abogacía en la Universidad de Jujuy


fortalecerá los lazos entre la universidad y la comunidad, promoviendo la justicia social y el
desarrollo sostenible. Al fomentar la inclusión, la participación activa y la transferencia de
conocimiento, se espera generar un impacto positivo y duradero en la comunidad jujeña,
contribuyendo a su bienestar y progreso. Esta propuesta no solo educará a futuros abogados,
sino que también empoderará a la comunidad a través del acceso a recursos legales y
educativos, promoviendo un desarrollo equitativo y sostenible para las generaciones presentes
y futuras.

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